~EL BARCO_LA ENERGÍA QUE MUEVE EL MUNDO~ ¿Quién ha dicho final? Mientras el amor siga haciendo girar el mundo, la historia continuará...
Gracias
Por la promo, por la imagen del título, y todas tus aportaciones. Gracias por ayudarme a que la portada se vea mucho más bonita.
LA
Estará a partir de ahora en un nuevo post, para no sobrecargar este. La actualizaré en cada capítulo subido, y podéis pasearos por allí para ver las actualizaciones y así no perderos entre tanto personaje. A continuación, el enlace:
~EL BARCO_LA ENERGÍA QUE MUEVE EL MUNDO~ [La portada] Si no quieres perderte, pasea por aquí con cada capítulo.
Y Max, que entró por la puerta de nuevo, interrumpió su reflexión.
[Max] - ¿Todavía estás aquí? He venido a buscar una chaqueta, parece que empieza a refrescar. Abrígate tú también cuando salgas.
[Ainhoa] - Roberto.
[Max] - ¿Qué?
[Ainhoa] - Roberto. Él nos eligió, él nos salvó, él es el del lado bueno, y tú estás en ese lado junto a él. El que ideó el Proyecto, el amigo al que estás ayudando, el que me decías que era también mi amigo, y que utilizó otro nombre. No utilizó otro nombre, sino otro apellido. Es Roberto. Es Burbuja.
Ainhoa intentaba encajar esa pieza en el rompecabezas que había creado en su mente, una pieza que valía por cien. Encajarla en las otras piezas que ya tenía montadas, no solo le hacía descubrir quién era el creador del Proyecto, sino que traía a su mente un millón de teorías más que revoloteaban todavía sin orden en su cabeza, pero que darían al fin sentido y razón de ser a ese Proyecto. Ahora todo encajaba, y encajaba tan bien, que ya casi no hacían falta terminar el puzzle con las piezas que le faltaban. Saber más no le daría más sentido del que ya tenía ahora. Mientras permanecía en silencio, dándole vueltas a su cabeza e intentando poner orden en ella, Max la miraba incapaz de pronunciar una sola palabra, ni para afirmar ni para desmentir lo que Ainhoa había dicho. Max no salía de su asombro.
Max se sentó en la cama, justo al lado de Ainhoa y al fin, después de un buen rato ambos en silencio, dijo algo.
[Max] - Una cosa es que te oculte algo, sabes que te lo oculto y entiendes por qué, ya está hablado. Pero no puedo mentirte. Es verdad. Es Roberto...Burbuja. Sabía que lo descubrirías tarde o temprano, pero nunca imaginé que tan temprano. Prométeme que no dirás nada.
[Ainhoa] - Te lo prometeré con una condición. Solo necesito que me digas una cosa. Solo una. Por favor.
Max asintió.
[Ainhoa] - Recuerdo nuestra primera y última conversación sobre el proyecto. Hablaste de dos bandos; el primero son los que activaron el acelerador de partículas provocando la catástrofe, el segundo los que no querían activarlo. Eso fue lo que tú me contaste. Roberto y tú estáis en el segundo, enfrentados con el primero, supongo. Solo necesito saber una cosa, una sola cosa. ¿El primer bando atacó a Roberto? ¿Ellos son los culpables de su burbuja?
[Max] - Es más complejo que eso Ainhoa. No puedo decir ni que sí, ni que no. Solo puedo decirte, que Roberto sin burbuja, estaría muerto ahora.
[Ainhoa] - Entiendo.
[Max] - Ya... ¡no hace falta que lo digas! ¿Hay algo en este mundo que tú no entiendas? Tendré que tener todavía más cuidado cada vez que hablo. Las pillas al vuelo. Increíble.
[Ainhoa] - No diré nada de esto. Lo prometo.
Su complicidad, su conexión, la confianza entre ambos, la comunicación...todo iba creciendo entre ellos, a pasos agigantados.
Mientras tanto, en el camarote de las chicas, alguien abría la puerta...ni Piti, ni Vilma, hubieran adivinado jamás que sería ella... ¡Sol! ¡Era Sol! (Bueno...realmente no era Sol, sino Elena, pero eso todavía era algo desconocido para la mayoría.) Piti corrió a abrazarla, y Vilma, ya con algo de fuerzas, aunque no las suficientes para levantarse, se incorporó en la cama sonriendo. Y tras abrazar a Piti, Sol fue a abrazar a Vilma también.
[Vilma] - ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer!
[Sol] - ¿Estás bien?
[Vilma] - Sí, solo ha sido un pequeño susto.
Dijo Piti, sentándose al lado de Vilma.
[Piti] - Sol...una pequeña sanguijuela dulce y adorable me ha atrapado.
[Sol] - No me expliques nada. Lo nuestro nunca ha sido más que una amistad. Si no llegamos a más antes, tampoco lo íbamos a hacer ahora. Yo siempre he tenido claro a quién amas. Os dejo a solas. Vilma...si necesitas algo, no dudes en pedírmelo, ¿vale?
Vilma asintió, y Sol se fue. Por los pasillos se encontró con Max.
[Sol] - Tú me salvaste la vida. Confío en ti, si tú crees que este era el momento para que dejara de esconderme, no tengo nada qué decir. Pero...sigo corriendo peligro con Gamboa cerca.
[Max] - La situación ha cambiado, no tienes nada de qué preocuparte, Elena. A partir de ahora, Gamboa no hará nada que yo no le haya ordenado. Cuando lleguemos a tierra, podrás contar la verdad, podrás decirle a todos que no eres Sol, sino su gemela. No te preocupes por nada, ¿vale?
[Sol] - Vale.
Y ambos desaparecieron por los pasillos, cada uno por su lado.
En el puente de mandos, los recién casados se hacían carantoñas mientras hablaban sobre la aparición de Sol. En la cocina, De La Cuadra cogía por sorpresa a Salomé por su espalda, abrazando su barriga, con un embarazo bastante avanzado ya...se veían tan felices riéndose juntos otra vez. El Estrella Polar, al fin, irradiaba felicidad en cada camarote, en cada rincón. El día de la llegada a tierra, está resultando ser el más esclarecedor en todos los aspectos. Todo está saliendo a la luz repentinamente. Aunque, todavía quedan muchos cabos sueltos que atar...
Cuando Ainhoa llegó al puente de mandos, Julia seguía allí con su padre, mostrando su amor en un abrazo. Ainhoa llamó a la puerta ya entreabierta...
[Ainhoa] - ¿Se puede?
[Julia] - Ni pidas permiso. Por favor, pasa. Yo os dejaré hablar a solas.
[Ainhoa] - No. Quédate Julia. Vengo a hablar sobre un tema familiar, y tú eres ya de la familia.
Julia sonrió, y asintió mientras se acomodaba apoyándose sobre uno de los muebles.
[Ricardo] - ¿Pasa algo?
[Ainhoa] - Nada. Has hablado con Max sobre la idea de que Valeria se quede en tierra conmigo, y me lo acaba de decir. Por eso quiero hablar contigo.
[Ricardo] - Es solo eso, una idea. Antes de tomar una decisión iba a hablarlo contigo.
[Ainhoa] - Llévala contigo, papá.
[Ricardo] - ¿Por qué? Yo había pensado, que después de todo este tiempo navegando, le vendría bien estar en tierra firme, y...
[Ainhoa] - Pero no has pensado, que después de todo este tiempo sin mamá, por primera vez vuelve a tener una familia completa, y separarla de vosotros sería un error. Valeria podría pensar que queréis vivir vuestro amor solos, que ella sobra, o estorba...la mente de una niña es imprevisible, y si con vuestros actos, sin querer, le hacéis creer algo así, luego será muy difícil hacerle ver otra cosa.
[Ricardo] - Tienes razón. Como siempre, estás en todo. Yo no había caído en eso…irá con nosotros.
Dijo Ricardo, mirando a Julia, esperando su aprobación.
[Julia] - Irá.
[Ainhoa] - Bien. Ahora voy a ver cómo sigue Vilma.
Ricardo y Julia, se quedaron allí abrazados, mientras Ainhoa iba a ver a su amiga. Y ya entrando en el camarote de las chicas…
[Vilma] - ¡Ainhoa! Ven, pasa.
Dijo Vilma, sentada en la cama junto a Piti, que en ese momento estaba tapando un poco más a Vilma.
[Ainhoa] - ¿Cómo te encuentras?
[Vilma] - Por suerte, mucho mejor. Creo que en un rato ya podré levantarme.
[Piti] - De eso nada, tú te quedas aquí por lo menos hasta la hora de comer. Debes descansar. No quiero más sustos, ¡eh!
Dijo Piti, con gesto de preocupación, y acariciando la cara de Vilma.
[Ainhoa] - ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te traiga algo calentito de la cocina?
[Vilma] - No, gracias. Salomé ya me ha traído algo antes. Ve con Max. No deberías dejarlo solo mucho tiempo, como te descuides te lo lleva otra, que el chico está de muy buen ver.
Dijo Vilma riendo, mientras Piti la miraba con reproche.
[Ainhoa] - Más le vale que no me cambie por otra.
[Vilma] - No lo hará, y lo sabes. Él te quiere de verdad, lo sé…solo hay que ver sus ojos cuando te mira.
Ainhoa sonrió y cogiendo la puerta dijo.
[Ainhoa] - Sus ojos…[sonó un suspiro]…es mirar esos ojos azules, y perderme en su mirada, como se pierde el mar en el horizonte. No existe nada más, nadie más…se ausenta mi razón, a su lado todo aquello que no sea él y su presencia, torna a nimiedad. Es ver sus ojos, y ensimismarme en él…solamente en él, recogerme en su pecho, es mi único deseo. Cuando estoy con él, no me aíslo del mundo, solo me acurruco en su mundo haciéndolo mío también. Siento como si su mirada mi guiase al mismísimo cielo, y cuando sus brazos me envuelven me invade una sensación extrema de paz y tranquilidad, cuando sus labios me besan lo hacen con una intensa mezcla de dulzura y pasión…cada milímetro de mi cuerpo chispea, me hechiza, me seduce, me fascina…y a cada segundo que paso con él, esto va creciendo y creciendo…cuando creo que no puedo amarlo más, llega con uno de sus detalles, con una de sus sorpresas, o simplemente, llega…y mi amor por él crece y crece, tanto, que hay momentos en los que tengo tanto amor para él guardado dentro de mí, que siento que se me sale por la boca. Lo quiero tanto…
Y tras expresar por primera vez, y por completo, lo que sentía por Max en voz alta, se quedó con la mirada perdida en algún punto del camarote, con su mano todavía sujetando la puerta, y completamente absorbida por sus pensamientos…o por su amor a Max. Eso solo ella lo sabe.
[Vilma] - Eso es lo más bonito que he escuchado en mi vida. Se me ha erizado la piel escuchándote.
[Piti] - Yo…yo…puffff. No sé qué decir…ojalá algún día puedas hablar así sobre mí.
Dijo Piti, mirando a Vilma, con una voz un tanto pesarosa.
[Vilma] - Que tú no lo hayas escuchado, no quiere decir que no lo sienta.
Dijo Vilma sonriendo. Volvieron a mirar hacia la puerta, pero Ainhoa ya se había ido.
Mientras tanto, Gamboa se había encerrado en su camarote, tras la humillación a la que justamente, había sido sometido por Max. Enloquecido, comenzó a tirar todo lo que encontraba a su paso, y justo cuando ya no quedaba nada más por tirar, entró Estela.
[Gamboa] - ¡Vete! ¡No quiero volver a verte!
[Estela] - Pero...
[Gamboa] - ¡Que te vayas! ¿Quieres que te mate a ti también? Esta vez no fallaré.
Dijo Gamboa, totalmente fuera de sí. Y Estela se fue de allí corriendo, asustada. Gamboa se dejó caer sentado al suelo, apoyó sus codos en sus rodillas, dejó caer su cabeza sobre sus manos, y rompió a llorar desconsoladamente, como si de un niño se tratara. Y pensando en voz alta, dijo entre un mar de lágrimas.
[Gamboa] - ¡Yo no soy así! ¡Yo no era así! No quería matar a Elena, a ella menos que a nadie. Pero no tuve remedio. Mi vida, y sobretodo la de mi pequeña, dependían de ello. Si no obedezco, se acabó, ella dejará de respirar, y todo lo que he hecho no habrá servido de nada. ¿Y qué no hace un padre por su hija? He hecho un pacto con el diablo, lo sé. Y eso me está transformando a los ojos de los demás en un ser inhumano y malvado, lo sé. Y a mis ojos también, llevo tanto tiempo fingiendo ser lo que no soy, haciendo contra mi voluntad lo que jamás hubiera imaginado hacer, que a veces que ya no hay vuelta atrás. Me he convertido, soy malo, y he hecho tantas cosas horribles, que siento que jamás podré retroceder, y recuperar la vida que tenía, la persona que era.
Gamboa se levantó, y dirigiéndose hacia la puesta continuó pensando en alto.
[Gamboa] - Cuando vi a Elena, allí, al lado de Max, de pie por sí misma y frente a mí, solo podía sentir alivio. Alivio porque no la había matado, porque estaba viva. Y aunque ahora todos me vean como un asesino, lo prefiero. Al menos ella está viva, y yo no he faltado a mi misión. Mi niña no corre peligro, y Elena, con la protección de Max, tampoco.
Ya más tranquilo, salió del camarote, y comenzó a vagar por los pasillos, con las manos en los bolsillos de su sudadera, y cabizbajo...hasta tropezar con Elena, que iba despistada, pensando en la conversación que segundos atrás, en ese mismo pasillo, había tenido con Max, y no advirtió su presencia hasta chocar con él.
[Elena] - Yo...yo...ya me voy.
Dijo ella, dando media vuelta para irse por donde había venido.
[Gamboa] - ¡Espera! Elena...yo...lo siento. Sé que no habrá nada que yo te pueda decir, que borre lo que te he hecho. Por eso no te pido que me perdones. Solo te pido que no me tengas miedo. Si Max ha decidido que vivas, afortunadamente, yo no puedo contradecirlo. Yo solo soy un peón en todo esto, un peón con órdenes estrictas. Si no las cumplo, yo y alguien más moriremos. Mi vida no vale nada, pero esa otra persona...ni merece morir, ni podría consentirlo mientras yo siga vivo y pueda hacer algo...¡lo que sea!
[Elena] - Debes querer mucho a esa persona, para pisotear de esa manera tus principios.
[Gamboa] - La quiero tanto que he sido capaz de intentar matar a la mujer de la que me había enamorado. Solo el alivio de saberte viva, aplaca algo mi culpa, una culpa que me perseguirá como un fantasma el resto de mis días. Pero tenía que elegir. Era tu vida o la suya. Hubiera dado mi vida por ti, igual que la estoy dando por ella, tienes que saberlo. Pero no tenía esa opción.
Agachó la cabeza, dio media vuelta, y se fue.
[Elena] - Te perdono.
Gamboa, que se había distanciado unos dos metros, se giró hacia ella sin poderse creer todavía lo que había escuchado de sus labios.
[Gamboa] - Te lo agradezco. Pero ahora no sé si me siento mejor, o peor. ¿De qué me sirve tu perdón, si yo jamás podré perdonarme a mí mismo? ¿De qué me sirve estar vivo, si me corroe la culpa y me consume lo que siente mi corazón? La culpa y el amor se han unido para destruirme, se me clavan aquí, en el pecho...ni el cuchillo más afilado causaría tanto dolor.
Y mientras decía esto, las lágrimas escapaban de sus ojos sin que él pudiera evitarlo, y una Elena compasiva y totalmente desprendida ya de dolor, el miedo o el rencor, iba acercándose a él mientras escuchaba como se sinceraba. Y secando las lágrimas de su cara, mirándolo por primera vez con dulzura, le dijo.
[Elena] - Las culpas eternas son para los que no se arrepienten, y tú empiezas a hacerlo. Solo debes cambiar, emplear el resto de la vida a compensar tus errores. Y si has sabido ganarte mi perdón, ¿por qué no podrías tener algún día mi amor? Gánatelo...tendrás que esforzarte un poco más de lo normal, eso sí. Y si lo logras...si logras ganarte mi amor y hacerme feliz, habrás compensado tu error, y entonces, podrás perdonarte a ti mismo, y la culpa que sientes ahora, mañana desaparecerá. Solo debes elegir, es tan sencillo como eso. ¿Seguirás caminando hacia la oscuridad, o dejarás que el sol te guíe hacia otro lado? A mi lado...piensa en eso, y cuando tengas la respuesta, actúa.
[Gamboa] - No te merezco, ni hoy, ni mañana...nunca seré digno de merecerte.
[Elena] - Nunca digas nunca. Y nunca des por hecho algo que realmente no sabes, ni me prives de escoger si mereces estar conmigo o no, esa decisión es mía, solo mía. Aunque ahora el pesar que te acompaña te impida verlo, tienes en tus manos el poder para merecerme. Deja de utilizar el poder para destruir, y úsalo para crear. Deja de llorar y culparte, y comienza a sonreír y a intentar vivir. Y cuando las fuerzas te falten, cuando pierdas nuevamente la ilusión de regenerarte, cuando veas todo imposible como ahora, recuerda que estoy aquí.
Y tras decir esto, se fue de allí, dejándolo a solas para tomar una decisión únicamente suya, pero que cambiaría la vida de ambos para siempre.
En cubierta...
[Burbuja] - Ya debe...beríamos ver ti...tierra, capi...tán.
[Ricardo] - Está demasiado nublado Burbuja. Detrás de esas nubes está lo que estábamos buscando... ¡por fin! En unos minutos, estaremos lo suficientemente cerca como para verla a pesar de las nubes. Ven, Burbuja. Vamos al puente de mandos.
Y al llegar allí, Ricardo habló con los tripulantes por el altavoz.
[Ricardo] - Tripulantes del Estrella; hoy, como muchos otros días, las nubes nos impiden ver el sol, pero hoy no necesitamos sus reflejos para resplandecer. Las nubes esconden, como si fuera su tesoro más preciado, un pedazo de tierra...no se ve...pero está. Preparad las tiendas de campaña y todo lo necesario, y cuando tengáis todo listo, reuniros conmigo en cubierta. Amigos, en veinte minutos dos lanchas irán hasta la isla.
Veinte minutos más tarde, dos lanchas cargadas de ilusión y emoción, navegaban hacia el que sería su nuevo hogar. Max, Ainhoa, Piti, Vilma, De La Cuadra, Salomé y Cho, serían los elegidos para pisar tierra firme de primeros. Ya en la orilla, fueron bajando uno a uno, excepto Max y Ainhoa, que se quedaron cada uno en una lancha, mirándose.
[Ainhoa] - Llevo más de cuatro meses soñando con este momento. Pisar tierra era mi mayor sueño...hasta que llegaste tú.
[Max] - Este trozo de tierra, no serviría de nada sin ti recorriéndola de mi mano.
Dijo Max, bajando de la lancha, y tendiéndole la mano a Ainhoa para ayudarla.
[Vilma] - Toma. Es para ti.
Dijo Vilma, dándole el walkie a Ainhoa.
[Ainhoa] - ¿Quién es?
- La novia de Ulises.
[Ainhoa] - ¡Cuánto lo siento! ¡Qué desgracia la tuya! Créeme que te compadezco...
- ¿Tratas de tapar tu dolor con la ironía? ¿No vas a reconocer que te duele? Me envidias, ¿a que sí?
[Ainhoa] - ¿Dolerme? ¿Eso esperabas? Pues siéntate, y espera a que me importe. Mira tía, si quieres a Ulises, que no te quite el sueño que intente quitártelo, todo tuyo. Y envidia la tuya, si conocieras a Max.
[Ulises] - ¿¿¿Max??? Pregúntale si ahora está con él.
Se escuchó por detrás.
[Ainhoa] No. [Suspiro de Ulises] Es mi prometido.
Y tras decir esto, le devolvió el walkie a Vilma, dando la conversación por terminada. Y enlazando su mano con la de Max, caminó feliz y totalmente despreocupada, ajena al mundo, a cualquier persona que no fueran ella misma y Max, a pisar tierra, a buscar alimento, a preparar un refugio para cuando llegara la noche...nada importaba, nada importunaba, nada existía, tan solo Max y un amor tan inmenso que se veía, se sentía, se olía, se palpaba...de tal forma, que ni el más desdichado sería capaz de no sonreír viéndolos juntos.
[Max] - ¿A dónde me llevas? No podemos alejarnos demasiado. Ya sabes que hay peligro.
[Ainhoa] - El mayor peligro en esta isla soy yo...si me privas de tu compañía.
Dijo Ainhoa sentándose en unas rocas. Mientras, Max se sentaba a su lado, sin dejar de sonreír.
[Max] - Hablemos en serio. Tienes que entender hasta qué punto corremos peligro. Esto no es un juego, Ainhoa. Quieren matarnos, igual que ya lo hicieron con los tripulantes del barco ruso. Hemos pisado tierra firme, y es una gran alegría, sí, pero tal vez no podamos quedarnos aquí por mucho tiempo.
[Ainhoa] - Pero esta es la única tierra en el mundo. Es el único sitio. Si no podemos vivir aquí, ¿entonces dónde? Este lugar es la única esperanza de mantenernos vivos. Nuestra supervivencia depende de ello.
[Max] - Por eso vamos a intentarlo. Porque esta es nuestra única oportunidad de sobrevivir. Tenemos que intentar convertir esto en un hogar, pero no nos lo pondrán fácil. Debemos limpiar esta ratonera.
[Ainhoa] - ¿Matando?
[Max] - La supervivencia es lo primero. Es nuestra vida o la suya. Si tengo que matar para salvarte a ti, ¿crees que no lo haría?
[Ainhoa] - Lo harías...y yo también.
Al otro lado de la playa, Piti y Vilma estaban sentados en la arena, abrazándose y riendo, completamente felices. Su bebé nacería en tierra firme, tendría una vida normal con dos padres que se lo darían todo. No puede haber mayor dicha que esa, ¡si lo sabré yo, que soy madre!
Mientras tanto, en el Estrella alguien intentaba hablarles por el walkie. Las interferencias no permitían a Ricardo entender bien. Solo escuchó como Ulises decía que querían matarlos. Ricardo se apresuró a comunicarse por el walkie con los que estaban en la isla, y luego se comunicó por el altavoz con los que se habían quedado en el barco.
En la isla...
[Max] - Esto lo complica todo. Tu padre se lleva el barco en unos minutos, y entonces, estaremos enjaulados aquí. No habrá forma de escapar si hiciese falta. Ainhoa...ve tú en una de las lanchas.
[Ainhoa] - ¿Por qué?
[Max] - Porque Burbuja no puede pisar tierra. Debe quedarse en el barco. Si viene aquí, morirá. ¿Serás capaz de lograrlo?
[Ainhoa] - Así tenga que atarlo al mástil...no pisará tierra.
En el barco, ya todos habían acudido a la llamada del capitán.
[Ricardo] - Las personas que están en el hotel corren peligro, hay que volver cuanto antes. Piti y Ainhoa vienen con las lanchas para llevar a algunos a la isla. Debemos dejar espacio para recoger a los que están en el hotel.
Y tras varios viajes, el Estrella quedó prácticamente vacío. Ricardo giró 180 grados el timón. 3 días de travesía para llegar al hotel... ¿llegaría demasiado tarde?
A la orilla llegaban las lanchas en su último traslado. Gamboa bajó de la lancha, y alargando su mano para ofrecérsela a alguien, dijo.
[Gamboa] - ¿Me permites ayudarte, Sol?
Ella asintió, tomó la mano de su "casi asesino", y saltó a tierra firme. ¿Se puede tener más bondad? Casi la mata, y no solo le perdona, sino que acepta su ayuda, le entrega su mano, su apoyo, su amistad...y la oportunidad de enamorarla...o más bien, de conquistarla, porque enamorada, enamorada ya está. Ahora solo falta que Gamboa se gane el que ella se lo diga.
Avance:
Mientras tanto, De La Cuadra y Salomé interrumpen su paseo para observar algo. Unas huellas. Unas inmensas huellas. ¿De quién serán? Humano no es, eso seguro. Ni cataratas, ni olas gigantes, ni tormentas...nada pudo con ellos hasta ahora, el Estrella les protegía... ¿y ahora? Aquí no hay casas...bueno, sí hay, pero ellos todavía no lo saben. ¿Cómo se protegerán de los peligros? Dormir bajo un trozo de tela no es seguro, y pronto lo comprobarán. El miedo acechará a cada uno de ellos, llegará la desesperación por huir de la tierra antes soñada. La aventura, la verdadera aventura, comienza ahora. Al otro lado de la maleza, que una vaca no se comió, se esconden todos los secretos, todos los enemigos, y una casa en la que no habrá sitio para todos.
A unos metros de las tiendas, ya montadas, Max enseñaba a unos cuantos a hacer fuego, con la leña que Piti y Cho habían recogido. Los chicos observaban con atención las explicaciones de Max, esperando que con ese aprendizaje el frío nunca llegase a sus cuerpos. Pero las intenciones de Max iban más allá. El fuego, además de proporcionarles calor, sería un sistema de defensa llegado el momento. Una vez terminada la explicación, mientras todos intentaban repetir lo mismo y crear fuego, Max sujetó suavemente del brazo a Ainhoa, y la apartó de allí para hablar a solas.
[Max] - Nhoa...cariño. ¿Recuerdas la rosa que dejé sobre tu cama?
[Ainhoa] - Sí.
[Max] - ¿Recuerdas la nota? ¿La promesa que te hice después?
Ainhoa asintió, mostrando en su gesto preocupación, tristeza y resignación.
[Max] - Pase lo que pase, confía en mí. Siempre, siempre, regresaré a ti. No quiero que dudes, no quiero que las circunstancias te hagan pensar lo contrario, ni un solo segundo. ¿Vale?
[Ainhoa] - Te vas a ir otra vez, ¿verdad? No importa si no regresas.
[Max] - ¿Cómo? ¿Te da igual?
[Ainhoa] - Si te vas, es porque tienes que irte. Si no regresas, será porque algo o alguien te lo impide. Si tardas más de la cuenta, seré yo la que regrese a ti, porque te buscaré por toda la isla, y no descansaré hasta encontrarte. Esa es mi promesa. Te prometo que si en algún momento, tú no pudieras regresar a mí, yo te buscaré incansablemente hasta encontrarte.
Max la miró con dulzura, y una sonrisa de satisfacción imborrable. Y la besó.
Mientras tanto, a unos metros de allí, los chicos intentaban hacer fuego. Gamboa, que se había unido al grupo, intentaba explicarles cómo hacerlo a los que todavía no eran capaces. Vilma se levantó, y se acercó a Piti.
[Vilma] - ¿Damos un paseo?
Piti asintió, se levantó, la cogió de la mano, y comenzaron a caminar.
[Piti] - Recuerda que tienes que descansar. Hasta hace un rato, estabas echada en la cama, sintiéndote mal. Debes cuidarte.
[Vilma] - Lo sé. Y es lo que haré. ¡Qué remedio! Aunque no quisiera, tú me obligarías, ¿verdad?
[Piti] - Verdad. Tenéis que estar bien. Y yo os cuidaré. No veo la hora de tener a ese bebé entre mis brazos. Me pregunto cómo será su carita. Ojalá tenga tus ojos...y tu pelo.
[Vilma] - Y tú le educarás a mi lado. Por eso sé que se convertirá en una buena persona. Y tal vez, con un poquito de suerte, se le contagie algo de tu buen humor. ¡Pero solo un poco, eh!
Dijo Vilma, sin poder parar de reírse.
[Piti] - Lo haremos bien, Vilma. Estoy seguro. Seremos unos buenos padres para ese pequeño.
Dijo Piti, mientras se sentaban a la orilla, apartados de la vista de todos. Y tras recoger a Vilma sobre su pecho, los dos se quedaron admirando el cielo ya despejado, y el mar que aquella mañana traía un oleaje suave y relajante.
Mientras, en el campamento Gamboa intentaba enseñar a una joven a la que se le atragantaba la tarea de hacer fuego.
[Gamboa] - Tranquila, no pasa nada. Déjalo por ahora. Estás molesta y enfadada porque no te ha salido, y así, no se puede. Más tarde, lo seguiremos intentando, ¿vale?
[Sol] - Vale. Ya que de momento no sé hacer fuego, al menos traeré lo necesario para que lo haya, que buena falta hará más leña. ¿Me ayudas?
[Gamboa] - ¿De verdad? ¿Te vas a adentrar entre los árboles a solas conmigo? ¿Lejos de la vista y la protección de todos?
Dijo un Gamboa sorprendido, mientras Sol lo sujetaba de la mano, y lo empujaba para que corriese con ella. Y cuando ya nadie podía oírlos, rodeados de árboles y maleza, empujó suavemente a Gamboa apoyándolo en uno de los árboles...
[Elena] - Deja de hacer eso. Deja de suponer que te tengo miedo...porque ya no. Con tu explicación, ahora lo veo todo de otro color. A veces las personas pisoteamos nuestra forma de ser disfrazándonos con otra identidad, porque inexplicablemente deseas ser otra persona como me pasaba a mí con mi hermana, o porque inevitablemente estás obligado por las circunstancias como te pasa a ti. Ella... ¿es tu hija, verdad? La tienen retenida.
[Gamboa] - Elena...sufrió un accidente hace 6 años, y desde entonces está en coma. Si no les ayudo, la desconectarán, dejarán de asistirla, y morirá.
[Elena] - ¡Vaya! Es peor de lo que imaginaba. No solo la tienen retenida, sino que está en coma. Si la dejan a su suerte, su vida duraría un suspiro. ¿Cómo no vas a hacer lo que te pidan? Sea lo que sea. ¿Qué no haría un padre por su hija?
[Gamboa] - La vi Elena. Cuando estuve a la deriva en aquella balsa, ellos me curaron la herida de bala, y la vi, estuve con ella. Y cuando me iba, ella me lo impidió sujetando mi mano con fuerza. Mi niña abrió los ojos. 6 años... ¡6 largos y desesperantes años sin ver sus ojitos!
Dijo Gamboa llorando desconsoladamente, y con la voz entrecortada por la emoción. Ella lo abrazó, y también con lágrimas en sus ojos, abrazada a él, le susurró al oído.
[Elena] - La recuperarás...la recuperaremos. Esto tiene que acabar algún día, y cuando acabe, podrás hacer que esa niña tenga todo lo que necesite y sea feliz. Y todos tus esfuerzos habrán valido la pena. Y aunque hubieras prosperado en el intento, hubiera muerto por una buena causa, salvar a una niña. Aunque quiera, no puedo reprocharte por lo que hiciste, no puedo odiarte, no puedo temerte, no puedo...dejar de amarte.
Y con sus labios todavía en el oído de él, al terminar de susurrarle, fue dejando resbalar su cara por la mejilla de Gamboa, hasta llegar a sus labios y fundirlos con los suyos en un largo y dulce beso.
En el barco, los pocos que quedaban allí, estaban desesperados por llegar al hotel. 3 días de travesía eran demasiados. Debían encontrar la forma de llegar antes, mucho antes. En el puente de mandos, Ricardo sostenía el timón, mientras Julia, abrazándolo por detrás, sostenía el walkie frente a sus labios, e intentaba incansablemente comunicarse con el hotel. Pero la respuesta no llegaba, nadie contestaba.
[Ricardo] - No puede pasar nada Julia. Esas personas no pueden morir. Le di mi palabra a Max, le prometí que a cambio de las coordenadas, regresaría al hotel y llevaría a tierra a los demás. Debo cumplirlo. Y Ulises...si pasa algo, si muere... ¿cómo le explico yo a su padre? ¿Cómo le digo que no llegué a tiempo? Que no pude salvarlo.
[Julia] - Llegaremos.
[Ricardo] - No, Julia. Solo tenemos el viento, y ahora mismo no juega de nuestro lado.
[Julia] - ¿Has olvidado donde estamos? Este es el Estrella Polar. ¿Cuántas veces has dudado de él? ¿Cuántas veces has creído que no aguantaría las adversidades por las que hemos pasado? Y aquí estamos. Va siendo hora de que dejes de dudar y confíes. No hay nada que el Estrella no pueda impedir, no hay nada que no pueda hacer. Apuesto a que es capaz de traer el viento a como dé lugar.
Dijo Julia, sonriendo.
[Ricardo] - Ojalá. No podría cargar con esto en mi conciencia.
[Julia] - Voy con Valeria. Toma, sigue intentando comunicarte.
Dijo Julia, dándole el walkie. Y cuando salía, se giró hacia Ricardo y dijo.
[Julia] - Y aunque no llegásemos a tiempo, no sería culpa tuya. No eres dios. No puedes estar en todas partes. No podías salvarlos a todos de una vez, llevarlos a todos en un mismo viaje. Si ocurre algo, si no llegamos, que sepas que no voy a permitir que te culpes por ello ni un segundo. Te quiero.
Y se fue de allí, para buscar a Valeria.
En la isla...
[Julián] - Sentémonos en estas rocas. Vamos a ver si pescamos algo, que tenemos muchas bocas que alimentar.
[Salomé] - Y pronto habrá dos boquitas más; nuestro bebé y el de Vilma. No sé qué vamos a hacer para alimentarlos. Sin una vaca o una cabra que dé leche, sin un supermercado donde comprarla, sin una farmacia para comprar un tarro de leche en polvo, sin una batidora para hacerles sus papillas...
[Julián] - Pero vosotras tendréis leche. Podréis darles el pecho.
[Salomé] - O no. Hay mujeres que no tienen leche, o no tienen la suficiente para el bebé. Espero que eso no ocurra, ni conmigo ni con Vilma.
[Julián] - No te preocupes por nada. Si así fuera, ya se nos ocurrirá algo. De peores hemos salido tú y yo...
Dijo él rodeándola con un brazo, mientras con el otro sostenía la caña.
Más tarde, Julián y Salomé llegaron al campamento llevando entre los dos una red con algunos peces.
[Julián] - No son demasiados, pero algo siempre es mejor que nada, ¿no?
Dijo Julián dirigiéndose al grupo, mientras algunos se acercaban para ayudarles a llevar la red. Todos rodearon el fuego, para preparar la comida. Y entre risas, comparaban la situación que estaban viviendo con la prehistoria y con películas que habían visto sobre náufragos. Se sentían felices, por verse vivos y con un lugar seguro donde poder sobrevivir.
[Salomé] - Necesitamos más leña.
[Piti] - Gamboa y Sol han ido a por ella. No deberían tardar...o sí.
[Vilma] - No digas tonterías, Piti. ¿Has olvidado ya que quiso matarla? ¿Has olvidado ya lo mal que lo pasamos creyéndola muerta?
[Piti] - ¿Y qué tiene que ver eso? Hay amores tan grandes, que hacen superar eso y mucho más, como el mío por ti. Intenta matarme. Podré callar, podré dejarte, podré estar dolido por saberte capaz de hacer algo semejante...pero mi amor por ti, ese será exactamente igual que ahora. Y hablo en serio. Además, las razones que llevaron a Gamboa a hacerlo solo las sabe él, así que no deberíamos juzgarlo sin saber. Aunque nosotros lo veamos imposible... ¿y si hay una explicación razonable lo suficientemente fuerte para de alguna forma escusarlo? O al menos, entender por qué lo hizo.
[Sol] - La hay.
Dijo Sol, que estaba de pie a unos dos metros de la espalda de Piti, y de la mano de Gamboa. Todos se giraron, boquiabiertos al verles de la mano.
[Gamboa] - Gracias por concederme el beneficio de la duda, Piti. No me lo esperaba, y tampoco creo merecerlo, ni tus palabras, ni el amor de esta mujer.
[Sol] - Sí que me mereces. Y aunque los demás no vean ahora con buenos ojos lo nuestro, cuando todo salga a la luz, podrán conocerte de verdad y entenderlo todo, y entonces, aprenderán a quererte igual que yo lo he hecho. Pero bueno... ¿aún no está la comida? ¿Os ayudo?
[Salomé] - ¿Y la leña que ibais a traer?
[Gamboa] - Allí.
Dijo entre risas, señalando el lugar de donde venían.
[Ainhoa] - No pasa nada. Max, ayúdame. Vamos a buscarla.
[Julián] - De eso nada. Para comer necesitamos leña, no tortolitos que vuelvan con las manos vacías. Cho, Palomares, Ramiro, Piti, Max y Gamboa, venid conmigo. Traeremos bastante para no tener que ir a buscar a cada rato.
Y cuando un buen puñado de leña estaba ya amontonado al lado del fuego...
[Salomé] - ¡La comida está lista chicos! Nuestra primera comida en tierra. Lo siento, pero no tenemos ni mesa, ni platos, ni cubiertos...
[Julián] - Pero estamos vivos, pisando tierra y con algo que poder llevarnos a la boca. No se puede pedir más.
Cada uno fue cogiendo en sus manos un poco de aquel pescado, y uno a uno fueron sentándose en la orilla de la playa para comer.
[Cho] - Pues yo me alegro de no tener una mesa, un plato, o un cubierto. La comida sienta mejor aquí, sentados en la orilla, con una vista preciosa al mar, y rodeado de amigos con los que compartir esta comida.
Dijo el que había hecho creer a todos que no hablaba español. Y mientras, todos se giraron hacia él, sorprendidos, tanto, que a más de uno se le cayó el pescado de sus manos. Desde luego, la primera comida en tierra no sería abundante en alimento, pero en sorpresas...Gamboa y Elena juntos, Cho habla su mismo idioma...y una sorpresa más les esperaba cuando volviesen la vista al campamento que habían montado, situado justo detrás de ellos.
[Vilma] - ¿Conoces nuestro idioma y no has dicho nada hasta ahora?
[Julián] - Y encima, ahora el tío se pone a hablar español como si nada.
[Cho] - Vi como entraban en el barco ruso. Mientras estaba escondido, lo vi todo. Estaba asustado. No sabía si podía confiar en vosotros. Ahora lo sé.
Flashback:
Unos minutos antes, cuando todos ayudaban a preparar la comida, Cho se alejó del grupo, y Ainhoa se acercó a él, y colocando la mano en su hombro le dijo.
[Ainhoa] - Te noto preocupado, como si todavía estuvieras asustado. Pero ya no tienes nada que temer, con nosotros estás a salvo... ¡mírame! Hablando como si tú me entendieras. Por unos segundos se me había olvidado.
Y por primera vez, Cho no mostró en su cara el gesto de no estar entendiendo palabra.
[Cho] - Te entiendo.
Ainhoa no salía de su asombro, mientras él, se sinceraba.
[Cho] - Yo vi cómo se llevaron a mis compañeros a punta de pistola. Al principio no hablé por miedo, porque no os conocía y no sabía si vuestras intenciones eran buenas. Y luego, porque llegó alguien al barco, que entró al barco ruso aquel día, alguien que está aquí ahora. Por eso seguí callando, porque la barrera del idioma, me salvaría. Si él creía que no sabía español, no me vería como un peligro, no pensaría que podía hablar y contarlo, y no me haría nada.
Ainhoa no necesitaba escuchar su nombre. Sabía que se refería a Max.
[Ainhoa] - Sé de quien me hablas.
[Cho] - No sé qué pensar. Él salvó a Sol, pero al mismo tiempo, lo que ocurrió en aquel barco...
[Ainhoa] - Cho...si estoy con Max, es porque ha sido sincero conmigo. No te puedo contar nada. Pero confía en mí. Max es bueno, y aunque te cueste creerlo, está aquí para cuidar de todos nosotros. Busca la oportunidad, y muéstrales a todos que conoces nuestro idioma. Max no hará nada en tu contra. Si no estuviera convencida de ello, no te lo diría. Cho asintió, y ambos se reunieron nuevamente con el grupo.
Mientras todos seguían atónitos, mirando a Cho sin creérselo...
[Julián] - Cariño... ¿no querías una vaca que diera leche? Ea. Pues ahí la tienes.
Dijo Julián, levantándose y señalando hacia el campamento.
Y todos corrieron para acercarse, a una distancia prudente, felices. Ahora tendrían leche para desayunar cada mañana.
Más tarde, Ainhoa preguntaba a todos por Max, pero nadie le había visto irse. Después de unos minutos, preguntando a todos uno por uno, Vilma se acercó y estirando su brazo le ofreció el walkie.
[Vilma] - Toma, es para ti.
[Ainhoa] - No será la pesada esa otra vez, ¿no? Mira que no estoy de humor...
[Vilma] - Es Max.
[Ainhoa] - ¿Max?
Dijo Ainhoa, cogiendo desesperada el walkie, y mientras corría alejándose de allí para que los demás no escuchasen la conversación, le habló por el walkie.
[Ainhoa] - Max... ¿Dónde estás mi vida? Dime que no te has ido. Todavía no...por favor, yo...
[Max] - Tranquila cariño, estoy aquí, no muy lejos de ti. Quiero que rodees la zona del bosque por la orilla de la playa, sin perder de vista la primera fila de árboles. En uno de ellos está mi camiseta.
Dijo Max, mientras Ainhoa corría, siguiendo sus instrucciones, cada vez más desesperada por llegar a él.
[Ainhoa] - Sí, sí, la veo. La estoy desatando del árbol ahora.
[Max] - Pues traémela.
[Ainhoa] - Pero... ¿dónde estás? No puedo verte.
[Max] - ¿Sigues en ese árbol?
[Ainhoa] - Sí, sí, aquí estoy.
Dijo Ainhoa, mostrando en su voz cada vez más inquietud e intriga.
[Max] - Pues ponte frente a él, dejando el mar a tus espaldas, y toma el camino que está a la derecha de ese árbol. A unos diez metros, verás un roca. Es enorme, al menos de unos tres metros de altura. Cuando la veas, solo tienes que rodearla. Te espero al otro lado.
Cuando Ainhoa rodeó la roca, no podía creerse lo que sus ojos veían. Un pequeño manantial. De una abertura de aquella enorme roca, salía agua a borbotones simulando una pequeña cascada. El agua iba cayendo por las rocas, colocadas a modo de escalones, hasta llegar al suelo, formando una pequeña laguna, con un agua tan cristalina, que podías reflejarte en ella. Y allí estaba Max, justo al lado de una pequeña roca, que sobresalía del centro de aquella laguna.
[Max] - Mira lo que he encontrado para ti.
[Ainhoa] - ¡Oh! ¡Max! ¡Es precioso! Pero me has asustado, creí que ya te habías ido.
Dijo Ainhoa, mientras se deshacía apuradamente de sus ropas para meterse al agua también. Y cuando estuvo a su lado, Max la recogió entre sus brazos.
[Max] - No tienes de qué preocuparte. Esta vez será diferente. No puedo...no quiero dejarte a un lado. Me siento como si solo pudiera permitirte pertenecer a una parte de mi vida, y yo te necesito en todas las partes de mi vida, en toda mi vida, para toda mi vida. Se acabaron los secretos, el miedo al peligro...se acabó. Tú eres mi otra mitad, y a partir de ahora lo compartiré todo contigo, y te lo contaré absolutamente todo. Al fin y al cabo, el peligro te acecha igualmente. Necesito que me cubras en mi ausencia. Mañana me iré, pero cada vez que caiga la noche, nos encontraremos aquí. Éste será nuestro escondite. Por unos días, será algo así como vivir nuestro amor a escondidas. Si alguna vez, llegas y no estoy, entonces sí podrás empezar a preocuparte.
[Ainhoa] - Te cubriré, ahora y siempre. Pero quiero que nos casemos antes de que hagas esto.
[Max] - Pero mañana a primera hora me voy.
[Ainhoa] - Pues hagámoslo hoy mismo, esta tarde.
[Max] - Pero...tu padre, Valeria, Julia, Burbuja...ellos no están, Nhoa. No podemos hacerlo sin ellos.
[Ainhoa] - No importa. Tengo buena amistad con el cura, y después de haber sobrevivido al fin del mundo, seguro que Dios aceptará una excepción, y podremos casarnos dos veces.
Dijo Ainhoa sonriendo.
[Max] - ¿Dos veces? [Se rió] ¡Pero qué ocurrencias tienes! Está bien. Hablaremos con todos para prepararlo, y en unas horas nos casamos. Pero después, ahora ven aquí mi vida.
Dijo Max, mientras la sujetaba por la cintura. Y en aquel precioso lugar, repleto de magia y amor, dulzura y deseo, la hizo suya otra vez.
Mientras tanto, Salomé se acercaba a la orilla, donde Estela estaba sentada, absorta en sus pensamientos, y con su mirada clavada en el mar.
[Salomé] - ¿Estás bien?
Dijo Salomé, sentándose al lado de ella.
[Estela] - Cuando todos descubrimos lo de Sol, fui a su camarote para apoyarle, y no solo me echó fuera de allí, sino que me dejó, y encima ahora está con ella...me siento...humillada.
Dijo Estela, con tristeza, pero levemente alegre a la vez, porque por fin alguien se había acercado a preocuparse por ella, por fin alguien se había dignado a escucharla.
[Salomé] - Lo que sientes ahora es pasajero, se te pasará. Piensa que si ya no estás con él, será porque no era para ti. Y en estos casos, cuanto antes nos demos cuenta mejor, porque el sufrimiento es menor, y el tiempo de cura es más breve. Piensa también, que no necesitas un hombre a tu lado para ser feliz.
[Estela] - Ya. Es muy fácil hablar cuando tú sí tienes pareja... ¿De verdad no lo necesito? Yo no estoy tan segura de eso.
Dijo Estela, con un tono visiblemente enfadado.
[Salomé] - Mira cariño, si crees que lo necesitas, ahí tienes a Ramiro o al cura, que son los que quedan libres, sino...si crees que lo que necesitas es una amiga, ya sabes dónde encontrarme. Cuando se te pase esa rabieta que tienes, tal vez te apetezca buscarme.
Y se fue de allí, dejándola sola otra vez.
Mientras tanto, en aquel rincón especial que Max había encontrado, Ainhoa se vestía, mientras Max la miraba con extrema dulzura, acostado en el suelo que rodeaba aquella laguna, formado por pequeñas piedras que el tiempo y la naturaleza habían desgastado, tallando hermosas piedras circulares y suaves.
[Ainhoa] - ¿Qué hay allí, Max?
Dijo Ainhoa, señalando una tela azul oscura que cubría algo, y con un gesto en el que se entreleía un "¿qué has hecho esta vez para sorprenderme?".
[Max] - Es una funda impermeable que me encontré en la bodega del barco. Así, lo que hay bajo ella, estará protegido del frío y la lluvia.
Ainhoa corrió, cargada de ilusión y curiosidad, deseosa de descubrir qué se escondía allí. Y al destaparlo...
[Ainhoa] - ¡El piano! ¡Nuestro piano! Pero...no has podido traerlo tú solo, así que alguien más tiene que saber de este sitio.
[Max] - Tu padre y Burbuja me ayudaron a traerlo en una de las lanchas, y a colocarlo aquí. Tuve suerte, si tardo unos minutos más en pedírselo, no hubiera sido posible, porque hubieran tenido que salir corriendo a ayudar a los que están en el hotel. Pero ellos no están ahora, así que de momento, sigue siendo un lugar secreto.
[Ainhoa] - Pero si lo toco podrían oírnos.
[Max] - El campamento está lo suficientemente alejado, como para que la magia que emana de tus dedos, no llegue a sus oídos. Toca una pieza sin miedo, que sé que lo estás deseando.
Dijo Max, sentándose al lado de ella.
[Ainhoa] - El lugar perfecto, con el hombre perfecto. No le puedo pedir más a la vida.
Dijo Ainhoa, colocando sus dedos sobre el piano.
En el barco...
[Julia] - ¿Y Burbuja? ¿Te ha dejado solita?
Dijo Julia, sentándose al lado de Valeria en su cama.
[Valeria] - Ha ido a la cocina a buscarme un vaso de agua. Julia...
[Julia] - Dime, corazón.
[Valeria] - Ya he hablado con Burbuja, y esta noche dormiré con él.
[Julia] - ¡Ah! ¿Sí? ¿Y eso?
[Valeria] - Es que he pensado que tú y yo podríamos hacer un trato. Yo te dejo a mi padre para ti sola por las noches, y tú me das un hermanito cuanto antes... ¿sí?
Julia no podía parar de reírse, mientras Valeria la miraba con carita de niña buena intentando así, convencerla.
[Julia] - ¡Ay, mi niña! ¡Qué ocurrencias tienes! ¿Pero cómo me voy a negar con esa carita que me pones? Te daré todos los hermanitos que quieras, y los querré tanto como te quiero a ti.
Dijo Julia, mientras Valeria se echaba a sus brazos, feliz.
[Valeria] - ¿Sabes? Mi mamá, que nos ve desde el cielo, estará tan feliz como yo ahora, porque mi padre no podría haber escogido mejor. No solo eres perfecta para él, también lo eres para mí. Y sé que eso hace a mi madre muy muy feliz.
Mi niña, mi pequeña Valeria... ¡me alegro tanto que por fin hayas aceptado que es imposible tenerme a tu lado! Una buena persona ocupa el vacío que yo, inevitablemente y contra mi voluntad, te he dejado. No me bastará la eternidad en este cielo, para agradecerle a Julia, que te dé todo el cariño que yo ya no puedo darte. En este descanso eterno, velo por ti y por Ainhoa, y lo sabes, lo sabéis, y eso me reconforta y alivia mi pesar por verme obligada a veros crecer en la distancia. Gracias Julia. Gracias Dios, por enviar un ángel que cuide de mi pequeña.
En la isla, Max y Ainhoa se reunían con los demás en el campamento.
[Ainhoa] - ¡Chicos! ¡Nos casamos! ¡Hoy! ¡Esta misma tarde!
[Salomé] - Pero...
[Ainhoa] - Ya, ya sé. Faltan personas muy importantes para mí. Pero después de haber sobrevivido al fin del mundo, un milagro más no hará daño a nadie. He pensado que a Dios solo le importará que nos amemos sinceramente, y así es...así que podríamos...no sé... ¿casarnos dos veces?
Dijo Ainhoa, mirando a Palomares al hacer esta pregunta, esperando su aprobación.
SPOILER (puntero encima para mostrar)Mary, no se te ocurra saltarte lo que dice, que ya te veo las intenciones.
[Palomares] - No soy Dios, ni pretendo serlo. Además de cura, soy persona. Y entiendo tu deseo de casarte, y de hacerlo ya. Hemos pisado tierra por fin, has encontrado la persona adecuada con la que compartir tu vida, y a esa felicidad que sientes ahora, tan solo le falta casaros ante Dios. Y si sientes la necesidad de unirte a él ante los ojos de Dios cuanto antes, para no seguir pecando... ¿quién soy yo para negártelo? Aunque eso implique casaros dos veces. Lo haré. A ver si otros toman vuestro ejemplo, y dejan de vivir en pecado, que ya va siendo hora.
Dijo el cura, mirando a Piti en su última frase. A lo que Piti respondió asintiendo y con una amplia sonrisa.
[Salomé] - Tengo el vestido perfecto para ti.
[Ainhoa] - ¡Anda! ¡No me digas! ¡Doña Vestidos de Novia, te vamos a llamar! ¿Cuántos más guardas en el armario?
Dijo Ainhoa, mientras todos quedaban riéndose y Salomé la cogía del brazo para llevarla hasta una de las tiendas de campaña. Y ya dentro de la tienda...
[Salomé] - No es mío. Es el vestido con el que tu madre se casó. A modo de amuleto o algo así, tu padre lo ha llevado todos estos años en sus viajes. Tenía pensado dártelo él mismo, pero yo me adelanté pidiéndoselo para irlo retocando a tu medida. Creo que con los arreglos que ya le he hecho, te quedará perfecto. Y sino todavía tenemos algo de tiempo para hacerle algún retoque. ¡Vamos, póntelo! No tenemos mucho tiempo.
Y mientras Ainhoa se probaba el vestido, en el campamento...
[Vilma] - Me gustaría aportar algo a la boda de mi amiga. ¿Qué os parece si diseñamos algo especial con lo que encontremos en la isla? Podríamos hacer unos collares para las chicas, una corona de hojas y flores para la novia...
[Piti] - ¡Y unas corbatas para los chicos!
[Sol] - ¿Puedo ayudar? No seré una experta en actividades de supervivencia, pero en decoración me apaño muy bien.
[Vilma] - Perfecto. ¿Alguna idea?
[Sol] - ¡Muchas! Podemos hacer grupos de dos, y cada grupo buscará una cosa. Conchas, flores, hojas, ramas, telas blancas, cuerdas, cordones, lazos...todo sirve. Y lo más importante, una rama con sus flores ya colocadas de por sí en fila, para hacer la corona de la novia.
Y cuando todo lo que lograron encontrar estuvo recogido en la orilla de la playa, Sol comenzó a armar todo mientras todos miraban boquiabiertos en lo que transformaba aquel montón de cosas que parecían no ser demasiado para crear algo a la altura. Y justo en el instante en que terminó su obra y se giró para mirar hacia ellos, Ainhoa y Salomé salieron de la tienda de campaña.
[Ainhoa] - Es...es...
Y antes de seguir, volvió a mirarlo, tomándose así tiempo para poder hablar.
[Ainhoa] - ¡Es perfecto! Gracias, Sol.
Dijo Ainhoa, llorando de emoción, y abrazándola.
[Sol] - Ha sido idea de Vilma.
Y Ainhoa corrió para abrazar a su amiga.
[Vilma] - Al final me vas a hacer llorar a mí también. Mira que con esto del embarazo estoy muy sensible, y si empiezo a llorar no hay quien me pare. Anda, vamos a ponerte ese vestido mientras terminan con los preparativos.
Dijo Vilma, mientras se metía en la tienda junto con Ainhoa y Salomé.
Y en otra tienda de campaña...
[Piti] - ¿Qué te vas a poner?
[Max] - No sé...estoy tan nervioso que no puedo ni pensar.
[Piti] - Mira, esto es perfecto. Un pantalón de vestir...mmmm... ¿cómo le llaman las chicas al marrón claro este? ¿Beis?
[Max] - Sí...creo.
[Piti] - ¿Y esta camiseta de algodón? Está genial con esta abertura en el pecho y el con el cordón beis, que pega con el color del pantalón, para cerrar el corte del escote. ¿Qué dices?
Dijo Piti, mientras rebuscaba en la mochila de su compañero.
[Max] - Eso estará bien. Pero no tengo zapatos.
[Piti] - No importa. Hemos quedado en ir todos descalzos.
Y Max comenzó a vestirse mientras Piti lo dejaba a solas. Y al salir de la tienda, se giró y dijo.
[Piti] - Y quítate esos nervios, que no vas a un funeral. El día que te diga que está embarazada entonces...
[Max] - El día que me diga eso, seré el hombre más feliz del mundo, aunque eso ya lo soy, teniéndola a mi lado. ¿Y para cuando te animarás tú? Ya me dirás cuando llegue el día, si se pasan nervios o no.
[Piti] - Pronto, muy pronto.
Dijo Piti, justo antes de irse. Y en el campamento...
[Vilma] - ¡Chicos! El altar está preparado, los collares de conchas para las chicas también, las corbatas de ramas para los chicos también... ¿me falta algo?
[Sol] - La corona de la novia. Acabo de terminarla. Con estas flores de albaricoque y una rama de hojitas verdes enrollada alrededor, ha quedado perfecta. Coge el ramo de lirios, y la corona y llévaselo a la novia para que se lo ponga. Estará preciosa.
[Gamboa] - ¿Y el novio? ¿No habéis preparado nada para él?
Dijo, sentándose en la arena, al lado de Sol.
[Sol] - Sí, aquí está. Una magnolia para colocársela en el pecho, sobre el corazón. ¿Te gusta?
[Gamboa] - Preciosa...casi tanto como tú.
Dijo él, mientras se acercaba para besarla.
[Gamboa] - Yo se la llevaré.
Y así lo hizo, pero sin pronunciar palabra con él. Entró a la tienda, se la dio y se fue. Y pasados unos minutos, todos esperaban en el altar, la llegada de la novia, que no se hizo esperar.
Julián, sustituyendo al capitán, caminó al lado de Ainhoa, mientras Max no podía dejar de mirarla en el paseo al altar, que finalmente la reuniría con él, por el resto de sus vidas. Lucía tan feliz, tan inmensamente preciosa y radiante. Mi niña estaba más guapa que nunca. Y su felicidad, era la mía también.
Flashback:
Minutos antes, en la tienda, y ya vestida de novia...
[Ainhoa] - ¿Papá? Papá... ¿estás ahí?
[Ricardo] - Sí, cariño. No he soltado el walkie desde que me he ido. Intento contactar con el hotel, pero hasta ahora no he podido. ¿Estáis bien?
[Ainhoa] - Sí papá. Todo bien. Espero que podáis llegar a tiempo, te conozco, y sé que te sentirías culpable, a pesar de no serlo. No te preocupes, ¿vale? Recuerda que solo puedes hacer lo que puedes hacer. Y de lo que no puedas hacer, no debes culparte. Papá...yo quería decirte que...me casaré dos veces.
[Ricardo] - ¿Dos veces? Espero que no sea con dos hombres distintos...
Dijo Ricardo riéndose.
[Ainhoa] - Las dos serán con el mismo, con Max. Aunque es tan completo, que es como tener dos a la vez, lo tiene todo y más. Nos casaremos ahora mismo, y cuando volváis lo haremos otra vez. ¿No te enfadas?
[Ricardo] - Claro que no, mi niña. Yo solo quiero que seas feliz, y si sientes la necesidad de casarte ya, hazlo.
[Ainhoa] - Salomé me ha dado el vestido de mamá. Gracias. Significa mucho para mí, llevarlo puesto en mi boda. Pero luego te lo devolveré.
[Ricardo] - No. Ahora es tuyo.
[Ainhoa] - Entonces lo guardaré como un tesoro, como lo has hecho tú, hasta el día en que Valeria se case. Ese día se lo daré para ella.
[Ricardo] - Eso es justo lo que quiero que hagas, y lo que a tu madre le gustaría.
[Ainhoa] - Lo sé. No le digas nada a Valeria, ¿vale? No sé si ella sabría entenderlo, igual se entristece por no poder estar aquí, y como habrá una segunda boda, prefiero no disgustarla sin motivo. Ahora tengo que irme. Max me espera en el altar. Papá...te quiero.
[Ricardo] - Tranquila, no le diré nada. Yo también te quiero, hija.
Y ahí estaba Max, plantado frente al altar, viendo como su preciosa novia, que en unos minutos sería su esposa, caminaba lentamente hacia él.
[Ainhoa] - Veo sus ojos azules, y me pierdo en ellos...
[Julián] - Como uno se pierde mirando el mar, cuando se pierde allá por el horizonte. Conozco esa sensación, mi chica no tiene los ojos azules, pero también me pierdo en ellos. No hay nada más bello, que ver a alguien y perderte. Eso significa que te has encontrado, que esa persona para ti.
Dijo Julian, y los dos se miraron y sonrieron. Y al llegar al altar, Julián le dio la mano de Ainhoa a Max, y la ceremonia comenzó. Los dos sujetaban ambas manos del otro, mientras el cura hablaba. Y cuando llegó la hora de los votos, ambos se miraron con sorpresa. No tenían nada preparado. Pero no hacía falta. Cuando amas, el corazón habla por sí solo. Ainhoa habló primero.
[Ainhoa] - No me separaré jamás de tu lado, y si tú lo haces, no dejaré de buscarte hasta encontrarte. No dejaré de cubrirte, en lo bueno y en lo malo, si lo hubiera, que sé que no, pero yo me entiendo. Te apoyaré en todo, hasta mi último suspiro. Y te amaré siempre. Lo prometo.
Y cuando parecía que había terminado, siguió.
[Ainhoa] - Y una cosa más. Aceptaré lo oculto, pero jamás la mentira. Si tú me mientes una sola vez, romperé todas mis promesas. Te quiero.
Terminó Ainhoa, sonriendo, mientras todos la miraban extrañados, pues no habían entendido el significado de sus palabras.
[Palomares] - Ainhoa, ese discurso no es muy apropiado para la ocasión, ¿no crees?
[Max] - Es perfecto.
[Palomares] - Bien. Si para ti lo es, no hay nada qué decir. Max...tu turno.
Contestó Palomares, tan extrañado y sorprendido como todos los demás.
[Max] - Sé que no necesito prometerte nada, porque tu confianza en mí es tan grande que roza lo sobrenatural. Y eso hace que te quiera todavía más. Sabes que siempre estaré a tu lado, que siempre regresaré a ti. Cuando estemos asentados aquí, y la misión de crear un mundo nuevo con las personas que hemos sobrevivido, prometo que mi única misión en la vida, será hacerte feliz cada segundo de cada día, durante el resto de mis días. Hasta entonces, prometo hacerte feliz todos los segundos de cada día que pueda estar contigo, y no permitir que decaigas en los momentos que me mantenga separado de ti. Hasta mi último suspiro, te amaré.
Y si con las palabras de Ainhoa no entendieron nada...con las de Max, menos aún.
[Piti] - ¿Y estos dos? ¿De qué hablan?
[Vilma] - Del amor. Si él va a buscar leña, y ella hace fuego en la orilla...aunque sea un instante, no importa. Se echarán de menos, porque no pueden vivir el uno sin el otro.
[Piti] - Y se prometen compensar esos momentos, con los que sí estén juntos. Ahora entiendo. Es que lo han dicho de una forma tan rara...
Y tras dar el sí quiero, se fundieron en un largo beso, como se funde el metal de los anillos que no sellaron este amor...porque este amor no necesitaba ser sellado, ya lo estaba con sus promesas, con su confianza mutua, con su deseo de hacerse felices. El sello, el verdadero sello que unió sus corazones, estaba en su rincón secreto...el piano. Ese piano fue el que marcó el principio de un amor que no tendrá fin.
Tras despedirse de todos, corrieron a celebrar su luna de miel. Y cuando iban de camino al manantial, ya lejos de la vista de todos...
[Max] - Espera, sentémonos aquí, en la orilla. Antes de comenzar con nuestra luna de miel, con nuestra vida como marido y mujer, te contaré algunas cosas...lo que todavía no sabes.
[Ainhoa] - ¿Me lo vas a contar todo?
Max asintió, y prosiguió.
[Max] - Ya sabes que Roberto poseía y posee una mente privilegiada. Él ideó un proyecto de supervivencia, por si algo fallara al activar el acelerador de partículas. El Proyecto Alejandría. Estudió el Proyecto durante años, calculando acertadamente los 7 puntos exactos donde el cataclismo no afectaría, y las coordenadas de la "Nueva Tierra". Su idea era, que en caso de desaparecer el mundo tal y como lo conocíamos, un número límite de personas escogidas meticulosamente, cada uno con un conocimiento o habilidad específica, repoblarían y reconstruirían el mundo. Pero los documentos del PA cayeron en las manos equivocadas. El padre de Estela se los robó, y aunque en un principio, Roberto se unió a él, para que al menos se conservara ese protocolo intacto, cuando vio las intenciones que él tenía, se echó atrás e ideó un plan B. Robó una pieza del acelerador de partículas, esperando que sin ella no se atrevieran a ponerlo en marcha. Pero por si lo hacían igualmente, unió a dos hombres de su confianza para que fingieran que lo traicionaban para aliarse con el padre de Estela y sus hombres. Así le mantendríamos informado, y tendríamos acceso para cambiar ciertas cosas a escondidas. Pero todo se complicaba. No había tiempo. Al robar Roberto la pieza, intentaron matarle varias veces. Él escondió la pieza y nos pidió algo a los dos. Nos dijo los minutos exactos que debíamos mantenerlo bajo el agua. Recordaré siempre sus palabras. "Tenéis que hacerlo, o moriré. Ahogadme e iros inmediatamente. Haré que Ulises me siga y él se encargará de lo demás. La única forma de mantenerme vivo, es no recordar. Y vosotros solos, seguiréis con el plan." A pesar del plan, hay algo que Roberto nunca averiguó, y que yo descubrí en el submarino. Gamboa había aceptado, 6 años atrás, hacer todo lo que el padre de Estela le pidiera, a cambio de que su hija en coma tuviera todos los cuidados necesarios. Gamboa actúa a su favor contra su voluntad, y dejó de ser útil en el plan B de Roberto. Cuando supe esto, me di cuenta de que estaba solo. Pero seguí adelante. Roberto era mi amigo, él había perdido sus recuerdos, y no podía ni puedo permitir que los haya perdido en vano. Cuando Roberto desapareció ya con la burbuja, el PA se convirtió en el PH, Proyecto Humanista, y el primer cambio fue meter en el Estrella a Estela, que ni es elegida ni tiene ningún don, simplemente es hija de quien es. Mientras tú zarpabas en el Estrella, yo estaba esperando en un coche, desde allí pude verte. Una vez zarpó el barco, un submarino en el que iba yo con el padre de Estela, Phillipe y demás, os siguió, y lo ha seguido haciendo hasta que fuimos a por el barco ruso. Al fingir estar con ellos, me vi obligado a atacar también el barco ruso y hacer a sus tripulantes prisioneros. Pero una noche, desde el submarino, mientras todos dormían, vi la vía de escape que Roberto me había dado en sus instrucciones, el hotel. Él también sabía que el hotel se mantendría en pie, pero no lo hizo constar en el Proyecto. Elevé el periscopio, y efectivamente, un pedazo de él se mantenía en la superficie. Me puse el traje de buceo, preparé una bolsa con algo de ropa, y me fui, mientras el submarino, que tenía el piloto automático activado, continuó su rumbo toda la noche, lo suficiente para no dar la vuelta para buscarme y darme por muerto. ¿Qué más? ¡Ah, si! Los osos Bobby, como el de Valeria, esconden un mapa de la isla. Otra obra maestra de Roberto, que no dejó ni un solo cabo suelto. O si, el secreto de Gamboa, pero todavía pienso en la posibilidad de que lo supiera y aún así hubiera confiado en él. Me creo más eso, que que se le haya pasado algo por alto. Estando en el Estrella cogí el del oso de Ratón, el de Valeria ya no está, alguien lo ha cogido. Con este mapa, me será más fácil inspeccionar la isla.
Dijo Max, quitándolo de su bolsillo y mostrándoselo.
[Max] - En cada uno de los 7 barcos hay 3 miembros del PH; un doctor, un ejecutador y un placebo. En el Estrella; Julia, Gamboa y Ulises, respectivamente. El doctor para manteneros vivos, el ejecutador para cumplir las órdenes, y el placebo uno de los elegidos para hacer de "héroe" del barco sin serlo. Si el doctor y el ejecutador fueran descubiertos, siempre quedaría el placebo. Esto no forma parte del PA, sino del PH. Sobre Julia, te diré que firmó un contrato como con cualquier otro puesto de trabajo, y cuando supo a qué se enfrentaba, era su vida o cumplir el contrato. Ella tiene muy poca información y su única misión es manteneros a salvo. Y su único delito, por llamarlo de alguna forma, fue saber lo que iba a ocurrir y no haber intentado impedirlo, pero hubiera sido de locos intentarlo, nadie podía hacer nada. Y por último, hay cámaras en los barcos, esto también es un añadido del PH, y yo las descubrí al estar en el submarino, desde donde se puede ver todo lo que ocurre en cada barco. Ahí se desencadenó el caos. Descubrieron que Roberto sigue vivo, y ahora el PH se ha convertido en una especie de Proyecto antiproyecto Alejandría. Están convencidos de que finge su burbuja, que con su extremada inteligencia es capaz de eso y más, y su único objetivo ahora, es reunir los tripulantes de los 7 barcos y matarlos a todos. Acabarán con todos los elegidos, y conmigo. Ahora que he escapado, y me han visto vivo a través de las cámaras del Estrella, sabrán que no soy uno de ellos, que nunca lo fui. Y ahora ya sabes por qué no te lo he contado antes, las cámaras me lo impedían. También está esto.
Dijo Max, mostrándole su tatuaje en el abdomen.
[Max] - Un tatuaje del PA. Gamboa también lo tiene.
[Ainhoa] - No, no lo tiene.
[Max] - ¿Qué? Entonces...se lo han borrado en el submarino. ¿Por qué? Bueno...no importa ahora. Perdona si me he liado contándolo, si he mezclado las cosas en el tiempo...es que es tanta información...y todavía hay más. ¿Quieres que siga?
[Ainhoa] - No. Mañana. Por hoy es suficiente. Necesito asimilar todo lo que me has contado hasta ahora. Además, te irás por la mañana, y no volveré a verte hasta que caiga la noche, así que quiero aprovechar el tiempo que nos queda. ¿Comenzamos la luna de miel?
Max asintió, se levantó de la arena, cogió a Ainhoa en brazos y la llevó por un pasillo entre los árboles, lleno de flores colocadas en el camino que llevaba al manantial.
Pero a mitad de camino, Max se paró, y dejó a Ainhoa sobre aquel suelo repleto de flores de todos los colores que él mismo había puesto, y seguidamente, se sentó a su lado.
[Max] - Espera. Dame unos minutos más. Es importante.
[Ainhoa] - ¿Unos minutos? Hace un rato te he prometido toda mi vida para ti...así que ni tienes solo unos minutos, ni tienes que pedirme mi tiempo, porque es todo tuyo. Habla lo que necesites.
[Max] - Seré breve. Roberto era mi profesor en la universidad, y le concedió a Natalia, mi compañera de clase y mi novia, una beca de 5 años en Ginebra para estudiar el acelerador de partículas. Una oportunidad única. Ahí fue donde me uní a Roberto, y viajé a Ginebra junto a ella. Pero un día abrí los ojos y me di cuenta de que aquella beca había cambiado a Natalia, ya no era la misma. Su ambición le hizo perder sus principios, y también el amor que decía sentir hacía mí. La relación iba decayendo, yo ya no la sentía igual, y cada vez nos fuimos alejando más, hasta que un día terminó definitivamente, el día que descubrí que ella era amante de Phillipe, y que lo había sido durante los últimos 4 años sin yo saberlo. Desde ese momento, dejó de ser mi novia y mi amiga, estaba definitivamente del lado de ellos, y era imposible hacerla razonar. Luego está Marimar, la novia de Roberto, Phillipe la secuestró para matarla, pero me enfrenté a él, y le convencí para mantenerla con vida, haciéndole creer que Roberto se lo había contado absolutamente todo a ella, pero que en ese momento era imposible hacerla hablar. Debíamos esperar a llegar a la Nueva Tierra, y en ese momento, yo, que había sido amigo de Roberto, me ganaría su confianza y le sacaría toda la información. Por supuesto fue una artimaña para que no la matase. Ella está en el barco francés, el segundo en llegar a tierra...bueno, ahora el primero. En el PA, también consta el orden de llegada de los barcos. El ruso debía ser el primero aunque finalmente fue abordado y no pudo llegar, el francés que debería haber sido el segundo, fue el primero al no llegar el ruso, y El Estrella que debió haber sido el tercero, es ahora el segundo en pisar tierra firme. Cuando el Etoile du Nord llegó a la isla, Phillipe y sus hombres hicieron prisioneros a sus tripulantes, y con el barco francés han ido al hotel, para hacerlos prisioneros también. Pero antes de caer prisioneros, dejaron en la orilla un mensaje con las piedras, que vi cuando llegamos: "You'll die", o lo que es lo mismo, "Vais a morir".
[Ainhoa]- ¿Y cuál es tu objetivo ahora? ¿Qué tienes pensado hacer?
[Max] - Liberar a los prisioneros de los barcos, el ruso y el francés. Sé que están retenidos aquí en la isla, y les buscaré. Los necesitamos libres y de nuestro lado, cuantos más seamos en la lucha final, más posibilidades tendremos. Ainhoa, no puedes hablar con nadie sobre esto, con nadie. Y mucho menos con Gamboa, no sabemos como reaccionará. A pesar de ser una buena persona está condicionado por la situación de su hija, Evelyn, y si sabe que te lo he contado todo, podría contárselo todo a sus superiores y tú correrías más peligro. Es muy importante que finjas no saber nada. Solo que formo parte del Proyecto, nada más. A ojos de Gamboa, eso es lo único que sabes. ¿Quieres que te cuente sobre Ulises y su papel como placebo, o su posición en el PH?
[Ainhoa] - Ya me lo contarás. La verdad es que me da igual si es bueno o malo, si está en el PA o en el PH. Eso no borraría la mentira, y por lo tanto, no merece ni mi amistad. Pertenecer al Proyecto y tener prohibido hablar, no le da derecho a mentirme. Entiendo que me haya ocultado cosas por mi bien y por el suyo, igual que lo has hecho tú hasta ahora, ¡pero mentir! Por ahí no paso.
[Max] - Pero estaba en el barco, allí no podía hablar, ni en el Estrella ni cuando estábais en el ruso, por las cámaras.
[Ainhoa] - ¿Y en las lanchas que nos llevaban de un barco a otro también hay cámaras? ¿Y en el hotel?
[Max] - No. Ahí no.
[Ainhoa] - ¿Y él sabe, igual que tú, dónde hay cámaras y dónde no?
[Max] - Lo sabe.
[Ainhoa] - Entonces no hay ni habrá forma de que cambie de opinión. Ahora que estoy contigo, no lo dudo, ni aunque Ulises estuviera del lado bueno y tuviese una buenísima explicación volvería con él. Ya no por la mentira, sino porque después de conocerte a ti, sé que no hay nadie mejor con quien compartir mi vida. Ni él ni ningún otro podría darme todo lo que tú me das, hacerme quererlo más de lo que te quiero a ti. Y esa explicación, por muy buena que fuera, tampoco me serviría para seguir siendo su amiga, porque tuvo la oportunidad de confiar en mí como yo confié en él y no lo hizo. Y amigos así, no los quiero en mi vida. Así que no, no quiero que me cuentes nada más de él ahora.
Max sonrió, la cogió nuevamente en brazos, y continuó caminando hacia el manantial.
Al otro lado de la isla, en el campamento...
[Vilma] - Está a punto de anochecer.
[Piti] - Es la hora.
[Vilma] - ¿La hora de qué?
[Piti] - De hacerte saber cuánto te quiero.
Y sonriendo, le guiñó un ojo con picardía. Cogió la mano de ella, y caminaron hasta unas rocas que había en la orilla.
El oleaje del mar, había esculpido un semicírculo casi perfecto, formando una especie de cueva, y aunque era muy pequeña, bastaba para refugiar de ojos ajenos a dos enamorados. Piti la ayudó a entrar y se sentaron allí, mirando al mar.
[Vilma] - Resulta tan fácil ser feliz estando contigo...pérdoname. He metido mucho la pata, con mis borderías y mis dudas, y aún así, aquí estás. Eso me hace quererte más, y me hace ver lo mucho que vales.
Dijo Vilma, recostando su cabeza sobre el pecho de Piti.
[Vilma] - Muchas veces pienso en lo que ha ocurrido, y me lamento por todo lo que has tenido que soportar. A veces me pregunto si merezco que a pesar de todo, sigas aquí, a mi lado.
[Piti] - Yo no buscaba una mujer perfecta. Buscaba una mujer imperfeta, perfecta para mí. Quiero que te equivoques de vez en cuando, igual que yo. Y las dudas, son parte de nosotros... ¿o te crees que yo no he dudado si volver contigo o no? Pero cuando quieres a alguien de verdad, las dudas pierden importancia, porque lo que realmente importa es el aquí, el ahora, y el estar convencido de que este ahora será para siempre. Y lo pasado, pasado está. El final de mi camino será contigo, y el final del tuyo será conmigo. Y saber que será así, me hace tan inmensamente feliz, que me resulta imposible hacerte reproche alguno. Te quiero tal y como eres, incluso con esos arranque tan raros que tienes que me dejan cao, porque sin ellos ya no serías tú. La próxima vez que te preguntes si me mereces, recuerda que amo por igual tus defectos y tus virtudes. Recuerda que adoro cada imperfección tuya, porque adoro y necesito todo lo que hay en ti, todo lo que tú eres. Recuerda que soy yo el que ha decidido que vale la pena dejar lo malo atrás, y aunque a veces en tus enfados, cuando no tienes razonamiento posible, de la rabia me llames tonto, no lo soy, y lo sabes. Así que si he decidido estar contigo, tiene que ser porque mereces la pena...sí o sí.
Contestó Piti, recogiéndola entre sus brazos, mientras ella continuaba con su cabeza en el pecho de él.
[Piti] - ¿Sabes? Me alegro que dudes de eso.
Vilma se reincorporó, levantó su cabeza, y le miró extrañada.
[Piti] - Ya sé que eres muy de dudas, y prefiero que dudes si te merezco, a que vuelvas a dudar si me quieres.
Concluyó Piti, sonriendo.
[Vilma] - Ya sabía yo, que alguna de las tuyas ibas a soltar. Tardabas... ¡serás tonto!
[Piti] - ¡Ves! Lo has vuelto a hacer. Cuando te faltan argumentos y sabes que tengo razón, sueltas tonto y te quedas tan ancha. Te ha faltado la colleja.
Y los dos se echaron a reír, mientras Piti se levantaba y le ofrecía su mano para ayudarla a levantarse también. Y cuando Vilma estaba en pie, Piti se dejó caer con sus rodillas al suelo, mientras Vilma sujetaba con fuerza las manos de Piti, creyendo que él se iba a desmayar o algo parecido. Piti alzó sus ojos para ver los de ella, sonrió, y sin dejar de sonreír le habló.
[Piti] - No tengo un anillo, pero tengo un amor que no me coge aquí, en el pecho, y todo ese amor es para ti, y para este bebé. Soy inmensamente feliz a vuestro lado, pero me falta algo que deseo con todo mi corazón. Deseo que él...o ella, cuando llegue por fin, no solo me vea como un padre, sino también como el marido de su madre...como una familia de verdad, desde el principio, desde su primer segundo de su vida, y de la nuestra como un trío, pero un trío de los buenos en los que el amor se pueda compartir entre tres, no de los que...
[Vilma] - Piti...que te lías.
Le cortó Vilma, con una sonrisa, y viéndole venir.
[Piti] - ¿Quieres formar una familia de verdad conmigo? ¿Quieres casarte conmigo...y darme una buena noches de bodas? Bueno...eso cuando des a luz, que debes reposar. Prometo esperar pacientemente por esa noche hasta que hayas dado a luz.
[Vilma] - Sí, Piti, sí. Quiero casarme contigo. Pero ni sueñes que voy a esperar hasta dar a luz. Por primera vez...creo que tengo más ganas que tú.
Y los dos se sentaron, mientras se rodeaban nuevamente con sus brazos, contemplando aquel maravilloso paisaje, disfrutando de aquel momento especial, y sin poder dejar de reír.
En el barco, Julia y Ricardo acostaban a Valeria en el camarote de Burbuja, tras prepararle una cama para ella allí. Le dieron las buenas noches y se fueron a su camarote dispuestos a acostarse. Pero a medio camino...
[Ricardo] - ¡Espera! Antes demos un paseo por cubierta.
Y ya en cubierta, apoyados en la barandilla, abrazados, contemplaban aquel cielo, que parecía más estrellado que nunca.
[Ricardo] - Finalmente, el viento favorable no ha llegado. De continuar así, que es lo más probable, no lograremos llegar ni en 3 días. La travesía podría llevarnos una semana. No llegaremos a tiempo. Y temo más llegar y que les encontremos a todos muertos, que llegar y tener ante nosotros un ejército contra el que luchar. No dejo de pensar en que en el hotel hay 178 personas, bueno...176, ya que Ventura y Ratón se han colado en el primer viaje. Serían 3 viajes, y eso ya metiendo a alguno de más en cada viaje, algo que podemos hacer sin correr peligro. Los topes de tripulantes que se establecen, siempre se hacen contando con cualquier infortunio, algún náufrago, algún rescate de un barco...en fin, fatalidades que pueden ocurrir en el mar. Pero.. ¿3 viajes? Nos llevará semanas. Y mientras tanto... ¿quién se quedará en el hotel corriendo peligro? ¿Y cómo lograremos sacarlos de ahí?
[Julia] - Deja de preocuparte, por favor. Hacemos este viaje por si podemos llegar a tiempo, pero son demasiados días...cuando lleguemos al hotel, estará vacío. Pero igualmente tenemos que ir, al menos, debemos intentarlo. Entonces, regresaremos a la isla, que es donde está el verdadero peligro.
[Ricardo] - No me vas a contar más, ¿verdad?
[Julia] - Si contarte más nos ayudase a sobrevivir, lo haría, pero no...contarte lo que sé, solo serviría para hacerte daño, como me lo está haciendo a mí. Saber más no te ayudaría a hacer las cosas mejor. Solo te puedo decir, que el Proyecto ha sufrido alteraciones, el objetivo cambió, y eso deja a los tripulantes de los 7 barcos con un futuro nada deseable. Pero una vez en la isla, eso cambiará. Nos uniremos todos y lucharemos por mantenernos vivos. En la isla, todos descubriréis cual es el objetivo de los que atacaron el barco ruso, los mismos que atacan el hotel ahora, y que están en la isla, y en el submarino también. Son cazadores repartidos por todas partes, acechando a su presa, y su presa...somos nosotros. Confía en mí. Jamás pondría en peligro tu vida y la de tus hijas. Y lo sabes...sino no te habrías casado conmigo.
Ricardo sonrió, y la recogió entre sus brazos, mientras caminaban hacia el camarote, donde esta noche, podrían estar a solas. Y caminando por los pasillos...
[Julia] - Valeria me ha dicho hoy que quiere un hermanito.
[Ricardo] - Yo también. Que llegues un día y me sorprendas con la noticia de que estás embarazada, eso es lo que más deseo.
Y ya en el camarote, se tendieron sobre la cama. Esta noche no hacía falta desvestirse y ponerse sus prendas para dormir, antes de acostarse. Esta noche, ambos se desvestían el uno al otro, con prisa por el deseo, y a la vez, con dulzura mostrando todo el amor que les unía. Y como queriendo aprovechar aquellos momentos, como si fueran los últimos, Ricardo la hizo suya incansablemente, hasta que el primer rayo de sol entró por el ojo de buey de aquel camarote.
Max rodeó la roca, con Ainhoa todavía en brazos, y al llegar al manantial, la reposó suave y lentamente en aquel suelo de piedrecitas que rodeaba la laguna. Y recostándose a su lado...
[Max] - Ahora sí...podría morir diciendo que lo he tenido todo, que lo he hecho todo. ¡Ya eres mi mujer!
Ainhoa se incorporó levemente, girándose hacia él, levantando la cabeza y apoyando el codo en el suelo, y seguidamente la mano en su mejilla. Y contestó.
[Ainhoa]- ¿Diciendo que lo has hecho todo? ¿Vas a morir sin haberme hecho tuya siendo tu mujer?
[Max] - Voy a morir haciéndote mía hasta que el primer rayo de sol deslumbre nuestros cuerpos desnudos. Este precioso vestido de novia que tienes puesto, y que yo te voy a quitar, no volverá a ti en muchas horas, así que despídete de él.
Contestó Max, sonriendo, mientras la rodeaba con sus brazos para bajar la cremallera del vestido, rozando con sus dedos su espalda, a medida que la iba bajando muy despacio. Ainhoa se levantó, y aquel vestido, sin tiras con las que poder sostenerse en sus hombros, cayó irremediablemente desde sus pechos hasta sus pies, quedando tan solo cubierta por una preciosa tanga de encaje blanco, mientras Max se había arrodillado para acariciar sus piernas. Y cuando Max apartó el vestido, Ainhoa se arrodilló también frente a él, comenzando a quitarle la camiseta, pero él la paró.
[Max] - ¡Espera! Hay algo más del Proyecto que...
[Ainhoa] - ¿El Proyecto? ¡Me cago en el Proyecto ya! ¿Qué pasa?
Max se echó a reír. Solo había sido una broma. Sabía que reaccionaría exactamente como lo había hecho.
[Max] - No pasa nada, Nhoa. Me encanta comprobar que te intriga más mi cuerpo que los entresijos del Proyecto.
Dijo Max, mientras Ainhoa agarró su camiseta y tiró de ella, para que él se acercase. Y al tener sus labios rozando los suyos...
[Ainhoa] - ¿Lo dudabas? Todavía me queda mucho que explorar en tu cuerpo, y no pienso dejar de explorarlo hasta que me lo aprenda de memoria.
[Max] - ¡Ah! ¿Si? ¿Y cuando te lo aprendas de memoria qué?
Dijo Max apartando su cara de la de Ainhoa.
[Ainhoa] - Podré recordarte sin olvidar ni un milímetro de ti...me vendrá bien para tus desapariciones repentinas.
Dijo riéndose, mientras él se acercaba nuevamente, acariciándole la cara, y con su mirada intensa y azul, llena de dulzura y amor, la besó. Ainhoa le desabrochó el pantalón, y él se lo quitó. Se levantó, y recogiendo toda su ropa y el vestido de novia, dijo.
[Max] - Ven conmigo.
[Ainhoa] - ¿A dónde?
[Max] - A casa.
Dijo Max, apartando unos helechos que había justo al lado del piano, para descubrir una tienda de campaña, que los helechos escondían.
[Ainhoa] - ¿Y esta tienda? ¿De dónde la has quitado?
[Max] - De donde estaban las demás, solo que yo la cogí días antes de llegar a tierra, y entre la funda del piano la escondí. Tu padre igual no me hubiera permitido que durmiéramos a solas aquí, sin más protección que la mía.
[Ainhoa] - Te equivocas. Él sabe que nadie me protegerá mejor que tú, ni siquiera él mismo.
Dijo Ainhoa, entrando en la tienda, mientras Max la seguía. Y ya dentro...
[Max] - Es que él ahora ya tiene a una familia que proteger, y tú ya eres mayor, ya has formado tu familia también...quiero hijos, muchos hijos.
[Ainhoa] - ¡Sí, hombre! Pues pídeselos a la vaca, no te fastidia. Yo quiero como mucho 2 o 3.
Y Max se echó a reír.
[Ainhoa] - ¿Te ríes?
[Max] - Me río, sí. ¿Has olvidado que no podemos tomar precauciones? ¿Que ya no se puede? Aquí no hay fábricas de preservativos, o pastillas para evitar quedarte embarazada. Tendrás los que quieran venir, aunque no quieras, porque para realizar abortos tampoco hay lo necesario, así que...hazte a la idea.
[Ainhoa] - Vale. Quiero un niño con tus ojos, una niña con tu sonrisa, otra niña con mi pelo, un niño con ese halo de misterio tan tuyo, otro que...
[Max] - ¿Pero no decías solo 2 o 3?
[Ainhoa] - Cállate.
Contestó ella, avalanzándose sobre él, a lo que Max no tardó ni dos segundos en reaccionar, rodeándola con sus brazos y haciéndola rodar, hasta colocarse sobre ella, para luego recorrer con su boca el cuello de Ainhoa, y bajando como la cascada de aquel lugar dejando brotar su agua, su lengua paseó por las rocas, para terminar en la laguna de aquel bello cuerpo de mujer que ahora era suyo, mientras Ainhoa gemía apretando sus manos en su espalda, dejándolas resbalar a medida que Max descendía, hasta quedarse despeinando su pelo después. Y cuando la cascada se secó, llenando de agua la laguna, subió buscando los labios de Ainhoa, y se humedeció nuevamente besándola, sin dejar de acariciarla.
[Ainhoa] - Max...
Dijo Ainhoa, entre gemidos, mientras Max se alejaba, tan solo lo justo para dejarla hablar.
[Ainhoa]- ¡Hazlo ya! Entra en mí. Hazme tuya.
Y Max obedeció sus deseos, pero solo a medias, colocándola en el punto exacto, pero sin dejar que entrara.
[Max] - ¿Así?
Contestó Max, sonriendo.
[Ainhoa] - ¡Toda!
Contestó Ainhoa, agarrando fuerte sus nalgas, y apretándolo contra ella, llenando así, todo su vacío. Y cabalgando, cuando el jinete ya casi había llegado a la meta de aquella carrera, se incorporó, y arrodillado, estiró su mano hacia Ainhoa, todavía acostada. Ella le dio su mano, y Max tiró de ella con una de sus manos, mientras con la otra la rodeaba por la cintura, para sujetarla, mientras, arrodillado, la sostenía llenando su vacío otra vez. Y mientras ella comenzaba su andadura como jinete, cabalgando, ansiosa por llegar, Max la besaba en su cuello, en sus pechos, en su oreja, hasta terminar fundiendo sus labios con los de ella.
[Ainhoa] - Max...no pares. Déjame llegar contigo, mi vida.
Dijo Ainhoa, entre jadeos.
[Max] - No llegaría sin ti.
[Ainhoa] - Sí, a...mmmmm...ahora sí.
Dijo Ainhoa, apretando con fuerza la espalda de Max, empujando su cuerpo hacia el de él.
[Max] - Y yo contigo...y yo contigo, mi amor.
Contestó Max, gimiendo de placer. Y al llegar ambos a la meta, Max la besó, mientras le apartaba el pelo de la cara, para acariciarla. Y tras el beso, los dos se dejaron caer acostados en el suelo, exhaustos, empapados en sudor, llenos de satisfacción, y con todo el amor que se tenían, inmenso, intacto.
Y ya recostados, Ainhoa se giró hacia él.
[Ainhoa] - La primera vez creí que sería inmejorable. Pero me equivoqué. Cada vez es mejor.
Dijo Ainhoa, mientras Max se giraba también hacia ella.
[Max] - Hablas como si fuera el primero, como si fueras una novata en esto...ya sabes que a medida que una pareja se va cogiendo confianza, hay más complicidad, y siempre mejora.
[Ainhoa] - No soy una novata en esto, y lo sabes. Pero no te lo voy a demostrar comparando si es lo que estás pidiendo, así como quién no quiere la cosa, porque quedaría feo que lo hiciese, además...si lo hiciese, si comparase, los demás saldrían perdiendo.
Max sonrió, satisfecho con aquella "no comparación", con la que Ainhoa había aclarado quién tenía el primer puesto como jinete.
[Max] - Yo tampoco voy a comparar. Está claro que si he elegido pasar el resto de mi vida contigo, será porque tú eres la mejor...en todo.
Y mientras Ainhoa no podía dejar de sonreír, Max la besó, se levantó, y comenzó a vestirse.
[Max] - ¿Te apetece tocar una pieza con tu vestido de novia puesto?
[Ainhoa] - No puedo decir que no. Si ya te estás vistiendo...
[Max] - Porque ya conozco la respuesta a mi pregunta. ¿O me vas a decir que no te apetece tocar?
Contestó Max, mientras se giraba para mirarla, y cuando lo hizo, Ainhoa ya tenía su traje puesto y estaba colocada de espaldas a él.
[Ainhoa] - ¿Me subes la cremallera?
Y sin poder contener su risa, Max le subió la cremallera, y cuando terminó, Ainhoa le abrochó su pantalón, mientras no dejaban de mirarse. Él cogió su camiseta, y todavía poniéndosela, salió de la tienda tras Ainhoa. Y se sentaron al piano, y entre miradas y sonrisas, tocaron la pieza, aquella que les unió por primera vez y ya para siempre, sentados frente a ese mismo piano, en aquel hotel. La complicidad y la confianza entre ambos, había crecido tanto, que parecía que hubieran pasado años desde aquel día.
Y tras esa pieza, sonaron varias más, hasta que Ainhoa se levantó y caminó hacia la orilla de la laguna, con Max tras ella. Miró la laguna, miró a Max, y sonrió.
[Ainhoa] - Me aprieta la cremallera.
Dijo ella, ofreciéndole su espalda para que se la bajase. Max lo hizo y el vestido cayó al suelo. Ainhoa levantó sus pies, para deshacerse del vestido, y corrió a meterse en el agua.
[Max] - ¡El agua está congelada! ¿Estás loca?
[Ainhoa] - Estoy loca...completamente loca por ti, Max.
Contestó Ainhoa, ya metida en el agua, abriendo sus brazos y mirando al cielo, como lo había hecho y dicho Max en su viaje en la barca. Y por eso, precisamente por eso, Max se reía.
[Max] - Pues ven aquí.
Contestó él, repitiendo lo mismo que ella le había contestado la otra vez.
[Ainhoa] - Ven tú.
Y fue, pero con la ropa puesta.
[Ainhoa] - ¿Qué haces? ¡Quítate la ropa!
[Max] - Mejor no. No vaya a ser que la pierda otra vez.
Y cuando llegó hasta ella, se quitó la ropa, y la colocó sobre la piedra que había en el centro de la laguna. Y allí, la hizo suya otra vez. Al llegar a la meta, corrieron a la tienda, y se acostaron, totalmente desnudos y abrazándose el uno al otro para intentar entrar en calor.
[Max] - Mírate. Estás temblando. No lo vuelvas a hacer.
[Ainhoa] - ¿Y por qué no? Si te tengo a ti para entrar en calor.
[Max] - ¿Quieres otra vez?
Preguntó Max, con una sonrisa.
[Ainhoa] - Contigo es un no poder dejar de querer. Es...
Y Max tapó los labios de Ainhoa con los suyos, impidiéndole decir una palabra más, apaciguando las ganas de ella, y de paso las suyas también, y después de llenar nuevamente su vacío, justo en el momento en que llegaban, el primer rayo de sol golpeaba la tienda.
Tras dejarse estar unos minutos acostados, disfrutando de un último momento a solas, se levantaron para vestirse, y mientras se vestían...
[Ainhoa] - Y ahora te irás...
Dijo, entristecida.
[Max] - Todavía no. Iré contigo, desayunaré, y luego desapareceré. Pero cuando anochezca, aquí estaré esperándote.
[Ainhoa] - Bien. Recuerda que no puedo dejar de querer.
Contestó ella, sonriendo.
[Max] - Yo tampoco. Por eso vuelvo esta noche.
Contestó él, sonriendo también.
[Ainhoa] - ¡Ah! ¿Si? Pues igual me da por no venir.
Y mientras decía esto, Max la cogió en brazos, y la sacó de allí, mientras le contestaba.
[Max] - Si no quieres al primero de la lista, siempre te quedará el segundo.
[Ainhoa] - Después de probar al primero en mi lista, y haber acostumbrado ya mi sitio a él, el segundo me dejaría vacía...porque ya te digo yo, que eso de vale más pequeña y juguetona, es una leyenda. El tamaño importa, ¡y mucho!
Y sin dejar de reírse, llegaron al campamento, donde ya se estaban preparando para desayunar.
[Villma] - ¡Ainhoa! ¡Ainhoa!
Gritó Vilma al verla, corriendo hacia su amiga, y deseando darle la noticia.
[Vilma] - ¡Me caso! ¡Hoy!
[Ainhoa] - ¿Qué? ¿Con quién?
[Vilma] - ¿Cómo que con quién? Con Piti.
Contestó Vilma, mientras Ainhoa se reía y la abrazaba.
[Ainhoa] - ¡Enhorabuena, chicos! Me alegro que te hayas decidido a pedírselo, Piti.
Dijo Ainhoa, abrazando a Piti, que acababa de acercarse a ellos también, mientras Max abrazaba a Vilma felicitándola, y tras darle un abrazo Max a Piti, los cuatro se acercaron a los demás para desayunar. Pero cuando ya estaban sentados, Max se percató inmediatamente, de que Ainhoa mostraba en su rostro una extraña mezcla de alegría y tristeza. Max se acercó a ella, y le susurró algo al oído.
[Max] - No me iré todavía. Estaré contigo en la boda. No te dejaré sola. Y a Piti tampoco, él me acompañó en mi boda, estuvo en todo momento conmigo apoyándome, y yo haré lo mismo en la suya.
Ainhoa sonrió, y le abrazó. Max había dado en el clavo. Lo que tenía triste a Ainhoa, era eso, que él no pudiera estar en la boda de su mejor amiga. Pero si algo sabía Max, era hacerla sentir bien en todo momento...por algo era el primero en la lista de Ainhoa, y el hombre con el que, ayer, prometió compartir el resto de sus días. Había encontrado el hombre perfecto para ella. De eso no había lugar a duda. Con Max a su lado, era imposible no ver a Ainhoa, sonriente, feliz. Porque cuando la más mínima sombra enturbiaba un solo gesto de su cara, ahí estaba Max para hacerla sonreír nuevamente. Su marido, era el sueño de toda mujer.
Mientras Max tranquilizaba a Ainhoa, diciéndole que retrasaría su marcha, para poder estar en la boda de sus amigos, Piti y Vilma se lo comunicaban a los demás, algo que no habían hecho antes, porque Vilma quería que Ainhoa, su mejor amiga, fuese la primera en saberlo.
[Vilma] - ¡Nos casamos!
[Piti] - Sí. Ya va siendo hora de que formalicemos lo nuestro, y así aprovechamos este escenario tan bonito que ha creado Sol. No podemos retrasarlo...no vaya a ser que Gamboa intente matarla otra vez, y nos quedemos sin decoradora para el gran día.
Dijo Piti riendo, mientras Vilma le miraba con reproche, pero sin poder evitar sonreír.
[Ainhoa] - Si descoses lo que le has recogido al vestido de mi madre, ¿crees que será de la medida de Vilma?
Susurró Ainhoa al oído de Salomé.
[Salomé] - Seguro que sí. No le abrochará de todo la cremallera, pero tengo un chal blanco que le cubriría la espalda para que no se note. ¿Se lo vas a dejar?
Ainhoa asintió. Se acercó a Vilma, colándose entre todos los que le estaban felicitando y le habló.
[Ainhoa] - Salomé deshará los arreglos del vestido de mi madre, para que puedas ponértelo.
[Vilma] - Pero...era el vestido de tu madre. No puedo aceptar ese préstamo.
[Ainhoa] - No pienso permitir que mi mejor amiga se case sin su vestido de novia. Te lo vas a poner, y no hay más que hablar.
Contestó Ainhoa, abrazándola, mientras ambas sonreían.
[Palomares] - ¿Y cuando será? ¿Ahora? ¿Esta tarde?
[Vilma] - Esta tarde mejor, ¿no?
Contestó Vilma mirando a Piti, esperando su aprobación.
[Piti] - ¡Ahora!
[Vilma] - ¿Cómo que ahora?
[Piti] - Salomé, ¿te llevaría mucho arreglar ese vestido?
[Salomé] - No. Deshacer lo cosido me llevará solo unos minutos. Me pongo a ello.
Contestó Salomé, yéndose hacia la tienda. Unos minutos más tarde, Sol retocaba la decoración para que todo estuviera perfecto. En una tienda de campaña, la novia se probaba el vestido, acompañada de Ainhoa y Salomé.
[Salomé]- Te queda perfecto.
[Ainhoa] - Estás preciosa.
Les decían ellas, mientras Vilma no acertaba a pronunciar una sola palabra, embargada por la emoción. Mientras tanto, en otra tienda Max acompañaba a su nuevo amigo, Piti, que no dejaba de dar vueltas por la tienda, sin saber qué hacer ni mucho menos qué ponerse.
[Max] - Piti, a ver, párate ya. ¿Te digo lo que tú me decías a mí ayer? ¡Venga va! Quítate esos nervios, que no vas a un funeral. El día que te diga que está embarazada entonces...
Y los dos se echaron a reír.
[Piti] - Es que no tengo nada qué ponerme. Mi ropa no es la adecuada para una ocasión así.
[Max] - No te preocupes. Yo te dejo algo. Mira. Con este pantalón negro y esta camisa violeta irás perfecto.
[Piti] - ¿Qué? Yo no me pongo eso ni loco. Eso no pega conmigo.
[Max] - Tienes razón. A ver. Este verde caqui te pega más. ¿El pantalón negro con una esta camisa? ¿Mejor así?
[Piti] - ¿Cómo haces para tener las camisas tan planchaditas? Parecen salidas de la percha de un armario.
[Max] - Bien dobladas no tienen por qué arrugarse demasiado. Vístete anda. Que la novia no puede llegar antes que tú. Te dejo solo.
Y ya saliendo de la tienda...
[Piti] - ¡Max!
Max se giró para escucharle.
[Piti] - Gracias...amigo.
[Max] - No hay por qué darlas, para eso están los amigos.
Unos minutos más tarde, Vilma salió de la tienda y sujetó el brazo de Julián, mientras todos giraban la vista para verla en su camino al altar, donde Piti, con Max a su lado, la esperaba, visiblemente nervioso, y con un brillo en los ojos.
[Piti] - Ahí viene mi mujer.
[Max] - Serás muy feliz a su lado, estoy seguro.
[Piti] - Ella, y ese bebé que crece en su vientre, son todo lo que necesito en esta vida. Mírala, está más guapa que nunca.
Y tras la ceremonia, llegó el momento de los votos.
[Piti] - Prometo estar siempre a tu lado, a vuestro lado. Te haré sonreír cada minuto de cada día mientras me quede vida. Secaré cada una de tus lágrimas, incluso antes de que las hayas derramado. Y lucharé cada día, por ser el mejor esposo, y el mejor padre...porque aunque a veces comporte como un crío, no seré un niño más al que tengas que cuidar, sino un apoyo para criar y educar a este pequeño que está por llegar. Os haré felices, y os amaré por encima de todo.
Dijo Piti, acariciando la barriga de Vilma.
[Vilma] - La mayor muestra de tu inmensa madurez, a veces escondida, es oírte hablar de este bebé como lo haces, considerándolo tuyo. Y de no ser así, no podría quererte como te quiero, ni mucho menos casarme contigo. Pero has sabido ganarte mi corazón, y has luchado por nuestro amor hasta el final, así que yo lucharé cada día por ser digna de todo tu esfuerzo. Prometo no fallarte, no dudar, no llamarte tonto, idiota, anormal, o cualquier cosa que se le parezca, porque...
[Piti] - Eso no lo prometas. No tardarás ni dos segundos en romper esa promesa.
Interrumpió Piti sonriendo.
[Vilma] - Es verdad, no puedo evitarlo. Pero sí prometo llamártelo con cariño, y decirte que te quiero justo después. Y juro también mi más absoluta y eterna fidelidad, con el cuerpo, con la cabeza y con el corazón. Y por último, prometo dejarte ser el capitán de esta familia.
[Piti] - Algo que no me servirá de mucho, yo seré el capitán, pero el rumbo de nuestro viaje, lo marcarás tú, de eso no tengo duda.
[Palomares] - Piti, no se puede interrumpir cuando alguien hace sus votos, y ya es la segunda vez que...
[Piti] - El único que nos ha interrumpido, has sido tú, ahora.
[Palomares] - Quiero decir que primero habla uno, y luego el otro, y ya.
[Vilma] - Pero eso es lo que hace que cada momento con Piti sea único y especial. No hay normas qué seguir cuando es el corazón el que habla. Además, no me interrumpe, solo completa mis palabras, palabras que sin el remate de mi otra mitad, sonarían vacías.
[Palomares] - En fin...yo os declaro marido y mujer. Que lo que ha unido dios, no lo separe el hombre.
[Ainhoa] - O esta isla.
Continuó la frase Ainhoa, dejando inconscientemente, que su boca pronunciase en voz alta sus pensamientos.
[Ainhoa] - Perdón, era solo una forma de hablar.
Dijo Ainhoa, intentando remediar lo que había dicho.
[Palomares] - Sin duda, esta es una ceremonia única. Jamás había casado a dos personas en medio de tantas interrupciones. Puedes besar a la novia.
Dijo Palomares, tan sorprendido como todos los demás, que miraban a Ainhoa sin entender nada, mientras los novios se besaban, uniendo así sus vidas para siempre. Y tras felicitar todos a la pareja, los dos se fueron a dar un paseo por la playa.
[Piti] - Pasaremos el resto del día con todos, y montaré la tienda de campaña al otro lado de las rocas que hay al lado del campamento, para que pasemos allí la noche. ¿Te parece bien?
[Vilma] - Muy bien, cariño. Será nuestra primera noche de casados.
Contestó Vilma, mientras Piti la rodeaba con sus brazos, para continuar su paseo.
En el campamento...
[Max] - ¿O esta isla? ¿Cómo se te ha ocurrido soltar eso?
[Ainhoa] - Fue sin querer. Lo pensé, y se me escapó en voz alta. Lo siento.
[Max] - No pasa nada, mi ángel. Pero ten cuidado, no debemos preocuparles innecesariamente, todavía no. Cuando llegue el momento de enfrentarnos a los malos, lo sabrán todo, pero de momento es mejor que disfruten mientras puedan. Cariño...recuerda que no debes hablar con nadie sobre lo que te he contado. ¡Con nadie! ¡Y menos con Gamboa! ¿Vale?
[Ainhoa] - Vale.
[Max] - Cuando anochezca, te estaré esperando en nuestra casa, bueno, en nuestra tienda. Cuando todo esto acabe, cuando ya no haya peligro, te prometo que construiré ahí nuestra casa, en la laguna. Ese será nuestro hogar. Nuestros hijos tendrán un precioso jardín con piscina incluida donde jugar.
[Ainhoa] - Yo ya lo siento nuestro hogar, Max. No necesito una casa para sentirlo así, tan solo a ti. Pero... ¿ya te vas?
Max asintió, la besó, y tras recordarle nuevamente su encuentro al anochecer, se fue.
[Ainhoa] - No puedo hablar con nadie de lo que me ha contado...pero no ha dicho nada de preguntar.
Dijo Ainhoa, pensando en voz alta, con una amplia sonrisa, mientras caminaba hacia la orilla.
[Ainhoa] - Sol, ¿puedes dejarnos solos? Necesito hablar con tu novio.
Y cuando Sol estuvo lo suficientemente lejos como para no escucharles, Ainhoa cambió el gesto de su cara, de una sonrisa a una seriedad extrema, y con tono amenazante preguntó.
[Ainhoa] - ¿Y tu tatuaje?
[Gamboa]- ¿Que tatuaje? No tengo ninguno. Ya lo sabes.
[Ainhoa] - Pero lo tenías. ¿Quién te lo ha borrado? ¿Y por qué?
[Gamboa] - No te voy a contestar a eso.
[Ainhoa] - Entonces contéstame a esto, y pongamos todas las cartas sobre la mesa. ¿De qué lado estás? ¿Del nuestro o del de los que cuidan a tu hija? ¿Del de Max y Roberto, o del de Alexander? ¿Qué eres? ¿Qué quieres ser para mí? ¿Mi amigo o mi enemigo?
Gamboa no salía de su asombro. La entereza de Ainhoa frente a él, la forma tan directa de hablarle...
[Gamboa] - Veo que Max sí ha sido realmente sincero contigo. Creí que solo te utilizaría para los propósitos que tiene. Me equivoqué. Está bien, ya que has sido tan directa, yo también lo seré. Cuando Roberto me pidió ser parte de su plan B, hace algo más de 5 años, yo ya hacía un año que pertenecía al bando de Alexander, obligado por la situación de mi hija, algo que veo que ya sabes. Me hice el tatuaje, pero luego volví para que me lo borraran para que Alexander no lo viese. Lo hice para hacerle ver a Roberto que estaba de su lado, y me lo borré para fingir ante Alexander que estaba del suyo. Necesito a mi hija conmigo, sana y salva. Cuando la tenga conmigo totalmente recuperada, podrás tenerme como amigo, si me aceptas como tal. Pero hasta entonces, no te aconsejo que te fíes de mí, porque cumpliré cualquier orden que me den, ¡cualquiera!
[Ainhoa] - Incluso matar a Max, o a Burbuja... ¿verdad?
[Gamboa] - Espero no tener que verme en esa situación.
[Ainhoa] - Yo también espero que no tengas que verte en esa situación. Cuando tengas a tu hija, aceptaré tu amistad, mientras no la tengas, no dudaré en dispararte. Max no te permitirá volver a intentar matar a alguien de los nuestros...y si llegas a ir por Max, seré yo misma la que te haga pagar tu traición. Si me quitas a Max, ya no tendré nada que perder, y deberías temer a alguien que no tiene nada que perder.
[Gamboa] - Lo hago. Tú eres intocable por ser una elegida, así que no me preocupa la reacción de Max, porque nadie me mandará atacarte, pero tú...si me ordenasen matar a Max. Sé que lo harías. Me matarías. Pero no me importa, porque sé que a pesar de todo, no permitirías que matasen a mi hija. Y su vida es lo único que me importa.
Contestó Gamboa, y al terminar de hablar, se fue de allí, cabizbajo, pesaroso.
Horas después, ya habían comido, y la tarde se echaba encima. Mientras Gamboa seguía intentando que su novia lograse aprender a hacer fuego en algún lugar del campamento, Piti, Vilma y Ainhoa, estaban en la orilla.
[Piti] - ¿Sabes algo de Max? Hace horas que no le vemos, y ni siquiera ha aparecido para comer.
[Ainhoa] - Yo también estoy preocupada. Me dijo que iría un poco más allá del campamento, para ver qué se encontraba. Algún árbol que dé alimentos, un lugar más protegido para el campamento...cualquier cosa que sea de utilidad. Pero es verdad que está tardando demasiado.
Contestó Ainhoa, fingiendo preocupación para cubrir a Max, como ambos habían acordado.
[Vilma] - No te preocupes. Seguro que vuelve pronto. Piti... ¿qué haces?
[Piti] - Un castillo de arena. Cuando era pequeño me encantaba hacerlos.
[Ainhoa] - A mí también. ¿Puedo ayudar? A ver si así me quito un poco de la cabeza esta preocupación.
[Vilma] - Yo también.
Y las dos se sentaron al lado de Piti, para construir el castillo.
[Piti] - Aquí hay algo.
Dijo Piti, que escarbando, había dado con algo duro. Entre los tres comenzaron a apartar la arena, hasta destaparlo completamente. Era una caja de madera. Piti la sujetó y la quitó de la arena.
[Piti] - ¿Será un tesoro?
[Ainhoa] - En la tapa tiene algo tallado. Es el símbolo del PA. ¡Ábrela!
Piti la abrió y comenzó a quitar lo que había en ella.
[Piti] - Son fotos. Fotos de todos nosotros en tierra.
Dijo Piti, mientras iba cogiendo fotos y tirándolas sobre la arena, unas al lado de otras.
[Vilma] - Hay muchísimas. Nos seguían.
[Ainhoa] - Pero solo estamos los del Estrella, y hay más barcos. ¿Habrá una caja de cada barco? Tenemos que seguir buscando más. Avisaremos a todos para registrar toda la playa.
[Piti] - ¡Chicos! ¡Venid todos! Tenéis que ver esto.
Gritó Piti, llamando a los demás. Y todos acudieron a ver qué ocurría.
[Julián] - ¿Por qué harían todas estas fotos? ¿Por qué os seguían?
[Salomé] - Lo más preocupante no es por qué, sino para qué. Esto tiene muy mala pinta.
[Vilma] - Hay más barcos. Seguramente haya una caja por cada barco. Buscaremos por toda la playa. Si encontramos sus fotos, nos servirán para reconocerles cuando lleguen a la isla...si es que llegan alguna vez.
Y mientras todos buscaban en la arena, Max llegó corriendo, casi sin poder respirar y con la mirada asustada, como si estuviera huyendo de algo, de alguien. Una vez en la orilla, dejó caer sus rodillas sobre la arena, y Ainhoa corrió hacia él, tirándose en el suelo también y abrazándolo. Que hubiera vuelto al campamento, no era una buena señal. Algo había pasado.
[Ainhoa] - ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
[Max] - Me alejé demasiado y me perdí. Estuve horas dando vueltas, intentando volver.
Mintió Max, al ver que todos se habían acercado para saber por qué se había ausentado, y qué había ocurrido para que llegara así. Ainhoa llenó un plato con la comida que había sobrado, lo cogió de la mano y se lo llevó de allí.
[Ainhoa] - Me lo llevo para que coma algo, y se tranquilice. Ahora volvemos.
[Salomé] - Sí, cariño. Ve con él y que se calme. Nosotros seguimos buscando.
Y ya apartados de todos...
[Max] - Ainhoa...he ido a la casa. Allí hay peones de Alexander y prisioneros. Pero...en la casa hay personas que jamás hubiera esperado ver.
[Ainhoa] - Tenemos que hablar. He hecho algo que no te va a gustar.
[Max] - ¿Hablar con Gamboa no?
Preguntó Max, mirando a Ainhoa, y sabiendo ya la respuesta que recibiría. Ainhoa bajó la mirada unos segundos, volvió a mirarle y contestó.
[Ainhoa] - Sí. Me encaré a él. Tenía que hacerlo. Necesitamos respuestas. Necesitamos saber de qué lado está.
[Max] - ¿Y te lo ha dicho?
[Ainhoa] - Me ha dicho que estará de nuestro lado, cuando tenga a su hija con él. Hasta entonces, no tiene más remedio que seguir las órdenes de Alexander. El tatuaje se lo hizo para demostrarle a Roberto que estaba de su lado, pero luego se lo borró para hacerle creer a Alexander que estaba del suyo.
[Max] - Hay algo que Gamboa no sabe...y tú tampoco. En el Estrella hay un banco de sangre oculto en la pared de la enfermería. Allí hay una bolsa de sangre de cada elegido, y otra de un "elegido particular", Gamboa. En el PA, Roberto dejó todos los cabos atados, hasta el punto de tener sangre de todos los elegidos para una transfusión, pero no solo eso. Entre los elegidos, no solo se buscaba el mejor en algo, sino la compatibilidad genética con otros elegidos, para asegurar la supervivencia. En caso de tener que morir uno de los elegidos, se escogería al que tuviese el don menos valioso, para salvarle la vida al otro elegido con uno de sus órganos. Pero hay un añadido del PH, la sangre de Gamboa, que asegura la supervivencia de Evelyn, su hija, que no es compatible genéticamente con ella, pero sí comparten el mismo tipo de sangre, un tipo poco común. Alexander ha hecho creer a Gamboa, que cuidaría de Evelyn a cambio de que él cuidase de Estela. Pero su verdadera misión en el PH, es ser portador de sangre para su hija, a la que Alexander mantiene viva tan solo porque es genéticamente compatible con él. En caso de necesitar un órgano, Evelyn es su salvación.
Los dos callaron durante unos minutos, Ainhoa intentaba asimilar lo que Max acababa de contarle.
[Ainhoa] - Gamboa tiene que saberlo. Esa información hará que esté de nuestro lado, no después, sino ahora. Tiene que saber que su hija corre peligro. No le podemos ocultar algo así.
[Gamboa] - ¿Qué es lo que tengo que saber? ¿Por qué dices que mi hija corre peligro?
Preguntó Gamboa, que se había acercado allí, a tiempo para escuchar a Ainhoa, aunque no lo que Max había dicho antes.
[Max] - Evelyn es compatible genéticamente con Alexander. Esa es la única razón por la que la mantiene viva. No te la devolverá, nunca. Para él, tu hija solo es una portadora de órganos, y tú solo eres el portador de sangre para tu hija.
[Gamboa] - ¿Y por qué tendría que creerte? ¿Y si solo lo dices para que te ayude?
[Max] - Piénsalo bien, Gamboa. ¿Por qué iba a ayudarte con tu hija? ¿Por qué iba a meterte en todo esto tan solo para proteger a Estela? Estela no corre peligro aunque no sea una elegida, y lo sabes.
[Gamboa] - ¿Dónde está el submarino? ¿Tú lo sabes? En cuanto vuelva Ricardo con el Estrella, iré en su busca.
[Max] - No encontrarás el submarino. Estará vagando por el mar hasta dar caza a todos los barcos. Tu hija no corre peligro. Ella menos que nadie. Debemos esperar. Ahora nuestra prioridad es liberar a los prisioneros para que nos ayuden a luchar cuando el submarino llegue a la isla. ¿Estás con nosotros?
[Gamboa] - Siempre lo he estado. Solo que ahora tengo un motivo más poderoso para estarlo.
Contestó Gamboa dándole la mano a Max.
[Max] - Esperaremos a que el Estrella vuelva del hotel, y entonces, les haremos saber todo a los demás. Faltan unos días para eso, hasta entonces nos centraremos en liberar a los prisioneros de la casa, y deshacernos de los miembros del PH que están allí.