Foro El secreto de Puente Viejo
Recuerdos del cielo 4 Los secretos de la casona
#0
06/06/2013 02:08
Hola, este es el primer fanfic que escribire acerca de Puente Viejo, no soy una experta pero espero hacerlo lo mejor posible, viendo la serie durante los ultimos meses, se me han venido varias ideas y quisiera compartirlas, saludos.
Sinopsis.
Tristan y Pepa estan consiguiendo la felicidad que tanto merecen, sin embargo una tragedia los separa, al parecer todo se ha acabado, pero los grandes amores, siempre tienen una esperanza incluso cuando todo parece imposible, se puede acabar el mundo entero, pero el verdadero amor permanece por siempre y para siempre.
Sinopsis.
Tristan y Pepa estan consiguiendo la felicidad que tanto merecen, sin embargo una tragedia los separa, al parecer todo se ha acabado, pero los grandes amores, siempre tienen una esperanza incluso cuando todo parece imposible, se puede acabar el mundo entero, pero el verdadero amor permanece por siempre y para siempre.
#1
06/06/2013 02:10
1 El amor a primera vista.
Habia salido de aquel lugar acompañando a mi hermana, Pepa, quien a pesar de las adversidades siempre me habia enseñado que nadie debe darse jamas por vencido, ella habia tenido una terrible decepcion, el hombre que juro amarla, la traiciono arrebatandole a su hijo recien nacido, el regalo mas preciado, que cualquier ser humano pudiera tener, Carlos Ulloa le habia jurado amor eterno, y ella le habia creido. ¿Como no hacerlo, cuando ella veia sus ojos aparentemente enamorados? Pero cuando la ambicion es mas fuerte que el amor, entonces este sentimiento no es sincero. La lluvia empezo a caer y yo senti que el frio me estaba calando los huesos, siempre he sido demasiado timida y caprichosa, a diferencia de mi hermana mayor, que aunque en aquellos momentos sintio desesperanza, se recupero inmediatamente, cuando encontramos el primer coche nos hospedamos en una humilde posada.
_ Esto es una injusticia, no deberiamos estar pasando por estas penurias _ Dije mientras hacia un puchero.
_ Laura, se que esto es dificil para ambas, pero estoy segura que siempre habra un sol detras de la oscuridad.
Ella estaba sentada, su traje, sencillo y hermoso al mismo tiempo, solo era opacado por sus hermosos ojos, que eran iguales a los de nuestra madre, Pepa es cinco años mayor que yo, y se hizo cargo de mi, cuando nuestros padres fallecieron, por mas caprichosa que yo pudiera ser, jamas podria ser desagradecida con mi hermana.
_ Se que aunque quieras mostrarte fuertes, estas triste por dentro.
_ ¿Y de que me sirve la tristeza? Me pregunto cariñosamente. Laurita de mi alma, niña mia, yo no puedo echarme a llorar por los rincones, cuando lo que mas deseo es encontrar a mi hijo, si me rindo ahora. ¿Que hare despues?
_ Comerse unas riquisimas empanadas, nuestra especialidad _ Dijo la posadera que se habia acercado, aunque por el bullicio que habia en el local, estabamos seguras que no habia escuchado nada de nuestra conversacion _ ¿Ustedes son forasteras? Deben serlo, yo conozco a todo el pueblo, mi nombre es Celeste Lopez, aunque todos aqui me conocen, como la tia Celeste, espero que la paseis muy bien. ¿De que quereis las empanadas, de jamon o de carne? Les aseguro que en todo Buena Ventura, jamas encontrareis nada igual, ahora se las traigo.
_ ¡Cielos que tipa tan fastidiosa! ¿Habeis escuchado como habla? Si parece una lora hablando por mil.
_ No deberias de que quejarte, se ha portado muy amable con nosotros.
_ Tienes razon, no deberia desquitarme con una inocente de todo lo que ha pasado.
La posadera nos sirvio las empanadas, y yo comprendi que deberia ser mas amable con ella, aquella noche comimos bastante, y como no teniamos con que pagar, Pepa se ofrecio a ayudar en la cocina, la posadera se nego al comienzo, diciendo que se trataba de una cortesia de la posada, porque eramos forasteras, y Pepa, expreso:
_ De todas maneras, quisiera darle las gracias.
Cuando habiamos cumplido nuestros deberes, de repente se escucho un terrible grito que venia de algunos de los comensales, Pepa salio de la cocina, y se acerco a la mujer que estaba en los momentos proximos al alumbramiento, era una chiquilla de unos catorce años, que venia acompañada de su pareja, que era un hombre diecisiete años mayor que ella, habian mandado llamar al medico, pero este se demoraba en venir, la llevaron de inmediato a una habitacion de la posada, y fue entonces cuando vi aquello, mi hermana a pesar de la tristeza que sentia de que le robaran a su hijo, se armo de valor y ayudo a que esa chiquilla diera a luz a una hermosa niña.
_ ¡Es un milagro! Exclamo el padre de la recien nacida, le estare eternamente agradecido.
_ No tiene que agradecer _ Dijo Pepa _ Lo importante es que su niña ha venido al mundo.
_ Mi nombre es Ricardo Santander, y ella es mi esposa Florencia.
La joven recostada en la cama, tomo la mano de Pepa, y con una mirada de agradecimiento, le dijo:
_ Jamas olvidaremos esto.
La pareja se quedo algunos dias, y despues se fue no sin antes dejarle una esquela a mi hermana.
"Estaremos siempre a vuestra disposicion, cuando vayais al pueblo que queda al sur de donde estais ahora"
Matias, el hijo de doña Celeste, se acerco entusiasmado, mientras su madre y nosotras estabamos limpiando.
_ ¡A un lado chiquillo! ¿No veis que te puedo ensuciar con tanto polvo?
_ Tengo muy buenas noticias.
_ ¿De que se trata?
_ He hablado con Leonarda, la hija del tabernero.
_ ¿Y que te ha dicho? ¡Habla de una vez!
_ Que algunos militares, se van a hospedar en el pueblo.
Habia salido de aquel lugar acompañando a mi hermana, Pepa, quien a pesar de las adversidades siempre me habia enseñado que nadie debe darse jamas por vencido, ella habia tenido una terrible decepcion, el hombre que juro amarla, la traiciono arrebatandole a su hijo recien nacido, el regalo mas preciado, que cualquier ser humano pudiera tener, Carlos Ulloa le habia jurado amor eterno, y ella le habia creido. ¿Como no hacerlo, cuando ella veia sus ojos aparentemente enamorados? Pero cuando la ambicion es mas fuerte que el amor, entonces este sentimiento no es sincero. La lluvia empezo a caer y yo senti que el frio me estaba calando los huesos, siempre he sido demasiado timida y caprichosa, a diferencia de mi hermana mayor, que aunque en aquellos momentos sintio desesperanza, se recupero inmediatamente, cuando encontramos el primer coche nos hospedamos en una humilde posada.
_ Esto es una injusticia, no deberiamos estar pasando por estas penurias _ Dije mientras hacia un puchero.
_ Laura, se que esto es dificil para ambas, pero estoy segura que siempre habra un sol detras de la oscuridad.
Ella estaba sentada, su traje, sencillo y hermoso al mismo tiempo, solo era opacado por sus hermosos ojos, que eran iguales a los de nuestra madre, Pepa es cinco años mayor que yo, y se hizo cargo de mi, cuando nuestros padres fallecieron, por mas caprichosa que yo pudiera ser, jamas podria ser desagradecida con mi hermana.
_ Se que aunque quieras mostrarte fuertes, estas triste por dentro.
_ ¿Y de que me sirve la tristeza? Me pregunto cariñosamente. Laurita de mi alma, niña mia, yo no puedo echarme a llorar por los rincones, cuando lo que mas deseo es encontrar a mi hijo, si me rindo ahora. ¿Que hare despues?
_ Comerse unas riquisimas empanadas, nuestra especialidad _ Dijo la posadera que se habia acercado, aunque por el bullicio que habia en el local, estabamos seguras que no habia escuchado nada de nuestra conversacion _ ¿Ustedes son forasteras? Deben serlo, yo conozco a todo el pueblo, mi nombre es Celeste Lopez, aunque todos aqui me conocen, como la tia Celeste, espero que la paseis muy bien. ¿De que quereis las empanadas, de jamon o de carne? Les aseguro que en todo Buena Ventura, jamas encontrareis nada igual, ahora se las traigo.
_ ¡Cielos que tipa tan fastidiosa! ¿Habeis escuchado como habla? Si parece una lora hablando por mil.
_ No deberias de que quejarte, se ha portado muy amable con nosotros.
_ Tienes razon, no deberia desquitarme con una inocente de todo lo que ha pasado.
La posadera nos sirvio las empanadas, y yo comprendi que deberia ser mas amable con ella, aquella noche comimos bastante, y como no teniamos con que pagar, Pepa se ofrecio a ayudar en la cocina, la posadera se nego al comienzo, diciendo que se trataba de una cortesia de la posada, porque eramos forasteras, y Pepa, expreso:
_ De todas maneras, quisiera darle las gracias.
Cuando habiamos cumplido nuestros deberes, de repente se escucho un terrible grito que venia de algunos de los comensales, Pepa salio de la cocina, y se acerco a la mujer que estaba en los momentos proximos al alumbramiento, era una chiquilla de unos catorce años, que venia acompañada de su pareja, que era un hombre diecisiete años mayor que ella, habian mandado llamar al medico, pero este se demoraba en venir, la llevaron de inmediato a una habitacion de la posada, y fue entonces cuando vi aquello, mi hermana a pesar de la tristeza que sentia de que le robaran a su hijo, se armo de valor y ayudo a que esa chiquilla diera a luz a una hermosa niña.
_ ¡Es un milagro! Exclamo el padre de la recien nacida, le estare eternamente agradecido.
_ No tiene que agradecer _ Dijo Pepa _ Lo importante es que su niña ha venido al mundo.
_ Mi nombre es Ricardo Santander, y ella es mi esposa Florencia.
La joven recostada en la cama, tomo la mano de Pepa, y con una mirada de agradecimiento, le dijo:
_ Jamas olvidaremos esto.
La pareja se quedo algunos dias, y despues se fue no sin antes dejarle una esquela a mi hermana.
"Estaremos siempre a vuestra disposicion, cuando vayais al pueblo que queda al sur de donde estais ahora"
Matias, el hijo de doña Celeste, se acerco entusiasmado, mientras su madre y nosotras estabamos limpiando.
_ ¡A un lado chiquillo! ¿No veis que te puedo ensuciar con tanto polvo?
_ Tengo muy buenas noticias.
_ ¿De que se trata?
_ He hablado con Leonarda, la hija del tabernero.
_ ¿Y que te ha dicho? ¡Habla de una vez!
_ Que algunos militares, se van a hospedar en el pueblo.
#2
07/06/2013 16:31
Me ha gustado mucho. Quizá no te comente, porque siempre ando mal de tiempo, pero te seguiré leyendo ;) A mí también me gusta escribir, aunque no lo hago de una forma tan fluida como tú. ¡Tengo mis más y mis menos con los puntos y las comas!
#3
12/06/2013 03:35
_ ¿Cuando vienen? Pregunto doña Celeste, poniendo las manos en la cintura.
_ En tres dias, quizas mañana en la noche _ Le respondio Matias.
_ Ponte de acuerdo, muchacho _ Le pidio su madre.
_ Creo que si no hay mal clima, estaran aqui mañana por la noche.
Mientras decias esas palabras, mi hermana me dirigio una sonrisa, y me dijo que Matias no dejaba de mirarme, yo de inmediato eche una mirada al chico, y me dio esa impresion, aunque no le di la menor importancia, varias veces Pepa me habia asegurado que se daria cuenta si es que alguien ponia los ojos en su hermana, aunque debiera decir que de las dos, ella era la mas guapa, al menos mi vanidad no era demasiado como para sentirme superior, doña Celeste dejo de limpiar, y de inmediato fantaseo con la idea de que los militares se hospedaran en su humilde posada.
_ ¿Se imaginan queridas niñas, todo lo que ganariamos con la visita de esos militares?
_ Creo que si tienen dinero, buscarian un hospedaje mas caro.
_ Quizas, pero esta posada es el unico lugar, ademas les queda de camino, para donde quieran ir.
_ ¿Y son demasiado especiales los militares? Pregunto Pepa de improviso.
_ En realidad, son como cualquier otro hombre ¿Porque lo preguntas?
_ Porque no me gustan los militares.
_ ¿Y se puede saber el motivo?
_ No me gusta nada que este relacionado con la guerra, me parece terrible.
En aquellos momentos me di cuenta que habia una mirada especial en mi hermana, y empece a recordar algo que estaba guardado en lo mas hondo de nuestros recuerdos, la violencia militar en nuestro pueblo habia sido terrible, eran recuerdos que aparecian en mi memoria, cada vez que alguien los mencionaba, aunque no era culpa mas que de la crueldad con la que se habian portado, Pepa se dio cuenta de mi turbacion, y cambio de tema, aunque con una sonrisa le dije que no se preocupara, y que no teniamos que sentirnos amenazadas por culpa de los militares.
_ Matias, por favor anda a la taberna y pidele a Leonarda que te de algunas botellas de su mejor bebida.
_ ¿Vodka?
_ Si, claro Vodka, ya sabeis que a los militares les encanta esa bebida.
_ Madre, es bebida es muy cara, y ya les debemos bastante.
_ ¿Y a ti que te importa? Tu pidele por lo menos unas tres cajas, que ya vere como se las pago.
La posadera cambio esa mirada de codicia por aquella de amabilidad con la que se dirigio a nosotras, nos pidio que descansaramos, aunque como era de esperarse, Pepa siguio porque ella era mas fuerte que un roble.
_ ¡Cielos! Llevas horas con la escoba _ Exclame, despues de varias horas de trabajo.
_ Pues en algo tengo que distraerme, yo me pongo mal cuando no hago nada, Laurita, deberias ver las bendiciones que tenemos, si no fuera por la tia Celeste, ahora no tendriamos donde vivir.
_ Teniamos una casa en San Blas.
_ Esa casa la tomaron los militares, cuando sucedio aquella tragedia.
_ La muerte de nuestros padres _ Dije lentamente.
_ Mejor no hablemos de cosas tristes.
Cuando salimos para servir las mesas a los clientes, de repente entro una mujer, que era la gobernadora, me sorprendi porque generalmente ese puesto lo ocupaban los hombres, pero tambien me entere que en el pueblo en donde estabamos, no le daban la importancia a las reglas cuando no era necesario hacerlo, la gobernadora era una mujer relativamente joven, de bonitas facciones, aunque habia en sus ojos habia una expresion de tristeza.
_ Doña Isabel. ¡Que placer nos da verla en esta humilde posada! Exclamo doña Celeste.
_ En realidad, lo unico que quiero es una copa de licor.
_ ¿Algun problema con el chiquillo?
_ Quisiera decir que no, pero Sergio, siempre hace todo lo que quiere.
_ Pepa, por favor, sirleve una copa a la gobernadora.
_ De acuerdo.
_ En realidad, prefiero una botella.
_ No deberia beber tanto.
_ Sirvame lo que le pido, y deje de hacer tantas preguntas.
_ Mi hermana no queria causarle molestias _ Le exprese de inmediato.
_ Que me den la botella, y todos estaremos tranquilos.
La gobernadora bebio la mitad de la botella de licor, aunque sus ojos seguian manteniendo esa tristeza, segun nos habia dicho uno de los comensales, su hijo Sergio, llegaria al mismo tiempo que los militares, aunque no era algo que estuviera confirmado del todo, y su madre decia que era alguien que siempre hacia su voluntad.
Al dia siguiente se tuvo mas trabajo de lo acostumbrado, porque la clientela abarroto la posada, como jamas lo habia hecho desde que habiamos llegado, y tambien las horas pasaron mas rapido que en cualquier otro dia, no eran mas de las diez de la noche, cuando, Pedro uno de los jornaleros de doña Isabel, entro bastante apurado.
_ ¿Que sucede contigo muchacho? Le pregunto doña Celeste.
_ Los militares acaban de llegar al pueblo y vienen a la posada.
_ En tres dias, quizas mañana en la noche _ Le respondio Matias.
_ Ponte de acuerdo, muchacho _ Le pidio su madre.
_ Creo que si no hay mal clima, estaran aqui mañana por la noche.
Mientras decias esas palabras, mi hermana me dirigio una sonrisa, y me dijo que Matias no dejaba de mirarme, yo de inmediato eche una mirada al chico, y me dio esa impresion, aunque no le di la menor importancia, varias veces Pepa me habia asegurado que se daria cuenta si es que alguien ponia los ojos en su hermana, aunque debiera decir que de las dos, ella era la mas guapa, al menos mi vanidad no era demasiado como para sentirme superior, doña Celeste dejo de limpiar, y de inmediato fantaseo con la idea de que los militares se hospedaran en su humilde posada.
_ ¿Se imaginan queridas niñas, todo lo que ganariamos con la visita de esos militares?
_ Creo que si tienen dinero, buscarian un hospedaje mas caro.
_ Quizas, pero esta posada es el unico lugar, ademas les queda de camino, para donde quieran ir.
_ ¿Y son demasiado especiales los militares? Pregunto Pepa de improviso.
_ En realidad, son como cualquier otro hombre ¿Porque lo preguntas?
_ Porque no me gustan los militares.
_ ¿Y se puede saber el motivo?
_ No me gusta nada que este relacionado con la guerra, me parece terrible.
En aquellos momentos me di cuenta que habia una mirada especial en mi hermana, y empece a recordar algo que estaba guardado en lo mas hondo de nuestros recuerdos, la violencia militar en nuestro pueblo habia sido terrible, eran recuerdos que aparecian en mi memoria, cada vez que alguien los mencionaba, aunque no era culpa mas que de la crueldad con la que se habian portado, Pepa se dio cuenta de mi turbacion, y cambio de tema, aunque con una sonrisa le dije que no se preocupara, y que no teniamos que sentirnos amenazadas por culpa de los militares.
_ Matias, por favor anda a la taberna y pidele a Leonarda que te de algunas botellas de su mejor bebida.
_ ¿Vodka?
_ Si, claro Vodka, ya sabeis que a los militares les encanta esa bebida.
_ Madre, es bebida es muy cara, y ya les debemos bastante.
_ ¿Y a ti que te importa? Tu pidele por lo menos unas tres cajas, que ya vere como se las pago.
La posadera cambio esa mirada de codicia por aquella de amabilidad con la que se dirigio a nosotras, nos pidio que descansaramos, aunque como era de esperarse, Pepa siguio porque ella era mas fuerte que un roble.
_ ¡Cielos! Llevas horas con la escoba _ Exclame, despues de varias horas de trabajo.
_ Pues en algo tengo que distraerme, yo me pongo mal cuando no hago nada, Laurita, deberias ver las bendiciones que tenemos, si no fuera por la tia Celeste, ahora no tendriamos donde vivir.
_ Teniamos una casa en San Blas.
_ Esa casa la tomaron los militares, cuando sucedio aquella tragedia.
_ La muerte de nuestros padres _ Dije lentamente.
_ Mejor no hablemos de cosas tristes.
Cuando salimos para servir las mesas a los clientes, de repente entro una mujer, que era la gobernadora, me sorprendi porque generalmente ese puesto lo ocupaban los hombres, pero tambien me entere que en el pueblo en donde estabamos, no le daban la importancia a las reglas cuando no era necesario hacerlo, la gobernadora era una mujer relativamente joven, de bonitas facciones, aunque habia en sus ojos habia una expresion de tristeza.
_ Doña Isabel. ¡Que placer nos da verla en esta humilde posada! Exclamo doña Celeste.
_ En realidad, lo unico que quiero es una copa de licor.
_ ¿Algun problema con el chiquillo?
_ Quisiera decir que no, pero Sergio, siempre hace todo lo que quiere.
_ Pepa, por favor, sirleve una copa a la gobernadora.
_ De acuerdo.
_ En realidad, prefiero una botella.
_ No deberia beber tanto.
_ Sirvame lo que le pido, y deje de hacer tantas preguntas.
_ Mi hermana no queria causarle molestias _ Le exprese de inmediato.
_ Que me den la botella, y todos estaremos tranquilos.
La gobernadora bebio la mitad de la botella de licor, aunque sus ojos seguian manteniendo esa tristeza, segun nos habia dicho uno de los comensales, su hijo Sergio, llegaria al mismo tiempo que los militares, aunque no era algo que estuviera confirmado del todo, y su madre decia que era alguien que siempre hacia su voluntad.
Al dia siguiente se tuvo mas trabajo de lo acostumbrado, porque la clientela abarroto la posada, como jamas lo habia hecho desde que habiamos llegado, y tambien las horas pasaron mas rapido que en cualquier otro dia, no eran mas de las diez de la noche, cuando, Pedro uno de los jornaleros de doña Isabel, entro bastante apurado.
_ ¿Que sucede contigo muchacho? Le pregunto doña Celeste.
_ Los militares acaban de llegar al pueblo y vienen a la posada.
#4
05/07/2013 21:22
Era casi la medianoche cuando se presentaron, no debian ser un grupo demasiado grande, apenas unos catorce militares, la mitad relativamente mayores, la otra mitad demasiado jovenes en comparacion de sus compañeros, todos vestian el traje militar de España, y habia entre todos una expresion de bondad, de autoridad y de cansancio por supuesto, sin duda alguna quien destacaba entre todos era un joven que tendria veintisiete años, y que era sin duda mas guapo que todos los militares que estaban a su lado sentado en una mesa larga, era facil darse cuenta de que venia de una familia de dinero, y me dio la impresion que de haber querido, sus padres hubieran usado sus influencias para evitar que pusiera su vida en peligro en un campo de batalla, pero al parecer esa era su voluntad.
_ Ha sido un viaje realmente casando _ Dijo uno de los militares mayores, tomandose una copa de licor.
_ En realidad creo que aqui la vamos a pasar muy bien _ Expreso el joven militar que yo habia visto.
_ ¿Deberas lo crees posible, Tristan?
_ Claro que si _ Dijo el joven, y me di cuenta de que sus ojos se posaron en mi hermana.
Cuando estabamos en la barra sirviendo las quesadillas con tocino, le dije con una sonrisa de amabilidad.
_ ¿Te das cuenta como te mira ese joven militar?
_ ¿De quien hablas?
_ Del que esta sentado levantando esa copa de vodka, creo que su nombre es Tristan.
_ No creo que me este mirando.
_ Claro que si, no te quita los ojos de encima.
_ Laurita, eres demasiado fantasiosa, y siempre andas diciendo que todos los hombres me miran.
_ Eres demasiado guapa ¿Como no quieres que te miren? Has impresionado a ese militar.
_ Sabes muy bien lo que pienso de ellos. ¿Habeis reconocido al mayor de todos?
_ No.
_ Es el coronel Ignacio Gardiner, que fue uno de los militares que tanto daño le hizo a nuestro pueblo.
Fue entonces cuando eche una mirada a aquella mesa y reconoci en aquel hombre de larga barba y de una gruesa contextura con todas sus medallas de reconocimiento, al capitan del ejercito que habia visto cuando era una niña, el recuerdo de aquella espantosa noche aparecio en mi memoria, y casi sufri un pequeño desmayo, por lo que de inmediato, doña Celeste y Pepa se ocuparon de mi, y me atendieron con toda la bondad y cariño que fuera posible, un militar de cabellos rubios y que habia tomado mas que los demas, llamo de inmediato a mi hermana.
_ ¡Chiquilla quiero que me sirvas otra vez una copa de vodka!
_ Esta bien ¿Aunque no le parece que no deberia bener tanto?
_ ¡No digas tonterias y haz lo que te pido!
Aunque era facil darse cuenta que aquel hombre no podia seguir tomando mas, debido a que su estado era deplorable, doña Celeste considero que no era necesario echar a perder sus ganancias por rechazar un pedido.
_ No hay ningun problema, el tipo puede seguir resistiendo mientras tengamos una botella de licor.
Sin embargo Pepa, no tuvo mejor idea que cambiar la bebida por un mate caliente para que no bebiera tanto, se acerco con la copa que supuestamente tenia vodka en su interior, y se la ofrecio al rubio militar, amablemente.
_ Aqui tiene.
_ Gracias.
El rubio militar acerco la copa a sus labios, y despues de probar un poco, la alejo tirandola a lo lejos y diciendo:
_ ¡Esto es cualquier cosa, menos vodka! ¿Habeis intentado verme la cara? ¡Yo quiero una botella de licor!
_ No deberia beber tanto.
_ ¿Y a ti eso que te importa?
De inmediato el rubio militar, viendo la belleza de Pepa, intento atraerla hacia el diciendole, burlonamente:
_ ¡Que linda chica! ¡Dame un beso preciosa!
Y trato de besarla, mientras que Pepa intentaba inutilmente de liberarse del dogal de aquellos brazos, era realmente terrible ver a aquel hombre intentando forzar a una muchacha que no le habia hecho nada malo.
Fue entonces cuando Tristan, se interpuso entre ellos, y alejando a Pepa del rubio militar, le dijo furioso:
_ ¡No vuelvas a tocarla!
_ Ha sido un viaje realmente casando _ Dijo uno de los militares mayores, tomandose una copa de licor.
_ En realidad creo que aqui la vamos a pasar muy bien _ Expreso el joven militar que yo habia visto.
_ ¿Deberas lo crees posible, Tristan?
_ Claro que si _ Dijo el joven, y me di cuenta de que sus ojos se posaron en mi hermana.
Cuando estabamos en la barra sirviendo las quesadillas con tocino, le dije con una sonrisa de amabilidad.
_ ¿Te das cuenta como te mira ese joven militar?
_ ¿De quien hablas?
_ Del que esta sentado levantando esa copa de vodka, creo que su nombre es Tristan.
_ No creo que me este mirando.
_ Claro que si, no te quita los ojos de encima.
_ Laurita, eres demasiado fantasiosa, y siempre andas diciendo que todos los hombres me miran.
_ Eres demasiado guapa ¿Como no quieres que te miren? Has impresionado a ese militar.
_ Sabes muy bien lo que pienso de ellos. ¿Habeis reconocido al mayor de todos?
_ No.
_ Es el coronel Ignacio Gardiner, que fue uno de los militares que tanto daño le hizo a nuestro pueblo.
Fue entonces cuando eche una mirada a aquella mesa y reconoci en aquel hombre de larga barba y de una gruesa contextura con todas sus medallas de reconocimiento, al capitan del ejercito que habia visto cuando era una niña, el recuerdo de aquella espantosa noche aparecio en mi memoria, y casi sufri un pequeño desmayo, por lo que de inmediato, doña Celeste y Pepa se ocuparon de mi, y me atendieron con toda la bondad y cariño que fuera posible, un militar de cabellos rubios y que habia tomado mas que los demas, llamo de inmediato a mi hermana.
_ ¡Chiquilla quiero que me sirvas otra vez una copa de vodka!
_ Esta bien ¿Aunque no le parece que no deberia bener tanto?
_ ¡No digas tonterias y haz lo que te pido!
Aunque era facil darse cuenta que aquel hombre no podia seguir tomando mas, debido a que su estado era deplorable, doña Celeste considero que no era necesario echar a perder sus ganancias por rechazar un pedido.
_ No hay ningun problema, el tipo puede seguir resistiendo mientras tengamos una botella de licor.
Sin embargo Pepa, no tuvo mejor idea que cambiar la bebida por un mate caliente para que no bebiera tanto, se acerco con la copa que supuestamente tenia vodka en su interior, y se la ofrecio al rubio militar, amablemente.
_ Aqui tiene.
_ Gracias.
El rubio militar acerco la copa a sus labios, y despues de probar un poco, la alejo tirandola a lo lejos y diciendo:
_ ¡Esto es cualquier cosa, menos vodka! ¿Habeis intentado verme la cara? ¡Yo quiero una botella de licor!
_ No deberia beber tanto.
_ ¿Y a ti eso que te importa?
De inmediato el rubio militar, viendo la belleza de Pepa, intento atraerla hacia el diciendole, burlonamente:
_ ¡Que linda chica! ¡Dame un beso preciosa!
Y trato de besarla, mientras que Pepa intentaba inutilmente de liberarse del dogal de aquellos brazos, era realmente terrible ver a aquel hombre intentando forzar a una muchacha que no le habia hecho nada malo.
Fue entonces cuando Tristan, se interpuso entre ellos, y alejando a Pepa del rubio militar, le dijo furioso:
_ ¡No vuelvas a tocarla!
#5
02/08/2013 00:33
La impresion de Pepa ante lo sucedido fue de lo mas evidente, estaba realmente sorprendida, jamas imagino que fuera precisamente un militar quien la defendiera, cuando varios unformados habian cometido toda clase de abusos en nuestro pueblo, Tristan la miro seriamente, aunque debo decir que habia cierta ternura en aquella mirada, con aquella expresion propia de los caballeros que han defendido el honor de una dama, le pregunto a mi hermana.
_ ¿Señorita se encuentra bien?
_ Claro que si.
_ Me alegro.
_ Quisiera darle las gracias.
_ No me parecia justo lo que aqui este miserable intentaba hacerle.
_ De todas maneras, ya estoy mejor, gracias.
Tristan queria manifestar su proteccion, aunque el nerviosismo de Pepa mas parecia una indiferencia, se habia alejado de el, y mientras regresaba a la barra, empezo a romper varios vasos, a causa de su repentina turbacion, se lo habia preguntado varias veces, pero ella con aquella seridad que pretendia esconder algo, me aseguro:
_ No es nada de lo que te estas imaginando.
_ ¿Y que me estoy imaginando?
_ Que ese hombre ha conseguido poner nerviosos mis sentimientos.
_ ¿Te gustaria saber su nombre?
_ No tengo porque hacerlo.
_ Te conozco y se que cuando dices eso, es porque estas realmente interesada.
_ Laura, sabes muy bien lo que pienso del amor, lo que menos quiero es enamorarme.
Me quede mirando a Pepa, al parecer sus ojos no mentian, aunque habia cierta expresion que me causaba dudas, al mismo tiempo que me habia dado cuenta de la discusion que el joven Tristan habia tenido con el rubio militar, quien seguia ahi tambaleandose de borracho, a pesar de que se encontrara sentado, no dejaba de quejarse.
_ No se porque habeis defendido a esa furcia.
_ ¡Basta Rodolfo! No deberias expresarte de esa manera.
_ ¿Y se puede saber porque la defiendes?
_ Porque ninguna mujer merece que nadie intente hacer lo que tu quisiste.
_ No dices mas que tonterias, las mujeres merecen ser tratadas como seres inferiores.
La mirada de Tristan demostraba a simple vista que estaba en contra de las palabras de ese hombre, el joven militar se habia acercado a la barra para pedirle una copa de vino, la seriedad de mi hermana, se mezclo con su turbacion, de inmediato le sirvio la bebida, pero despues el joven militar le dijo que se habia equivocado.
_ Me habeis servido vino blanco, me parece que estais nerviosa.
_ No es cierto.
_ ¿Cual es tu nombre?
_ Pepa Balmes.
_ Yo soy el capitan Tristan Ulloa Montenegro.
Mi hermana retrocedio ante aquellas palabras, aquel era el apellido del hombre que la traiciono.
Doña Celeste me habia pedido que fuera a la plaza del pueblo para comprar frutas para preparar un pastel, como no conocia el camino de regreso, ya que casi nunca salia de la posada, tuve que pasar por el rio, en aquellos momentos me encontraba sola y perdida, cuando de repente senti que alguien me tocaba una pierna y de inmediato me di la vuelta y con aquella expresion de quien tiene miedo, pero quiere esconderlo, grite seriamente:
_ ¿Quien esta ahi?
De inmediato vi que un joven estaba saliendo de aquellas aguas y me tape la cara para no ver su desnudez, cuando abri los ojos, el joven ya habia salido del agua, tenia los cabellos castaños casi negros y unos ojos bellisimos, aunque todo eso se fue a la borda cuando de inmediato se acerco y con una expresion de burla, dijo:
_ ¿Quien eres y porque rayos me estais viendo bañarme en el rio?
_ ¿Señorita se encuentra bien?
_ Claro que si.
_ Me alegro.
_ Quisiera darle las gracias.
_ No me parecia justo lo que aqui este miserable intentaba hacerle.
_ De todas maneras, ya estoy mejor, gracias.
Tristan queria manifestar su proteccion, aunque el nerviosismo de Pepa mas parecia una indiferencia, se habia alejado de el, y mientras regresaba a la barra, empezo a romper varios vasos, a causa de su repentina turbacion, se lo habia preguntado varias veces, pero ella con aquella seridad que pretendia esconder algo, me aseguro:
_ No es nada de lo que te estas imaginando.
_ ¿Y que me estoy imaginando?
_ Que ese hombre ha conseguido poner nerviosos mis sentimientos.
_ ¿Te gustaria saber su nombre?
_ No tengo porque hacerlo.
_ Te conozco y se que cuando dices eso, es porque estas realmente interesada.
_ Laura, sabes muy bien lo que pienso del amor, lo que menos quiero es enamorarme.
Me quede mirando a Pepa, al parecer sus ojos no mentian, aunque habia cierta expresion que me causaba dudas, al mismo tiempo que me habia dado cuenta de la discusion que el joven Tristan habia tenido con el rubio militar, quien seguia ahi tambaleandose de borracho, a pesar de que se encontrara sentado, no dejaba de quejarse.
_ No se porque habeis defendido a esa furcia.
_ ¡Basta Rodolfo! No deberias expresarte de esa manera.
_ ¿Y se puede saber porque la defiendes?
_ Porque ninguna mujer merece que nadie intente hacer lo que tu quisiste.
_ No dices mas que tonterias, las mujeres merecen ser tratadas como seres inferiores.
La mirada de Tristan demostraba a simple vista que estaba en contra de las palabras de ese hombre, el joven militar se habia acercado a la barra para pedirle una copa de vino, la seriedad de mi hermana, se mezclo con su turbacion, de inmediato le sirvio la bebida, pero despues el joven militar le dijo que se habia equivocado.
_ Me habeis servido vino blanco, me parece que estais nerviosa.
_ No es cierto.
_ ¿Cual es tu nombre?
_ Pepa Balmes.
_ Yo soy el capitan Tristan Ulloa Montenegro.
Mi hermana retrocedio ante aquellas palabras, aquel era el apellido del hombre que la traiciono.
Doña Celeste me habia pedido que fuera a la plaza del pueblo para comprar frutas para preparar un pastel, como no conocia el camino de regreso, ya que casi nunca salia de la posada, tuve que pasar por el rio, en aquellos momentos me encontraba sola y perdida, cuando de repente senti que alguien me tocaba una pierna y de inmediato me di la vuelta y con aquella expresion de quien tiene miedo, pero quiere esconderlo, grite seriamente:
_ ¿Quien esta ahi?
De inmediato vi que un joven estaba saliendo de aquellas aguas y me tape la cara para no ver su desnudez, cuando abri los ojos, el joven ya habia salido del agua, tenia los cabellos castaños casi negros y unos ojos bellisimos, aunque todo eso se fue a la borda cuando de inmediato se acerco y con una expresion de burla, dijo:
_ ¿Quien eres y porque rayos me estais viendo bañarme en el rio?
#6
02/08/2013 15:53
tengo curiosidad d saber como sigue tu historia
#7
02/08/2013 18:32
_ No lo estaba viendo _ Le dije de inmediato, mientras intentaba alejarme.
_ ¿Entonces si no estas aqui viendo a este Adonis? ¿Quien eres?
_ Laura Balmes, y trabajo en la posada.
_ ¿En la de la tia Celeste?
_ Claro que si.
_ Pues entonces, es comprensible que jamas nos hayamos visto, la unica que va a ese lugar es mi madre.
_ ¿La gobernadora?
_ Por supuesto.
_ ¿Entonces, usted es?
_ Sergio Velarde, el principe de Buena Ventura.
_ Me parece algo pretencioso.
_ Nunca es pretencioso, quien merece todos los halagos.
_ Es mejor que me vaya.
_ Niña, espera un momento. ¿Quieres que te lleve a la posada?
Antes me hubiera negado, pero como no sabia el camino de regreso, no me quedo mas remedio que aceptar, el joven habia dejado su caballo atado a un arbol, me pidio que subiera y de inmediato me llevo a la posada, era la primera vez que me subia a un caballo desde que habia sucedido aquella tragedia en nuestro pueblo, cuando estabamos cerca de la posada, el se alejo de mi riendose, y yo no pude imaginar siquiera cual era el motivo.
Pepa se encontraba en la habitacion tejiendo una bufanda, y ademas tenia el brillo en sus ojos, de tal manera que era dificil poder disimularlo, le pregunte cual era la causa de aquello, y ella con una sonrisa, al mismo tiempo que dejaba la madeja de lana y los palitos de tejer en una pequeña mesa, que estaba al costado, me dio:
_ Laura, he visto a la comadrona.
_ ¿Estas hablando de la mujer que te atendio en el parto?
_ Si, la vi pasar, pero no pude acercarme.
_ Quizas, solo fue una ilusion.
_ No, mi querida Laura, recuerdo muy bien a esa mujer y tambien su rostro.
_ Recuerdo que le decian la lunareja.
_ Entonces es imposible, poder olvidarla.
Pepa me dijo entre otras cosas, que estaba segura de que esa mujer deberia saber donde estaba su hijo, recordo que la misma noche que Carlos la habia traicionado, la partera habia desaparecido misteriosamente, ahora estaba convencida de que estaba en este pueblo, y por lo tanto estaba dispuesta a encontrarle y pedirle explicaciones.
_ ¿En serio piensas que Gertrudis sabe donde esta tu hijo?
_ Claro que si, es un presentimiento aqui en el corazon.
_ ¿Y ese presentimiento te dice algo en relacion a Tristan Ulloa?
_ Laurita, cuando empiezas con tus fantasias, eres inaguantable.
_ No me parece que sea una fantasia, lo he visto sentado a la mesa, y demasiado pensativo.
_ ¿Y quieres decir que esta pensando en mi?
_ Por supuesto.
_ Lamento que el capitan Ulloa, pierda su tiempo porque yo no pienso enamorarme.
_ ¿Y porque?
_ Porque no quiero que me vuelva a pasar lo mismo que me sucedio con Carlos.
_ Querida hermana, no todos los hombres son como el.
_ Pero lamentablemente, la mayoria lo son.
_ Se que no quieres volver a desilusionarte, pero el ni siquiera te ha dicho nada, y ya lo desprecias.
_ Es mas dificil de lo que te imaginas.
Abrace a mi hermana, y despues con una sonrisa me pregunto como habia podido regresar a la posada.
_ ¿Quien te trajo de regreso?
_ Sergio Velarde, el hijo de la gobernadora.
_ ¿Ha sido amable contigo?
_ Claro que si.
_ Doña Celeste, nos dijo que es un joven demasiado pretencioso.
_ Y no se equivoca, pero ha sido amable conmigo.
Cuando salimos, me dirigi a recoger los trastos que los clientes habian dejado, mientras que Tristan se habia acercado a Pepa, quiso conversar un poco con ella, mi hermana al comienzo intento alejarse, pero Tristan le tomo una mano, y le pidio que lo escuchara aunque fuera un momento, por lo que pude saber, esto fue lo que dijeron:
_ Quisiera poder hablar con usted.
_ ¿De que se trata?
_ Quisiera saber porque me huye.
_ No le estoy huyendo.
_ Pues su actitud dice todo lo contrario.
_ Se equivoca.
Los ojos de Tristan se posaron en mi hermana y despues saco una flor y se la entrego con una sonrisa.
_ ¿Que es esto?
_ Una flor para el mas bello jardin.
Mi hermana se quedo realmente sorprendida ante esas palabras, mientras tenia la flor en sus manos.
_ ¿Entonces si no estas aqui viendo a este Adonis? ¿Quien eres?
_ Laura Balmes, y trabajo en la posada.
_ ¿En la de la tia Celeste?
_ Claro que si.
_ Pues entonces, es comprensible que jamas nos hayamos visto, la unica que va a ese lugar es mi madre.
_ ¿La gobernadora?
_ Por supuesto.
_ ¿Entonces, usted es?
_ Sergio Velarde, el principe de Buena Ventura.
_ Me parece algo pretencioso.
_ Nunca es pretencioso, quien merece todos los halagos.
_ Es mejor que me vaya.
_ Niña, espera un momento. ¿Quieres que te lleve a la posada?
Antes me hubiera negado, pero como no sabia el camino de regreso, no me quedo mas remedio que aceptar, el joven habia dejado su caballo atado a un arbol, me pidio que subiera y de inmediato me llevo a la posada, era la primera vez que me subia a un caballo desde que habia sucedido aquella tragedia en nuestro pueblo, cuando estabamos cerca de la posada, el se alejo de mi riendose, y yo no pude imaginar siquiera cual era el motivo.
Pepa se encontraba en la habitacion tejiendo una bufanda, y ademas tenia el brillo en sus ojos, de tal manera que era dificil poder disimularlo, le pregunte cual era la causa de aquello, y ella con una sonrisa, al mismo tiempo que dejaba la madeja de lana y los palitos de tejer en una pequeña mesa, que estaba al costado, me dio:
_ Laura, he visto a la comadrona.
_ ¿Estas hablando de la mujer que te atendio en el parto?
_ Si, la vi pasar, pero no pude acercarme.
_ Quizas, solo fue una ilusion.
_ No, mi querida Laura, recuerdo muy bien a esa mujer y tambien su rostro.
_ Recuerdo que le decian la lunareja.
_ Entonces es imposible, poder olvidarla.
Pepa me dijo entre otras cosas, que estaba segura de que esa mujer deberia saber donde estaba su hijo, recordo que la misma noche que Carlos la habia traicionado, la partera habia desaparecido misteriosamente, ahora estaba convencida de que estaba en este pueblo, y por lo tanto estaba dispuesta a encontrarle y pedirle explicaciones.
_ ¿En serio piensas que Gertrudis sabe donde esta tu hijo?
_ Claro que si, es un presentimiento aqui en el corazon.
_ ¿Y ese presentimiento te dice algo en relacion a Tristan Ulloa?
_ Laurita, cuando empiezas con tus fantasias, eres inaguantable.
_ No me parece que sea una fantasia, lo he visto sentado a la mesa, y demasiado pensativo.
_ ¿Y quieres decir que esta pensando en mi?
_ Por supuesto.
_ Lamento que el capitan Ulloa, pierda su tiempo porque yo no pienso enamorarme.
_ ¿Y porque?
_ Porque no quiero que me vuelva a pasar lo mismo que me sucedio con Carlos.
_ Querida hermana, no todos los hombres son como el.
_ Pero lamentablemente, la mayoria lo son.
_ Se que no quieres volver a desilusionarte, pero el ni siquiera te ha dicho nada, y ya lo desprecias.
_ Es mas dificil de lo que te imaginas.
Abrace a mi hermana, y despues con una sonrisa me pregunto como habia podido regresar a la posada.
_ ¿Quien te trajo de regreso?
_ Sergio Velarde, el hijo de la gobernadora.
_ ¿Ha sido amable contigo?
_ Claro que si.
_ Doña Celeste, nos dijo que es un joven demasiado pretencioso.
_ Y no se equivoca, pero ha sido amable conmigo.
Cuando salimos, me dirigi a recoger los trastos que los clientes habian dejado, mientras que Tristan se habia acercado a Pepa, quiso conversar un poco con ella, mi hermana al comienzo intento alejarse, pero Tristan le tomo una mano, y le pidio que lo escuchara aunque fuera un momento, por lo que pude saber, esto fue lo que dijeron:
_ Quisiera poder hablar con usted.
_ ¿De que se trata?
_ Quisiera saber porque me huye.
_ No le estoy huyendo.
_ Pues su actitud dice todo lo contrario.
_ Se equivoca.
Los ojos de Tristan se posaron en mi hermana y despues saco una flor y se la entrego con una sonrisa.
_ ¿Que es esto?
_ Una flor para el mas bello jardin.
Mi hermana se quedo realmente sorprendida ante esas palabras, mientras tenia la flor en sus manos.
#8
03/08/2013 00:24
sigue cuando puedas, q me esta gustando
#9
03/08/2013 01:43
2 La familia de Tristan
Tristan Ulloa Montenegro, era el hijo mayor de doña Francisca Montenegro Villasanti, y era su hijo unico cuando la buena señora, lo consideraba necesario, el pueblo natural de donde procedia aquella familia era Puente Viejo, que quedaba al sur de Buena Ventura, el pueblo en donde se encuentra Tristan, sin embargo habia preferido no ir a casa de su madre, debido a que no queria saber nada sobre los deseos que ella tenia de poder controlarlo, la hermana menor de Tristan, Soledad, era una muchacha, hermosa, dulce y al mismo tiempo triste, la señorita tenia el deseo de ser actriz y de participar en una revista musical, sin embargo su madre, dominante como nadie en el mundo, queria que su hija fuera monja, y ademas con la mayor de las crueldades, le decia que no tenia aptitudes para el teatro.
_ Te lo he dicho mas de una vez, eres demasiado torpe en el escenario, jamas habia visto a nadie que fuera tan inutil mientras queria declamar un fragmento de Romeo y Julieta, habeis hecho el peor de los ridiculos.
_ ¿Y por eso, quieres que me convierta en monja?
_ No es solo por eso, es ademas porque a diferencia de tu hermano, no eres guapa.
_ Lo seria, si me permitieras vestirme como yo quiero.
_ ¿Para que despues digan que eres una ramera? ¡Jamas!
_ Lamento que pienses de esa manera de tu propia hija.
_ No digas tantos sentimentalismos, que me provocas un fuerte dolor de cabeza.
Soledad se fue de la estancia, con la mirada desencajada y esa angustia que siempre se presentaba en ella cada vez que era despreciada por su madre. ¿Cual era el motivo? No lo sabia, se imaginaba que el favoritismo de su madre por su hermano Tristan, era porque servia a la patria, pero de todas maneras era incomprensible, la joven subio a sus habitaciones, tenia tres en la casa, una para su piano, otra para sus libros, y por ultimo su alcoba, la joven entro a la primera de sus tres habitaciones y en medio de sus tristezas, se puso a tocar su querido piano.
En el pueblo vivia don Manuel Davila con su hija Ursula, una señorita pretenciosa y arrogante que era la prometida de Tristan, aunque debemos saber que esto lo habian decidido con doña Francisca, sin decirle nada al joven militar, el caballero y su hija habian ido a visitar a doña Francisca, y la buena señora los recibio amablemente.
_ Me alegra de que hallais venido a verme.
_ Para nostros es un placer, saber que pronto vamos a emparentar.
_ ¿Y Tristan ya sabe que esta comprometido conmigo?
_ Cuando regrese le daremos la gran sorpresa, estoy segura de que se quedara encantado.
_ Eso seria lo mas natural.
Mientras decia esas palabras, la señorita Ursula, empezo a caminar por la estancia de una manera pretenciosa, alzaba la mirada al cielo con un gesto demasiado altivo, sin duda alguna la humildad no habia sido creada para ella, siendo la hija unica de don Manuel y de su esposa, Hortencia, quien por motivos de salud jamas salia de su casa, la señorita Ursula detestaba la caridad hacia los pobres, y jamas iba a la iglesia, porque lo consideraba un lugar obligatorio para despues hacer caridad, habia recibido los sacramentos mas por deseos de su madre, pero jamas por su voluntad, porque a fin de cuentas, la señorita Ursula era orgullosa, y de ninguna manera era cristiana.
_ Espero que el domingo me acompañes a misa.
_ ¿A misa? ¡Que aburrido! Prefiero quedarme escuchando a Soledad tocar el piano.
_ Perderias tu tiempo querida, ademas deberias hacer lo que yo te ordene.
_ Mi hija es algo caprichosa, pero no es una mala persona.
_ La acompañare a la iglesia, pero me quedare afuera.
Doña Francisca sonrio, porque a fin de cuentas le gusta la personalidad de la señorita Ursula, la tenia muy por encima de su hija Soledad, y estaba segura de que seria la esposa ideal para su hijo Tristan, mientras se mantiene la conversacion, se presento la criada y con una expresion de angustia se acerco a su señora.
_ ¿Que sucede contigo, Mariana?
_ Señora, don Carlos acaba de llegar.
La impresion de Pepa al recbir esa flor fue demasiado evidente, aunque ella quisiera negarlo, la tuvo en sus manos durante un buen rato, y despues de una timidez que no le permitia hablar, queriendo decir lo contrario, pero siempre acercando la hermosa flor a sus labios y despues de varios minutos, le dijo con una sonrisa.
_ Gracias.
_ Me alegra poder ves esa preciosa sonrisa en tu mirada, seria demasiado triste, no poder verla.
_ ¿Que es lo que pretende?
_ Me gustaria que fueramos amigos.
En esos momentos vi que Tristan tomaba las manos de mi hermana, mientras que ella intentaba alejarlas, aunque en realidad daba la impresion de que en el fondo lo que mas queria era que sus manos quedaran acariciadas por las de aquel apuesto militar, note la sonrisa que siempre ella tenia, cuando parecia que podia tener una ilusion.
_ No se si eso sea lo mas adecuado.
_ Pues no tiene nada de malo que yo quiera regalarte una flor.
_ Esta bien.
Tristan pidio una copa de vino y le insistio de una manera cariñosa a Pepa, para que lo acompañara a la mesa, al comienzo Pepa no quiso aceptar, y me pidio con la mirada que le diera algun pretexto para ir a la barra, sin embargo, me gustaba ese militar para mi hermana y lo que menos queria era que ahora pudieran separarse.
_ ¿Desde cuando estas en este pueblo?
_ Un mes.
_ La chiquilla que se encuentra en la barra. ¿Es algun familiar?
_ Es mi hermana, Laura.
_ ¿Y piensan quedarse para siempre en Buena Ventura?
_ Claro que si. ¿Porque?
_ Porque en una semana todos los militares nos iremos de aqui, yo personalmente me ire a casa, y solo nos volveremos a juntar cuando haya la posibilidad de un conflicto de guerra, pero despues seria imposible.
En aquellos momentos, note cierta tristeza en mi hermana y me di cuenta de cual seria el motivo de su angustia.
Doña Isabel, la gobernadora habia entrado en la posada tambaleandose de borracha, mientras le pedia a la tia Celeste que le sirviera unas empanadas bañadas en azucar, algo que por supuesto resultaba imposible, la posadera se nego, debido que demasiado azucar le haria daño y en cambio le ofrecio unos panecillos.
_ No quiero que me des otra cosa que no sean empanadas con azucar.
_ Comprenda, que le haran daño.
_ Eso a usted no le importa.
_ Tranquilicese.
_ No quiero.
Sergio Velarde entro para llevarse a su madre de la posada, y apenas me dirigio una mirada.
Tristan Ulloa Montenegro, era el hijo mayor de doña Francisca Montenegro Villasanti, y era su hijo unico cuando la buena señora, lo consideraba necesario, el pueblo natural de donde procedia aquella familia era Puente Viejo, que quedaba al sur de Buena Ventura, el pueblo en donde se encuentra Tristan, sin embargo habia preferido no ir a casa de su madre, debido a que no queria saber nada sobre los deseos que ella tenia de poder controlarlo, la hermana menor de Tristan, Soledad, era una muchacha, hermosa, dulce y al mismo tiempo triste, la señorita tenia el deseo de ser actriz y de participar en una revista musical, sin embargo su madre, dominante como nadie en el mundo, queria que su hija fuera monja, y ademas con la mayor de las crueldades, le decia que no tenia aptitudes para el teatro.
_ Te lo he dicho mas de una vez, eres demasiado torpe en el escenario, jamas habia visto a nadie que fuera tan inutil mientras queria declamar un fragmento de Romeo y Julieta, habeis hecho el peor de los ridiculos.
_ ¿Y por eso, quieres que me convierta en monja?
_ No es solo por eso, es ademas porque a diferencia de tu hermano, no eres guapa.
_ Lo seria, si me permitieras vestirme como yo quiero.
_ ¿Para que despues digan que eres una ramera? ¡Jamas!
_ Lamento que pienses de esa manera de tu propia hija.
_ No digas tantos sentimentalismos, que me provocas un fuerte dolor de cabeza.
Soledad se fue de la estancia, con la mirada desencajada y esa angustia que siempre se presentaba en ella cada vez que era despreciada por su madre. ¿Cual era el motivo? No lo sabia, se imaginaba que el favoritismo de su madre por su hermano Tristan, era porque servia a la patria, pero de todas maneras era incomprensible, la joven subio a sus habitaciones, tenia tres en la casa, una para su piano, otra para sus libros, y por ultimo su alcoba, la joven entro a la primera de sus tres habitaciones y en medio de sus tristezas, se puso a tocar su querido piano.
En el pueblo vivia don Manuel Davila con su hija Ursula, una señorita pretenciosa y arrogante que era la prometida de Tristan, aunque debemos saber que esto lo habian decidido con doña Francisca, sin decirle nada al joven militar, el caballero y su hija habian ido a visitar a doña Francisca, y la buena señora los recibio amablemente.
_ Me alegra de que hallais venido a verme.
_ Para nostros es un placer, saber que pronto vamos a emparentar.
_ ¿Y Tristan ya sabe que esta comprometido conmigo?
_ Cuando regrese le daremos la gran sorpresa, estoy segura de que se quedara encantado.
_ Eso seria lo mas natural.
Mientras decia esas palabras, la señorita Ursula, empezo a caminar por la estancia de una manera pretenciosa, alzaba la mirada al cielo con un gesto demasiado altivo, sin duda alguna la humildad no habia sido creada para ella, siendo la hija unica de don Manuel y de su esposa, Hortencia, quien por motivos de salud jamas salia de su casa, la señorita Ursula detestaba la caridad hacia los pobres, y jamas iba a la iglesia, porque lo consideraba un lugar obligatorio para despues hacer caridad, habia recibido los sacramentos mas por deseos de su madre, pero jamas por su voluntad, porque a fin de cuentas, la señorita Ursula era orgullosa, y de ninguna manera era cristiana.
_ Espero que el domingo me acompañes a misa.
_ ¿A misa? ¡Que aburrido! Prefiero quedarme escuchando a Soledad tocar el piano.
_ Perderias tu tiempo querida, ademas deberias hacer lo que yo te ordene.
_ Mi hija es algo caprichosa, pero no es una mala persona.
_ La acompañare a la iglesia, pero me quedare afuera.
Doña Francisca sonrio, porque a fin de cuentas le gusta la personalidad de la señorita Ursula, la tenia muy por encima de su hija Soledad, y estaba segura de que seria la esposa ideal para su hijo Tristan, mientras se mantiene la conversacion, se presento la criada y con una expresion de angustia se acerco a su señora.
_ ¿Que sucede contigo, Mariana?
_ Señora, don Carlos acaba de llegar.
La impresion de Pepa al recbir esa flor fue demasiado evidente, aunque ella quisiera negarlo, la tuvo en sus manos durante un buen rato, y despues de una timidez que no le permitia hablar, queriendo decir lo contrario, pero siempre acercando la hermosa flor a sus labios y despues de varios minutos, le dijo con una sonrisa.
_ Gracias.
_ Me alegra poder ves esa preciosa sonrisa en tu mirada, seria demasiado triste, no poder verla.
_ ¿Que es lo que pretende?
_ Me gustaria que fueramos amigos.
En esos momentos vi que Tristan tomaba las manos de mi hermana, mientras que ella intentaba alejarlas, aunque en realidad daba la impresion de que en el fondo lo que mas queria era que sus manos quedaran acariciadas por las de aquel apuesto militar, note la sonrisa que siempre ella tenia, cuando parecia que podia tener una ilusion.
_ No se si eso sea lo mas adecuado.
_ Pues no tiene nada de malo que yo quiera regalarte una flor.
_ Esta bien.
Tristan pidio una copa de vino y le insistio de una manera cariñosa a Pepa, para que lo acompañara a la mesa, al comienzo Pepa no quiso aceptar, y me pidio con la mirada que le diera algun pretexto para ir a la barra, sin embargo, me gustaba ese militar para mi hermana y lo que menos queria era que ahora pudieran separarse.
_ ¿Desde cuando estas en este pueblo?
_ Un mes.
_ La chiquilla que se encuentra en la barra. ¿Es algun familiar?
_ Es mi hermana, Laura.
_ ¿Y piensan quedarse para siempre en Buena Ventura?
_ Claro que si. ¿Porque?
_ Porque en una semana todos los militares nos iremos de aqui, yo personalmente me ire a casa, y solo nos volveremos a juntar cuando haya la posibilidad de un conflicto de guerra, pero despues seria imposible.
En aquellos momentos, note cierta tristeza en mi hermana y me di cuenta de cual seria el motivo de su angustia.
Doña Isabel, la gobernadora habia entrado en la posada tambaleandose de borracha, mientras le pedia a la tia Celeste que le sirviera unas empanadas bañadas en azucar, algo que por supuesto resultaba imposible, la posadera se nego, debido que demasiado azucar le haria daño y en cambio le ofrecio unos panecillos.
_ No quiero que me des otra cosa que no sean empanadas con azucar.
_ Comprenda, que le haran daño.
_ Eso a usted no le importa.
_ Tranquilicese.
_ No quiero.
Sergio Velarde entro para llevarse a su madre de la posada, y apenas me dirigio una mirada.
#10
04/08/2013 00:53
este finde tienes esto abandonao jejej
#11
04/08/2013 01:51
Sergio intento convencer a su madre, de hecho era la primera vez que visitaba la posada, segun lo que el me dijera no estaba interesado en visitar jamas una posada, sin embargo el terrible estado en el cual se encontraba su madre, provoco que viniera de prisa, habia seriedad en sus ojos, la misma que jamas encontre cuando lo conoci en el rio, estaba demasiado interesada en saber si era un chico discolo o serio y era mas por curiosidad, que por cualquier otra cosa, a menos esa es la idea que de momento esta en mi mente, el estado de doña Isabel era tan fuerte, que Tristan se ofrecio a ayudar a Sergio, para que llevaran a su madre a descansar, al comienzo la tia Celeste, le ofrecio una de sus habitaciones para que descansara, sin embargo a pesar de su estado, la gobernadora dejo bien claro que no queria estar ahi, por lo cual Sergio le pidio que a Tristan que los acompañara, al mismo tiempo que el joven militar se lo pidio a Pepa, debido a que la enfemera de la gobernadora se encontraba de viaje, y como mi hermana no queria, estar a solas con Tristan, porque no queria verse tentada, me pidio que la acompañara y nos fuimos.
La casa de la gobernadora era una vivienda hermosa y demasiado elegante, al menos para mis ojos que jamas habian visto tanta majuestuosidad, llegamos ahi en menos de una hora, la dama estaba durmiendo en el coche, mientras que Pepa se estaba ocupando de ella, cuando llegamos una criada de aspecto gitanesco abrio la puerta.
_ Joven ¿Usted a estas horas?
_ No hagais preguntas, y sube a preparar la habitacion de mi madre.
_ ¿De nuevo se ha embriagado? ¡No tiene remedio!
_ No deberias hablar de esa manera, y date prisa en obdecer mis ordenes.
_ Esta bien _ Despues me parecio escuchar una frase que no me gusto _ Quisiera que no tuviera hijos.
Aunque la frase me habia dejado sorprendida, nadie la habia escuchado, Matilde era una mujer de casi unos 40 años, de contextura delgada, que casi parecia que estuviera enferma, tenia los ojos negros y ademas siempre usaba un pañuelo en la cabeza, vestia de criada, aunque todos sus movimientos eran los de una señora, o al menos de una mujer que quisiera poder serlo, nos llevo hacia la habitacion de doña Isabel, quien era acompañada por Tristan y Sergio, Pepa se mantenia a mi lado, sin embargo cuando la criada abrio la puerta, fue necesario que cambiara de lugar y tuvo que estar al lado de Tristan, quien no dejaba de mirarla con demasiado arrobamiento.
_ ¿Estais temblando?
_ No es cierto.
_ Claro que si, estais tiritando, ese traje no abriga demasiado.
Fue en esos momentos cuando Tristan se quito el abrio y se lo ofrecio a mi hermana, quien al comienzo intento rechazarlo, sin embargo la insistencia tan amable de aquel militar, y la ternura en su mirada provoco que mi hermana aceptara aquel precioso detalle y de inmediato Tristan abrigo sus espaldas, con demasiada ternura.
_ Gracias.
_ No tienes nada que agradecer, solo es un pequeño detalle.
_ ¿Porque teneis tantas atenciones conmigo?
_ Porque eres especial.
_ ¿Especial?
_ Claro que si.
Tristan intento decirle algo, sin embargo la subita interrupcion de doña Isabel, quien se habia despertado, quejandose de un dolor de cabeza, provoco que Pepa estuviera mas pendiente de ella, vi los ojos de Tristan, y me di cuenta que las pretenciones que tenia con mi hermana iban mas alla de una simple amistad, me gustaba la idea, era un buen hombre y mi hermana se merecia tener una ilusion, aunque ella misma quisiera negarselo, Sergio se fue antes de que su madre fuera acostada, y de nuevo empezo a provocarme un monton de dudas.
Mientras tanto en Puente Viejo, doña Francisca le pidio a Mariana que hiciera pasar a don Carlos, era un hombre relativamente joven y que ademas tenia una fuerte adiccion al tabaco, por lo que siempre no podia dejar de fumar, sin embargo en aquella ocasion dejo los cigarros en su casa, porque doña Francisca odiaba todos los vicios.
_ Hasta que al fin llegas. ¿Que es lo que quieres?
_ Francisca, quisiera pedirte un favor.
_ ¡No hay un solo dia en que no me pidas que haga algo por ti! ¿De que se trata?
_ Mi esposa dio a luz hace un mes, y quisiera que ella y mi hijo pudieran pasar un tiempo en la casona.
_ ¿Entonces Consuelo, al fin ha dejado de ser una leña seca?
_ No hableis asi de mi esposa.
_ Escuche que tuviste algunos amorios con una chiquilla cuando estabas en San Blas.
Carlos bajo la mirada, como si empezara a recordar algo que le era bastante lejano, sin embargo recuperandose de inmediato, le dio a su tia, que era necesario que viajara a Madrid, mientras que su esposa y su hijo recien nacido pasarian una temporada en la casona, debido al caracter sumiso de Consuelo, Francisca termino por aceptar, y se lo manifesto enseguida a su sobrino, quien de inmediato expreso una sonrisa de satisfaccion.
Sin embargo cuando Carlos, salio de la casona y estaba subiendo a su coche, de inmediato todos los recuerdos de lo sucedio hacia dos meses, le empezaron a saltar en la cara, no queria de ninguna manera que todo lo que habia hecho para tener un hijo dentro del matrimonio pudiera irse por la borda, y de inmediato, expreso con angustia.
_ Tengo que evitar que el pasado regrese a mi vida.
La casa de la gobernadora era una vivienda hermosa y demasiado elegante, al menos para mis ojos que jamas habian visto tanta majuestuosidad, llegamos ahi en menos de una hora, la dama estaba durmiendo en el coche, mientras que Pepa se estaba ocupando de ella, cuando llegamos una criada de aspecto gitanesco abrio la puerta.
_ Joven ¿Usted a estas horas?
_ No hagais preguntas, y sube a preparar la habitacion de mi madre.
_ ¿De nuevo se ha embriagado? ¡No tiene remedio!
_ No deberias hablar de esa manera, y date prisa en obdecer mis ordenes.
_ Esta bien _ Despues me parecio escuchar una frase que no me gusto _ Quisiera que no tuviera hijos.
Aunque la frase me habia dejado sorprendida, nadie la habia escuchado, Matilde era una mujer de casi unos 40 años, de contextura delgada, que casi parecia que estuviera enferma, tenia los ojos negros y ademas siempre usaba un pañuelo en la cabeza, vestia de criada, aunque todos sus movimientos eran los de una señora, o al menos de una mujer que quisiera poder serlo, nos llevo hacia la habitacion de doña Isabel, quien era acompañada por Tristan y Sergio, Pepa se mantenia a mi lado, sin embargo cuando la criada abrio la puerta, fue necesario que cambiara de lugar y tuvo que estar al lado de Tristan, quien no dejaba de mirarla con demasiado arrobamiento.
_ ¿Estais temblando?
_ No es cierto.
_ Claro que si, estais tiritando, ese traje no abriga demasiado.
Fue en esos momentos cuando Tristan se quito el abrio y se lo ofrecio a mi hermana, quien al comienzo intento rechazarlo, sin embargo la insistencia tan amable de aquel militar, y la ternura en su mirada provoco que mi hermana aceptara aquel precioso detalle y de inmediato Tristan abrigo sus espaldas, con demasiada ternura.
_ Gracias.
_ No tienes nada que agradecer, solo es un pequeño detalle.
_ ¿Porque teneis tantas atenciones conmigo?
_ Porque eres especial.
_ ¿Especial?
_ Claro que si.
Tristan intento decirle algo, sin embargo la subita interrupcion de doña Isabel, quien se habia despertado, quejandose de un dolor de cabeza, provoco que Pepa estuviera mas pendiente de ella, vi los ojos de Tristan, y me di cuenta que las pretenciones que tenia con mi hermana iban mas alla de una simple amistad, me gustaba la idea, era un buen hombre y mi hermana se merecia tener una ilusion, aunque ella misma quisiera negarselo, Sergio se fue antes de que su madre fuera acostada, y de nuevo empezo a provocarme un monton de dudas.
Mientras tanto en Puente Viejo, doña Francisca le pidio a Mariana que hiciera pasar a don Carlos, era un hombre relativamente joven y que ademas tenia una fuerte adiccion al tabaco, por lo que siempre no podia dejar de fumar, sin embargo en aquella ocasion dejo los cigarros en su casa, porque doña Francisca odiaba todos los vicios.
_ Hasta que al fin llegas. ¿Que es lo que quieres?
_ Francisca, quisiera pedirte un favor.
_ ¡No hay un solo dia en que no me pidas que haga algo por ti! ¿De que se trata?
_ Mi esposa dio a luz hace un mes, y quisiera que ella y mi hijo pudieran pasar un tiempo en la casona.
_ ¿Entonces Consuelo, al fin ha dejado de ser una leña seca?
_ No hableis asi de mi esposa.
_ Escuche que tuviste algunos amorios con una chiquilla cuando estabas en San Blas.
Carlos bajo la mirada, como si empezara a recordar algo que le era bastante lejano, sin embargo recuperandose de inmediato, le dio a su tia, que era necesario que viajara a Madrid, mientras que su esposa y su hijo recien nacido pasarian una temporada en la casona, debido al caracter sumiso de Consuelo, Francisca termino por aceptar, y se lo manifesto enseguida a su sobrino, quien de inmediato expreso una sonrisa de satisfaccion.
Sin embargo cuando Carlos, salio de la casona y estaba subiendo a su coche, de inmediato todos los recuerdos de lo sucedio hacia dos meses, le empezaron a saltar en la cara, no queria de ninguna manera que todo lo que habia hecho para tener un hijo dentro del matrimonio pudiera irse por la borda, y de inmediato, expreso con angustia.
_ Tengo que evitar que el pasado regrese a mi vida.
#12
05/08/2013 03:38
Mi hermana le pidio a Tristan que me acompañara de regreso a la posada, mientras que ella se quedaria cuidando a doña Isabel, aunque al comienzo crei que eso no seria necesario, sin embargo ella me dijo que tenia que hacerlo, y entonces comprendi que el motivo era no estar demasiado cerca de Tristan, antes ella no hubiera tenido ningun problema en estar demasiado cerca de un hombre, sin embargo ahora las cosas parecian que eran diferentes, Pepa se despidio de mi antes de que subiera al coche y de inmediato el chofer se dispuso a llevarnos a la posada.
Durante todo el camino, el joven militar permanecio en silencio, sin embargo habia una bondad en sus ojos, que no me hacia dudar de ninguna manera de que se trataba de un buen hombre, y que sus sentimientos por mi hermana eran sinceros, no menciono ninguna sola palabra durante el trayecto, de hecho habia una seriedad en sus ojos, que no era desconcertante, pero si demasiado sorprendente, en el tiemo en que lo habia conocido, pocas veces, habia visto aquella expresion de su mirada, cuando llegamos a la posada, me ayudo para que pudiera bajar del coche.
_ Gracias por haberme traido, ire a seguir con mis labores.
_ Laura, por favor espera un momento.
_ ¿Que desea?
_ Necesito hablar contigo.
_ De acuerdo.
Nos sentamos en unas sillas que estaban demasiado lejos del bullicio que los demas estaban haciendo en la posada, algunos bebiendo, otros jugando a las cartas, y tambien habian quienes estaban haciendo cotilleos, la tia Celeste se acerco hacia donde estabamos, al comienzo crei que era para pedirme que fuera a seguir con mis deberes, sin embargo solo nos ofrecio algunos panecillos dulces con dos tazas de cafe con leche, y se despidio.
_ Quisiera saber algo mas de tu hermana.
_ No creo que sea lo mas adecuado, hablar de alguien que ahora se encuentra ausente.
_ De ninguna manera tengo la intencion de ser un cotilla.
_ ¿Entonces?
_ Tu hermana me interesa.
_ ¿Entonces eso quiere decir que usted esta enamorado de mi hermana?
La expresion de Tristan fue evidente, de inmediato con una clara señal de timidez, empezo a coger varios panecillos y a comerselos enseguida, mientras que habia otros que combinaba con el cafe con leche, al comienzo me parecio que era una señal de timidez, sin embargo despues me di cuenta que no era lo que me imaginaba.
_ No se si se trate de amor, al menos jamas lo he experimentado.
_ ¿Que sientes cuando la tienes cerca?
_ Siento que el corazon se me puede salir por la boca en cualquier momento, que las estrellas me acarician, cuando tengo su linda cara delante mio, que la primavera no solo es una estacion, si no la vida entera.
_ Esas bonitas palabras, me hacen confirmar que estais enamorado de Pepa.
_ Por supuesto, sin embargo ella siempre parece que intenta rehuirme.
_ No se trata de eso.
_ ¿Entonces?
_ Deberiais hablar con ella y confesarle vuestros sentimientos.
_ Se ve que eres una buena chica.
_ Gracias, es un placer conocer a un hombre que ame tanto a mi querida hermana.
De inmediato me di cuenta que a causa de mis palabras, quizas Tristan se habia dado cuenta de que un hombre habia traicionado a mi hermana, y que por eso estaba negandose la posibilidad de volver a enamorarse, sin embargo despues comprendi, que no habia sido lo suficientemente imprudente como para decirle algo que no debia, algunos momentos despues, Tristan se despidio de mi, y enseguida se fue a descansar a su habitacion.
Matias se acerco hacia donde yo estaba, se encontraba leyendo un libro de poemas, aunque siempre lo hacia de una manera en que su madre no se diera cuenta, porque todos sabiamos en el pueblo que la tia Celeste odiaba los poemas y aseguraban que eran la perversion de los jovenes, que tomaban la forma de unos versos ridiculos, debo confesar que no pensaba de la misma manera, aunque de momento no me habia enamorado de ninguno.
_ Laura, quisiera hacerte una pregunta.
_ Dime.
_ ¿Porque estabais en la casa de Sergio Velarde?
_ Su madre estaba en un terrible estado y teniamos que llevarla. Crei que lo sabias.
_ No me gusta para nada que el joven Sergio este cerca de ti.
_ ¿Cual es el motivo?
_ Es un joven pretencioso, que lo unico que le interesa es hacer su voluntad y burlarse de las mujeres.
_ Me parece que no estais hablando en serio.
_ Te aseguro que no miento, y no quisiera que te pudiera lastimar.
_ Matias, nadie me va a lastimar, de todas maneras gracias por preocuparte.
En aquellos momentos senti que me miraba de una manera diferente, aunque no le tome la menor importancia, cuando Matias se alejo de inmediato se dirigio a la puerta y se fue de la posada, no sabia porque me habia dicho que no confiara en Sergio, de todas maneras era algo que siempre me estaba dando vueltas por la mente.
Al dia siguiente Pepa regreso a la posada, sin embargo despues de saludarme subio a su habitacion, saco las dos maletas que estaban debajo de su cama, y de inmediato empezo a sacar la ropa que habia puesto en uno de los cajones de la comoda, separo algunos cuantos vestidos, sus tres abrigos y los metio en las dos maletas.
_ ¿Que haceis, Pepa? Le pregunte enseguida.
_ Me estoy alistando, para irme de la posada.
_ ¿No estais a gusto aqui?
_ Claro que si.
_ ¿Entonces?
_ Sergio Velarde, me pidio que fuera la enfermera de su madre.
_ ¿Y habeis aceptado?
_ Claro que si, ademas necesitamos el dinero, no siempre nos vamos a quedar en este pueblo.
_ Anoche Tristan hablo conmigo.
_ ¿Y que fue lo que te dijo?
_ Deberias hablar con el, y saber que no todos los hombres son como don Carlos.
Mi hermana se quedo en silencio, despues esbozo una timida sonrisa, aunque de inmediato quiso ocultarla, consideraba que era necesario que ella supiera los sentimientos de Tristab, sin embargo tambien me di cuenta que no era yo quien debia decirselo, si no que ellos debian hablar cuanto antes para saber toda ls situacion.
Don Carlos Ulloa habia ido a ver a su esposa, la joven se encontraba recostada en la compañia de un niño de un mes de nacido, la expresion en los ojos de aquella mujer era de felicidad, no dejaba de hacerle toda clase de mimos al pequeño, y en sus ojos se veia la ternura de quien por primera vez tiene el orgullo de poder ser madre.
_ ¡Carlos, querido de mi alma! Me alegra que hayais venido tan pronto.
_ Quisiera saber como estais.
_ Muy bien, demasiado contenta, jamas dejare de darte las gracias, por tan precioso regalo.
_ Te lo mereces.
_ No comprendo como hay mujeres que son capaces de abandonar a sus hijos, y menos a orillas del rio.
_ Es una lastima que existan esa clase de mujeres que no tienen instinto maternal.
_ Sin embargo, yo siempre le dare todo mi cariño a este pequeño ser, que ahora es parte de mi alma.
Carlos vio la ternura con la que Consuelo miraba y acariciaba al niño, sabia que su esposa era esteril y que siempre habia deseado tener un hijo, y como aquello era imposible, no tuvo mejor idea que darle un niño recien nacido hace un mes, no sin antes decirle que habia sido abandonado, y esperando que ella siempre lo cuidaria.
_ ¿Que te sucede, cielo?
_ Necesito hablar contigo.
_ ¿De que se trata?
_ Nos vamos a vivir a la casona.
Durante todo el camino, el joven militar permanecio en silencio, sin embargo habia una bondad en sus ojos, que no me hacia dudar de ninguna manera de que se trataba de un buen hombre, y que sus sentimientos por mi hermana eran sinceros, no menciono ninguna sola palabra durante el trayecto, de hecho habia una seriedad en sus ojos, que no era desconcertante, pero si demasiado sorprendente, en el tiemo en que lo habia conocido, pocas veces, habia visto aquella expresion de su mirada, cuando llegamos a la posada, me ayudo para que pudiera bajar del coche.
_ Gracias por haberme traido, ire a seguir con mis labores.
_ Laura, por favor espera un momento.
_ ¿Que desea?
_ Necesito hablar contigo.
_ De acuerdo.
Nos sentamos en unas sillas que estaban demasiado lejos del bullicio que los demas estaban haciendo en la posada, algunos bebiendo, otros jugando a las cartas, y tambien habian quienes estaban haciendo cotilleos, la tia Celeste se acerco hacia donde estabamos, al comienzo crei que era para pedirme que fuera a seguir con mis deberes, sin embargo solo nos ofrecio algunos panecillos dulces con dos tazas de cafe con leche, y se despidio.
_ Quisiera saber algo mas de tu hermana.
_ No creo que sea lo mas adecuado, hablar de alguien que ahora se encuentra ausente.
_ De ninguna manera tengo la intencion de ser un cotilla.
_ ¿Entonces?
_ Tu hermana me interesa.
_ ¿Entonces eso quiere decir que usted esta enamorado de mi hermana?
La expresion de Tristan fue evidente, de inmediato con una clara señal de timidez, empezo a coger varios panecillos y a comerselos enseguida, mientras que habia otros que combinaba con el cafe con leche, al comienzo me parecio que era una señal de timidez, sin embargo despues me di cuenta que no era lo que me imaginaba.
_ No se si se trate de amor, al menos jamas lo he experimentado.
_ ¿Que sientes cuando la tienes cerca?
_ Siento que el corazon se me puede salir por la boca en cualquier momento, que las estrellas me acarician, cuando tengo su linda cara delante mio, que la primavera no solo es una estacion, si no la vida entera.
_ Esas bonitas palabras, me hacen confirmar que estais enamorado de Pepa.
_ Por supuesto, sin embargo ella siempre parece que intenta rehuirme.
_ No se trata de eso.
_ ¿Entonces?
_ Deberiais hablar con ella y confesarle vuestros sentimientos.
_ Se ve que eres una buena chica.
_ Gracias, es un placer conocer a un hombre que ame tanto a mi querida hermana.
De inmediato me di cuenta que a causa de mis palabras, quizas Tristan se habia dado cuenta de que un hombre habia traicionado a mi hermana, y que por eso estaba negandose la posibilidad de volver a enamorarse, sin embargo despues comprendi, que no habia sido lo suficientemente imprudente como para decirle algo que no debia, algunos momentos despues, Tristan se despidio de mi, y enseguida se fue a descansar a su habitacion.
Matias se acerco hacia donde yo estaba, se encontraba leyendo un libro de poemas, aunque siempre lo hacia de una manera en que su madre no se diera cuenta, porque todos sabiamos en el pueblo que la tia Celeste odiaba los poemas y aseguraban que eran la perversion de los jovenes, que tomaban la forma de unos versos ridiculos, debo confesar que no pensaba de la misma manera, aunque de momento no me habia enamorado de ninguno.
_ Laura, quisiera hacerte una pregunta.
_ Dime.
_ ¿Porque estabais en la casa de Sergio Velarde?
_ Su madre estaba en un terrible estado y teniamos que llevarla. Crei que lo sabias.
_ No me gusta para nada que el joven Sergio este cerca de ti.
_ ¿Cual es el motivo?
_ Es un joven pretencioso, que lo unico que le interesa es hacer su voluntad y burlarse de las mujeres.
_ Me parece que no estais hablando en serio.
_ Te aseguro que no miento, y no quisiera que te pudiera lastimar.
_ Matias, nadie me va a lastimar, de todas maneras gracias por preocuparte.
En aquellos momentos senti que me miraba de una manera diferente, aunque no le tome la menor importancia, cuando Matias se alejo de inmediato se dirigio a la puerta y se fue de la posada, no sabia porque me habia dicho que no confiara en Sergio, de todas maneras era algo que siempre me estaba dando vueltas por la mente.
Al dia siguiente Pepa regreso a la posada, sin embargo despues de saludarme subio a su habitacion, saco las dos maletas que estaban debajo de su cama, y de inmediato empezo a sacar la ropa que habia puesto en uno de los cajones de la comoda, separo algunos cuantos vestidos, sus tres abrigos y los metio en las dos maletas.
_ ¿Que haceis, Pepa? Le pregunte enseguida.
_ Me estoy alistando, para irme de la posada.
_ ¿No estais a gusto aqui?
_ Claro que si.
_ ¿Entonces?
_ Sergio Velarde, me pidio que fuera la enfermera de su madre.
_ ¿Y habeis aceptado?
_ Claro que si, ademas necesitamos el dinero, no siempre nos vamos a quedar en este pueblo.
_ Anoche Tristan hablo conmigo.
_ ¿Y que fue lo que te dijo?
_ Deberias hablar con el, y saber que no todos los hombres son como don Carlos.
Mi hermana se quedo en silencio, despues esbozo una timida sonrisa, aunque de inmediato quiso ocultarla, consideraba que era necesario que ella supiera los sentimientos de Tristab, sin embargo tambien me di cuenta que no era yo quien debia decirselo, si no que ellos debian hablar cuanto antes para saber toda ls situacion.
Don Carlos Ulloa habia ido a ver a su esposa, la joven se encontraba recostada en la compañia de un niño de un mes de nacido, la expresion en los ojos de aquella mujer era de felicidad, no dejaba de hacerle toda clase de mimos al pequeño, y en sus ojos se veia la ternura de quien por primera vez tiene el orgullo de poder ser madre.
_ ¡Carlos, querido de mi alma! Me alegra que hayais venido tan pronto.
_ Quisiera saber como estais.
_ Muy bien, demasiado contenta, jamas dejare de darte las gracias, por tan precioso regalo.
_ Te lo mereces.
_ No comprendo como hay mujeres que son capaces de abandonar a sus hijos, y menos a orillas del rio.
_ Es una lastima que existan esa clase de mujeres que no tienen instinto maternal.
_ Sin embargo, yo siempre le dare todo mi cariño a este pequeño ser, que ahora es parte de mi alma.
Carlos vio la ternura con la que Consuelo miraba y acariciaba al niño, sabia que su esposa era esteril y que siempre habia deseado tener un hijo, y como aquello era imposible, no tuvo mejor idea que darle un niño recien nacido hace un mes, no sin antes decirle que habia sido abandonado, y esperando que ella siempre lo cuidaria.
_ ¿Que te sucede, cielo?
_ Necesito hablar contigo.
_ ¿De que se trata?
_ Nos vamos a vivir a la casona.
#13
09/08/2013 04:09
_ ¿Estas hablando en serio? Le pregunto Consuelo a su marido.
_ Claro que si, de hecho ya lo tengo decidido.
_ No creo que a tu tia le guste la idea.
_ De todas maneras no tiene nada que prohibirme, esa tambien es mi casa.
_ ¿Vendras con nosotros?
_ Por supuesto, aunque antes debo resolver algunos asuntos en la capital.
_ ¿De nuevo los negocios? No quisiera separarme de ti, ni un solo instante, ademas sabes que estoy delicada de salud, anoche tuve una tos muy fuerte, no pueded dejarme sola, sabiendo que estoy tan enferma.
_ Ese es el motivo de mi viaje, en Madrid hay un medico que puede resolver tu dolencia.
_ ¿Me lo prometes?
_ Tienes mi promesa en tus manos, te aseguro que jamas te defraudare.
Consuelo acaricio al niño y de inmediato le echo una mirada de ternura a su marido, dandole las gracias por haberle dado un hijo, aunque en realidad no sabia la manera en que lo habia conseguido, aquella mujer solo tenia ojos para dos seres en el mundo, su marido y su hijo, a quien queria quizas mas que al primero, de hecho se podia considerar que el amor que sentia por Carlos, no era ni la mitad de lo que sentia por aquella criatura.
_ El nene ha empezado a llorar y tengo que amamantarlo, vamos Luisito, toma del pecho de tu madre.
Carlos sonrio viendo aquella encantadora escena, de hecho sabia que su esposa era una buena mujer y que quizas seria la mejor de las madres, solo por ella no se arrepentia de lo que habia hecho, aunque habian momentos en los cuales se le venian a la mente toda clase de preguntas en relacion a las hermanas Balmes. ¿Que sucederia si ellas lo denunciaban ante las autoridades? No queria imaginarse el desconsuelo de su dulce y enferma esposa, quitarle el niño para devolverselo a su verdadera madre, seria incluso quizas un asesinato.
_ Toma a Luisito, que tambien quiere a su padre _ Le dijo su mujer dandole al pequeño.
_ Aqui lo tengo en mis brazos.
_ Es curioso, que habiendo sido abandonado, tenga tus ojos, esos ojos que tanto me encantan.
Fue en esos momentos cuando Carlos empezo a temblar, de hecho podemos notar que tiene la cara palida, y que los latidos de su corazon se estan acelerando un poco, sin embargo al cabo de unos momentos, sin que su esposa se diera cuenta ha conseguido recuperarse, y habiendola besado tiernamente, se despidio de ella de nuevo.
_ Por cierto quisiera una nodriza para mi angelito, no quisiera contagiarle mi enfermeda.
_ ¿En serio quieres una nodriza?
_ Claro que si, pero siempre estaria yo al lado de mi hijo, no quiero que nadie nos pueda separar.
_ ¿Y de donde voy a casar una nodriza?
_ La mayor de las Balmes, creo que su nombre era Pepa.
_ ¿Y porque la quieres precisamente a ella?
_ No lo se, no la trate demasiado, pero me dijeron que es una muy buena persona.
_ De todas maneras no quisiera que las Balmes estuvieran cerca de mi hjo.
_ ¿Porque?
_ Habeis sabido que la tragedia las persigue, no quisiera que se la brindaran a nuestro tesoro.
Consuelo entonces no comprendio cual era el motivo por el cual su esposo no queria cerca a las Balmes, por segun lo que ella sabia, eran muy buenas personas, cuando su esposo le dio un beso apasionado en los labios, sintio que la dicha de su matrimonio era plena, y solo esperaba el momento para juntos poder viajar a Puente Viejo.
Me quede sorprendida habiendome enterado por mi propia hermana que se iria de la posada para atender a la madre de Sergio, aunque me tambien me parecia una muy buena idea, cuando Pepa ya tenia sus dos maletas listas, saco el crucifijo y habiendome hecho la señal de la cruz, me dio la bendicion mas tierna que imaginara.
_ Mientras jamas te abandones la fe, entonces todo siempre sera mas facil.
_ Lo se.
_ Ademas, debes tener un arma contra los faltosos, te deje un regalo de proteccion.
_ ¿Me estais hablando de ese florero especial para emergencias?
_ Claro que si, ahora mas que nunca lo puedes necesitar.
_ Gracias.
_ Las pocas horas que he estado en casa de los Velarde, me ha dado la impresion de que Matilde no es una buena persona, de hecho no le hizo nada de gracia que aceptara ser la enfermera de la gobernadora.
_ Tampoco le tengo confianza. ¿Y que ha dicho Sergio de Matilde?
_ Me parece que estas bastante interesada en Sergio Velarde.
_ No es cierto, solo se trata de una simple curiosidad.
_ Entonces sera como tu quieras.
Me quede demasiado serio, no comprendia porque mi hermana me habia dicho algo semejante, apenas habia tratado a Sergio un par de veces, y no comprendia porque a Pepa se le habia pasado por la mente, la idea de que yo podia estar interesada en el, despues de todo no se podia tomar en serio ninguna palabra de Sergio Velarde.
_ Antes de que te vayas, no deberias olvidar que Tristan quiere hablar contigo.
Ella se quedo en silencio, despues salio de la habitacion, fue en esos momentos cuando vio a Tristan.
_ Quisiera hablar contigo.
_ Claro que si, de hecho ya lo tengo decidido.
_ No creo que a tu tia le guste la idea.
_ De todas maneras no tiene nada que prohibirme, esa tambien es mi casa.
_ ¿Vendras con nosotros?
_ Por supuesto, aunque antes debo resolver algunos asuntos en la capital.
_ ¿De nuevo los negocios? No quisiera separarme de ti, ni un solo instante, ademas sabes que estoy delicada de salud, anoche tuve una tos muy fuerte, no pueded dejarme sola, sabiendo que estoy tan enferma.
_ Ese es el motivo de mi viaje, en Madrid hay un medico que puede resolver tu dolencia.
_ ¿Me lo prometes?
_ Tienes mi promesa en tus manos, te aseguro que jamas te defraudare.
Consuelo acaricio al niño y de inmediato le echo una mirada de ternura a su marido, dandole las gracias por haberle dado un hijo, aunque en realidad no sabia la manera en que lo habia conseguido, aquella mujer solo tenia ojos para dos seres en el mundo, su marido y su hijo, a quien queria quizas mas que al primero, de hecho se podia considerar que el amor que sentia por Carlos, no era ni la mitad de lo que sentia por aquella criatura.
_ El nene ha empezado a llorar y tengo que amamantarlo, vamos Luisito, toma del pecho de tu madre.
Carlos sonrio viendo aquella encantadora escena, de hecho sabia que su esposa era una buena mujer y que quizas seria la mejor de las madres, solo por ella no se arrepentia de lo que habia hecho, aunque habian momentos en los cuales se le venian a la mente toda clase de preguntas en relacion a las hermanas Balmes. ¿Que sucederia si ellas lo denunciaban ante las autoridades? No queria imaginarse el desconsuelo de su dulce y enferma esposa, quitarle el niño para devolverselo a su verdadera madre, seria incluso quizas un asesinato.
_ Toma a Luisito, que tambien quiere a su padre _ Le dijo su mujer dandole al pequeño.
_ Aqui lo tengo en mis brazos.
_ Es curioso, que habiendo sido abandonado, tenga tus ojos, esos ojos que tanto me encantan.
Fue en esos momentos cuando Carlos empezo a temblar, de hecho podemos notar que tiene la cara palida, y que los latidos de su corazon se estan acelerando un poco, sin embargo al cabo de unos momentos, sin que su esposa se diera cuenta ha conseguido recuperarse, y habiendola besado tiernamente, se despidio de ella de nuevo.
_ Por cierto quisiera una nodriza para mi angelito, no quisiera contagiarle mi enfermeda.
_ ¿En serio quieres una nodriza?
_ Claro que si, pero siempre estaria yo al lado de mi hijo, no quiero que nadie nos pueda separar.
_ ¿Y de donde voy a casar una nodriza?
_ La mayor de las Balmes, creo que su nombre era Pepa.
_ ¿Y porque la quieres precisamente a ella?
_ No lo se, no la trate demasiado, pero me dijeron que es una muy buena persona.
_ De todas maneras no quisiera que las Balmes estuvieran cerca de mi hjo.
_ ¿Porque?
_ Habeis sabido que la tragedia las persigue, no quisiera que se la brindaran a nuestro tesoro.
Consuelo entonces no comprendio cual era el motivo por el cual su esposo no queria cerca a las Balmes, por segun lo que ella sabia, eran muy buenas personas, cuando su esposo le dio un beso apasionado en los labios, sintio que la dicha de su matrimonio era plena, y solo esperaba el momento para juntos poder viajar a Puente Viejo.
Me quede sorprendida habiendome enterado por mi propia hermana que se iria de la posada para atender a la madre de Sergio, aunque me tambien me parecia una muy buena idea, cuando Pepa ya tenia sus dos maletas listas, saco el crucifijo y habiendome hecho la señal de la cruz, me dio la bendicion mas tierna que imaginara.
_ Mientras jamas te abandones la fe, entonces todo siempre sera mas facil.
_ Lo se.
_ Ademas, debes tener un arma contra los faltosos, te deje un regalo de proteccion.
_ ¿Me estais hablando de ese florero especial para emergencias?
_ Claro que si, ahora mas que nunca lo puedes necesitar.
_ Gracias.
_ Las pocas horas que he estado en casa de los Velarde, me ha dado la impresion de que Matilde no es una buena persona, de hecho no le hizo nada de gracia que aceptara ser la enfermera de la gobernadora.
_ Tampoco le tengo confianza. ¿Y que ha dicho Sergio de Matilde?
_ Me parece que estas bastante interesada en Sergio Velarde.
_ No es cierto, solo se trata de una simple curiosidad.
_ Entonces sera como tu quieras.
Me quede demasiado serio, no comprendia porque mi hermana me habia dicho algo semejante, apenas habia tratado a Sergio un par de veces, y no comprendia porque a Pepa se le habia pasado por la mente, la idea de que yo podia estar interesada en el, despues de todo no se podia tomar en serio ninguna palabra de Sergio Velarde.
_ Antes de que te vayas, no deberias olvidar que Tristan quiere hablar contigo.
Ella se quedo en silencio, despues salio de la habitacion, fue en esos momentos cuando vio a Tristan.
_ Quisiera hablar contigo.
#14
19/08/2013 01:33
3 Declaracion
_ ¿Que es lo que quisiera hablar conmigo, joven? Le pregunto Pepa, seriamente.
_ Hay demasiadas cosas, que quizas no alcanzaria el tiempo para decirlas.
_ No quisiera ser malcriada, pero no tengo demasiado tiempo.
_ Espera un momento.
Tristan toco el brazo de la muchacha tiernamente, y en sus ojos podemos ver cierto brillo como aquel que siempre lucen quienes han podido contemplar al angel de sus ilusiones, aquellos ojos se posaron tiernamente en Pepa, quien a pesar de que intentaba no mirarlos, se ruborizaba y luchaba por evitarlo, aunque sin conseguirlo por supuesto, sus cabellos se estaban agitando a causa del viento y eso hacia que se viera mas encantadora ante su pretendiente.
_ No se como explicartelo, de hecho es la primera vez que siento algo semejante.
_ Los militares sois unos mujeriegos, seguro debes tener alguna chica.
_ Te aseguro que eso no es cierto, he conocido demasiadas mujeres, pero jamas me habia interesado en ninguna hasta que te vi, hubo un momento en que crei que te habia defendido por caballerosidad, pero despues con el paso de los dias me di cuenta de que aquello no fue simplemente un acto de caballerosidad, si no que iba mas lejos, quiero que sepas que habeis cambiado mi vida, que has conseguido que el inconquistable se rinda ante ti.
Los ojos de Pepa brillaban tiernamente, aunque ella quisiera negarlo. ¿Se estaba enamorando de Tristan? Su mente le decia que eso tenia que ser imposible, que ella no podia enamorarse, porque todos los hombres eran iguales que Carlos, ademas Tristan era un militar, algo que Pepa habia odiado, desde hacia años, sin embargo su corazon le decia que no debia negarse a lo que estaba sintiendo, que no todos los hombres eran malos, y que ademas debia aprovechar la bella oportunidad que se le estaba presentando, y que no deberia de rechazarla.
_ Te amo, mi querida Pepa _ Le dijo finalmente, el joven militar, mientras acariciaba sus blancas manos tiernamente entre las suyas _ No puedo vivir sin ti, porque eres mi alma, y ¿Quien puede vivir sin su alma? Nadie, has hecho que sintiera lo que hasta hace poco para mi era imposible, que sintiera un amor, dulce, profundo, y eterno, quizas no me hubiera atrevido si no tuviera posibilidades, pero tus ojos me dicen que tambien me amas.
Fue en aquellos momentos cuando los labios del joven se unieron tiernamente con los de Pepa, provocando enseguida el mas dulce y apasionado de los besos, parecia como si el tiempo se hubiera detenido para ambos, aquel beso parecia que no iba a terminar jamas, y aquel abrazo era la mas bella caricia que se le podia hacer a la musa del amor, la muchacha sintio que su corazon estaba por salirsele de la boca, a gritos de tanta felicidad.
_ Esto es imposible _ Dijo Pepa, alejandose.
_ No es imposible, ademas tu me hubieras rechazado, si no sintieras lo mismo.
_ Tu te iras de Buena Ventura, y entonces todas tus promesas seran en vano.
_ Ninguna promesa es en vano, cuando se dicen sinceramente, y yo estoy siendo sincero.
_ ¿Me lo juras?
_ Claro que si, angel, no se que te halla sucedido, pero te juro que a mi lado todo sera diferente.
Matias habia ido a comprar unas bebidas por deseos de su madre, ademas seguia teniendo consigo aquel libro de poemas que le habia leido a Laura, esperaba sin duda que alguna de aquellos versos pudiera hechizar el corazon de aquella chiquilla, sin embargo mientras pensaba en eso, se tropezo de repente con el altivo Sergio Velarde.
_ ¿Te puedes fijar por donde caminas imbecil?
_ No era mi intencion, pero no tiene ningun derecho a ofenderme.
_ ¿En serio crees que tus palabras me interesan?
_ Ya le he dicho a Laura, que usted no es una buena persona.
_ Para ti, solo sere una buena persona cuando cualquier chica que te guste, no se fije en mi.
_ Se cree demasiado porque es el hijo de la gobernadora, pero cuando eso cambie, sera como todos.
El joven recordo en aquellos momentos el terrible estado de su madre, a causa del alcoholismo, y aquella expresion de burla cambio por una mirada seria y desafiante, cerro ambas manos en la forma de un puño, y en sus ojos se veia cierta frialdad, aquella que hubiera confundido a cualquiera, se alejo sin poder escuchar a Matias.
_ No quiero que se acerque a Laura.
Mientras tanto en Puente Viejo, Ursula Davila, la prometida de Tristan, aunque el no lo sabe, ha ido a visitar a Soledad, quien a pesar de todas las advertencias de su madre, no confiaba en Ursula, y consideraba que su hermano podia encontrar en cualquier parte, una mujer miles de veces mejor que aquella señorita presumida.
_ Hola, mi querida Soledad, tenia tantas ganas de verte.
_ Ursula, sabemos muy bien que nosotras no somos amigas.
_ Estas equivocada, porque yo te considero una hermana, ademas me voy a casar con Tristan.
_ No creo que eso sea posible, porque el no sabe que vosotros estais prometidos.
_ Aqui lo unico que interesa es la voluntad de doña Francisca, y ella quiere que nos casemos.
_ Te conozco y se muy bien que mujeres como tu, no pueden amar a nadie.
Ursula se quedo en silencio, queria aparentar una sonrisa de amabilidad, sin embargo podemos asegurar que no le gusto para nada aquellas palabras, y lo primero que hizo fue despotricar en contra del piano de Soledad, diciendo que estaba desentonado y que jamas llegaria lejos si es que no se compraba un piano mas decente.
_ Te aseguro que en la capital venden los mejores pianos del pais, quizas debas comprarte alguno.
_ ¿Piensas quedarte aqui?
_ Claro que si, tengo algunas cosas que hablar con tu madre.
Estaba terminando de recoger los platos y los cubiertos de las mesas, cuando de repente, mi hermana Pepa entro y dejo sus dos maletas a un lado, no comprendia aquel brillo de felicidad que tenia en la cara, cuando de repente recorde, que habia salido a conversar con Tristan, hasta que ella misma se acerco y me dijo muy entusiasmada:
_ ¡Laura, estoy enamorada de Tristan!
_ ¿Que es lo que quisiera hablar conmigo, joven? Le pregunto Pepa, seriamente.
_ Hay demasiadas cosas, que quizas no alcanzaria el tiempo para decirlas.
_ No quisiera ser malcriada, pero no tengo demasiado tiempo.
_ Espera un momento.
Tristan toco el brazo de la muchacha tiernamente, y en sus ojos podemos ver cierto brillo como aquel que siempre lucen quienes han podido contemplar al angel de sus ilusiones, aquellos ojos se posaron tiernamente en Pepa, quien a pesar de que intentaba no mirarlos, se ruborizaba y luchaba por evitarlo, aunque sin conseguirlo por supuesto, sus cabellos se estaban agitando a causa del viento y eso hacia que se viera mas encantadora ante su pretendiente.
_ No se como explicartelo, de hecho es la primera vez que siento algo semejante.
_ Los militares sois unos mujeriegos, seguro debes tener alguna chica.
_ Te aseguro que eso no es cierto, he conocido demasiadas mujeres, pero jamas me habia interesado en ninguna hasta que te vi, hubo un momento en que crei que te habia defendido por caballerosidad, pero despues con el paso de los dias me di cuenta de que aquello no fue simplemente un acto de caballerosidad, si no que iba mas lejos, quiero que sepas que habeis cambiado mi vida, que has conseguido que el inconquistable se rinda ante ti.
Los ojos de Pepa brillaban tiernamente, aunque ella quisiera negarlo. ¿Se estaba enamorando de Tristan? Su mente le decia que eso tenia que ser imposible, que ella no podia enamorarse, porque todos los hombres eran iguales que Carlos, ademas Tristan era un militar, algo que Pepa habia odiado, desde hacia años, sin embargo su corazon le decia que no debia negarse a lo que estaba sintiendo, que no todos los hombres eran malos, y que ademas debia aprovechar la bella oportunidad que se le estaba presentando, y que no deberia de rechazarla.
_ Te amo, mi querida Pepa _ Le dijo finalmente, el joven militar, mientras acariciaba sus blancas manos tiernamente entre las suyas _ No puedo vivir sin ti, porque eres mi alma, y ¿Quien puede vivir sin su alma? Nadie, has hecho que sintiera lo que hasta hace poco para mi era imposible, que sintiera un amor, dulce, profundo, y eterno, quizas no me hubiera atrevido si no tuviera posibilidades, pero tus ojos me dicen que tambien me amas.
Fue en aquellos momentos cuando los labios del joven se unieron tiernamente con los de Pepa, provocando enseguida el mas dulce y apasionado de los besos, parecia como si el tiempo se hubiera detenido para ambos, aquel beso parecia que no iba a terminar jamas, y aquel abrazo era la mas bella caricia que se le podia hacer a la musa del amor, la muchacha sintio que su corazon estaba por salirsele de la boca, a gritos de tanta felicidad.
_ Esto es imposible _ Dijo Pepa, alejandose.
_ No es imposible, ademas tu me hubieras rechazado, si no sintieras lo mismo.
_ Tu te iras de Buena Ventura, y entonces todas tus promesas seran en vano.
_ Ninguna promesa es en vano, cuando se dicen sinceramente, y yo estoy siendo sincero.
_ ¿Me lo juras?
_ Claro que si, angel, no se que te halla sucedido, pero te juro que a mi lado todo sera diferente.
Matias habia ido a comprar unas bebidas por deseos de su madre, ademas seguia teniendo consigo aquel libro de poemas que le habia leido a Laura, esperaba sin duda que alguna de aquellos versos pudiera hechizar el corazon de aquella chiquilla, sin embargo mientras pensaba en eso, se tropezo de repente con el altivo Sergio Velarde.
_ ¿Te puedes fijar por donde caminas imbecil?
_ No era mi intencion, pero no tiene ningun derecho a ofenderme.
_ ¿En serio crees que tus palabras me interesan?
_ Ya le he dicho a Laura, que usted no es una buena persona.
_ Para ti, solo sere una buena persona cuando cualquier chica que te guste, no se fije en mi.
_ Se cree demasiado porque es el hijo de la gobernadora, pero cuando eso cambie, sera como todos.
El joven recordo en aquellos momentos el terrible estado de su madre, a causa del alcoholismo, y aquella expresion de burla cambio por una mirada seria y desafiante, cerro ambas manos en la forma de un puño, y en sus ojos se veia cierta frialdad, aquella que hubiera confundido a cualquiera, se alejo sin poder escuchar a Matias.
_ No quiero que se acerque a Laura.
Mientras tanto en Puente Viejo, Ursula Davila, la prometida de Tristan, aunque el no lo sabe, ha ido a visitar a Soledad, quien a pesar de todas las advertencias de su madre, no confiaba en Ursula, y consideraba que su hermano podia encontrar en cualquier parte, una mujer miles de veces mejor que aquella señorita presumida.
_ Hola, mi querida Soledad, tenia tantas ganas de verte.
_ Ursula, sabemos muy bien que nosotras no somos amigas.
_ Estas equivocada, porque yo te considero una hermana, ademas me voy a casar con Tristan.
_ No creo que eso sea posible, porque el no sabe que vosotros estais prometidos.
_ Aqui lo unico que interesa es la voluntad de doña Francisca, y ella quiere que nos casemos.
_ Te conozco y se muy bien que mujeres como tu, no pueden amar a nadie.
Ursula se quedo en silencio, queria aparentar una sonrisa de amabilidad, sin embargo podemos asegurar que no le gusto para nada aquellas palabras, y lo primero que hizo fue despotricar en contra del piano de Soledad, diciendo que estaba desentonado y que jamas llegaria lejos si es que no se compraba un piano mas decente.
_ Te aseguro que en la capital venden los mejores pianos del pais, quizas debas comprarte alguno.
_ ¿Piensas quedarte aqui?
_ Claro que si, tengo algunas cosas que hablar con tu madre.
Estaba terminando de recoger los platos y los cubiertos de las mesas, cuando de repente, mi hermana Pepa entro y dejo sus dos maletas a un lado, no comprendia aquel brillo de felicidad que tenia en la cara, cuando de repente recorde, que habia salido a conversar con Tristan, hasta que ella misma se acerco y me dijo muy entusiasmada:
_ ¡Laura, estoy enamorada de Tristan!
#15
05/09/2013 01:09
_ ¡Lo sabia! Ya era hora de que te dieras cuenta _ Le dije mientras le daba un abrazo, tiernamente.
_ Me parece que tu has tenido algo que ver en esto _ Me dijo con una mirada cariñosa.
_ En realidad no hice nada, Tristan de todas maneras se te hubiera declarado.
_ No se como he podido decirle que si.
_ Porque es lo que tu sientes, ademas tienes todo el derecho del mundo a ser feliz.
La mire tiernamente, estaba tan orgullosa de que mi hermana, al fin hubiera conseguido enamorarse de un buen hombre y olvidar a Carlos, ella me acaricio una mejilla, al mismo tiempo que me decia, amable.
_ ¿Y tu, cuando te vas a enamorar?
_ No lo se, en realidad no creo tener la misma suerte que tu.
_ Deberias tenerlo en cuenta, ademas me han dicho que hay un chico.
Fue en esos momentos cuando me acorde del hijo de la tia Celeste, quien en los ultimos dias, se habia sentado a mi lado y hasta habia intentado leerme un poema, aunque yo no le habia prestado atencion.
_ No tengo nada que ver con Matias.
_ ¿Y quien te ha dicho que estoy hablando de Matias?
_ ¿Entonces?
_ Me estaba refiriendo a Sergio, el hijo de la gobernadora.
Aquellas palabras provocaron que de inmediato, me diera un fuerte estallido de risa, que fue necesario que controlara, para que nadie me escuchara en la posada, y se diera cuenta de lo que estaba pasando.
_ ¿Qué? ¿De donde habeis sacado algo semejante?
_ Me da la impresión, de lo que a ti te sucedia, conmigo y Tristan.
_ No puede suceder nada con Sergio Velarde, ademas el jamas habla en serio, nunca puedo saber cuando no me esta queriendo ver la cara, he escuchado que no es un chico modelo, y ademas que es una bala perdida, seria demasiado absurdo que pudiera confiar en un chico asi.
_ Laurita, recuerda que yo tambien negaba lo que siento por Tristan.
_ Te aseguro que no tengo ningun interes en Sergio, ni en nadie, lo unico que me interesa es ayudarte para que encuentres a tu hijo, no tengo en el mundo mas interes que poder ayudar a tu felicidad, Pepa.
Mi hermana me miro seriamente, daba la impresión de que no me creia, que yo no estuviera interesada en Sergio, sin embargo conociendome a mi misma, estaba realmente segura de que no le habia dicho, ninguna mentira, y que ella simplemente habia recibido alguna falsa alarma.
Pepa tomo de nuevo sus maletas, y despues de darme un abrazo, me pidio que la acompañara a tomar el coche, para dirigirse a la casa de la gobernadora, aunque mientras caminabamos me decia sonriente y en voz baja, que yo estaba interesada en Sergio y no lo queria reconocer.
_ Te prometo que todas las semanas, te enviare algo de dinero.
_ No tienes porque enviarme nada, con tal que puedas visitarme.
_ Sabes que siempre puedes confiar en mi, que somos hermanas.
_ Me parece que hay un militar que quiere ayudarte con las maletas.
Ella se dio la vuelta y reconocio enseguida a Tristan, quien se acerco a saludarla y la beso tiernamente, pude ver que en los ojos de ambos habia la mas clara expresion de aquel romanticismo deseado en el tiempo, era imposible poder encontrar a una pareja que estuviera mas enamorada que ellos, y estaba segura que jamas nadie lo conseguiria.
_ No he podido esperar ni un solo momento para verte.
_ Sabia que podias regresar.
_ Estas en mis pensamientos.
_ Y tu en los mios.
Los enamorados se miraron tiernamente, y un momento despues, Tristan tomo las dos maletas de Pepa, y nos subimos al coche, para ir a casa de la gobernadora, antes de eso, le habia pedido permiso a doña Celeste, su hijo se quedo mirandome, aunque yo no tenia tiempo para nada, me sente en el coche al lado de mi hermana y Tristan estaba a su lado, al otro extremo, las manos de ambos estaban entrelazadas entre si, parecia como si aquellas manos fueran una sola y estaban unidas.
_ ¿Entonces tendre que verte en casa de la gobernadora?
_ Si es posible.
_ Te aseguro que no te causare ningun problema, ademas he decidido quedarme por lo menos una semana, y despues me ire a mi pueblo.
_ ¿Y no volveremos a verte? Le pregunte, antes de mirar a Pepa.
_ En realidad espero que no podamos separarnos, yo vivo con mi familia en Puente Viejo, que queda al sur de Buenaventura, y escondido de todo, en realidad apenas hay unos tres mil habitantes, y nada mas.
_ No parece que sea un pueblo tan pequeño.
_ Lo es en comparacion con los de toda la comarca.
_ Debeis vivir solo.
_ En realidad somos pocos en mi familia, mi madre es viuda y tengo una hermana, de la misma edad de Pepa, ademas tengo dos primos, el mayor esta casado, y se por una carta que recibi antes de llegar aquí, que tienen un hermoso niño, y el menor esta estudiando para sacerdote.
_ Quisiera conocer a tu familia _ Le dijo Pepa, tiernamente.
_ Pues entonces te llevare cuando me vaya.
_ No puedo dejar sola a doña Isabel.
_ Solo tienes que pedirle permiso, ademas no tardareis demasiado.
_ Me parece que tu has tenido algo que ver en esto _ Me dijo con una mirada cariñosa.
_ En realidad no hice nada, Tristan de todas maneras se te hubiera declarado.
_ No se como he podido decirle que si.
_ Porque es lo que tu sientes, ademas tienes todo el derecho del mundo a ser feliz.
La mire tiernamente, estaba tan orgullosa de que mi hermana, al fin hubiera conseguido enamorarse de un buen hombre y olvidar a Carlos, ella me acaricio una mejilla, al mismo tiempo que me decia, amable.
_ ¿Y tu, cuando te vas a enamorar?
_ No lo se, en realidad no creo tener la misma suerte que tu.
_ Deberias tenerlo en cuenta, ademas me han dicho que hay un chico.
Fue en esos momentos cuando me acorde del hijo de la tia Celeste, quien en los ultimos dias, se habia sentado a mi lado y hasta habia intentado leerme un poema, aunque yo no le habia prestado atencion.
_ No tengo nada que ver con Matias.
_ ¿Y quien te ha dicho que estoy hablando de Matias?
_ ¿Entonces?
_ Me estaba refiriendo a Sergio, el hijo de la gobernadora.
Aquellas palabras provocaron que de inmediato, me diera un fuerte estallido de risa, que fue necesario que controlara, para que nadie me escuchara en la posada, y se diera cuenta de lo que estaba pasando.
_ ¿Qué? ¿De donde habeis sacado algo semejante?
_ Me da la impresión, de lo que a ti te sucedia, conmigo y Tristan.
_ No puede suceder nada con Sergio Velarde, ademas el jamas habla en serio, nunca puedo saber cuando no me esta queriendo ver la cara, he escuchado que no es un chico modelo, y ademas que es una bala perdida, seria demasiado absurdo que pudiera confiar en un chico asi.
_ Laurita, recuerda que yo tambien negaba lo que siento por Tristan.
_ Te aseguro que no tengo ningun interes en Sergio, ni en nadie, lo unico que me interesa es ayudarte para que encuentres a tu hijo, no tengo en el mundo mas interes que poder ayudar a tu felicidad, Pepa.
Mi hermana me miro seriamente, daba la impresión de que no me creia, que yo no estuviera interesada en Sergio, sin embargo conociendome a mi misma, estaba realmente segura de que no le habia dicho, ninguna mentira, y que ella simplemente habia recibido alguna falsa alarma.
Pepa tomo de nuevo sus maletas, y despues de darme un abrazo, me pidio que la acompañara a tomar el coche, para dirigirse a la casa de la gobernadora, aunque mientras caminabamos me decia sonriente y en voz baja, que yo estaba interesada en Sergio y no lo queria reconocer.
_ Te prometo que todas las semanas, te enviare algo de dinero.
_ No tienes porque enviarme nada, con tal que puedas visitarme.
_ Sabes que siempre puedes confiar en mi, que somos hermanas.
_ Me parece que hay un militar que quiere ayudarte con las maletas.
Ella se dio la vuelta y reconocio enseguida a Tristan, quien se acerco a saludarla y la beso tiernamente, pude ver que en los ojos de ambos habia la mas clara expresion de aquel romanticismo deseado en el tiempo, era imposible poder encontrar a una pareja que estuviera mas enamorada que ellos, y estaba segura que jamas nadie lo conseguiria.
_ No he podido esperar ni un solo momento para verte.
_ Sabia que podias regresar.
_ Estas en mis pensamientos.
_ Y tu en los mios.
Los enamorados se miraron tiernamente, y un momento despues, Tristan tomo las dos maletas de Pepa, y nos subimos al coche, para ir a casa de la gobernadora, antes de eso, le habia pedido permiso a doña Celeste, su hijo se quedo mirandome, aunque yo no tenia tiempo para nada, me sente en el coche al lado de mi hermana y Tristan estaba a su lado, al otro extremo, las manos de ambos estaban entrelazadas entre si, parecia como si aquellas manos fueran una sola y estaban unidas.
_ ¿Entonces tendre que verte en casa de la gobernadora?
_ Si es posible.
_ Te aseguro que no te causare ningun problema, ademas he decidido quedarme por lo menos una semana, y despues me ire a mi pueblo.
_ ¿Y no volveremos a verte? Le pregunte, antes de mirar a Pepa.
_ En realidad espero que no podamos separarnos, yo vivo con mi familia en Puente Viejo, que queda al sur de Buenaventura, y escondido de todo, en realidad apenas hay unos tres mil habitantes, y nada mas.
_ No parece que sea un pueblo tan pequeño.
_ Lo es en comparacion con los de toda la comarca.
_ Debeis vivir solo.
_ En realidad somos pocos en mi familia, mi madre es viuda y tengo una hermana, de la misma edad de Pepa, ademas tengo dos primos, el mayor esta casado, y se por una carta que recibi antes de llegar aquí, que tienen un hermoso niño, y el menor esta estudiando para sacerdote.
_ Quisiera conocer a tu familia _ Le dijo Pepa, tiernamente.
_ Pues entonces te llevare cuando me vaya.
_ No puedo dejar sola a doña Isabel.
_ Solo tienes que pedirle permiso, ademas no tardareis demasiado.
#16
05/09/2013 01:11
El coche seguia avanzando, mientras los tres nos estabamos ensimismando en una amable conversacion, nos enteramos de que Tristan era huerfano de padre, que murio en un accidente, el mismo dia que nacio su hermana menor, las circunstancias fueron desafortunadas, don Pablo Ulloa, habia recibido una carta anonima, para dirigirse al bosque, Tristan nos dijo que recordaba ese momento porque el aunque era un niño, estaba a su lado y ya tenia suficiente edad para saberlo, al dia siguiente los guardias encontraron su cadaver a orillas del rio, y la carta estaba flotando en el agua, uno de los guardias consiguio recoger la carta, aunque en el estado en que se encontraba era imposible leerla, Tristan nos dijo que nadie habia podido saber si su padre habia muerto accidentalmente, se habia suicidado, o quizas habia sucedido algo mas.
_ Mi madre me envio a un colegio en Italia, y no se hablo mas del asunto, ella no quiere que se vuelva a mencionar aquella tragedia.
_ De todas maneras, es una muerte que no puede quedar sin resolver.
_ Es lo que mas quisiera, pero no creo que halla ninguna posibilidad.
_ Claro que si _ Le dijo Pepa, mientras le acariciaba una mejilla.
_ Ademas puedes contar con nosotras, para conseguirlo.
Tristan sonrio y se dio cuenta de que podia confiar en nosotras, despues de casi una hora, al fin llegamos a la casa de la gobernadora, el mayordomo estaba en la puerta y subio las maletas de Pepa, al cuarto del servicio, mientras que dirigiendose a mi, el buen hombre, expreso:
_ El joven Sergio, ha estado preguntando por usted, señorita.
_ ¿Qué?
_ Aunque me dijo que solo fue una equivocacion.
_ Espero que no se equivoque demasiado.
_ Pase por aquí _ Le dijo el mayordomo a Pepa.
_ Entonces creo que es momento de que nos vayamos.
_ ¿Pueden acompañarme un momento?
_ De acuerdo.
Los tres subimos las escaleras siguiendo al mayordomo, al cabo de algunos minutos llegamos a la habitacion de la gobernadora, quien se encontraba descansado, aunque estaba despierta y tenia lagrimas en sus ojos, habia una copa de vino a su lado, que de inmediato Pepa, recogio y la guardo demasiado lejos de doña Isabel, quien se quedo sorprendida, puso mala cara, aunque no dijo nada y se quedo dormida.
_ Usted debera conseguir que se libere del alcoholismo.
_ Hare todo lo que este en mis manos.
_ El futuro de Buena Ventura, depende del buen estado de la gobernadora, y todos esperamos que se pueda realizar el milagro.
Me asome afuera por un momento, y pude ver una habitacion que estaba abierta, de inmediato, vi a un joven, que estaba caminando por la habitacion, cuando reconoci a Sergio, el de inmediato cerro la puerta violentamente, el fuerte portazo evito que pudiera tomar una reaccion.
_ Laura, ya es tiempo que regresemos a la posada _ Me dijo Tristan.
_ Esta bien.
Ambos nos despedimos de Pepa, y nos dirigimos de regreso en la posada, me di cuenta mientras veia la despedida de los enamorados, que nuestro destino podia cambiar ahora que nos habiamos conocido.
Mientras tanto en la iglesia de Puente Viejo, el padre Anselmo se encontraba preparando todo para la misa por viernes santo, cuando algunos momentos despues, entro un joven de cabellos castaños, hermosas facciones, que vestia una camisa blanca, un pantalon negro, y un calzado que combinaba con esto ultimo, se dirigio al sacerdote, quien de inmediato con una sonrisa, y al mismo tiempo, seriamente, le dijo:
_ ¡Gonzalo! Al fin estas aquí.
_ Lo siento, pero tuve algunos problemas.
_ ¿Qué sucedió?
_ Intentaron asaltarme, aunque en realidad no sucedió nada grave.
_ ¿Pero estais bien?
_ Claro que si.
_ El seminario hubiera tenido demasiados problemas con tu tia.
_ Mi tia. ¿Y como esta ella?
_ Siempre pendiente de las labores de bien social, es una buena mujer.
_ No puedo negarlo, estare aquí por las vacaciones, despues regresare al seminario, estoy tan entusiasmado, por odenarme cuanto antes.
_ Veo que estais convencido de tu vocacion.
_ Jamas he estado mas seguro de nada.
Una hora despues cuando ya todo estaba listo para la misa, y habiendo trabajado lo suficiente, el joven pidio permiso para irse a bañar al rio, antes de ir a visitar a su tia, despues de haberlo conseguido, se dirigio al rio, en donde despues de despojarse de sus prendas, se sumergio en las aguas, mientras esto sucedia, una muchacha que estaba dirgiendose al pueblo, lo vio, y se turbo tanto que decidio alejarse.
_ Mi madre me envio a un colegio en Italia, y no se hablo mas del asunto, ella no quiere que se vuelva a mencionar aquella tragedia.
_ De todas maneras, es una muerte que no puede quedar sin resolver.
_ Es lo que mas quisiera, pero no creo que halla ninguna posibilidad.
_ Claro que si _ Le dijo Pepa, mientras le acariciaba una mejilla.
_ Ademas puedes contar con nosotras, para conseguirlo.
Tristan sonrio y se dio cuenta de que podia confiar en nosotras, despues de casi una hora, al fin llegamos a la casa de la gobernadora, el mayordomo estaba en la puerta y subio las maletas de Pepa, al cuarto del servicio, mientras que dirigiendose a mi, el buen hombre, expreso:
_ El joven Sergio, ha estado preguntando por usted, señorita.
_ ¿Qué?
_ Aunque me dijo que solo fue una equivocacion.
_ Espero que no se equivoque demasiado.
_ Pase por aquí _ Le dijo el mayordomo a Pepa.
_ Entonces creo que es momento de que nos vayamos.
_ ¿Pueden acompañarme un momento?
_ De acuerdo.
Los tres subimos las escaleras siguiendo al mayordomo, al cabo de algunos minutos llegamos a la habitacion de la gobernadora, quien se encontraba descansado, aunque estaba despierta y tenia lagrimas en sus ojos, habia una copa de vino a su lado, que de inmediato Pepa, recogio y la guardo demasiado lejos de doña Isabel, quien se quedo sorprendida, puso mala cara, aunque no dijo nada y se quedo dormida.
_ Usted debera conseguir que se libere del alcoholismo.
_ Hare todo lo que este en mis manos.
_ El futuro de Buena Ventura, depende del buen estado de la gobernadora, y todos esperamos que se pueda realizar el milagro.
Me asome afuera por un momento, y pude ver una habitacion que estaba abierta, de inmediato, vi a un joven, que estaba caminando por la habitacion, cuando reconoci a Sergio, el de inmediato cerro la puerta violentamente, el fuerte portazo evito que pudiera tomar una reaccion.
_ Laura, ya es tiempo que regresemos a la posada _ Me dijo Tristan.
_ Esta bien.
Ambos nos despedimos de Pepa, y nos dirigimos de regreso en la posada, me di cuenta mientras veia la despedida de los enamorados, que nuestro destino podia cambiar ahora que nos habiamos conocido.
Mientras tanto en la iglesia de Puente Viejo, el padre Anselmo se encontraba preparando todo para la misa por viernes santo, cuando algunos momentos despues, entro un joven de cabellos castaños, hermosas facciones, que vestia una camisa blanca, un pantalon negro, y un calzado que combinaba con esto ultimo, se dirigio al sacerdote, quien de inmediato con una sonrisa, y al mismo tiempo, seriamente, le dijo:
_ ¡Gonzalo! Al fin estas aquí.
_ Lo siento, pero tuve algunos problemas.
_ ¿Qué sucedió?
_ Intentaron asaltarme, aunque en realidad no sucedió nada grave.
_ ¿Pero estais bien?
_ Claro que si.
_ El seminario hubiera tenido demasiados problemas con tu tia.
_ Mi tia. ¿Y como esta ella?
_ Siempre pendiente de las labores de bien social, es una buena mujer.
_ No puedo negarlo, estare aquí por las vacaciones, despues regresare al seminario, estoy tan entusiasmado, por odenarme cuanto antes.
_ Veo que estais convencido de tu vocacion.
_ Jamas he estado mas seguro de nada.
Una hora despues cuando ya todo estaba listo para la misa, y habiendo trabajado lo suficiente, el joven pidio permiso para irse a bañar al rio, antes de ir a visitar a su tia, despues de haberlo conseguido, se dirigio al rio, en donde despues de despojarse de sus prendas, se sumergio en las aguas, mientras esto sucedia, una muchacha que estaba dirgiendose al pueblo, lo vio, y se turbo tanto que decidio alejarse.
#17
25/09/2013 04:00
El joven estuvo un rato dentro de aquellas aguas, y cuando salio y se vistio, se dio cuenta que alguien lo habia visto, pero la muchacha se fue corriendo antes de que el pudiera darse cuenta de quien se trataba.
Gonzalo Ulloa, era el hijo menor de don Santiago Ulloa, hermano de don Pablo, y de doña Elizabeth Mendizabal, quienes fallecieron de manera natural hacia unos catorce años, antes de que naciera, se sabia que el embarazo de su madre era de alto riesgo, y por lo tanto doña Francisca le juro al altisimo, que si el niño vivia, entonces ella lo consagraria.
Elizabeth al comienzo considero que no tenia posibilidades, sin embargo cuando el milagro se realizo, se comprometio bajo juramento para que su hijo se convirtiera en un sacerdote, y desde que tenia uso de razon, el niño fue educado para aquello, y parecia que no le interesaba nada que no tuviera nada que ver con la promesa que habian hecho por el.
_ Me quedan tres años y despues me ordenare como sacerdote, tengo tantos deseos de cumplir la voluntad de mis padres y de mi tia, cuando eso suceda entonces, habre realizado el mas grande de todos mis anhelos, no creo que halla nada en el mundo, que me haga cambiar.
El joven se subio al caballo que lo habia traido, y despues regreso a la iglesia, en donde encontro a su tia Francisca, quien le dijo, amable.
_ ¡Hasta que al fin te veo! ¿Dónde estabas muchacho?
_ Me fui a bañar al rio.
_ Sabes que no me gusta que hagas eso, de todas maneras lo importante es que estas aquí, tengo tantos planes para ti.
_ ¿De que se tratan?
_ Tres meses antes de que te ordenes, te enviare a una iglesia franciscana, y estoy segura que seras el orgullo de la familia.
_ Gracias.
Cualquier mujer hubiera abrazado a su sobrino, sin embargo, doña Francisca apenas y le toco la mejilla al joven y con poco afecto.
Los Castañeda eran los dueños de la posada y de la confiteria de Puente Viejo, Adolfo y Emilia, tenian varios años de casados y ademas tenian una hija, a quien querian mas que sus propias vidas, aquella chiquilla era la luz de sus ojos, Emilia se encontraba preparando los dulces para la semana santa, y su marido revisando las cuentas, cuando de repente, una muchacha de cabellos castaños y cortos entro bastante presurosa.
_ Maria. ¿Se puede saber, porque vienes tan agitada?
_ No me sucede nada, lo que pasa es que hacia tanta calor.
_ ¿Estais bien?
_ Claro que si.
_ Ven sientate, un momento, mi cielo.
Maria se sento al lado de su madre, quien seguia preparando aquellos exquisitos dulces, al mismo tiempo que le dirigia una mirada cariñosa, sin embargo la muchacha no podia dejar de pensar en lo que viera algunos minutos antes de poder llegar para ver a sus padres, no queria recordalo, pero se ruborizaba timidamente, pensando en lo sucedido.
La gobernadora se desperto, sentandose enseguida, Pepa estaba a su lado y habia alejado de ella todas las bebidas alcoholicas, Isabel pregunto porque lo habia hecho, y Pepa le dio una respuesta que la sorprendio.
_ Su hijo me ha contratado para que usted deje el licor.
_ No necesito que nadie me ayude, cuando no lo necesito.
_ Se equivoca, usted mas que nadie, necesita que la ayuden.
Isabel intento levantarse, pero le dolia tanto la espalda, que apenas si pudo lanzar un grito, la muchacha la auxilio de inmediato, aquel gesto dejo impresionada a la gobernadora, quien de una manera timida, dijo:
_ Gracias.
_ Seguramente su hijo viene a verla todos los dias.
_ Eso no es cierto, Sergio apenas para en esta casa para dormir.
_ Su hijo la quiere, por eso me contrato.
_ Quizas me quiera, pero no sabe demostrarmelo.
_ Si usted le demuestra su cariño antes, entonces para el sera mas facil.
_ Mi hijo esta demasiado ocupado en sus asuntos, y no le interesa nada mas.
Matilde estaba escuchando detrás de la puerta, y no le gustaba para nada la idea de que aquella muchacha se estuviera ganando el cariño de la gobernadora, ademas de que desde hacia tiempo, queria deshacerse de Sergio, aquella mujer no era precisamente, la mejor de las personas.
_ Tengo que conseguir toda la herencia de ese chiquillo.
Habia tenido una larga convesacion con Tristan y en la mayoria de sus palabras, el nombre de mi hermana y su amor por ella, era lo que siempre destacaba, estaba realmente convencida, de que no importara lo que sucediera, habia sido una bendicion que ellos se hubieran conocido, y estaba segura de que nada podia evitar toda su felicidad.
_ ¿Ustedes no son de Buenaventura? Me pregunto, amablemente.
_ En realidad somos de San Blas, pero tuvimos que viajar aquí.
_ ¿Y cual fue el motivo?
_ Asuntos de trabajo.
_ Sabes que no te creo nada, vamos confia en mi.
_ En realidad, no se si deba contarlo.
_ ¿Se trata de Pepa, cierto?
_ Claro que si.
_ Pues entonces quisiera saberlo.
Me di cuenta que en sus ojos habia cierto brillo, al mismo tiempo que levantaba la copa y se la llevaba a sus labios para beber un poco de su contenido, despues puso el vaso de nuevo en la mesa, y lo dejo de lado.
_ Esta bien te dire lo que pueda, pero es un secreto.
_ Te prometo que no dire nada.
_ Mi hermana tuvo una decepcion amorosa.
_ Ese hombre debio haber sido un imbecil.
_ Ya sabeis el motivo por el que mi hermana te rechazo al comienzo.
_ No creo que me hallas dicho toda la verdad.
_ Creo que no seria prudente.
_ Por favor Laura, quisiera saberlo.
_ Mi hermana tuvo un hijo con ese hombre.
_ ¿Y donde esta ese niño?
_ Ese hombre se lo quito, y nos abandono en medio del bosque.
_ Maldito canalla, pero te juro, Laura, que Pepa recuperara a su hijo.
Habia fuego en su mirada, no sabia si habia cometido una imprudencia, sin embargo estaba demasiado segura, de que Tristan le pudiera brindar su ayuda a mi hermana, y de que mi sobrino, regresara con su madre.
Gonzalo Ulloa, era el hijo menor de don Santiago Ulloa, hermano de don Pablo, y de doña Elizabeth Mendizabal, quienes fallecieron de manera natural hacia unos catorce años, antes de que naciera, se sabia que el embarazo de su madre era de alto riesgo, y por lo tanto doña Francisca le juro al altisimo, que si el niño vivia, entonces ella lo consagraria.
Elizabeth al comienzo considero que no tenia posibilidades, sin embargo cuando el milagro se realizo, se comprometio bajo juramento para que su hijo se convirtiera en un sacerdote, y desde que tenia uso de razon, el niño fue educado para aquello, y parecia que no le interesaba nada que no tuviera nada que ver con la promesa que habian hecho por el.
_ Me quedan tres años y despues me ordenare como sacerdote, tengo tantos deseos de cumplir la voluntad de mis padres y de mi tia, cuando eso suceda entonces, habre realizado el mas grande de todos mis anhelos, no creo que halla nada en el mundo, que me haga cambiar.
El joven se subio al caballo que lo habia traido, y despues regreso a la iglesia, en donde encontro a su tia Francisca, quien le dijo, amable.
_ ¡Hasta que al fin te veo! ¿Dónde estabas muchacho?
_ Me fui a bañar al rio.
_ Sabes que no me gusta que hagas eso, de todas maneras lo importante es que estas aquí, tengo tantos planes para ti.
_ ¿De que se tratan?
_ Tres meses antes de que te ordenes, te enviare a una iglesia franciscana, y estoy segura que seras el orgullo de la familia.
_ Gracias.
Cualquier mujer hubiera abrazado a su sobrino, sin embargo, doña Francisca apenas y le toco la mejilla al joven y con poco afecto.
Los Castañeda eran los dueños de la posada y de la confiteria de Puente Viejo, Adolfo y Emilia, tenian varios años de casados y ademas tenian una hija, a quien querian mas que sus propias vidas, aquella chiquilla era la luz de sus ojos, Emilia se encontraba preparando los dulces para la semana santa, y su marido revisando las cuentas, cuando de repente, una muchacha de cabellos castaños y cortos entro bastante presurosa.
_ Maria. ¿Se puede saber, porque vienes tan agitada?
_ No me sucede nada, lo que pasa es que hacia tanta calor.
_ ¿Estais bien?
_ Claro que si.
_ Ven sientate, un momento, mi cielo.
Maria se sento al lado de su madre, quien seguia preparando aquellos exquisitos dulces, al mismo tiempo que le dirigia una mirada cariñosa, sin embargo la muchacha no podia dejar de pensar en lo que viera algunos minutos antes de poder llegar para ver a sus padres, no queria recordalo, pero se ruborizaba timidamente, pensando en lo sucedido.
La gobernadora se desperto, sentandose enseguida, Pepa estaba a su lado y habia alejado de ella todas las bebidas alcoholicas, Isabel pregunto porque lo habia hecho, y Pepa le dio una respuesta que la sorprendio.
_ Su hijo me ha contratado para que usted deje el licor.
_ No necesito que nadie me ayude, cuando no lo necesito.
_ Se equivoca, usted mas que nadie, necesita que la ayuden.
Isabel intento levantarse, pero le dolia tanto la espalda, que apenas si pudo lanzar un grito, la muchacha la auxilio de inmediato, aquel gesto dejo impresionada a la gobernadora, quien de una manera timida, dijo:
_ Gracias.
_ Seguramente su hijo viene a verla todos los dias.
_ Eso no es cierto, Sergio apenas para en esta casa para dormir.
_ Su hijo la quiere, por eso me contrato.
_ Quizas me quiera, pero no sabe demostrarmelo.
_ Si usted le demuestra su cariño antes, entonces para el sera mas facil.
_ Mi hijo esta demasiado ocupado en sus asuntos, y no le interesa nada mas.
Matilde estaba escuchando detrás de la puerta, y no le gustaba para nada la idea de que aquella muchacha se estuviera ganando el cariño de la gobernadora, ademas de que desde hacia tiempo, queria deshacerse de Sergio, aquella mujer no era precisamente, la mejor de las personas.
_ Tengo que conseguir toda la herencia de ese chiquillo.
Habia tenido una larga convesacion con Tristan y en la mayoria de sus palabras, el nombre de mi hermana y su amor por ella, era lo que siempre destacaba, estaba realmente convencida, de que no importara lo que sucediera, habia sido una bendicion que ellos se hubieran conocido, y estaba segura de que nada podia evitar toda su felicidad.
_ ¿Ustedes no son de Buenaventura? Me pregunto, amablemente.
_ En realidad somos de San Blas, pero tuvimos que viajar aquí.
_ ¿Y cual fue el motivo?
_ Asuntos de trabajo.
_ Sabes que no te creo nada, vamos confia en mi.
_ En realidad, no se si deba contarlo.
_ ¿Se trata de Pepa, cierto?
_ Claro que si.
_ Pues entonces quisiera saberlo.
Me di cuenta que en sus ojos habia cierto brillo, al mismo tiempo que levantaba la copa y se la llevaba a sus labios para beber un poco de su contenido, despues puso el vaso de nuevo en la mesa, y lo dejo de lado.
_ Esta bien te dire lo que pueda, pero es un secreto.
_ Te prometo que no dire nada.
_ Mi hermana tuvo una decepcion amorosa.
_ Ese hombre debio haber sido un imbecil.
_ Ya sabeis el motivo por el que mi hermana te rechazo al comienzo.
_ No creo que me hallas dicho toda la verdad.
_ Creo que no seria prudente.
_ Por favor Laura, quisiera saberlo.
_ Mi hermana tuvo un hijo con ese hombre.
_ ¿Y donde esta ese niño?
_ Ese hombre se lo quito, y nos abandono en medio del bosque.
_ Maldito canalla, pero te juro, Laura, que Pepa recuperara a su hijo.
Habia fuego en su mirada, no sabia si habia cometido una imprudencia, sin embargo estaba demasiado segura, de que Tristan le pudiera brindar su ayuda a mi hermana, y de que mi sobrino, regresara con su madre.
#18
25/09/2013 04:01
Mientras tanto en casa de don Carlos Ulloa, todas las maletas se encuentran listas, debido a que la familia viajara a Puente Viejo, Consuelo tenia al niño en brazos y lo arrullaba tiernamente, mientras que su marido le decia a los criados que subieran las maleas al coche.
_ Te aseguro que te divertiras bastante en Puente Viejo.
_ Lo unico que quiero es no separarme jamas de mi hijo.
_ Estais demasiado encariñada con el.
_ ¿Y porque no deberia estarlo? Es mi vida entera.
_ En la casona, tendreis criadas que se ocupen del niño.
_ Que las criadas se ocupen de sus deberes, que yo me ocupo de mi hijo.
Algunos momentos despues, los esposos con el pequeño subieron al coche y se dirigieron a la casona de Puente Viejo, Carlos la acompñaria y despues tomaria la primera diligencia a Madrid, a fin de averiguar el paradero de las Balmes, y evitar que pudieran descubrir sus mentiras.
Lejos de la casona se encontramos una señorita de rubia cabellera, y un joven de cabellos negros y barba, que de inmediato se acerco a la muchacha, y acariciandole las manos, le dijo con la mas grande ternura.
_ Tenia tantas ganas de verte, Soledad.
_ Y yo a ti, mi querido Juan.
_ Quisiera que podamos vivir nuestro amor sin escondernos.
_ Yo tambien lo quisiera, pero no quiero que nadie te haga daño.
La joven acaricio tiernamente la mejilla de su amado, y en sus ojos se podia ver aquella felicidad que no se notaba cuando estaba cerca de su madre, cuando estaba al lado de Juan, Soledad se sentia plenamente dichosa, veia que el cielo se abria ante ella y le brindaba un futuro anticipado, aquel capataz de la casona, era el unico que la hacia sonreir, y ademas aunque el joven no era demasiado aficionado al piano, siempre escuchaba a escondidas cada vez que su amada tocaba una melodia, sintiendo sin duda que no habia una pianista mejor que ella.
_ Estoy juntando todo mi sueldo, para que nos vayamos de aquí.
_ ¿Hablas en serio?
_ Claro que si, vida mia, te aseguro que nos iremos de este pueblo.
_ No hay nada que me retenga en Puente Viejo.
Los jovenes se volvieron a besar, sin embargo no se dieron cuenta que alguien los habia visto, y que esperaba el momento para sacar ventaja de la situacion, con la cual esperaba divertirse de una manera egoista.
_ ¿Quién diria que mi querida Soledad, estaria con ese miserable?
La gobernadora que durante una hora habia intentado convencer a Pepa, de que le sirviera una copa de licor, al fin se convencio de que la muchacha no iba a ceder, entonces quiso intimar un poco mas con ella.
_ ¿Cómo fue que aceptaste venir a cuidarme?
_ Queria que usted no volviera pasar lo mismo de esa noche en la posada.
_ Me vi fatal esa noche. ¿Cierto?
_ Su hijo estaba demasiado preocupado por usted.
_ Eso no es cierto, Sergio solo vive interesado en el mismo.
_ Creo que no deberia tener en ese concepto a su hijo.
Isabel sonrio con tristeza, ella sabia muy bien que no habia sido la madre ideal para Sergio, y que por ese motivo no le parecia raro que se mantuviera demasiado distante con ella, lo que si era cierto era la angustia que tuvo el joven, cuando su madre tuvo esa borrachera en la posada, aunque la mayor parte del tiempo, se mantuviera indiferente.
Habia salido a pasear por el rio, porque necesitaba refrescarme, debido a que hacia una fuerte calor, ademas que no habia demasiados clientes en la posada, cuando me habia despojado de algunas prendas, y me habia quedado con un corto vestido blanco, el agua estaba realmente deliciosa, y yo senti como todos los musculos de mi cuerpo se relajaban, sintiendome de esa manera bastante liberada en lo posible.
_ Es demasiado interesante ver a una chica, bañandose en el rio.
Fue entonces cuando me di cuenta que no estaba sola y reconoci a Sergio, quien estaba trepado en la rama de uno de los arboles, en sus ojos podia ver aquella sonrisa desconocida que tenia cuando lo conoci.
_ ¡Me estabais espiando! Le dije bastante molesta.
_ Jamas me dijiste que no podia hacerlo.
_ ¿Te estais burlando de mi?
_ De ninguna manera.
Sali de aquellas aguas y de inmediato le dije seriamente.
_ Date la vuelta, que me voy a vestir.
_ Como tu quieras.
Cuando ya estaba con todas mis prendas, lo mire de una manera seria, viendo aquella burla en sus ojos, y sin esperar nada mas le pregunte:
_ ¿Por qué cerrasteis la puerta cuando te vi?
_ No tenia ganas de ver a nadie, queria estar solo.
_ En cambio ahora me has estado espiando.
_ Siempre hago lo que quiero.
_ Matias me dijo que no eres un buen hombre.
_ Yo sere lo que tu quieres que sea.
_ Te voy a vigilar y muy de cerca.
_ ¿Me vas a pedir que te corteje?
No le dije nada y me aleje de el, sin duda alguna no comprendia a Sergio.
Carlos y su familia estuvieron viajando durante casi tres horas, mientras Consuelo se dedicaba a darle todos los mimos al niño, el caballero pensaba en todas las posibilidades que tendria de encontrar a las Balmes en Madrid, y de esa manera poder evitar que su secreto fuera descubierto, al mismo tiempo que no dejaba de contemplar a su esposa, de quien estaba realmente enamorado y habia hecho hasta lo indebido con tal de que ella pudiera realizar su deseo de ser madre, no habia nada que no pudiera justificar que ella pudiera perder toda su dicha.
_ “Creo que si le ofresco una fuerte cantidad de dinero, ella no dira nada”
_ ¿Qué estais diciendo? Le pregunto su esposa, de repente.
_ Nada, pensaba en que mi tia deberia aumentar el suelo de los jornaleros.
_ Eres un buen hombre, siempre te preocupas por todos.
Despues de tres horas de viaje, el cochero se detuvo en Puente Viejo, Consuelo estaba demasiado feliz y miraba con una ternura entusiasta a su hijo, Carlos tomo el coche de posta que estaba al lado de la puerta principal del pueblo y de inmediato se dirigieron a ver a doña Francisca.
_ Al fin hemos llegado a la casona.
_ Te aseguro que te divertiras bastante en Puente Viejo.
_ Lo unico que quiero es no separarme jamas de mi hijo.
_ Estais demasiado encariñada con el.
_ ¿Y porque no deberia estarlo? Es mi vida entera.
_ En la casona, tendreis criadas que se ocupen del niño.
_ Que las criadas se ocupen de sus deberes, que yo me ocupo de mi hijo.
Algunos momentos despues, los esposos con el pequeño subieron al coche y se dirigieron a la casona de Puente Viejo, Carlos la acompñaria y despues tomaria la primera diligencia a Madrid, a fin de averiguar el paradero de las Balmes, y evitar que pudieran descubrir sus mentiras.
Lejos de la casona se encontramos una señorita de rubia cabellera, y un joven de cabellos negros y barba, que de inmediato se acerco a la muchacha, y acariciandole las manos, le dijo con la mas grande ternura.
_ Tenia tantas ganas de verte, Soledad.
_ Y yo a ti, mi querido Juan.
_ Quisiera que podamos vivir nuestro amor sin escondernos.
_ Yo tambien lo quisiera, pero no quiero que nadie te haga daño.
La joven acaricio tiernamente la mejilla de su amado, y en sus ojos se podia ver aquella felicidad que no se notaba cuando estaba cerca de su madre, cuando estaba al lado de Juan, Soledad se sentia plenamente dichosa, veia que el cielo se abria ante ella y le brindaba un futuro anticipado, aquel capataz de la casona, era el unico que la hacia sonreir, y ademas aunque el joven no era demasiado aficionado al piano, siempre escuchaba a escondidas cada vez que su amada tocaba una melodia, sintiendo sin duda que no habia una pianista mejor que ella.
_ Estoy juntando todo mi sueldo, para que nos vayamos de aquí.
_ ¿Hablas en serio?
_ Claro que si, vida mia, te aseguro que nos iremos de este pueblo.
_ No hay nada que me retenga en Puente Viejo.
Los jovenes se volvieron a besar, sin embargo no se dieron cuenta que alguien los habia visto, y que esperaba el momento para sacar ventaja de la situacion, con la cual esperaba divertirse de una manera egoista.
_ ¿Quién diria que mi querida Soledad, estaria con ese miserable?
La gobernadora que durante una hora habia intentado convencer a Pepa, de que le sirviera una copa de licor, al fin se convencio de que la muchacha no iba a ceder, entonces quiso intimar un poco mas con ella.
_ ¿Cómo fue que aceptaste venir a cuidarme?
_ Queria que usted no volviera pasar lo mismo de esa noche en la posada.
_ Me vi fatal esa noche. ¿Cierto?
_ Su hijo estaba demasiado preocupado por usted.
_ Eso no es cierto, Sergio solo vive interesado en el mismo.
_ Creo que no deberia tener en ese concepto a su hijo.
Isabel sonrio con tristeza, ella sabia muy bien que no habia sido la madre ideal para Sergio, y que por ese motivo no le parecia raro que se mantuviera demasiado distante con ella, lo que si era cierto era la angustia que tuvo el joven, cuando su madre tuvo esa borrachera en la posada, aunque la mayor parte del tiempo, se mantuviera indiferente.
Habia salido a pasear por el rio, porque necesitaba refrescarme, debido a que hacia una fuerte calor, ademas que no habia demasiados clientes en la posada, cuando me habia despojado de algunas prendas, y me habia quedado con un corto vestido blanco, el agua estaba realmente deliciosa, y yo senti como todos los musculos de mi cuerpo se relajaban, sintiendome de esa manera bastante liberada en lo posible.
_ Es demasiado interesante ver a una chica, bañandose en el rio.
Fue entonces cuando me di cuenta que no estaba sola y reconoci a Sergio, quien estaba trepado en la rama de uno de los arboles, en sus ojos podia ver aquella sonrisa desconocida que tenia cuando lo conoci.
_ ¡Me estabais espiando! Le dije bastante molesta.
_ Jamas me dijiste que no podia hacerlo.
_ ¿Te estais burlando de mi?
_ De ninguna manera.
Sali de aquellas aguas y de inmediato le dije seriamente.
_ Date la vuelta, que me voy a vestir.
_ Como tu quieras.
Cuando ya estaba con todas mis prendas, lo mire de una manera seria, viendo aquella burla en sus ojos, y sin esperar nada mas le pregunte:
_ ¿Por qué cerrasteis la puerta cuando te vi?
_ No tenia ganas de ver a nadie, queria estar solo.
_ En cambio ahora me has estado espiando.
_ Siempre hago lo que quiero.
_ Matias me dijo que no eres un buen hombre.
_ Yo sere lo que tu quieres que sea.
_ Te voy a vigilar y muy de cerca.
_ ¿Me vas a pedir que te corteje?
No le dije nada y me aleje de el, sin duda alguna no comprendia a Sergio.
Carlos y su familia estuvieron viajando durante casi tres horas, mientras Consuelo se dedicaba a darle todos los mimos al niño, el caballero pensaba en todas las posibilidades que tendria de encontrar a las Balmes en Madrid, y de esa manera poder evitar que su secreto fuera descubierto, al mismo tiempo que no dejaba de contemplar a su esposa, de quien estaba realmente enamorado y habia hecho hasta lo indebido con tal de que ella pudiera realizar su deseo de ser madre, no habia nada que no pudiera justificar que ella pudiera perder toda su dicha.
_ “Creo que si le ofresco una fuerte cantidad de dinero, ella no dira nada”
_ ¿Qué estais diciendo? Le pregunto su esposa, de repente.
_ Nada, pensaba en que mi tia deberia aumentar el suelo de los jornaleros.
_ Eres un buen hombre, siempre te preocupas por todos.
Despues de tres horas de viaje, el cochero se detuvo en Puente Viejo, Consuelo estaba demasiado feliz y miraba con una ternura entusiasta a su hijo, Carlos tomo el coche de posta que estaba al lado de la puerta principal del pueblo y de inmediato se dirigieron a ver a doña Francisca.
_ Al fin hemos llegado a la casona.
#19
28/10/2013 16:22
4 Los secretos de la casona.
Carlos Ulloa y su esposa Consuelo, ya estaban en el puerta y la primera persona que los recibio fue Mariana, quien gracias a las influencias de la buena mujer se habia salvado de ser despedida en varias ocasiones, por plantear una opinion diferente a lo que pudiera pensar doña Francisca.
_ Bienvenidos a la casona.
_ Gracias.
_ Hipolito lleva los equipajes _ Le dijo Mariana al sobrino del mayordomo, quien de inmediato se dispuso a cumplir sus ordenes.
_ Enseguida.
_ ¿Han tenido un buen viaje?
_ Si _ Dijo Carlos de una manera demasiado seca, mientras que se arreglaba las mangas de la camisa y no dejaba de mirar a todas partes.
_ Tenia tantas ganas de verte, mi querida Mariana _ Expreso Consuelo.
La criada de inmediato, queriendo hacerle un favor a la esposa de don Carlos, se acerco a ella y extendiendo los brazos, quiso alzar al niño que estaba siendo mimado por aquella mujer, cuando de repente sucedió algo que dejo sorprendidos a todos, Consuelo violentamente, exclamo:
_ ¡Alejate de mi hijo! ¡No quiero que lo toques!
_ Calmese, por favor.
Mariana intento que Consuelo mantuviera la calma, sin embargo la expresion de sus ojos era demasiado terrible y angustiada, consiguio que la criada desistiera de alzar al niño, con demasiado anhelo, dijo:
_ ¡Luisito es mio! ¡Y nadie me lo va a quitar! ¡Nadie!
Carlos le prometio a su esposa, que no permitiria jamas que nadie le quitara a su hijo, aunque debemos decir que lo habia hecho por dos razones, la primera para que su mujer se calmara, y la segunda porque estaba seguro de no verse en la necesidad de cumplir lo que prometiera.
_ Mariana, dile a mi tia que ya estamos aquí.
_ De acuerdo.
_ Mariana, disculpame, pero no quiero que nadie se acerque a mi hijo.
_ Señora, nadie le va a quitar a su hijo, se lo aseguro.
_ ¿Me disculpais?
_ No tengo nada que disculpar.
Consuelo no le dijo nada, si no que de inmediato le pidio a Hipolito que la acompañara a su habitacion, mientras ella tenia el niño en sus brazos, se podia ver en los ojos de aquella mujer, que no habia nadie en el mundo que pudiera estar por encima de aquella criatura que adoraba.
Doña Francisca habia vuelto de la iglesia, acompañado de su sobrino Gonzalo, cuando al entrar en la casona, encontro ahí a Carlos, quien estaba demasiado pensativo y ni siquiera se dispuso a saludarlos.
_ ¡Carlos! ¿Qué te pasa, que andas tan distraido?
_ Nada tia, disculpame _ Expreso Carlos, seriamente.
_ Tenia tantas ganas de verte _ Le dijo Gonzalo con amabilidad.
_ Y yo a ti. Por cierto. ¿Cuándo habeis llegado?
_ Hace algunas, he venido a pasar una temporada.
_ Me alegra que estes aquí, te echaba de menos.
_ Gracias.
_ Mi querido Gonzalo, veo que cuando ustedes estan cerca, se olvidan de mi.
_ Ya sabeis que adoro demasiado a mi hermano.
_ Igualmente.
_ ¿Dónde esta tu esposa?
_ En su habitacion, con nuestro hijo.
_ ¿Habeis traido al pequeño Luis?
_ Claro que si.
_ Tengo ganas de verlo.
_ ¿Le dareis alguno de los sacramentos, cuando te ordenes como sacerdote?
_ Claro que si.
Doña Francisca sonrio friamente, al darse cuenta de la fuerte vocacion de su sobrino Gonzalo para el sacerdocio, y esperaba que por nada del mundo, el joven cambiara su decision, para ella seria terrible.
Carlos Ulloa y su esposa Consuelo, ya estaban en el puerta y la primera persona que los recibio fue Mariana, quien gracias a las influencias de la buena mujer se habia salvado de ser despedida en varias ocasiones, por plantear una opinion diferente a lo que pudiera pensar doña Francisca.
_ Bienvenidos a la casona.
_ Gracias.
_ Hipolito lleva los equipajes _ Le dijo Mariana al sobrino del mayordomo, quien de inmediato se dispuso a cumplir sus ordenes.
_ Enseguida.
_ ¿Han tenido un buen viaje?
_ Si _ Dijo Carlos de una manera demasiado seca, mientras que se arreglaba las mangas de la camisa y no dejaba de mirar a todas partes.
_ Tenia tantas ganas de verte, mi querida Mariana _ Expreso Consuelo.
La criada de inmediato, queriendo hacerle un favor a la esposa de don Carlos, se acerco a ella y extendiendo los brazos, quiso alzar al niño que estaba siendo mimado por aquella mujer, cuando de repente sucedió algo que dejo sorprendidos a todos, Consuelo violentamente, exclamo:
_ ¡Alejate de mi hijo! ¡No quiero que lo toques!
_ Calmese, por favor.
Mariana intento que Consuelo mantuviera la calma, sin embargo la expresion de sus ojos era demasiado terrible y angustiada, consiguio que la criada desistiera de alzar al niño, con demasiado anhelo, dijo:
_ ¡Luisito es mio! ¡Y nadie me lo va a quitar! ¡Nadie!
Carlos le prometio a su esposa, que no permitiria jamas que nadie le quitara a su hijo, aunque debemos decir que lo habia hecho por dos razones, la primera para que su mujer se calmara, y la segunda porque estaba seguro de no verse en la necesidad de cumplir lo que prometiera.
_ Mariana, dile a mi tia que ya estamos aquí.
_ De acuerdo.
_ Mariana, disculpame, pero no quiero que nadie se acerque a mi hijo.
_ Señora, nadie le va a quitar a su hijo, se lo aseguro.
_ ¿Me disculpais?
_ No tengo nada que disculpar.
Consuelo no le dijo nada, si no que de inmediato le pidio a Hipolito que la acompañara a su habitacion, mientras ella tenia el niño en sus brazos, se podia ver en los ojos de aquella mujer, que no habia nadie en el mundo que pudiera estar por encima de aquella criatura que adoraba.
Doña Francisca habia vuelto de la iglesia, acompañado de su sobrino Gonzalo, cuando al entrar en la casona, encontro ahí a Carlos, quien estaba demasiado pensativo y ni siquiera se dispuso a saludarlos.
_ ¡Carlos! ¿Qué te pasa, que andas tan distraido?
_ Nada tia, disculpame _ Expreso Carlos, seriamente.
_ Tenia tantas ganas de verte _ Le dijo Gonzalo con amabilidad.
_ Y yo a ti. Por cierto. ¿Cuándo habeis llegado?
_ Hace algunas, he venido a pasar una temporada.
_ Me alegra que estes aquí, te echaba de menos.
_ Gracias.
_ Mi querido Gonzalo, veo que cuando ustedes estan cerca, se olvidan de mi.
_ Ya sabeis que adoro demasiado a mi hermano.
_ Igualmente.
_ ¿Dónde esta tu esposa?
_ En su habitacion, con nuestro hijo.
_ ¿Habeis traido al pequeño Luis?
_ Claro que si.
_ Tengo ganas de verlo.
_ ¿Le dareis alguno de los sacramentos, cuando te ordenes como sacerdote?
_ Claro que si.
Doña Francisca sonrio friamente, al darse cuenta de la fuerte vocacion de su sobrino Gonzalo para el sacerdocio, y esperaba que por nada del mundo, el joven cambiara su decision, para ella seria terrible.
#20
28/10/2013 16:26
En la confiteria se encontraban Alfonso Castañeda, cuando algunos momentos despues llego su hermano Juan, y le dijo ansiosamente.
_ Por favor, dame un pastelillo.
_ ¿Qué es lo que te sucede?
_ Nada.
_ Dime la verdad.
_ Ya lo sabeis.
_ ¿Pero acaso seguis con esa locura?
_ No es una locura, yo la amo.
_ ¡Por todos los cielos! Sabes muy bien quien es su madre.
_ La mujer mas poderosa de todo el pueblo.
_ Entonces, no deberias olvidarlo.
_ Alfonso, crei que estarias de nuestro lado.
_ Y lo estoy, pero no quiero que se metan en problemas, sabemos muy bien que doña Francisca, quiere enviar a su hija a un convento.
_ ¿Entonces se trata de esa posibilidad?
_ Crei que lo sabias.
_ Por supuesto, pero solamente crei que eran amenazas de esa mujer.
_ Doña Francisca, aunque no sepa de vuestros amores, quiere que su hija tome los habitos, imaginate lo que hara, si llega a saberlo.
Juan dejo el pedazo de pastelillo encima de la mesa, al mismo tiempo que sus ojos miraban suplicantes a su hermano, quien a pesar de las aparentes negativas que le demostraba, lo que menos queria era que la felicidad de su hermano, pudiera ser empañada por doña Francisca.
La gobernadora de Buenaventura, le habia tomado demasiado cariño a Pepa, y habiendo pasado mas de tres semanas sin probar una sola gota de alcohol, lo cual era realmente un milagro, determino que ya era tiempo de pagarle su primer sueldo a la joven, quien con humildad, dijo:
_ No creo que sea tiempo de que me pagues, falta una semana.
_ ¡La mensualidad! ¡Siempre la mensualidad! Yo quiero pagarte antes, ademas debia de haberme tardado menos en hacerlo, toma el dinero.
Isabel le entrego a Pepa una bolsa que contenia tres mil pesos, la muchacha quedo sorprendida, no por la cantidad, si no por aquel gesto que estaba teniendo la gobernadora, Pepa, no creia merecerlo.
_ Ya se que no estas acostumbrada a recibir esta cantidad, pero tienes que pensar en todo lo que harias con este dinero, sin ir mas lejos, tu hermana ya tiene edad para ingresar a una de las universidades de Madrid, y esa cantidad de dinero, y quizas pueda servirle un poco.
_ De todas maneras, no quisiera que usted me crea una interesada.
Isabel le dijo a Pepa, que de ninguna manera la consideraba una mujer ambiciosa, si no mas bien al contrario, ella le habia enseñado tantas cosas, y ademas habia sido su unica compañía, porque Sergio, aunque era su hijo, ni siquiera se habia tomado la molestia de visitarla.
Los militares que habian acompañado a Tristan, se presentaron en la posada, uno de ellos quien habia intentado forzar a Pepa, le dijo:
_ Veo que has decidido quedarte en este lugar.
_ Lo que menos quiero es hablar contigo.
_ Tristan, deberias olvidar lo que sucedió, no tiene la menor importancia.
_ Intentaste abusar de Pepa. ¿Cómo puedes decir algo semejante?
_ Ni siquiera pensaba hacerlo, solo queria divertirme.
_ Estais acostumbrado a tratar a las mujeres como objeto, pero te aseguro que aquí no conseguiras, llevar a cabo ninguno de tus planes.
_ Tu estas interesado en esa chica. ¿Cierto?
_ Si, estoy enamorado de ella.
_ Entonces deberas tomar una decision.
_ ¿De que hablas?
_ En tres dias nos iremos de Buena Ventura, y tienes que decidir si es que te vienes con nosotros, o te quedas aquí, al lado de tu noviecita.
_ Crei que nos quedariamos mas tiempo.
_ El coronel ha decidido que nos vayamos antes.
_ De todas maneras, hay cosas con las cuales no estoy de acuerdo.
_ ¿Cuáles?
_ Los estragos que varios de los antiguos oficiales cometieron en el pueblo de San Blas, la terrible carniceria que provocaron.
_ En ese pueblo, habian socialistas, no podiamos perder el tiempo.
_ Se cometieron demasiadas atrocidades, y los socialistas no fueron encontrados, y aunque hubieran estado alli, no tenias ningun derecho.
_ Tu, apenas eras un chiquillo, y no sabias nada, no puedes juzgar.
_ Pero puedo evitar que volvais a cometer lo mismo.
_ ¿Y de que manera? Pregunto aquel militar, con furia en la mirada.
_ No soy tan estupido como para hacer lo que os estais imaginando.
_ Tristan, ni siquiera participaste en esa mision.
_ Pero es algo que todo el mundo sabe, y me parece demasiado injusto, que las autoridades ni siquiera hallan querido investigar el asunto.
_ “Esa insistencia fue la que sentencio a tu padre” Expreso aquel militar en sus pensamientos, sin embargo, solamente dijo: _ Debes olvidarlo.
Tristan se levanto de la mesa, no estando de acuerdo de ninguna manera, con las palabras de aquel militar, y aunque no habia asegurado nada, estaba realmente convencido de que todas las atrocidades que se habian cometido aquel dia, deberian ser castigadas, en lo posible.
_ Por favor, dame un pastelillo.
_ ¿Qué es lo que te sucede?
_ Nada.
_ Dime la verdad.
_ Ya lo sabeis.
_ ¿Pero acaso seguis con esa locura?
_ No es una locura, yo la amo.
_ ¡Por todos los cielos! Sabes muy bien quien es su madre.
_ La mujer mas poderosa de todo el pueblo.
_ Entonces, no deberias olvidarlo.
_ Alfonso, crei que estarias de nuestro lado.
_ Y lo estoy, pero no quiero que se metan en problemas, sabemos muy bien que doña Francisca, quiere enviar a su hija a un convento.
_ ¿Entonces se trata de esa posibilidad?
_ Crei que lo sabias.
_ Por supuesto, pero solamente crei que eran amenazas de esa mujer.
_ Doña Francisca, aunque no sepa de vuestros amores, quiere que su hija tome los habitos, imaginate lo que hara, si llega a saberlo.
Juan dejo el pedazo de pastelillo encima de la mesa, al mismo tiempo que sus ojos miraban suplicantes a su hermano, quien a pesar de las aparentes negativas que le demostraba, lo que menos queria era que la felicidad de su hermano, pudiera ser empañada por doña Francisca.
La gobernadora de Buenaventura, le habia tomado demasiado cariño a Pepa, y habiendo pasado mas de tres semanas sin probar una sola gota de alcohol, lo cual era realmente un milagro, determino que ya era tiempo de pagarle su primer sueldo a la joven, quien con humildad, dijo:
_ No creo que sea tiempo de que me pagues, falta una semana.
_ ¡La mensualidad! ¡Siempre la mensualidad! Yo quiero pagarte antes, ademas debia de haberme tardado menos en hacerlo, toma el dinero.
Isabel le entrego a Pepa una bolsa que contenia tres mil pesos, la muchacha quedo sorprendida, no por la cantidad, si no por aquel gesto que estaba teniendo la gobernadora, Pepa, no creia merecerlo.
_ Ya se que no estas acostumbrada a recibir esta cantidad, pero tienes que pensar en todo lo que harias con este dinero, sin ir mas lejos, tu hermana ya tiene edad para ingresar a una de las universidades de Madrid, y esa cantidad de dinero, y quizas pueda servirle un poco.
_ De todas maneras, no quisiera que usted me crea una interesada.
Isabel le dijo a Pepa, que de ninguna manera la consideraba una mujer ambiciosa, si no mas bien al contrario, ella le habia enseñado tantas cosas, y ademas habia sido su unica compañía, porque Sergio, aunque era su hijo, ni siquiera se habia tomado la molestia de visitarla.
Los militares que habian acompañado a Tristan, se presentaron en la posada, uno de ellos quien habia intentado forzar a Pepa, le dijo:
_ Veo que has decidido quedarte en este lugar.
_ Lo que menos quiero es hablar contigo.
_ Tristan, deberias olvidar lo que sucedió, no tiene la menor importancia.
_ Intentaste abusar de Pepa. ¿Cómo puedes decir algo semejante?
_ Ni siquiera pensaba hacerlo, solo queria divertirme.
_ Estais acostumbrado a tratar a las mujeres como objeto, pero te aseguro que aquí no conseguiras, llevar a cabo ninguno de tus planes.
_ Tu estas interesado en esa chica. ¿Cierto?
_ Si, estoy enamorado de ella.
_ Entonces deberas tomar una decision.
_ ¿De que hablas?
_ En tres dias nos iremos de Buena Ventura, y tienes que decidir si es que te vienes con nosotros, o te quedas aquí, al lado de tu noviecita.
_ Crei que nos quedariamos mas tiempo.
_ El coronel ha decidido que nos vayamos antes.
_ De todas maneras, hay cosas con las cuales no estoy de acuerdo.
_ ¿Cuáles?
_ Los estragos que varios de los antiguos oficiales cometieron en el pueblo de San Blas, la terrible carniceria que provocaron.
_ En ese pueblo, habian socialistas, no podiamos perder el tiempo.
_ Se cometieron demasiadas atrocidades, y los socialistas no fueron encontrados, y aunque hubieran estado alli, no tenias ningun derecho.
_ Tu, apenas eras un chiquillo, y no sabias nada, no puedes juzgar.
_ Pero puedo evitar que volvais a cometer lo mismo.
_ ¿Y de que manera? Pregunto aquel militar, con furia en la mirada.
_ No soy tan estupido como para hacer lo que os estais imaginando.
_ Tristan, ni siquiera participaste en esa mision.
_ Pero es algo que todo el mundo sabe, y me parece demasiado injusto, que las autoridades ni siquiera hallan querido investigar el asunto.
_ “Esa insistencia fue la que sentencio a tu padre” Expreso aquel militar en sus pensamientos, sin embargo, solamente dijo: _ Debes olvidarlo.
Tristan se levanto de la mesa, no estando de acuerdo de ninguna manera, con las palabras de aquel militar, y aunque no habia asegurado nada, estaba realmente convencido de que todas las atrocidades que se habian cometido aquel dia, deberian ser castigadas, en lo posible.