Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#41
01/05/2011 21:02
Roberta, genial tu escrito. Y las risas que me he hecho con la manera de escribir el texto de Rafalín para hacerlo más real.
Joder con las Reeves, son las antecesoras del movimiento feminista, no?
GENIAL!!!!!!!!
Joder con las Reeves, son las antecesoras del movimiento feminista, no?
GENIAL!!!!!!!!
#42
01/05/2011 21:12
Roberta genial, para la semana queremos más!!!
#43
01/05/2011 21:13
Genial! :) Se me va a hacer larga la semana.
#44
01/05/2011 22:46
Ah, Roberta, muy bien el relato. Síguelo cuando puedas, por favor, que tengo ganas de ver a SAra y Miguel bailando, que ya era hora que tuviéramos fiestas en Arazana.
La Virgen del Eterno Suspiro,que bueno.
Y, ¿Bilbao? Se te ha ido el subconsciente, eh?
Sigue cuando puedas, que esperaremos ansiosas las avernturas de Roberto y Natalia.
Besos.
La Virgen del Eterno Suspiro,que bueno.
Y, ¿Bilbao? Se te ha ido el subconsciente, eh?
Sigue cuando puedas, que esperaremos ansiosas las avernturas de Roberto y Natalia.
Besos.
#45
01/05/2011 23:00
Roberta, espero ansiosa el cap 6....me encanta tu historia...
#46
02/05/2011 00:18
Ami tambn me encanta yo kiero una cena d parejitas
#47
02/05/2011 20:15
Hoy me he entretenido con otras cosas y no he podido escribir ni un renglón así que habrá que tirar de lo que ya estaba. Me veo el fin de semana que viene escribiendo a todo correr.
Espero que os siga gustando...
_______________________________________________________________________
Capítulo 6
- Mucha graziaz por el baile, zeñoita. Ha zido un momento muuu plazenterozo pa’mi, pero no puedo zeguí difffrutando de zú compañía. Mi querido Mantecao debe está preocupado pon mi tandanza.
- Gracias a ti Rafaelín, verdaderamente ha sido un baile inolvidable. Y agotador - dijo entre resuellos una vez que Rafaelín se había ido. La verdad es que aquel baile no se le olvidaría fácilmente, había estado a punto de perder los zapatos tres veces y su blusa estaba totalmente descolocada.
- ¿Demasiado trajín para una señorita fina como usted?
¿Pero qué me pasa a mí hoy? ¿Por qué este hombre me tiene que ver siempre en la forma más ridícula posible? ¿Y qué me importa a mí lo que pueda pensar?- La mente de Natalia funcionaba a mayor velocidad de lo que habitualmente ya iba.- Vamos, piensa una respuesta rápida y desagradable.
- No esperaba verle por aquí… Tenía entendido que los anarquistas no eran hombres religiosos, por lo que no me parece lógico que acudan a celebraciones de este tipo.
- Ya sabe que soy anarquista… ¿ha estado preguntando por mí? ¡Qué honor!
- No, por supuesto que no, ¿o acaso es usted un anarquista importante y yo no me he enterado? - Maldito sea, tiene respuesta para todo; pero yo también – Pero ya sabe, a la gente le gusta mucho hablar de los demás y alguien nuevo en el pueblo es una excusa para cuchichear. Además, ¿quién le ha dicho que yo soy una señorita fina?- dijo mientras se alejaba de la plaza para poder recomponer su atuendo.
Al otro lado de la plaza, Roberto vio a Sara y a Miguel, juntos, disfrutando de la tarde festiva en el pueblo. Ambos se habían portado muy bien con él cuando estuvo encarcelado, como verdaderos amigos, a pesar de sus celos, reproches y salidas de tono. Debía acercarse a darles las gracias. Absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de que ellos eran quienes estaban ya a su lado.
- Buenas tardes, Roberto. ¿Cómo estas?- comentó Miguel
- Buenas tardes a los dos – era mejor no hacer distinciones. - Bien, gracias; aún acostumbrándome de nuevo a la luz del sol.
- No seas exagerado – le dijo Sara colocando por un momento la mano en su brazo.
- Me alegro de veros a los dos juntos- comenzó Roberto – por que deseaba daros las gracias por todo lo que habéis hecho por mí y por mi familia estos últimos días. No teníais por qué molestaros y menos aún después de cómo me he comportado con vosotros. Yo…
- No sigas Roberto, no es necesario. Las cosas ya están claras entre nosotros- cortó Sara - ¿Has visto a Natalia? Desde su espectacular actuación junto a Rafaelín no la he vuelto a ver.
- Estaba aquí hace unos minutos, creo que se fue hacia…- al girarse Roberto para señalar una de las calles que desembocaban en la plaza, vieron como Natalia se apoyaba en una de las casas mientras con gestos les pedía que se acercasen.
- Dios mío Natalia, ¿qué te ha ocurrido? – preguntó Sara.
- No he podido verle, teniente; lo siento. – contestó Natalia cubriéndose la cara con las manos.
El asaltante había vuelto a actuar, Roberto y Miguel echaron a correr hacia los extremos de la calle, pero estaba desierta, no había nadie; se les había escapado de nuevo.
- Miguel, por favor, busca al doctor y haz que vaya al dispensario. Roberto, ayúdame con Natalia.
Roberto se agachó y cogió a Natalia en brazos pero ella suavemente se revolvió hasta que volvió a dejarla en el suelo.
- Estoy bien, y es mejor no alarmar a la gente innecesariamente. Sara, dame tu brazo y que Roberto vaya por delante cubriéndonos de la vista de la gente.
En el momento en que entraron en la imprenta Roberto volvió a tomarla en sus brazos y la llevó hasta la sala que días antes habían habilitado como dispensario, allí la depositó con suavidad sobre la camilla; justo en ese momento entraba Miguel seguido por Marcial y Flor.
Espero que os siga gustando...
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Capítulo 6
- Mucha graziaz por el baile, zeñoita. Ha zido un momento muuu plazenterozo pa’mi, pero no puedo zeguí difffrutando de zú compañía. Mi querido Mantecao debe está preocupado pon mi tandanza.
- Gracias a ti Rafaelín, verdaderamente ha sido un baile inolvidable. Y agotador - dijo entre resuellos una vez que Rafaelín se había ido. La verdad es que aquel baile no se le olvidaría fácilmente, había estado a punto de perder los zapatos tres veces y su blusa estaba totalmente descolocada.
- ¿Demasiado trajín para una señorita fina como usted?
¿Pero qué me pasa a mí hoy? ¿Por qué este hombre me tiene que ver siempre en la forma más ridícula posible? ¿Y qué me importa a mí lo que pueda pensar?- La mente de Natalia funcionaba a mayor velocidad de lo que habitualmente ya iba.- Vamos, piensa una respuesta rápida y desagradable.
- No esperaba verle por aquí… Tenía entendido que los anarquistas no eran hombres religiosos, por lo que no me parece lógico que acudan a celebraciones de este tipo.
- Ya sabe que soy anarquista… ¿ha estado preguntando por mí? ¡Qué honor!
- No, por supuesto que no, ¿o acaso es usted un anarquista importante y yo no me he enterado? - Maldito sea, tiene respuesta para todo; pero yo también – Pero ya sabe, a la gente le gusta mucho hablar de los demás y alguien nuevo en el pueblo es una excusa para cuchichear. Además, ¿quién le ha dicho que yo soy una señorita fina?- dijo mientras se alejaba de la plaza para poder recomponer su atuendo.
Al otro lado de la plaza, Roberto vio a Sara y a Miguel, juntos, disfrutando de la tarde festiva en el pueblo. Ambos se habían portado muy bien con él cuando estuvo encarcelado, como verdaderos amigos, a pesar de sus celos, reproches y salidas de tono. Debía acercarse a darles las gracias. Absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de que ellos eran quienes estaban ya a su lado.
- Buenas tardes, Roberto. ¿Cómo estas?- comentó Miguel
- Buenas tardes a los dos – era mejor no hacer distinciones. - Bien, gracias; aún acostumbrándome de nuevo a la luz del sol.
- No seas exagerado – le dijo Sara colocando por un momento la mano en su brazo.
- Me alegro de veros a los dos juntos- comenzó Roberto – por que deseaba daros las gracias por todo lo que habéis hecho por mí y por mi familia estos últimos días. No teníais por qué molestaros y menos aún después de cómo me he comportado con vosotros. Yo…
- No sigas Roberto, no es necesario. Las cosas ya están claras entre nosotros- cortó Sara - ¿Has visto a Natalia? Desde su espectacular actuación junto a Rafaelín no la he vuelto a ver.
- Estaba aquí hace unos minutos, creo que se fue hacia…- al girarse Roberto para señalar una de las calles que desembocaban en la plaza, vieron como Natalia se apoyaba en una de las casas mientras con gestos les pedía que se acercasen.
- Dios mío Natalia, ¿qué te ha ocurrido? – preguntó Sara.
- No he podido verle, teniente; lo siento. – contestó Natalia cubriéndose la cara con las manos.
El asaltante había vuelto a actuar, Roberto y Miguel echaron a correr hacia los extremos de la calle, pero estaba desierta, no había nadie; se les había escapado de nuevo.
- Miguel, por favor, busca al doctor y haz que vaya al dispensario. Roberto, ayúdame con Natalia.
Roberto se agachó y cogió a Natalia en brazos pero ella suavemente se revolvió hasta que volvió a dejarla en el suelo.
- Estoy bien, y es mejor no alarmar a la gente innecesariamente. Sara, dame tu brazo y que Roberto vaya por delante cubriéndonos de la vista de la gente.
En el momento en que entraron en la imprenta Roberto volvió a tomarla en sus brazos y la llevó hasta la sala que días antes habían habilitado como dispensario, allí la depositó con suavidad sobre la camilla; justo en ese momento entraba Miguel seguido por Marcial y Flor.
#48
02/05/2011 20:19
Va muy bien encaminada tu historia Roberta..................muy bien.............
#49
02/05/2011 20:21
Me encanta la historia x favor no tardes mucho en escribir la siguiente parte estoi impaciente por leerla
#50
02/05/2011 21:03
Roberta cada trocito me gusta más, sigue, sigue...
#51
03/05/2011 13:35
Roberta, Bikain !!!!
qué historia más bonita. Me encanta el personaje de Natalia.
Cuando puedas continúa y explícanos qué hacía Natalia en Bilbao.
Muchas gracias !!!
qué historia más bonita. Me encanta el personaje de Natalia.
Cuando puedas continúa y explícanos qué hacía Natalia en Bilbao.
Muchas gracias !!!
#52
03/05/2011 23:41
Tan solo un poquito más
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- ¡Ahhhhh! –gritó Natalia.- ¡Si hubiese esperado un poco más…!
Todos la miraron, no sabían a qué se refería.
- Natalia, ahora Marcial va a reconocerte y… - comenzó Sara a decir.
- No es necesario, no me ha hecho nada, solo me ha golpeado cuando me he resistido y he querido verle la cara. ¡Dios, cómo duele!- dijo Natalia sin quitar las manos de su cara.
Marcial se acercó y lentamente le retiró las manos, todos aguantaron la respiración y Sara y Flor apartaron la vista cuando Natalia levantó el rostro.
- Por vuestra reacción mejor no pido un espejo, ¿no? Ay, doctor, eso ha dolido.
Marcial mientras tanto comprobaba que ninguno de los huesos de la cara estaba roto. El golpe había sido muy fuerte, el ojo derecho estaba completamente cerrado debido a la inflamación y de su ceja partía un hilillo de sangre, al igual que de la comisura de sus labios.
- No hay ningún hueso roto y los cortes no son profundos, no necesitan sutura; pero durante unos cuantos días no va a poder ver por ese ojo. Es usted una mujer muy valiente, no se ha quejado nada para lo que le debe de doler.
- No doctor, lo que soy es dura e insensible, ¿verdad? – bromeó Natalia mirando a Sara que le hacia un gesto de querer regañarla.
- Natalia, siento mucho incomodarla en estos momentos pero cuanto antes hablemos de ello mejor. Necesito que me cuente lo que recuerde para…
- Por Dios, teniente. ¿No puede dejar que se reponga? Ya hablará con ella mañana- interrumpió Flor.
- Sara, cierra la puerta con llave y echa las cortinas. Que parezca que no hay nadie. – dijo Natalia.
Todos se quedaron estupefactos, la voz de Natalia era firme, serena, tan solo un poco ronca; nadie diría que había estado a punto de ser violada.
- Después de mi, llamémosle inolvidable, baile con Rafaelín – comenzó a narrar Natalia mientras Miguel se apresuraba a tomar notas y los demás la miraban atónitos ante su entereza - mi aspecto no era el más correcto y me alejé de la plaza para poder recomponer mi ropa. Estaba distraída cuando de repente sentí que alguien me cogía por la espalda- En ese momento se levantó de la camilla y se acercó a Roberto - ¿Me ayudas?- le preguntó. El muchacho asintió con la cabeza y ella se dio la vuelta pegando su espalda contra el pecho de él – Pasó su brazo izquierdo por mi cintura y colocó su mano derecha en mi garganta. Instintivamente yo coloqué mis manos sobre las de él – y mientras lo explicaba iba colocando las manos de Roberto en el modo adecuado.
- ¿Puedes apretar un poco más fuerte y echar tu peso sobre mí? Coloca la cabeza a este lado, al derecho - Roberto lo hizo, casi hipnotizado por su voz. ¿Cómo podía estar tan serena después de semejante experiencia? ¡Qué bien olía! Era el olor del jabón que le había lanzado aquella misma mañana en el río, allí también la había tenido entre sus brazos. Cuántas cosas habían pasado en tan poco tiempo.
- No es tan alto – Natalia mantenía ambos ojos cerrados, uno por que no le quedaba más remedio y el otro para concentrarse mejor en sus recuerdos - también es menos pesado. Sus manos- prosiguió deslizando sus dedos por las manos de Roberto – son finas, no realiza trabajos duros con ellas, pero aún así son fuertes. Su rostro… - comenzó a decir mientras elevaba la mano derecha hacia Roberto y enredaba sus dedos en el pelo del joven - tiene el cabello liso, corto, no pude agarrarme a él… y barba, no muy poblada pero tiene barba- continuó bajando la mano por la cara.- Entonces intenté arañarlo pero comenzó a apretarme la garganta con más fuerza y tuve que bajar la mano. No se me ocurrió nada más que darle un codazo en las costillas para que me soltara, fue entonces cuando me golpeó y caí al suelo. – en ese momento Natalia se separó de Roberto y volvió a sentarse en la camilla. Roberto no se movió un centímetro de donde estaba, pero sus manos se cerraron con fuerza, clavándose las uñas en las palmas. ¿Cómo podía existir gente así, capaz de hacer daño a alguien como Natalia?
- Siento no poder dar más información.
- No se preocupe, Natalia - exclamó Miguel – nos ha facilitado mucha más información de lo que esperaba. Ha sido usted de mucha ayuda. Ahora, lo mejor es que se retire a descansar.
- ¿Lo ha conseguido en algún caso?- preguntó Natalia. Todos negaron con la cabeza, ninguno se atrevió a responder - Entonces volverá a intentarlo… y muy pronto además. Hoy mismo si me apuran, hay muchas mujeres en la plaza, todos están distraídos, felices; es su gran oportunidad.
- Y tú ya has pensado en cómo atraparle, ¿verdad? – dijo Sara enfadada – No, me niego. Deja por una vez que los demás hagan su trabajo, no te metas.
- Me han metido, yo no pedí que ese malnacido me asaltara, y lo va a pagar.- la voz de Natalia era dura, fría, daba miedo.- ¿Me van a ayudar o no?
- Señorita Reeves- comenzó diciendo Miguel – creo que está alterada y traumatizada por todo lo sucedido, necesita descansar, deje que la Guardia Civil se encargue del caso.
- Teniente, no quiero ser maleducada pero, mis asuntos los arreglo yo. Si quiere ayudar, bien; si no, dígame qué hacer con esa alimaña cuando la cace.
- Puede contar conmigo.
- No Roberto, no la animes.- cortó Miguel.
- Yo también tengo cuentas que saldar con ese hijo de…. Por su culpa he pasado días y días encerrado en una celda acusado de un crimen que no he cometido y además tiene razón, intentará atacar y es mejor estar preparados y anticiparnos.
Miguel se dio por vencido, Roberto era terco como una mula y no cambiaría de opinión; por lo visto Natalia era aún más independiente que Sara, si eso era posible, y además tenían razón.
- Está bien, visto que no voy a poder convencerles, ¿qué vamos a hacer?
Minutos más tarde una comitiva salía del dispensario. Miguel abría la marcha, rígido, serio; tras él, Roberto cargaba con una mujer que escondía la cara de las miradas de la gente. Sara y Flor lo seguían abrazadas, temblorosas y Marcial cerraba la marcha. Pepe, el alcalde, se acercó al doctor:
- ¿Qué ha pasado, doctor? ¿Esa muchacha que Roberto lleva en brazos no es la prima de la señorita Sara?
- Si, señor alcalde, así es. El asaltante ha vuelto a actuar, afortunadamente no ha pasado a mayores, ya me entiende – le dijo en voz baja, aparentando confidencialidad – pero está muy nerviosa. No deja de repetir que lo ha visto, que jamás podrá olvidar su rostro. Pobrecilla, no es capaz de describirlo, tan solo repite una y otra vez que jamás podrá olvidarlo. La llevamos a la posada de la Maña, voy a administrarle un calmante para que descanse toda la noche y mañana pueda prestar declaración. Si me disculpa, no puedo entretenerme más con usted y por favor, discreción ante todo.
- Por supuesto, por supuesto, vaya – en cuanto el doctor se alejó, Pepe buscó a su hija – Julieta, vete ahora mismo pa’ casa y sin rechistar. Te encierras en tu cuarto y no abres a nadie hasta que yo te diga.
- Pero, padre…
- Sin rechistar, el asaltante ha atacado a la prima de la señorita Sara y no quiero que a ti te pueda pasar algo.
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- ¡Ahhhhh! –gritó Natalia.- ¡Si hubiese esperado un poco más…!
Todos la miraron, no sabían a qué se refería.
- Natalia, ahora Marcial va a reconocerte y… - comenzó Sara a decir.
- No es necesario, no me ha hecho nada, solo me ha golpeado cuando me he resistido y he querido verle la cara. ¡Dios, cómo duele!- dijo Natalia sin quitar las manos de su cara.
Marcial se acercó y lentamente le retiró las manos, todos aguantaron la respiración y Sara y Flor apartaron la vista cuando Natalia levantó el rostro.
- Por vuestra reacción mejor no pido un espejo, ¿no? Ay, doctor, eso ha dolido.
Marcial mientras tanto comprobaba que ninguno de los huesos de la cara estaba roto. El golpe había sido muy fuerte, el ojo derecho estaba completamente cerrado debido a la inflamación y de su ceja partía un hilillo de sangre, al igual que de la comisura de sus labios.
- No hay ningún hueso roto y los cortes no son profundos, no necesitan sutura; pero durante unos cuantos días no va a poder ver por ese ojo. Es usted una mujer muy valiente, no se ha quejado nada para lo que le debe de doler.
- No doctor, lo que soy es dura e insensible, ¿verdad? – bromeó Natalia mirando a Sara que le hacia un gesto de querer regañarla.
- Natalia, siento mucho incomodarla en estos momentos pero cuanto antes hablemos de ello mejor. Necesito que me cuente lo que recuerde para…
- Por Dios, teniente. ¿No puede dejar que se reponga? Ya hablará con ella mañana- interrumpió Flor.
- Sara, cierra la puerta con llave y echa las cortinas. Que parezca que no hay nadie. – dijo Natalia.
Todos se quedaron estupefactos, la voz de Natalia era firme, serena, tan solo un poco ronca; nadie diría que había estado a punto de ser violada.
- Después de mi, llamémosle inolvidable, baile con Rafaelín – comenzó a narrar Natalia mientras Miguel se apresuraba a tomar notas y los demás la miraban atónitos ante su entereza - mi aspecto no era el más correcto y me alejé de la plaza para poder recomponer mi ropa. Estaba distraída cuando de repente sentí que alguien me cogía por la espalda- En ese momento se levantó de la camilla y se acercó a Roberto - ¿Me ayudas?- le preguntó. El muchacho asintió con la cabeza y ella se dio la vuelta pegando su espalda contra el pecho de él – Pasó su brazo izquierdo por mi cintura y colocó su mano derecha en mi garganta. Instintivamente yo coloqué mis manos sobre las de él – y mientras lo explicaba iba colocando las manos de Roberto en el modo adecuado.
- ¿Puedes apretar un poco más fuerte y echar tu peso sobre mí? Coloca la cabeza a este lado, al derecho - Roberto lo hizo, casi hipnotizado por su voz. ¿Cómo podía estar tan serena después de semejante experiencia? ¡Qué bien olía! Era el olor del jabón que le había lanzado aquella misma mañana en el río, allí también la había tenido entre sus brazos. Cuántas cosas habían pasado en tan poco tiempo.
- No es tan alto – Natalia mantenía ambos ojos cerrados, uno por que no le quedaba más remedio y el otro para concentrarse mejor en sus recuerdos - también es menos pesado. Sus manos- prosiguió deslizando sus dedos por las manos de Roberto – son finas, no realiza trabajos duros con ellas, pero aún así son fuertes. Su rostro… - comenzó a decir mientras elevaba la mano derecha hacia Roberto y enredaba sus dedos en el pelo del joven - tiene el cabello liso, corto, no pude agarrarme a él… y barba, no muy poblada pero tiene barba- continuó bajando la mano por la cara.- Entonces intenté arañarlo pero comenzó a apretarme la garganta con más fuerza y tuve que bajar la mano. No se me ocurrió nada más que darle un codazo en las costillas para que me soltara, fue entonces cuando me golpeó y caí al suelo. – en ese momento Natalia se separó de Roberto y volvió a sentarse en la camilla. Roberto no se movió un centímetro de donde estaba, pero sus manos se cerraron con fuerza, clavándose las uñas en las palmas. ¿Cómo podía existir gente así, capaz de hacer daño a alguien como Natalia?
- Siento no poder dar más información.
- No se preocupe, Natalia - exclamó Miguel – nos ha facilitado mucha más información de lo que esperaba. Ha sido usted de mucha ayuda. Ahora, lo mejor es que se retire a descansar.
- ¿Lo ha conseguido en algún caso?- preguntó Natalia. Todos negaron con la cabeza, ninguno se atrevió a responder - Entonces volverá a intentarlo… y muy pronto además. Hoy mismo si me apuran, hay muchas mujeres en la plaza, todos están distraídos, felices; es su gran oportunidad.
- Y tú ya has pensado en cómo atraparle, ¿verdad? – dijo Sara enfadada – No, me niego. Deja por una vez que los demás hagan su trabajo, no te metas.
- Me han metido, yo no pedí que ese malnacido me asaltara, y lo va a pagar.- la voz de Natalia era dura, fría, daba miedo.- ¿Me van a ayudar o no?
- Señorita Reeves- comenzó diciendo Miguel – creo que está alterada y traumatizada por todo lo sucedido, necesita descansar, deje que la Guardia Civil se encargue del caso.
- Teniente, no quiero ser maleducada pero, mis asuntos los arreglo yo. Si quiere ayudar, bien; si no, dígame qué hacer con esa alimaña cuando la cace.
- Puede contar conmigo.
- No Roberto, no la animes.- cortó Miguel.
- Yo también tengo cuentas que saldar con ese hijo de…. Por su culpa he pasado días y días encerrado en una celda acusado de un crimen que no he cometido y además tiene razón, intentará atacar y es mejor estar preparados y anticiparnos.
Miguel se dio por vencido, Roberto era terco como una mula y no cambiaría de opinión; por lo visto Natalia era aún más independiente que Sara, si eso era posible, y además tenían razón.
- Está bien, visto que no voy a poder convencerles, ¿qué vamos a hacer?
Minutos más tarde una comitiva salía del dispensario. Miguel abría la marcha, rígido, serio; tras él, Roberto cargaba con una mujer que escondía la cara de las miradas de la gente. Sara y Flor lo seguían abrazadas, temblorosas y Marcial cerraba la marcha. Pepe, el alcalde, se acercó al doctor:
- ¿Qué ha pasado, doctor? ¿Esa muchacha que Roberto lleva en brazos no es la prima de la señorita Sara?
- Si, señor alcalde, así es. El asaltante ha vuelto a actuar, afortunadamente no ha pasado a mayores, ya me entiende – le dijo en voz baja, aparentando confidencialidad – pero está muy nerviosa. No deja de repetir que lo ha visto, que jamás podrá olvidar su rostro. Pobrecilla, no es capaz de describirlo, tan solo repite una y otra vez que jamás podrá olvidarlo. La llevamos a la posada de la Maña, voy a administrarle un calmante para que descanse toda la noche y mañana pueda prestar declaración. Si me disculpa, no puedo entretenerme más con usted y por favor, discreción ante todo.
- Por supuesto, por supuesto, vaya – en cuanto el doctor se alejó, Pepe buscó a su hija – Julieta, vete ahora mismo pa’ casa y sin rechistar. Te encierras en tu cuarto y no abres a nadie hasta que yo te diga.
- Pero, padre…
- Sin rechistar, el asaltante ha atacado a la prima de la señorita Sara y no quiero que a ti te pueda pasar algo.
#53
03/05/2011 23:50
Que interesante Roberta, como engncha. Pobre criatura, le han dejao la cara hecha un mapa, espero que se recupere pronto, y me da que Roberto va a cuidar de ella, jajajja ¡¡¡¡
#54
03/05/2011 23:50
Roberta genial tu relato. CSI Arazana al completo, ja ja ja.
#55
03/05/2011 23:51
A mi me da.............que también
#56
04/05/2011 07:28
Gracias por vuestro apoyo
#57
04/05/2011 09:32
Roberta!!! Me encanta tu relato, ya sabes que yo tengo mi corazón dividido entre los dos chicos de la serie.
Miguel para Sara y para Roberto una preciosa historia de amor, que se lo merece por haber sufrido tanto por la sita Reeves y por la vida perra que les tocaba vivir a los jornaleros de aquella época!
Miguel para Sara y para Roberto una preciosa historia de amor, que se lo merece por haber sufrido tanto por la sita Reeves y por la vida perra que les tocaba vivir a los jornaleros de aquella época!
#58
05/05/2011 07:58
A ver si esta tarde puedo poner otro trocito...
Espero que hoy el dia me cunda, en cuanto a pensar en la historia digo. Tengo una reunión toda la mañana y otra toda la tarde así que entre coche pa'quí, coche pa'llá y tostones de reuniones... seguro que tomo notas.
Tengo el final, tres o cuatro escenas intermedias pero me falta interconectarlas.... difícil dilema.
Hasta luego
Espero que hoy el dia me cunda, en cuanto a pensar en la historia digo. Tengo una reunión toda la mañana y otra toda la tarde así que entre coche pa'quí, coche pa'llá y tostones de reuniones... seguro que tomo notas.
Tengo el final, tres o cuatro escenas intermedias pero me falta interconectarlas.... difícil dilema.
Hasta luego
#59
05/05/2011 07:59
Pues a ver si te deslías un rato y nos dejas alguna escena de las tuyas, que esoty intrigada por saber como se resuelve la historia.
Buen día. Besos.
Buen día. Besos.
#60
05/05/2011 08:04
Se intentará