[Fanfic: Ricardo + Julia] Volver a empezar || CAPÍTULO 23: Viejos conocidos

Ricardo se detuvo. Apartó sus labios del cuello de Julia, y apartó la mano de su cuerpo. Sin soltar el agarre de su mano indicó a la doctora que se diera la vuelta. La mujer mantenía sus ojos cerrados y al abrirlos vio como Ricardo la miraba de arriba a bajo.

-Eres preciosa. -Dijo mirando sus ojos almendrados. Julia sonrió.

-Te quiero. -Contestó ella.

-Y yo a ti.



«Susurraste un te quiero casi sin conocernos [...] y llegamos al alba de beso en beso.
Suben y bajan las dudas, el amor es tan raro. Es invierno y verano, es tan dulce y amargo. Y aparece y se fuga como un extraño.»


La doctora, de nuevo, se acercó a Ricardo y rodeo el cuello masculino con sus brazos. Él tenía sus manos en la cintura de Julia dirigiéndola hacia la cama, pero deteniéndose a un paso de distancia.
Bajó sus manos desde la fina cintura de la doctora hasta llegar a sus caderas metiendo sus manos en los lados de sus bragas para bajarlas poco a poco y que cayeran al suelo. Esta hizo lo mismo con los calzoncillos de Ricardo, pero agarrandolos de ambos lados para ensancharlos y quitárselos con cuidado ante la excitación del hombre.
Tras esto, ambos se tumbaron en la cama.


Julia se colocó sobre el capitán, con las manos sobre su pecho, acariciándolo con ternura.
Ricardo se inclinó hacia delante agarrando la cintura de Julia con suavidad subiendo el cuerpo de ella unos centímetros para despues hacerla bajar y adentrarse en la doctora despacio, consiguiendo que perdiera un poco más el control y gimiera contra los labios de Ricardo, apretando los hombros de este, hasta que estuvo por completo en ella.

Los alientos de ambos se mezclaban, sus labios estaban entreabiertos y pegados a una milésima de centímetro de rozarse. Julia empezó a moverse sobre él despacio. Ricardo con un movimiento dejó a la doctora bajo él, siendo el que ahora se movia, subiendo y bajando. Colocó las manos en su cintura, y fue subiéndolas pasando por sus pechos, sin detener sus movimientos, hasta llegar a los brazos, que tenía alrededor de su cuello, poniendo sus manos sobre ellos para impulsarse hacia atrás y llevarse a Julia junto a él hasta quedar ambos sentados.

Ricardo llevó sus manos desde los brazos de Julia llegando a sus delicados hombros y descendiendo hasta alcanzar su cintura, mientras ella enredaba los dedos de una de sus manos entre el pelo de la nuca del hombre.
Sus rostros estaban pegados por frente y nariz y sus cuerpos unidos de la máxima manera posible. Sus labios que poco a poco se juntaban como dos imanes hasta llegar a hacer contacto. Se movian acompasados, abriéndose y cerrándose, atrapándose mutuamente con toda la pasión contenida por esas semanas que llevaban sin estar tan juntos.

Ricardo aceleró sus movimientos agarrando a Julia de la cintura y haciéndola ascenser y descender sentada sobre él.
El capitán llegó primero a su clímax al acelerar, y segundos después lo hizo ella, gimió contra los labios de su marido, todos sus músculos se tensaron, agarró la nuca de este y lo atrajo aún más hacia ella, y Ricardo sin bajar su ritmo, hasta que Julia dejó escapar un grito de placer de su garganta, haciendo que el hombre comenzara a relajarse y a detener sus movimientos apartando sus labios de la boca de la doctora y enterrando su cabeza en el pecho de esta dándole pequeños besos hasta que ambas respiraciones volvieron a la normalidad.


«Regálame tu amor, y enamórame la vida. Ya conocí el dolor, y el sufrir de otras heridas.
Crucemos este mar y alcancemos nuestra orilla, con el viento a favor. Que no es facil vagar tanto tiempo a la deriva.
Toma mi corazón, llénalo de fantasías. De ternura y pasión.»




...

El capítulo está partido, hay un trozo en la pag. 3 y otri en la cuatro.
Espero que os guste :)

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...NO PUEDO DECIR NADA MÁS, HA SIDO, HA SIDO...ANSDFLJKNASDÑFNASDF

Ricardo caminaba por el pasillo de camino a su camarote, y ahora también de Julia, con una bandeja, con dos tazas de café con leche, galletas, un par de tostadas y unas cuantas piezas de fruta, en sus manos.

Se había despertado a las nueve de la mañana con la doctora abrazada a él y se había levantado sin despertarla. Aunque se había tropezado un par de veces con su pantalón, la mujer se había quedado dormida sin enterarse.

Ricardo entró al camarote. Miró hacia su cama y la doctora no estaba.

-¿Julia? -Preguntó extrañado dejando la bandeja sobre la mesa.


Justo antes de que pudiera volver a pronunciar el nombre de su mujer notó como unas manos se colocaban sobre sus ojos y como un cuerpo se pegaba a su espalda dando pequeños besos por la superficie de la camisa blanca que llevaba. La reconoció al instante. Giró sobre sus talones cogiendo las manos que tenía sobre sus ojos y quedando frente a ella.

-Buenos dias. -Dijo Ricardo sonriente mirandola de arriba a bajo. Llevaba un conjunto de ropa interior negro, que habría dejado el día anterior en el camarote, y por encima la camisa blanca que él había utilizado para la boda, desabrochada.

-Buenos dias. -Contestó sin soltar las manos del capitán.

-Te queda bien mi camisa. -Comentó haciendo reir a Julia, que no dejaba de mirarlo. -¿Tienes hambre?

-Si. -El hombre intento soltarla pero ella tiró de Ricardo quedando mas cerca que antes.

-¿No me has dicho que tienes hambre? -Preguntó

-Si, ¿pero quién ha dicho que tenga hambre de eso? -Añadió mirando la bandeja

-Bueno... puedo em... puedo traer otra cosa si quieres.

-Aish Ricardito... -Contestó mientras rodeaba el cuello del hombre con sus brazos y él ponía sus manos alrededor de la cintura de ella por bajo de la camisa. -No tienes que traer nada, es más, te prohibo -Cortó dandole un pequeño beso en los labios. -que salgas -Le dio otro beso. -de este camarote. -Finalizó, mirandolo con una sonrisa pícara.

La doctora se acercó a sus labios y comenzó a darle besos sin parar de sonreir y lo fue dirigiendo hasta la cama. Ricardo lo comprendió.
Apartó sus brazo de cuello masculino y llevó sus manos hasta el pecho del hombre para empujarlo delicadamente y dejarlo sentado en el borde.

-Se ha levantado usted juguetona señora Montero...

-No sabe cuanto señor Montero.

Volvió a darle un pequeño empujón haciendo que se quedara tumbado sobre la cama y se puso encima de él. Ricardo fue moviéndose con Julia sobre él hasta poner su cabeza sobre la almohada. Hizo un movimiento para quedar sobre ella. Se acercó al cuello de la doctora para besarlo, rozando su piel con los dientes y descendiendo entre sus pechos, arrancando un gemido de la garganta de Julia

-¿Toda la ropa interior que tienes es tan sexy? -Preguntó el capitán ascendiendo hasta que su cara estuvo frente a la de ella.

-Si, -Contestó sonriendo y acariciando el pecho de Ricardo. -pero si lo prefieres me la quito... o me la quitas tú.

-Mmm... la segunda me parece una buena opción. -Contestó el capitán alzando las cejas.

Julia sonreía mordiéndose el labio. Alcanzó el botón de la camisa de Ricardo y mientras los besaba comenzó a desabrochar los botones, sin llegar tan siquiera al segundo.



Una tropa de gente, encabezada por Julián, entraron al camarote haciendo que el capitán se pusiera en pie rápidamente y ella se tapara con las sabanas.

Ainhoa, Ulises, Piti, Vilma, Palomares y un par de tripulantes más se asombraron al ver aquella escena, aunque bueno, era de esperar, y soltaron un par de risas.

-¿Se puede saber que narices hacéis aquí? -Dijo Ricardo enfadado y un tanto avergonzado, al igual que Julia que estaba roja como un tomate, literalmente. -Antes de entrar a cualquier camarote se llama a la puerta hombre.

-Ricardo, tierra. -Contestó De La Cuadra al instante.

-¿Pero que dices?

-Pues que ahí delante del Estrella tenemos un puñetero trozo de tierra. -El capitán y Julia se miraron sorprendidos.


Un trozo de tierra. Un trocito de paraíso para ellos.
El paraíso, o tal vez no...




...

Que ganas tenía de leer tu fic de nuevo!!!! Me han encantado los dos últimos capítulos, la pillada del final ha sido buenísima jajajaja

Síguelo prontito ;)

Me encanta *--*
Quería decirte que siempre te leo, aunque no comente.
Continúalo pronto :)

Todos podemos pedir un deseo al año, al soplar las velas en nuestro cumpleaños. Algunos pedimos más: con las pestañas, en las fuentes, al ver una estrella fugaz… Y de vez en cuando alguno de nuestros deseos se cumple. ¿Y qué pasa entonces? ¿Es tan bueno como esperábamos?

-Julian, ¿cómo vais por ahí? -Dijo Ricardo por el walkie

-De momento bien


Al parecer, por fin habían llegado a las coordenadas que Max había asegurado como correctas, y en efecto lo eran. Ante ellos tenían una enorme y frondosa isla. De la Cuadra y un par de marineros se habian aventurado a investigar cada rincón.


Ricardo suspiró. Y cerró sus ojos.

Al cabo de unos segundos de mantenerse en esa misma posición notó omo unas manos rodeaban sus hombros y unos labios besaban su hombro.

El hombre se giró sonriendo.

-Hola. -Suspiró Julia juntando sus labios con los de su marido.

-Hola.

-Es tierra, y no quiero que te ofendas, pero tengo ganas de salir de este puñetero barco.

-Bueno, yo también. -Contestó sonriendo mientras rodeaba a la doctora con sus brazos.

-Me debes una "mañana de bodas" -Dijo Julia alzando sus cejas.

-¿Mañana de bodas?

-Si, eso es. Y no te vas a librar.

-Bueno, no pensaba escaparme. -Añadió acercando su rostro aun mas al de ella y juntando sus labios sonriendo.



-Ricardo...

-¿Julián que pasa? -contestó el capitán de inmediato por el walkie notando una ligera preocupación en la voz de su amigo.

-Aquí pasa algo raro

-¿Raro? -preguntó soltando a Julia y girándose para mirar hacia la isla.

-A habido gente en esta puñetera isla. Hemos visto varias hogueras, apagadas, de hará unos dias seguramente y hemos oido ruidos. Aqui pasa algo raro copón.

-Está bien, acercaros a la orilla y no os movais. Ahora vamos. Corto. -Finalizó

-No estarás pensando en... -Dijo Julia de manera interrogante descifrando el rostro de Ricardo. -No.

-Julia...

-No. No vas a ir a esa isla tu solo. ¿Te has vuelto loco? Vas reunir a los tripulantes que queden y te van a acompañar. -El capitán observó a su mujer detenidamente. En parte tenia razón.

-Está bien.

-Y yo os acompañaré.

-¿Cómo? No. Tu quedate aquí con Valeria y Ainhoa y las alumnos. -Contestó.

-Salomé puede cuidar de los alumnos, y Ainhoa es la persona pertfecta para cuidar de su hermana. Y no vas a seguir discutiendo conmigo.

Ricardo suspiró profundamente mirando a la doctora a los ojos.

-Te quiero. -Dijo el hombre agarrando su rostro con delicadeza y sonriendo.

Julia se mordió el labio inferior ligeramente sonriendo tambien.






-Le había dicho a Julián que nos esperara en la playa, ¿dónde narices están? -Preguntó Ricardo en voz alta observando a su alrededor.

Él, Julia y cinco tripulantes se encontraban a la espera de ver aparecer a Julián, Max y el resto de hombres que estaban ahí.



-Señor Montero. -Una voz procedente de un hombre apareció de repente tras los tripulantes del Estrella.

-¿Quién es usted? -Preguntó el capitán sorprendido de ver a alguien, mientras mantenía a Julia tras él, protegiéndola.

-Creo que su mujer, la doctora Wilson, me recordará.


....

1 CAPÍTULO para el FINAL

¿Un capítulo para el final? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, va a ser muy aburrido no leerte por estos lares. Aunque creo que el mío también lo terminaré pronto.

Me dejas muy intrigada con este capítulo, vuelve pronto!!!