El Rincón de Raimundo y Francisca. 16 años después... ¡Queremos gozo en el otoño de la vida!

Es lo que tienen los subtítulos, que no te indican como habla el personaje... ¿Acaso estaba llorando o le temblaba la voz a Francisca mientras escribía el telegrama a Gabriel?

Monumental decepción se lleva, monumental!!!! Ahora que yo no me quedo atrás viéndola. Con lo encantadora y enamorada que estaba ella y ala sopeton. Ahora que ya puede esconderse Raimundo ya porque le ha dado bien. Lo que yo no llego a entender es: Si se da cuenta de todo, Raimundo se queda sin nada??? Sin ayuda para Sebastian y sin Francisca??porque por mucho que me digan, enamorado está de ella. Te salió mal la jugada entonces??

Aggg que poco ha durado lo bueno, 400 capítulos esperando y en 20 otra vez a las andadas y veremos a ver ahora, veremos a ver!!!!!

Saludetes y si, que ganas que sea ya lunes y martes y miércoles y jueves .....

Holaa chicas!Llevaba tiempo sin comentar porque ultimamente no tengo tiempo ni de ver los capitulos.
Marta la cartulina te a quedado preciosa y como ya te dije por Whatsapp sientete orgullosa de llevarla!
Pues la verdad esque estoy muY decepcionada con Raimundo¿aveis visto la cara que puso mientras Farncisca y Maria se abrazaban?
Valla enfado que coje Francisca y claramente es por Raimundo por que,si no nunca se enfadaria ni lloraria de tal manera.Va ha ser una grandisima escena de Maria Bouzas vamos eso seguro pero tambien se sabe que despues de eso se nos acabaron esas escenas que tantisimo nos gustan!
Y si el enfado que coje Francisca es por Raimundo(que esta asegurado que si)es una pena que en el tiempo que han estado de "novios" solo se han dado un par de besos(picos) y teagarrodelasmanos y tetocolassolapas una pena yo queria algo mas quizas un beso mas largo y pues nose algo mas!
Grandisimos Maria y Ramon!
Un besito a todas y agarraos que esta semana vienen curvas.
Edito:Rimundo mardisiongitanapati!

Ay mi niña pobrecita...
Que mal lo va a pasar y nosotras con ella... Raimundo Ulloa, yo te maldigo.... yo tenÍa la ilusión de que en AmÉrica tendrÍan mÁs intimidad y podrÍan tener un playaencuentro, un palmera encuentro o algo... pero no... tenÍa que venir el tabernero de los co...nes a dar por c...o

¡¡¡¡ Me reafirmo, paquista al 300% !!!!

Raimundo ya puedes arreglar este desaguisado, o te las tendrás que ver con muchas raipaquistas. No hagas sufrir tanto a Francisca, ya le hiciste mucho daño abandonándola. Esto no lo va a superar ( ni yo tampoco )

Quiero ver a Francisca feliz como estaba, no quiero verla así, nos ha costado mucho tiempo juntaros para que ahora en tan poco tiempo ( estos guionistas, que yo creo que nos odian ) nos arrebaten esta felicidad de un plumazo.

Quiero una respuesta por parte de Raimundo y ¡¡¡ la quiero yá !!! Quiero que la reconquistes, que le digas que la amas, que es un mal entendido, que se te fue la cabeza, que tu creías..... lo que te dé la gana, pero ¡¡¡ recupérala yá !!!!

Perdonadme chicas, pero es que estoy muuuyyyy cabreada, tanto tiempo esperando que estos dos se juntaran para que ahora en un tris nos los vuelvan a separar (que poco dura la alegría en casa del pobre)

Bueno un besito a todas, me voy a ver si se me pasa el cabreo con algo, porque si no mato a alguien.

Una cosita más esto es para Raimundo, ¡¡¡¡¡ Por mi Paca MAAAATOOOOO !!!!


Chao

JAjaja Sonia estoy contigo al 100 por 300!!!!!!

Ya puedes arreglar el desfarafuste que has hecho Raimundo Ulloa, que en el capítulo de hoy mala cara has puesto cuando has visto en qué has convertido a la Francisca (encantadora y risueña) y lo que vas a hacerle o ya le has hecho y lo que va a sufrir y eso sólo es de un capítulo tanta decepción.

Lo dicho dicho sea

Necesito olvidarme un rato de tanta mierda. Y no he encontrado mejor manera de hacerlo que escribir una relato mientras miro Indiana Jones. En verdad el miércoles escribí algo, pero tengo que arreglar un par de cosas antes de subirlo. De momento os dejo esto. A ver que os parece.

DESCUBRIENDO LA PAPAYA

Raimundo contemplaba a Francisca, la cual intentaba coger sin éxito una de aquellas frutas exóticas que se mecían entre los árboles. Sonrío embalsamado. Había decidido no volver a perderla, luchar por ella hasta el fin, evitando tropezar con la misma piedra una segunda vez. Y lo consiguió, ya nada quedaba de aquellos aciagos días en los que se vio envuelto por la amargura de la traición. Ambos lo habían superado, su amor todo lo podía. Su hijo libre, y ella… Y ella a su lado. Como siempre. Amándole. Se acercó a ella, rodeándola por detrás mientras depositaba un beso en su mejilla.

-¿Algún problema, pequeña?

Francisca farfulló. –Nada, el condenado árbol este. – Lo miró haciendo un puchero mientras él arqueaba a una ceja –Que no alcanzo a coger la dichosa fruta-.

Raimundo sintió ganas de carcajearse. Estaba hermosa. Había estado una gran idea llevarla a las Américas. Aquel cambio de aires le sentaba genial. Su figura estaba en armonía con el paisaje que les rodeaba. La miró con pasión. Sintió como ella temblaba ante su mirada. La abrazó, posando sus manos en su cadera, y la levanto un pamo del suelo. No hizo falta más. Ella alargó el brazo, alcanzando por fin la fruta entre sus manos. Él volvió a depositarla en el suelo, pero sin llegar a soltarla. Por nada del mundo la habría dejado ir. Estuvieron unos segundos así, hasta que la voz de ella hizo acto de presencia.

-Raimundo...

Él la miró.

-¿Yo… ehm… podrías abrirme la fruta?- dijo algo azorada, azoramiento que incrementó cuando la mano de Raimundo sujetó la fruta, rozando la mano de Francisca. La cual ella retiró. Diablos, ¿qué estaba haciendo?, parecía una chiquilla enamorada. Era una chiquilla enamorada. Sonrió, mirando de reojo a Raimundo, que había cogido una navaja y ahora estaba cortando la fruta. La partió en dos, otorgando una mitad a Francisca.

-¿Recuerdas cuándo te hablé de esta fruta? Papaya. Luego deberíamos coger otra para María, le gustará.

Pero Francisca no le escuchaba. Había concentrado su mirada en Raimundo, destilando un brillo en sus ojos. Raimundo lo percibió y contempló como ella se llevaba la fruta a su boca, tanteándola, probando su sabor, para después morderla, maliciosa. Raimundo sintió un latigazo de deseo, su respiración se volvió más fuerte y sintió que el corazón le latía con fuerza. Francisca se mordió el labio, dejando que una gota del néctar de aquella sabrosa papaya cayera por sus labios, alcanzando su barbilla. Una llana invitación a Raimundo. Y él no pudo sino satisfacerla. Se acercó, aproximando su rostro para atrapar aquel pequeño chorreo, rozando con la lengua su rostro, para después llevar sus labios a los de ella. Sabor a papaya. Creyó enloquecer. Aquel beso se le antojo delicioso. Ella posó una de sus manos tras la nuca de Raimundo, acercándole, profundizando el beso. Sus lenguas se encontraron, bailando al ritmo de la brisa. Francisca se separó, dejando a Raimundo un tanto desconcentrado. De nuevo se llevo la fruta a su boca, sonriendo como una niña traviesa. Él se acercó, y le arrebató la fruta, dejándola cuidadosamente al suelo. Después se levantó avanzando hacia ella, que retrocedió hasta sentir su espalda chocar contra el árbol. En cuestión de segundos él la había acorralado entre el tronco y su cuerpo, sin darle opción a escapar.

-Así que a nuestra ilustre cacique le gusta la humilde papaya…- Raimundo susurró causando miles de escalofríos a Francisca para luego dejar un seguido de besos en su cuello. Se separó unos centímetros para poder mirarla, luego esbozó una sonrisa ante la cual Francisca no supo como reaccionar. Ni falta que le hizo. Raimundo arrancó el vestido de ella, despojándolo al suelo para luego hacer lo mismo con las otras prendas que cubrían el cuerpo de ella. La tumbó en el suelo para ejecutar su plan. Se alejó un instante para coger la fruta que segundos antes había dejado en el suelo. Francisca se había quedado sin palabras. Le miraba, expectante. Raimundo se colocó encima de Francisca. Posó la papaya a unos milímetros del vientre de Francisca y la presionó. La fruta dejó caer su líquido encima del vientre de ella. Raimundo sonreía como un chiquillo ante la atenta mirada de Francisca mientras movía la fruta, dejando que su zumo cayera por su barriga, su cuello, sus pechos… Cuando pareció satisfecho arrojó la fruta al suelo y miró a Francisca, con pasión. Sin pensárselo se lanzó hacia su cuerpo, absorbiendo el néctar con su lengua. Francisca tembló ante tal contacto. Se sentía morir. No pudo resistirlo más.

-Hazme tuya, amor…- Dijo casi suplicante.

Y él no necesito más. Deseaba entregarle toda la pasión que guardaba para ella. Y así lo hizo. Cuando se hubo desecho de sus ropas se introdujo en su interior sin piedad, embistiéndola con fuerza. Con amor. Sin límites. Su pasión desmedida alcanzó el clímax, haciendo su unión perfecta. Culminando el momento. Y ambos se rindieron en brazos del otro, exhaustos.

-Te lo dije.

-¿Perdona?
-Te dije que el mundo entero se equivocaba si creía que tú y yo no podíamos ser felices.

Francisca le miró emocionada, conteniendo las lágrimas. Le besó con infinito amor. Amor que seguiría persistiendo hasta el día de su muerte.

FIN

Creo que necesito una ración de papayas.


Por cierto, gracias por los comentarios de la cartulina*.* Me encanta que os haya gustado.

Compañeras sufridoras!!!

Siento una extrema e imperiosa necesidad de matar a raimundo ulloa despues de las escenas de hoy!

La ilusion de francisca, el brillo de sus ojos y esa mirada enamorada que dedica al ulloa mientras hablaban con maria me ha matado! Por dios... Si parece una chiquilla! Y me encanta verla asi...que ha pensado en ir a las americas! Y el otro...contemplando la escena sim un apice de remordimiento!

Y luego pidiendo consejos para hacerle un regalo y el otro tiene todo el sorpreson preparado!! Que mal!


A partir de ahora nos llamaremos paquistas! Hasts que el señor ulloa decida dar una muestra de amor si es que lo tiene, que yo lo dudo!

Estamos todas endemoniadas! Comdenado tabernero! No me extraña que en el pasado le quitase las tierras.... Si yo fuese ella ahora lo mataba directamente pero nuestra pequeña se va a hundir! Se han cansado y esta rendida... Se puede ser mas tierna? La adoro!


Maria esta inmensa en la escena de la biblioteca!! Que ganas de verla entera! Que grande es!
Y ramon esta genial de malo malisimo! Espero que tenga algo escondido por ahi... En el fondo tengo un rayo de esperanza....y eso es ser raipaquista!!

Hola a Todas

Todavía estoy en estado de shock, no dejo de recordar la imagen de Francisca destrozando el despacho, que disgusto tiene la pobre, Raimundo te recuerdo ¡¡¡MAAAAATOOOOO!!!

He leído por ahí, que Francisca anuncia que se marcha a Madrid, no me extraña que no quiera estar en el pueblo después del disgusto.

Espero que Raimundo la siga, la busque, se arrastre, implore, llore, se tire a sus pies pidiendo perdón, se rebaje hasta limites insospechados para conseguirla, mendigando unas migajas de ese amor que Francisca le dio y el no supo o no quiso valorar.

Para terminar lo que diría Francisca : " Maldito, maldito Ulloa, desagradecido,indigno, caín, deseo anunciarte que lamentarás este día, yo te maldigo Raimundo Ulloa "

chao

Buenas noches!


Acabo de ver Rai_Paca's escenas del capítulo 432 ([url=]I[/url], [url=]II[/url]).


Y el avance del capítulo 433.



Pobre Francisca.

No puedo esperar la hora de esta escena del avance.

Bouzas va a brillar en esta escena mencionada.


Aquí están algunos gifs que he hecho.























Saludos!

Buenas noches, chicas!

Lo primero deciros, que me encantan todos los relatos, todos los videos e imágenes que estáis colgando. Ya sabéis que no comento mucho y cómo me tenga que poner a felicitaros una por una... no termino.

Sobre la serie... Pues la verdad es que el sentimiento es muy general. Francisca está super entregada a Raimundo, y en él no estamos viendo lo mismo. Pero bueno, estoy segura de que una vez que todo explote, Raimundo sufrirá y ahí veremos los verdaderos sentimientos de él. Así que ¡no me lo matéis antes de la cuenta!

Os dejo el principio de un mini, que espero que os guste.

HERIDOS DE AMOR

Alzó la mano como si con aquel gesto pudiese acariciar el hermoso prado e inundarse de la calidez del radiante sol, mas en la palma de su mano solo notó la rigidez y frialdad del cristal.
Hacía horas que se había quedado sin lágrimas con las que llorar. Con las que expresar ese intenso dolor que la acompañaba. El dolor que solo provoca un engaño. Una traición más que profunda, pues su amor, el hombre de su vida, había vuelto a jugar con sus sentimientos. Y esta vez, de la peor de las maneras. Mintiéndole, haciéndole vanas promesas, ilusionándola con la idea de entregarle amor y felicidad todos los días que les restasen de vida.
Y lo peor es era que ella se había entregado sin más. Sin pedir más que un te quiero. El cual, ahora quedaba en nada. En un par de palabras sin sentimiento. Al igual que todas y cada una de las miradas que le había dedicado. Al igual que todas sus caricias. No eran más que mentiras, una otra. Mentiras las cuales no habían hecho sino aumentar su ilusión, mientras él se reía de ella viendo desde fuera su patético comportamiento.

Suspiró al notar como de nuevo sus ojos picaban ante el próximo llanto.

-¡Buenas tardes, madrina!- Sonó a sus espaldas la animada voz de su ahijada. Pasó su mano derecha por sus mejillas. Había llorado tanto que aun las sentía llenas de amargas lágrimas, y si algo no quería, era que María la viese en ese estado.

-Buenas tardes, cariño- habló sin fuerzas. Girándose y colocando en su rostro una débil sonrisa con la que responder a la joven. Y esta, sin percatarse de nada, acudió a su lado para depositar un beso en la mejilla de Francisca. -¿Qué te trae tan contenta?- preguntó ante la exesiva felicidad que María desbordaba.

-Nada- contestó sonriente y vivaz. – Qué me impediría estarlo si tengo la familia más maravillosa y la madrina más buena que puedo desear- continuó zalamera. Ocultando el verdadero motivo de su dicha; Gonzalo.

Francisca se obligó a sonreír ante el halago de María, pero al hacerlo se terminó descubriendo. Pues la chica notó que algo no iba bien en la sonrisa de su querida madrina.
-Aunque… No se puede decir lo mismo de usted- apuntó, tomándola de la mano. -¿Le ocurre algo?

Dirigió su mirada, que había vuelto a posarse en el hermoso paisaje, hacia su ahijada al notar el contacto con sus manos. Y al ver los curiosos ojos de la joven, meneó la cabeza restándole importancia al asunto.
-No es nada, María- pronunció. Retirando su mano de la de María y dando después un par de pasos en sentido contrario a dónde ella se encontraba.

-Es por lo de la fábrica, ¿verdad? Es por esos cuartos que le han robado por lo que se muestra así- afirmó, acercándose de nuevo a Francisca e imitando su gesto una vez que esa se dejó caer sobre la silla del comedor. –No ha de preocuparse, madrina. De seguro que encuentran a ese malnacido que se atrevió a quitarle el dinero que usted tanto ha trabajado para conseguir- trató de animarla. Aunque a efecto contrario al deseado, la mirada de su madrina se perdió en algún lugar del salón. -¿Lo ha denunciado a la guardia civil?- Quiso saber en un intento de hacerla reaccionar.
Y así lo hizo.

-No- musitó, negando a su vez levemente con la cabeza.

-¿Y a qué está esperando? Ha de denunciarlo y que ellos tomen medidas contra…

-No, María. No es una buena idea- la cortó. –Es mejor dejar las cosas como están- terminó diciendo. ¿Para qué iba a denunciar si ya sabía el nombre del culpable de dicho robo? ¿Para qué ponerse en evidencia delante de todos al dar a conocer la traición del que decía ser su prometido? No. Mejor callar. Soportar aquel sufrimiento en silencio. Aquel nuevo tropiezo del que no se veía con fuerzas para levantar.

-Se muestra derrotada.- comentó la joven frunciendo el ceño. Pocas veces había visto de esa forma a Francisca. Ella, que desde siempre le había parecido una mujer admirable por su fuerza y su orgullo, ahora se mostraba hundida como jamás antes imaginó encontrarla.

-Así es en verdad cómo estoy. Derrotada, y herida- agachó la mirada ante aquella última palabra. Se sentía herida, sí. Herida de nuevo por el mismo hombre. Mas esta vez, sin el brío de la juventud sentía que no podría volver a reponerse. Raimundo la había vuelto a traicionar, y ya nada le quedaba para seguir luchando.

-¿Herida?- exclamó María en un susurro. Aquello la estaba empezando a preocupar sobre manera.

Francisca meneó la cabeza. De nuevo las lágrimas acudían a sus ojos, y en absoluto deseaba que la joven la viese llorar.
-Marcho a descansar, mi niña- pronunció sonriendo levemente al estrechar su mano con la de ella. Se levantó del asiento y bajó los tres escalones que la separaban del suelo.

-Pero… Madrina…- intentó pararla. Sintiendo curiosidad e inquietud a partes iguales por el estado de Francisca. Mas, esta ya salía sin remedio del salón y comenzaba a subir las escaleras que la llevarían hacía su alcoba.
…………………………………………………………

Se removió de nuevo en la cama. Apenas había logrado conciliar un par de horas de sueño, y ni aun así su mente la había dado la tregua deseada. A su cabeza volvían todos los recuerdos junto a él. Todo lo que ahora resultaba parte de una gran mentira. Eso de que había vuelto de las Américas por ella, que no había dejado de amarla, que anhelaba pasar el resto de sus días a su lado… Todo era mentira. Al igual que su compromiso, que sus planes de boda, que su idea de viajar con ella… Una engañifa tras otra con el fin de ilusionarla, de cegarla hasta el punto de poder acceder a dinero.

Ese amor eterno que un día se prometieron, solo quedaba en ella. En el destrozado corazón, que contra su voluntad se empeñaba en seguir latiendo. En seguir demorando un final que ya esperaba sin fuerzas.

Se incorporó. Sentándose al borde de la cama y rozando el suelo con la punta de los dedos de sus pies. ¿Tendría fuerzas para levantarse? ¿Lograría colocar en su rostro una sonrisa con la que fingir que no pasaba nada? ¿Soportaría su presencia en el caso de que tuviese la poca decencia de visitarla como si nada? ¿Aguantaría las malas lenguas una vez que se supiese todo?

Tomó aire. Todo el que pudo, hasta llenar sus pulmones. Habría de hacerlo. Qué otra opción le quedaba si la vida se había empeñado en hacerla sufrir de tan cruel manera. Espiró. Levantándose lentamente y acudiendo ha ciegas hacia el espejo. Y una vez que claridad volvió a inundarla, vio frente a ella el reflejo de unos ojos hinchados y enrojecidos. El reflejo de un rostro roto de dolor, y un cuerpo sin fuerza.

Raimundo le había robado, sí. Pero no era el dinero lo más valioso que se había llevado. La había dejado vacía, sin un ápice de ilusión y felicidad en su ser. Y eso era lo que más le dolía, que hubiese jugado con sus sentimientos de aquella manera tan ruin.

Aunque ya nada podía hacer. Solo resignarse. Encerrarse en su propio dolor cómo ya hizo una vez. Ni siquiera perdería el tiempo en atacarlo. No quería verlo, no quería escucharlo. Solo huir, dejarlo todo y marchar. Sollozó. ¿Y si ahí estuviera su consuelo? En huir. No era tan mala idea escapar de allí y dejar atrás todo. Cambiar de aires aunque solo fuese una temporada. Aunque solo fuese hasta que su vida se encauzase de nuevo. Hasta olvidar todo el dolor que ahora sentía. ¿Es que algún día lograría hacerlo? No. Pero si se quedaba no tendría siquiera una mínima oportunidad. Si se quedaba en Puente Viejo habría de soportar a María y a Emilia pidiéndole explicaciones de su ruptura con Raimundo. Y al propio Ulloa dándole explicaciones sin sentido, o directamente jactándose de haberla engañado.

Colocó la silla del pequeño escritorio frente al armario, subiéndose a ella y tomando entre sus manos un par maletas que tiró al suelo. Y al pisar de nuevo tierra firme, las sobre la cama. Estaba decidida a marcharse. No sabía a donde, pero sentía que debía de irse, y así lo haría.
Dobló como pudo algunos vestidos y se hizo rápidamente con los enseres necesarios para el viaje y la estancia dónde quiera que fuese.
…………………………………………………………

-¿Las maletas?- exclamó como pudo al oír a Francisca hablar con Mariana. -¿Qué maletas, madrina? ¿Es que acaso se marcha?- continuó. Esperando a que ella contestase a sus preguntas lo antes posible.

-Así es, María.- afirmó con seguridad.

-Pero…- meneó la cabeza sin dar cavidad a lo que se le presentaba. -¿Por qué? ¿A dónde va? ¿Irá sola? ¿Cuánto tiempo?- No pudo sino hacer una pregunta tras otra. La idea de estar un tiempo sin su madrina ya le parecía demasiado mala, y aun más lo era la de quedarse allí sola con Olmo y Fernando.

Francisca hizo un gesto a Mariana para que fuese a hacer lo que le había ordenado, y tomó a María de los hombros, esperando a que se tranquilizase.

-Sabes que si me haces tantas preguntas no podré contestarte a todas.- pronunció con ternura. Si por algo le dolía irse, era por ella. –Marcho a la capital una temporada- comenzó a decir.

-Pero, ¿cuánto tiempo estará fuera?

-El necesario para… Para hacer unas gestiones que tengo pendientes y visitar un poco la ciudad- mintió. –Ya verás como antes de que te des cuenta estaré de vuelta, vigilando que cumplas todas tus obligaciones- bromeó, mostrándole una sonrisa tan amplia como pudo.

-La voy a echar mucho de menos- pudo decir entre pucheros. Abrazándose segundos después a ella con tanta fuerza, que Francisca creyó romperse.

-Vamos, María…- le dijo, en un intento de que la joven se separase. Mas, a decir verdad, podría pasarse la existencia abrazada a ese rayo de luz que la acompañaba desde hacía años.

Las puertas de la Casona se abrieron bruscamente y eso rompió definitivamente el abrazo.

-Señora- pronunció el alcalde alterado.

-Mauricio,- suspiró- ve a decirle al cochero que prepare la Calesa para un… largo trayecto. Y, llévate también estas maletas para que cargue- le indicó esto último al como Mariana bajaba las escaleras con ellas a cuestas.

-¿Es que se marcha, Doña Francisca?- preguntó. Encontrándose con la silenciosa afirmación de la Montenegro. Bajó la mirada hasta encontrarse con el papel que tenía entre manos, meneó la cabeza al recordar como el muchacho que se lo había entregado le había dicho que corría máxima urgencia. La miró entonces, viéndola dispuesta a reiterar la orden que antes le había dado. –Espere. Esto es para usted- se adelantó a ella. Tendiéndole la nota y esperando a que Francisca la tomase entre sus manos.

La mujer frunció el ceño. No estaba para nuevas noticias, ni buenas, ni malas. Si por algo había decidido marcharse era para dejarlo todo atrás por un tiempo. Eludir tanto sus responsabilidades, como sus propios sentimientos. Pero estaba claro que eso habría de ser una vez que estuviese asentada en un hotel cualquiera de Madrid, no antes.
Cogió la nota y la desplegó con sumo cuidado y lentitud. Levanto la vista un instante para ver a Mariana, al alcalde y a su ahijada mirándola de forma inquisitiva. Suspiró antes de leer. Y al hacerlo notó como una desbordante inquietud la envolvía. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Quedarse? ¿Marchar?...

-Sube… esas maletas… Mariana- susurró titubeante. No. No podía marchar, al menos de momento.
…………………………………………………………

Respiró hondo antes de abrir las puertas del despacho. Asegurándose también de que todo estaba en orden. El traje. Las flores. Su falsa sonrisa… Sí, todo estaba bien. Perfecto para interpretar una vez más.

A pesar de obligarse a mantener la cabeza fría, a pesar de vigilar cada uno de sus movimientos, hacía mucho tiempo que esto se le había ido de las manos. La veía tan ilusionada y se sentía tan mal… que por las noches, a solas, dudaba de si estaba o no haciendo lo correcto. Por supuesto que no lo estaba haciendo. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿ Decírselo? ¿Decirle que necesitaba dinero? ¿Qué había vuelto a fracasar en los negocios y que su hijo estaba en peligro por ello?
Meneó la cabeza. No. No podía decírselo. Ella quizás no lo entendería y ahí acabarían sus oportunidades para salvar a Sebastián.

Y aun así, ya estaba todo hecho, y no había forma de dar marcha atrás. Ya había conquistado a Francisca ocultándole sus segundas intenciones. Ya había convencido a su familia de que nada pasaba. Y ya incluso había tomado el dinero que necesitaba. Apenas horas le faltaban para poder volver a abrazar a su hijo. Y, entonces, todo habría acabado. Diego Ayala y sus secuaces se marcharían para siempre de su vida y al fin respiraría tranquilo. Sin la preocupación que le suponía la idea de que Francisca se enterase de su engaño.

Abrió ligeramente las puertas, para verla sentada cómodamente, con un libro en su regazo y el anillo de compromiso entre los dedos de su mano, en la silla en la que le hizo entrega del mismo. La vio mirarlo fijamente, como si toda su vida se concentrase en aquella minúscula joya que había elegido para ella. Mas, lejos de mostrar la amplia sonrisa con la que se había acostumbrado a vivir, le pareció ver en su rostro tristeza y cansancio.

Apartó tan rápido como pudo los pensamientos de su cabeza, y terminó de abrir las puertas, esperando que estas hiciesen el ruido necesario cómo para alentarla de su presencia.

-Ya he dicho que no quiero ver a nadie- habló con la voz tan apagada como su rostro.

-¿Ni siquiera a mi?

Dejó que el anillo cayese sobre la palma de su mano y cerró la misma con fuerza. Había pasado días encerrada en si misma. Esperando poder cumplir cuanto antes los asuntos que la retenían allí, y poder marchar como tenía planeado una vez que sus dudas estuviesen resueltas. Había deseado cada segundo de los 3 días que llevaba resumiendo su existencia a pasar de su alcoba al despacho y viceversa, que aquel momento no se le presentase. Y allí estaba él. Visitándola con una nueva mentira.

-A ti menos que a nadie- contestó con rudeza. Sin mirarlo siquiera.

-¿Qué te ocurre, Francisca?- preguntó con preocupación. Temiendo que algo o alguien la hubiesen puesto en sobre aviso. Deseando con todas sus fuerzas que se tratase de cualquier otra cosa, y que nada tuviese que ver con su persona.

Ella inspiró con fuerza. Cerrando los ojos antes de levantarse para enfrentarlo. Y al hacerlo, estos comenzaron a inundarse de nuevas lágrimas al ver cómo continuaba con su engaño. Flores. Le había traído flores. El muy patán pretendía seguir burlándose de ella a base de agasajos. ¿No le bastaba con toda la función representada hasta el momento como para seguir con ella hasta incluso después de haber conseguido su propósito? ¿No se había reído ya lo suficiente de su estúpido comportamiento? ¿No había sacado ya el dinero que parecía necesitar?

-¿A mi me lo preguntas, Raimundo?- pronunció rota. -¿Es que te vas a atrever a seguir con esta pantomima?

El mundo se le cayó definitivamente. Sus ojos acuosos que amenazaban con dejar escapar las primeras lágrimas. Su voz temblorosa. Y aquel par de reproches fueron suficientes para él. Lo sabía. Claro que lo sabía. ¿En qué momento había pensando que no lo descubriría?

-No sé de que hablas, mi bien- trató de seguir con su mentira. Quizás si le restaba importancia al asunto, si le hacía creer que todo estaba en su imaginación, ella terminase creyéndolo como hasta ahora y podría tener la oportunidad de seguir teniéndola a su lado.
Sonrió levetemente al comprobar que se acercaba hacia él. Mas, esta misma se esfumó una vez que la mujer estrelló su mano contra su mejilla en una sonora bofetada.

-Vete- le pidió. A pesar de estar dolida y hundida, sacó las fuerzas necesarias para enfrentarse con cierta autoridad a él.

-Francisca, por favor, escúchame.

-¿Para qué? ¿Para que vuelvas a mentirme? ¿Para que vuelvas a decirme que… que me amas y que deseas pasar lo que te resta de vida a mi lado? ¿Para que vuelvas a prometerme un futuro junto a ti? ¿Para que me intentes convencer de que podemos ser felices?- Una lágrima se deslizó por su rostro. –Dime, Raimundo, ¿para qué? ¿Para engañarme aun más? ¿Para seguir carcajeándote a mi costa?- alzó el tono de voz, mientras nuevas lágrimas surcaban su rostro.

Raimundo soltó el ramo de flores sobre el escritorio, y tomó la mano de ella entre las suyas.

-Te quiero- susurró. Venerando a su vez la suave piel de su mano. –Te quiero, Francisca, créeme- continuó. Aquella era la última baza antes de perderla.

-Raimundo…- lo llamó suavemente, haciendo que el corazón de él diese un vuelco esperando una dulce palabra de ella. –Toma-. Se soltó de su agarre, pero no dejó de mantener el contacto con su mano. A la cual sostuvo haciendo que él mostrase la palma de esta.

Cerró los ojos al notar la frialdad de la plata mezclada con la calidez de las manos de Francisca. Y en ese momento, al volver a fijar su mirada en la de ella, supo que todo había acabado. Que la había hecho demasiado daño como para tratar de solucionarlo. Que con aquel gesto, su relación se había roto y su amor había quedado herido de muerte.

-Vete, y llévatelo contigo. Llévate todas tus mentiras y las excusas que puedas inventar, porque no quiero volver a verte-.

Tragó saliva tras decir aquello. Y unos eternos segundos de silencio transcurrieron para ambos. Raimundo agachó la mirada y giró sobre sus talones. Apretando el anillo en su mano hasta hacerse daño incluso. Francisca lo observó marcharse. A pesar de todo, no podía evitar amarlo, aunque solo estuviese enamorada del recuerdo que en su juventud dejó en ella. Rodeó la mesa y se dejó caer sobre la silla del escritorio. Aun le quedaban un par de días allí, un par de efímeros e infinitos días.


Continuará...

Me encanta... es tan tristeeeee...

Raimundo JODETE... yo que te veÍa como a un galán de los que ya no existen... buahhhh se me ha caído el mito... espero que sufras lo indecible, que te arrastres cual rata de cloaca, que llores hasta que te sangren los ojos y ahí entonces y sólo entonces, empezaré otra vez a soportarte... Pon un Ulloa en tu vida dicen...

Ro impresionante como escribes, muy triste pero me he picado y me ha encantado!!!!Algo así ha de ser aggggg


Pozi, últimamente eso de poner un Ulloa en tu vida, "no gusta" no, las que lo teníamos como de lo mejorcico, se ha quedado en "nadica" pero desde hace tiempo, pensé que había cambiado en las Americas pero lo que es, es que ha empeoradoooo!!!!! Por mucho que se lo merezca la Montenegro, con ello no se juega tan ruinmente.

Ro, preciosa... Que te voy a decir que no te diga todos los dias? Ay que te quiero!

Gracias por dar forma a los miles de pensamientod, ideas e ilusiones que se nos ocurren cada dia en nuestras cabezas locas pensantes! Eres capaz de transmitir todos los sentimientos que ahora mismo llevamos dentro...! Mil gracias! Espego que sigas hoy un poquito mas...

El titulo me encanta jajaja menos mal que tienes cordura nena!



P.d. Hombre... Ahora mismo poned un ulloa en vuestra vida aunque sea para pegarle un hostion! Que se lo merece...!

Ro, me encanta el bofetón de Francisca a Raimundo. Espero que a los guionistas se les ocurra, porque necesito verlo. Necesito ver un Raimundo roto por el dolor, llorando, sin salir de su alcoba, sufriendo, no una Francisca. Espero que sigas pronto, está genial<3

Y los gifs también, gracias Ellen, el del beso es adadadsadjaklsdjkajdkla*.*

Chatosara y Fanrai, vuestros relatos son preciosos, a ver si continuáis pronto.



Últimas imágenes de Francisca feliz ( espero que no tarde en llegar esta felicidad de nuevo)




¿Remordimientos Raimundo?



La maldita carta





chao

Lo que yo no entiendo es como su contacto en las Américas, ese tal Gabriel, le pone sobre la pista de lo de Raimundo si él, supuestamente, no sabe que Raimundo y Francisca se conocen y mucho menos que son pareja ._. Pero bueno, supongo que mañana, muuuuuuy a mi pesar, me quedará todo clarito :l

Igual es un rumor y le dice lo único que he podido saber esto. Un tal Raimundo Ulloa de PV bla bla bla y claro a la Paca pues se le cae el mundo en cima!

Espero que Raimundo tenga un as en la manga. Estos dos se aman a pesar de todo y todos. Ya se pueden traicionar miles de veces, y putearse y vengarse y todo lo que quieran los Guionistas. Que estos dos se Aman y se Amarán Siempre. Y no es algo que nos han mostrado ahora. Es algo que ya nos mostraron al inicio de la serie. Cuando Francisca pagó la operación de Raimundo y cuando él estalló porque pensaba que se iba a burlar de él al estar ciego. O cuando ella le dijo que no la dejase al desmayarse cuando él le explicó lo del Chantaje al que su padre lo sometió de joven para que la dejase... Qué Dos Pedazos de Escenones que se me han quedado Grabadas en la Mente!!!

Qué ganas tengo de que esto Explote y la Doña lo encare a ver el Ulloa qué le dice. Porque vamos yo creo que Admitirá el Fraude y el contará lo de Sebastián y su Secuestro pero también le dirá que no le ha mentido en los sentimientos y que él la Ama a pesar de haberla usado para conseguir el dinero con el que salvar la Vida de Su Hijo. Los guionistas son muy cabrones y estos dos se van a ver en un Espejo. Raimundo es capaz de traicionar a su Paca, que es el amor de su vida por los siglos de los siglos. Y al mismo tiempo se va a destapar que la Doña tuvo que ver en el Secuestro de Tristán y en la muerte de Pepa. Qué ganas de que todo reviente van a salirse María y Ramón y Álex!!

Una pena que se haya descubierto Antes de la Boda. Yo quería boda entre este par habría sido tan Bonito de Ver y luego tan chulo verles bajo el mismo techo discutir. Porque menudas Broncas se Avecinan! Por lo menos a ver si la Doña se Arruina. No creo que la Estafa de Raimundo sea muy grande pero a ver si Chopito es un mal gestor y lleva a Francisca a la Ruina. Quiero ver a la Doña sin cuartos y siendo simplemente Francisca.