La Biblioteca (A - K)

jajaj Muchas gracias compañeras¡¡ La verdad es que de siempre me ha gustado escribir, y qué mejor que hacerlo con algo que nos encanta a todos, y si es por improvisar y dar ideas, qué mejor que escribir un fic con la mejor intención.
La verdad es que hay un montón de nivel, escribís tod@s super bien¡¡
Un besazo.
PD. Voy a ver si continúo con la historia :D

BAJO LA LUZ DE LA LUNA 3ª PARTE (Alfonso y Emilia)

- ¿De modo que siempre lo supiste? – Preguntó Alfonso mientras jugaba con el pelo de Emilia.
Hacía ya rato que habían salido del agua y se encontraban tumbados en el claro, abrazados y mirando la profundidad de la gran luna que iluminaba esa noche Puente Viejo.
- ¿El qué? – Preguntó Emilia. - ¿Que eras tú el de los regalos?
Ante el asentimiento de Alfonso, Emilia se incorporó y lo miró seriamente.
- Pues no. No lo supe hasta esta tarde, cuando ibas tan dispuesto a declararte. En el momento en que dijiste “Verás Emilia Ulloa”, noté algo distinto. Y pensé que podrías ser tú aunque no estaba del todo segura. Y mal que me pese decidí venir, Alfonso, porque ya no aguantaba más. En mi corazón siempre has existido de una manera muy especial que me daba miedo reconocer. Y ahora que por fin lo he hecho, no me arrepiento de nada.
Alfonso tenía los ojos vidriosos. Esa muestra de coraje que había mostrado Emilia lo había dejado perplejo.
La atrajo de nuevo hacia sí y volvió a besarla, esta vez sin restricciones, con pasión y con todo el amor que se había estado guardando.
- Gracias. – Dijo el Castañeda. – Gracias, por ser valiente por los dos.
- No digas tonterías Alfonso. Tú eres mucho más valiente que yo. Y vas a poder demostrarlo ahora. Tenemos que hacer un par de visitas. – Dijo Emilia con una sonrisa divertida y se levantó, echando a correr a los pocos segundos.
- ¡Emilia!
Alfonso la siguió. Cuando llegó a la puerta de la casita familiar de los Castañeda, Emilia estaba sentada en la hamaca donde el patriarca de los Castañeda solía salir a trabajar el esparto y donde Rosario gustaba de hilar y remendar las ropas.
- Nunca pensé que un hombre que trabaja de sol a sol en el campo pudiese ser más lento corriendo que una mujer de piernas cortas.
- ¿Qué pretendes hacer?
Antes de darle tiempo a frenarla, Emilia golpeó la puerta y entró, dando las buenas noches a la familia.
Juan y Ramiro daban buena cuenta de un caldo de sopa y Mariana desmigajaba un mendrugo de pan.
Rosario, sentada a la cabeza de la mesa, reía ante la situación cuando entró Emilia.
- Buenas noches hija. ¿Te apetece cenar? – Ofreció amablemente Rosario.
Ante la cara de Alfonso, Ramiro empezó a reír.
- No, gracias Rosario. En realidad he venido junto a Alfonso porque tenemos que comunicaros una cosa.
- ¡Por fin! – Río Ramiro.
- ¿Por fin qué? – Preguntó Mariana.
Alfonso tomó la palabra y aferró la mano de Emilia.
- Emilia y yo nos vamos a prometer en matrimonio.
La noticia fue celebrada por todo lo alto en la casa de los Castañeda. Finalmente, Emilia cenó allí. Rosario y Mariana se deshicieron en abrazos con ella y Ramiro abrazó con fuerza a su hermano. Juan les dio la enhorabuena a los futuros prometidos y, momentos después Alfonso y Emilia salían agarrados de la mano.
- Bueno, ¿y ahora qué? – Preguntó Alfonso.
- Arréglate la gorra y métete la camisa por dentro.
- ¿Por qué? – Preguntó de nuevo.
- Por que vamos a la Casa de Comidas. Es el momento de contárselo a mi padre. – Dijo Emilia sonriendo y a Alfonso se le aceleró el corazón.

Esto no es de Emilia y Alfonso va sobre Tristan.Os lo pego aqui.

El origen de Tristan

Francisca estaba que se subía por las paredes.Su hijo, la había desafiado delante de la servidumbre llevándose a Pepa a la casona junto a el y al niño.No lo podía consentir.Era un testarudo que no veía que por su bien hacia las cosas.Encima Rosario, la fiel Rosario que en el fondo apreciaba y necesitaba, no solo por que ella supiera el secreto del origen de Tristan si no por muchos años de fidelidad a ella y a su familia salvándola en ocasiones de un marido que la amargo la existencia.

La llamo al despacho.

-Pasa Rosario.

-Usted dirá doña.

-Que sea la última vez que me desacreditas delante de mi hijo. ¿Quien eres tu para sacar la cara por el y sus dislates? .Traerse a esa mujer, la que fue amante de su hermano, eso es inconcebible. Encima me ha engañado todos estos años con Martín y ahora va a ejercer de padre del hijo de otro.Aunque dios sabe que quiero a ese niño.

-Usted sabe doña, que también otros han criado a hijo de otro como si fuera suyo. ¿O no recuerda que Tristan nació demasiado tarde para un embarazo normal? ¿Es que no recuerda quien es el verdadero padre de Tristan? .Acuérdese, yo les vi salir de aquel chozo en varias ocasiones cuando el pobre hombre tenia las entendederas nubladas por el alcohol.

-Cállate Rosario, quieres que te escuchen.Tristan jamás debe saber que Raimundo Ulloa es su padre, jamas.Segun me ha salido de idealista este hijo es capaz de cogerse el petate e irse por que no es suyo nada de esto por nacimiento.Y si lo es por que por eso sufrí la mala vida que me dio Salvador Castro, por mi hijo.

-Por mi nunca sabrá nada.Se lo dije el DIA que nacio.Me lo llevare a la tumba conmigo y se que me debería de callar.Pero usted bien sabe que esto algún día se sabrá y quizás se arrepienta de no habérselo dicho.

-¿Y que quieres que mi hijo se entere que su padre es un tabernero muerto de hambre que no tiene ni un real que dejarle?

Lejos estaban las dos mujeres de saber que Tristan había bajado al despacho ha hablar con su madre y había escuchado la conversación entera.Ahora tenia una confusión de sentimientos, el no era hijo del hombre que despreciaba como su padre era el hijo del hombre que le ofrecía consuelo cuando jugaba con su hijo Sebastián y venia molido a palos por un padre que nunca le quiso.Era el hijo de aquel buen hombre que tanta envidia le daba cuando le veía leer 20.000 leguas de viaje submarino con Sebastián en las rodillas rodeado de toda la chavaleria de Puente viejo.A veces soñaba con que su padre fuera como Raimundo, pero nunca pensó que le tenia tan cerca.

Subió otra vez a la habitación intentando disimular su turbación con Pepa.

-¿Qué te pasa? ¿Te has peleado con tu madre?

-No, me he enterado de una cosa increíble…júrame que no le dirás nada a Emilia, ni a Raimundo.

-Claro que no.

-Acabo de escuchar una conversación entre mi madre y Rosario.No soy hijo de mi padre soy hijo de Raimundo Ulloa.No se como ni por que, pero es asi.Raimundo Ulloa es mi padre.

Buenos dias bibliotequeras!!!! Rosa, tengo los dedos cruzados por si de verdad ocurre eso!! Joder es que podian darnos ya lo que queremos no????

Carol, pues no se si lo subire esta noche, o esta madruga, que tu ya sabes a las horas a las que yo me acuesto, es que sigo en casa de mi novio, secuestra, y se supone que no iba a pillar un pc hasta que llegara esta noche a mi casa, pero lo tengo engatusao.....jeje que mala soy y que santo que es el que me da to los caprichos!!!

jajaajajaj que arte yari.....aprovechate de él y dale un momento chozuno insofacto jajajajaaj....
trankila...tengo paciencia y sino hoy...mañana en el curro me escaqueo de leer unos documentos y me lo leo y releeo hasta que me entere bien jajajajajaja

Me encantan los relatos de Antoje, de librito, de cuquina, ainsssss si es que sois maravillos@s!!!
Seguid escribiendo por favor, que nos hacen mucha falta una buena dosis de alegrías.

Bua chicas, me encanta todo lo que publicáis. Este foro, y este post en concreto, ¡crean verdadera adicción!

Como sabéis algunas, mi debilidad son Alfonso y Emilia, especialmente Alfonso, jejeje. Os dejo una cosilla que me salió esta madrugada cuando vine del trabajo. Espero que os guste, no seáis muy malas que es lo primero que publico xD

Saludos!

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EL DESPERTAR DE EMILIA ULLOA


Acababan de marcharse los últimos jornaleros hacia sus casas. Raimundo se acababa de retirar a su habitación y ella estaba terminando de limpiar y recoger la taberna. No sabría decir porqué, pero llevaba todo el día pensando en el dichoso admirador secreto, que, desde la cajita de música, no había vuelto a dar señales. Había decidido no pensar más en su identidad. Era un cobarde y lo mejor era olvidarse de los regalos. Solo que en el fondo, anhelaba con todo su ser averiguar de quién se trataba. Al fin y al cabo, a todos nos gusta que nos halaguen. Se decía a sí misma.

Pensó en la cajita. Rota. Estampada contra el suelo ante la mirada de sorpresa de Alfonso. Alfonso… Sí, sabía que no había estado del todo correcta gritándole como lo hizo, pero sabía que él la comprendería, puesto que se conocían bien.

Se acordó del primer regalo. Los zarcillos. Cómo vino Don Anselmo con el paquetito y ella pensando en cantarle las cuarenta a Hipólito. Y Alfonso preguntando al otro día que porqué no se los había puesto.

El libro. El menos romántico, pero casi el más acertado. Cuando estaba ojeándolo sentada en un banco en la plaza, apareció Alfonso preguntándole dónde lo había comprado. Recordó con una sonrisa cómo su padre se lo leía por las noches a ella y a Sebastián. Y también cómo algunos días de poca faena en la taberna, Raimundo juntaba a los Castañeda y a sus hijos, y lo leía en voz alta para todos.

El perfume de lavanda. ¡Qué aroma tan delicioso! Desde que se lo regaló, cada día se echaba unas gotitas porque le embriagaba esa esencia. Se acordó de cómo Alfonso le había dicho mientras bailaban que también era su planta favorita.

De pronto, un escalofrío le recorrió la espalda cuando su mente recordó ese baile. No era la primera vez que había bailado con él. ¡Por Dios! Si eran como hermanos. Bueno, pero a Sebastián nunca le había contado nada del admirador secreto; ni a Juan; ni Mariana ni Ramiro sabían tanto como Alfonso. Recordó lo bien que bailaba, sus brazos fuertes rodeándole. Lo segura que se sintió durante toda la pieza. Y reconoció con timidez en su cabeza que no le hubiera importado que la canción durara más.

¡Pero qué cosas tienes, Emilia! ¡Si es como un hermano!, pensaba ella. Pero no lo es. Le decía una vocecilla dentro de su cabeza. No lo es. Se puso a pensar ahora en lo que diferenciaba a Alfonso de sus otros tres hermanos y del suyo propio. Con ninguno de los cuatro tenía esa complicidad que tenía con él. Esa confianza especial. Está claro que Sebastián la conocía bien. ¿Pero no había sido Alfonso quien más le había apoyado cuando más lo había precisado?

Alfonso había estado detrás de cada mal trago. Fue Alfonso quién la llevó corriendo a su casa cuando se cayó en el río siendo una niña de apenas 10 años. El que insistía en acompañarla cuando, de críos, ella quería ir al campo a hacer ramos de lavanda para ponerlos después por toda la taberna. Él y Ramiro fueron quienes tuvieron la idea de rescatar los materiales de la obra cuando se despeñaron por el barranco. Fue el primero en arrimar el hombro cuando su padre quedó impedido tras la operación. No cabía duda de que Alfonso y Ramiro se desvivían por echar una mano en la casa de comidas siempre que no estaban en el campo.

Y cuando lo de Sebastián. Ellos le habían sacado las castañas del fuego más veces de las que era capaz de recordar. Y ese abrazo en la plaza… cuando ella quería darlo todo por perdido y se encontraba totalmente abatida. Allí estaba Alfonso para acogerla en esos fuertes brazos y pedirla que se quedara allí con él. Y con Ramiro y don Anselmo… y con el pueblo entero. Pero sus palabras fueron: “tú te quedas aquí conmigo”. Conmigo. Contigo. Con él. Alfonso…

¡Pero qué cosas tienes, Ulloa! ¡Ni que Alfonso fuera ahora el papanatas del admirador secreto! ¿Cómo va a serlo? Pues siéndolo, tonta. Su mente empezó a trabajar con agilidad. Fue el único que se dio cuenta que no se había puesto los zarcillos. Él podía acordarse de cuándo su padre les leía el libro. Era el mayor de los hermanos y probablemente Ramiro, Juan y Mariana eran demasiado pequeños para recordar quien era Julio Verne. ¡Y el perfume! ¡Qué casualidad que fuera su planta favorita! Trató de recordar la cara que se le quedó cuando ella lanzó la cajita de música contra el suelo. Y la conversación que tuvo cuando la encontró en la barra. Él había dicho que había algo cientos de veces más bello que aquella cajita. Pero… ¿el qué?

De pronto algo se iluminó en su interior. Todas las piezas encajaron de golpe como si de un puzzle gigante se tratara. Podría ser él. ¿Por qué no? Tiene que ser él. Quiero que sea él. ¿Y cómo ella, tan cabal, tan perspicaz, no se había dado cuenta de nada en todas esas semanas? Él siempre estaba detrás de cada regalo buscando su reacción, buscando una mirada o algo que hiciera o dijera… Y de pronto cayó en la cuenta…

¿Cómo he podido ser tan mentecata? Todas estas semanas lo he tenido delante de mis narices y no he sabido verlo. Padre dijo que quizá no tenía que buscar muy lejos… Pero entonces… recordó cómo le había interrumpido el día que había venido tan acicalado… se acordó de cómo ella le había dicho que eran como hermanos y que podía confiar en ella. ¡Por eso se calló y se marchó! ¡¡Iba a confesármelo!!

Tan pronto como estas ideas se cuajaban en su cabeza, y tan segura como que mañana el sol saldría por el mismo sitio, Emilia Ulloa apagaba las últimas velas de la casa de comidas mientras en su corazón comenzaba a brotar una nueva semilla cargada de felicidad.

Al otro lado del pueblo, en una casita muy humilde, el mayor de los Castañeda se disponía a pasar una noche más en vela por culpa de la pequeña Ulloa; sin percatarse de que el trabajo más complicado estaba hecho y había comenzado a dar sus frutos.

Qué delicia de relato! me ha encantado...qué bonita historia, y muy bien redactada, felicidades.

ZirtaBlack que preciosidad!! Que bien escrito! Se me ha puesto la piel de gallina mientras lo leia!!! Si es que todas estas cosas que has escrito deberian ponerlas los guionistas para que Emilia se de cuenta! Dime por dios que vas a continuarlo!!!!

ZirtaBlack me ha encantado¡¡ Qué bien escribes jajajaj
Yo intentaré subir la cuarta parte esta noche, en un ratillo, la reacción de Raimundo y Sebastián. Un besazo¡¡

Zirta que lindooo...que bien escrito... quiero más.....quiero ver las noches desveladas de Alfonso pensando en la pequeña Emilia... ainsss

Que bonitoooooooooooooooo....me encanta zirta

ZirtaBlack: me ha encantado tu forma de escribir!!. No sólo cuentas una historia bonita, sino que el modo de narrarla es el de los buenos libros, cuando puedes visualizar la escena en tu cabeza.

Enhorabuena y gracias por compartirla.

Muchísimas gracias por vuestras palabras, chicas!! Sois geniales. Es muy importante para la gente que escribe sentirse apoyada. Gracias, de veras.

Sobretodo, es un honor recibir halagos de quienes tan buenos ratos me hacen pasar con sus historias =). Mil gracias!

Zirta, precioso el relato, me encanta!! sigue! no lo dejes así...

BAJO LA LUZ DE LA LUNA FINAL (Alfonso y Emilia)

Alfonso nunca le había temido a Raimundo Ulloa, más bien lo había visto siempre como un padre. Recordaba como en su más tierna infancia, Raimundo leía en la taberna historias para sus hijos, el pequeño Sebastián y la dulce Emilia, que ahora agarraba con fuerza su mano. Los pequeños Castañeda también eran oyentes habituales de las historias y aventuras que narraba el patriarca de los Ulloa.
Pero esa noche algo había cambiado. Ahora llevaba a la pequeña Emilia, más crecidita y hermosa de la mano, e iba a solicitarle permiso de casamiento a ese hombre que había actuado de padre para él desde que el suyo partiera a Galicia.
Al llegar a la altura del Colmado de los Mirañar, Alfonso paró en seco.
- ¿Qué sucede? – Preguntó Emilia.
- No puedo Emilia.
Desde el interior de la Casa de Comidas, se veían por los ventanales las figuras de Raimundo tras la barra, debatiendo con Don Anselmo y la de Sebastián recogiendo las mesas.
- ¿Cómo que no puedes? – Dijo ella quitándole la gorra y sonriéndole de una manera especial.
- ¿Qué va a decir tu padre? Tu eres la niña de sus ojos, lo mejor que le ha pasado en la vida. ¿Qué pensará si ahora llego yo y pretendo arrebatarle lo que más quiere?
- Pensará que es lo mejor que podría haberme pasado. – Dijo, y lo besó ante los atónitos ojos de Doña Dolores Mirañar, que miraba como una cacatúa ociosa tras los cristales del Colmado.
Cuando Alfonso y Emilia entraron en la Casa de Comidas, Raimundo y Don Anselmo discutían acaloradamente sobre un dogma de fe que Raimundo creía imposible.
- Padre, Sebastián, acercaos un momento. – Dijo Emilia. – Tenemos algo que deciros.
- ¿Qué será a estas horas? – Preguntó Raimundo.
- Dudo que lo que podáis decirme pueda alegrarme mucho. – Dijo Sebastián con la mirada triste.
Desde que había sido liberado de la cárcel y Raimundo le había contado lo del accidente mortal de Virtudes, Sebastián no levantaba cabeza y le rondaba vagamente la idea de abandonar Puente Viejo.
Alfonso continuaba con la mirada perdida, pensando en la mejor manera de decirle a Raimundo lo que acababa de acontecer.
- Es una noticia muy especial. – Adelantó Emilia.
- Vamos, ¿a qué estáis esperando? – Dijo Raimundo impaciente.
- Alfonso, dilo ya. – Rogó Emilia.
El Castañeda empezó a balbucear y no daba pie con bola a la hora de articular palabra. Finalmente, cuando Emilia posó su mano en el hombro de Alfonso, pudo hablar y decir con claridad lo que había pasado.
- Don Raimundo, quiero que me de su bendición para cortejar a Emilia.
La mirada de Raimundo se transformó en el instante. Sebastián sonrió levemente.
- ¿Padre? – Preguntó Emilia con temor.
Alfonso, cuya frente se encontraba perlada de sudor estrujaba su gorra entre las manos.
Finalmente, Raimundo Ulloa abrió la boca.
- ¡Por fin! – Río y abrazó a Alfonso. – Por supuesto que tenéis mi bendición. Y si por mí fuera, Don Anselmo os casaba ahora mismo.
- ¡No seré yo quien los case sin haber sido novios antes! – Dijo el cura riendo desde la barra. – Brindo por la nueva pareja.
Todos brindaron. Sebastián fue presto a por unas copas y una jarra de ese vino tan especial que sólo se servía en la Casa de Comidas de los Ulloa.
Horas mas tarde, cuando la luna ya se ocultaba para dejar paso a un sol de justicia que coronaría el cielo momentos más tarde, Alfonso y Emilia, acurrucados junto al olivar de la casa de los Castañeda, se besaban y se juraban amor eterno, algo que había existido desde siempre y que había tardado tanto en aflorar.
Emilia sonreía. Alfonso se preguntaba como había sido posible que su tristeza y su felicidad caminaran juntas de la mano y se hubiera desarrollado todo en un solo día con su noche.
En fin, pensó el Castañeda, supongo que habrá sido cosa de la luna.

CONTINUARÁ

A ver mari, te hago recopilacion porque si no te vas a volver loca:

Para el rincón de Lapuebla (Pepa)

Los consejos de Rosario (Sin desperdicio alguno) [Alfonso y Emilia] : https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/7/la-biblioteca-historias-paralelas/

Al calor del fuego, 1ª y 2ª parte [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/10/la-biblioteca-historias-paralelas/

Un nuevo rincón:

El rincón de Olsi:

DESCUBRIENDO AL AMOR 1ª PARTE [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/877/233/el-rincon-de-alfonso-y-emilia-post-para-hablar-de-esta-pareja/

DESCUBRIENDO AL AMOR 2ª PARTE [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/10/la-biblioteca-historias-paralelas/

(Banner echo, cuando tenga mas te los subo de golpe)

Para el rincón de Riona:

Su verdad (1ª y 2ª parte) [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/8/la-biblioteca-historias-paralelas/

Si te vas [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/8/la-biblioteca-historias-paralelas/

Para el rincón de lnaeowyn:

https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/8/la-biblioteca-historias-paralelas/

No tiene titulo y esta publiado en spoilers, no se si estara publicado en otro que ya este y es el mismo o no, pero preguntaselo a ella....

Otro rincón nuevo. El de librito:

La primera parte se llama "hermanos para siempre" y la segunda "las acelgas"y la tercera "noche de ronda" pero estan seguidos los tres [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/8/la-biblioteca-historias-paralelas/

(te digo igual que intentare hacer el banner)

Rincón nuevo para AntojeP:

Bajo la luz de la luna 1ª y 2ª parte [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/8/la-biblioteca-historias-paralelas/

Bajo la luz de la luna 3ª parte [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/9/la-biblioteca-historias-paralelas/

Bajo la luz de la luna (FINAL) [Alfonso y Emilia]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/10/la-biblioteca-historias-paralelas/

Como un rayo de sol 1ª Parte [Sebastian y soledad]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/10/la-biblioteca-historias-paralelas/

CUQUINA. no se si lo abra puesto en lo que me sale de las teclas ¿lo has puesto? si no te dejo el link abajo:

El origen de tristan [Tristan Ulloa]: https://www.formulatv.com/series/el-secreto-de-puente-viejo/foros/1120/9/la-biblioteca-historias-paralelas/


Y por ultimo ZirtaBlack ha escrito una marabilla sobre alfonso y emilia, pero la joia ha dicho que no sabe si lo va a continuar o no, yo por mi haria el banner y lo enlazaria, esta en la pag 9, pero por si acaso no quiere o algo, primero pregunto si tenemos consentimiento ¿¿¿ZIRTA LO TENEMOS???

Mari, carmen ha escrito una obra maestra de 9 heoptogonos en el rincon, pero no se si ponerla aqui por motivos obvios, asi que no se, tu que crees??

Por lo demas creo que no me dejo nada, yo voy a intentar hacer algunos, son tres por ahora, sin contar el de zirta que esperare a ver que dice y el mio que lo hare mas adelante, porque si abro el photoshop hoy ya no escribo y si no escribo no llego a donde queria llegar y hasta que no llegue no lo subo asi que total....asi que nada, mañana si zirta y carmen si animan nos hacemos uno cada una y yo hago el mio.
Por cierto parece que esto esta mejor ya no'??? el enlace de avisar al moderador sigue mirando pa cuenca, pero por lo demas estan todos los rincones y las imagenes estan bien tambien, creo que no falta nadie, lo unico que en el rincon de viliga, hay un enlace que yo no se si es de ella seguro. lo digo por lo de "dialogos que nos encantaria que pasaran" que el post pertenece a "alma88" y no se si son la misma o que.

espero haberte facilitado las cosas un pco mari, y que el finde de relax haya ido de perlas, mil besos, voy a leer lo de antoje!

EDITO: Antoje me ha gustado muchisimo, quiero mas, mucho massssssss

-AL CALOR DEL FUEGO-
Como era tiempo de invierno, la noche había caído pronto y la estadía por aquellos páramos se tornaba peligrosa. Si uno no era atacado por alguna alimaña del monte, podía romperse el testamen al caer por uno de los muchos barrancos. Y si no se encontraba un buen refugio donde pernoctar, el frío de noviembre podría helarle a uno los huesos y la sangre. No deberían estar allí, y si les pasaba algo la culpa sería exclusivante suya,porque él era el que conocía el terreno y el que debería haber decidido por donde ir y cuando regresar. Pero ella seguía siendo la misma Emilia Ulloa, valiente y testaruda a partes iguales, una mezcla que seguía admirando mucho más de los que quisiera reconocer……
La búsqueda de Martín había comenzado por la mañana, cuando en la casona surgió la voz de alarma al comprobar que el chiquillo no aparecía por ningún lado. Todos los habitantes de la comarca andaban tras la pista del niño. Doña Francisca había puesto a todos sus trabajadores a peinar el monte, palmo a palmo. La Guardia Civil había montado su propio dispositivo dirigido por el comandante Sanz. Por su parte, los labriegos dejaron de lado sus tareas en el campo para echar una mano, olvidando que aquel niño era el nieto de la cacique que tantos abusos había cometido. También los Ulloa habían decidido colaborar en la búsqueda, llevados sobre todo por el afecto que sentían por Pepa y Tristán y porque, como decía Raimundo, sólo un desalmado puede abandonar a su suerte a un chiquillo, por muy nieto de la Montenegro que fuera.
El sentido común aconsejaba que nadie fuese sólo, así que lo mejor era distribuírse por parejas. Ramiro, tan cabal y rapido de reflejos como siempre, propuso que Raimundo lo acompañara a él y Emilia fuese con Alfonso puesto que los hermanos Castañeda conocían mejor el terreno. Como aquel no era un momento para andarse con remilgos, nadie puso objeciones a la propuesta de Ramiro. Lo importante era encontrar al niño y cuanto antes. Así que emprendieron la búsqueda, preparados para patearse el monte en una dura jornada de viento y lluvia. Pero horas y horas de caminatas y gritos no habían dado el fruto deseado.
Ya era tarde y Alfonso dijo que era hora de regresar al pueblo, antes de que la noche les cayera encima. Pero de repente Emilia había recordado una conversación con Pepa en la que su amiga le había contado que a su hijo le encantaba ir de excursión con ella al llamado Salto del Lobo. Realmente, aquel lugar en verano era un sitio digno de verse, con su gran cascada y su frondoso bosque de avellanos que hacían que valiesen la pena las muchas horas de caminata. Pero en pleno invierno el lugar se tornaba peligroso por las crecidas del río y los caminos convertidos en auténticos lodazales. Por eso, al pensar que el chiquillo podrían encontrarse en aquellos parajes, había insistido a Alfonso para que intentaran llegar al Salto. Al principio, él se había negado porque sabía que no tendrían horas de luz suficientes para recorrer el camino. Pero cuando ella amenazó con continuar sola, lo único que pudo hacer fue seguirla. Seguirla como siempre había echo. Seguirla como había jurado no volver a hacer cuando tomó la determinación de intentar olvidarla varios meses antes.
Ahora que la noche había caído ya no podrían regresar a Puente Viejo. Tendrían que guarecerse del frío en alguna cobacha si no querían acabar congelados. Menos mal que habían encontrado una bien resguardada y Alfonso había juntado una buena cantidad de leña con la que prender un fuego que auyentara a los animales del bosque y les proporcionara calor. Ambos permanecían en silencio. Como pasaba en los últimos meses, no sabían que decirse. Tanto el uno como la otra se habían puesto una coraza con la que ocultar sus sentimientos. La coraza de Alfonso era un continuo mal humor que sólo le permitía contestar con monosílabos a las preguntas.Emilia, por su parte, procuraba quedarse el mayor tiempo posible en la cocina, donde entre sus fogones y sus puchero encontraba algo de paz y no tenía porque dar explicaciones a nadie. No sabía bien qué era lo que había pasado, ni como, ni cuando, pero sin darse cuenta se había enamorado del mayor de los Castañeda, aquel hombretón al que siempre había visto como a un hermano. Pero mientras más enamorada se sentía ella, más distante se mostraba Alfonso. Así que pensó que era simplemente la “maldición Ulloa”, por la que ningún miembro de su familia había podido encontrar la felicidad en asuntos del corazón.

-AL CALOR DEL FUEGO- (CONTINUACIÓN)

La noche ya había caído del todo. Los nubarrones que habían descargado lluvia durante toda la tarde tapaban las estrellas y fuera de la cueva sólo se veía negrura. Sólo el rumor de las aguas del barranco del río y el chisporrotear de las llamas rompían el silencio. Alfonso, acurrucado en un extremo, tallaba una figura de madera con su navaja mientras Emilia, de pie, miraba ensimismada el fuego y trataba de calentarse las manos.

-Deberías intentar dormir un poco. Hemos caminado muchas leguas y seguramente estarás exhausta.

-No tengo sueño. Es muy díficil tener sueño cuando pienso en lo que está pasando. Por no hablar de lo preocupados que van a estar mi padre y tu familia al ver que no aparecemos

-Lo sé, pero si queremos ser de alguna ayuda es mejor que mañana estemos descansados. Además, Ramiro sabe que yo conozco bien la zona y sé como apañarmelas. Seguro que los tranquiliza…….Emilia, ¿estás tiritando?

-Vaya, qué observador!!. Claro que estoy tiritando. Tengo la ropa empapada y tengo mucho frió.

-Toma-le dijo mientras le extendía su viejo chaquetón. Pontelo, ya sé que no es una prenda muy elegante, pero al menos está seco y abriga.
Como Emilia seguía sin moverse, Alfonso se levantó para acercarse a ella y obligarla a ponerse el abrigo.

-Anda, no seas orgullosa. Yo estoy más acostumbrado a los rigores de la intemperie. Y no quiero que pilles una neumonía- le instó mientras por primera vez en mucho tiempo le dedicaba su amplia sonrisa.-Además, tu padre me mata si te pasa algo

-Gracias-le contestó ella mientras el le colocaba el chaquetón. Por un instante se miraron a los ojos, obligados por la cercanía.

-Y yo no me lo perdonaría nunca-prosiguión Alfonso en un susurro casi inaudible.

Estaba furioso consigo mismo por haber dicho semejante sandez. Tantos esfuerzos por mantener las distancias, tantas excusas para no acompañar a Ramiro a la taberna, tantas noches solitarias tratando de convencerse a si mismo de que lo mejor era olvidar a la Ulloa para siempre…todo se había ido al traste en dos segundos. Quiso enmendar su error rápidamente dando un paso atrás y dándole la espalda. Pero antes de que se hubiera girado del todo, Emilia lo sujetó por un brazo y lo obligó a darse de nuevo la vuelta. Con la otra mando le acarició la mejilla y haciendo añicos la coraza con la que intentaba protegerse de sus propios sentimientos le dijo:

-Yo sé que nunca dejarías que me pasara nada. Siempre me has protegido…..

-Sí, como hacen los buenos hermanos (Alfonso intentaba que su voz no delatase la amargura que sentía por dentro. No tenía derecho a reprocharle que no fuera capaz de verlo como a un hombre. Al fin y al cabo, él mismo nunca se había considerado a su altura).

-Dime una cosa, Alfonso Castañeda. Necesito que me contestes y prometo que si me dices que sí, jamás volveré a sacar el tema.

-Tú dirás……

-¿En verdad me ves como a una hermana?

-Eso es lo que me dijiste tú en una ocasión, que debería tratarte como a Mariana ya que aunque no lo fueramos por sangre, nos habíamos criado como hermanos y eso no debería cambiar nunca.

-Pues……(Emilia respiró hondo dispuesta a jugarse toda la partida a una carta)….ha cambiado.

-¿Qué quieres decir?

A la muchacha no le salían las palabras. Un nudo le atenazaba la garganta y empezó a sentir con rabia como las lágrimas anegaban sus ojos. Entonces él, que nunca había podido soportar el verla sufrir, la abrazó con fuerza.

-No llores, por favor. Bien sabes que desde siempre se me revuelve la sangre cuando te veo llorar.

Ella sólo pudo agarrarse con fuerza a su camisa, sollozando. Y aquel contacto hizo el resto. Porque la cabeza no siempre logra callar lo que los cuerpos quieren gritar. Sin darse cuenta de cómo había sucedido estaban besándose y todo lo demás no importaba.

(El resto de la noche lo dejo a vuestra imaginación...)

ains pepa...que bonito!!!!!

yo he caido en coma debido a los poliedros ... alfemi.. eres la culpable jajajaaj

pero que lindo de veras.. ambos en su momento...

P.D. pepa plis... danos un poquito más que la imaginación es mejor cuando se le dan pistas jaajajaj

edito:pepa... me gustaria muchiiiiisimooo saber que pasa esa noche y ver tu segunda parte...no nos dejes con las ganassss....