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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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#0
Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#881
gabycyr
gabycyr
23/11/2011 04:08
Gracias Roberta!

Pues te estas tardando Eugenia, porque me parece que el objeto de tu admiración se te va más pronto que tarde..

Quien sabe a lo mejor Eugenia hace entrar en razón a Roberto...contradictorio debido a la historia original no? jeje pero bueno lo importante es que Roberto le de al coco y busque a Natalia
#882
Roberta72
Roberta72
24/11/2011 00:26
Sigamos con las reacciones
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En casa de los Pérez, Juanito había sido enviado a dormir cuando el cansancio, el nerviosismo y el dolor habían provocado que en un par de ocasiones su abuelo lo encontrara medio adormilado. El chico no solo había perdido a su padre, si no que también sentía que había perdido a Roberto como hermano. Roberto no era en realidad un Pérez, como él, si no que era un Montoro, el hijo del mayor terrateniente de la región y, como su primogénito, tenía derecho a tantas cosas que se le habían negado desde su nacimiento que estaba seguro que los abandonaría a su suerte mudándose al cortijo a la primera oportunidad y olvidando sus orígenes.

Carmen permanecía sentada, en un rincón de la habitación, velando el cadáver de su esposo, el hombre que le había dado una familia, respetabilidad y una oportunidad de salir adelante cuando Germán la abandonó. A pesar de que en su matrimonio no había habido amor, si que había habido mucho respeto. Al contemplar el cadáver de su esposo sintió que podía haberse esforzado más, ser más cariñosa, más solícita con él, pero se dio cuenta de que todo habría sido mentira, su corazón siempre había pertenecido a Germán Montoro y Roberto, físicamente tan parecido a su padre, le recordaba cada día la bella historia de amor que pudo ser y no fue. Estaba segura de que cuando la gente conociese la relación que unía a Roberto con Germán se desharían en palabras tachándola de adúltera, pero estarían completamente errados ya que desde que Germán la dejó a la puerta de su casa casi treinta años atrás, no había habido entre ellos otra relación que la estrictamente laboral. Ella estaba dispuesta a aguantar todas las miradas, insultos y cuchicheos que la gente tuviese a bien dirigirle, pero le preocupaba Roberto. Él no tenía culpa de nada, era la principal víctima de todo aquello, no solo había sostenido en sus brazos al que creía su padre mientras exhalaba su último suspiro, si no que acababa de descubrir que su verdadero progenitor y su hermano eran los hombres en cuyas tierras había trabajado hasta la extenuación a cambio de unas pocas monedas con las que poder subsistir. Roberto no se había acercado a ella ni le había dirigido la palabra en toda la tarde, se había mantenido solo en un rincón, cabizbajo, profundamente abatido, con la única compañía de su abuelo. Roberto era un hombre que expresaba sus ideas políticas y laborales con facilidad, tenía el don de la palabra y era capaz de llevar a su terreno a cualquiera, pero guardaba sus sentimientos en lo más profundo de su alma, en un rincón que nadie había conseguido alcanzar aún.

Cosme era el miembro de la familia Pérez que más entero aparentaba estar, aunque internamente se encontrara tan abatido como el resto. Los años y los reveses de la vida le habían dado una serenidad que en aquellos momentos le ayudaba a cuidar de los suyos. Nunca había mantenido una relación paternal con su yerno, pero admitía que había sido un buen marido para su hija y, sobre todo, un buen padre para sus nietos. Se había sentido muy orgulloso de los progresos en los estudios de Juanito y de los logros políticos de Roberto; por desgracia, siempre pensó que por su culpa los muchachos no habían podido llegar más lejos. Cosme sabía que Juanito se recuperaría pronto, siempre recordaría a su padre y su muerte quedaría como un recuerdo triste en su memoria, pero su juventud le ayudaría a superar el duelo en pocos meses. Carmen tardaría más tiempo en recuperarse, más que de la muerte en sí, de los remordimientos ante todo lo que había rodeado al deceso. Su hija había respetado a su marido durante sus años de matrimonio, pero los había engañado a todos al ocultarles la verdad acerca del nacimiento de Roberto. Cosme sabía que aquel era el gran dolor de Carmen, su gran miedo, la incertidumbre de si su hijo mayor le perdonaría alguna vez. En cuanto a Roberto, por él era por quien más preocupado estaba. Carmen y Juanito penaban por la muerte de Tomás y por el descubrimiento de que el finado no era el padre de Roberto, pero éste, además, sufría por abandonar a Natalia. Cosme entendía que el amor de Roberto hacia Natalia le hiciera ver que tan solo alejándose de ella la evitaría el dolor y las habladurías de la gente, pero no había tenido en cuenta el dolor que le causaría su abandono. Cosme miraba a su nieto mayor desde el otro lado de la habitación y de cuando en cuando se acercaba a él para prestarle su apoyo; el anciano veía en el rostro del muchacho dolor y desconcierto, pero sobre esos sentimientos predominaba la soledad y el vacío causados por la pérdida de Natalia.
#883
arunda
arunda
24/11/2011 00:42
Cuanto sifrimiento Roberta
para robertosnif
espero de verdad que nos compensesangelangelangel
#884
gabycyr
gabycyr
24/11/2011 06:21
Pobre Robertooooooo!!....si es que no piensaaaa...

Robertaaa FIX IT!! jejejeje Pleaseee!!
#885
Roberta72
Roberta72
28/11/2011 08:05
Roberto estaba desolado, su vida, su pasado, todo lo que para él era cierto, se había derrumbado a sus pies. Su padre no solo había muerto sino que había descubierto que no lo era, que era hijo del cacique con el que tantos problemas había tenido, pero no era aquello lo que le destrozaba el alma. Era la pérdida de Natalia lo que hacía que no le quedasen razones para vivir, pero debía mantenerse firme en su decisión. Junto a ella había pasado los mejores momentos de su vida, momentos que atesoraría hasta el día de su muerte, momentos que le harían recordar la más bella historia de amor que nadie pudiera imaginar, una historia de amor truncada casi antes de comenzar. Por mucho que su abuelo se empeñara en decirle que había cometido un error, él prefería estar equivocado a hacer que Natalia sufriese la más mínima humillación por estar a su lado. Desde el primer momento supo que Natalia era muy superior a él, no solo en posición social o educación, si no también en capacidad de desenvolverse por el mundo; él estaba dispuesto a olvidarse de todo, a aprender a su lado, a dejarse guiar por ella, a cualquier cosa, porque estaba seguro de sí mismo, seguro de saber quien era y por qué estaba allí: por amor. Cuando descubrió que toda su vida había sido una farsa, se dio cuenta de que no podría estar al lado de Natalia; antes de comenzar una nueva vida junto a ella, debía saber quién era y no podía obligarla a compartir la vergüenza que le perseguiría a él el resto de sus días. Tampoco podía olvidar que su vida ya no le pertenecía, ahora tenía la responsabilidad de sacar adelante a su madre y a su abuelo y de dar una educación a su hermano, le era imposible abandonarlo todo por seguir a su amor. “Yo también te amo, mi vida… y nunca dejaré de hacerlo, pase lo que pase”, aquellas habían sido sus últimas palabras antes de salir por la ventana de la posada aquella misma mañana y las mantendría el resto de sus días. Natalia era, había sido y sería la única mujer en el mundo para él, sabía que su corazón no podría amar a otra, por la sencilla razón de que al día siguiente, éste partiría de Arazana para siempre junto a la mujer que se lo había arrebatado.

En la posada de la Maña, Sara permanecía abrazada a Miguel. La joven hubiera preferido quedarse haciendo compañía a su prima, no dejarla sola en su última noche en Arazana, pero ella no se lo había permitido, le había dicho que deseaba estar sola, pero que no dudaría en buscarla si la necesitaba. Miguel, nada más ver a Sara, supo que algo grave le había ocurrido a Natalia y se preocupó; su novia no entró en detalles, tan solo le comunicó que la relación entre Roberto y su prima había finalizado. Sara conocía a su prima, sabía que era una mujer fuerte, que saldría adelante al igual que había hecho anteriormente tras las muertes de sus padres y la traición de aquel indeseable; pero aquel trago era aún más amargo, el amor por Roberto la había marcado de por vida. La joven tenía miedo de que aquel desengaño hiciera que su prima cerrase definitivamente las puertas al amor; tenía miedo de que, con el paso de los años, se convirtiese en una vieja solterona, encerrada en sí misma que odiaba a todo el mundo. Si Natalia deseaba que la dejase tranquila, que no indagase sobre los motivos que Roberto había tenido para abandonarla, ella respetaría su decisión, al menos por un tiempo. Como prima de Natalia no haría nada, pero como amiga de Roberto necesitaba respuestas, su amigo no era así, jamás hubiera esperado de él una reacción como la que Natalia le contó. Estaba claro que la muerte de Tomás y el descubrimiento de la relación de Carmen con Germán Montoro le habían afectado sobremanera, pero Sara no concebía tanta crueldad en él. Reconfortada por el abrazo de Miguel, Sara permaneció despierta hasta que el sueño la venció, incapaz de asimilar la desgracia que se había cernido sobre Arazana aquel día.

Natalia se acostó en cuanto terminó de hacer su equipaje. Se alegraba de que al día siguiente partiera la diligencia que la llevaría hasta Sevilla, ya que se sentía incapaz de permanecer un minuto más en aquel pueblo. Cuando llegó a él dos meses atrás, no tenía la menor intención de enamorarse y mucho menos de perder la cabeza por un hombre, tal y como le había ocurrido; más aún, el acompañar a Sara fue una buena excusa para quitarse de en medio frustrando los planes de Luis y de Nieves de emparejarla con aquel naviero. Quién le iba a decir a ella que aquel inesperado encuentro en el río fuera a ser el comienzo de una serie de encuentros y desencuentros que le llevarían a plantearse si merecía la pena seguir viviendo como había hecho hasta entonces o sería capaz de dejarlo todo por amor. Pronto obtuvo la respuesta que buscaba, desde el primer momento las gentes de aquel pueblo vieron en ella a una mujer independiente, libre, decidida; el hecho de que su prima fuese del mismo modo allanó el camino y le dio libertad, aquella libertad que tan caro le costaba cuando vivía en Bilbao. Su vida en casa era mucho más complicada, el hecho de haberse criado sola, ser la última descendiente de una familia poderosa y haber llevado sus negocios desde muy joven le daban cierta independencia, pero siempre había quien cuchicheaba a sus espaldas y quien la miraba de reojo al pasar. Natalia intentaba convencerse de que no le importaba la opinión de la gente, de que no le importaba estar sola, pero no era así; el cariño de la gente de Arazana, y sobre todo el amor de Roberto, le habían hecho conocer un modo de vida que creía inalcanzable para ella. El amor de Roberto, Natalia seguía convencida del amor de Roberto por ella, pero no entendía las causas que le habían llevado a ser tan cruel; de todos modos, fueran cuales fuesen esas causas, ella se iría de Arazana al día siguiente, dejando aquella parte de su vida atrás y a él con ella. No podría volver a enfrentarse a él, volver a demostrarle su amor, volver a ponerse en ridículo para que él una vez más volviera a despreciarla. Olvidaría las últimas horas pasadas allí, olvidaría su última conversación con él y se llevaría el recuerdo de maravillosas noches de amor y pasión. “Yo también te amo, mi vida… y nunca dejaré de hacerlo, pase lo que pase”, esas palabras serían las que Natalia recordaría como últimas de Roberto, la promesa de un amor inquebrantable e inolvidable.
#886
arunda
arunda
28/11/2011 10:44
snifsnifsnifsnif

una alegria Roberta por favor para roberto y natalia angelangelgracias
#887
gabycyr
gabycyr
29/11/2011 03:03
ouch Roberta please please...una pistita si??...lo arreglaras? habra reconciliación??

Gracias... ansío leer la conversación entre Roberto y Sara...sera de lo más interesante...
#888
Roberta72
Roberta72
29/11/2011 19:26
Gaby... por favor.... ¿acaso lo dudas? lo que no aseguro es que sea pronto. O a lo mejor me paso al lado oscuro, me vuelvo lionista y .... ya la hemos liao.
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Capítulo 81

El sábado amaneció un día radiante, Sara se levantó muy temprano y se acercó a la habitación de su prima pensando que seguiría dormida, pero nadie contestó al golpear la puerta. Decidida a descubrir si se encontraba bien, bajó a buscar a la dueña de la posada.
- Maña, – dijo al verla recogiendo unas mesas – he llamado a la puerta de Natalia y no me contesta, ¿puedes dejarme una llave para poder entrar y ver si está bien?
- No está, querida. – contestó doña Rosa.
- ¿Cómo que no está? – preguntó Sara preocupada
- No, salió hace…
Las palabras de la posadera fueron interrumpidas por alguien que bajaba las escaleras trastabillando, era Álvaro Montoro. Las dos mujeres se le quedaron mirando pero él las ignoró y salió por la puerta arrastrando la chaqueta.
- No sé qué habrá pasado, – dijo la posadera refiriéndose al joven – pero anoche comenzó a beber hasta que perdió el sentido y no hubo más remedio que llevarlo a una de las habitaciones. ¡Sabe Dios que pueda esta pasando por la cabeza de ese muchacho! – Sara suponía cuál era la razón por la que Álvaro Montoro se encontrase en semejantes condiciones, pero no era quien para decir nada; además, por su cabeza tan solo pasaba la idea de encontrar a su prima y asistir a funeral por Tomás Pérez.
- Me estabas diciendo que Natalia había salido. – dijo Sara.
- Si, - el tono de voz de Sara y el no querer indagar sobre lo que le comentaba, hizo que la Maña se diese cuenta de que, de algún modo, la muerte de Tomás y el estado de Natalia y Álvaro estaban relacionados – la vi salir hace casi una hora. Iba muy elegante, nunca había visto a Natalia tan elegante, parecía una gran dama.
- Porque eso es lo que es. – susurró Sara.

En aquel momento se abrió la puerta de la posada y entró Natalia. Verdaderamente parecía otra, llevaba puesto un elegante traje color granate que marcaba sus formas y le daba un porte distinguido, llevaba el cabello recogido en un complicado moño y completaba su atuendo con un pequeño sombrero con redecilla, la cual cubría parte de su rostro, y delicados guantes de cabritilla. El conjunto estaba complementado por un pequeño bolso y una sombrilla a juego. Nadie hubiera relacionado a aquella elegante dama con la jovencita que durante las jornadas anteriores recorría el pueblo vestida de forma mucho más humilde.
- Buenos días. – dijo saludando a las mujeres que la miraban estupefactas. Incluso el tono de su voz había cambiado, era más serio, más pausado, más elegante.
- ¿Dónde has estado? – preguntó Sara.
- Tenía cosas que hacer, asuntos que cerrar antes de irme. – Natalia dejó el bolsito y la sombrilla sobre una de las mesas y comenzó a quitarse los guantes; la elegancia y delicadeza con la que lo hizo dejó sin palabras la posadera, quien jamás en su vida había visto a una mujer tan elegante. Sara temió que las palabras de Natalia significaran que había ido a buscar a Roberto, pero descubrió que sus sospechas eran infundadas cuando su prima siguió hablando – He ido a pedirle a Satur que venda mi caballo y mi silla, ya no los voy a necesitar más, y que le entregue el dinero que consiga a Flor para que compre algo para la escuela, no será mucho lo que pueda hacer, pero…
- ¿Te vas? – preguntó la Maña tímidamente.
- Sí, - la voz de Natalia se quebró por un momento, pero rápidamente se recuperó – tengo el billete de tren desde hace días y no puedo posponer mi marcha. Me esperan en casa.
- Por eso te has vestido así… - continuó la Maña.
- Si. – Sara observaba a sus acompañantes, ambas se comportaban con frialdad, utilizando frases cortas, temerosas de echarse a llorar si continuaban hablando por mucho tiempo.
- Estás muy cambiada, muy elegante. – dijo la posadera.
- Así es como habitualmente viste Natalia, – dijo Sara – esta es la verdadera Natalia, no la que has conocido hasta ahora. - Natalia giró la cabeza para mirar a los ojos a su prima, ¿a qué venía semejante declaración? – Quiero decir que es la ropa que utiliza cuando viaja o cuando trata de negocios.
#889
gabycyr
gabycyr
29/11/2011 19:31
No no, Roberta..no lo dudo mujer..jeje era para saber si tardarias mucho...no me importa si tarda con tal de que pase, eso si...No estaría mal que Roberto viera a Natalia una última vez... asi como la pintas esa escena sería buenisima triste pero buenisima...Gracias Roberta!!
#890
Roberta72
Roberta72
29/11/2011 20:37
Gaby... no pidas mucho, no vaya a ser que te arrepientas cuando te den lo que pedías
#891
Mantecao
Mantecao
29/11/2011 20:57
Luis y Nieves... ummmmm....

Ay, ay, ay... Esa elegancia de Natalia, ese porte, esa coraza... Robertito, te va tocar sudar mucho para reconquistar a tu dama... si
#892
Roberta72
Roberta72
01/12/2011 07:43
- Voy a traeros algo para que desayunéis porque creo que no has tomado nada antes de salir, ¿verdad? – Rosa se dirigió a Natalia y, al ver como movía la cabeza negando haber desayunado, se fue hacia la cocina. Natalia esperó hasta quedarse a solas con su prima para volver a hablar.
- ¿A qué ha venido eso? - preguntó, poniendo los brazos en jarras.
- ¿El qué? – Sara tomó asiento apartando los objetos que su prima había depositado sobre la mesa.
- El decir que ésta es la verdadera Natalia. – dijo con voz cansada.
- ¿Y no es así?
- No sé de qué estás hablando. – respondió su prima sentándose también.
- Estoy hablando de que ésta es la verdadera Natalia, o al menos la Natalia de los últimos siete años, la Natalia que huye y se esconde.
- No sigas por ahí. Creí que ayer había quedado clara mi posición.
- Totalmente clara, Natalia. Vuelves a esconderte, vuelves a huir, a parapetarte tras una máscara de indiferencia cuando la realidad es que…
- No hay más realidad que la que estás viendo. – dijo Natalia – Vine a pasar unos días contigo, y siento no poder quedarme más tiempo, al menos hasta que consigas mantener una buena relación con tu padre y su esposa y hasta que consigas meter a Olmedo entre rejas; pero como ya te he dicho debo volver.
- Me da igual si te quedas o no hasta que Olmedo esté entre rejas, lo que no concibo es que te vayas tan tranquila después de lo que me contaste ayer sobre Roberto y sobre ti. – le dijo su prima
- Estás muy equivocada, no existe un Roberto y yo.
- Pues hasta ayer existía. He estado toda la noche dándole vueltas y no me lo explico. – Sara intentaba hacer que Natalia no se fuera de Arazana sin haber hablado antes con Roberto, pero no estaba segura de conseguirlo, su prima era muy testaruda y estaba muy dolida, aunque no era para menos.
- No vas a conseguirlo… - dijo Natalia sonriendo tristemente mientras se quitaba el sombrerito.
- ¿Qué es lo que no voy a conseguir?
- Que vaya a donde Roberto a pedirle explicaciones. - dijo Natalia tranquilamente.
- Yo no quiero que… - Sara interrumpió sus palabras ante la llegada de la posadera.
- Aquí os dejo café, leche y unos bollitos de esos que tanto te gustan. – comentó dirigiéndose a Natalia – También he preparado un paquetito con algo para que puedas comer durante el viaje.
- No tenías por qué haberte molestado. – replicó la joven
- No es molestia, chiquilla. Lo he dejado en la cocina; luego, cuando recojas tu equipaje, pasa por él. – la Maña se secaba los ojos con el mandil mientras que a las muchachas también les costaba mantener la compostura. – Te vamos a echar de menos, la verdad es que las dos – dijo dirigiéndose a las primas - habéis sido un soplo de aire fresco que ha tambaleado los cimientos de este viejo pueblo.
- El sentimiento es recíproco, Maña. – aseguró Sara – Arazana ha hecho que nuestras vidas también cambien por completo.
- ¿Y qué piensas hacer ahora? – preguntó la posadera dirigiéndose a Natalia.
- Como ya te he dicho… volver a casa.
- Sí, ya has dicho que te esperan en casa, ¿algún mocetón del norte? – preguntó pícara. Natalia y Sara se miraron, en lo último en lo que la joven quería pensar en aquellos momentos era en otro hombre.
- No. No hay ningún mocetón en mi vida. – respondió Natalia apesadumbrada.
- Te vamos a echar mucho de menos, pequeña. – dijo la Maña, colocando su mano sobre el brazo de la muchacha; en realidad se moría de ganas de darle un abrazo, pero aquella nueva Natalia, tan elegante la imponía demasiado como para poder hacerlo – De verdad que te vamos a echar de menos, pero no importa, estoy segura de que pronto volverás. Ya te dije cuando volviste de Sevilla que todo aquel que pasa por Arazana se lleva un poquito de nosotros en su interior que le hace volver, así que estoy segura de que tarde o temprano volverás. – Natalia agradeció las palabras de la posadera poniéndose en pie y abrazándola. Sara observaba la escena mientras se secaba las lágrimas que corrían por sus mejillas, ella también deseaba que Natalia volviese, pero las circunstancias de su marcha no auguraban un pronto retorno.
#893
arunda
arunda
01/12/2011 11:28
Roberta angel
cual de los dos roberto o natalia,natalia o roberto daran su brazo a torcer??
por lo menos se despediran no??sisonrienteangel
gracias
#894
gabycyr
gabycyr
01/12/2011 12:57
Gracias Roberta...que no que yo no me arrepiento...si al final acaban juntos jejjejeje...bien estará lo que bien acaba...eso si ...pienso que será Roberto el que dara su brazo a torcer ....bueno deberia....
#895
Xavier28
Xavier28
01/12/2011 13:13
comonomegustalahistoriavoyylacambionataliayrobertogracias Roberta
#896
Roberta72
Roberta72
02/12/2011 08:02
Pulpo a feira..... con lo que a mi me gusta.....
Pero no conseguireis hacerme chantaje.....
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Capítulo 82

Minutos después, las tres mujeres salían de la posada en dirección a la iglesia del pueblo. La posadera dejó a las jóvenes cuando se encontraron con el teniente Romero, y se dirigió a un rincón de la iglesia en donde estaban situadas sus chicas. Natalia expresó su deseo de quedarse cerca de la puerta, en un rincón en el cual pasar desapercibida y desde allí siguió toda la ceremonia. Miguel y Sara se quedaron a su lado y desde atrás asistieron a la misa funeral por el eterno descanso del alma de Tomás Pérez.

La iglesia estaba abarrotada, todo el mundo en Arazana estimaba a los Pérez y querían compartir con ellos aquel momento de dolor y expresar de algún modo su apoyo. En primera fila se encontraba situada la familia. Carmen era sostenida por su padre, Cosme y su hijo Juanito; junto al pasillo, al lado de Cosme y con la cabeza baja se encontraba Roberto. Roberto no era un hombre religioso pero cumplía con las tradiciones y se encontraba allí por su madre y su hermano, al igual que hacía Cosme; si hubiera sido por ellos, y dadas las circunstancias que habían rodeado la muerte de Tomás, hubiesen preferido algo mucho más íntimo y discreto. En el momento en que la ceremonia finalizó, Natalia se escabulló de la iglesia, no quería que nadie la viera, a duras penas había podido aguantar el llanto y necesitaba tomar el aire, el gentío, las reducidas dimensiones de la parroquia y la vestimenta que llevaba hacía que le costase respirar. Apoyada en uno de los laterales de la iglesia vio como cuatro vecinos cargaban con el féretro de Tomás que abría la marcha hacia el cementerio. La comitiva iba presidida por el padre Damián y dos monaguillos, detrás Carmen, abrazada a Cosme, caminaba seguida por sus dos hijos. Todos los habitantes de Arazana caminaban tras los Pérez y Natalia se situó tras ellos al final de la comitiva, Miguel y Sara se unieron a ella colocándose uno a cada lado.

Al llegar al cementerio, el padre Damián esperó a que toda la gente entrase en el recinto para comenzar con el responso. Durante unos minutos, el sacerdote recordó a los presentes la vida de Tomás, sus virtudes y pequeños defectos, los buenos momentos pasados junto a él y anécdotas que resumieron sus años vividos en aquel pueblo; aquellas palabras hicieron brotar lágrimas de los ojos de todos los presentes excepto de dos, Roberto y Natalia. Su dolor era tan grande que ya nada podía hacerles sentir, mantenían las cabezas bajas, las miradas perdidas en el suelo, totalmente ajenos a lo que sucedía a su alrededor.

Cuando el sacerdote terminó de hablar y el féretro fue depositado en el fondo de la fosa, la gente fue acercándose a la familia para saludarlos y darles el pésame. Minutos más tarde, cuando aproximadamente la mitad de la gente ya se había alejado, Miguel dio un paso al frente y se dispuso a hacer lo mismo que los demás. Sara se acercó a Natalia y la habló al oído.
- Vamos, te acompañamos a…
- No voy a ir. – dijo escuetamente sin levantar la mirada del suelo
- ¿No vas a…? – preguntó Sara a su prima.
- No puedo. – dijo tomando aire y girando al cara para mirarla a los ojos – Por favor, despídeme de Cosme. Él entenderá. – Natalia volvió a girar la cara y Sara comprendió que su decisión era firme.
#897
Xavier28
Xavier28
02/12/2011 09:55
comonomegustalahistoriavoyylacambionataliayrobertopara reponer fuerzas amig@s?
#898
gabycyr
gabycyr
02/12/2011 21:21
JOOO roberta..no aceptas sobornos?? xDD....me gusta lo que leo me encanta...!
#899
Roberta72
Roberta72
04/12/2011 18:32
No, no acepto sobornos. Soy cruel, dura e inflexible diablo diablo diablo
Vamos, que en el equipo del señor Calero n iba a desentonar nada de nada.
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Tomados del brazo, Miguel y Sara se acercaron a los Pérez. Natalia levantó ligeramente la mirada y vio cómo caminaban hasta ponerse al final de la fila de personas que esperaban su turno. Durante todo el responso, la gran cantidad de personas congregadas no le habían permitido observar a los Pérez, pero en aquel momento se había abierto un hueco y los podía ver perfectamente. Juanito abrazaba a su madre y escondía el rostro en su hombro, Carmen no apartaba la mirada del agujero en el que acababan de depositar el cadáver de su marido mientras, a duras penas, era consciente de la gente que pasaba a su lado ofreciéndole sus condolencias. Cosme y Roberto, mientras tanto, eran los que realmente atendían a sus vecinos y escuchaban sus palabras. Cuando Sara y Miguel llegaron hasta Cosme, éste levantó la vista y vio a Natalia al otro lado del cementerio, sola, vestida elegantemente, mirándolos.
- Cosme, Roberto, – comenzó a decir Miguel – no sabemos cómo expresar el dolor que nos produce el fallecimiento de Tomás. Era un gran hombre y se le va a echar mucho de menos en Arazana.
- Gracias. – respondió Roberto mecánicamente, ni siquiera sabía con quien estaba hablando. Su abuelo tomó la palabra.
- Veo que la señorita Natalia no os acompaña. – Aquellas palabras sacaron a Roberto de su letargo y un escalofrío le recorrió el cuerpo haciendo que cerrara los ojos involuntariamente, mostrando de ese modo lo mucho que le afectaba la falta de la joven. Miguel sintió que las palabras eran inadecuadas para el momento, tan solo Sara comprendió que el anciano estaba haciendo un último intento de hacer reaccionar a su nieto.
- No, no se ha acercado a presentar sus condolencias, – comenzó a decir Sara sin quitar ojo del rostro de Roberto, esperando ver alguna reacción en él, pero el joven permanecía quieto, con la mirada baja, intentando abstraerse a tanto dolor – pero nos está esperando para volver a la posada. En unos minutos tomará la diligencia para marcharse de Arazana. – Sara pudo ver cómo Roberto apretaba los puños, cómo su mandíbula se cerraba con fuerza, pero no hacía ningún movimiento que lo acercara a su amor.
- ¿Volverá pronto? – preguntó Cosme. Miguel permanecía incrédulo ante la conversación que estaba presenciando pero no dijo nada.
- No lo creo. Cuando Natalia toma una decisión no es fácil hacerle cambiar de opinión y tiene mucho trabajo en Bilbao; además, ayer mismo me estaba contando que está pensando en hacer un largo viaje de negocios. Dudo mucho que vuelva por aquí nunca más. – Aquellas palabras hicieron que Roberto levantase la cabeza y su mirada se cruzase con la de la mujer a la que amaba, quien lo miraba desde el otro lado del recinto.
- Pero supongo que volverá para vuestro enlace. – Cosme siguió hablando, causando dolor conscientemente a su nieto con la esperanza de hacerlo reaccionar.
- No. Natalia es una mujer muy ocupada y sus negocios absorben gran parte de su tiempo. Los dos meses pasados aquí han sido una excepción, unas vacaciones, unos días para no olvidar jamás, pero dudo que se puedan volver a repetir. Mucho me temo que Natalia no volverá a pisar Arazana… jamás. – si aquellas palabras no hacían que Roberto saliese corriendo tras ella, nada en el mundo lo conseguiría.

Todos quedaron callados, expectantes, atentos a la reacción de Roberto, pero tan solo pudieron ver cómo cerraba los ojos durante un instante haciendo que una lágrima corriese por su rostro. No habían conseguido su propósito. Cosme y Sara sabían perfectamente que Roberto y Natalia habían nacido para estar juntos y que los últimos acontecimientos los habían separado, pero no comprendían que ninguno de los dos no diese su brazo a torcer ni intentase un último acercamiento. Cosme se dio por vencido, si aquellas palabras no habían hecho recapacitar a su nieto, nada lo haría. El anciano asió el brazo de Sara tratando de infundirle ánimo, pero ella suspiró y tomando la mano que Miguel le ofrecía se alejó hasta llegar a donde su prima les esperaba.
- ¿Nos vamos? – preguntó Sara a Natalia
- Si.
- ¿Estas segura? – preguntó Miguel
- Si. – respondió ella – No tengo ninguna razón por la que quedarme. – Natalia, quien no había dejado de observar a Roberto en ningún momento, tomó aire y se giró, dando la espalda al hombre de su vida.
#900
arunda
arunda
04/12/2011 19:18
Que cabezon roberto............ venga chiquillo reacciona que natalia se va¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Roberta no los separesangel gracias
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