[Fanfic: Ricardo + Julia] Volver a empezar || CAPÍTULO 23: Viejos conocidos
#0
25/03/2013 16:43
''Es difícil resistirse a la oportunidad de volver a empezar. ¿Quién decide cuando lo viejo termina y empieza lo nuevo? No es un día específico del calendario, ni un cumpleaños, ni un año nuevo. Es un hecho, grande o pequeño. Idealmente, nos da fuerza. Una nueva forma de vivir y de ver el mundo, dejando a un lado viejos hábitos. Lo importante es que nunca dejemos de creer que podemos volver a empezar. Pero también es importante recordar que, dejando a un lado toda la mierda, hay ciertas cosas que merecen la pena mantener.''
#1
25/03/2013 18:30
Deseando leer ya el primer capítulo! No tardes mucho!!! Jajaja
#2
25/03/2013 20:27
Tengo muchas ganas de leer tu nuevo fic, empieza prontito, mucha suerte! besos a todos!!
#3
03/04/2013 15:44
Algo había cambiado en la mente de Julia Wilson. El amor le nublaba sus cinco sentidos.
Ricardo había llegado a su vida de forma inesperada, la había enamorado. Llevaba toda la noche repitiéndose a si misma lo que el capitán le había dicho mientras que el Estrella Polar se precipitaba por la cascada:
‘’Tú, lo significas todo’’ Cada vez que recordaba estas palabras sonreía.
Se levantó de la cama, se vistió, y se dirigió al comedor, en el que los tripulantes habían montado un mercadillo y donde Salomé, Ainhoa y Estela, que cotilleaban sobre el sueño ‘’erótico’’ que Ainhoa había tenido, hasta que esta última apareció en la sala.
Las burlas aumentaban conforme pasaban los minutos.
-Aquí, quien mas quien menos, ha tenido un sueño raro. –Dijo Salomé dirigiéndose a Ainhoa
-Y quien no, que tire la primera piedra –Añadió Vilma.
-Yo misma ayer. –Dijo Julia, haciendo que las mujeres allí presentes quedaran realmente sorprendidas.
-Pero bueno que calladito te lo tenías. –Le dijo la cocinera.
Los comentarios y las burlas aumentaban, ahora el sueño que querían saber con todo lujo de detalles era el de Julia. Y lo mas importante, querían saber quien era el hombre con el que había soñado la doctora, aunque todas se hacían un ligera idea.
-No os voy a decir quien es por nada del mundo. –Dijo Julia intentando zanjar la conversación, que se arrepentía de haber iniciado.
-No hace falta que lo digas, es el capitán. –Contestó Salomé, mientras Estela se ponía una gorra de capitán que había en una de las mesas y le lanzaba besitos bromeando
-Pues no… -Dijo Julia bajando la mirada y jugueteando con un pequeño cubo de rubik bajo la atenta mirada de las presentes.
-¿Tuviste un sueño erótico… con mi padre? –Preguntó Ainhoa
-No… -Contestó la doctora mirando a la hija del capitán. –¡Bueno si! –Cedió al final, causando las carcajadas en boca de todas. –Pero no era erótico, era sensual. ¡Y el iba con un batín! Tampoco…
-¿¡Con un batín!? –Preguntaron todas sin poder creerse lo que sus oídos acababan de escuchar
Julia dio media vuelta y se alejó, si se quedaba tan solo un segundo mas ahí, moriría de la vergüenza.
Ainhoa y Salomé vieron de aquel sueño una oportunidad perfecta para que Ricardo y Julia dieran un paso hacia delante y por fin pudieran tener algo mas que una amistad especial.
La hija del capitán y la cocinera le comentaron la idea que habían tenido a Ricardo, y le pareció absurda por no decir patética. Pero no se rinden fácilmente.
Cuando Ricardo se estaba duchando, sin que él se diera cuenta, Ainhoa y Salomé cogieron la ropa del hombre y dejaron tan solo un batín.
Y ahora Ricardo se encontraba, recién salido de la ducha, con tan solo un batín y zapatillas, y corriendo por los pasillos intentando no encontrarse con nadie. Pero al parecer la suerte no estaba de su lado y al girar en la esquina del pasillo de camino a su camarote, se encontró con la persona que menos quería ver en este momento.
-¿Capitán? –Dijo Julia sorprendida y pensando que sus mejillas estarían mas rojas que un tomate.
-Julia, em… esto… Lo puedo explicar –Dijo Ricardo.
-No tranquilo no hace falta. –Contestó la doctora. –Ahora si me disculpa me voy a mi camarote morirme de la vergüenza.
-Buena idea, me parece que voy a hacer lo mismo –Dijo Ricardo, y Julia se esfumó.
Al cabo de una media hora, y de haber estado pensándolo, Ricardo fue al camarote de Julia.
-¿Quién es? –Preguntó la doctora desde dentro al escuchar como alguien llamaba a la puerta.
-Soy el capitán. –Contestó Ricardo.
-De acuerdo, pero antes de abrir dígame una cosa. ¿Lleva mas ropa a parte del batín? –Preguntó Julia riéndose
-Si, puede estar tranquila que ya me he vestido. –Y tras decir esto, Julia abrió la puerta sin dejar de sonreír.
-Venía, a pedirle disculpas por… bueno, por lo de antes. –Comenzó Ricardo
-Esto, capitán, no tiene que disculparse –Dijo Julia. –¿O es que a caso usted se lo ha pasado bien?
-Mucho no, la verdad. –Contestó riéndose y observando detenidamente a Julia. Su sonrisa, sus ojos, preciosa.
-Pues ya está, aquí no ha pasado nada ¿le parece? –Dijo la doctora, a lo que Ricardo asintió.
-A parte de disculpas, iba a decirle si quería acompañarme a cenar al salón, y ya que estamos matamos a Salomé. –Dijo Ricardo, mientras le ofrecía a Julia su brazo.
-Me parece un plan estupendo. –Contestó Julia mordiéndose el labio, algo que para el hombre no pasó desapercibido, y agarrando el brazo del capitán.
Preferiríamos saberlo, por supuesto, que obstáculos van a aparecer en nuestro camino. Son los accidentes los que siempre llegan a ser las partes más interesantes de nuestro día, de nuestra vida…Nunca esperamos que la gente aparezca… El giro de acontecimientos que nunca hubiéramos elegido para nosotros mismos. De repente, te encuentras a ti mismo en un lugar que nunca esperabas estar, y es agradable… o lleva un tiempo acostumbrarse a eso. Esto va sobre los planes. Preparando las listas…Y esperando que cualquier accidente que venga en tu camino sea feliz.
A veces no te das cuenta de que algo ha cambiado. Crees que sigues siendo tú y tu vida sigue siendo tu vida, pero un día te despiertas y miras a tu alrededor, y no reconoces nada… nada de nada. Pero, seamos sinceros, el amor, nos cambia.
...
#4
03/04/2013 16:34
Por fin!!!!Echaba de menos leerte!!!
Me encanta, me encanta y me encanta. Para mi la segunda temporada fue la mejor y que empieces desde ahi no puede gustarme más :)
Vuelve pronto con más que este ha sido muy cortito!!!
Me encanta, me encanta y me encanta. Para mi la segunda temporada fue la mejor y que empieces desde ahi no puede gustarme más :)
Vuelve pronto con más que este ha sido muy cortito!!!
#5
09/04/2013 16:20
Siento mucho el retraso del capítulo, ya lo tenía escrito y todo el segundo capítulo pero es que se me ha roto el ordenador, otra vez, y no se cuando lo tendré arreglado
Gracias por la paciencia
Gracias por la paciencia
#6
10/04/2013 08:13
Yujuuuu! :) Has vuelto y lo has hecho entrando por la puerta grande. Me ha encantado, a pesar de que se me ha hecho un poco cortito. Bueno, decirte que está genial, continualo cuando puedas. Me encanta, me encanta... Mil millones de millones de veces. Siguelo pronto, y gracias por hacer otro fanfic. Se agradece mucho :) Un beso muy grande a todos! Cuidaros mucho :)
#7
12/04/2013 16:37
Os dejo el segundo capítulo, tené suerte de que mi padre me deje su ordenador.
Espero que os guste :)
La paz no es un estado permanente. Existe por momentos, efímera, se va antes de que sepas que estuvo ahí. Debemos vivirlo en cualquier momento, en un acto de bondad de un extraño, una tarea que requiera concentración completa… o simplemente la comodidad de una vieja rutina. Cada día, todos experimentamos esos momentos de paz. El truco está en saber cuándo suceden para que podamos aceptarlos, vivir en ellos, porque hay momentos de paz, de calma y luego llega la tormenta.
Era por la tarde, el mar estaba algo embravecido, los pequeños truenos, a causa de la tormenta, rugían con fuerza.
Julia se encontraba con Salomé en la cocina, con una taza de café entre sus manos, pero hacía unos minutos que se había ido de allí, su cuerpo estaba junto a su amiga pero su mente estaba concentrada en pensar en Ricardo.
-Julián está de un cabezota con lo del pisito… -Continuaba diciendo la cocinera, aunque era una tontería hablar porque se había dado cuenta que Julia ni la escuchaba. –Y he pensado en tirarme desde el palo mayor al agua ¿qué te parece?
-Ah, muy bien –Contestó Julia obviando lo que la cocinera le había dicho.
-Julia, ¿se puede saber donde te has ido? –Preguntó la cocinera
-¿Yo? A ningún sitio. –Dijo mirando su taza.
-Pues a mi me parece que estabas pensando en cierto capitán… -Comentó Salomé haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en el rostro de Julia.
-Bueno si, me has pillado. –Dijo la doctora sonriendo –Es que me gustaría mucho que entre nosotros hubiera algo más que miraditas y sonrisas, que eso me encanta. Pero no avanzamos, nos quedamos estancados ahí y, bueno… me he enamorado como una tonta de él sin ni siquiera darme cuenta.
-¿Quieres que te de un consejo? –Preguntó la cocinera, que instantáneamente recibió un movimiento afirmativo por parte de Julia. –Esta noche te vas a poner bien guapa, porque ahora mismo vas a hablar con Ricardo y le vas a decir que esta noche quieres cenar con él.
Julia se levantó, le dio un enorme beso en la mejilla a su amiga y se marchó a buscar a Ricardo.
Buscó por todo el barco, sin encontrarlo, solo quedaba un sitio, el puente de mandos.
Llegó a la puerta y a través de la pequeña ventana de la puerta observó al capitán manejar el timón. Con seguridad, firmeza. Cogió aire, y entro en el puente.
-Capitán. –Dijo Julia al entrar, haciendo que Ricardo se girara y sonriera ampliamente al verla.
-Doctora, pasa algo? –Preguntó.
-No, tranquilo. –Estaba algo nerviosa. -Venía a decirle… que… bueno, que me gustaría que esta noche cenara conmigo.
-¿Yo? O sea, ¿Usted y yo? –Preguntó el capitán incrédulo.
-Si, pero que si no quiere… -Dijo Julia algo desilusionada.
-No no no, vamos, que si, que me encantaría cenar con usted. –Contestó haciendo que Julia se riera de manera nerviosa liberando el nerviosismo que minutos antes había pasado.
-Le espero en mi camarote a las diez –Dijo la doctora saliendo pro la puerta y yendo a su camarote para ponerse guapa dejando al capitán completamente embobado.
21:50. Julia estaba ya arreglada, esperando a Ricardo. Se había puesto un vestido rojo palabra de honor ajustado, que resaltaba su figura, y unos tacones del mismo color que el vestido. Llevaba el pelo suelto, ligeramente ondulado y un poco de maquillaje. Salomé había ayudado a la doctora a preparar la cena y el camarote con velas y una mesa con un impecable mantel blanco y la cena.
21:58. Unos golpes sonaron en la puerta de Julia. Al abrirla se encontró a Ricardo con un elegante traje negro, con una camisa impolutamente blanca y una corbata azul que resaltaba sus ojos.
-Está realmente preciosa Julia. –Dijo el capitán mirando de arriba abajo a la doctora, que se había sonrojado ligeramente. –Pero me parece que tendremos que retrasar la cita. –Julia cambió su rostro y miró a Ricardo preocupada. –Me acaba de avisar Julián de que ha aparecido un pato en cubierta, hay algo mas ahí fuera. Ese pato podría ser la respuesta.
-Entiendo… -Contestó Julia. –No pasa nada, vamos.
Al llegar al pasillo de la enfermería la doctora paré en seco.
-Mierda… -Dijo la mujer.
-¿Qué pasa? –Preguntó el hombre preocupado.
-Se me ha olvidado la carpeta con los informes en el camarote.
-No pasa nada, yo iré a buscarla ¿dónde está? –Dijo Ricardo.
-Está en el cajón del escritorio.
-Ahora vengo. –Añadió antes de salir corriendo hacia el camarote a por la carpeta.
-Una carpeta, una carpeta… -Comentaba Ricardo buscando en los cajones hasta encontrar la carpeta que necesitaba la doctora. Al cogerla, un papel salió de la carpeta. Proyecto Alejandría: Protocolo de supervivencia., ponía en la parte de arriba.
Las mentiras, salen a la luz. Rompen amistades, se cargan todos los planes que teníamos planteados y acabados en nuestra mente. Asesina el amor, y lo rompe en mil pedazos.
Y solo nos queda esperar. Esperar que llegue la persona, que queremos y nos ha ocultado algo que lo cambia todo, y que nos reconstruya de nuevo.
...
Espero que os guste :)
La paz no es un estado permanente. Existe por momentos, efímera, se va antes de que sepas que estuvo ahí. Debemos vivirlo en cualquier momento, en un acto de bondad de un extraño, una tarea que requiera concentración completa… o simplemente la comodidad de una vieja rutina. Cada día, todos experimentamos esos momentos de paz. El truco está en saber cuándo suceden para que podamos aceptarlos, vivir en ellos, porque hay momentos de paz, de calma y luego llega la tormenta.
Era por la tarde, el mar estaba algo embravecido, los pequeños truenos, a causa de la tormenta, rugían con fuerza.
Julia se encontraba con Salomé en la cocina, con una taza de café entre sus manos, pero hacía unos minutos que se había ido de allí, su cuerpo estaba junto a su amiga pero su mente estaba concentrada en pensar en Ricardo.
-Julián está de un cabezota con lo del pisito… -Continuaba diciendo la cocinera, aunque era una tontería hablar porque se había dado cuenta que Julia ni la escuchaba. –Y he pensado en tirarme desde el palo mayor al agua ¿qué te parece?
-Ah, muy bien –Contestó Julia obviando lo que la cocinera le había dicho.
-Julia, ¿se puede saber donde te has ido? –Preguntó la cocinera
-¿Yo? A ningún sitio. –Dijo mirando su taza.
-Pues a mi me parece que estabas pensando en cierto capitán… -Comentó Salomé haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en el rostro de Julia.
-Bueno si, me has pillado. –Dijo la doctora sonriendo –Es que me gustaría mucho que entre nosotros hubiera algo más que miraditas y sonrisas, que eso me encanta. Pero no avanzamos, nos quedamos estancados ahí y, bueno… me he enamorado como una tonta de él sin ni siquiera darme cuenta.
-¿Quieres que te de un consejo? –Preguntó la cocinera, que instantáneamente recibió un movimiento afirmativo por parte de Julia. –Esta noche te vas a poner bien guapa, porque ahora mismo vas a hablar con Ricardo y le vas a decir que esta noche quieres cenar con él.
Julia se levantó, le dio un enorme beso en la mejilla a su amiga y se marchó a buscar a Ricardo.
Buscó por todo el barco, sin encontrarlo, solo quedaba un sitio, el puente de mandos.
Llegó a la puerta y a través de la pequeña ventana de la puerta observó al capitán manejar el timón. Con seguridad, firmeza. Cogió aire, y entro en el puente.
-Capitán. –Dijo Julia al entrar, haciendo que Ricardo se girara y sonriera ampliamente al verla.
-Doctora, pasa algo? –Preguntó.
-No, tranquilo. –Estaba algo nerviosa. -Venía a decirle… que… bueno, que me gustaría que esta noche cenara conmigo.
-¿Yo? O sea, ¿Usted y yo? –Preguntó el capitán incrédulo.
-Si, pero que si no quiere… -Dijo Julia algo desilusionada.
-No no no, vamos, que si, que me encantaría cenar con usted. –Contestó haciendo que Julia se riera de manera nerviosa liberando el nerviosismo que minutos antes había pasado.
-Le espero en mi camarote a las diez –Dijo la doctora saliendo pro la puerta y yendo a su camarote para ponerse guapa dejando al capitán completamente embobado.
21:50. Julia estaba ya arreglada, esperando a Ricardo. Se había puesto un vestido rojo palabra de honor ajustado, que resaltaba su figura, y unos tacones del mismo color que el vestido. Llevaba el pelo suelto, ligeramente ondulado y un poco de maquillaje. Salomé había ayudado a la doctora a preparar la cena y el camarote con velas y una mesa con un impecable mantel blanco y la cena.
21:58. Unos golpes sonaron en la puerta de Julia. Al abrirla se encontró a Ricardo con un elegante traje negro, con una camisa impolutamente blanca y una corbata azul que resaltaba sus ojos.
-Está realmente preciosa Julia. –Dijo el capitán mirando de arriba abajo a la doctora, que se había sonrojado ligeramente. –Pero me parece que tendremos que retrasar la cita. –Julia cambió su rostro y miró a Ricardo preocupada. –Me acaba de avisar Julián de que ha aparecido un pato en cubierta, hay algo mas ahí fuera. Ese pato podría ser la respuesta.
-Entiendo… -Contestó Julia. –No pasa nada, vamos.
Al llegar al pasillo de la enfermería la doctora paré en seco.
-Mierda… -Dijo la mujer.
-¿Qué pasa? –Preguntó el hombre preocupado.
-Se me ha olvidado la carpeta con los informes en el camarote.
-No pasa nada, yo iré a buscarla ¿dónde está? –Dijo Ricardo.
-Está en el cajón del escritorio.
-Ahora vengo. –Añadió antes de salir corriendo hacia el camarote a por la carpeta.
-Una carpeta, una carpeta… -Comentaba Ricardo buscando en los cajones hasta encontrar la carpeta que necesitaba la doctora. Al cogerla, un papel salió de la carpeta. Proyecto Alejandría: Protocolo de supervivencia., ponía en la parte de arriba.
Las mentiras, salen a la luz. Rompen amistades, se cargan todos los planes que teníamos planteados y acabados en nuestra mente. Asesina el amor, y lo rompe en mil pedazos.
Y solo nos queda esperar. Esperar que llegue la persona, que queremos y nos ha ocultado algo que lo cambia todo, y que nos reconstruya de nuevo.
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#8
12/04/2013 23:43
Madre mia! Que ajahgsbeoAjkeKw todo :( Me ha encantado, pero odio que les interrumpan. Y ahora que Ricardo a descubierto lo de El Proyecto Alejandría peor aún :( Jeje, pero bueno, después de la tormenta siempre llega la calma :P O eso espero, vamos. Genial, de verdad. Me encanta tu forma de escribir. ¿Te lo he dich alguna vez? Bueno un beso enorme para todos, cuidaros muchisimo. Y tu, artista, síguelo cuando puedas. :) Un beso!
#9
13/04/2013 22:11
Siiii bronca!!!! He dicho ya que me encanta que los hagas pelear!???
Ansiosa de leer mas!!! Vuelve pronto!!!
Ansiosa de leer mas!!! Vuelve pronto!!!
#10
19/04/2013 16:42
Los secretos como las desgracias, nunca vienen solos. Se van acumulando hasta que se apoderan de todo hasta que no queda lugar para nada mas hasta que tienes tantos secretos que parece que vas a reventar.
Algo que la gente olvida es lo bien que se siente uno cuando libera sus secretos, sean buenos o malos, al menos han sido destapados te guste o no. Una vez que los has destapado no tienes que esconderte tras ellos nunca más, el problema con los secretos es que incluso cuando crees tenerlo todo controlado, no lo está.
Ricardo iba de camino a la enfermería pensativo. Después de toda la confianza que había depositado en Julia, ella seguía teniendo secretos. Secretos importantes y tal vez causantes de aquella situación.
Antes de entrar en la enfermería se detuvo para coger aire ¿estaba realmente seguro de lo que iba a hacer? ¿Iba a tirarlo todo por la borda por esto? Seguramente Julia le daría una explicación razonable, pero para tener esa explicación necesitaba saberlo todo. Para quererla de la misma manera necesitaba conocer cada detalle de la vida de la doctora.
-Pero vamos a ver doctora, -Decía Julián, que levantó la vista para ver como Ricardo dejaba la carpeta, que Julia le había pedido, encima de la mesa. -¿cómo va a venir ese pato de tierra?
-De la Cuadra eso es lo más lógico, ¿o le parece lógico que un pato esté casi dos meses volando sin descansar?
-Bueno vale, pero dígame usted de que nos va a servir el pato mareao’ este para encontrar tierra. –Seguí diciendo Julián sin entrar en razón. –Llevamos casi dos meses comiendo pescado, ese pato ha venido para que lo echemos a la cazuela y comérnoslo copón.
-Ya está, me rindo… -Decía Julia negando con la cabeza. –Es maldito cabezota, De la Cuadra.
-Pepero… no noos lo podede…mos comer. –Decía Burbuja.
-Julián, Burbuja, salid un momento que tengo que hablar con Julia –Dijo Ricardo serio, mientras los dos obedecían a su capitán y salían de la enfermería dejando solos a Ricardo y Julia
-Doctora, ¿puede demostrar que ese pato viene de tierra? –Preguntó Ricardo dirigiéndose a Julia.
-Por supuesto, un par de pruebas y si, puedo demostrarlo. –Contestó Julia.
-Está bien, tiene 48 horas, si no demuestra nada comeremos pato en el Estrella. –Dijo Ricardo.
-Por cierto capitán, que me parece que nuestra cita… habrá que dejarla para otra noche. –Comentó Julia acercándose a Ricardo. –Que sigo teniendo ganas de cenar con usted. –Añadió con una sonrisa acercándose aún mas haciendo desaparecer el espacio entre sus cuerpos y bajando su mirada marrón hasta los labios del capitán.
-Julia… -Consiguió decir Ricardo en un susurro haciendo uso de su fuerza de voluntad. –Créame cuando le digo que estoy profundamente enamorado de usted y que de lo que mas ganas tengo en este mundo de hacer es de besarla. –El hombre dio un paso hacia atrás, sorprendiendo a Julia que había escuchado atentamente lo que el hombre había dicho, sacó un papel del bolsillo de su pantalón y mostrándoselo a la mujer. –Pero sabe demasiadas cosas Julia, ¿qué es el Proyecto Alejandría?
La doctora cogió el papel quitándoselo a Ricardo de las manos. Y observando la cara de enfado que tenía él.
-Capitán, no… No puedo. –Dijo Julia sentándose en la silla que había en la estancia y enterrando su rostro entre sus manos.
-Julia, necesito saber la verdad. –Suplicó Ricardo arrodillándose delante de ella y agarrando las finas manos de esta para apartarlas de su cara. –Por favor…
-No puedo, lo siento… -Contestó Julia mirando los ojos azules del hombre, mientras que de los suyos empezaban a caer las lágrimas bajando por su rostro.
El capitán, se puso en pie, dejó el papel encima de la mesa y se marchó. Si tan solo hubiera pasado un segundo mas ahí también se habría derrumbado. Lo que más le dolía era ver a Julia así, sobre todo si era por su culpa.
Pasaban los minutos y Julia seguí en la enfermería, maldiciendo el maldito momento en el que aceptó su puesto en ese proyecto que lo único que había hecho era traerle problemas.
Pero no podía contarle nada a Ricardo, aunque no volviera a mirarla a la cara en subida, no podía permitirse poner la vida del amor de su vida en peligro.
-Vaya, así que es verdad que tenemos un nuevo tripulante en el Estrella. –Dijo Gamboa entrando en la enfermería.
-¿Qué haces aquí? –Preguntó Julia sobresaltada, mientras se secaba las lágrimas.
-Pero bueno doctora, ¿ha estado llorando? –Preguntó el colombiano, pero obtuvo su respuesta sin necesidad de que Julia dijera una palabra al ver la hoja sobre el proyecto que había sobre la mesa. –Julia, hace unos minutos he visto al capitán salir de aquí, y ahora me encuentro con ese papel ahí. ¿Qué ha pasado?
-No es asunto tuyo. –Contestó Julia que hizo un intento de salir de la enfermería pero que no pudo hacer ya que Gamboa la agarró fuertemente del brazo.
-Si tiene que ver con el proyecto, si que es asunto mío. Así que ya me estás diciendo que le has contado.
-¡Nada! ¡No le he contado nada! –Contestó Julia gritando y soltándose del agarre del hombre. –Y créeme que lo habría hecho, pero no ahora, lo habría hecho hace mucho tiempo.
-Julia, no cuentes nada, no quiero hacerle daño ni a él, ni a sus hijas ni a ti. –Decía Gamboa –No deberías haberte enamorado de el capitán, el amor te hace cometer tonterías, no cometas una que te ponga en peligro.
...
#11
20/04/2013 23:51
Por favor que intriga me tienes por dentro. Me ha encantado el capitulo. Cuando puedas sube mas que me está encantando. A pesar de que esten "enfadados" que yo eso lo odio :) Enfin un beso muy grande a todos y Eva, artista de mi corazón síguelo cuando puedas. :D
#12
21/04/2013 12:37
Odio a Gamboa...no me gusta nada que amenace a Julia!!!
Continua, cuando puedas ;) me requetencanta!!!
Continua, cuando puedas ;) me requetencanta!!!
#13
24/04/2013 16:14
Me alegro de que os esté gustando el fic :D
Lo de la trama de la pelea esta sobre el proyecto la intetare allargar algo mas que en la serie, pero mas o menos llevaré la trama por el mismo camino.
Sigo con el ordenador estropeado, pero de todas maneras el viernes intentare subir nuevo capitulo.
Besos a todas :)
Lo de la trama de la pelea esta sobre el proyecto la intetare allargar algo mas que en la serie, pero mas o menos llevaré la trama por el mismo camino.
Sigo con el ordenador estropeado, pero de todas maneras el viernes intentare subir nuevo capitulo.
Besos a todas :)
#14
26/04/2013 17:32
El fin del mundo ya era algo extraño. Nadie está preparado para eso. Pero al final te acostumbras, piensas que todo ha cambiado, que no vas al volver a ver a tu familia, a tus amigos. Nada va a volver a ser lo mismo y te haces a la idea de que tu junto con un grupo de personas, sois los únicos supervivientes. Pero de repente pasa algo, ocurre algo extraño que o bien te devuelven la esperanza, o suponen un gran peligro.
Ricardo se encontraba en cubierta, con los brazos cruzados y contemplando el barco, idéntico al Estrella, que habia aparecido delante de sus narices.
¿Cómo habia aparecido ahí de pronto? No sabia contestar a las preguntas que surgían en su mente. Habia optado ir con mas tripulantes a examinar el buque.
-Capitán es muy peligroso, no sabemos lo que puede haber. -Dijo Julia colocándose al lado del hombre y mirando su perfil
-Por eso precisamente hay que ir. -Contestó Ricardo girando la cabeza para mirar a Julia. A lo mejor no deberia haber hecho esto, no se habría perdido en la mirada de Julia. -Aunque, si usted me dijera que hace ese barco ahí, nos ahorraríamos el peligro.
-Capitán, no se nada de ese barco. -Respondió la doctora apartando su mirada del hombre, de la que hace unos dias recibia cariño y amor, y ahora solo percibía odio.
-Julia no soy idiota, sabe algo. Lo que paasa es que no me lo quiere contar. -Ricardo se puso delante de ella, dentro del campo de visión de la doctora. -Le he dado toda la confianza que puedo dar, me he enamorado de usted como un tonto. Se lo he demostrado. Y creame.. creeme, cuando te digo que me gustaría coger tu mano, besarte y decirte cada noche lo mucho que te quiero. Poeque no puedo dejar de quererte, pero necesito saber que ocultas.
¿La había tuteado? Nunca antes lo había hecho, y le gustaba, lo notaba mas cercano. Pensaba Julia. Por mucho que intentemos ignorarlas o negarlas, las mentiras caen por su propio peso nos guste o no. Pero la verdad de la verdad es que duele, así que mentimos. Ricardo Montero era el hombre mas perfecto del mundo y por protegerlo lo había perdido.
-No puedo contarte esto Ricardo, me importas demasiado como para decirte algo que podría ponerte en peligro a ti, o a Valeria o a Ainhoa o a alguien de este barco. Tienes que ser paciente conmigo, quiero contarte cada detalle de mi vida por muy escabroso que sea, porque se que el resto de ella quiero pasarla a tu lado. -Dijo Julia haciendo uso de lo que el corazón le decía.
Se miraron sin querer a los ojos. Se hablaron callando. Y por un momento Ricardo se hubiera acercado a los gruesos labios de la doctora para deleitarse con ellos. Pero no lo hizo. El capitán se alejó de Julia y fue dentro del barco, destrozado¿ Y si en verdad lo havía para protegerlos? ¿Pero de quien?
Pasaron un par de horas. El capitán junto con Julián, Gamboa y Ulises, fueron al barco, que al parecer era ruso. No había ni rastro de nadie en cubierta, entraron en el interior y se dispersaron para mirar mejor.
-Gamboa -Se escuchó la voz de Julia a través del walki del colombiano. -¿Habéis encontrado algo?
-No, no hay ni rastro de nadie. -Contestó.
-Mejor, así no habrán problemas. -Añadió la doctora.
-No habrán problemas si tu no le cuentas nada al capitán. -Dijo Gamboa en tono amenazante. -Recuerda lo que te dije ayer. No quiero hacerte daño.
-Tranquilo, no he dicho nada. Pero ganas no me faltan. -Zanjó Julia cortando la comunicación.
Ricardo había escuchado la conversación a espaldas de Gamboa sin que él le viera. De eso los protegia Julia. Hubiera ido a matar a Ernesto en aquel instante, pero contuvo su rabia. Lo primero era hablar con Julia.
Volvieron al Estrella una hora despues de haberse ido, volvieron sin exito. Solo habian encontrado un barco a la deriva sin rastro de vida.
Subieron de la lancha al barco de uno en uno, el último el capitán.
Se dirigió al camarote de Julia en busca de esta pero no había nadie. Buscó en la enfermería, en la cocina y en cubierta, y la vio apoyada en la barandilla mirando el mar. Pensativa. Estaba atradeciendo el paisajhe era precioso.
Se acercó a ella y se puso a su lado.
-Capitán, que pronto han llegado. ¿No había nada en el barco no? -preguntó la doctora, que recibió un movimiento negativo por parte del hombre.
-Lo siento -Dijo Ricardo girando la cabeza a la vez que Julia, que lo miraba extrañada. -Siento haberla tratado así doctora, no tenía derecho. No necesito saber nada mas sobre usted. Se lo necesario. -Hizo una pausa, y cogió aire al ver como Julia se acercaba mas a él. -Se que te quiero.
Julia lo miró sorprendida y sonrió tímidamente, algo que consiguió hacer que el corazón de Ricardo se encogiera ante su sonrisa.
Se acercó unos centímetros mas a ella pegando su cuerpo haciendo que la doctora se estremeciera. El capitán puso sus manos en la cintura de Julia agarrándola fuertemente y consiguiendo que Julia se sintiera protegida, a salvo de cualquier peligro.
Los labios entreabiertos de la mujer eran tentadores, eran una manzana prohibida que Ricardo estaba dispuesto a morder.
Los labios de ambos se unieron primero mostrándose inmóviles. Probándose. A medida que pasabban los segundos los movimientos aumentaban, se saboreaban mutuamennte. Confiados.
Julia puso sus manos al rededor del cuello del hombre agarrando el cabello de la nuca de este a la vez que Ricardo la estrechaba con fuerza contra su cuerpo. Si el paraíso existía, sin duda debería ser algo así.
Dicen que cuando más te involucras, más recibes a cambio. Pero tienes que estar dispuesto a arriesgarte. Debes comprender que puedes perderlo todo. Pero si tomas esa oportunidad, si te involucras con sabiduría, el resultado puede sorprenderte.
...
#15
28/04/2013 11:35
Que bonito!! Ainsss, que monos que son! Me ha encantado este capitulo, y bueno, tu forma de escribir, ya lo sabes. Me encanta no, lo siguiente. Siguelo cuando puedas, me está encantando. Muchas gracias por seguirlo. Un beso muy grande a todos, cuidaros muchisimo! :)
#16
28/04/2013 12:56
Que perfectos que son y cuanto echo de menos verlos por la TV snifff
Espero que Ricardito se cargue a Gamboa por hacer sufrir a su doctora!!! jajaja
Vuelve pronto con más :)
Espero que Ricardito se cargue a Gamboa por hacer sufrir a su doctora!!! jajaja
Vuelve pronto con más :)
#17
03/05/2013 15:23
No importa lo insensibles que tratemos de ser, tenemos millones de terminaciones nerviosas electrificadas, abiertas y expuestas, sintiendo demasiado. Tratando de evitar sentir dolor. A veces, es inevitable. A veces, es lo único que queda, sólo sentir.
La separación de sus la bios fue costosa. Se atraían como dos imanes de polos opuestos que son fáciles de juntar y casi imposibles de separar.
-Ricardo, -susirró Julia costosamente contra los labios del hombre, acariciando la nuca de Ricardo. Enredando sus dedos en el pelo del hombre mientras él la seguía manteniendo presa entre sus brazos. -¿que significa esto?
-¿El qué? -Preguntó el capitán acariciando a la mujer que le hacia perder el control.
-Este beso. ¿Me has perdonado? -Abrió los ojos y miró los de Ricardo. La mirada es el reflejo del alma, y la de él ahora reflejaba tranquilidad, amor.
-No. -Julia se separó ligeramente de Ricardo frunciendo el ceño ¿No la habia perdonado? ¿Después de eso? -Julia, nunca he estado realmente enfadado contigo.
La doctora sonrió ammpliamente y volvió a acercarse a los labios de Ricardo, volviendo a unirse en un beso con menos movimientos pero con muchísimos sentimientos.
El capitán se separaba repetidamennte durante una milésima de segundo para besar dulcemente la parte superior de los labios de la mujer una y otra vez, haciendo que a esta le recorriera un escalofrío por todo su cuerpo.
Escalofríos que muestran seguridad, besos que transmiten amor, caricias que abren las puertas del cielo. Y miradas, miradas que tan solo dicen "te quiero".
Las sensaciones buenas son buenas, pero las mejores son perfectas.
-Ricardo... -Decía Julia separando al capitán de ella unos centímetros. -Tengo que contártelo.
-¿Ahora? -Preguntó el hombre
-Si, ahora. Necesito descargar este peso y olvidarme de los problemas. Necesito respirar. -Añadió Julia mientras acariciaba el rostro masculino con cariño.
-Está bien. -Julia agarró la mano de Ricardo y fueron hasta el camarote de ella. Ambos entraron sin soltar sus manos.
Ricardo se sentó en la cama observando como la doctora abría un cajón onferior de su armario y sacaba una carpeta negra con una pegatina de una estrella de unas ¿ocho puntas?
Le sonaba ese símbolo, lo había visto en la mayoría de los informes de la doctora.
Julia se sentó al lado de Ricardo, miró la carpeta, suspiró, observó al capitán y empezó.
-El Proyecto Alejandría es un proyecto de supervivencia, un plan B quue se pondría en marcha en caso de que el acelerador de partículas fracasara. Había una posibilidad entre un millón de que esto pasara. -mostró a Ricardo unas fotos del acelerador de partículas. -Unos pocos elegidos, este barco, se salvaría de la catástrofe.
Julia estaba dispuesta a contar a Ricardo la verdad, pero no toda. No podía ponerlo en peligro.
-¿Y porque nostros? -Preguntó el hombre.
-No lo se. Nadie del proyecto conocía toda la verdad.
-Pero y si nosotros somos los únicos supervivientes ¿qué pinta ese barco ahí? -'Mierda' pensó Julia, no había pensado en eso.
-En realidad no estamos solos, queda gente del proyecto, gente poderosa. Tal vez pertenecía a ellos.
-¿Y dónde está escondida esa gente? -Ricardo cogió la mano de la doctora, que comenzaba a ponerse nerviosa, y la verdad, que el capitán estuviera tan cerca de ella, no ayudaba a su nerviosismo.
-Pues... En un barco, una isla... Quien sabe. -Contestó Julia.
-¿Saben donde está la tierra?
-Supongo. -La doctora bajó su mirada esquivando los ojos azules de Ricardo. No podía mentirle mas.
-Julia, estás cansada. Lo mejor será que vayamos a dormir, yo tengo suficiente información y te doy las gracias por confiar en mi. -El hombre se puso en pie ofreciendo su mano a Julia para que también se levantara.
-Gracias ser tan paciente conmigo. -Añadió la doctora rodeando a Ricardo con sus brazos y abrazándose a él con fuerza.
Ricardo salió por la puerta dejando a una Julia destrozada por haberle mentido. ¿Cómo había sido capaz? Sus lágrimas rodaban por sus mejjillas. No tendría que haberlo hecho.
A veces la respuesta que buscamos solo confirma nuestros temores. Pero a veces, no puede haber otra solución al problema y tienes que buscar otra perspectiva. Después de oír todas las opiniones y de considerar cada punto de vista, finalmente descubres lo que buscas: La verdad. Pero la verdad no es el final. Ahí es solo donde vuelves a empezar con nuevas preguntas.
...
Pues aqui el quinto cap. espero que os haya gustado.
Este es algo mas cortito, pero pronto habra sorpresa;)
#18
05/05/2013 11:12
Ay Julia, Julia...a veces es mejor omitir que seguir mintiendo. Como se entere Ricardo se va a enfadar muuuucho!!!!
Ha sido un capi muy cortito!!!! Vuelve pronto con maaaaas :)
Ha sido un capi muy cortito!!!! Vuelve pronto con maaaaas :)
#19
09/05/2013 16:56
Esta semana me retrasaré con el fic, y en vez de subirlo el viernes como siempre lo suniré el lunes.
Así que el lunes:
CAPÍTULO 6: Será el destino [1]
Así que el lunes:
CAPÍTULO 6: Será el destino [1]
#20
13/05/2013 15:54
Cuando algo ocurre, es por un motivo.
¿Destino? Tal vez. Eso es lo que dicen.
Pero cuando algo ocurre es porque nosotros lo hemos querido. Nosostros escribimos la historia de nuestra vida, la dividimos en capítulos, borramos lo que está mal, en alguna hoja queda una mancha olvidada u otra que estropea todas las demás.
Elegimos a los protagonistas, las personas que vivirán con nositros las aventuras que queremos vivir. Hasta el final de la historia.
-Papi, ¿y cómo van a encontarnos los reyes magos si estamos en el barco? -preguntó la pequeña Valeria a su padre.
La Navidad había llegado al Estrella, todos estaban rebosantes de felicidad. Acababa de terminar la cena de gala, el capitán habia dado un discurso que conmocionó a todos.
Hacía ya dos semanas que Julia y él se habían besado por primera vez, y que Julia le había contado la verdad sobre quien era, y sobre el proyecto. Hacía cuatro dias que habían tenido una cita en el camarote de el capitán, y había sido perfecta. Por una noche no habían sido ni capitán ni doctora. Habían sido Ricardo y Julia. Dos enamorados.
-Pues como estamos en el mar, cogerán un barco para traerte todos los regalos. Y por cierto, ¿has escrito la carta para enviarla? -Le dijo Ricardo a su hija pequeña con la que se encontraba cenando en el comedor.
¡Se le habían olvidado los regalos por completo! ¿Qué iba a hacer? Y entonces su salvación apareció en el comedor, procedente de la enfermería: Julia.
-¡Ala, es verdad! -Exclamó Valeria provocando un sonrisa en el rostros de su padre. -No me acordaba de la carta.
-¿Y a que esperas? Corre a escribirla que si no los reyes no sabrán lo que quieres. -Valeria se puso en pie rápidamente y se fue corriendo del comedor.
Ricardo se levantó unos segundos despues que su hija para hablar con la doctora.
-Julia, ¿puedo pedirte un favor? -Preguntó el hombre.
-Claro -Contestó ella.
-Verás, es que he estado muy liado estos dias y se me había olvidado por completo los regalos de Valeria y...
-No continues. -Dijo Julia interrumpiendo a Ricardo -Tranquilo que te voy a ayudar con los regalos. -El capitán suspiró aliviado.
-Muchas gracias.
-¿Qué has pensado en regalarle? -Preguntó la mujer.
-No se la verdad...
-¿Y si vamos a la bodega? Tiene que haber algo que nos pueda servir.
-Que bien he hecho en pedirte ayuda -Dijo Ricardo sonriéndole a Julia
-Y que bien he hecho yo en aceptar, te voy a tener toda la noche para mi -Contestó la doctora Wilson acercándose a él un poco pero sin que se notara, ya que en el comedor había tripulantes.
Ricardo y Julia buscaban entre las cajas de bodega. Al entrar a la estancia se habian topado con algo inesperado: una cama.
Estaba perfectamente diseñada y construida, con impolutas sábanas blancas y unas cuantas telas que colgaban de la parte superior a modo de dosiel. La mujer le había explicado al capitán que durante este tiempo habia sido la habitación de su hija y Ulises.
-Ricardo, mira esto -Dijo Julia levantando un oso de peluche.
-Es genial. Y este papel va perfecto para envolverlo. -Añadió este mostrando un rollo de papel marrón.
Julia se sentó en la cama, despues de haberle quitado a Ricardo el papell de las manos.
-¿Piensas ayudarme a envolver el regalo de tu hija o te vas a quedar ahí como un pasmarote? -Preguntó la doctora sonriendo.
Ricardo se habia quedado ahí de pie pensando. Estaban ellos dos solos en bodega, probablemente no habría nadie despierto, ya que era casi media noche, y se encontraban ambos sentados en una cama. No tenía porque, pero se sentía nervioso.
-Muchas gracias por todo Julia -Decía Ricardo mientras aguantaba el rollo de papel del que ella estaba cortando un trozo para envolver el peluche.
-No tienes que agradecerme nada.
-Si, si tengo porque seguro que si no me hubieras ayudado con el regalo, con lo torpe que soy, mi hija se hubiera quedado sin regalos de reyes.
Julia no podía parar de sonreir. No podía para de mirar a Ricardo. Sus ojos azules. Y es que estaba ahí, sus ojos perfectos eran lo único que la doctora era capaz de ver.
La mujer se inclinó hacia delante para quitar de las manos de Ricardo el peluche que estaba ya envuelto. Lo dejó concuidado en el suelo.
Puso una de sus manos en la mejilla de Ricardo y se acercó aun mas a él para besarle.
...