Foro Bandolera
Nueva Historia - DIARIO de SARA REEVES y MIGUEL ROMERO -
#0
12/06/2011 01:40
Hola Forer@s!!
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
#181
06/08/2011 14:15
Jajajaja, No, un correctivo noo Ficharoja!! Ya me tienen bastante explotada,xdd!! Prometo por el niñito jesus q me portaré mejor!! XD XD
Gracias a todas por seguir leyendo, mañana os pondre mas!! Besos!
Gracias a todas por seguir leyendo, mañana os pondre mas!! Besos!
#182
06/08/2011 18:15
Pituii cielo, esta precioso, me encanta, llevaba varios dias sin entrar, pero ya me he puesto al dia, no tardes mucho en escribir por fi, y que llegue el beso yaaaaaa. Enhorabuena por tu sobrinito. Un besito
#183
06/08/2011 22:47
muy bien nena, desesperaico esta mi niño y nosotras tambien jajaja
#184
07/08/2011 00:36
18.-
El Pernales se acercó a las muchachas y ordenó que les destaparan los ojos.
-Hola preciosa, la verdad es que me gustas más que tu amiguita la rubia. Ella es un poco arisca-dijo cogiendo por el cuello a Eugenia mientras miraba la reacción de Sara.- Creo que tu y yo podemos pasar un buen rato. Qué me dices, Montorito?
Eugenia no era capaz de decir nada, esta muerta de miedo. Solo lloraba, no paraba de temblar y llorar. A estas alturas estaba segura de que la violarían para después matarla. No tenía la más mínima esperanza de salir con vida de esa fría cueva.
-No te atrevas a tocarla desgraciado!- Sara salió en defensa de su amiga.
-Y quién me lo va impedir? Una señoritinga como tú? A lo mejor lo que te pasa es que tienes envidia y quieres estar con un macho como yo, verdad?
-Ni en tus mejores sueños!
-Mira rubita, ya me estás cansando!- le agarro con fuerza un brazo y con la mano libre le empezó a tocar la pierna- Esta noche te vas a abrir de piernas para mi!
-Jamás!- y le dio un rodillazo en la entrepierna.
El Pernales le miró con un odio…- Eres una hija de mala madre!- empezó a zarandearla y golpearla. Sara se defendía como podía…estaba maniatada
-Qué pasa aquí? Quiénes son estas dos?- Un hombre entró en la cueva seguido de otros tres. Parecían bandoleros también.
-Hemos secuestrado a la señorita Montoro y a su amiguita cuando iban a coger la diligencia- contestó el Pernales al hombre que acababa de entrar.
-Y a santo de qué? Quién coño ha dado esa orden? La he dado yo acaso ?
-Carranza, es una buena oportunidad, hemos pedido un buen rescate. Seguro que pagan.
-Me da igual si pagan o no! Nosotros somos bandoleros no secuestradores! Ahora por tu culpa vamos a tener a todos los civiles pisándonos los talones. Espero que sea la última vez que alguno de vosotros hace algo sin consultarme. Soy el jefe de esta maldita banda! Y al que no le guste…que se abra! Estamos?
Todos agacharon la cabeza. Le debían respeto a Carranza, al jefe de la banda.
El bandolero se acercó a las muchachas y vio a Sara tirada en el suelo sangrando.
-Quién ha hecho esto? Dijo el jefe de los bandoleros señalando a la muchacha.
-He sido yo jefe.- le contestó el Pernales- La damita es una gata en celo y pretende chulearme.
-Venir aquí todos de una puñetera vez!- ordenó Carranza.
Sara escuchó como los hombres iban a un recoveco de la cueva y susurraban. Parecía que no se ponían de acuerdo y de vez en cuando levantaban la voz. Lo cierto es que ella estaba un poco aturdida, le dolía mucho la cabeza y el brazo, y no lograba concentrarse en lo que hablaban los bandoleros. Veía borroso, se pasó la mano por la cara y la notó mojada. Entonces miró al suelo y se dio cuenta de que toda esa sangre que había desparramada debía ser suya, con razón le dolía tanto. Intentó incorporarse y se sentó de nuevo al lado de Eugenia.
Los hombres volvieron donde ellas estaban y el jefe les habló.
Señoritas, mi nombre es Carranza y soy el jefe de esta partida de bandoleros. Mis hombres han pedido un rescate por vosotras y el intercambio se hará mañana, sin embargo, quiero pedirles disculpas por lo ocurrido- y miró a Sara-. Usted será liberada de inmediato, uno de mis hombres le tapará los ojos de nuevo y la dejará en la sierra. Tengo esta deferencia con usted porque mis hombres no han actuado correctamente, nosotros somos bandoleros, somos ladrones, pero no secuestramos ni violamos mujeres. Tenemos un código de honor, aunque no lo parezca- dijo esta última frase mirando de reojo al Pernales-.
Sara se abrazó a Eugenia y le prometió que volvería con ayuda.
El Pernales se acercó a las muchachas y ordenó que les destaparan los ojos.
-Hola preciosa, la verdad es que me gustas más que tu amiguita la rubia. Ella es un poco arisca-dijo cogiendo por el cuello a Eugenia mientras miraba la reacción de Sara.- Creo que tu y yo podemos pasar un buen rato. Qué me dices, Montorito?
Eugenia no era capaz de decir nada, esta muerta de miedo. Solo lloraba, no paraba de temblar y llorar. A estas alturas estaba segura de que la violarían para después matarla. No tenía la más mínima esperanza de salir con vida de esa fría cueva.
-No te atrevas a tocarla desgraciado!- Sara salió en defensa de su amiga.
-Y quién me lo va impedir? Una señoritinga como tú? A lo mejor lo que te pasa es que tienes envidia y quieres estar con un macho como yo, verdad?
-Ni en tus mejores sueños!
-Mira rubita, ya me estás cansando!- le agarro con fuerza un brazo y con la mano libre le empezó a tocar la pierna- Esta noche te vas a abrir de piernas para mi!
-Jamás!- y le dio un rodillazo en la entrepierna.
El Pernales le miró con un odio…- Eres una hija de mala madre!- empezó a zarandearla y golpearla. Sara se defendía como podía…estaba maniatada
-Qué pasa aquí? Quiénes son estas dos?- Un hombre entró en la cueva seguido de otros tres. Parecían bandoleros también.
-Hemos secuestrado a la señorita Montoro y a su amiguita cuando iban a coger la diligencia- contestó el Pernales al hombre que acababa de entrar.
-Y a santo de qué? Quién coño ha dado esa orden? La he dado yo acaso ?
-Carranza, es una buena oportunidad, hemos pedido un buen rescate. Seguro que pagan.
-Me da igual si pagan o no! Nosotros somos bandoleros no secuestradores! Ahora por tu culpa vamos a tener a todos los civiles pisándonos los talones. Espero que sea la última vez que alguno de vosotros hace algo sin consultarme. Soy el jefe de esta maldita banda! Y al que no le guste…que se abra! Estamos?
Todos agacharon la cabeza. Le debían respeto a Carranza, al jefe de la banda.
El bandolero se acercó a las muchachas y vio a Sara tirada en el suelo sangrando.
-Quién ha hecho esto? Dijo el jefe de los bandoleros señalando a la muchacha.
-He sido yo jefe.- le contestó el Pernales- La damita es una gata en celo y pretende chulearme.
-Venir aquí todos de una puñetera vez!- ordenó Carranza.
Sara escuchó como los hombres iban a un recoveco de la cueva y susurraban. Parecía que no se ponían de acuerdo y de vez en cuando levantaban la voz. Lo cierto es que ella estaba un poco aturdida, le dolía mucho la cabeza y el brazo, y no lograba concentrarse en lo que hablaban los bandoleros. Veía borroso, se pasó la mano por la cara y la notó mojada. Entonces miró al suelo y se dio cuenta de que toda esa sangre que había desparramada debía ser suya, con razón le dolía tanto. Intentó incorporarse y se sentó de nuevo al lado de Eugenia.
Los hombres volvieron donde ellas estaban y el jefe les habló.
Señoritas, mi nombre es Carranza y soy el jefe de esta partida de bandoleros. Mis hombres han pedido un rescate por vosotras y el intercambio se hará mañana, sin embargo, quiero pedirles disculpas por lo ocurrido- y miró a Sara-. Usted será liberada de inmediato, uno de mis hombres le tapará los ojos de nuevo y la dejará en la sierra. Tengo esta deferencia con usted porque mis hombres no han actuado correctamente, nosotros somos bandoleros, somos ladrones, pero no secuestramos ni violamos mujeres. Tenemos un código de honor, aunque no lo parezca- dijo esta última frase mirando de reojo al Pernales-.
Sara se abrazó a Eugenia y le prometió que volvería con ayuda.
#185
07/08/2011 00:40
Ainssssssss en el próximo fragmento Miguel encuentra a Sara, no? Qué no tarde mucho, please!!!
#186
07/08/2011 00:43
No nos dejes así pituii, que es cuando el perro lleva a Miguel hasta donde se encuentra Sara y ese momento va a ser genial
Me encanta.
Me encanta.
#187
07/08/2011 00:43
PITUIIIIIIIIII, pon el siguiente trozo ya!!!!!!!!!!!!!!!
ES UNA ORDEN!!!!!!!!!!!!!!!
ES UNA ORDEN!!!!!!!!!!!!!!!
#188
07/08/2011 00:44
si es que carranza es muy bueno,sarita ves en busca del tenientazo, que te espera con los brazos abiertos, muy bien, muy bien, que recuerdos tan bonitos
#189
07/08/2011 00:46
Si, pituii. Yo creo que por el bien de Allana lo vas a tener que poner enseguida. Si vas a hacerlo hazlo prontito por favor, que se me caen los ojos de sueño que tengo. Pero soy capaz de hacer un esfuerzo si sé que lo vas a poner
#190
07/08/2011 00:50
jajaja, me gustaría cumplir las órdenes de la Teniente Allana...pero no tengo mas escrito. Mañana se encuentran, lo prometo!!
#191
07/08/2011 00:52
Pues entonces hasta mañana. No sé si me dormiré pensando en el momento en que Miguel encuentre a Sara o pensando en el cuerpo desnudo del teniente. jejeje. Ni siquiera sé si podré dormir con el calor que hace y el calor que tengo.
Hasta mañana a todas
Hasta mañana a todas
#192
07/08/2011 00:56
jajaja, sácate el abanico Campanilla pq entre los calores veraniegos y los pensamientos tenientiles...cuesta conciliar el sueño! Buenas noches!
#193
07/08/2011 01:00
Campanilla, veo que estamos igual jejejejejejeje.
Pues nada PITUII, que se encuentren mañana jejejejejejeje.
Pues nada PITUII, que se encuentren mañana jejejejejejeje.
#194
07/08/2011 01:37
Gracias pituii leeremos el reencuentro sera emocionante
#195
07/08/2011 19:20
lo subo que estaba en la segunda pagina
#196
07/08/2011 20:38
19-.
Juan, uno de los tres bandoleros que había venido con el jefe fue el encargado de sacarla de allí. Le vendó los ojos de nuevo, le dio un trago de agua y marcharon. Sara caminaba con los ojos tapados y maniatada. Sentía alivio de que la hubieran dejado marchar pero se encontraba casi mas indefensa que en la cueva. No sabia donde estaba, cada paso que daba sentía que perdía el equilibrio pues era un terreno montañoso y lo peor de todo no sabía si podía fiarse de ese bandolero que no pronunciaba palabra alguna.
-La acompaño hasta aquí.- dijo el bandolero después de una larga caminata destapándole los ojos.- Por su bien espero que no hable mas de la cuenta o volveremos a buscarla y la próxima vez no correrá con tanta suerte.
Sara se quedó allí sola maniatada en mitad de la nada. No tenía ni idea de donde estaba, sólo veía campo y más campo por todos lados, ni un atisbo de civilización. Qué iba a hacer ahora? Cómo iba a llegar al pueblo?
-Bueno Sara, piensa la parte positiva. Ese hombre, el jefe, te ha librado del mal nacido de Pernales- Hablaba sola en voz alta. Necesitaba oír a alguien, estaba aterrorizada. Escuchando su propia voz solía tranquilizarse- Ahora lo primero es ver como te desatas las manos- Vio una roca con el canto afilado y se rozó en él hasta que la cuerda se rompió- Bien, una vez hecho esto tienes que buscar como llegar al pueblo.
Empezó a andar sin rumbo fijo, pues era incapaz de orientarse, todo lo que veían sus ojos era lo mismo. Intentaba dar con algún sendero…pero nada. Solo veía matorrales, árboles y más matorrales. Estaba extenuada, se sentía desfallecer. Había perdido la noción del tiempo pero hacía mucho rato que vagaba por la sierra sin encontrar nada. Además estaba muerta de sed y le dolía todo el cuerpo. Ese desgraciado del Pernales le había golpeado con saña.
Qué era ese sonido? Parecía agua. Decidió acercarse para ver de donde provenía. Era un río! Sería el río de Arazana? No le era nada familiar. Daba igual, debía seguirlo. Los pueblos siempre estaban cerca de los ríos. Bajó hasta la orilla del río, necesitaba beber y refrescarse. Cuando vio el reflejo de su cara en el agua se asustó. Tenía muchas magulladuras, el ojo entrecerrado por la hinchazón, sangre en el labio y en la cabeza…
-Sara! Sara! Eres tú?
Esa voz… no podía creerlo, estaba alucinando, no podía ser cierto.
-Sara! Estás bien?
Sara se giró y lo vio. Estaba en lo alto de un repecho por el que ella había bajado a la orilla del río. Era Miguel! Él estaba allí! Iba con el uniforme sin la guerrera y con la camisa medio desabrochada por fuera del pantalón. A su lado había un perro.
Miguel bajó a toda prisa por el camino para llegar hasta ella.
-Sara, Sara! Dime que estas bien, por favor- se arrodilló a su lado cogiéndole las manos-Sara, mírame por favor, necesito verte- Sara estaba sentada con la vista fija en el suelo-.
Miguel con mucho cuidado alzó su cara con el dedo índice y la ladeo hacia él.
Sara le miró a los ojos, esos benditos ojos, y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
-Dios! Sara que te han hecho? Quién ha sido el miserable que te ha hecho esto?- Miguel estaba furioso- Sara, cómo estás? Háblame por favor.- En sus ojos se leía pura preocupación.
-Miguel…
-Si? – Él le limpiaba las lágrimas con sus manos.
- Abrázame por favor- le suplicó mirándole a los ojos.
-Ven, ven aquí- dijo extendiendo sus brazos para que Sara se acomodara en ellos. La abrazó con fuerza rodeando su cintura y la nuca con sus manos.
Sara no decía nada, solo lloraba en silencio, sin aspavientos. Se abrazó a Miguel como si le fuera la vida en ello. Él estaba ahí, ya todo estaba bien, sólo necesitaba sentirlo, saber que no era una alucinación, notar su calor.
-Shh, ya está, estoy aquí contigo-le susurraba Miguel mientras le acariciaba el pelo.-Sara, necesito preguntarte una cosa.
Ella levantó la cabeza del hombro de Miguel y lo miró de frente- ¿Qué ocurre?
-Te han forzado?
Sara negó con la cabeza.
-Estás segura?- cogió su cara amorosamente entre sus manos- En mi puedes confiar, lo sabes, verdad?
-Si, Miguel. Si no confiara en ti creo que no podría hacerlo en nadie. Pero no me han forzado. Lo intentó… pero… pude defenderme al principio. Y por eso estoy así - dijo señalándose el rostro magullado.
-Defenderte al principio?- la preocupación surcaba la cara del Teniente.
-Si, estando en la cueva el Pernales intentó forzarme. Fue muy desagradable- Sara tragó saliva y continuó- Yo intenté defenderme como pude pero estaba maniatada, así que él empezó a golpearme. Yo en esos momentos creía que no saldría con vida para contarlo, estaba aturdida, se me nublaba la vista…sólo notaba un golpe tras otro.
-Dios! Qué hijo de la gran puta!- Miguel volvió a estrechar a Sara entre sus brazos protectores. – Sara, y cómo lograste escapar?
- No escapé, no hubiera podido. Si no llega a entrar en la cueva el jefe de los bandoleros…creo que ahora estaría muerta. Ese Pernales es un sádico.
-El jefe de los bandoleros?
-Si, se llama Carranza. Me dijo que los bandoleros no son secuestradores ni violadores y que me liberaría por el comportamiento inadecuado que había tenido uno de sus hombres. Me dejó marchar… Otro de sus bandoleros me sacó de la cueva y me dejó en mitad de la serranía… Creo que llevo horas vagando sin rumbo fijo… Ya estaba perdiendo toda esperanza de regresar a casa. Menos mal que estas aquí… -Sara lo estrujó mas contra su cuerpo, él no se podía ir, ella lo necesitaba.
Miguel al sentir la intensidad del abrazo, le correspondió a la vez que le daba besos en el pelo.
En cuestión de cinco minutos, cambió el tiempo. Se empezó a levantar un aire endiablado y el cielo se encendía con relámpagos. Los truenos y la lluvia no tardaron en aparecer.
-Vamos Sara, salgamos de aquí antes de que empiece a diluviar.
-No, no podemos irnos. Tenemos que ir a por Eugenia…sigue con ellos.
-No Sara, no sabemos donde está y ahora con la lluvia y de noche es imposible seguir cualquier rastro.
-Pero Miguel…
-Sara te prometo que mañana la rescataremos, te lo juro. Pero ahora salgamos de aquí.
Juan, uno de los tres bandoleros que había venido con el jefe fue el encargado de sacarla de allí. Le vendó los ojos de nuevo, le dio un trago de agua y marcharon. Sara caminaba con los ojos tapados y maniatada. Sentía alivio de que la hubieran dejado marchar pero se encontraba casi mas indefensa que en la cueva. No sabia donde estaba, cada paso que daba sentía que perdía el equilibrio pues era un terreno montañoso y lo peor de todo no sabía si podía fiarse de ese bandolero que no pronunciaba palabra alguna.
-La acompaño hasta aquí.- dijo el bandolero después de una larga caminata destapándole los ojos.- Por su bien espero que no hable mas de la cuenta o volveremos a buscarla y la próxima vez no correrá con tanta suerte.
Sara se quedó allí sola maniatada en mitad de la nada. No tenía ni idea de donde estaba, sólo veía campo y más campo por todos lados, ni un atisbo de civilización. Qué iba a hacer ahora? Cómo iba a llegar al pueblo?
-Bueno Sara, piensa la parte positiva. Ese hombre, el jefe, te ha librado del mal nacido de Pernales- Hablaba sola en voz alta. Necesitaba oír a alguien, estaba aterrorizada. Escuchando su propia voz solía tranquilizarse- Ahora lo primero es ver como te desatas las manos- Vio una roca con el canto afilado y se rozó en él hasta que la cuerda se rompió- Bien, una vez hecho esto tienes que buscar como llegar al pueblo.
Empezó a andar sin rumbo fijo, pues era incapaz de orientarse, todo lo que veían sus ojos era lo mismo. Intentaba dar con algún sendero…pero nada. Solo veía matorrales, árboles y más matorrales. Estaba extenuada, se sentía desfallecer. Había perdido la noción del tiempo pero hacía mucho rato que vagaba por la sierra sin encontrar nada. Además estaba muerta de sed y le dolía todo el cuerpo. Ese desgraciado del Pernales le había golpeado con saña.
Qué era ese sonido? Parecía agua. Decidió acercarse para ver de donde provenía. Era un río! Sería el río de Arazana? No le era nada familiar. Daba igual, debía seguirlo. Los pueblos siempre estaban cerca de los ríos. Bajó hasta la orilla del río, necesitaba beber y refrescarse. Cuando vio el reflejo de su cara en el agua se asustó. Tenía muchas magulladuras, el ojo entrecerrado por la hinchazón, sangre en el labio y en la cabeza…
-Sara! Sara! Eres tú?
Esa voz… no podía creerlo, estaba alucinando, no podía ser cierto.
-Sara! Estás bien?
Sara se giró y lo vio. Estaba en lo alto de un repecho por el que ella había bajado a la orilla del río. Era Miguel! Él estaba allí! Iba con el uniforme sin la guerrera y con la camisa medio desabrochada por fuera del pantalón. A su lado había un perro.
Miguel bajó a toda prisa por el camino para llegar hasta ella.
-Sara, Sara! Dime que estas bien, por favor- se arrodilló a su lado cogiéndole las manos-Sara, mírame por favor, necesito verte- Sara estaba sentada con la vista fija en el suelo-.
Miguel con mucho cuidado alzó su cara con el dedo índice y la ladeo hacia él.
Sara le miró a los ojos, esos benditos ojos, y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
-Dios! Sara que te han hecho? Quién ha sido el miserable que te ha hecho esto?- Miguel estaba furioso- Sara, cómo estás? Háblame por favor.- En sus ojos se leía pura preocupación.
-Miguel…
-Si? – Él le limpiaba las lágrimas con sus manos.
- Abrázame por favor- le suplicó mirándole a los ojos.
-Ven, ven aquí- dijo extendiendo sus brazos para que Sara se acomodara en ellos. La abrazó con fuerza rodeando su cintura y la nuca con sus manos.
Sara no decía nada, solo lloraba en silencio, sin aspavientos. Se abrazó a Miguel como si le fuera la vida en ello. Él estaba ahí, ya todo estaba bien, sólo necesitaba sentirlo, saber que no era una alucinación, notar su calor.
-Shh, ya está, estoy aquí contigo-le susurraba Miguel mientras le acariciaba el pelo.-Sara, necesito preguntarte una cosa.
Ella levantó la cabeza del hombro de Miguel y lo miró de frente- ¿Qué ocurre?
-Te han forzado?
Sara negó con la cabeza.
-Estás segura?- cogió su cara amorosamente entre sus manos- En mi puedes confiar, lo sabes, verdad?
-Si, Miguel. Si no confiara en ti creo que no podría hacerlo en nadie. Pero no me han forzado. Lo intentó… pero… pude defenderme al principio. Y por eso estoy así - dijo señalándose el rostro magullado.
-Defenderte al principio?- la preocupación surcaba la cara del Teniente.
-Si, estando en la cueva el Pernales intentó forzarme. Fue muy desagradable- Sara tragó saliva y continuó- Yo intenté defenderme como pude pero estaba maniatada, así que él empezó a golpearme. Yo en esos momentos creía que no saldría con vida para contarlo, estaba aturdida, se me nublaba la vista…sólo notaba un golpe tras otro.
-Dios! Qué hijo de la gran puta!- Miguel volvió a estrechar a Sara entre sus brazos protectores. – Sara, y cómo lograste escapar?
- No escapé, no hubiera podido. Si no llega a entrar en la cueva el jefe de los bandoleros…creo que ahora estaría muerta. Ese Pernales es un sádico.
-El jefe de los bandoleros?
-Si, se llama Carranza. Me dijo que los bandoleros no son secuestradores ni violadores y que me liberaría por el comportamiento inadecuado que había tenido uno de sus hombres. Me dejó marchar… Otro de sus bandoleros me sacó de la cueva y me dejó en mitad de la serranía… Creo que llevo horas vagando sin rumbo fijo… Ya estaba perdiendo toda esperanza de regresar a casa. Menos mal que estas aquí… -Sara lo estrujó mas contra su cuerpo, él no se podía ir, ella lo necesitaba.
Miguel al sentir la intensidad del abrazo, le correspondió a la vez que le daba besos en el pelo.
En cuestión de cinco minutos, cambió el tiempo. Se empezó a levantar un aire endiablado y el cielo se encendía con relámpagos. Los truenos y la lluvia no tardaron en aparecer.
-Vamos Sara, salgamos de aquí antes de que empiece a diluviar.
-No, no podemos irnos. Tenemos que ir a por Eugenia…sigue con ellos.
-No Sara, no sabemos donde está y ahora con la lluvia y de noche es imposible seguir cualquier rastro.
-Pero Miguel…
-Sara te prometo que mañana la rescataremos, te lo juro. Pero ahora salgamos de aquí.
#197
07/08/2011 20:46
Me ha encantado pituii, ha sido increíble no veo la hora de que pongas otro!!=)
#198
07/08/2011 20:51
que no se vayan de ahi XD, que se moje la camisa tan deseada,por todas nosotras,que la lleva medio desatada y por fuera del pantalon, y la sari lo tiene facil para quitarsela AYYYYYYYYY que bonito, como nos dejas asi chiquilla, con las ganas que tenemos de que llueva jajajaja pon otro esta noche XD que me muero
#199
07/08/2011 20:55
Chica que intriga por dios, no nos dejes así con la miel en los labios leches
#200
07/08/2011 21:05
Muy bien pituii !!!!!
Eso, eso. Que no se refugien. Que se mojen y lleguen calados a algún sitio, donde se quiten la ropa mutuamente, despacito, despacito
Eso, eso. Que no se refugien. Que se mojen y lleguen calados a algún sitio, donde se quiten la ropa mutuamente, despacito, despacito