Borradores/críticas inacabadas.

Me he quedado a cuadros con las cosas que he leído por aquí.

La película es de obligada visualización. Ya desde los primeros minutos soy testigo de esa majestuosa elipsis que en forma de quiebros visuales abre la historia. Esa sucesión de imágenes, de flashes justo antes de que nazca Grenouille es impresionante, vibrante, brutal, de una fortaleza rompedora y muy significativa. Una asquerosidad proyectada de una manera realista, y sobrecogedora... un arranque perfecto. Ya desde entonces percibo como lo que estoy presenciando me lleva, me abduce adentro del escenario. A algunos, en cambio ese tipo de escenas no les suele agradar, sin embargo considero esa escena de particular importancia. El transcurso de la historia te deja mudo y con la boca abierta. El avance de la historia es descriptivo y conciso, muy elocuente pese a los saltos en el tiempo y en la narración, todo queda muy claro, aunque eso sí, para entender del todo esa gran obra de arte que es es esta película, hay que saber conjuntar la virtuosa narración, que ilustra la historia en forma voz en off, con lo que se te muestra en pantalla, pues pese al locuaz habla del narrador, este se centra más en transmitir aspectos más irracionales como los sentimientos de los personajes y no incurre en la redundancia explicando paso por paso lo que se va sucediendo sobre la pantalla, cosa que agradezco mucho, pues me gusta tener la posibilidad de sacar mi propia conclusión sin que nadie me lo susurre al oído. El narrador es externo pero que conoce todos los detalles de la historia

El ritmo es trepidante, creciente por momentos, y es que otra cosa por las que esta película es tan magnífica, es por su prodigioso montaje, acelerado y quebrado, que sabe muy bien lo que contar, cuando cortar, cuando dar marcha atrás, sobreponer tramas. La banda sonora es también sencillamente magistral, me encanta.

Se destila ingenio y una profunda sutileza en la narración que está al alcance de muy muy pocos, es que no he visto una película igual, que aborde con tanta inteligencia, sabiduría e inteligencia emocional el proceso de la narración de una crónica, es que es impresionante. Las actuaciones son lo más y la ambientación también es verdaderamente fabulosa, te lo crees todo. Ese ambiente, el mundo contemporáneo, la sociedad de la época... todo está tan bien representados, todo tan creíble, tan siniestro, y tan a su manera espantoso... Y es algo que agradezco. La película además sirve como un excelente reflejo histórico. No es para nada de extrañar que esto sucediese en la realidad y que hubiese casos más escabrosos aún de los cuáles siquiera se tenga conciencia, ya que la personalidad, la forma de ser de cada uno se forma bajo los moldes de tu propio entorno, y no hay más que ver. El pobre Grenouille encontró en los olores, un refugio, una evasión de un mundo hostil, cruel y asqueroso hasta degenerar en lo que degeneró, fruto de la impotencia, de la desolación de su soledad, necesidad que trataba de cubrir cometiendo esos escabrosos actos, que de paso le cubrían la necesidad de autorealización aparte de la social, de ser el punto a la orden del día de todos los lugares y que su persona tuviese relevancia por todas partes de los recónditos sugurbios de la ciudad, pequeños infiernos escabrosos creados por la sociedad, dignos de exterminio.

Y eso es lo que plasma tan bien este hombre, Tom Tykwer. Se trata de una película desagradable, y eso me gusta. Algo que es consumible por todo tipo de públicos y mentalidades cada vez me satisface menos. Una propuesta no le puede gustar a todo el mundo, porque entonces se es convencional. Y eso es justo lo contrario a la impresión, al impacto, a una experiencia fuerte. Y esta película lo es. Entre otras muchas cosas hace un grotesco retrato de las personalidad de los figurantes, sirviéndose de tan solo unos pocos matices, en ocasiones incluso tan solo algunos planos y un par de apuntes del narrador le valen, para remendar un perfil muy preciso de un personaje, que los espectadores no necesitemos hacernos preguntas para comprender mejor lo que es y como es. Tykwer trabaja especialmente bien las actitudes en función del estado de ánimo, en como este puede cambiar y la persona también con un pequeño (des)ajuste, en este caso adentrándose en el complejo mundo de los olores como premisa, una metáfora que encierra suma sabiduría, a mi parecer. Es algo esperpéntica, pero brillante, esa sutil 'demonización' en forma de feas actitudes y zafias vulgaridades, que hace de los personajes de la película, a los cuáles siempre procura sacarlos a través un enfoque bajo el cual causen algún tipo de repulsión en el espectador, es sencillamente maravillosa, pues se trata de algo poético e incluso mordaz. Por eso es divertido verlos sufrir cuando les va algo más (y eso es otra cosa, Tykwer juega de manera genial con la ironía de la dicha y del destino en esta película, procurando siempre sobreponer a todos aquellos que son infames a un final ironicamente cruel y retorcido, en forma de carambolas de violentas muertes. Una maravilla. Brutal crítica a la sociedad. Y eso sí, todos los personajes los dibuja horribles, no parece haber ni una sola persona buena en los 147 minutos de película, que se pasan en un suspiro. Bueno, tal vez excepto de la primera chica con la que Jean-Baptiste comenzo su imparable ristra de asesinatos. De hecho y lo que es lo más curioso que fue sin querer, sólo trataba que la chica no gritase en un malentendido. Pero apretó demasiado fuerte y entonces notó que de su cuerpo el olor se desvanecía y quiso encontrar el método para conservarlo. A partir de ahí hay un cambio de ritmo y de enfoque, es un pim pam, un no parar, la distendida narración se ha callado y ahora Jean Baptiste parece inmortal y el que ahora ya lo es del todo obsesionado psicópata Jean-Baptiste siembra el verdadero terror e impone sus reglas por así decirlo, siendo un escurridizo e invisible asesino que no deja más que cadáveres a su paso. Parece haber como una especie de cuenta atrás para atraparlo, una especie de ultimátum en una interminable secuencia que persiste en la misma nota. Mientras tanto el susodicho toma el poder y se siente más seguro en lo que se frustra ante el obsesivo propósito de crear el perfume perfecto, con el olor de las mujeres que mataba, en un desasosegante intento de darle sentido a su vida, una existencia mutilada por su horrible entorno en el que creció desde su infeliz nacimiento. Cabe añadir otra aclaración más: Jean-Baptiste al principio no quiso matar (véase a la prostituta), pero al gozar una vez más de la incompresión y del desprecio al que era constantmente sometido por parte de su entorno decidió que ese era el mejor método, en una sociedad más tolerante quizás no se vería incentivado a hacer eso, a matar, pero aquí es donde volvemos al punto de partida.

Luego entra en juego un personaje fundamental para poner el orden entre tanta barbarie, tanta idea absurda y sandeces varias, mi adorado Alan Rickman, que tiene las cosas claras acerca de lo que está pasando y que como tal lo expone con una claridad y concisión envidiables. Personaje muy inteligente, hombre racional que es el que más aguanta frente al macabro juego de persecución del retorcido Jean-Baptiste. Impagables instantáneas cuando éste introduce en su campo visual a la hija de Antoine Richis (A. Rickman) y esas secuencias del juego del escondite en el jardín de este. Se palpa una aterradora tensión que queda en nada, pero parece que Antoine se huele algo. O eso parece. De lo que no hay duda es que la angustiosa huida que protagonizó la hija en esa opresiva persecución de esa sombra que hacía mover las hojas y sacudía los arbustos ha sido muy real... pero la joven no le ha dicho nada a su padre. Formidables segundos de grabación, tan aterradores...

Pero el inadvertible Grenouille consiguió matar a la chica, cogiendo la llave de la habitación de la hija del caserón de las afueras en el que se refugiaba la aburguesada familia Richis, huyendo del demencial psicópata, delante de las narices del elegante señor Richis, que por aquellos momentos roncaba como un jabato inmerso en un apacible sueño, para volver a dejarla en el sitio que estaba minutos después. Dolor... es lo que sintió Antoine cuando vio por la mañana que le habían arrebatado a su hija en ese plano del sol entrando en el cuarto en el que entraba Antoine, deslumbrando su horrorizado y a la vez asombrado rostro que no tardaría en torcerse y llenarse de lágrimas. Se consiguió coger al esquivo Grenouille que una vez más tenía la llave de la salvación en sus manos, una nueva manera de la que no solo podría salir nuevamente impune, sino que también someter a todo el mundo a sus pies.

Había acabado de elaborar el perfume perfecto y cuando se disponían a cortarle la cabeza en medio de la plaza con todo el populacho mirando, Jean-Baptiste sacó un pañuelo, lo roció con unas gotas de su disolución divina y lo dejó volar. El resultado fue que todos se rindieron a sus pies, del divino Creador enviado del cielo para alumbrar el camino a todos necios y a deleitarlos con su divinidad, y le empezaron a aclamar y a vitorear. Se podía distinguir cómo todos a los que les iba llegando el olor les iba cambiando su expresión de odio, inscrita en sus rostros, para dejar paso a unas inocentes sonrisas de felicidad que iban evolucionando hasta la euforia más absoluta. Los demás no entendían qué estaba ocurriendo hasta que les llegaba la ola de ese olor bendito. Y aquí llega el momento más esperado: ¿qué pasaría cuando la onda llegase a Alan, que estaba sentado en una especie de palco para presenciar el espectáculo? Pues no movió ni una ceja. Indiferencia absoluta. Se bajó y se acercó al estrado en el que iba a ser ejecutado Jean-Baptiste, que le miraba y le dijo:

-Perdóname, hijo mío.

Acto seguido se arrodilló y se puso a llorar de la manera más inconsolable que se le había visto llorar jamás a un hombre. Mientras tanto los demás, todos los hombres y las mujeres de la plaza, se sumergieron en una orgía celestial, practicando sexo y retozando de placer, fruto de esa excitación y felicidad que les provocó aquella bendita fragancia (...)

Al igual que a vosotros, me figuro que os ha hecho más gracia la segunda vez cuando se dice la susodicha frase, cuando la pronuncia un Bruce Willis que parece estar extenuado de todo, del cansancio, de la rutina, de la sombra de los fantasmas que no paran de perseguirle en todo el metraje achacándole los posibles errores que pudo cometer en el pasado... Un personaje ninguneado por todos y atormentado como nadie, pero lo que es lo más sorprendente, siempre sereno en todo momento, incluso cuando las cosas peor parecen irle. Dicha faceta impacta más aún si tenemos muy en mente el patrón por el que se cortan la gran mayoría de los prototipos de los (anti)héroes que interpreta, pero la cual sin el más mínimo atisbo de duda yo prefiero y la coloco en un pedestal muy por encima de esta. Sus personajes fríos, sosegados, tranquilos o apáticos, pero que transmiten una hombría infranqueable, (como en 'The Jackal', y la magnífica '16 Blocks' sobre todo, o si vamos más incluso más allá en 'Falsas Apariencias', o cambiando mucho de tercio en 'Seduciendo a un Extraño', en la que nos mantuvo a todos con el alma en vilo y logrando engañándonos en un sencillo pero brillantemente ejecutado rol). Sin duda Bruce Willis es un actor que me sugiere mucho, es uno de mis intérpretes favoritos, y dentro del plantel del letal escuadrón de acción

La parte dos me había encantado, me pareció divertida, trepidante y emocionante. De narración vistosa (y con eso no me refiero solo al gore) da muestras de suma originalidad en el relato de la historia, consigue ser una experiencia al 100%, que te sientas parte de la película, como si estuvieras ahí. Lo vives. Bien, dando por sentado que de la 2 a la 3 NO PUEDE HABER TANTA DIFERENCIA, (digo) me pongo a verla con entusiasmo, tras haberme refrescado de lo que trata (la temática en la que está ambientada esta premisa no puede tener más gancho; un séquito de tarados presidiarios combatiendo contra toda esa horda de mutantes que se dio a entender que proliferaba al final de la tan brillante primera secuela a priori no tiene ninguna pérdida, pinta divertidísimo y genial).

Bien, pues se trata de un engaño, porque el dicho envite jamás se produce tal y como el argumento lo puede dar a entender. Yo he pensado que sería una persecución mutua, con estrategias, tácticas de guerrilla en ese frondoso bosque, y con airados impulsos de violencia y locura entremezcladas, por parte de los dos equipos. Pero no

Ninguna de las actrices está bien en esta película, tan solo Antonio clava nuevamente el papel de un hombre serio de discurso convincente.

Lo mínimo que esperas de una película con un 6,1 de nota media en esta web, una vez que hayas asumido que no se trata de nueva reversión estimulante de 'Matanza de Texas', como la del 2006, en la que el que fuera el Sargento Hartmann ahora se ha reconvertido en un caníbal de siniestra presencia que atemoriza con su demencia, ni

Ya de entrada me muestro algo reticente con esta película. Hay algo... que no encaja que no me huele muy bien. Ya tan solo por el cartel y la distribución directa en DVD. Comienza la película. Como bien podemos observar el argumento no es demasiado descriptivo, ofrece una explicación muy ambigua de lo que va a pasar, vamos que no explica una mierda.

Vemos a los dos protagonistas en escena. Y ya desde el minuto uno predices lo que va a pasar. No es que se den señas explícitas que como tal lo auguren, pero tú lo sabes. Lo ves venir. Como en 'La Caza' de Saura, pues igual. No tiene mucho misterio la cosa. Pero en vez de apostar por un espectáculo no del todo trabajado, pero sí, apetecible e incluso con su puntillo de gracia, lo que hace este zopenco es reírse directamente del espectador pero a malas, como diciendo, mirad que mierda de película que hecho y cómo estoy consiguiendo que os la traguéis.

Uwe Boll habrá aprendido lo que sabe de dirección en los videojuegos, pero aquí el amigo Jean-Baptiste, lo habrá hecho en un curso del INSERSO, porque la dirección es de lo más desastrosa, televisiva y cargante, y se muestra capaz de soterrar a grandes actores como Micheal al nivel de las peores interpretaciones (no hay más que verle cuando "se lamenta", aunque eso también serán consecuencias del horroroso doblaje).

Se nos presenta a Micheal Douglas como un 'excéntrico millonario' pero lo cierto es que enseguida se comienza a notar que muy bien de la azotea no está. Puede que esa temprana y precipitada impresión luego sea sostenida por incongruentes giros en su actitud y bruscos brotes en su conducta que terminen de convertir la película en una verdadera mierda, pero ya se ve que el tío no es de los normales. El deficiente sonido y la cutre fotografía complementan un planteamiento inconsistente que avergüenza de lo horrible que resulta.

Lo que no entiendo es que cómo hay gente que la comprara con 'Blanco Humano' o películas de temática similar como 'Juego de Supervivencia'. Porque como algunos han apuntado, yo tampoco he entendido muy bien en qué consistía exactamente el 'brillante plan' de Douglas, hasta que este ve ve corriendo a lo lejos y pierde los papeles: "Joder, pero por qué no te mueres de una maldita vez!!" Algo muy coherente si tenemos en cuenta que hasta hace nada estaba de lo más dolido por haber cometido un asesinato de manera accidental. En fin, que la película no tiene el más mínimo sentido

Felicidad.

Muchos de los episodios que se ven en esta película cuestan ser asimilados, puesto que hay cosas de la cultura oriental, que a nosotros, simplemente nos resulta imposible entender. Es así, no hay más, y es una máxima que se debe asumir antes, durante y después del visualizado de ''Sin Miedo''.

La furiosa 'El beso del dragón y la explosiva 'Nacer antes de morir'

Pero hasta tal punto que por un momento había dejado a esta fabulosa película con un '1', pero enseguida consideré oportuno recapacitar, pues qué menos que recompensar con muchas estrellas rojas invisibles (justo como los pétalos de rosa de esta película) y un comentario, una película que tan bien me lo ha hecho pasar.

Y me sorprende que sea precisamente el final lo que muchos alaben, cuando el desarrollo de la historia, la evolución del personaje y la fina capa corrosiva que recubre cada situación son el verdadero objeto de fascinación de esta interesantísima película, tan triste y llena de espíritus decaídos, así como sumamente divertida.

- A estas alturas es una reiteración, pero lo voy a poner igual. Uno de los grandes aciertos de la peli es la franqueza con la que retrata los ambientes. No los condena ni dice si son malos o no, sino que simplemente los ilustra con naturalidad y dándoles el mayor esplendor poético posible, dejándole ya al espectador la responsabilidad de extraer su propio juicio moral.

- Es sutil pero devastadora, dice mucho sin palabras apenas palabras, de esas de las que fascinan desde el minuto 1 y al principio no sabes explicar muy bien por qué. Te mantiene absolutamente entregado, como toda buena película.

- Momentazos:

+ Cuando Spacey dice los motivos de por qué quiere quedarse trabajando en su empresa tras llevar más de 15 años. Me he partido de la risa.

+ Cuando la mujer de Spacey le pilla cascándosela: Se despierta y le pregunta, '¿Qué haces?' Y el, 'Nada.' Jajajajajaja.

+ La cena en familia en la que Spacey hace gala de un excepcional sentido de la lógica. Sí, la escena es loca, divertida e incluso algo absurda de lo disparatada que resuta, pero es que el tío lleva toda la razón!

Paso a comentar en spoiler los entresijos de la peli:
La película gira en torno a UN CAMBIO, que es el de personaje de Kevin Spacey, precisamente, porque ha visto a una chica, la amiga de su hija, por

Frente a rodar secuencias de acción y tiroteos lo que le interesa al director es urdir una narración de calidad. Una narración seria, sin fisuras argumentales: un guión sólido que no tiene cabida ni a delirios ni las anodinas chanzas propias de un numeroso grupo de películas en la que una pareja de policías persigue a asesinos. La muy lograda ambientación, el minucioso seguimiento de la investigación, al igual que la perfecta plasmación de las relaciones de los personajes (ahora hablaré de eso), basadas en la sutileza pero que resultan insólitamente expresivas y descriptivas debido al soberbia narrac