Capítulo 317: Francisco sufre un infarto por Diego.

Bea quiere volver a Bulevar 21, pero Diego trata por todos los medios que no vuelva. Él la amenaza con denunciarla, pero ella intenta no hacerle caso, por lo que Diego se tiene que aguantar. Bea le pregunta a Elena si le dió su carta "al cara acelga", pero ella le dice que se la dió a Sandra.

Gonzalo regresa a México.

Sandra se da cuenta de que tiene la carta de Bea y va a Bulevar a dársela, pero sin querer ver a su hermano. Sandra le da la carta y se despide de Bea.

Santi y Bárbara siguen igual, ella le quiere pero no lo reconoce.

Paula y Sandra huyen ante el chantaje de Diego y se van a una casa de campo.

Bea rompe la carta de renuncia en mil pedazos delante de Diego, que éste se enfurece. La Directora Adjunta le reprovha a el Director General que haya amenazado a su hermana y que haya cancelado las clases de Inglés, pero él lo único que hace es burlarse de ella con Olarte.

Carol está en paro, pero no tiene ánimos para buscar empleo.

Bea le pide un favor a Nacho: que intente que ésta y Diego lleven la revista a medias, pero éste no está por la labor. Bea habla con Santi y él le cuenta que ya sabe que Nacho se le ha declarado, por lo que Santi habla con el abogado para que intente ayudar a Bea.

Benito le cuenta a las chicas que Sonsoles, Paula y Sandra han huido porque "el cara acelga las ha amenazado. Entretanto, Puri y Elena siguen de uñas y todos están enfadados con ellas por las clases de Inglés.

Álvaro sigue teniendo problemas, pero con su compañero de celda se lleva mejor.

Nacho acepta ayudar a Bea, pero ésta quiere que solo sean amigos. Para intentar que Diego no se haga con todo el poder tienen que contar con el apoyo de Francisco.

Echegaray piensa que su amada no siente lo mismo por él, pero él piensa que se equivoca cuando él y Caye pasan una situación amorosa.

Bea busca apoyo en Francisco para que Diego no se salga con la suya. Cuando Francisco se entera le pide explicaciones a el Director General, pero Diego canta una canción que hace que Francisco sufra un infarto por escucharla: AMAPOLA, LINDÍSIMA AMAPOLA.