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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#781
Silvania20
Silvania20
18/09/2011 19:58
Roberta, nunca había leído tu historia empecé esta mañana y acabo de terminarla ahora con este último capítulo. Es increíble, preciosa y me encanta!!
#782
Roberta72
Roberta72
18/09/2011 20:03
Pues menudo atracón te has pegado porque en word voy por la página 208
#783
Mantecao
Mantecao
18/09/2011 20:10
Por Dios ROBERTA ¡ESTO NO SE HACE!!!

Que llevo toda la tarde buceando entre videos del Rober, haciendo capturas de sus fotos para el RINCÓN DE LOS MONTORO... Pufffff, voy a tener que tomarme la tensión... (por cierto, muy divertido el aparatejo del otro día, jajajajaja....).

Por el bien de mi integridad psíquica, hoy habría preferido una escena de Rafalín... Y una leche!!! Ya pondré el ventilador para que se me pasen los calores que me han entrado carcajada.

Como de costumbre me quito el sombrero con tu relato. Me encanta como escribes en general, pero las escenas subiditas de tono te quedan... DE 10.

¡¡¡ENHORABUENA!!!

Tú has podido acabar con tu parte del relato por hoy ¿y yo, cuándo???

Besos guapa y sigue animándonos con esta historia tan maravillosa.
#784
Silvania20
Silvania20
18/09/2011 20:25
Pues sí Roberta ha sido un gran atracón pero ha valido la pena es una maravillosa historia!!! ^^
#785
juicetv
juicetv
18/09/2011 20:50
Genial Roberta, como siempre. Gracias
#786
Roberta72
Roberta72
19/09/2011 21:46
Con todo cariño para las que pedían HOT cuando pregunté si HOT o COLD.
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Las manos de Natalia conocían perfectamente el camino y con prontitud despojaron a Roberto de la chaqueta, para momentos después encargarse de desabrochar los botones de la camisa. Sentía como las manos del hombre acariciaban su espalda, la apretaban contra él y la hacían sentir segura, confiada y amada. En poco tiempo toda la ropa quedó abandonada en el suelo mientras de pie, en el centro de la habitación, ellos seguían prodigándose besos y caricias. La luz de las velas dibujaba excitantes sombras en sus cuerpos, cuerpos que se movían guiados por una fuerza poderosa que surgía del interior de sus entrañas; sus bocas se buscaban, sus lenguas se acariciaban. Lentamente se acercaron hasta la cama, Natalia apoyó su espalda contra uno de los cuatro postes que la sujetaban y, liberando a Roberto de sus caricias, subió sus manos por encima de la cabeza agarrándose a dicho poste. Roberto tomó a su amada por la cintura y comenzó a depositar besos por todo su rostro, de allí bajó por su garganta, sintiendo en sus labios el enloquecido pulso de la muchacha. Natalia se retorcía contra él, buscándolo, deseándolo, nunca se había sentido tan… necesitada, pero a la vez tan sensual y tan mujer.

Roberto se sentía guiado por el instinto mientras acariciaba el cuerpo de Natalia; sus gemidos, los movimientos del cuerpo de ella buscando sus manos y su boca le demostraban que la mujer que amaba esta lista para él, pero él necesitaba más, necesitaba aún más. Necesitaba hacerla sentir tanto placer como nunca había experimentado antes, necesitaba demostrarle de todas las maneras posibles que estaban hechos el uno para el otro, que jamás habría nadie que entendiera tan bien como él sus deseos y necesidades. Era suya, Natalia era suya, tanto como él era de ella, ella era la razón por la que cada día se levantaba, ella era la razón por la que deseaba ser un hombre mejor. Cuando el asunto de Olmedo se solucionara, estaba dispuesto a entrar en política seriamente, deseaba que ella estuviese orgullosa de él, deseaba ser un hombre importante, un hombre que pudiera estar a la altura de Natalia en cualquier circunstancia. Sabía que ella era tan generosa que jamás le pediría nada, que jamás le exigiría nada, incluso sería feliz viviendo entre labriegos y renunciando a su anterior modo de vida, pero él no quería aquello para ella; solo quería felicidad, tranquilidad y sosiego para ambos.

Mientras su mente se ocupaba en soñar con una vida feliz juntos, sus manos y su boca se centraban en cuestiones mucho más mundanas. Natalia había soltado una de sus manos y con ella acariciaba el cabello de Roberto, deleitándose con su textura; mientras, la boca de él había abandonado el cuello de la joven y descendía por sus senos, dejando la piel sensible por la pasión experimentada y ardiendo en deseos de más caricias. La boca de Roberto dejó atrás los pechos de Natalia y siguió avanzando hacia abajo, buscando su vientre, mientras las manos acariciaban las femeninas caderas; Natalia se arqueaba y retorcía guiada por una primitiva sensualidad que la hacía ir al encuentro del hombre. Roberto sentía a la muchacha más excitada y entregada de lo que la había sentido nunca; se había arrodillado frente a ella para acceder más cómodamente a su cuerpo y en aquellos momentos tenía frente a sus ojos el vientre de su amada el cual se agitaba siguiendo el ritmo de su respiración. Su boca continuó dejando besos sobre su piel, su lengua se entretuvo en acariciar su ombligo y Natalia se apartó instintivamente al sentir aquel roce, era más de lo que podía soportar, necesitaba sentir a Roberto sobre ella, dentro de ella, en aquel preciso instante, no podía esperar más; intentó abrazarlo, besarlo, hacer que se levantara, pero no pudo. Roberto sujetó con mayor firmeza aún las caderas de Natalia y siguió besándola y acariciándola mientras sentía como las femeninas manos se clavaban en sus hombros. Los rítmicos movimientos de ella, así como sus gemidos, le excitaban hasta la locura y, aunque Natalia se lo hubiese suplicado en aquel momento, él no hubiera podido parar; instantes después sintió cómo todo el cuerpo de Natalia se estremecía y se abandonaba sobre el de él, había conseguido llevarla al éxtasis tan solo con sus besos y sus caricias. Lentamente, se fue poniendo en pie, sus manos sujetaban a la vez que acariciaban a su compañera, su boca recorría la suave piel de ella ascendiendo con delicadeza hasta su garganta, empujándola contra el poste que les servía de apoyo. Natalia se había colgado de su cuello, abandonándose a él, entregada en cuerpo y alma, disfrutando de cómo las manos de Roberto acariciaban sus caderas, para poco después sentirlo dentro de ella. Echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, pero pronto recordó lo que su amado le había dicho en una ocasión, que los mantuviera abiertos, que deseaba perderse en su mirada a la vez que en su cuerpo y así hizo, abrió los ojos. Al hacerlo descubrió la imagen de ambos reflejada en el espejo del tocador, sus cuerpos abrazados, desnudos, buscándose, moviéndose siguiendo un ritmo casi hipnótico, alcanzando a la vez las más altas cimas de la pasión.
#787
juicetv
juicetv
19/09/2011 21:59
JODER ROBERTA..................

que no grito... bueno sí.... pero es que JODER
#788
Roberta72
Roberta72
19/09/2011 22:54
jejejejejejejejejejeje
#789
turia70
turia70
19/09/2011 23:13
Roberta hija..........ahora en vez de sueño estoy muy, pero que muy despierta XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD...........................
#790
FichaRoja
FichaRoja
19/09/2011 23:27
¿HOT? Esto no es hot, es SUPERHOT, voy a darme una ducha fría que me has dejao patidifusa, vamos.

Ay, mentirosilla, mentirosilla, que siempre dices que te cuesta escribir estas escenas, PUES QUE TE SIGA COSTANDO HORRORES, JODER, PORQUE ES UNA ESCENA GENIAL.

GRACIAS, GUAPA, Y SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, ESTOY GRITANDO.
#791
juicetv
juicetv
20/09/2011 19:13
Tira pa'rriba.....
#792
Roberta72
Roberta72
20/09/2011 19:16
¿Qué pasa? ¿Necesitais carnaza para digerir el mal trago?.... Pillinas
#793
juicetv
juicetv
20/09/2011 19:21
Jajajajajja.... no es eso...... bueno tampoco me importaría jejeje.... trataba de frenar el bombardeo... que esto parecía Normandía en un día malo....
#794
Roberta72
Roberta72
20/09/2011 19:33
Pues lo subimos otra vez y en un rato pongo algo
#795
Roberta72
Roberta72
20/09/2011 20:20
Ya estoy aquí con la ración de hoy.
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Capítulo 67

Minutos después, ambos recuperaban el aliento acostados en la cama. Roberto descansaba sobre el cuerpo de Natalia, su cabeza reposaba sobre el vientre de ella, depositando besos y caricias cada pocos instantes. Mientras, ella enredaba sus dedos en el cabello de él y lo acariciaba sensualmente.
- ¿Recuerdas cuando ayer dijiste que entre mis brazos te sentías segura? – preguntó Roberto contra su cuerpo - Pues a mí me sucede lo mismo en estos momentos. Nunca me había sentido así, cada momento que paso contigo supera al anterior, tu cuerpo es mi refugio, tus besos son el aliento que me impulsa a seguir adelante. Cada vez que me pierdo en ti… siento que nuestro amor crece, que se fortalece hasta hacerse indestructible.
- Porque lo es Roberto, nuestro amor es indestructible. No importa lo que ocurra, tú formas parte de mí, como yo formo parte de ti, no hay fuerza en el mundo que destruya este sueño que hemos creado. – Roberto la miró a los ojos y en ellos vio amor, deseo y confianza; confianza en él y confianza en que realmente existía un futuro para ellos en el mundo. Aún no sabía en cual de los dos mundos a los que pertenecían, pero juntos lograrían encontrar ese pequeño rincón que la vida les tenía reservado.
- No, Natalia, no es un sueño. Es la más maravillosa de las realidades.

Poco a poco, deleitándose en la visión del cuerpo de ella, el joven fue ascendiendo, acariciando y besando la suave piel de la muchacha hasta llegar a su rostro. Natalia sonreía con una mezcla de timidez y satisfacción que lo desarmaba y lo miraba como nunca nadie lo había mirado, con un amor incondicional y puro como el que él sentía por ella. La joven lo abrazó y se movió acurrucándose contra su pecho, cerrando los ojos.
- Tienes sueño, ¿verdad?
- No, ¿Por qué lo dices? – preguntó ella buscando su calor.
- Porque se te cierran los ojitos – Roberto acarició su rostro – y estás muy mimosa.
- Si, es cierto, no te lo voy a negar, pero no es por sueño, es…no sé. – Natalia comenzó a reír muy bajito. – Simplemente me gusta estar así, ¿te molesta?
- No, a mi también me gusta tenerte así. – Roberto estrechó su abrazo - Me gusta mimarte, acariciarte, besarte, decirte que te amo; y me gustaría aún más… - el muchacho se quedó callado
- ¿Qué?
- Nada.
- Roberto, dímelo. – Natalia se separó un poco de él, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos.
- Me gustaría poder hacerlo frente a todos. – dijo con tristeza.
- A mí también. – Roberto vio como el rostro de Natalia se ensombrecía
- Lo sé. Pero ya falta menos, en cualquier momento no puedo aguantar más, me acerco a ti en medio de la plaza, te abrazo – Roberto, sonriente, colocó las manos sobre las nalgas de Natalia apretándola de ese modo contra él – y te beso con tanta pasión como nadie en Arazana ha besado jamás. - Con aquellas palabras consiguió que la joven volviese a sonreír.
- Espero que no lo hagas.
- ¿Por qué? – preguntó él tras besar la nariz de Natalia
- Porque ya sabes lo que ocurre cuando me besas.
- ¿Qué?
- Que tu chaqueta sale volando, la camisa le sigue poco tiempo después… y la plaza de Arazana suele estar muy concurrida. ¿De qué te ríes ahora?
- Estaba pensando en que tu blusa no suele andar muy lejos de mi camisa en esas ocasiones.
- Roberto.
- Si, mi amor.
- ¿Esto es normal?
- ¿El qué?
- Esto… Nos conocemos desde hace poco, estamos… juntos desde hace tan solo unos días pero siento como si, como si…
- ¿Cómo qué? – preguntó él presintiendo lo que quería decir Natalia.
- Como si hubiésemos estado juntos desde siempre, como si no existiese mi vida antes de llegar a Arazana, antes de conocernos… - Natalia no sabía cómo seguir expresando sus sentimientos.
- Te resulta extraño que dos personas tan distintas como nosotros, dos personas que hasta hace poco tan solo hablaban para discutir, no sientan ningún pudor a la hora de entregarse al otro, – Natalia miraba a Roberto con extrañeza mientras él continuaba hablando – no tengan ningún miedo a expresar sus sentimientos y puedan hablar de cualquier cosa estando abrazados, desnudos, tras haber hecho el amor. No sé si es normal o no Natalia, - Roberto acariciaba la espalda de Natalia, tranquilizándola, amorosamente – pero yo siento lo mismo. Me desconcierta pensar que hace tan solo unos minutos no podíamos dejar de besarnos, no podía dejar de… de moverme dentro de ti, necesitaba acariciarte, apretarte entre mis brazos tan fuertemente que sintieras que te necesito para respirar y ahora… ahora te amo tanto o más que antes, mi cuerpo te necesita tanto o más que antes, pero solo deseo acariciarte, sentirte a mi lado, hablar de tonterías o simplemente sentir tu respiración en mi pecho.
- Esto es amor, ¿verdad? – una lágrima corrió por la mejilla de Natalia
- Debe de serlo, y si no lo es no me importa. Yo solo quiero seguir sintiendo esto que siento por ti durante los próximos cincuenta años. – Roberto borró la lágrima con un beso.
- ¿Solo cincuenta años?
- Solo cincuenta, después pienso volver a conquistarte de nuevo.
- No creo que te sea tan fácil. Seré una ancianita de setenta y seis años que ha pasado cincuenta de ellos junto al hombre más maravilloso del mundo; tendrás que esforzarte mucho para conquistarme.
- Será fácil, cincuenta años de experiencia haciendo feliz a la mujer más maravillosa del mundo serán un buen entrenamiento. Y creo que voy a empezar a entrenar ahora mismo. – Roberto siguió acariciando a Natalia con delicadeza, haciendo que el roce de sus manos erizara el vello en la piel femenina, despertando de nuevo el instinto en ella. Natalia adoptó una postura más cómoda sobre el cuerpo del hombre, apoyó las manos en su pecho y se irguió para dejar que él pudiese admirarla por completo.
- Deja que yo también te haga feliz. – Natalia se inclinó de nuevo para besar a Roberto y, abrazados de nuevo volvieron a mecerse el uno contra el otro hasta que sus cuerpos estuvieron listos para volver a ser uno.
#796
juicetv
juicetv
20/09/2011 20:47
Y con una ración de lo mejorcito!! bravobravo
#797
juicetv
juicetv
21/09/2011 14:39
Venga, pa'rriba.... que el horizonte se ha vuelto a enturbiar.... por decirlo suavemente.
#798
Roberta72
Roberta72
21/09/2011 19:46
- ¿Qué tal se encuentra tu padre? – preguntó Natalia quien descansaba de nuevo en brazos de Roberto. La pasión que sentían el uno por el otro había dejado paso a una sensación de paz y plenitud tan intensa como el deseo experimentado.
- Bien. – Roberto la besó una vez más – Dice que fue debido al calor, llevábamos varias horas trabajando y a un ritmo muy rápido, pero creo que fue tu visita la que lo puso así.
- ¿Mi visita? – preguntó Natalia intranquila – No imaginé que pudiera molestarle tanto. – dijo con tristeza.
- A mí también se me va la cabeza cada vez que te veo, por eso lo digo.
- ¡Qué susto me has dado, tonto! – Natalia se giró molesta dándole la espalda.
- ¿Cómo puedes pensar que a alguien pudiera molestarle tu visita? – Roberto la abrazó por la espalda y retirando el cabello de su cuello comenzó a dejar besos en su nuca y en el hombro que quedaba al descubierto.
- No vengas ahora con besitos… tus palabras no se me van a olvidar tan fácilmente. – A pesar de lo que estaba diciendo, Natalia había olvidado por completo lo ocurrido, tan solo quería seguir sintiendo el cuerpo de Roberto pegado al de ella, sus manos acariciándola y su boca besándola. Estaba segura de que no existía mejor sensación en el mundo que la de ser amada de aquel modo.
- ¿Estás enfadada? – preguntó Roberto con voz suave.
- Si – respondió ella rápidamente, aunque no era cierto.
- Entonces… ¿no me vas a enseñar a coser? – preguntó con voz melosa
- No. - ¿a dónde quería ir a parar Roberto? pensó Natalia.
- Mejor. –dijo Roberto, Natalia giró el rostro extrañada – Así será más fácil llegar hasta tu cuerpo. No pongas esa cara, ayer dijiste que te tenía que coser los botones y si yo no lo hago…
- ¿Esperas que vaya por ahí, con la camisola abierta, hasta que te dignes a coserme los botones? – preguntó ella.
- Es una opción – respondió él.
- Una opción poco práctica, ¿alguna otra idea?
- Uhmmm… - Roberto hizo un gesto como de estar concentrado pensando - ¿Qué no te la pongas? – sugirió.
- No es factible, tengo que ponerme algo para salir a la calle.
- No salgas a la calle, quedémonos aquí.
- ¿Eternamente?
- A mi no me importaría. Imagina, pasar así, abrazados, acurrucados en la cama toda la eternidad. – Roberto ciñó los brazos en torno al cuerpo de Natalia; era una idea maravillosa.
- Iba a ser una eternidad muy corta, bien pronto por la mañana íbamos a tener llamando a la puerta a medio pueblo.
- Bueno, soñar es libre, ¿no? – y, poco a poco, fueron quedándose dormidos el uno en brazos del otro, pensando en lo maravilloso que sería poder pasar las horas muertas de aquel modo.

- Buenos días, dormilona. – se les habían pegado las sábanas, ya casi había salido el sol, era mucho más tarde de la hora a la que habitualmente Roberto abandonaba a Natalia, pero no había podido moverse de su lado. Estaba preciosa, descansaba confiada en sus brazos, nada tenía que ver aquella mujer con el torbellino que todos los demás conocían. Roberto no pudo evitar recordar la primera vez que la tuvo así, durante su viaje a Sevilla, la primera noche que durmieron juntos; se acostaron separados, cada uno en uno de los extremos de la cama, pero amanecieron juntos, abrazados, enredados en el centro de ella. Se habían buscado hasta encontrase y no separarse más. Parecía que había pasado una eternidad, pero no, escasamente habían pasado diez días; diez días y la vida sin ella le parecía inconcebible.
- ¡No te has ido! Sigues aquí – dijo ella abriendo mucho los ojos.
- Sí, sigo aquí, ¿quieres que me vaya?
- No, no, no,- Natalia se abrazó a él con fuerza - quisiera poder estar para siempre así.
- Pero debo irme, solo que no quería hacerlo sin despedirme, aunque se me parta el alma al dejarte. – Roberto buscó la boca de Natalia y comenzó a besarla. Fueron besos dulces, tiernos, caricias hechas con los labios, la mejor forma de empezar el día, pensó Natalia.
- Espero que pronto podamos despertar juntos cada día y no tengamos que seguir así. Echaba mucho de menos verte al despertar. – los dedos de Natalia acariciaban el rostro de Roberto, como si aprendiera las formas tan queridas de su faz. Él cerró los ojos, disfrutando de la caricia, pensando en la posibilidad de quedarse unos minutos más y volver a hacerle el amor. – Me voy, si no lo hago ahora no podré hacerlo después.

Natalia vio cómo Roberto se deshacía de su abrazo, se alejaba de ella y se sentaba en la cama. Le entristecía verlo partir, pero comprendía que era lo más sensato, en pocos minutos saldría el sol y sería complicado que nadie le viera alejarse de la posada; de todos modos, se quedó observándolo. Admirando su cuerpo, ese cuerpo fuerte y duro que se esforzaba hasta la extenuación en el campo y que cada noche, a su lado en la cama, se volvía tierno, dulce y generoso, dándose por completo a ella. Roberto ya se había puesto los pantalones cuando de nuevo se sentó en la cama para calzarse, Natalia se levantó, se enrolló la sábana alrededor del cuerpo y fue a buscar la camisa y la chaqueta del joven, cuando tuvo las prendas en sus manos se colocó frente a él, dejó la chaqueta sobre la cama y extendió la camisa para ayudarle.
- Ya que soy yo quien te la quita, también debería ayudar a ponértela. – dijo Natalia. Roberto sonrió ante su ocurrencia, se levantó de la cama y estiró los brazos. Natalia deslizó la prenda por ellos y la ajustó al cuerpo del hombre abrochando los botones uno a uno. Al finalizar la tarea se abrazó al cuerpo de Roberto, buscando, necesitando una última caricia antes de su marcha. Los brazos de Roberto se cerraron en torno al cuerpo de Natalia, su boca buscó la de ella y se fundieron en un último beso. Aquel beso no tuvo la urgencia que tuvieron los que se habían regalado durante toda la noche, pero fue igual de profundo e intenso; el saber que tan solo un pedazo de tela le separaba del cuerpo desnudo de Natalia hacía que Roberto soñase con una y mil noches como la pasada, noches que deseaba compartir con ella hasta el fin de sus días.

- Tengo que irme. – Roberto dejó de besar a Natalia y apoyó su frente contra la de ella, se resistía a dejarla definitivamente - ¿Nos veremos hoy? – preguntó acariciando con los dedos los labios que acababa de besar.
- Seguro. Necesito verte, ya te echo de menos y aún no te has ido. – Natalia retiró los brazos de la cintura de Roberto y las posó sobre su pecho. – Te amo. - Roberto sonrió ante aquella declaración de amor, recogió la chaqueta y se acercó a la ventana; tras abrirla, y antes de escabullirse por ella, se giró para mirar a Natalia por última vez.
- Yo también te amo, mi vida… y nunca dejaré de hacerlo, pase lo que pase.
#799
juicetv
juicetv
22/09/2011 17:41
bravobravo
#800
FichaRoja
FichaRoja
22/09/2011 19:15
Roberta, a tus pies, me matas con cada escena de esta pareja.
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