Foro Bandolera
Nueva Historia - DIARIO de SARA REEVES y MIGUEL ROMERO -
#0
12/06/2011 01:40
Hola Forer@s!!
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
#21
19/06/2011 00:49
Muy bien pituii !!!
Me encanta tu historia. Madre mía lo que habrá sentido Sara nada más despertar. Vel el torso desnudo del teniente tiene que ser para desmayarse de nuevo.
Graciasss
Me encanta tu historia. Madre mía lo que habrá sentido Sara nada más despertar. Vel el torso desnudo del teniente tiene que ser para desmayarse de nuevo.
Graciasss
#22
19/06/2011 00:59
Me vais a sacar los colores!! xdd
La inspiración ha tardado en venir, pero sobre todo es la falta de tiempo. Esta semana en el trabajo he ido de guardia en guardia y el resto durmiendo, asiq solo os leia por las mañanas mientras iba en el metro.
Al final me ha dado apuro y he decidido vestirlo...no es plan que Olmedo lo vea de esa guisa por el pueblo.
Yo me lo imagino montando un caballo oscuro con porte muy varonil .Sara recostando su espalda sobre su pecho y él rodeandola con esos biceps que el gimnasio le ha dado, xdddd (y que no se los quite, que me vuelven loca, xddd)
hoy ya no pondré mas, sorry. Lo intentare mañana por la noche!!
La inspiración ha tardado en venir, pero sobre todo es la falta de tiempo. Esta semana en el trabajo he ido de guardia en guardia y el resto durmiendo, asiq solo os leia por las mañanas mientras iba en el metro.
Al final me ha dado apuro y he decidido vestirlo...no es plan que Olmedo lo vea de esa guisa por el pueblo.
Yo me lo imagino montando un caballo oscuro con porte muy varonil .Sara recostando su espalda sobre su pecho y él rodeandola con esos biceps que el gimnasio le ha dado, xdddd (y que no se los quite, que me vuelven loca, xddd)
hoy ya no pondré mas, sorry. Lo intentare mañana por la noche!!
#23
19/06/2011 13:22
Ya me has enganchado pituli.....sigue por favor...
#24
19/06/2011 13:34
Me encanta pituii
#25
19/06/2011 13:59
muy bien pitu aver si yo me animo tambien y escribo algo porque con tanta historias en el foro me esta picando el gusanillo
#26
19/06/2011 14:07
Claro robersurgent! animate a escribir, cuantas mas historias mejor. Yo estoy enganchada a todas, xd.
Os pongo otro cachito, espero que os guste!
Os pongo otro cachito, espero que os guste!
#27
19/06/2011 14:13
4.-
Entre el paso ligero de Bucéfalo y los brazos de Miguel rodeándola, tuvo la sensación de que la estaban acunando. Le embriagaba el olor masculino que desprendía Miguel, era plenamente consciente de la mano firme de de él alrededor de su cintura. El sol rojizo se estaba poniendo por el horizonte, le pareció que era irreal lo que estaba viviendo en ese momento.
Ella trataba de mantenerse erguida para no tocarse tanto con él, no era correcto montar con un hombre tan cerca, pero finalmente el cansancio de todo el día hizo mella en ella y se abandonó sobre el pecho de él. Quedó dormida sin darse cuenta.
Notó como el caballo se detenía.
-Señorita, ya hemos llegado- susurró Miguel apretándole suavemente el brazo para despertarla-. Espere, le ayudo a bajar.
El la cogió por las axilas y le ayudó a descender. No es que ella no supiera bajar de un caballo, pero estaba exhausta y se dejó ayudar. Al tocar tierra quedó prácticamente encima de Miguel con sus caras a unos pocos centímetros. Volvió a perderse en esos ojos azules que la miraban intensamente. Le temblaron las piernas, pero hizo un esfuerzo porque no se notara y dio un paso hacia atrás separándose de él.
-Es esta la posada que mencionó su hermano? – dijo señalando hacia la entrada.
-Si, venga entremos, le presentaré a la dueña.
-De acuerdo.
Al entrar, Sara se dio cuenta porque el chico menor había dicho que no se trataba de un lugar adecuado para ella. En la planta baja había una taberna llena de hombres fumando y bebiendo, rodeados de señoritas con vistosos y escotados vestidos. Eran chicas de compañía.
Un hombre con aspecto desaliñado se acercó a ella y se dirigió a Miguel.
-Vaya, vaya… Dónde ha encontrado esta preciosidad? Por qué no alquilo un cuarto y nos divertimos los tres? Está dispuesto a compartirla o la quiere solo para usted? – dijo el hombre entre risas maliciosas mientras cogía a Sara por el hombro.
Sara hizo ademán de quitarse a ese hombre que apestaba a alcohol de encima, cuando Miguel apartó la mano del hombre de encima suyo y le dio un empujón.
-No se equivoque caballero, si es que se le puede llamar así- decía Miguel mientras se ponía un paso por delante de Sara y señalaba con el dedo al tipo pasado de tragos.
-Ella es una señorita respetable y debe tratarla como lo que es. Espero por su bien- decía con el semblante muy serio- que sea la última vez que le falta el respeto de esta manera tan soez. La próxima vez no seré tan benévolo y se buscará un serio problema conmigo. Lo ha entendido?
-Si, si. Disculpe Teniente. Yo pensé…
-Haga el favor de callarse y lárguese de mi vista – sentenció Miguel con cara de poco amigos-.
Así que Miguel era Teniente de la Guardia Civil, lo tendría que haber imaginado nada mas ver el porte tan varonil de él.
-Lo siento señorita, se encuentra bien?- dijo él girándose hacia ella.
-Si, no se preocupe y gracias. Al decir esto se ruborizó y bajo la mirada.
-Hola Miguelico!- gritó una señora acercándose hacia ellos.
-Doña Rosa, le presento a la señorita Sara Reeves. Acaba de llegar al pueblo y quería descansar en la posada. Tiene habitaciones libres?
-Si, me quedan un par de habitaciones en el piso de arriba. Creo que será mas adecuado que estar aquí abajo con todos estos “señores”- dijo la mujer.
- Se lo agradezco- intervino Sara-. Lo cierto es que he hecho un viaje muy largo y me gustaría descansar.
-Por supuesto chiquilla. Si viene con el guardia civil mas guapo de toda Arazana es usted muy bienvenida a mi casa- dijo la mujer guiñando un ojo a Miguel-.
Sara se giró hacia éste y vio como se puso rojo en un instante. Así que el Teniente era un chico tímido- se le escapó una sonrisa por este pensamiento-.
-Señorita, venga conmigo y le enseño la habitación.
-De acuerdo.
Ella se volvió hacia Miguel.
- Muchas gracias por acompañarme hasta la posada, ha sido muy amable- dijo Sara con una tímida sonrisa.
- No, no me de las gracias. Más bien acepte mis disculpas por el incidente con mi hermano. Le ruego nos perdone.
-Ya le he dicho que no hay nada que perdonar, ha sido un accidente.
-Esta bien-dijo Miguel asintiendo y con una amplia sonrisa que le provocó a Sara un escalofrío por el cuerpo- entonces será mejor que acompañe a la Maña y descanse.
-Si será lo mejor. Buenas noches teniente Romero.
-Buenas noches Señorita Reeves.
-Ah! Doña Rosa!- gritó Miguel mientras ellas subían las escaleras hacia el piso de arriba- mi hermano pequeño estará al caer. Trae el equipaje de la señorita.
-No se preocupe. Yo se lo subo a la habitación.
-De acuerdo. Hasta mañana- dijo él a modo de despido.
Entre el paso ligero de Bucéfalo y los brazos de Miguel rodeándola, tuvo la sensación de que la estaban acunando. Le embriagaba el olor masculino que desprendía Miguel, era plenamente consciente de la mano firme de de él alrededor de su cintura. El sol rojizo se estaba poniendo por el horizonte, le pareció que era irreal lo que estaba viviendo en ese momento.
Ella trataba de mantenerse erguida para no tocarse tanto con él, no era correcto montar con un hombre tan cerca, pero finalmente el cansancio de todo el día hizo mella en ella y se abandonó sobre el pecho de él. Quedó dormida sin darse cuenta.
Notó como el caballo se detenía.
-Señorita, ya hemos llegado- susurró Miguel apretándole suavemente el brazo para despertarla-. Espere, le ayudo a bajar.
El la cogió por las axilas y le ayudó a descender. No es que ella no supiera bajar de un caballo, pero estaba exhausta y se dejó ayudar. Al tocar tierra quedó prácticamente encima de Miguel con sus caras a unos pocos centímetros. Volvió a perderse en esos ojos azules que la miraban intensamente. Le temblaron las piernas, pero hizo un esfuerzo porque no se notara y dio un paso hacia atrás separándose de él.
-Es esta la posada que mencionó su hermano? – dijo señalando hacia la entrada.
-Si, venga entremos, le presentaré a la dueña.
-De acuerdo.
Al entrar, Sara se dio cuenta porque el chico menor había dicho que no se trataba de un lugar adecuado para ella. En la planta baja había una taberna llena de hombres fumando y bebiendo, rodeados de señoritas con vistosos y escotados vestidos. Eran chicas de compañía.
Un hombre con aspecto desaliñado se acercó a ella y se dirigió a Miguel.
-Vaya, vaya… Dónde ha encontrado esta preciosidad? Por qué no alquilo un cuarto y nos divertimos los tres? Está dispuesto a compartirla o la quiere solo para usted? – dijo el hombre entre risas maliciosas mientras cogía a Sara por el hombro.
Sara hizo ademán de quitarse a ese hombre que apestaba a alcohol de encima, cuando Miguel apartó la mano del hombre de encima suyo y le dio un empujón.
-No se equivoque caballero, si es que se le puede llamar así- decía Miguel mientras se ponía un paso por delante de Sara y señalaba con el dedo al tipo pasado de tragos.
-Ella es una señorita respetable y debe tratarla como lo que es. Espero por su bien- decía con el semblante muy serio- que sea la última vez que le falta el respeto de esta manera tan soez. La próxima vez no seré tan benévolo y se buscará un serio problema conmigo. Lo ha entendido?
-Si, si. Disculpe Teniente. Yo pensé…
-Haga el favor de callarse y lárguese de mi vista – sentenció Miguel con cara de poco amigos-.
Así que Miguel era Teniente de la Guardia Civil, lo tendría que haber imaginado nada mas ver el porte tan varonil de él.
-Lo siento señorita, se encuentra bien?- dijo él girándose hacia ella.
-Si, no se preocupe y gracias. Al decir esto se ruborizó y bajo la mirada.
-Hola Miguelico!- gritó una señora acercándose hacia ellos.
-Doña Rosa, le presento a la señorita Sara Reeves. Acaba de llegar al pueblo y quería descansar en la posada. Tiene habitaciones libres?
-Si, me quedan un par de habitaciones en el piso de arriba. Creo que será mas adecuado que estar aquí abajo con todos estos “señores”- dijo la mujer.
- Se lo agradezco- intervino Sara-. Lo cierto es que he hecho un viaje muy largo y me gustaría descansar.
-Por supuesto chiquilla. Si viene con el guardia civil mas guapo de toda Arazana es usted muy bienvenida a mi casa- dijo la mujer guiñando un ojo a Miguel-.
Sara se giró hacia éste y vio como se puso rojo en un instante. Así que el Teniente era un chico tímido- se le escapó una sonrisa por este pensamiento-.
-Señorita, venga conmigo y le enseño la habitación.
-De acuerdo.
Ella se volvió hacia Miguel.
- Muchas gracias por acompañarme hasta la posada, ha sido muy amable- dijo Sara con una tímida sonrisa.
- No, no me de las gracias. Más bien acepte mis disculpas por el incidente con mi hermano. Le ruego nos perdone.
-Ya le he dicho que no hay nada que perdonar, ha sido un accidente.
-Esta bien-dijo Miguel asintiendo y con una amplia sonrisa que le provocó a Sara un escalofrío por el cuerpo- entonces será mejor que acompañe a la Maña y descanse.
-Si será lo mejor. Buenas noches teniente Romero.
-Buenas noches Señorita Reeves.
-Ah! Doña Rosa!- gritó Miguel mientras ellas subían las escaleras hacia el piso de arriba- mi hermano pequeño estará al caer. Trae el equipaje de la señorita.
-No se preocupe. Yo se lo subo a la habitación.
-De acuerdo. Hasta mañana- dijo él a modo de despido.
#28
19/06/2011 14:16
Jeje, Sara ya tiene habitación y el teniente sabe dónde queda...
#29
19/06/2011 14:26
pituui!!!!!!!! acabo de leerlo todo y está genial. He visualizado totalmente el momento viaje en caballo, ufffffff
#30
19/06/2011 15:02
muy bien, me encanta, sigue cuando puedas
#31
20/06/2011 00:24
5.-
La Maña le acompañó hasta una habitación situada al fondo de un pasillo en el piso de arriba. Era un cuarto simple, muy austero. Apenas tenia una cama, un armario y un pequeño escritorio con una silla. No estaba acostumbrada a esa clase de lugares pero no le importó, el cuarto estaba limpio y las sábanas también, con eso era suficiente para pasar la noche.
A los cinco minutos llegó la Maña con su equipaje y se despidieron hasta el día siguiente. Estaba tan cansada que no perdió tiempo en deshacer la maleta, solamente rebuscó hasta encontrar el camisón. Se aseó un poco y cayó rendida en la cama.
Miguel estaba cenando en la cocina de su casa cuando escuchó el sonido de la puerta.
-Carlos, eres tu?
-Si, ya estoy aquí- dijo entrando en la cocina.
-Has llevado el equipaje de la señorita a la posada?
-Si, vengo de allí. La Maña me dijo que ella se lo daba a Sara.
-Bien. Coge algo del puchero y siéntate a cenar. Perdona por no esperarte pero estaba hambriento.
-Da igual. Aunque ya se yo que es lo que te ha producido tanto hambre- dijo Carlos son sonrisa burlona.
- Se puede saber de que estás hablando?- preguntó Miguel con cara de sorpresa.
- Está claro, no? Hablo de la señorita Reeves. He visto como la mirabas.
- No la he mirado de ningún modo- dijo Miguel secamente.
-Ja y ja! A mi no me puedes engañar. Pero lo cierto es que no te culpo. Es guapísima. Y ese pelo rubio, sus ojos azules, la piel tan fina y delicada. Parece una sirena.
- Carlos te estás oyendo? Cuántas tonterías eres capaz de decir en una sola frase. Acábate la cena y vete a dormir.
- Eh! Tranquilo. No pensaba quitártela. Es toda tuya. Aunque si ella tuviera unos años menos…no dudes en que te haría la competencia por conquistarla. Y seguro que me elegía a mi, porque con ese carácter tan avinagrado que tienes le darías miedo- dijo burlándose de su hermano mayor.
- Deja de decir sandeces!- gritó Miguel mientras se levantaba de la mesa.
- Sandeces o verdades?
-Es que siempre tienes que tener tu la última palabra?
-Si tengo razón, sí- espetó Carlos.
Miguel que estaba saliendo por la puerta se giró al escuchar la última frase de su hermano y le fulminó con la mirada. En ocasiones como esta le sacaba de sus casillas. Había cogido aire para regañarle, pero se lo pensó mejor.
-No tengo ganas de seguir discutiendo contigo y menos por una absurdez. Estoy cansado, me voy a la cama. Tú puedes irte a dormir o… hacer lo que te venga en gana, que es lo que haces siempre.
Carlos se sintió mal al ver como su hermano se iba con la cabeza gacha con actitud derrotista. Él esperaba que Miguel entrara al trapo, pero no fue así.
Se quedó acabando la cena mientras escuchaba como Miguel se iba a dormir. Siempre se divertía picando y molestando a su hermano mayor, pero esta vez se había pasado. Notó a su hermano triste. Miguel siempre peleaba con él, le gritaba, le daba órdenes, pero esta vez había preferido irse.
Carlos no pudo más con el remordimiento de conciencia y entró en la habitación de él.
Su hermano lo miraba con cara de no entender que hacía allí.
- Ahora que quieres Carlos? Ya te he dicho que me quiero ir a dormir- dijo con tono tranquilo mientras se ponía la camiseta del pijama.
- Miguel…yo… quería pedirte… disculpas- dijo con la mirada clavada en el suelo. No quería hacerte enfadar.
Miguel levantó la ceja en señal de incredulidad. Que no querías hacerme enfadar?
- Bueno al principio sí, pero después no. Lo siento soy un bocazas, en verdad no pienso que tengas un carácter avinagrado, aunque sí eres muy serio.
- Anda, ven aquí mocoso- dijo con los brazo abiertos para abrazar a su hermano pequeño-. Un día de estos te voy a tirar de lo alto del campanario- decía riendo mientras achuchaba a su hermano.
- De verdad que lo siento. Pero no me digas que la chica no era guapa? Dijo con tono burlón para romper el abrazo.
-Vete a tu cuarto- dijo Miguel mientras se le escapaba una sonrisilla por el comentario de Carlos.
-Hasta mañana -dijo saliendo de la habitación de su hermano.
Miguel se echó sobre la cama boca arriba con los brazos levantados por detrás de la cabeza. Lo cierto es que la chica no era guapa. Guapa era un adjetivo que se quedaba corto para alguien como ella. Era la criatura mas bonita que había visto en su vida. Era dulce, amable, aunque intuía que no era tan frágil como aparentaba su aspecto de muñequita porcelana. De dónde vendría? Y, porqué estaba en Arazana?
Recordó el trayecto a caballo a la posada. A mitad camino ella se había quedado dormida sobre su pecho, en esos momentos notaba el dulce aroma a perfume que desprendía su piel y sólo hubiera querido estrecharla mas contra su cuerpo.
Siguió pensado el la misteriosa señorita Reeves hasta que le venció el sueño.
La Maña le acompañó hasta una habitación situada al fondo de un pasillo en el piso de arriba. Era un cuarto simple, muy austero. Apenas tenia una cama, un armario y un pequeño escritorio con una silla. No estaba acostumbrada a esa clase de lugares pero no le importó, el cuarto estaba limpio y las sábanas también, con eso era suficiente para pasar la noche.
A los cinco minutos llegó la Maña con su equipaje y se despidieron hasta el día siguiente. Estaba tan cansada que no perdió tiempo en deshacer la maleta, solamente rebuscó hasta encontrar el camisón. Se aseó un poco y cayó rendida en la cama.
Miguel estaba cenando en la cocina de su casa cuando escuchó el sonido de la puerta.
-Carlos, eres tu?
-Si, ya estoy aquí- dijo entrando en la cocina.
-Has llevado el equipaje de la señorita a la posada?
-Si, vengo de allí. La Maña me dijo que ella se lo daba a Sara.
-Bien. Coge algo del puchero y siéntate a cenar. Perdona por no esperarte pero estaba hambriento.
-Da igual. Aunque ya se yo que es lo que te ha producido tanto hambre- dijo Carlos son sonrisa burlona.
- Se puede saber de que estás hablando?- preguntó Miguel con cara de sorpresa.
- Está claro, no? Hablo de la señorita Reeves. He visto como la mirabas.
- No la he mirado de ningún modo- dijo Miguel secamente.
-Ja y ja! A mi no me puedes engañar. Pero lo cierto es que no te culpo. Es guapísima. Y ese pelo rubio, sus ojos azules, la piel tan fina y delicada. Parece una sirena.
- Carlos te estás oyendo? Cuántas tonterías eres capaz de decir en una sola frase. Acábate la cena y vete a dormir.
- Eh! Tranquilo. No pensaba quitártela. Es toda tuya. Aunque si ella tuviera unos años menos…no dudes en que te haría la competencia por conquistarla. Y seguro que me elegía a mi, porque con ese carácter tan avinagrado que tienes le darías miedo- dijo burlándose de su hermano mayor.
- Deja de decir sandeces!- gritó Miguel mientras se levantaba de la mesa.
- Sandeces o verdades?
-Es que siempre tienes que tener tu la última palabra?
-Si tengo razón, sí- espetó Carlos.
Miguel que estaba saliendo por la puerta se giró al escuchar la última frase de su hermano y le fulminó con la mirada. En ocasiones como esta le sacaba de sus casillas. Había cogido aire para regañarle, pero se lo pensó mejor.
-No tengo ganas de seguir discutiendo contigo y menos por una absurdez. Estoy cansado, me voy a la cama. Tú puedes irte a dormir o… hacer lo que te venga en gana, que es lo que haces siempre.
Carlos se sintió mal al ver como su hermano se iba con la cabeza gacha con actitud derrotista. Él esperaba que Miguel entrara al trapo, pero no fue así.
Se quedó acabando la cena mientras escuchaba como Miguel se iba a dormir. Siempre se divertía picando y molestando a su hermano mayor, pero esta vez se había pasado. Notó a su hermano triste. Miguel siempre peleaba con él, le gritaba, le daba órdenes, pero esta vez había preferido irse.
Carlos no pudo más con el remordimiento de conciencia y entró en la habitación de él.
Su hermano lo miraba con cara de no entender que hacía allí.
- Ahora que quieres Carlos? Ya te he dicho que me quiero ir a dormir- dijo con tono tranquilo mientras se ponía la camiseta del pijama.
- Miguel…yo… quería pedirte… disculpas- dijo con la mirada clavada en el suelo. No quería hacerte enfadar.
Miguel levantó la ceja en señal de incredulidad. Que no querías hacerme enfadar?
- Bueno al principio sí, pero después no. Lo siento soy un bocazas, en verdad no pienso que tengas un carácter avinagrado, aunque sí eres muy serio.
- Anda, ven aquí mocoso- dijo con los brazo abiertos para abrazar a su hermano pequeño-. Un día de estos te voy a tirar de lo alto del campanario- decía riendo mientras achuchaba a su hermano.
- De verdad que lo siento. Pero no me digas que la chica no era guapa? Dijo con tono burlón para romper el abrazo.
-Vete a tu cuarto- dijo Miguel mientras se le escapaba una sonrisilla por el comentario de Carlos.
-Hasta mañana -dijo saliendo de la habitación de su hermano.
Miguel se echó sobre la cama boca arriba con los brazos levantados por detrás de la cabeza. Lo cierto es que la chica no era guapa. Guapa era un adjetivo que se quedaba corto para alguien como ella. Era la criatura mas bonita que había visto en su vida. Era dulce, amable, aunque intuía que no era tan frágil como aparentaba su aspecto de muñequita porcelana. De dónde vendría? Y, porqué estaba en Arazana?
Recordó el trayecto a caballo a la posada. A mitad camino ella se había quedado dormida sobre su pecho, en esos momentos notaba el dulce aroma a perfume que desprendía su piel y sólo hubiera querido estrecharla mas contra su cuerpo.
Siguió pensado el la misteriosa señorita Reeves hasta que le venció el sueño.
#32
20/06/2011 00:29
Pituii, me esta gustando mucho la historia. Y promete mucho! Gracias.
#33
20/06/2011 00:33
me encanta, pituii.
sigue en cuanto puedas. Estoy deseando que vuelvan a verse
sigue en cuanto puedas. Estoy deseando que vuelvan a verse
#34
20/06/2011 00:35
#35
20/06/2011 00:41
Pituii has conseguido engancharme a esta historia también!!!
#36
20/06/2011 00:41
Me gusta esta versión.... y nos vas a venir muy bien en pocos dias....
#37
20/06/2011 00:57
me encanta pituii!!!!!!!!!!!!! sigue porfa
#38
20/06/2011 01:01
Intentaré poner un trocito mas mañana o pasado, no prometo nada q voy liadilla, xdd
Muchas gracias por leer. Buenas nochess!
Muchas gracias por leer. Buenas nochess!
#39
20/06/2011 11:35
Muy chula tu historia!!!
#40
20/06/2011 12:30
Pituii, precioso. El momento cabalgar con Miguel, puff, para enmarcar la escena. Me encanta.
Muchas graqcias por el esfuerzo.
Muchas graqcias por el esfuerzo.