Foro Bandolera
Nueva Historia - DIARIO de SARA REEVES y MIGUEL ROMERO -
#0
12/06/2011 01:40
Hola Forer@s!!
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
#121
24/07/2011 21:40
Bieeeen! Gracias pituii! Y ahora k pasará??
Cuando puedas sigue!
Cuando puedas sigue!
#122
24/07/2011 22:53
Os pongo otro trocito, espero que os guste
12.-
-Pues vamos- dijo Miguel iniciando el paso. Es un poco tarde para andar por las afueras del pueblo.
- Si, tiene razón. Por cierto Teniente, sobre qué quería hablarme la otra noche cuando vino a la posada?
-Pues de Carlos. El otro día me comentó que se había encontrado con usted y con la maestra Flor. Me dijo que estuvieron hablando y que usted se había ofrecido para ayudarle con los estudios. Es eso cierto?
-Si, le dije que le ayudaría con los estudios para ponerse al día en la escuela, siempre y cuando usted estuviera de acuerdo.
-Yo?
-Claro, usted es como si fuera su padre. No se si le parece bien.
Miguel no dijo nada, siguió caminando en silencio.
-Sino le parece bien sólo tiene que decirlo. No pasa nada. A lo mejor me he metido donde nadie me llama, verdad?-dijo Sara mirándole.
-No, no es eso. Pero…
-No tiene que decir nada más. De verdad que sólo lo propuse por ayudar a Carlos, pero en ningún momento he querido ofenderle a usted. Sino está de acuerdo lo entiendo, al fin y al cabo, es su hermano.
- No Sara, sino me ha dejado terminar.
- Ah…
- Me parece fantástico que quiera ayudar a mi hermano, creo que le vendrá muy bien un poco de ayuda con los libros. Pero…por qué alguien como usted querría ayudar a un muchacho como mi Carlos?
-Alguien como yo? A qué se refiere?
- Pues a una señorita extranjera, de buena familia, que aunque no se muy bien que hace por estas tierras…seguro que tiene mejores cosas y mas importantes que ayudar a mi hermano.
-Mmm…En una cosa tiene razón, yo tampoco se muy bien que hago aquí- dijo sonriéndole-. Pero no tengo cosas más importantes que hacer. De hecho ayudar en la educación de los jóvenes me parece de vital importancia para que la gente prospere. Usted no opina igual?
-Si, y por eso quiero que Carlos estudie, que tenga una formación básica antes de ponerse a trabajar. No quiero que sea ignorante y que en un futuro se aprovechen de él, como ocurre ahora con muchos trabajadores en estas tierras.
-Vaya…me sorprende. No sabía que la guardia civil estaba del lado de los oprimidos, creía que sólo velaban por los derechos de los terratenientes.
- Eso es la impresión que tiene de nuestra institución?
-Bueno…llevo muy poco tiempo en Arazana, pero siéndole sincera…no he oído muy buenos comentarios sobre su capitán.
-Si, nuestro capitán es…digamos que tiene un sentido peculiar de la justicia. Pero no todos los guardias opinamos como él, ni estamos de acuerdo con muchas de sus acciones.
-Entonces usted está del lado de los oprimidos?
-No estoy al lado de nadie, ni contra nadie. Intento ser justo en mis acciones si dependen de mi… aunque no siempre es así. Pero creo que todo el mundo tiene derechos y obligaciones y no por pertenecer a una clase u otra se está exento de cumplir ambas cosas.
-En eso opino como usted, todos tenemos derechos y obligaciones.
-Sabe? Se me hace raro que alguien comos usted opine así, por aquí esas ideas no son frecuentes.
-Otra vez dice alguien como yo. Se refiere a que soy de buena familia?
-Si, la gente de su clase no suele pensar así. No se ofenda, pero la mayoría de los terratenientes creen los trabajadores son de su propiedad y no les reconocen ningún derecho.
-No, tranquilo no me ofendo. Se como son los de mi clase, pero no todos somos así.
-Sabe una cosa? Me alegra que no sea una señoritinga estirada que mira por encima del hombro a la gente, eso le honra.
-Bueno…gracias por el cumplido- dijo sonriendo. Ya hemos llegado.
-Si, ya estamos en la posada.
-Muchas gracias por acompañarme, me ha gustado mucho conversar con usted durante el trayecto.
-Gracias-dijo Miguel ruborizándose ante el comentario. Yo también he disfrutado de su compañía.
-Miguel…le puedo pedir algo?
-Claro, lo que quiera.
-Podríamos tutearnos. No creo que haga falta tanto formalismo entre nosotros, no?- dijo con cara y sonrisa angelical.
- Desde luego que no, a partir de ahora te tutearé- dijo asintiendo con el rostro.
-Mucho mejor. Bueno, lo dicho ha sido un placer pasear contigo. Te parece bien que empiece ya las clases con tu hermano?
-Claro, cuando quieras. Ah, sino te obedece o hace algo fuera de lugar…dímelo por favor. A veces…no se comporta muy bien que digamos.
-No te preocupes, seguro que no tengo problemas con él. Además creo que en el fondo tiene ganas de aprender.
- Puede ser… Bueno es muy tarde, será mejor que descanses Sara. Hasta mañana.
- Hasta mañana Teniente- dijo Sara acercándose un poco más a él y dándole un pequeño y dulce beso en la mejilla.
- Que…que descanses-. Dijo Miguel titubeante mientras ella entraba a la posada. Esta mujer le sorprendía a cada momento. Le había vuelto a besar con tanta naturalidad …
Definitivamente Sara era un ángel, era su ángel.
12.-
-Pues vamos- dijo Miguel iniciando el paso. Es un poco tarde para andar por las afueras del pueblo.
- Si, tiene razón. Por cierto Teniente, sobre qué quería hablarme la otra noche cuando vino a la posada?
-Pues de Carlos. El otro día me comentó que se había encontrado con usted y con la maestra Flor. Me dijo que estuvieron hablando y que usted se había ofrecido para ayudarle con los estudios. Es eso cierto?
-Si, le dije que le ayudaría con los estudios para ponerse al día en la escuela, siempre y cuando usted estuviera de acuerdo.
-Yo?
-Claro, usted es como si fuera su padre. No se si le parece bien.
Miguel no dijo nada, siguió caminando en silencio.
-Sino le parece bien sólo tiene que decirlo. No pasa nada. A lo mejor me he metido donde nadie me llama, verdad?-dijo Sara mirándole.
-No, no es eso. Pero…
-No tiene que decir nada más. De verdad que sólo lo propuse por ayudar a Carlos, pero en ningún momento he querido ofenderle a usted. Sino está de acuerdo lo entiendo, al fin y al cabo, es su hermano.
- No Sara, sino me ha dejado terminar.
- Ah…
- Me parece fantástico que quiera ayudar a mi hermano, creo que le vendrá muy bien un poco de ayuda con los libros. Pero…por qué alguien como usted querría ayudar a un muchacho como mi Carlos?
-Alguien como yo? A qué se refiere?
- Pues a una señorita extranjera, de buena familia, que aunque no se muy bien que hace por estas tierras…seguro que tiene mejores cosas y mas importantes que ayudar a mi hermano.
-Mmm…En una cosa tiene razón, yo tampoco se muy bien que hago aquí- dijo sonriéndole-. Pero no tengo cosas más importantes que hacer. De hecho ayudar en la educación de los jóvenes me parece de vital importancia para que la gente prospere. Usted no opina igual?
-Si, y por eso quiero que Carlos estudie, que tenga una formación básica antes de ponerse a trabajar. No quiero que sea ignorante y que en un futuro se aprovechen de él, como ocurre ahora con muchos trabajadores en estas tierras.
-Vaya…me sorprende. No sabía que la guardia civil estaba del lado de los oprimidos, creía que sólo velaban por los derechos de los terratenientes.
- Eso es la impresión que tiene de nuestra institución?
-Bueno…llevo muy poco tiempo en Arazana, pero siéndole sincera…no he oído muy buenos comentarios sobre su capitán.
-Si, nuestro capitán es…digamos que tiene un sentido peculiar de la justicia. Pero no todos los guardias opinamos como él, ni estamos de acuerdo con muchas de sus acciones.
-Entonces usted está del lado de los oprimidos?
-No estoy al lado de nadie, ni contra nadie. Intento ser justo en mis acciones si dependen de mi… aunque no siempre es así. Pero creo que todo el mundo tiene derechos y obligaciones y no por pertenecer a una clase u otra se está exento de cumplir ambas cosas.
-En eso opino como usted, todos tenemos derechos y obligaciones.
-Sabe? Se me hace raro que alguien comos usted opine así, por aquí esas ideas no son frecuentes.
-Otra vez dice alguien como yo. Se refiere a que soy de buena familia?
-Si, la gente de su clase no suele pensar así. No se ofenda, pero la mayoría de los terratenientes creen los trabajadores son de su propiedad y no les reconocen ningún derecho.
-No, tranquilo no me ofendo. Se como son los de mi clase, pero no todos somos así.
-Sabe una cosa? Me alegra que no sea una señoritinga estirada que mira por encima del hombro a la gente, eso le honra.
-Bueno…gracias por el cumplido- dijo sonriendo. Ya hemos llegado.
-Si, ya estamos en la posada.
-Muchas gracias por acompañarme, me ha gustado mucho conversar con usted durante el trayecto.
-Gracias-dijo Miguel ruborizándose ante el comentario. Yo también he disfrutado de su compañía.
-Miguel…le puedo pedir algo?
-Claro, lo que quiera.
-Podríamos tutearnos. No creo que haga falta tanto formalismo entre nosotros, no?- dijo con cara y sonrisa angelical.
- Desde luego que no, a partir de ahora te tutearé- dijo asintiendo con el rostro.
-Mucho mejor. Bueno, lo dicho ha sido un placer pasear contigo. Te parece bien que empiece ya las clases con tu hermano?
-Claro, cuando quieras. Ah, sino te obedece o hace algo fuera de lugar…dímelo por favor. A veces…no se comporta muy bien que digamos.
-No te preocupes, seguro que no tengo problemas con él. Además creo que en el fondo tiene ganas de aprender.
- Puede ser… Bueno es muy tarde, será mejor que descanses Sara. Hasta mañana.
- Hasta mañana Teniente- dijo Sara acercándose un poco más a él y dándole un pequeño y dulce beso en la mejilla.
- Que…que descanses-. Dijo Miguel titubeante mientras ella entraba a la posada. Esta mujer le sorprendía a cada momento. Le había vuelto a besar con tanta naturalidad …
Definitivamente Sara era un ángel, era su ángel.
#123
24/07/2011 23:00
ohhhh... que bien sigue "esto" jejeje... ya tengo ganas de más!... me encanta esta nueva versión de relación de esta pareja! jejeje
Gracias pituii!
Gracias pituii!
#124
24/07/2011 23:07
Ay qué monos, pituii !!
Me encanta.
GRacias de nuevo
Me encanta.
GRacias de nuevo
#125
24/07/2011 23:17
Ya se estan conociendo
gracia pituii
gracia pituii
#126
24/07/2011 23:56
Ay, Pituii, que cuquis estos niños, por Dios.
S.C. es poco, poquísimo.
Por favor, no nos dejes tu historia con cuentagotas, que es que me encanta y te prodigas muy poco con nosotras. Ya sé que tienes muchísimo lío, pero cuando puedas déjanos más.
Gracias.
S.C. es poco, poquísimo.
Por favor, no nos dejes tu historia con cuentagotas, que es que me encanta y te prodigas muy poco con nosotras. Ya sé que tienes muchísimo lío, pero cuando puedas déjanos más.
Gracias.
#127
25/07/2011 00:07
Pituii muchas gracías por esta maravillosa historia, cuando puedas más estoy enganchadisima.
#128
25/07/2011 00:27
ay que me los como pituii, sigue cariño, que vamos por buen camino, asi se nos pasa el sufrimiento,que llevamos hace 3 meses, y los principios son los mejores, el proximo encuentro mas
#129
25/07/2011 01:50
13.-
Sara durmió del tirón. El hecho de haber arreglado el pequeño incidente del otro día con Miguel hacia que se sintiera bien.
Despertó contenta, pues un chorro de luz se colaba por la ventana iluminándole la cara. Esto siempre era un buen presagio. Le encantaba la luz, la calidez.
Bajó a desayunar. La Maña le había preparado café y tostadas. Estuvo hablando con ella un buen rato y después fue al pueblo para hablar con Peralta. Le pidió si podía colaborar con él escribiendo alguna crónica y se ofreció para sustituirle en la imprenta cuando él tuviera que salir. Al periodista le pareció genial la ayuda y el ímpetu que trasmitía la joven.
Más tarde fue al cortijo de los Montoro a visitar a Eugenia. Estuvieron dando un paseo a caballo y ésta se quedó asombrada cuando vio como montaba Sara. No montaba como las señoritas, montaba a horcajadas como los hombres! La señorita Reeves no era una chica corriente, de eso se dio cuenta el primer día que la conoció. Qué señorita de su condición viajaría sola a un país extranjero? Ni siquiera había viajado con alguien del servicio. Y cómo era posible que estuviera alojada en el burdel del pueblo? Pero a pesar de todas estas rarezas Eugenia apreciaba a Sara y se estaban haciendo buenas amigas.
Por la tarde había quedado con Carlos en la plaza del pueblo para ir a su casa a dar la clase. Habían quedado allí porque ella no sabía donde vivía el chico.
La casa estaba a las afueras del pueblo, bastante cerca del río. Era una construcción pequeña con fachada blanca y dos alturas. Las ventanas eran grandes y estaban cubiertas por unas bonitas rejas de hierro forjado. En la entrada había un pequeño jardín bastante cuidado y con muchas macetas. Esto le sorprendió un poco. No se imaginaba a Miguel ni a Carlos encargándose de regar geranios.
Entraron por la puerta principal a un recibidor que daba a la cocina y a un acogedor salón. En él había un sofá, una mesita baja, un par de butacas, una librería y una chimenea de piedra en una de las paredes. Desde el salón partía una escalera con la barandilla de madera que subía al piso de arriba.
Se quedaron en la cocina pues allí había una amplia mesa y unos bancos de madera.
Sara estaba contenta. Parecía que lograba captar el interés del muchacho.
-Hola, buenas tardes!- saludó una voz femenina.
A Sara se le encendieron todas las alarmas. Quién era esa mujer que entraba como pedro por su casa saludando tan efusivamente? Acaso Miguel tenía pareja? Estaba casado? No, eso no era posible. La había besado, no podía ser tan miserable. O… si. Por eso le pedía perdón con tanta angustia la otra noche? Sara estaba al borde de un ataque, todas sus ilusiones no reconocidas con Miguel se habían ido al traste en un segundo.
-Hola Marisa. No sabía que venias hoy-dijo Carlos.
-Si, es que me he cruzado con tu hermano en el pueblo y me ha pedido que comprara unas cosas. Así que vengo a dejarlas.
-Ah, no os he presentado. Sara ella es Marisa, nos ayuda con la casa y las comidas. Y ella es la señorita Sara Reeves- dijo mirando hacia la muchacha del servicio.
-Hola, encantada Marisa- dijo Sara poniéndose en pie para saludarla.
-Mucho gusto señorita Reeves. Yo solo vengo a dejar estas piezas de fruta y me marcho.
-Hasta mañana Marisa.
-Adiós Carlos, adiós señorita Reeves- dijo la muchacha saliendo de la cocina.
-Adiós Marisa-dijo Sara.
Así que tenían una muchacha de servicio en casa. Lo debía de haber supuesto porque dos hombres viviendo solos… Era preciso que tuvieran a alguien que se encargara de las tareas de la casa, de lavar la ropa, de cocinar…
Lo cierto es que Marisa parecía una buena muchacha, le había causado buena impresión.
Siguieron con la clase en la cocina. Al cabo del rato otra voz los interrumpió.
-Hola Carlos! Ya he llegado.- dijo Miguel. Dónde estás?
-Estoy aquí en la cocina con...
-Con la señorita Reeves- dijo Miguel con una deslumbrante sonrisa acercándose a ella-. Hola Sara, cómo se está portando mi hermano?
-Hola Miguel- dijo embelesada por la sonrisa de él. Carlos se está aplicando bastante, de momento no tengo queja- dijo mirando al joven muchacho.
-La verdad es que ya estoy un poco cansado, para ser el primer día podríamos dejarlo ya, no?
- Carlos!- se enfadó Miguel. Serás…
-No Miguel, tu hermano tiene razón. Además hemos aprovechado bien el tiempo y nos ha cundido la materia. Carlos, lo dejamos por hoy, pero tienes que leerte las páginas que te he indicado antes para el próximo día, de acuerdo?
-Claro Sara. Miguel puedo salir un rato?
-Carlos es muy tarde, no me gusta que salgas a estas horas. Por qué no preparas las cosas para ir mañana a la escuela y le pones la comida a los caballos y a Motas?
-Quién es Motas?- preguntó Sara.
-Una perra que tenemos desde hace unos meses- dijo Miguel.
-Está bien Miguel, voy a ponerles algo de comer. Hasta mañana Sara-dijo despidiéndose Carlos.
- Yo me marcho ya a la posada, la Maña seguro que me está esperando para cenar. Que pase buena noche Teniente.
-Sara…no te vas a ir sola hasta la posada. Te acompaño.
-No hace falta Miguel, no me voy a perder.
-Sara… por favor. No es muy seguro que vayas sola por el camino a estas horas. Déjame acompañarte, a mi no me cuesta nada y me quedo más tranquilo. De acuerdo?- dijo Miguel ofreciendo su brazo para que Sara se agarrara.
-Está bien- dijo cogiéndose de Miguel- Tu ganas.
Sara estaba feliz porque Miguel se preocupaba por ella y quería acompañarla a la posada. Le encantaba estar con él. Se sentía en las nubes paseando agarrada de su brazo. Deseaba que el camino de vuelta durara una eternidad pues se moría por pasar más tiempo con él. Sólo había pasado un día desde la otra noche en la que le acompañó a la posada pero ya le echaba de menos. Necesitaba verlo, estar con él, hablar con él. No sabía a ciencia cierta que producía Miguel en ella, pero tenía claro que lo necesitaba. Necesitaba la proximidad de su cuerpo y oír de sus labios ese “que descanses” que le dijo la noche anterior.
Sara durmió del tirón. El hecho de haber arreglado el pequeño incidente del otro día con Miguel hacia que se sintiera bien.
Despertó contenta, pues un chorro de luz se colaba por la ventana iluminándole la cara. Esto siempre era un buen presagio. Le encantaba la luz, la calidez.
Bajó a desayunar. La Maña le había preparado café y tostadas. Estuvo hablando con ella un buen rato y después fue al pueblo para hablar con Peralta. Le pidió si podía colaborar con él escribiendo alguna crónica y se ofreció para sustituirle en la imprenta cuando él tuviera que salir. Al periodista le pareció genial la ayuda y el ímpetu que trasmitía la joven.
Más tarde fue al cortijo de los Montoro a visitar a Eugenia. Estuvieron dando un paseo a caballo y ésta se quedó asombrada cuando vio como montaba Sara. No montaba como las señoritas, montaba a horcajadas como los hombres! La señorita Reeves no era una chica corriente, de eso se dio cuenta el primer día que la conoció. Qué señorita de su condición viajaría sola a un país extranjero? Ni siquiera había viajado con alguien del servicio. Y cómo era posible que estuviera alojada en el burdel del pueblo? Pero a pesar de todas estas rarezas Eugenia apreciaba a Sara y se estaban haciendo buenas amigas.
Por la tarde había quedado con Carlos en la plaza del pueblo para ir a su casa a dar la clase. Habían quedado allí porque ella no sabía donde vivía el chico.
La casa estaba a las afueras del pueblo, bastante cerca del río. Era una construcción pequeña con fachada blanca y dos alturas. Las ventanas eran grandes y estaban cubiertas por unas bonitas rejas de hierro forjado. En la entrada había un pequeño jardín bastante cuidado y con muchas macetas. Esto le sorprendió un poco. No se imaginaba a Miguel ni a Carlos encargándose de regar geranios.
Entraron por la puerta principal a un recibidor que daba a la cocina y a un acogedor salón. En él había un sofá, una mesita baja, un par de butacas, una librería y una chimenea de piedra en una de las paredes. Desde el salón partía una escalera con la barandilla de madera que subía al piso de arriba.
Se quedaron en la cocina pues allí había una amplia mesa y unos bancos de madera.
Sara estaba contenta. Parecía que lograba captar el interés del muchacho.
-Hola, buenas tardes!- saludó una voz femenina.
A Sara se le encendieron todas las alarmas. Quién era esa mujer que entraba como pedro por su casa saludando tan efusivamente? Acaso Miguel tenía pareja? Estaba casado? No, eso no era posible. La había besado, no podía ser tan miserable. O… si. Por eso le pedía perdón con tanta angustia la otra noche? Sara estaba al borde de un ataque, todas sus ilusiones no reconocidas con Miguel se habían ido al traste en un segundo.
-Hola Marisa. No sabía que venias hoy-dijo Carlos.
-Si, es que me he cruzado con tu hermano en el pueblo y me ha pedido que comprara unas cosas. Así que vengo a dejarlas.
-Ah, no os he presentado. Sara ella es Marisa, nos ayuda con la casa y las comidas. Y ella es la señorita Sara Reeves- dijo mirando hacia la muchacha del servicio.
-Hola, encantada Marisa- dijo Sara poniéndose en pie para saludarla.
-Mucho gusto señorita Reeves. Yo solo vengo a dejar estas piezas de fruta y me marcho.
-Hasta mañana Marisa.
-Adiós Carlos, adiós señorita Reeves- dijo la muchacha saliendo de la cocina.
-Adiós Marisa-dijo Sara.
Así que tenían una muchacha de servicio en casa. Lo debía de haber supuesto porque dos hombres viviendo solos… Era preciso que tuvieran a alguien que se encargara de las tareas de la casa, de lavar la ropa, de cocinar…
Lo cierto es que Marisa parecía una buena muchacha, le había causado buena impresión.
Siguieron con la clase en la cocina. Al cabo del rato otra voz los interrumpió.
-Hola Carlos! Ya he llegado.- dijo Miguel. Dónde estás?
-Estoy aquí en la cocina con...
-Con la señorita Reeves- dijo Miguel con una deslumbrante sonrisa acercándose a ella-. Hola Sara, cómo se está portando mi hermano?
-Hola Miguel- dijo embelesada por la sonrisa de él. Carlos se está aplicando bastante, de momento no tengo queja- dijo mirando al joven muchacho.
-La verdad es que ya estoy un poco cansado, para ser el primer día podríamos dejarlo ya, no?
- Carlos!- se enfadó Miguel. Serás…
-No Miguel, tu hermano tiene razón. Además hemos aprovechado bien el tiempo y nos ha cundido la materia. Carlos, lo dejamos por hoy, pero tienes que leerte las páginas que te he indicado antes para el próximo día, de acuerdo?
-Claro Sara. Miguel puedo salir un rato?
-Carlos es muy tarde, no me gusta que salgas a estas horas. Por qué no preparas las cosas para ir mañana a la escuela y le pones la comida a los caballos y a Motas?
-Quién es Motas?- preguntó Sara.
-Una perra que tenemos desde hace unos meses- dijo Miguel.
-Está bien Miguel, voy a ponerles algo de comer. Hasta mañana Sara-dijo despidiéndose Carlos.
- Yo me marcho ya a la posada, la Maña seguro que me está esperando para cenar. Que pase buena noche Teniente.
-Sara…no te vas a ir sola hasta la posada. Te acompaño.
-No hace falta Miguel, no me voy a perder.
-Sara… por favor. No es muy seguro que vayas sola por el camino a estas horas. Déjame acompañarte, a mi no me cuesta nada y me quedo más tranquilo. De acuerdo?- dijo Miguel ofreciendo su brazo para que Sara se agarrara.
-Está bien- dijo cogiéndose de Miguel- Tu ganas.
Sara estaba feliz porque Miguel se preocupaba por ella y quería acompañarla a la posada. Le encantaba estar con él. Se sentía en las nubes paseando agarrada de su brazo. Deseaba que el camino de vuelta durara una eternidad pues se moría por pasar más tiempo con él. Sólo había pasado un día desde la otra noche en la que le acompañó a la posada pero ya le echaba de menos. Necesitaba verlo, estar con él, hablar con él. No sabía a ciencia cierta que producía Miguel en ella, pero tenía claro que lo necesitaba. Necesitaba la proximidad de su cuerpo y oír de sus labios ese “que descanses” que le dijo la noche anterior.
#130
25/07/2011 02:13
Gracias pituii por este nuevo capitulo. Estoy enganchada a tu historia desde el principio y me encanta.
#131
25/07/2011 10:19
Gracias pituii
estan encantados los dos
estan encantados los dos
#132
25/07/2011 11:27
Gracias Pituii, están los dos encantados de haberse conocido.
#133
25/07/2011 11:54
Ay, Pituii, que bonito...... Si es que me los imagino y se me cae la baba a chorros........... No se puede ser más cuqui que nuestro teniente, si es que hoombres así no existen......
Ay, por Dios, que envidia más mala tengo----
Ay, por Dios, que envidia más mala tengo----
#134
25/07/2011 12:31
Pituii mil millones de gracias por tu historia sigue cuando puedas.
#135
25/07/2011 12:38
Qué bonita está resultando tu historia pituii!...
Sigue sorprendiéndonos en cuanto puedas ok!. Gracias
Sigue sorprendiéndonos en cuanto puedas ok!. Gracias
#136
25/07/2011 13:30
pituii,los preliminares a una relación consolidada son preciosos recordarlos cuando han pasado.Cuando estas en los preliminares,que lo tienes que descubrir todo,paso a paso,son duros y eternos....es la razón por la que leo tu diario,porque espero .....que pronto llegue a la relación de amor correspondido....es dulce,sabe a caramelo,leer cómo vas desgranando cada paso,cada momento cercano entre Miguel y Sara....
#137
25/07/2011 14:25
Pituii es precioso el relato, me los imagino y me quedo enbobada....de verdad es muy sensible y como conocemos a los personajes parece que lo ves......
Quedo a la espera de más, otra adicción....como tantas en este foro...
Te felicito.
Quedo a la espera de más, otra adicción....como tantas en este foro...
Te felicito.
#138
25/07/2011 14:51
pituii en las nubes estoy yo, sigue por favor, que me da a mi que se van a rejuntar bien rejuntaditos en muy poco tiempo jajaja
#139
27/07/2011 02:04
Pituii continuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
#140
27/07/2011 08:23
Pituii te subo el post para que lo encuentres facilmente......