Fanfic Ricardo y Julia //Recuerda que mis ojos solo pueden ver la luz y mi luz eres tú// C34
#0
13/03/2012 18:02
Hola me llamo Sara y me gusta escribir, me he animado al ver por mucho tiempo vuestros fanfics. La historia es inventada por mi, alomejor algunas cosas coinciden pero muy pocas. Si os gusta comentad y lo seguire cada fin de semana, os dejo el primer capitulo.
#161
09/05/2013 20:34
NO NO NO, NO ME HAGAS ESTO POR DIOS
No me los mates, una pesadilla, que los encuentren en el ultimo momento y que estén vivos los dos, no me mates a Ricardo y a Julia
No me los mates, una pesadilla, que los encuentren en el ultimo momento y que estén vivos los dos, no me mates a Ricardo y a Julia
#162
09/05/2013 22:05
No vas a ser tan mala malísima para matarlos verdad??? A que no!!!! Además Ricardito tenía una sirena que le protegía asique NO puedes matarlos!!!!!!!!!!
Vuelve pronto con más y no nos dejes así muuucho tiempo please!!!
Un beso ;)
Vuelve pronto con más y no nos dejes así muuucho tiempo please!!!
Un beso ;)
#163
10/05/2013 15:30
NO,NO, NO Y NO!!!! No se pueden morir!!
que sea un mal sueño porfavoooor, no nos puedes dejar así! :)
La parte en la que hablan al final a sido preciosa espero otro capítulo pronto. Besos
que sea un mal sueño porfavoooor, no nos puedes dejar así! :)
La parte en la que hablan al final a sido preciosa espero otro capítulo pronto. Besos
#164
11/05/2013 13:45
La madre que te trajo al mundo. Por Dios!! No me hagas sufrir, por favor. Mejor dicho no nos hagas sufrir que nos da algo a todas. :') Enserio, escribes genial y me encanta este fic. Pero por lo que mas quieras no los mates!!! :) Bueno, un beso muy grande a todos, se os quiere!
#165
26/05/2013 21:42
Hola, continua el fic o que hase?
#166
28/05/2013 18:11
Hola y perdón por el retraso pero no os imagináis la vida de exámenes que tengo. Pero lo bueno se hace esperar y espero que os guste el capitulo. Respondo con esto a la pregunta de Miriam. Si, continuo el fic y le falta poco para acabar. Un beso y disfrutad leyendo :))
CAPITULO 29
No me imagino la vida sin ti
Los nervios estaban cada vez más alterados en aquella habitación. La paciencia se acababa más rápido de lo normal. La pesadilla había comenzado ahora solo tenia que hacerle frente. Se cruzo de brazos y le envió una mirada llena de ira.
-¿Dónde están?
-No lo se- dijo tranquilo.
Golpeó la mesa con furia. Se acabó la paciencia, Julián había llegado al límite. Se acercó a él dispuesto a matarle, asesinarle como había hecho con su amigo, matarlo sin piedad, sufriendo por cada vida que había quitado y reírse, reírse al ver que la oscuridad se iba apoderando de él.
-¿¡Dónde están Gamboa!? ¿¡Dónde cojones están!?- aferró la camisa del colombiano y lo zarandeó con fuerza- ¡Gamboa! ¡Que me digas donde los has metido!
-No lo se- el oficial se abalanzó sobre él, tirándolo con furia al suelo, gritando y reclamando donde estaban ambos, que había hecho con ellos, y como lo había hecho.
En la estancia entraron varios marineros que se encontraban fuera, al escuchar los gritos cogieron a De la cuadra con fuerza ante la oposición de este.
-Soltad que lo mate. Tengo que acabar con su vida- resistiéndose al agarre sus nervios aumentaban-¡Eres un cabrón! ¡Un hijo de puta Gamboa! ¡Te voy a matar! ¡Te quitaré la vida como tú has hecho con Ricardo!
Salomé entró rápidamente al escuchar a Julián gritarle palabras tan soeces y miró al colombiano.
-Julián tranquilo, los van a encontrar pero tranquilizate- la cocinera acarició la mejilla del hombre que la miró con tristeza.
-Fue él Salomé, fue él- dijo con paciencia mirando a la mujer.
-No tenemos pruebas Julián y si las tuviéramos...- el sonido de la puerta se hizo eco entre las paredes del aula, Juan, el marinero que quedó atrapado aquel día de tormenta y que el capitán ayudó.
-Señor, ha aparecido Lucas inconsciente y además...- el oficial se soltó de los hombres y fue junto al marinero.
-¿Además... qué Juan?
-Una de las balsas salvavidas no está señor, y no hay rastro de ella.
Sus ojos se abrieron en aquel instante. Sentía su respiración, estaba viva. Por alrededor solo estaba una gran pradera verde y escuchaba el mar cerca, la salina entraba por su nariz y llegaba a los pulmones. Miró a sus lados, nada. Delante y detrás tampoco. No estaba, se preocupó.
-¿Ricardo?- silencio- ¿Ricardo dónde estás?- se levantó del suelo busco con la mirada pero por allí no había nadie- ¡Ricardo! ¡Ricardo!- bufó y se pasó la mano por el pelo.
De repente se fijó en una silueta que había cerca de allí, estaba sentada cerca de un acantilado mirando al mar. Se acercó a aquella sombra, poco a poco fue distinguiendo a un niño, un niño que no tendría ni cinco años. Llegó a su lado y lo observó; un pequeño castaño de ojos zarpos y semblante triste jugaba con sus manos.
-¿Ricardo?- la mujer miró como el niño la miraba y negaba con la cabeza- ¿Sabes donde está?- el pequeño levantó los hombros como diciendo que no lo sabía.
A Julia le enterneció aquel gesto y no pudo evitar sonreír. Él siguió jugando con sus manos con tristeza, la mujer al verlo no pudo evitar preguntar.
-¿Por qué estás tan triste?- el niño la observó y negó rápidamente con la cabeza, su pelo corto castaño brillaba con la luz del sol, la doctora puso cara de enfado y se cruzo de brazos- ¿A ti también te ha comido la lengua el gato?- él solo volvió a negar con la cabeza- Vaya veo que si, ¿puedo saber al menos tú nombre?
El niño pareció resistirse al principio pero terminó cediendo.
-Hugo- dijo con vocecita angelical- Me llamo Hugo.
-Hola Hugo, yo me llamo Julia, Julia Wilson- le tendió la mano y él sonrió.
-Ya lo sabía- dijo sin cogerle la mano pero aún con una sonrisa en el rostro, la mujer frunció el ceño.
-¿Y como lo sabes?
-Porque yo también me llamo Wilson- se acercó, con su pequeños brazos rodeó a la mujer y se acurrucó en su barriga- Hugo Montero Wilson ¿Mami es que no te acuerdas ya?- la miró con aquellos ojitos azules sonriente- Quiero que venga ya papá para jugar con él.
-Hu..go- dijo en un susurro Julia con la mirada perdida.
Despertó, el agua llegaba a los pulmones. El peso era grande en una mano, miró, Ricardo se hundía junto a ella. Su cerebro reaccionó. No. Ahora no era el momento para rendirse. Con las fuerzas que aún conservaba nadó al exterior. El hombre se seguía desangrando en el agua y Julia parecía que no encontraba la superficie por más que nadaba al exterior. Llegó un momento en que perdió el conocimiento , los ojos le pesaban más, la muerte estaba detrás de ellos, la sentía, la respiración de esta golpearle la nuca. Hugo. El nombre llegó a su cabeza. Cogida a la mano de Ricardo estiró los más que pudo para salir de allí, tiró al hombre hacía la superficie y después salió ella.
Fue como si la liberación y tranquilidad de apoderar de ella. Lo primero que hizo fue respirar, la bocanada de aire más grande que había dado nunca. Y después siguió con varias respiraciones agitadas hasta tranquilizarse y coger a Ricardo inconsciente. Observó a su alrededor, el mar era inmenso y no había absolutamente nada.
-¡Socorro! ¡Ayuda!- dio un vuelta de trescientos sesenta grados pero solo había agua y como un ángel, allí estaba ¡Una balsa salvavidas! Nadó con Ricardo hasta ella y subió primero ella y después con dificultad al capitán.
CAPITULO 29
No me imagino la vida sin ti
Los nervios estaban cada vez más alterados en aquella habitación. La paciencia se acababa más rápido de lo normal. La pesadilla había comenzado ahora solo tenia que hacerle frente. Se cruzo de brazos y le envió una mirada llena de ira.
-¿Dónde están?
-No lo se- dijo tranquilo.
Golpeó la mesa con furia. Se acabó la paciencia, Julián había llegado al límite. Se acercó a él dispuesto a matarle, asesinarle como había hecho con su amigo, matarlo sin piedad, sufriendo por cada vida que había quitado y reírse, reírse al ver que la oscuridad se iba apoderando de él.
-¿¡Dónde están Gamboa!? ¿¡Dónde cojones están!?- aferró la camisa del colombiano y lo zarandeó con fuerza- ¡Gamboa! ¡Que me digas donde los has metido!
-No lo se- el oficial se abalanzó sobre él, tirándolo con furia al suelo, gritando y reclamando donde estaban ambos, que había hecho con ellos, y como lo había hecho.
En la estancia entraron varios marineros que se encontraban fuera, al escuchar los gritos cogieron a De la cuadra con fuerza ante la oposición de este.
-Soltad que lo mate. Tengo que acabar con su vida- resistiéndose al agarre sus nervios aumentaban-¡Eres un cabrón! ¡Un hijo de puta Gamboa! ¡Te voy a matar! ¡Te quitaré la vida como tú has hecho con Ricardo!
Salomé entró rápidamente al escuchar a Julián gritarle palabras tan soeces y miró al colombiano.
-Julián tranquilo, los van a encontrar pero tranquilizate- la cocinera acarició la mejilla del hombre que la miró con tristeza.
-Fue él Salomé, fue él- dijo con paciencia mirando a la mujer.
-No tenemos pruebas Julián y si las tuviéramos...- el sonido de la puerta se hizo eco entre las paredes del aula, Juan, el marinero que quedó atrapado aquel día de tormenta y que el capitán ayudó.
-Señor, ha aparecido Lucas inconsciente y además...- el oficial se soltó de los hombres y fue junto al marinero.
-¿Además... qué Juan?
-Una de las balsas salvavidas no está señor, y no hay rastro de ella.
Sus ojos se abrieron en aquel instante. Sentía su respiración, estaba viva. Por alrededor solo estaba una gran pradera verde y escuchaba el mar cerca, la salina entraba por su nariz y llegaba a los pulmones. Miró a sus lados, nada. Delante y detrás tampoco. No estaba, se preocupó.
-¿Ricardo?- silencio- ¿Ricardo dónde estás?- se levantó del suelo busco con la mirada pero por allí no había nadie- ¡Ricardo! ¡Ricardo!- bufó y se pasó la mano por el pelo.
De repente se fijó en una silueta que había cerca de allí, estaba sentada cerca de un acantilado mirando al mar. Se acercó a aquella sombra, poco a poco fue distinguiendo a un niño, un niño que no tendría ni cinco años. Llegó a su lado y lo observó; un pequeño castaño de ojos zarpos y semblante triste jugaba con sus manos.
-¿Ricardo?- la mujer miró como el niño la miraba y negaba con la cabeza- ¿Sabes donde está?- el pequeño levantó los hombros como diciendo que no lo sabía.
A Julia le enterneció aquel gesto y no pudo evitar sonreír. Él siguió jugando con sus manos con tristeza, la mujer al verlo no pudo evitar preguntar.
-¿Por qué estás tan triste?- el niño la observó y negó rápidamente con la cabeza, su pelo corto castaño brillaba con la luz del sol, la doctora puso cara de enfado y se cruzo de brazos- ¿A ti también te ha comido la lengua el gato?- él solo volvió a negar con la cabeza- Vaya veo que si, ¿puedo saber al menos tú nombre?
El niño pareció resistirse al principio pero terminó cediendo.
-Hugo- dijo con vocecita angelical- Me llamo Hugo.
-Hola Hugo, yo me llamo Julia, Julia Wilson- le tendió la mano y él sonrió.
-Ya lo sabía- dijo sin cogerle la mano pero aún con una sonrisa en el rostro, la mujer frunció el ceño.
-¿Y como lo sabes?
-Porque yo también me llamo Wilson- se acercó, con su pequeños brazos rodeó a la mujer y se acurrucó en su barriga- Hugo Montero Wilson ¿Mami es que no te acuerdas ya?- la miró con aquellos ojitos azules sonriente- Quiero que venga ya papá para jugar con él.
-Hu..go- dijo en un susurro Julia con la mirada perdida.
Despertó, el agua llegaba a los pulmones. El peso era grande en una mano, miró, Ricardo se hundía junto a ella. Su cerebro reaccionó. No. Ahora no era el momento para rendirse. Con las fuerzas que aún conservaba nadó al exterior. El hombre se seguía desangrando en el agua y Julia parecía que no encontraba la superficie por más que nadaba al exterior. Llegó un momento en que perdió el conocimiento , los ojos le pesaban más, la muerte estaba detrás de ellos, la sentía, la respiración de esta golpearle la nuca. Hugo. El nombre llegó a su cabeza. Cogida a la mano de Ricardo estiró los más que pudo para salir de allí, tiró al hombre hacía la superficie y después salió ella.
Fue como si la liberación y tranquilidad de apoderar de ella. Lo primero que hizo fue respirar, la bocanada de aire más grande que había dado nunca. Y después siguió con varias respiraciones agitadas hasta tranquilizarse y coger a Ricardo inconsciente. Observó a su alrededor, el mar era inmenso y no había absolutamente nada.
-¡Socorro! ¡Ayuda!- dio un vuelta de trescientos sesenta grados pero solo había agua y como un ángel, allí estaba ¡Una balsa salvavidas! Nadó con Ricardo hasta ella y subió primero ella y después con dificultad al capitán.
#167
28/05/2013 18:17
Completamente empapada lo tumbó boca abajo dentro de esta. Observó la herida, la bala estaba incrustada en un hombro, por suerte no había tocado ningún hueso. Se fijo en el hombre, tenía puesto el pijama; seguramente se iba ya a dormir cuando apareció hace unos minutos para salvarle la vida, sonrió tristemente.
Cogió la camiseta desde el agujero que había formado la bala, haciendo un corte de arriba a abajo para poder ver mejor el disparo y la quitó de su torso dejándoselo desnudo. Buscó por la balsa, tenía que haber un botiquín de supervivencia por allí. Se alegró al encontrarlo, busco por su interior; tenía que hacerlo de aquel modo sino Ricardo moriría. Con un pequeño cuchillo en mano se adentró en la maniobra, rogaba a Dios porque no viniera una ola y hiciera que se moviese. La hoja se adentró en la piel, milímetro a milímetro se hundía en la herida. Julia tubo que hacerlo con la mayor precisión que fue posible en aquella circunstancia. Y con todo aquello llegó, click, se escuchó al sentir la bala tocar la hoja. Con una pequeña presión de dedos consiguió coger la bala dentro de la piel. Hizo una pequeña cuenta atrás; tres, dos, uno y fuera. El pequeño metal salió como entró, por la piel.
De la cuadra estaba mirando a través del cristal de la enfermería. Tendido en la camilla inconsciente, Lucas. Tenía un golpe contundente en la cabeza y un ojo con un color morado. Juan seguía al lado del oficial.
-¿Estás seguro?
-Si señor- el marinero miraba en la misma dirección- Lucas apareció con la pistola en la mano, la única que hay en el barco señor. Y además la coartada de Gamboa se confirma, entró en su camarote y no salió en toda la noche según me ha contado un marinero que andaba cerca de allí.
-Eso quiere decir...
-Si señor, Lucas ha asesinado al capitán y la doctora.
El hombre más mayor volvió a mirar por el cristal. En ese momento hubiera entrado y le hubiera quitado la vida, estrangularlo gustosamente o coger la pistola y pegarle un tiro en la sien. Pero tenía que traquilizarse, por su bien.
Vendas, agua oxigenada, más vendas y sangre. Mucha sangre. La hemorragia no se cortaba y su intentos por conseguirlo eran casi inútiles. Presionó la herida con fuerza, la respiración de Ricardo era casi nula.
-Vamos Ricardo, no te vayas ahora- miró hacía arriba rogando- Ahora no por favor.
Le tomó el pulso, era muy débil. Enrolló una venda alrededor de la herida, pasando la tela por el pecho. Unas vueltas después ató esta y giró el cuerpo casi inerte del capitán. Había tragado agua y si no reaccionaba rápido podía ser tarde. Juntó sus labios a los inmóviles de él abriendo la boca y metiendo aire en sus pulmones.
Apretó el pecho con la manos y de nuevo la boca contra la del hombre. Se sorprendió que al sentir los labios del hombre en contacto con los de ella lo único que notaba era piel muerta y sin vida debajo de estos. El pulso iba más lento, una, dos, tres, cuatro, hasta cinco veces repitió la maniobra y el agua salió de su boca como una fuente. Julia le tomó el pulso de nuevo, suspiro, se iba restableciendo poco a poco. La vida de Ricardo seguía con ella, aún no le tocaba irse.
-Gracias, gracias- cogió con delicadeza la cabeza y la beso dos veces.
Miró fuera, el techo de platico de la balsa les cubriría de las lluvias y del agua. Cogió unas mantas que estaban dentro del kit de supervivencia. Miró al hombre y a ella, estaban empapados. Se acercó a Ricardo y le quitó los pantalones, dejándole solo con la ropa interior. Y seguidamente se desnudó ella, quedándose igual. Se tumbó juntó a él y tapó a ambos con la manta. Notaba el calor de él en contacto con su piel, un escalofrío recorrió toda la columna. Lo observó unos segundos, estaba dormido, o eso es lo que quería que hiciera Julia, que descansase, que durmiera tranquilo. Acercó los labios a su oído y le susurró algo.
-No te vas a ir tan fácilmente- sonrió- Porque no me imagino la vida sin ti.
Lo miró a los ojos. Una sonrisa socarrona le hizo ponerse más nervioso, los ojos verdes siempre habían conseguido tocar el punto débil de su cerebro.
-¿Por qué?- preguntó el hombre.
-¿Por qué no?- respondió Gamboa.
-No lo hice, no los toqué, si ni siquiera tuve valor para...- se calló en seguida.
-¿Para qué Lucas?- se acercó más para escucharlo pero el chico no respondió- Yo te lo diré, fuiste a cubierta a matar a los tortolitos porque no soportabas ver que Julia seguía enamorada de Ricardo. Te vengaste en ese momento, pum, tiraste los cuerpos al mar y después dejaste la balsa para hacer creer que se habían fugado.
-¡No! ¡No hice nada de eso!- perdió los estribos- ¡Gamboa tú me dijiste que la matara! ¡Me ordenaste que acabara con ella!
-Estás loco- sentenció el colombiano.
-¡Ernesto! ¡Fuiste tú! ¡Él ideó todo esto!- le señaló mientras suplicante con la mirada observaba al oficial cerca de ellos- ¡Me dijo que acabara con Julia, pero no pude! ¿No lo entiende? Sería incapaz de matar a la mujer que quiero.
-¿Entonces que pasó Lucas?- preguntó De la cuadra tranquilo.
-Fui con la pistola dispuesto a ello, si, pero al llegar me suplicó que no lo hiciera, que no se acercaría más a Ricardo, lo olvidaría. Quité el seguro y estuve a punto de disparar pero no pude- la garganta le empezó a temblar- No pude matarla. De repente sentí un golpe en la cabeza y en la cara, me desplomé en el suelo y la pistola se disparó sola, por suerte no le dio a nadie.
-¿Era Ricardo quien te agredió?- Julián se acercó a él.
Cogió la camiseta desde el agujero que había formado la bala, haciendo un corte de arriba a abajo para poder ver mejor el disparo y la quitó de su torso dejándoselo desnudo. Buscó por la balsa, tenía que haber un botiquín de supervivencia por allí. Se alegró al encontrarlo, busco por su interior; tenía que hacerlo de aquel modo sino Ricardo moriría. Con un pequeño cuchillo en mano se adentró en la maniobra, rogaba a Dios porque no viniera una ola y hiciera que se moviese. La hoja se adentró en la piel, milímetro a milímetro se hundía en la herida. Julia tubo que hacerlo con la mayor precisión que fue posible en aquella circunstancia. Y con todo aquello llegó, click, se escuchó al sentir la bala tocar la hoja. Con una pequeña presión de dedos consiguió coger la bala dentro de la piel. Hizo una pequeña cuenta atrás; tres, dos, uno y fuera. El pequeño metal salió como entró, por la piel.
De la cuadra estaba mirando a través del cristal de la enfermería. Tendido en la camilla inconsciente, Lucas. Tenía un golpe contundente en la cabeza y un ojo con un color morado. Juan seguía al lado del oficial.
-¿Estás seguro?
-Si señor- el marinero miraba en la misma dirección- Lucas apareció con la pistola en la mano, la única que hay en el barco señor. Y además la coartada de Gamboa se confirma, entró en su camarote y no salió en toda la noche según me ha contado un marinero que andaba cerca de allí.
-Eso quiere decir...
-Si señor, Lucas ha asesinado al capitán y la doctora.
El hombre más mayor volvió a mirar por el cristal. En ese momento hubiera entrado y le hubiera quitado la vida, estrangularlo gustosamente o coger la pistola y pegarle un tiro en la sien. Pero tenía que traquilizarse, por su bien.
Vendas, agua oxigenada, más vendas y sangre. Mucha sangre. La hemorragia no se cortaba y su intentos por conseguirlo eran casi inútiles. Presionó la herida con fuerza, la respiración de Ricardo era casi nula.
-Vamos Ricardo, no te vayas ahora- miró hacía arriba rogando- Ahora no por favor.
Le tomó el pulso, era muy débil. Enrolló una venda alrededor de la herida, pasando la tela por el pecho. Unas vueltas después ató esta y giró el cuerpo casi inerte del capitán. Había tragado agua y si no reaccionaba rápido podía ser tarde. Juntó sus labios a los inmóviles de él abriendo la boca y metiendo aire en sus pulmones.
Apretó el pecho con la manos y de nuevo la boca contra la del hombre. Se sorprendió que al sentir los labios del hombre en contacto con los de ella lo único que notaba era piel muerta y sin vida debajo de estos. El pulso iba más lento, una, dos, tres, cuatro, hasta cinco veces repitió la maniobra y el agua salió de su boca como una fuente. Julia le tomó el pulso de nuevo, suspiro, se iba restableciendo poco a poco. La vida de Ricardo seguía con ella, aún no le tocaba irse.
-Gracias, gracias- cogió con delicadeza la cabeza y la beso dos veces.
Miró fuera, el techo de platico de la balsa les cubriría de las lluvias y del agua. Cogió unas mantas que estaban dentro del kit de supervivencia. Miró al hombre y a ella, estaban empapados. Se acercó a Ricardo y le quitó los pantalones, dejándole solo con la ropa interior. Y seguidamente se desnudó ella, quedándose igual. Se tumbó juntó a él y tapó a ambos con la manta. Notaba el calor de él en contacto con su piel, un escalofrío recorrió toda la columna. Lo observó unos segundos, estaba dormido, o eso es lo que quería que hiciera Julia, que descansase, que durmiera tranquilo. Acercó los labios a su oído y le susurró algo.
-No te vas a ir tan fácilmente- sonrió- Porque no me imagino la vida sin ti.
Lo miró a los ojos. Una sonrisa socarrona le hizo ponerse más nervioso, los ojos verdes siempre habían conseguido tocar el punto débil de su cerebro.
-¿Por qué?- preguntó el hombre.
-¿Por qué no?- respondió Gamboa.
-No lo hice, no los toqué, si ni siquiera tuve valor para...- se calló en seguida.
-¿Para qué Lucas?- se acercó más para escucharlo pero el chico no respondió- Yo te lo diré, fuiste a cubierta a matar a los tortolitos porque no soportabas ver que Julia seguía enamorada de Ricardo. Te vengaste en ese momento, pum, tiraste los cuerpos al mar y después dejaste la balsa para hacer creer que se habían fugado.
-¡No! ¡No hice nada de eso!- perdió los estribos- ¡Gamboa tú me dijiste que la matara! ¡Me ordenaste que acabara con ella!
-Estás loco- sentenció el colombiano.
-¡Ernesto! ¡Fuiste tú! ¡Él ideó todo esto!- le señaló mientras suplicante con la mirada observaba al oficial cerca de ellos- ¡Me dijo que acabara con Julia, pero no pude! ¿No lo entiende? Sería incapaz de matar a la mujer que quiero.
-¿Entonces que pasó Lucas?- preguntó De la cuadra tranquilo.
-Fui con la pistola dispuesto a ello, si, pero al llegar me suplicó que no lo hiciera, que no se acercaría más a Ricardo, lo olvidaría. Quité el seguro y estuve a punto de disparar pero no pude- la garganta le empezó a temblar- No pude matarla. De repente sentí un golpe en la cabeza y en la cara, me desplomé en el suelo y la pistola se disparó sola, por suerte no le dio a nadie.
-¿Era Ricardo quien te agredió?- Julián se acercó a él.
#168
28/05/2013 18:23
-En ese momento no perdí el conocimiento...
-Lucas, ¿era Ricardo quien te agredió?- Julián hizo caso omiso a la frase y siguió preguntando.
-No, allí apareció otra persona además de Ricardo.
Gamboa miró al marinero con rabia. Tenía que haber acabado con él en cuanto no acató la orden de matar a la doctora.
-Lo que no entiendo es una cosa- De la cuadra miró a Lucas-¿Como llegó Ricardo a cubierta?
-No lo sé- respondió Lucas- Seguramente escuchó el disparó y subió rápidamente a cubierta.
-Bien- asintió el oficial- Encerradlo hasta nueva orden- les dijo a unos marineros que habían en la puerta.
-¿Encerrarme? ¿Por qué?
-Digamos que tus peleas con Ricardo no te ayudan demasiado- habló Gamboa que hasta el momento estaba callado observando.
-Pero yo no los maté.
-Eso es lo que dicen todos- escuchó antes de que se lo llevarán por la puerta, al colombiano.
-¿Crees que fue él?- le preguntó De la cuadra.
-Sin ninguna duda oficial- este le miró severo.
-Ya somos dos.
El sol empezaba a salir. El amanecer salía por el horizonte dando de lleno a la balsa y entrando por un pequeño hueco de la balsa llegando a los ojos de Ricardo. Haciendo que se despertase poco a poco. Tosió dos veces y un quejido de dolor salió de su garganta. Le dolía el hombro, llevo los dedos de la mano derecha a la parte dolorida y noto con el tacto una venda. Hizo lo mismo con la mano izquierda pero le fue imposible, el peso de Julia dormida se lo impidió. Sentía el contacto con su piel, frunció el ceño, ¿estaba en calzoncillos? Rió al comprobar que si.
Le besó la frente, rogó para que no fuera un sueño. Acarició la mejilla de la mujer y sonrió. Julia empezó a despertar y vio a un hombre sonriente nada más abrir los ojos. Se contagió de eso y lo miró en silencio.
-Me has salvado la vida- habló primero el capitán.
-Tú me la has salvado a mi- respondió ella- Estamos empatados.
-Bien- rió al verla- ¿Ahora me puedes decir que hago en ropa interior? ¿Que ha hecho conmigo esta noche doctora?
-No es lo que piensas, tenía que quitarnos la ropa sino íbamos a coger una pulmonía.
-Si es por ese motivo, te perdono haberme quitado la ropa sin mi consentimiento.
Julia lo único que hizo fue reír ante la invención de Ricardo. Cogió la ropa que se estaba secando y se la puso ante la atenta mirada del hombre.
-¿Nos van a encontrar?- preguntó el capitán.
-Hay una posibilidad entre un millón de que lo hagan pero las cosas a veces pasan- se sentó y rodeó sus rodillas con los brazos mirando al hombre.
-¿Como el acelerador de partículas?- preguntó serio.
A la doctora la pregunta le pilló de sopetón, bufó y bajo la mirada a sus rodillas.
-Como el acelerador de partículas, el Proyecto Alejandría, como todo lo que tengo que contarte Ricardo.
-Estoy dispuesto a escucharte.
-Y yo a decírtelo, pero solo tienes que esperar hasta que lo tenga todo asimilado- Ricardo la miró no muy convencido- Necesito tiempo, solo un poco de tiempo.
-Esta bien, si necesitas tiempo te lo daré- se giró con dificultad para no verla y se tapó- Soy la persona más paciente del mundo.
La mujer lo observo por unos cinco minutos interminables. Estaba molesto, lo sabía, conocía a Ricardo más que a sí misma. Suspiró.
-Ricardo hay algo que asumí hace poco- el capitán se giró para escucharla- No tenía elección, es una cosa sencilla pero aveces se complica por una situación o otra.
-¿Que asumiste Julia?
-Es que no se si...
-¿¡Que asumiste!?
-Sabes da igual, no importa, es algo que no vale la pena que sepas.
-Ves, siempre haces lo mismo. Rehuyes la verdad, te encierras y peleas sola cuando podrías hacerlo conmigo. Siempre te he apoyado, te he cuidado y siempre lo voy a hacer- resopló- ¿No lo entiendes? Te quiero Julia.
-Es tan complicado.
-¡Oh dios! ¡Todo fue complicado cuando se hundió el mundo! ¡Ese estúpido acelerador de partículas lo complico!- se paró al sentir un dolor en el hombro, la doctora fue a ver lo que sucedía.
-No te muevas sino será peor- puso bien la venda y examinó la herida.
-No me muevo si me lo cuentas- Julia lo miró y casi se le escapan unas lágrimas.
-Es... Est...- cogió aire- Estoy embarazada Ricardo.
-Lucas, ¿era Ricardo quien te agredió?- Julián hizo caso omiso a la frase y siguió preguntando.
-No, allí apareció otra persona además de Ricardo.
Gamboa miró al marinero con rabia. Tenía que haber acabado con él en cuanto no acató la orden de matar a la doctora.
-Lo que no entiendo es una cosa- De la cuadra miró a Lucas-¿Como llegó Ricardo a cubierta?
-No lo sé- respondió Lucas- Seguramente escuchó el disparó y subió rápidamente a cubierta.
-Bien- asintió el oficial- Encerradlo hasta nueva orden- les dijo a unos marineros que habían en la puerta.
-¿Encerrarme? ¿Por qué?
-Digamos que tus peleas con Ricardo no te ayudan demasiado- habló Gamboa que hasta el momento estaba callado observando.
-Pero yo no los maté.
-Eso es lo que dicen todos- escuchó antes de que se lo llevarán por la puerta, al colombiano.
-¿Crees que fue él?- le preguntó De la cuadra.
-Sin ninguna duda oficial- este le miró severo.
-Ya somos dos.
El sol empezaba a salir. El amanecer salía por el horizonte dando de lleno a la balsa y entrando por un pequeño hueco de la balsa llegando a los ojos de Ricardo. Haciendo que se despertase poco a poco. Tosió dos veces y un quejido de dolor salió de su garganta. Le dolía el hombro, llevo los dedos de la mano derecha a la parte dolorida y noto con el tacto una venda. Hizo lo mismo con la mano izquierda pero le fue imposible, el peso de Julia dormida se lo impidió. Sentía el contacto con su piel, frunció el ceño, ¿estaba en calzoncillos? Rió al comprobar que si.
Le besó la frente, rogó para que no fuera un sueño. Acarició la mejilla de la mujer y sonrió. Julia empezó a despertar y vio a un hombre sonriente nada más abrir los ojos. Se contagió de eso y lo miró en silencio.
-Me has salvado la vida- habló primero el capitán.
-Tú me la has salvado a mi- respondió ella- Estamos empatados.
-Bien- rió al verla- ¿Ahora me puedes decir que hago en ropa interior? ¿Que ha hecho conmigo esta noche doctora?
-No es lo que piensas, tenía que quitarnos la ropa sino íbamos a coger una pulmonía.
-Si es por ese motivo, te perdono haberme quitado la ropa sin mi consentimiento.
Julia lo único que hizo fue reír ante la invención de Ricardo. Cogió la ropa que se estaba secando y se la puso ante la atenta mirada del hombre.
-¿Nos van a encontrar?- preguntó el capitán.
-Hay una posibilidad entre un millón de que lo hagan pero las cosas a veces pasan- se sentó y rodeó sus rodillas con los brazos mirando al hombre.
-¿Como el acelerador de partículas?- preguntó serio.
A la doctora la pregunta le pilló de sopetón, bufó y bajo la mirada a sus rodillas.
-Como el acelerador de partículas, el Proyecto Alejandría, como todo lo que tengo que contarte Ricardo.
-Estoy dispuesto a escucharte.
-Y yo a decírtelo, pero solo tienes que esperar hasta que lo tenga todo asimilado- Ricardo la miró no muy convencido- Necesito tiempo, solo un poco de tiempo.
-Esta bien, si necesitas tiempo te lo daré- se giró con dificultad para no verla y se tapó- Soy la persona más paciente del mundo.
La mujer lo observo por unos cinco minutos interminables. Estaba molesto, lo sabía, conocía a Ricardo más que a sí misma. Suspiró.
-Ricardo hay algo que asumí hace poco- el capitán se giró para escucharla- No tenía elección, es una cosa sencilla pero aveces se complica por una situación o otra.
-¿Que asumiste Julia?
-Es que no se si...
-¿¡Que asumiste!?
-Sabes da igual, no importa, es algo que no vale la pena que sepas.
-Ves, siempre haces lo mismo. Rehuyes la verdad, te encierras y peleas sola cuando podrías hacerlo conmigo. Siempre te he apoyado, te he cuidado y siempre lo voy a hacer- resopló- ¿No lo entiendes? Te quiero Julia.
-Es tan complicado.
-¡Oh dios! ¡Todo fue complicado cuando se hundió el mundo! ¡Ese estúpido acelerador de partículas lo complico!- se paró al sentir un dolor en el hombro, la doctora fue a ver lo que sucedía.
-No te muevas sino será peor- puso bien la venda y examinó la herida.
-No me muevo si me lo cuentas- Julia lo miró y casi se le escapan unas lágrimas.
-Es... Est...- cogió aire- Estoy embarazada Ricardo.
#169
29/05/2013 09:26
Me encanta, me encanta, me encantaaaaaaaa!!!
Espero que la hayas embarazado de Ricardito y no de Lucas ejem ejem!!!!
Dices que le queda poco al fic????? :( con lo enganchada que me tienes!!! ¿harás otro cuando acabes este???
No tardes tanto en volver please!!!
PD: suerte con los examenes!!
Espero que la hayas embarazado de Ricardito y no de Lucas ejem ejem!!!!
Dices que le queda poco al fic????? :( con lo enganchada que me tienes!!! ¿harás otro cuando acabes este???
No tardes tanto en volver please!!!
PD: suerte con los examenes!!
#170
31/05/2013 17:22
BIEEEEEEEEEEEEEN ESTÁN VIVOOOOOOOSSSSS!!!!!! Mas te valía porque sino te mato, me falta saber quien fue lo del disparo y tal porque OMG.
¿Y me explicas porque lo dejas así?
Me muero mucho, aish que van a ser papis *-*
Espero que cuando acabes este fic escribas otro porque me encanta leerte, tienes talento y eso es algo que se nota.
En fin, que me encanta y no tardes en subir el próximo :D
¿Y me explicas porque lo dejas así?
Me muero mucho, aish que van a ser papis *-*
Espero que cuando acabes este fic escribas otro porque me encanta leerte, tienes talento y eso es algo que se nota.
En fin, que me encanta y no tardes en subir el próximo :D
#171
09/07/2013 22:39
¿Y nos vas a dejar así? Continúa el fic porfis!!!
#172
10/07/2013 13:21
Eso eso, continualo, que no nos puedes dejar así :(
#173
17/07/2013 19:28
Hola, perdón por el retraso. Tengo que decirle a Miriam que lo siento, le dije que el lunes lo iba subir pero no pude al final. El internet no me fululaba! Maldición! Pero lo bueno se hace esperar (en este caso no creo que sea tan bueno) Disfrutad leyendo :))
CAPITULO 30
Morir viviendo 'nuestra' vida
La noticia le pilló de sopetón. Un bebé, ella con alguien que no es él. Y ahora si que el odio, el rencor, todos los mil demonios se apoderaron de él. Ricardo la miró en shock, pero no dijo nada.
-Enhorabuena- dijo con voz tenue y sin fuerzas.
-Ricardo...
-No, no. Todo está bien tranquila- se tumbó para no verla y cerró los ojos.
-Se que ahora mismo tienes ganas de matarme y lo entiendo- el capitán abrió los ojos sin más.
-Tú no entiendes nada- habló en voz baja.
-¿Qué?
-¡Qué tú no entiendes nada! ¡Nada Julia!- se levantó y ya le daba igual la herida la venda y su vida- ¡Todo! ¡Absolutamente todo lo que haces lo haces mal! ¿¡Como cojones me he podido de enamorar de alguien tan infantil!?
-¡No me grites! ¡Y si soy infantil, tú lo eres más! ¡Eres un torpe, no conseguiste decirme que me querías hasta que estuve con Lucas! ¡Por dios Ricardo si te costó acostarte conmigo tres semanas desde que estábamos juntos! ¡Y porque fui yo, que sino aún sigo esperando!
-¡Pero si fuiste tú quien me puso los cuernos con Lucas!- la discusión empezaba a subir de tono, pero llevaba a ser demasiado infantil, eran solamente ataques contra uno y otro.
-¡Yo no te puse los cuernos con Lucas!- apretó los dientes- ¡Y tú, que te pusiste con la pobre de María estando enamorado de mi! ¡Eso es ser un rastrero!
-¡Eso no es tan fuerte como tú, cuando me hiciste creer que sentías algo por mi cuando estabas con Lucas!
-¡Nunca! ¿Escuchas? ¡Nunca he estado enamorada de Lucas, como lo he estado de ti!
-No me lo creo...- dijo con una sonrisa burlona- ¡Julia por favor, no me vengas con cuentos!
-¡Mira idiota estuve con Lucas solamente porque me obligó! ¡Porque sino te mataba!- y el llanto llegó, Ricardo calló en ese momento y unos segundos después negó con la cabeza incrédulo.
-¿¡Como puedes inventarte algo así!? ¡Por dios si vas a tener un hijo suyo!- Julia lo miró con el ceño fruncido.
-¿¡Pero que dices!?
-¡No lo niegues que me lo acabas de decir!- Ricardo estaba que echaba chispas.
-¡Lucas no es el padre! ¿Como piensas eso?- Ricardo abrió los ojos y empezó a reírse con sorna.
-¡Ah! ¿Pero con cuantos más te has acostado en el barco?- la bofetada de Julia hizo a Ricardo volver la cara bruscamente.
-Imbécil, cabrón, mamón de mierda, ojalá te mueras en este momento, gilipollas sin corazón, idiota, hijo de puta, nunca tenía que haberte conocido. De pequeño por lo menos tenías más corazón, eras mejor persona ¿ahora? Ahora solo eres una mierda, de padre, de hombre y de pareja- él escuchaba los insultos y cada uno era un puñalada- ¡Es tuyo! ¿Escuchas? ¡Es nuestro, de los dos! ¡Tú eres su padre! ¡Es de nuestra pareja, nuestra vida Ricardo!- y las lágrimas le hacia temblar la voz, bajó el tono y al final solo se le escuchaba con hilo de voz- Es nuestro hijo, nuestro pequeño...- y rompió a llorar, se encogió como una niña y el capitán observaba sin decir nada como la alegría volvía a él.
Julián miraba nervioso el mar por la mañana. Se había pasado toda la noche buscando algo, alguna pista que dijera donde están. Pero no había nada, parecía que se habían esfumado, desaparecido de la faz de la tierra. Bufó y pasó la mano por su cabello.
La puerta se abrió a sus espaldas. Lo único que notó fue la brisa que entraba a través de ella. La mujer entró en la estancia y cerró la puerta.
-Julián...
-No están Salomé, llevo toda la puta noche buscando y por mis cojones que no se donde están- pegó con el puño en la mesa- ¡Te juro que estoy de los nervios!
La cocinera se acercó a él por la espalda. Con sus manos hizo un pequeño masaje en los hombros del oficial. Algo que le tranquilizó un poco.
-Tranquilo ¿vale? Los vamos a encontrar- rodeó con sus brazos el cuello masculino- Y lo vamos a hacer ya, porque Julia no puede aguantar tanto en su estado.
-¿Estado? ¿Que estado?- Salomé sonrió con tristeza.
-Dentro de poco vamos a tener un pequeño marinero por aquí Julián.
La puerta del puente se abrió de nuevo. Los ojos de ambos se quedaron abiertos como platos a ver quien estaba detrás de la puerta. La reacción iba a ser muy intensa en ese momento.
No se había dirigido la palabra en los cinco minutos después de la noticia. Cada uno tumbado mirando al lado opuesto y molestos en uno con el otro. Ricardo se quejaba en sus pensamientos de que no se lo había dicho antes. Julia dolida por las palabras del capitán, y pensando que su hijo no necesitaba un padre como él. El hombre se giró para verla y después volvió a su posición. Julia hizo lo mismo, hasta que en uno de esos esquivos se encontraron las miradas. Ricardo bajó la mirada.
-Lo siento...- fue lo primero que dijo.
-¿Es lo único que se te ocurre decir? ¿Vamos a tener un hijo y solo se te ocurre decir lo siento?
-Julia, estoy hasta las narices de discutir contigo.
-¿Y yo? ¿Yo qué? Ricardo más que yo no estás cansado de discutir, tenlo en cuenta.
-¡Julia por dios, siempre he querido lo mejor para ti!- cerró los ojos y respiró tranquilo- ¿Sabes qué? Me rindo, ya está.
-¿Ahora te rindes? Vale, bien. Así se nota todo lo que me has querido, ya lo veo- la doctora estaba irritante, y Ricardo estaba a punto de tirarse de la balsa.
-¿¡Qué no te he querido!? ¡Por favor Julia, me muero por ti! ¡Me he peleado con Lucas mil veces, me he echo polvo la espalda, me he dado en cajones, en puertas! ¡Si me han disparado solamente por protegerte! ¡He echo mil invenciones para verte por las mañanas, por las tardes y noches! ¡He soñado que estabas a mi lado cuando dormía! ¡Te he ayudado en la enfermería! ¡Por favor, si hasta te he traído el desayuno a la cama!- pausa- ¿¡Y me dices que no te quiero!? ¡Si eso no es quererte, no se lo que es para ti el amor!
El ese momento la mujer se quedó sin respiración. Todo Ricardo era suyo, y se lo acababa de demostrar. Si era buen padre, si era buen amante y quien sabe si podría llegar a ser un buen marido. Se tiró a él y le besó. Ricardo hizo un quejido pequeño de dolor. Julia se tumbó encima de él, mientras seguía besando su boca. Si por ella hubiera sido la habría asaltado antes. Ricardo puso sus manos en la cara de la doctora y empezó a besarla con más fuerza, más rabia. La ira que tenía acumulada la descargó toda con ese beso. Y separaron los labios pero siguieron juntos, pegados como nunca lo había estado.
-Julia...- la mujer le mandó callar con el dedo.
-Shh, calla no lo vayas a estropear- y volvió a besarle.
CAPITULO 30
Morir viviendo 'nuestra' vida
La noticia le pilló de sopetón. Un bebé, ella con alguien que no es él. Y ahora si que el odio, el rencor, todos los mil demonios se apoderaron de él. Ricardo la miró en shock, pero no dijo nada.
-Enhorabuena- dijo con voz tenue y sin fuerzas.
-Ricardo...
-No, no. Todo está bien tranquila- se tumbó para no verla y cerró los ojos.
-Se que ahora mismo tienes ganas de matarme y lo entiendo- el capitán abrió los ojos sin más.
-Tú no entiendes nada- habló en voz baja.
-¿Qué?
-¡Qué tú no entiendes nada! ¡Nada Julia!- se levantó y ya le daba igual la herida la venda y su vida- ¡Todo! ¡Absolutamente todo lo que haces lo haces mal! ¿¡Como cojones me he podido de enamorar de alguien tan infantil!?
-¡No me grites! ¡Y si soy infantil, tú lo eres más! ¡Eres un torpe, no conseguiste decirme que me querías hasta que estuve con Lucas! ¡Por dios Ricardo si te costó acostarte conmigo tres semanas desde que estábamos juntos! ¡Y porque fui yo, que sino aún sigo esperando!
-¡Pero si fuiste tú quien me puso los cuernos con Lucas!- la discusión empezaba a subir de tono, pero llevaba a ser demasiado infantil, eran solamente ataques contra uno y otro.
-¡Yo no te puse los cuernos con Lucas!- apretó los dientes- ¡Y tú, que te pusiste con la pobre de María estando enamorado de mi! ¡Eso es ser un rastrero!
-¡Eso no es tan fuerte como tú, cuando me hiciste creer que sentías algo por mi cuando estabas con Lucas!
-¡Nunca! ¿Escuchas? ¡Nunca he estado enamorada de Lucas, como lo he estado de ti!
-No me lo creo...- dijo con una sonrisa burlona- ¡Julia por favor, no me vengas con cuentos!
-¡Mira idiota estuve con Lucas solamente porque me obligó! ¡Porque sino te mataba!- y el llanto llegó, Ricardo calló en ese momento y unos segundos después negó con la cabeza incrédulo.
-¿¡Como puedes inventarte algo así!? ¡Por dios si vas a tener un hijo suyo!- Julia lo miró con el ceño fruncido.
-¿¡Pero que dices!?
-¡No lo niegues que me lo acabas de decir!- Ricardo estaba que echaba chispas.
-¡Lucas no es el padre! ¿Como piensas eso?- Ricardo abrió los ojos y empezó a reírse con sorna.
-¡Ah! ¿Pero con cuantos más te has acostado en el barco?- la bofetada de Julia hizo a Ricardo volver la cara bruscamente.
-Imbécil, cabrón, mamón de mierda, ojalá te mueras en este momento, gilipollas sin corazón, idiota, hijo de puta, nunca tenía que haberte conocido. De pequeño por lo menos tenías más corazón, eras mejor persona ¿ahora? Ahora solo eres una mierda, de padre, de hombre y de pareja- él escuchaba los insultos y cada uno era un puñalada- ¡Es tuyo! ¿Escuchas? ¡Es nuestro, de los dos! ¡Tú eres su padre! ¡Es de nuestra pareja, nuestra vida Ricardo!- y las lágrimas le hacia temblar la voz, bajó el tono y al final solo se le escuchaba con hilo de voz- Es nuestro hijo, nuestro pequeño...- y rompió a llorar, se encogió como una niña y el capitán observaba sin decir nada como la alegría volvía a él.
Julián miraba nervioso el mar por la mañana. Se había pasado toda la noche buscando algo, alguna pista que dijera donde están. Pero no había nada, parecía que se habían esfumado, desaparecido de la faz de la tierra. Bufó y pasó la mano por su cabello.
La puerta se abrió a sus espaldas. Lo único que notó fue la brisa que entraba a través de ella. La mujer entró en la estancia y cerró la puerta.
-Julián...
-No están Salomé, llevo toda la puta noche buscando y por mis cojones que no se donde están- pegó con el puño en la mesa- ¡Te juro que estoy de los nervios!
La cocinera se acercó a él por la espalda. Con sus manos hizo un pequeño masaje en los hombros del oficial. Algo que le tranquilizó un poco.
-Tranquilo ¿vale? Los vamos a encontrar- rodeó con sus brazos el cuello masculino- Y lo vamos a hacer ya, porque Julia no puede aguantar tanto en su estado.
-¿Estado? ¿Que estado?- Salomé sonrió con tristeza.
-Dentro de poco vamos a tener un pequeño marinero por aquí Julián.
La puerta del puente se abrió de nuevo. Los ojos de ambos se quedaron abiertos como platos a ver quien estaba detrás de la puerta. La reacción iba a ser muy intensa en ese momento.
No se había dirigido la palabra en los cinco minutos después de la noticia. Cada uno tumbado mirando al lado opuesto y molestos en uno con el otro. Ricardo se quejaba en sus pensamientos de que no se lo había dicho antes. Julia dolida por las palabras del capitán, y pensando que su hijo no necesitaba un padre como él. El hombre se giró para verla y después volvió a su posición. Julia hizo lo mismo, hasta que en uno de esos esquivos se encontraron las miradas. Ricardo bajó la mirada.
-Lo siento...- fue lo primero que dijo.
-¿Es lo único que se te ocurre decir? ¿Vamos a tener un hijo y solo se te ocurre decir lo siento?
-Julia, estoy hasta las narices de discutir contigo.
-¿Y yo? ¿Yo qué? Ricardo más que yo no estás cansado de discutir, tenlo en cuenta.
-¡Julia por dios, siempre he querido lo mejor para ti!- cerró los ojos y respiró tranquilo- ¿Sabes qué? Me rindo, ya está.
-¿Ahora te rindes? Vale, bien. Así se nota todo lo que me has querido, ya lo veo- la doctora estaba irritante, y Ricardo estaba a punto de tirarse de la balsa.
-¿¡Qué no te he querido!? ¡Por favor Julia, me muero por ti! ¡Me he peleado con Lucas mil veces, me he echo polvo la espalda, me he dado en cajones, en puertas! ¡Si me han disparado solamente por protegerte! ¡He echo mil invenciones para verte por las mañanas, por las tardes y noches! ¡He soñado que estabas a mi lado cuando dormía! ¡Te he ayudado en la enfermería! ¡Por favor, si hasta te he traído el desayuno a la cama!- pausa- ¿¡Y me dices que no te quiero!? ¡Si eso no es quererte, no se lo que es para ti el amor!
El ese momento la mujer se quedó sin respiración. Todo Ricardo era suyo, y se lo acababa de demostrar. Si era buen padre, si era buen amante y quien sabe si podría llegar a ser un buen marido. Se tiró a él y le besó. Ricardo hizo un quejido pequeño de dolor. Julia se tumbó encima de él, mientras seguía besando su boca. Si por ella hubiera sido la habría asaltado antes. Ricardo puso sus manos en la cara de la doctora y empezó a besarla con más fuerza, más rabia. La ira que tenía acumulada la descargó toda con ese beso. Y separaron los labios pero siguieron juntos, pegados como nunca lo había estado.
-Julia...- la mujer le mandó callar con el dedo.
-Shh, calla no lo vayas a estropear- y volvió a besarle.
#174
17/07/2013 19:33
Lucas daba vuelvas por el mismo sitio. Estaba atacado, ahora si que tenía que tirarse por la borda.
-¿Voy a tener un hijo? ¿Yo? ¿Un hijo?
Salomé y Julián lo miraban un poco preocupados. Se había enterado de la noticia un poco pronto y muy de sopetón.
-Si, Lucas pero tranquilo.
-Salomé, ¿lo entiendes? Voy a ser padre.
-Si sigue viva si- se escuchó por lo bajo a Julián.
-¿Qué? ¿Como?- empezó a sudar- ¿Qué puede no estar viva?
-Lucas no me cuentes cuentos, sabes perfectamente que tú hiciste algo aquella noche.
-¿Qué? No, no yo no hice nada- empezaron sus nervios- Ya os lo dije, nunca hice nada.
-Tus nervios demuestran lo contrario- el oficial fue a enfrentarse a él- Aprende a mentir, sino te va ir muy mal en esta vida.
-¡No estoy mintiendo!- Julián le marcó la cara del puñetazo que le propinó y lo dejó en el suelo.
-¡He dicho que aprendas a mentir!- miró hacía atrás- Marineros llevarlo otra vez a la bodega, de ahí no vuelve a salir hasta que confiese.
Lucas salió quejándose y dolorido del puente. La cocinera miró al oficial.
-¿Por qué le has dicho que es suyo?- preguntó Julián.
-Porque Julia me dijo que aunque fuera de Ricardo, Lucas tenía que pensar que era suyo.
-¿Por qué?
-El mundo está dado del revés Julián, igual que muchas cosas. Si Julia ha querido hacer eso es para proteger a su hijo, y a Ricardo.
-¿De quien Salomé? ¿Del espíritu santo?
-De los que dieron la vuelta al mundo Julián.
Muy pronto se hizo de noche. Las estrellas seguían brillando bastante y toda la tranquilidad seguía estando presente. En esa tranquilidad dos personas dormían sin preocupación a que no los encontraran. En un instante Julia abrió los ojos de golpe. Estaba junto a Ricardo, un Ricardo dormido profundamente. Y escuchaba su corazón latir, parecía una musica mágica en sus oídos. Levantó la vista y sonrió. Una luz cegadora llegó directa a sus ojos marrones. Miró a como pudo y sonrió al ver lo que era.
-¡Ricardo! ¡Ricardo!- lo llamó pero no contestaba- ¡Ricardo despierta!
-¿Uhm? Julia, por favor que ayer me dieron un tiro en la espalda, dejame descansar- y volvió a cerrar los ojos.
-Que no... ¡Venga despierta!- al ver que no funcionaba cogió con las manos; haciendo un pequeño cuenco, agua y se lo tiró en la cara al pobre de Ricardo.
Pegó un repullo hacía arriba. Y Después se quejó por la herida. Julia rió por lo bajo.
-¿Pero por qué me tiras agua?
-Calla y mira- el capitán fue a ver y se unió a la sonrisa.
-Son ellos...- la miró y con cara de alegría gritó- ¡Son ellos Julia! ¡Estamos salvados!¡Es el Estrella!
Ambos se abrazaron fuerte. Y rieron juntos. A partir de ahora o harían todo juntos.
-¡Ah! Julia, Julia la herida... Creo que...
-Perdón, perdón. Dejame verla ¿te duele mucho?- la mujer miraba y tocaba con cuidado.
-Julia...
-¿Qué?- dijo observando aún la venda.
-Era broma- sonrió, la doctora miró sus ojos zarpos azules y se empezó a reír con él.
-Eres idiota, casi me muero del susto...
-No deberías preocuparte tanto, tengo una sirena que me protege- y seguidamente la besó.
Capitán y doctora subieron de nuevo al Estrella. Ambos con las ropas un poco húmedas pero vivos. Julián fue en seguida a ver como estaban, acompañado por Salomé. Valeria al ver el escandalo que estaban montando en cubierta salió y al ver a su padre casi le da algo.
-¡Papá! ¡Ya has vuelto de viaje!- Ricardo la subió a su hija, con un poco de dolor.
De tanta alegría y enhorabuenas al final todo el mundo se fue a dormir. Excepto Ricardo, Julia, Salomé y Julián. Estaban charlando en cubierta tranquilamente.
-Bueno, tenemos muchas cosas de las que hablar- habló el oficial.
-Julián tienes razón. Tenemos que hablar de muchas cosas. Concretamente de quien nos hizo desaparecer y quien me disparó. Aunque supongo que ya lo sabréis.
-Pues claro, no es más que...
-¡El nombre no hace falta decirlo oficial!- Gamboa salió de su escondite- ¡Es usted un inútil! Demasiado inútil para mi gusto...
-¿Gamboa? ¿Qué está diciendo?
-Julián aparta...- Ricardo le hizo a un lado- Te hacía ya en bodegas Gamboa, encerrado por tus planes.
-¿Planes?- preguntó Salomé sin entender.
-Gamboa fue quien me disparó, fue quien ideó todo para que Lucas disparase. Pero no a mi, sino a Julia. Confiaste en un lobo disfrazado de caperucita Gamboa, sabías perfectamente que Lucas nunca iba a disparar a Julia. Por eso te escondiste por si acaso. Estuviste a punto de matarla, pero aparecí yo.
-Siempre tan metementodo capitán- pausa- Ahora no pasará lo mismo- sacó la pistola y apuntó a Ricardo- Acabaré con todos, y esta vez empezaré por usted.
El silencio. El silencio mientras la muerte llega le hace sonreír. Gamboa siempre disfruta de todo, pero de matar, de matar más todavía. Ricardo cerró los ojos, Julia intentó hacer razonar a Gamboa pero era imposible. Iban a morir, morir viviendo sus vidas. Julia le cogió la mano y le susurró al oído 'Morir viviendo nuestras vidas, nunca lo olvides' A punto de apretar el gatillo. Se escucha en ruido de unos pasos en cubierta, un grito. Lucas aparece de no se sabe donde y se abalanza contra el colombiano. Otro disparo. El silencio hueco. Un sonido de dolor. Y Julia cae al suelo.
-¿Voy a tener un hijo? ¿Yo? ¿Un hijo?
Salomé y Julián lo miraban un poco preocupados. Se había enterado de la noticia un poco pronto y muy de sopetón.
-Si, Lucas pero tranquilo.
-Salomé, ¿lo entiendes? Voy a ser padre.
-Si sigue viva si- se escuchó por lo bajo a Julián.
-¿Qué? ¿Como?- empezó a sudar- ¿Qué puede no estar viva?
-Lucas no me cuentes cuentos, sabes perfectamente que tú hiciste algo aquella noche.
-¿Qué? No, no yo no hice nada- empezaron sus nervios- Ya os lo dije, nunca hice nada.
-Tus nervios demuestran lo contrario- el oficial fue a enfrentarse a él- Aprende a mentir, sino te va ir muy mal en esta vida.
-¡No estoy mintiendo!- Julián le marcó la cara del puñetazo que le propinó y lo dejó en el suelo.
-¡He dicho que aprendas a mentir!- miró hacía atrás- Marineros llevarlo otra vez a la bodega, de ahí no vuelve a salir hasta que confiese.
Lucas salió quejándose y dolorido del puente. La cocinera miró al oficial.
-¿Por qué le has dicho que es suyo?- preguntó Julián.
-Porque Julia me dijo que aunque fuera de Ricardo, Lucas tenía que pensar que era suyo.
-¿Por qué?
-El mundo está dado del revés Julián, igual que muchas cosas. Si Julia ha querido hacer eso es para proteger a su hijo, y a Ricardo.
-¿De quien Salomé? ¿Del espíritu santo?
-De los que dieron la vuelta al mundo Julián.
Muy pronto se hizo de noche. Las estrellas seguían brillando bastante y toda la tranquilidad seguía estando presente. En esa tranquilidad dos personas dormían sin preocupación a que no los encontraran. En un instante Julia abrió los ojos de golpe. Estaba junto a Ricardo, un Ricardo dormido profundamente. Y escuchaba su corazón latir, parecía una musica mágica en sus oídos. Levantó la vista y sonrió. Una luz cegadora llegó directa a sus ojos marrones. Miró a como pudo y sonrió al ver lo que era.
-¡Ricardo! ¡Ricardo!- lo llamó pero no contestaba- ¡Ricardo despierta!
-¿Uhm? Julia, por favor que ayer me dieron un tiro en la espalda, dejame descansar- y volvió a cerrar los ojos.
-Que no... ¡Venga despierta!- al ver que no funcionaba cogió con las manos; haciendo un pequeño cuenco, agua y se lo tiró en la cara al pobre de Ricardo.
Pegó un repullo hacía arriba. Y Después se quejó por la herida. Julia rió por lo bajo.
-¿Pero por qué me tiras agua?
-Calla y mira- el capitán fue a ver y se unió a la sonrisa.
-Son ellos...- la miró y con cara de alegría gritó- ¡Son ellos Julia! ¡Estamos salvados!¡Es el Estrella!
Ambos se abrazaron fuerte. Y rieron juntos. A partir de ahora o harían todo juntos.
-¡Ah! Julia, Julia la herida... Creo que...
-Perdón, perdón. Dejame verla ¿te duele mucho?- la mujer miraba y tocaba con cuidado.
-Julia...
-¿Qué?- dijo observando aún la venda.
-Era broma- sonrió, la doctora miró sus ojos zarpos azules y se empezó a reír con él.
-Eres idiota, casi me muero del susto...
-No deberías preocuparte tanto, tengo una sirena que me protege- y seguidamente la besó.
Capitán y doctora subieron de nuevo al Estrella. Ambos con las ropas un poco húmedas pero vivos. Julián fue en seguida a ver como estaban, acompañado por Salomé. Valeria al ver el escandalo que estaban montando en cubierta salió y al ver a su padre casi le da algo.
-¡Papá! ¡Ya has vuelto de viaje!- Ricardo la subió a su hija, con un poco de dolor.
De tanta alegría y enhorabuenas al final todo el mundo se fue a dormir. Excepto Ricardo, Julia, Salomé y Julián. Estaban charlando en cubierta tranquilamente.
-Bueno, tenemos muchas cosas de las que hablar- habló el oficial.
-Julián tienes razón. Tenemos que hablar de muchas cosas. Concretamente de quien nos hizo desaparecer y quien me disparó. Aunque supongo que ya lo sabréis.
-Pues claro, no es más que...
-¡El nombre no hace falta decirlo oficial!- Gamboa salió de su escondite- ¡Es usted un inútil! Demasiado inútil para mi gusto...
-¿Gamboa? ¿Qué está diciendo?
-Julián aparta...- Ricardo le hizo a un lado- Te hacía ya en bodegas Gamboa, encerrado por tus planes.
-¿Planes?- preguntó Salomé sin entender.
-Gamboa fue quien me disparó, fue quien ideó todo para que Lucas disparase. Pero no a mi, sino a Julia. Confiaste en un lobo disfrazado de caperucita Gamboa, sabías perfectamente que Lucas nunca iba a disparar a Julia. Por eso te escondiste por si acaso. Estuviste a punto de matarla, pero aparecí yo.
-Siempre tan metementodo capitán- pausa- Ahora no pasará lo mismo- sacó la pistola y apuntó a Ricardo- Acabaré con todos, y esta vez empezaré por usted.
El silencio. El silencio mientras la muerte llega le hace sonreír. Gamboa siempre disfruta de todo, pero de matar, de matar más todavía. Ricardo cerró los ojos, Julia intentó hacer razonar a Gamboa pero era imposible. Iban a morir, morir viviendo sus vidas. Julia le cogió la mano y le susurró al oído 'Morir viviendo nuestras vidas, nunca lo olvides' A punto de apretar el gatillo. Se escucha en ruido de unos pasos en cubierta, un grito. Lucas aparece de no se sabe donde y se abalanza contra el colombiano. Otro disparo. El silencio hueco. Un sonido de dolor. Y Julia cae al suelo.
#175
18/07/2013 19:18
NOOOOOOO no se te ocurra matar a Julia!! Pobre...que no le pase nada a su bebé!
No tardes tantísimo tiempo en traernos más!!!
No tardes tantísimo tiempo en traernos más!!!
#176
21/07/2013 18:40
Hola, bueno aquí os dejo otro capi. Espero que disfrutéis y esta vez no he tardado tanto en subir este capi. Lucia, sigo sin saber que me querías decir el otro día. Pero que sabes que te quiero y este capi te lo dedico.
CAPITULO 31
Mi pequeño, mi ángel
Ricardo
Temí por su vida. Sí, en vez de temer por mi vida temí por la suya. Era de esperar, estoy enamorado. Prefiero morir yo a que muera ella. Al verla en el suelo toda mi vida se desmoronó por un momento. Sentí que todo lo que me quedaba no iba a ser muy llevadero. Después de la muerte de Marisa no creía poder recuperarme, pero apareció Julia. Recuerdo el primer día que la vi, era apenas un niño. La primera vez que le hablo y nos peleamos. La segunda vez fue un poco extraña. Creo que nunca se acordó de que salvé la vida a una niña de un tipo borracho. La tercera, la tercera fue de un golpe en la cabeza y un beso en el supermercado. La cuarta de camino a casa. La quinta empezó fatal. Valeria llorando, yo gritando y Julia a punto de volverse loca. Nunca empezamos con buen pie.
Pero siempre me quedé prendado de su sonrisita. Todas y cada una de las veces que la veía poner algún gesto en su rostro, me quedaba ido. Si me dice la gente que todo a sido un sueño, que nada ha pasado de verdad, nunca la creería. Julia le dio un toque de realidad a toda mi vida que ha parecido un sueño. Cada beso, cada caricia, todo su cuerpo era real, el tacto de su piel suave, era real. Y me hace feliz, no se por qué pero me hace feliz.
Cuando el disparo sonó y cayó al suelo esa felicidad se esfumó. Su cuerpo delicado se desplomó y yo me quedé sin respiración. El dolor entró en mi, pero no entendía nada. Julia en el suelo, Gamboa en el suelo, Lucas en el suelo. Todo el mundo en el suelo y yo de pie sin poder respirar.
La sangre corrió de nuevo por cubierta. Pero no era mía, ni de Lucas, ni de Julián, ni de Salomé, ni mucho menos la de Julia. Gamboa murió en ese mismo momento la bala había impactado en el lado del pecho del corazón. Lucas se quedó con la pistola en la mano y cayó de rodillas al suelo con las manos de color rojizo, la sangre de Gamboa estaba pegada a él. Lucas con los ojos llorosos empezó a temblar. Solo entendí que de sus labios salia 'Le he matado' 'He matado a una persona'. Me miró con miedo, pero no miedo a nadie, sino a él mismo. Algo en él se rompió, creo que nunca entenderé lo que hizo.
Se colocó la pistola en la sien. Julián intentó que no lo hiciera, yo salí de mi ensoñación y me acerqué a él.
-Lucas, tranquilo . No hagas una tontería.
-Soy como él. Soy como él- repetía.
-No, no eres como él. Nunca serás como él.
-¡No, no, no! Soy un asesino. No puedo quedarme aquí con Julia sin partirle el corazón- sonrió por un momento, seguía en el suelo de rodillas- Adiós capitán, adiós Julia- y apretó el gatillo.
-¡Lucas no!- no me dio tiempo a nada, pasó demasiado rápido.
Lucas al suelo casi muerto. Fui a ver si conseguía hacer algo pero lo único que conseguí fue escucharle.
-Cu.. cuida de... mi hi... jo- dijo sin aliento.
-Lo haré, te lo prometo- no sé por qué le dije eso, creo que pensé que quería que descansará en paz.
Sus ojos quedaron abiertos y llorosos. Le cerré los párpados y lo dejé en el suelo. La sangre de Lucas y Gamboa corría por toda cubierta. Creo que fue una de las peores experiencias de mi vida junto al fin del mundo y la muerte de Marisa.
-¿Por qué sabe que Julia está embarazada? ¿y por qué piensa que es su hijo?
-Porque Julia dijo que si alguna vez se enterarse, tenía que pensar que era suyo.
-¿Para qué?- no lograba comprender nada.
-Para protegerte, para proteger a Valeria, para protegernos a todos.
No entendí mucho la explicación de Julián. Pero dejé el tema. Y fui con ella, se había desmayado, y ahora temí por la vida de mi hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Julia
Desperté en la enfermería. Me costó unos segundos largos situarme, el silencio me ayudó. Miré al techo y me quedé en esa posición no más de tres segundos. Observé toda la zona y me quedé parada en un punto justo a mi lado. Ricardo descansaba la cabeza en la camilla mientras estaba sentado en un taburete. Su pecho subía y bajaba por la respiración. Me alegró verle conmigo. No sabía cuanto tiempo llevaba aquí, pero seguro que bastante. Mientras pasaban los minutos mi aburrimiento crecía y lo único que se me ocurrió fue observar a Ricardo en su sueño. Me giré un poco para poder observarle mejor. Le acaricié el pelo, el tacto era suave. Siempre me ha gustado acariciarlo, no se por qué pero me encanta.
Su sueño era profundo, se notaba. Y su respiración era lenta y relajada. Creo que no recordaba un momento en el que hubiera disfrutado tanto como este de verle dormir. Ricardo dormido siempre había sido una pequeña debilidad mía. Era como un niño, y lentamente me toqué el vientre. Una pequeña lágrima de emoción me corrió por la mejilla. Nuestro hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Ricardo
Desperté de mi sueño. Creo que había pasado una hora desde que me había dormido. Me froté los ojos legañosos y respiré profundamente. Al abrirlos completamente pude ver a Julia despierta con una sonrisa en sus labios. Creo que me quedé un poco sin respiración en ese momento.
-Hola bello durmiente- y rió.
Una risa dulce que se me coló por los oídos y llegó a todas las partes de mi cuerpo. Me hizo sentir que seguía vivo. Por lo que se lo agradecí con un pequeño beso en sus labios dulces.
-¿Cuanto tiempo llevo aquí?- preguntó.
-Un día entero- respondí observándola- Yo no soy el único que duerme en este barco.
-Eso aveces puedo ponerlo en duda ¿verdad?
-Verdad- respondí con una sonrisa de tonto, no se por qué pero siempre me pasaba lo mismo al verla reír.
Sentí su mano en mi mejilla, una caricia que parecería azúcar en mi piel. Y me derretía poco a poco, como siempre, como cada vez que la veía. Como cuando nos encantaba tomar chocolate caliente un día que hizo mucho frío, ese día me derretí como el chocolate; lentamente y sin prisas.
-Te quiero- fue lo único que me dijo y le respondí con otro beso dulce.
Tenía que contarle todo lo que había pasado desde que se desmayó. Pero ahora la veía tan relajada que me daba pena poder alterar su tranquilidad. Claro que no podía evitar que preguntase, y cuanto antes lo pienso antes lo hace.
-¿Qué pasó?
-Nada que tengas que saber, estamos vivos, eso es lo que importa- en ese momento me doy cuenta de lo que hizo ella al no contarme nada de lo del proyecto.
Me libero de una carga muy grande. Y todavía la quiero más.
-Sigo teniendo sueño- me dice y yo sonrío.
-Pues vamos a dormir- me hace un lado en la camilla y me tumbo con ella.
Me abraza y reposa su cabeza en mi pecho. No tarda en dormirse. Y yo abrazada a ella me duermo con la mano en su vientre, para que me sienta mi hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Julia
Cuatro meses después todo sigue igual. Bueno todo menos mi barriga, ha crecido y Ricardo cada dos por tres hace bromas con eso. Un día casi cae al mar por una broma de las suyas. Después de tanto ajetreo me contó lo de Lucas y Gamboa y yo terminé contándole todo lo del proyecto.
Y aquí seguimos intentado encontrar algo de tierra, aunque parece que no hay nada que encontrar no perdemos la esperanza.
Ahora mismo Ricardo me acompaña a la enfermería donde le tengo una sorpresa. Creo que es algo que los dos disfrutaríamos mucho. A punto de entrar le tapo los ojos y se ríe, me encanta su risa tipo 'me das miedo, pero me encanta eso de ti'. Entramos y lo dirijo al lado de la camilla. Me dice que que tramo, yo solo le digo que espere. Me tumbo y enciendo la maquina, me echo un poco de gel en el vientre y traigo a Ricardo un poco más cerca. Le doy en la mano el aparato.
-¿Julia esto qué es? ¿No me habrás dado algo malo no?
-Shh calla y espera.
CAPITULO 31
Mi pequeño, mi ángel
Ricardo
Temí por su vida. Sí, en vez de temer por mi vida temí por la suya. Era de esperar, estoy enamorado. Prefiero morir yo a que muera ella. Al verla en el suelo toda mi vida se desmoronó por un momento. Sentí que todo lo que me quedaba no iba a ser muy llevadero. Después de la muerte de Marisa no creía poder recuperarme, pero apareció Julia. Recuerdo el primer día que la vi, era apenas un niño. La primera vez que le hablo y nos peleamos. La segunda vez fue un poco extraña. Creo que nunca se acordó de que salvé la vida a una niña de un tipo borracho. La tercera, la tercera fue de un golpe en la cabeza y un beso en el supermercado. La cuarta de camino a casa. La quinta empezó fatal. Valeria llorando, yo gritando y Julia a punto de volverse loca. Nunca empezamos con buen pie.
Pero siempre me quedé prendado de su sonrisita. Todas y cada una de las veces que la veía poner algún gesto en su rostro, me quedaba ido. Si me dice la gente que todo a sido un sueño, que nada ha pasado de verdad, nunca la creería. Julia le dio un toque de realidad a toda mi vida que ha parecido un sueño. Cada beso, cada caricia, todo su cuerpo era real, el tacto de su piel suave, era real. Y me hace feliz, no se por qué pero me hace feliz.
Cuando el disparo sonó y cayó al suelo esa felicidad se esfumó. Su cuerpo delicado se desplomó y yo me quedé sin respiración. El dolor entró en mi, pero no entendía nada. Julia en el suelo, Gamboa en el suelo, Lucas en el suelo. Todo el mundo en el suelo y yo de pie sin poder respirar.
La sangre corrió de nuevo por cubierta. Pero no era mía, ni de Lucas, ni de Julián, ni de Salomé, ni mucho menos la de Julia. Gamboa murió en ese mismo momento la bala había impactado en el lado del pecho del corazón. Lucas se quedó con la pistola en la mano y cayó de rodillas al suelo con las manos de color rojizo, la sangre de Gamboa estaba pegada a él. Lucas con los ojos llorosos empezó a temblar. Solo entendí que de sus labios salia 'Le he matado' 'He matado a una persona'. Me miró con miedo, pero no miedo a nadie, sino a él mismo. Algo en él se rompió, creo que nunca entenderé lo que hizo.
Se colocó la pistola en la sien. Julián intentó que no lo hiciera, yo salí de mi ensoñación y me acerqué a él.
-Lucas, tranquilo . No hagas una tontería.
-Soy como él. Soy como él- repetía.
-No, no eres como él. Nunca serás como él.
-¡No, no, no! Soy un asesino. No puedo quedarme aquí con Julia sin partirle el corazón- sonrió por un momento, seguía en el suelo de rodillas- Adiós capitán, adiós Julia- y apretó el gatillo.
-¡Lucas no!- no me dio tiempo a nada, pasó demasiado rápido.
Lucas al suelo casi muerto. Fui a ver si conseguía hacer algo pero lo único que conseguí fue escucharle.
-Cu.. cuida de... mi hi... jo- dijo sin aliento.
-Lo haré, te lo prometo- no sé por qué le dije eso, creo que pensé que quería que descansará en paz.
Sus ojos quedaron abiertos y llorosos. Le cerré los párpados y lo dejé en el suelo. La sangre de Lucas y Gamboa corría por toda cubierta. Creo que fue una de las peores experiencias de mi vida junto al fin del mundo y la muerte de Marisa.
-¿Por qué sabe que Julia está embarazada? ¿y por qué piensa que es su hijo?
-Porque Julia dijo que si alguna vez se enterarse, tenía que pensar que era suyo.
-¿Para qué?- no lograba comprender nada.
-Para protegerte, para proteger a Valeria, para protegernos a todos.
No entendí mucho la explicación de Julián. Pero dejé el tema. Y fui con ella, se había desmayado, y ahora temí por la vida de mi hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Julia
Desperté en la enfermería. Me costó unos segundos largos situarme, el silencio me ayudó. Miré al techo y me quedé en esa posición no más de tres segundos. Observé toda la zona y me quedé parada en un punto justo a mi lado. Ricardo descansaba la cabeza en la camilla mientras estaba sentado en un taburete. Su pecho subía y bajaba por la respiración. Me alegró verle conmigo. No sabía cuanto tiempo llevaba aquí, pero seguro que bastante. Mientras pasaban los minutos mi aburrimiento crecía y lo único que se me ocurrió fue observar a Ricardo en su sueño. Me giré un poco para poder observarle mejor. Le acaricié el pelo, el tacto era suave. Siempre me ha gustado acariciarlo, no se por qué pero me encanta.
Su sueño era profundo, se notaba. Y su respiración era lenta y relajada. Creo que no recordaba un momento en el que hubiera disfrutado tanto como este de verle dormir. Ricardo dormido siempre había sido una pequeña debilidad mía. Era como un niño, y lentamente me toqué el vientre. Una pequeña lágrima de emoción me corrió por la mejilla. Nuestro hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Ricardo
Desperté de mi sueño. Creo que había pasado una hora desde que me había dormido. Me froté los ojos legañosos y respiré profundamente. Al abrirlos completamente pude ver a Julia despierta con una sonrisa en sus labios. Creo que me quedé un poco sin respiración en ese momento.
-Hola bello durmiente- y rió.
Una risa dulce que se me coló por los oídos y llegó a todas las partes de mi cuerpo. Me hizo sentir que seguía vivo. Por lo que se lo agradecí con un pequeño beso en sus labios dulces.
-¿Cuanto tiempo llevo aquí?- preguntó.
-Un día entero- respondí observándola- Yo no soy el único que duerme en este barco.
-Eso aveces puedo ponerlo en duda ¿verdad?
-Verdad- respondí con una sonrisa de tonto, no se por qué pero siempre me pasaba lo mismo al verla reír.
Sentí su mano en mi mejilla, una caricia que parecería azúcar en mi piel. Y me derretía poco a poco, como siempre, como cada vez que la veía. Como cuando nos encantaba tomar chocolate caliente un día que hizo mucho frío, ese día me derretí como el chocolate; lentamente y sin prisas.
-Te quiero- fue lo único que me dijo y le respondí con otro beso dulce.
Tenía que contarle todo lo que había pasado desde que se desmayó. Pero ahora la veía tan relajada que me daba pena poder alterar su tranquilidad. Claro que no podía evitar que preguntase, y cuanto antes lo pienso antes lo hace.
-¿Qué pasó?
-Nada que tengas que saber, estamos vivos, eso es lo que importa- en ese momento me doy cuenta de lo que hizo ella al no contarme nada de lo del proyecto.
Me libero de una carga muy grande. Y todavía la quiero más.
-Sigo teniendo sueño- me dice y yo sonrío.
-Pues vamos a dormir- me hace un lado en la camilla y me tumbo con ella.
Me abraza y reposa su cabeza en mi pecho. No tarda en dormirse. Y yo abrazada a ella me duermo con la mano en su vientre, para que me sienta mi hijo. Mi pequeño, mi ángel.
Julia
Cuatro meses después todo sigue igual. Bueno todo menos mi barriga, ha crecido y Ricardo cada dos por tres hace bromas con eso. Un día casi cae al mar por una broma de las suyas. Después de tanto ajetreo me contó lo de Lucas y Gamboa y yo terminé contándole todo lo del proyecto.
Y aquí seguimos intentado encontrar algo de tierra, aunque parece que no hay nada que encontrar no perdemos la esperanza.
Ahora mismo Ricardo me acompaña a la enfermería donde le tengo una sorpresa. Creo que es algo que los dos disfrutaríamos mucho. A punto de entrar le tapo los ojos y se ríe, me encanta su risa tipo 'me das miedo, pero me encanta eso de ti'. Entramos y lo dirijo al lado de la camilla. Me dice que que tramo, yo solo le digo que espere. Me tumbo y enciendo la maquina, me echo un poco de gel en el vientre y traigo a Ricardo un poco más cerca. Le doy en la mano el aparato.
-¿Julia esto qué es? ¿No me habrás dado algo malo no?
-Shh calla y espera.
#177
21/07/2013 18:43
Acerco mi mano a la suya y la atraigo un poco. Le digo que se quite la venda hace caso y se la quita con la mano que tiene libre. Lo primero que ve es la pantalla y algo moverse. Me mira y sonríe, en un momento se le escapan las lágrimas. Señalo la pantalla y le digo cada parte del bebé, las manos, los pies, la cabeza, el cuerpo...
-Y hay algo más- digo, se preocupa un poco pensando que es algo malo, típico en Ricardo- Tranquilo, solo es para decirte que es un niño.
-¿Un niño?- asiento con la cabeza, deja la máquina en su sitio y me da un beso dulce en los labios.
Y yo también lloro de alegría. Un niño me digo. Nuestro niño. Mi pequeño, mi ángel.
Ricardo
Nueve meses. Nueve meses y mi hijo en camino. Salomé lo prepara todo y ayuda a Julia, yo mientras le digo a Valeria que su hermanito viene en camino. Ella grita de alegría y sonríe. Le digo a Ainhoa que se encargue de ella y así lo hace. Bajo corriendo a la enfermería. Y allí están Salomé, Vilma y María. Voy junto a Julia y me coge del brazo. El pequeño está ya en camino.
Son cuatro horas largas. Cuatro horas de insultos de Julia hacía mí, de sudores y gritos. Naturalmente se los perdono, y me hacen gracia, recuerdo que con Marisa hasta me cogió de los pelos llegado el momento en que Valeria nacía. Y todo pasa en cuanto el peque sale Salomé lo sostiene en brazos y todo se para. 'Es un niño precioso' le escucho decir y lloro de la emoción. Julia suspira y le doy un beso en la frente. Quiero cogerlo, pero me da tanto miedo. Tiene un cuerpo tan delicado que si le pasara algo no me lo perdonaría jamás.
Salomé me lo da y mis brazos lo sostienen. Tiene los ojos cerrados y llora, castaño y con una peca diminuta en la frente; como su madre pienso.
-Es precioso mi vida- le digo a Julia y se lo dejo en sus brazos.
Lo mira sonriente. Le da con la mano diminuta en la nariz y veo como se le escapa una lágrima.
-¿Como se va a llamar el pequeño?- pregunta Salomé
-Hugo- decimos los dos a la vez.
-Hugo Montero Wilson- dice Julia- Nuestro pequeño, nuestro ángel.
En ese momento todo desaparece de nuestro alrededor. Solo quedamos Julia, Hugo y yo. Le doy un beso a los dos y ambos sin explicación o por algo del destino sonríen a la vez.
-Y hay algo más- digo, se preocupa un poco pensando que es algo malo, típico en Ricardo- Tranquilo, solo es para decirte que es un niño.
-¿Un niño?- asiento con la cabeza, deja la máquina en su sitio y me da un beso dulce en los labios.
Y yo también lloro de alegría. Un niño me digo. Nuestro niño. Mi pequeño, mi ángel.
Ricardo
Nueve meses. Nueve meses y mi hijo en camino. Salomé lo prepara todo y ayuda a Julia, yo mientras le digo a Valeria que su hermanito viene en camino. Ella grita de alegría y sonríe. Le digo a Ainhoa que se encargue de ella y así lo hace. Bajo corriendo a la enfermería. Y allí están Salomé, Vilma y María. Voy junto a Julia y me coge del brazo. El pequeño está ya en camino.
Son cuatro horas largas. Cuatro horas de insultos de Julia hacía mí, de sudores y gritos. Naturalmente se los perdono, y me hacen gracia, recuerdo que con Marisa hasta me cogió de los pelos llegado el momento en que Valeria nacía. Y todo pasa en cuanto el peque sale Salomé lo sostiene en brazos y todo se para. 'Es un niño precioso' le escucho decir y lloro de la emoción. Julia suspira y le doy un beso en la frente. Quiero cogerlo, pero me da tanto miedo. Tiene un cuerpo tan delicado que si le pasara algo no me lo perdonaría jamás.
Salomé me lo da y mis brazos lo sostienen. Tiene los ojos cerrados y llora, castaño y con una peca diminuta en la frente; como su madre pienso.
-Es precioso mi vida- le digo a Julia y se lo dejo en sus brazos.
Lo mira sonriente. Le da con la mano diminuta en la nariz y veo como se le escapa una lágrima.
-¿Como se va a llamar el pequeño?- pregunta Salomé
-Hugo- decimos los dos a la vez.
-Hugo Montero Wilson- dice Julia- Nuestro pequeño, nuestro ángel.
En ese momento todo desaparece de nuestro alrededor. Solo quedamos Julia, Hugo y yo. Le doy un beso a los dos y ambos sin explicación o por algo del destino sonríen a la vez.
#178
22/07/2013 12:42
DIOS TE AMO POR NO MATAR A JULIA PERO SI A LUCAS :'))
Bueno eso, que me encanta que por fin esten felices y con su hijo y aish no tardes en subir el siguiente
Bueno eso, que me encanta que por fin esten felices y con su hijo y aish no tardes en subir el siguiente
#179
29/07/2013 19:28
Que bonito!!!que felicidad se respira en este fic jajaja
me encanta, continualo cuando puedas!!!
me encanta, continualo cuando puedas!!!
#180
30/07/2013 22:27
Me encanta!!! Necesito leer mas por favor siguelo!!! Un beso!!