Foro Bandolera
Nueva Historia - DIARIO de SARA REEVES y MIGUEL ROMERO -
#0
12/06/2011 01:40
Hola Forer@s!!
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
Después de ser una "yonki " de los relatos de este foro, hoy me ha venido la inspiración... y ha salido esto. Es la primera vez que escribo algo. Me gusta mucho leer pero ponerse a escribir... es otro cantar. Asi que os pido disculpas de antemano porque lo mio son las ciencias y no las letras.
Le encantaba aquella sensación de luz y calor. En Oxford el clima era muy distinto a Andalucía.
Allí estaba el cielo siempre encapotado y lloviznaba, por eso la tierra era muy fértil y había abundante vegetación. Pero en su conjunto, era una tierra de paisajes tristes, melancólicos…aunque no por ello poco bellos.
Desde que puso un pie en Cádiz al bajar del vapor se dio cuenta que Andalucía era tal y como la describían en las novelas que ella había leído durante su adolescencia.
Cádiz era bullicio de gentes, colores, alegría, calor, pero sobretodo luz y mas luz.
Qué estaba haciendo en España? Definitivamente se había vuelto loca. Su tío Richard no le iba a perdonar esta locura. Había aprovechado para irse de Oxford mientras su tío estaba ausente en un viaje de negocios y solo le había dejado una nota explicándole, que huía de Inglaterra porque no deseaba casarse con Albert, que se iba Andalucía a buscar sus raíces y su libertad, que le que quería mucho y sentía estar haciéndole esto, pero que no se preocupara porque ella iba a estar bien.
Pasó dos días en Cádiz los cuales aprovechó para comprar prendas de ropa mas ligeras, mandar un telegrama a su tío e informarse sobre las diligencias para llegar a Arazana.
Iba en una diligencia con destino a Sevilla, pero ésta se desviaría para acercarla a Arazana. Había decidido ese lugar como primer destino influenciada por todas las novelas de bandoleros que había leído. Le fascinaban esos hombres montados a caballo con trabuco en mano que vivían al margen de la ley, al margen de todo, porque eran libres. Libertad es lo que ella tanto ansiaba y esperaba encontrar lejos de su tío.
El viaje estaba resultando largo y pesado. Parecía que ya estaban llegando a las afueras del pueblo porque veía a jornaleros, mujeres, pastores…andando por el camino.
La diligencia se detuvo a la orilla de en un río. El cochero informó a Sara que solo le podía acercar hasta ahí ya que el pueblo estaba al otro lado y para bordear el río con el carruaje debía dar una vuelta muy larga. Ella cogió sus pertenencias , se despidió de la gente que viajaba con ella en la diligencia y anduvo por el puente de madera que cruzaba el río.
Era una tarde muy soleada, había niños jugando y bañándose en el río. Le apetecía meterse y refrescarse, era algo que una señorita como ella tenía prohibido. Un día de estos lo haría, pero ahora prefería buscar un alojamiento para pasar la noche, estaba cansada.
Una chiquilla se cruzó con ella por el camino y la miró con cara extrañada. Todo el mundo la miraba raro y cuchicheaban a su paso. Pensó que era normal, que a lo mejor por esas tierras no había muchos extranjeros.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente oyó unos cascos de caballo, se giró para ver por de donde venían. Lo vio. Vio a un caballo que galopaba desbocado hacia ella con un chico encima que gritaba que se apartara. Parecía que el chico era incapaz de controlar al caballo. Sara reculó hacia atrás pero algo pasó por su lado y le golpeó en la cara haciendo que cayera de bruces al suelo.
#1
12/06/2011 02:04
Esta muy bien me gusta mucho ;)
#2
12/06/2011 08:56
Me encanta! te voy a seguir encantada ,está muy bien , a mi tambien me gusta mucho leer
#3
12/06/2011 14:58
Sigue, q has empezado muy bien
#4
12/06/2011 17:05
Pituii el comienzo es prometedor...
#5
12/06/2011 22:48
Esto se anima, otra historia mas, continua, esto promete y así estaremos mas entretenidas, mientras llega el 4 de Julio.
#6
12/06/2011 23:03
madre mia que golpe, sera que llegara el teniente del pueblo, para auxiliarla digo yo eso lo dejo en manos de la escritora
#7
12/06/2011 23:34
Esta genial, me gusta mucho, sigue a si.
ya estamos esperando el segundo capitulo.
ya estamos esperando el segundo capitulo.
#8
13/06/2011 00:18
Diario de miguel:
Miguel era un guardia civil, de principios morales muy sólidos y con gran sentido de la responsabilidad y el honor. Él, siendo muy joven había ingresado en el cuerpo de la Guardia Civil y había sido destinado a diferentes lugares, siempre lejos de su familia. Tras el fallecimiento de sus padres pidió el traslado a Arazana, ahí estaba Carlos su hermano menor, del cual debía hacerse cargo, era su responsabilidad. Él era la única persona que Carlos tenia el mundo y este era aun un chiquillo.
Durante los años que Miguel estuvo fuera de Arazana apenas visitaba a su familia, solo en fechas señaladas como la Navidad. Lo cierto es que los echaba muchísimo de menos, en especial a su hermanito. Sentía que se había perdido muchas cosas de su vida al ingresar en la Guardia Civil.
Ahora llevaba alrededor de un año en Arazana. Carlos y él vivían en la que era la casa de sus padres, a las afueras del pueblo. Estaba siendo un tiempo muy duro para él porque de la noche a la mañana su vida cambió totalmente. Pasó de vivir en la casa cuartel con otros compañeros sin mas preocupación que la estrictamente laboral a hacer el papel de padre con su hermano.
Carlos tenía ahora 16 años, estaba en plena adolescencia y con las hormonas en revolución. Era un muchacho tremendamente despierto, intranquilo e incluso un poco travieso. Miguel cuando se comparaba con el, no encontraba semejanza alguna. Él no recordaba haber sido un chiquillo tan nervioso ni avispado como lo era su hermano. A pesar de los quebraderos de cabeza que lo producía el chico, Miguel estaba encantado de estar con el y verle crecer.
Carlos acudía a la escuela del pueblo todas las mañanas y por las tardes, cuando su hermano libraba, salían a cabalgar, a pescar… Él echaba mucho de menos a sus padres pero el echo de que Miguel estuviera con el, que se hiciera cargo de el, que lo educara… para él significaba mucho, aunque durante este año nunca se lo había reconocido. Carlos admiraba a su hermano. Para él, no había hombre mas noble y recto que Miguel. Si bien es cierto que discutían mucho, en el fondo Carlos estaba agradecido que su hermano no perdiera la paciencia con él.
Era una tarde del mes de junio. Como siempre que podían Miguel y él salían a cabalgar. Su hermano mayor era un estupendo jinete y le estaba enseñando a perfeccionar su equitación. Hoy montaba el caballo de su hermano, un pura sangre marrón chocolate. Era un animal con garra, vibrante, hermoso. Se llamaba Bucéfalo y se lo habían regalado a Miguel cuando ascendió a Teniente. Para Miguel ese caballo era el mejor regalo que le habían hecho en la vida. Lo llamó así porque le encantaban todas las historias sobre Alejandro Magno.
Andaban a galope por las afueras del pueblo cuando Carlos perdió el control de su caballo…
Miguel era un guardia civil, de principios morales muy sólidos y con gran sentido de la responsabilidad y el honor. Él, siendo muy joven había ingresado en el cuerpo de la Guardia Civil y había sido destinado a diferentes lugares, siempre lejos de su familia. Tras el fallecimiento de sus padres pidió el traslado a Arazana, ahí estaba Carlos su hermano menor, del cual debía hacerse cargo, era su responsabilidad. Él era la única persona que Carlos tenia el mundo y este era aun un chiquillo.
Durante los años que Miguel estuvo fuera de Arazana apenas visitaba a su familia, solo en fechas señaladas como la Navidad. Lo cierto es que los echaba muchísimo de menos, en especial a su hermanito. Sentía que se había perdido muchas cosas de su vida al ingresar en la Guardia Civil.
Ahora llevaba alrededor de un año en Arazana. Carlos y él vivían en la que era la casa de sus padres, a las afueras del pueblo. Estaba siendo un tiempo muy duro para él porque de la noche a la mañana su vida cambió totalmente. Pasó de vivir en la casa cuartel con otros compañeros sin mas preocupación que la estrictamente laboral a hacer el papel de padre con su hermano.
Carlos tenía ahora 16 años, estaba en plena adolescencia y con las hormonas en revolución. Era un muchacho tremendamente despierto, intranquilo e incluso un poco travieso. Miguel cuando se comparaba con el, no encontraba semejanza alguna. Él no recordaba haber sido un chiquillo tan nervioso ni avispado como lo era su hermano. A pesar de los quebraderos de cabeza que lo producía el chico, Miguel estaba encantado de estar con el y verle crecer.
Carlos acudía a la escuela del pueblo todas las mañanas y por las tardes, cuando su hermano libraba, salían a cabalgar, a pescar… Él echaba mucho de menos a sus padres pero el echo de que Miguel estuviera con el, que se hiciera cargo de el, que lo educara… para él significaba mucho, aunque durante este año nunca se lo había reconocido. Carlos admiraba a su hermano. Para él, no había hombre mas noble y recto que Miguel. Si bien es cierto que discutían mucho, en el fondo Carlos estaba agradecido que su hermano no perdiera la paciencia con él.
Era una tarde del mes de junio. Como siempre que podían Miguel y él salían a cabalgar. Su hermano mayor era un estupendo jinete y le estaba enseñando a perfeccionar su equitación. Hoy montaba el caballo de su hermano, un pura sangre marrón chocolate. Era un animal con garra, vibrante, hermoso. Se llamaba Bucéfalo y se lo habían regalado a Miguel cuando ascendió a Teniente. Para Miguel ese caballo era el mejor regalo que le habían hecho en la vida. Lo llamó así porque le encantaban todas las historias sobre Alejandro Magno.
Andaban a galope por las afueras del pueblo cuando Carlos perdió el control de su caballo…
#9
13/06/2011 00:23
Ai me encanta eso de ver a Miguel como "padre"
#10
13/06/2011 00:29
Muchas gracias por leer. Me alegra que os esté gustando.
A ver...lo q va saliendo... xddd
A ver...lo q va saliendo... xddd
#11
13/06/2011 00:38
gracias pituii,es muy bonito.
#12
13/06/2011 02:08
Genial, Pituii.
Muy bueno llo de Bucéfalo, pero por desgracia nuestro teniente no tiene las dotes de Alejandro Magno para saber quien es o no leal y se traga todas las mentiras de la sita como si fueran caramelos. Es que he estado viendo todos los megas de Lobita y, ¡madre mía, cuanta bola le mete la sita y el tan feliz¡. El día que se entere de todo le va a dar un perrake que pa que.
Me gusta tu historia, muy chula, con los dos puntos de vista, Sara y Miguel. Muy bueno. Síguela, por favor, yo ya me he enganchado.
Gracias.
Muy bueno llo de Bucéfalo, pero por desgracia nuestro teniente no tiene las dotes de Alejandro Magno para saber quien es o no leal y se traga todas las mentiras de la sita como si fueran caramelos. Es que he estado viendo todos los megas de Lobita y, ¡madre mía, cuanta bola le mete la sita y el tan feliz¡. El día que se entere de todo le va a dar un perrake que pa que.
Me gusta tu historia, muy chula, con los dos puntos de vista, Sara y Miguel. Muy bueno. Síguela, por favor, yo ya me he enganchado.
Gracias.
#13
13/06/2011 02:11
dicen que la ignorancia es la felicidad y creo que en parte es verdad, muchas veces es mejor no saber según que cosas ficharoja
#14
13/06/2011 10:21
Esto promete pituii
el teniente no dara a basto entre la sita sara y el hermano
el teniente no dara a basto entre la sita sara y el hermano
#15
14/06/2011 12:16
No pinta nada mal pituii.
Sigue la historia que yo me engancho.
Sigue la historia que yo me engancho.
#16
19/06/2011 00:37
3.-
Sara había caído al suelo y estaba un poco aturdida. Oía voces cerca de ella.
-Señora, señora! Escúcheme! Despierte!- gritaba Carlos asustado.
-Miguel, Miguel! Ven aquí!
Miguel llegó al lugar donde estaba su hermano y desmontó del caballo.
-Qué pasa Carlos?
-Está herida? – preguntó Miguel
-No lo sé. Perdí el control de Bucéfalo y pasé muy cerca de ella, creo que le golpeé con mi pierna en la cabeza. Pero todo ha pasado tan rápido… Cuando me he dado la vuelta, ella estaba tendida en el suelo y parece que no despierta.
-Está muerta, Miguel?. No reacciona. La he matado verdad? –decía Carlos entre sollozos.
-Carlos, ella no está muerta. Está respirando, no lo ves? Y también tiene pulso- dijo Miguel mientras lo comprobaba. La cara de su hermano se relajó un poco.
-Parece que se ha desmayado. Acércate al río, moja mi camisa y tráela - dijo Miguel mientras le entregaba su camisa blanca a Carlos.
-Date prisa!
El estaba arrodillado, así que incorporó a la muchacha y la colocó encima de sus piernas. Tenía sus manos sobre la cabeza de ella. La examinó y no le pareció ver ninguna herida. Entonces…por qué no despertaba? Empezó a preocuparse, mientras, no dejaba de llamarla y moverla para ver si reaccionaba.
Al momento llegó Carlos y escurrió la camisa en la cara de la chica. Esto la hizo reaccionar.
Sara despertó y lo primero que vio fueron unos ojos de un color azul profundo, clavados en su rostro y llenos de preocupación.
-Está bien señora? Cómo se encuentra? - le preguntaba incesantemente el hombre de ojos azules mientras le ayudaba a sentarse.
- Bien, estoy bien. Aunque un poco mareada.
-Señora, lo siento mucho. Perdí el control del caballo. Espero que pueda perdonarme- dijo Carlos.
-No se preocupe, todos tenemos accidentes, sobretodo si montamos un pura sangre como el suyo. Es precioso.
- Ah! Y no me llame señora, me hace sentir mayor. Mi nombre es Sara, Sara Reeves- dijo con una sonrisa mirando a los dos.
- Encantada de conocerla Señora Sara- dijo Carlos.
- Señorita! No estoy casada –le cortó Sara mirando hacia el hombre mas mayor que seguía arrodillado en el suelo, con el torso descubierto y mirándola fijamente pero de manera indescifrable.
- ah! Pues señorita, terció Carlos sonriendo también. Y él es... – dijo señalando a su hermano-. Pero este no le dejó acabar la frase.
- Soy Miguel Romero, el hermano mayor de Carlos – dijo mientras se acercaba a ella-.
- Le ruego le perdone, es la primera vez que tiene un accidente con un caballo.
- No pasa nada, sé de buena mano que estos caballos tienen un carácter difícil, endiablado en ocasiones. Además, me encuentro perfectamente- dijo ella sonriendo a al chico menor que parecía ruborizado por la culpa.
Sara intentó ponerse en pie pero se desestabilizó. Sino llega a ser por Miguel, hubiera caído de nuevo al suelo.
Miguel la tenía agarrada por la cintura. – Se encuentra bien señorita? – preguntó con cara de preocupación. La miró de la misma forma que cuando ella le había visto al despertarse. Cómo podía transmitir tanto una mirada? – pensó Sara para sus adentros.
-Si, estoy bien, aunque un poco mareada- dijo mientras agarraba con sus manos los hombros de Miguel por temor a caerse. Sentía que le faltaban fuerzas para mantenerse en pie.
-Esta bien- dijo miguel estrechándola mas fuerte por la cintura- . Debe descansar.
-Donde se está alojando?- pregunto él.
-Aún no tengo hospedaje. Llego hoy al pueblo.
-El único lugar que hay en el pueblo para hospedarse es la posada de La Maña – dijo Carlos a los dos- aunque... no creo que sea un lugar adecuado para alguien como usted.
-Bueno no importa, pasaré la noche en cualquier lugar. Creo que me vendrá bien dormir un poco, estoy muy cansada y me duele bastante la cabeza.
-Si, tiene razón. La acompaño a la posada- dijo miguel-.
-No, no hace falta que me acompañe. Si me indica donde está puedo ir sola.
-De ninguna manera- dijo de modo tajante Miguel-. La posada queda a la otra parte del pueblo y le podría pasar algo por el camino. Usted no se encuentra bien, no tiene buena cara. Así que no insista, le voy a llevar para que descanse. Es lo mínimo que puedo hacer.
-Venga, le ayudo a montar.
-Pero este no es el caballo de su hermano pequeño?
-No, es mi caballo. Pero hoy se lo presté a mi hermano- decía mientras le ayudaba a montar.
-Miguel, toma mi camisa- dijo Carlos. No puedes ir medio desnudo por el pueblo.
-Tienes razón- dijo mientras se la abotonaba.
De un salto montó en Bucéfalo por detrás de Sara. Con una mano sujetaba las riendas y con la otra agarraba a Sara por la cintura.
-Carlos! Recoge las pertenencias de la señorita y llévalas en cuanto puedas a la posada. Nos vemos ahora.
Sara había caído al suelo y estaba un poco aturdida. Oía voces cerca de ella.
-Señora, señora! Escúcheme! Despierte!- gritaba Carlos asustado.
-Miguel, Miguel! Ven aquí!
Miguel llegó al lugar donde estaba su hermano y desmontó del caballo.
-Qué pasa Carlos?
-Está herida? – preguntó Miguel
-No lo sé. Perdí el control de Bucéfalo y pasé muy cerca de ella, creo que le golpeé con mi pierna en la cabeza. Pero todo ha pasado tan rápido… Cuando me he dado la vuelta, ella estaba tendida en el suelo y parece que no despierta.
-Está muerta, Miguel?. No reacciona. La he matado verdad? –decía Carlos entre sollozos.
-Carlos, ella no está muerta. Está respirando, no lo ves? Y también tiene pulso- dijo Miguel mientras lo comprobaba. La cara de su hermano se relajó un poco.
-Parece que se ha desmayado. Acércate al río, moja mi camisa y tráela - dijo Miguel mientras le entregaba su camisa blanca a Carlos.
-Date prisa!
El estaba arrodillado, así que incorporó a la muchacha y la colocó encima de sus piernas. Tenía sus manos sobre la cabeza de ella. La examinó y no le pareció ver ninguna herida. Entonces…por qué no despertaba? Empezó a preocuparse, mientras, no dejaba de llamarla y moverla para ver si reaccionaba.
Al momento llegó Carlos y escurrió la camisa en la cara de la chica. Esto la hizo reaccionar.
Sara despertó y lo primero que vio fueron unos ojos de un color azul profundo, clavados en su rostro y llenos de preocupación.
-Está bien señora? Cómo se encuentra? - le preguntaba incesantemente el hombre de ojos azules mientras le ayudaba a sentarse.
- Bien, estoy bien. Aunque un poco mareada.
-Señora, lo siento mucho. Perdí el control del caballo. Espero que pueda perdonarme- dijo Carlos.
-No se preocupe, todos tenemos accidentes, sobretodo si montamos un pura sangre como el suyo. Es precioso.
- Ah! Y no me llame señora, me hace sentir mayor. Mi nombre es Sara, Sara Reeves- dijo con una sonrisa mirando a los dos.
- Encantada de conocerla Señora Sara- dijo Carlos.
- Señorita! No estoy casada –le cortó Sara mirando hacia el hombre mas mayor que seguía arrodillado en el suelo, con el torso descubierto y mirándola fijamente pero de manera indescifrable.
- ah! Pues señorita, terció Carlos sonriendo también. Y él es... – dijo señalando a su hermano-. Pero este no le dejó acabar la frase.
- Soy Miguel Romero, el hermano mayor de Carlos – dijo mientras se acercaba a ella-.
- Le ruego le perdone, es la primera vez que tiene un accidente con un caballo.
- No pasa nada, sé de buena mano que estos caballos tienen un carácter difícil, endiablado en ocasiones. Además, me encuentro perfectamente- dijo ella sonriendo a al chico menor que parecía ruborizado por la culpa.
Sara intentó ponerse en pie pero se desestabilizó. Sino llega a ser por Miguel, hubiera caído de nuevo al suelo.
Miguel la tenía agarrada por la cintura. – Se encuentra bien señorita? – preguntó con cara de preocupación. La miró de la misma forma que cuando ella le había visto al despertarse. Cómo podía transmitir tanto una mirada? – pensó Sara para sus adentros.
-Si, estoy bien, aunque un poco mareada- dijo mientras agarraba con sus manos los hombros de Miguel por temor a caerse. Sentía que le faltaban fuerzas para mantenerse en pie.
-Esta bien- dijo miguel estrechándola mas fuerte por la cintura- . Debe descansar.
-Donde se está alojando?- pregunto él.
-Aún no tengo hospedaje. Llego hoy al pueblo.
-El único lugar que hay en el pueblo para hospedarse es la posada de La Maña – dijo Carlos a los dos- aunque... no creo que sea un lugar adecuado para alguien como usted.
-Bueno no importa, pasaré la noche en cualquier lugar. Creo que me vendrá bien dormir un poco, estoy muy cansada y me duele bastante la cabeza.
-Si, tiene razón. La acompaño a la posada- dijo miguel-.
-No, no hace falta que me acompañe. Si me indica donde está puedo ir sola.
-De ninguna manera- dijo de modo tajante Miguel-. La posada queda a la otra parte del pueblo y le podría pasar algo por el camino. Usted no se encuentra bien, no tiene buena cara. Así que no insista, le voy a llevar para que descanse. Es lo mínimo que puedo hacer.
-Venga, le ayudo a montar.
-Pero este no es el caballo de su hermano pequeño?
-No, es mi caballo. Pero hoy se lo presté a mi hermano- decía mientras le ayudaba a montar.
-Miguel, toma mi camisa- dijo Carlos. No puedes ir medio desnudo por el pueblo.
-Tienes razón- dijo mientras se la abotonaba.
De un salto montó en Bucéfalo por detrás de Sara. Con una mano sujetaba las riendas y con la otra agarraba a Sara por la cintura.
-Carlos! Recoge las pertenencias de la señorita y llévalas en cuanto puedas a la posada. Nos vemos ahora.
#17
19/06/2011 00:44
Muy bien pitui y Miguel sin camisa en el primer encuentro, yo ya lo estoy visualizando ja ja ja
#18
19/06/2011 00:44
Ay Pituii, que después de ver las fotos ya estaba yo mala, y ahora con tu escena estoy malísima, así, el primer dia que lo conoce ya sin camisa, y agarrándola bien fuerte por la cintura, y luego con él a la espalda a caballo, para recostarse sobre su pecho......
Puff, puff, puff, me vais a matar, seguro, yo de aquí no salgo viva, seguro, muero, muero fijo, pero muero feliz.......
Me ha encantado tu escena, que conste, y me habría gustado aunque no se hubiera quitado la camisa pero es que, es pensar en que se quita la camisa y me entran los sudores de la muerte......
¿Y a ti es a la que no le venía la inspiración?
Jajajjajajaj, pues te ha venido y de que modo........
Puff, puff, puff, me vais a matar, seguro, yo de aquí no salgo viva, seguro, muero, muero fijo, pero muero feliz.......
Me ha encantado tu escena, que conste, y me habría gustado aunque no se hubiera quitado la camisa pero es que, es pensar en que se quita la camisa y me entran los sudores de la muerte......
¿Y a ti es a la que no le venía la inspiración?
Jajajjajajaj, pues te ha venido y de que modo........
#19
19/06/2011 00:45
Por mi Miguel podia averse quedado sin camisa todo lo que quisiera XD esa imagen va a permanecer en mi cabeza por mucho tiempo
Pondras hoy otro trozo?
Pondras hoy otro trozo?
#20
19/06/2011 00:47
Enganchada estoy, me gusta la visión que le estás dando.