Para todos los realistas ♥ FANFIC JULIVANISTA.
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18/12/2009 04:55
Capitulo 01 Donde nadie se busca, nadie quiere encontrarse.
- ¿Has visto a Julia, Roque?
Ya estaba desesperado. Este internado no era tan grande.
No hay muchos lugares donde esconderse.
Una de dos.
O le ha pasado algo, ó, tiene ganas de juegecitos la niña.
- Pues no, no la he visto esta mañana. ¿Porqué? - Como que, ¿Porque?, se vé que pensar no es uno de los puntos fuertes de este internado.
- Por que no la encuentro por ningun lado Roque, no la he visto desde anoche.
Mis propias palabras me hicieron delirar.
Mi mente voló a los.. momentos de anoche, que no había podido quitarme de la cabeza, ni si quiera durmiendo.
Nuestro cuerpos rozandose una vez más.
Nuestras lenguas entrelazandose, mis manos perdiendose por las curvas de su cuerpo, y las suyas, repasando firmemente la figura de mis abdominales tercos y sudorosos. Hasta que por fin estuvimos uno dentro del otro.
Y tuvimos esa sensacion de alivio. Durante un momento no existio nada ni nadie más, ni si quiera las gotas de sudor que caian a borbotones por sus sienes.
Ni el tiritar acelerado de Julia. Eramos ella, yo, y nada más.
- Ivan, Ivan - no me había percatado de que Roque estaba llamandome, probablemente, por que estaba en cualquier sitio (si es que a ella se le puede llamar así), menos allí.
- ¿Que quieres Roque? - me había molestado que me sacase de aquel 'infierno' (más que nada por el calor que provocaban nuestro cuerpos, que por el que hacía), pero mi fuero interno se lo agradecia
- Ahí viene Julia - E hizo ademá con la cabeza, señalandome que venía detrás de mi.
Me giré inmediatamente. Y en cuanto comprobé que era cierto, cruzé el pasillo que conectaba las aulas a una velocidad que, a decir verdad, desconocia que puediera existir, hasta llegar al hall.
- ¿Se puede saber donde coño estabas metida? - Esto empezaba a molestarme un poco, ya casi no era dueño de mi mismo. Donde me habría apetecido darle un empujón, ahora, la había abrazado. Como si hubieran pasado 1000 años desde la última vez que nos vimos. Mi cuerpo se aferró a ella, y mi mano acarició suavemente su pelo.
Separé mi cuerpo un poco para dejarla hablar y poder mirarla bien. Solo lo necesario.
- Iván, ya - y separó nuestros cuerpos empujando sus manos contra mi pecho - te he dejado un mensaje esta mañana en el móvil. Mi madre se va con su nuevo novio a vivir a.... No sé a donde se va, pero quería estar conmigo antes de irse.
- Joder el móvil, se... se me ha olvidado.
- Voy a cambiarme, te veo ahora en clase - Y casi, sin darme tiempo para asimilar sus palabras, se puso de puntillas y me besó. Me besó tierna pero apasionadamente, mientras dejaba correr su mano por mi nuca. Después, separó su boca de la mia, llevadose mi labio consigo. Cuando nuestras bocas ya eran libres, sonrió, pero no como solía hacerlo semanas atrás, lo hizo con felicidad.
Y entonces se fué. Pero sabía que esto no quedaría así, que retomariamos ese beso después. Lo supe desde que ví su mirada cuando sonreía a lo lejos.
Y no iva a esperar demasiado para terminar lo empezado.
Subí las escaleras del hall, con disimulo y prisa a la vez. Con un poco de suerte todavía pillaría a Julia en la habitación. Vacia.
Sonreí con mis propios pensamientos.
Abrí la puerta (ni si quiera me molesté en llamar), pasé y la cerré con rapidez.
Me dí cuenta (o algo así) de que Julia dio un respingo. Se asutó al verme.
- Joder Iván, ¿Noiret tampoco te ha enseñado a llamar a las puertas?
Ni si quiera la escuche, estaba demasiado ocupado mirando su cuerpo casi desnudo.
Me acerqué a ella y pusé mis manos sobre sus caderas nesdudas y frías.
Ella dejo caer sus brazos a los lados, y yo los recogí, para colocarlos donde deberían de haber estado desde el principio, en mi cuello (nuca).
Y la besé, y ella me correspondió. Me beso de una manera que debía de estar pohibida, y yo, no podía hacer nada más, que enseñarle todo lo que sabía hacer.
Fuí repasando con mis manos su espalda, que estaba fría pero suave y ruda, si es que el terciopelo puede serlo. Me habría gustado dejarlas ahí, pero ahora tenian un nuevo recorrido.
Y subieron, y subieron hasta que llegaron a su destino. Poco a poco, suavemente, fui desabrochando su sujetador negro.
- ¿Has visto a Julia, Roque?
Ya estaba desesperado. Este internado no era tan grande.
No hay muchos lugares donde esconderse.
Una de dos.
O le ha pasado algo, ó, tiene ganas de juegecitos la niña.
- Pues no, no la he visto esta mañana. ¿Porqué? - Como que, ¿Porque?, se vé que pensar no es uno de los puntos fuertes de este internado.
- Por que no la encuentro por ningun lado Roque, no la he visto desde anoche.
Mis propias palabras me hicieron delirar.
Mi mente voló a los.. momentos de anoche, que no había podido quitarme de la cabeza, ni si quiera durmiendo.
Nuestro cuerpos rozandose una vez más.
Nuestras lenguas entrelazandose, mis manos perdiendose por las curvas de su cuerpo, y las suyas, repasando firmemente la figura de mis abdominales tercos y sudorosos. Hasta que por fin estuvimos uno dentro del otro.
Y tuvimos esa sensacion de alivio. Durante un momento no existio nada ni nadie más, ni si quiera las gotas de sudor que caian a borbotones por sus sienes.
Ni el tiritar acelerado de Julia. Eramos ella, yo, y nada más.
- Ivan, Ivan - no me había percatado de que Roque estaba llamandome, probablemente, por que estaba en cualquier sitio (si es que a ella se le puede llamar así), menos allí.
- ¿Que quieres Roque? - me había molestado que me sacase de aquel 'infierno' (más que nada por el calor que provocaban nuestro cuerpos, que por el que hacía), pero mi fuero interno se lo agradecia
- Ahí viene Julia - E hizo ademá con la cabeza, señalandome que venía detrás de mi.
Me giré inmediatamente. Y en cuanto comprobé que era cierto, cruzé el pasillo que conectaba las aulas a una velocidad que, a decir verdad, desconocia que puediera existir, hasta llegar al hall.
- ¿Se puede saber donde coño estabas metida? - Esto empezaba a molestarme un poco, ya casi no era dueño de mi mismo. Donde me habría apetecido darle un empujón, ahora, la había abrazado. Como si hubieran pasado 1000 años desde la última vez que nos vimos. Mi cuerpo se aferró a ella, y mi mano acarició suavemente su pelo.
Separé mi cuerpo un poco para dejarla hablar y poder mirarla bien. Solo lo necesario.
- Iván, ya - y separó nuestros cuerpos empujando sus manos contra mi pecho - te he dejado un mensaje esta mañana en el móvil. Mi madre se va con su nuevo novio a vivir a.... No sé a donde se va, pero quería estar conmigo antes de irse.
- Joder el móvil, se... se me ha olvidado.
- Voy a cambiarme, te veo ahora en clase - Y casi, sin darme tiempo para asimilar sus palabras, se puso de puntillas y me besó. Me besó tierna pero apasionadamente, mientras dejaba correr su mano por mi nuca. Después, separó su boca de la mia, llevadose mi labio consigo. Cuando nuestras bocas ya eran libres, sonrió, pero no como solía hacerlo semanas atrás, lo hizo con felicidad.
Y entonces se fué. Pero sabía que esto no quedaría así, que retomariamos ese beso después. Lo supe desde que ví su mirada cuando sonreía a lo lejos.
Y no iva a esperar demasiado para terminar lo empezado.
Subí las escaleras del hall, con disimulo y prisa a la vez. Con un poco de suerte todavía pillaría a Julia en la habitación. Vacia.
Sonreí con mis propios pensamientos.
Abrí la puerta (ni si quiera me molesté en llamar), pasé y la cerré con rapidez.
Me dí cuenta (o algo así) de que Julia dio un respingo. Se asutó al verme.
- Joder Iván, ¿Noiret tampoco te ha enseñado a llamar a las puertas?
Ni si quiera la escuche, estaba demasiado ocupado mirando su cuerpo casi desnudo.
Me acerqué a ella y pusé mis manos sobre sus caderas nesdudas y frías.
Ella dejo caer sus brazos a los lados, y yo los recogí, para colocarlos donde deberían de haber estado desde el principio, en mi cuello (nuca).
Y la besé, y ella me correspondió. Me beso de una manera que debía de estar pohibida, y yo, no podía hacer nada más, que enseñarle todo lo que sabía hacer.
Fuí repasando con mis manos su espalda, que estaba fría pero suave y ruda, si es que el terciopelo puede serlo. Me habría gustado dejarlas ahí, pero ahora tenian un nuevo recorrido.
Y subieron, y subieron hasta que llegaron a su destino. Poco a poco, suavemente, fui desabrochando su sujetador negro.