Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#561
10/07/2011 16:12
Uffff, Roberta, que escenón¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Me imagino las caras de los tres, pero sobre todo de Sara, con la mandíbula descolgada sin poder cerrar la boca por la sorpresa, menuda manera de enterarse de sus orígenes...........
#562
10/07/2011 16:22
Muy bueno roberta sara iba con un tema y se ha encontrado con otro!!!!!!!!
#563
10/07/2011 17:19
Felicidades Roberta, ha sido genial como Sara ha conocido quien era su padre.
#564
10/07/2011 21:44
Jo, me ha encantado la escena como la has contado............
#565
11/07/2011 15:15
Me alegra muchísimo que os haya gustado.
Os dejo la conversación entre Sara y "su padre".
_____________________________________________________________________
- Buenos días, señorita Reeves – oyó una voz que la sacó de su ensimismamiento. Sara levantó la vista y vio frente a ella a Abel Hermida, a su padre, a ese padre que llevaba meses buscando.- Me han dicho que deseaba verme.
- Sí, señor. Buenos días. – El rostro del hombre mostraba azoro ante la posibilidad de que la joven hubiese escuchado la conversación tan íntima que hasta instantes antes había mantenido con su esposa – Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no le oí llegar, discúlpeme.
- ¿En qué puedo ayudarla?
- Yo…, - Sara se levantó del sillón donde había permanecido sentada hasta aquel momento y le tendió la carpeta que llevaba entre las manos – con el paso del tiempo, he ido recopilando documentación y datos sobre todos los abusos y tropelías que el pueblo de Arazana ha sufrido a manos del capitán Olmedo. La detención hace unos días de unos pobres jornaleros es uno más de los delitos que Olmedo ha cometido. Por favor, tómese la molestia de revisar esta documentación, no le llevará más de unos minutos. – Sara hablaba rápidamente, nerviosa, incómoda, que ría salir de allí lo antes posible para poder asimilar todo lo que había escuchado sin que nadie supiera que estaba allí.
- Lo haré señorita Reeves, pero no tengo el poder suficiente para juzgar a un capitán de la Guardia Civil. – dijo el hombre tomando la carpeta.
- Lo sé, pero usted sabrá como poner en conocimiento de las personas oportunas esta información. Si me disculpa, debo irme, debo abrir la imprenta. – Abel se dio cuenta de que estaba nerviosa, pensó que tal vez les hubiese escuchado discutir.
- Por supuesto, quédese tranquila, puede estar segura de que leeré la información detenidamente. Ha sido un placer, señorita – Abel Hermida le tendió la mano a modo de despedida. Sara dudó un instante, no era la primera vez que hablaban, ni que él le tendía la mano como saludo o despedida, pero si lo era desde el momento en que ella había descubierto la relación que los unía, desde que ella había descubierto que aquel hombre era su padre.
- Adiós, muchas gracias. – Sara correspondió al saludo estrechando su mano. Temía que los nervios la delataran, pensó que al estrechar sus manos algo sucediese, pero no sintió nada especial, no sintió una conexión que certificara que aquel hombre era su padre.
- Cuéntame, que te ha dicho el gobernador. – Natalia esperaba ansiosa en la imprenta la llegada de su prima con noticias sobre la entrevista que había mantenido con el gobernador.
- Nada, que leerá los documentos que le he llevado.
-¿Tan solo eso? – Preguntó Natalia extrañada. Sara estaba ausente, con la mente en otra parte muy lejos de allí.
- ¿Qué mas querías que me dijese?
- Nada, no es que esperase nada, es la expresión de tu rostro la que me dice que hay algo más.
- Pues no hay nada más… - mintió Sara – es tan solo que…pensaba en Miguel.
- Hombres… - suspiró Natalia y ambas se echaron a reír.
- ¿Y tú?
- No ha venido nadie todavía, - Natalia se encogió de hombros – por lo que me ha dado tiempo a pensar mucho, y a no sacar nada en claro. Prefiero mil veces una reunión con el consejo de administración que el mal rato que estoy pasando ahora…
- No será para tanto… - bromeó Sara.
- No, es peor. En los consejos de administración trabajas sobre datos objetivos, sobre cifras, balances, pero ahora… Creo que voy a volver a la posada, tal vez allí me concentre y pueda planificar… - comenzó a decir Natalia.
- No planifiques nada, la vida no se puede planificar, Natalia; el amor no se puede planificar… mírame a mí – la interrumpió Sara – me escapé de la rígida moral victoriana para vivir aventuras, conocer otras gentes, bandoleros, para huir de un matrimonio para el cual no me veía preparada…
- Y has acabado conociendo de primera mano todo lo que tenías en mente – cortó su prima
- Sí, y más aún… he conocido a Miguel. Anda, vete ya con tus planificaciones… – Sara en realidad deseaba quedarse a solas para poder pensar sobre lo que había descubierto. Por fin sabía quién era su padre y no tenía a quién contárselo; Miguel no quería saber nada de ella y Natalia bastante tenía con arreglar su situación con Roberto.
Os dejo la conversación entre Sara y "su padre".
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- Buenos días, señorita Reeves – oyó una voz que la sacó de su ensimismamiento. Sara levantó la vista y vio frente a ella a Abel Hermida, a su padre, a ese padre que llevaba meses buscando.- Me han dicho que deseaba verme.
- Sí, señor. Buenos días. – El rostro del hombre mostraba azoro ante la posibilidad de que la joven hubiese escuchado la conversación tan íntima que hasta instantes antes había mantenido con su esposa – Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no le oí llegar, discúlpeme.
- ¿En qué puedo ayudarla?
- Yo…, - Sara se levantó del sillón donde había permanecido sentada hasta aquel momento y le tendió la carpeta que llevaba entre las manos – con el paso del tiempo, he ido recopilando documentación y datos sobre todos los abusos y tropelías que el pueblo de Arazana ha sufrido a manos del capitán Olmedo. La detención hace unos días de unos pobres jornaleros es uno más de los delitos que Olmedo ha cometido. Por favor, tómese la molestia de revisar esta documentación, no le llevará más de unos minutos. – Sara hablaba rápidamente, nerviosa, incómoda, que ría salir de allí lo antes posible para poder asimilar todo lo que había escuchado sin que nadie supiera que estaba allí.
- Lo haré señorita Reeves, pero no tengo el poder suficiente para juzgar a un capitán de la Guardia Civil. – dijo el hombre tomando la carpeta.
- Lo sé, pero usted sabrá como poner en conocimiento de las personas oportunas esta información. Si me disculpa, debo irme, debo abrir la imprenta. – Abel se dio cuenta de que estaba nerviosa, pensó que tal vez les hubiese escuchado discutir.
- Por supuesto, quédese tranquila, puede estar segura de que leeré la información detenidamente. Ha sido un placer, señorita – Abel Hermida le tendió la mano a modo de despedida. Sara dudó un instante, no era la primera vez que hablaban, ni que él le tendía la mano como saludo o despedida, pero si lo era desde el momento en que ella había descubierto la relación que los unía, desde que ella había descubierto que aquel hombre era su padre.
- Adiós, muchas gracias. – Sara correspondió al saludo estrechando su mano. Temía que los nervios la delataran, pensó que al estrechar sus manos algo sucediese, pero no sintió nada especial, no sintió una conexión que certificara que aquel hombre era su padre.
- Cuéntame, que te ha dicho el gobernador. – Natalia esperaba ansiosa en la imprenta la llegada de su prima con noticias sobre la entrevista que había mantenido con el gobernador.
- Nada, que leerá los documentos que le he llevado.
-¿Tan solo eso? – Preguntó Natalia extrañada. Sara estaba ausente, con la mente en otra parte muy lejos de allí.
- ¿Qué mas querías que me dijese?
- Nada, no es que esperase nada, es la expresión de tu rostro la que me dice que hay algo más.
- Pues no hay nada más… - mintió Sara – es tan solo que…pensaba en Miguel.
- Hombres… - suspiró Natalia y ambas se echaron a reír.
- ¿Y tú?
- No ha venido nadie todavía, - Natalia se encogió de hombros – por lo que me ha dado tiempo a pensar mucho, y a no sacar nada en claro. Prefiero mil veces una reunión con el consejo de administración que el mal rato que estoy pasando ahora…
- No será para tanto… - bromeó Sara.
- No, es peor. En los consejos de administración trabajas sobre datos objetivos, sobre cifras, balances, pero ahora… Creo que voy a volver a la posada, tal vez allí me concentre y pueda planificar… - comenzó a decir Natalia.
- No planifiques nada, la vida no se puede planificar, Natalia; el amor no se puede planificar… mírame a mí – la interrumpió Sara – me escapé de la rígida moral victoriana para vivir aventuras, conocer otras gentes, bandoleros, para huir de un matrimonio para el cual no me veía preparada…
- Y has acabado conociendo de primera mano todo lo que tenías en mente – cortó su prima
- Sí, y más aún… he conocido a Miguel. Anda, vete ya con tus planificaciones… – Sara en realidad deseaba quedarse a solas para poder pensar sobre lo que había descubierto. Por fin sabía quién era su padre y no tenía a quién contárselo; Miguel no quería saber nada de ella y Natalia bastante tenía con arreglar su situación con Roberto.
#566
11/07/2011 18:10
Roberta eso de que miguel no quiere saber nada de sara............una bonita reconciliacion
y natalia habla con roberto no planifiques ni pienses tanto habla con roberto
gracias
y natalia habla con roberto no planifiques ni pienses tanto habla con roberto
gracias
#567
12/07/2011 00:24
Foroascensor, Roberta, que estamos en la pg2.
Graicas.
Graicas.
#568
12/07/2011 06:45
Estos días este post va a estar un poco de cabeza, tengo a un familiar hospitalizado (no es nada grave), pero entre el trabajo y mis paseos por los pasillos del hospital no paro... así que siento mucho dejar colgados a todos, a Natalia y a Roberto y a todas vosotras.
Prometo volver a la carga en pocos días, de todos modos seguiré colgando trocitos más pequeños
Prometo volver a la carga en pocos días, de todos modos seguiré colgando trocitos más pequeños
#569
12/07/2011 18:02
Espero que haya mejoria roberta
foro ascensor
foro ascensor
#570
12/07/2011 18:22
Roberta, lo primero es lo primero, espero que tu familiar se recupere pronto.
Estaremos atentas para cuando nos dejes otro trocito.
Cuidado con los pasillos del hospital, a ver si te encuentras a Rai, jajajjajaja..... aunque seguro que preferirías encontrarte a un médico con la cara de Roberto, jajajjajja..............
Estaremos atentas para cuando nos dejes otro trocito.
Cuidado con los pasillos del hospital, a ver si te encuentras a Rai, jajajjajaja..... aunque seguro que preferirías encontrarte a un médico con la cara de Roberto, jajajjajja..............
#571
12/07/2011 20:40
Ha sido solo un susto, pero es lo que tienen los hospitales... que según entras te ponen una vía y a partir de ahí pruebas, pruebas y más pruebas.
Que no se me ofenda nadie del gremio, POR FAVOR pero es un coñazo tener a alguien en el hospital; porque para vosotras un paciente es uno entre todos los que teneis a vuestro cuidado, pero para la familia es UNO, UNICO y muchas veces sentimos que pasais de ellos.
Un ejemplo: ayer, el compañero de habitación de mi familiar estuvo llamando porque le habían dicho que controlase el final del goteo (que no sé hasta que punto un paciente encamado debe preocuparse por eso) y la responsable de ir a verlo tardo más de cinco minutos desde que la llamaron. Puede estar atendiendo a cualquier otro paciente, de acuerdo, pero lo que pasa es que mientras estaban esperando que alguien llegase pasé yo por la zona de enfermería y estaban tres señoritas (una de ellas fue la que finalmente cambió el goteo) comentando las fotos de las vacaciones que otra les había mandado por mail.
Y después del desahogo, lo siento pero el despertador me ha sonado a las 5 y lo que me queda todavía... un mini trocito, ni la cabeza ni el tiempo me han dado para más. Besos.
________________________________________________________________________
Capitulo 37
Tras dejar a su prima en la imprenta, Natalia se dirigió a la posada, subió a su habitación y se sentó a la mesa que le servía de escritorio. Desde siempre, emborronar hojas con un carboncillo o con un lápiz le había servido para relajarse y poder pensar, nunca dibujaba nada en concreto, tan solo líneas rectas y curvas, espirales que se entrelazaban, extraños dibujos geométricos que se repetían una y otra vez… pero aquel día era distinto, ni siquiera era capaz de garabatear, se quedó frente a la página en blanco, indecisa de por dónde empezar. Si embargo, cuando quiso darse cuenta, su mano involuntariamente ya comenzaba a realizar movimientos sobre el papel dibujando una palabra, un nombre… Roberto. En pocos minutos no había espacio para seguir escribiendo nada, el nombre de Roberto se repetía decenas de veces en aquella cuartilla; en mayúsculas, en minúsculas, en letra de imprenta, con florituras, letras grandes, pequeñas, de trazo grueso, más fino, en horizontal, en vertical, en diagonal…, de todas las maneras posibles. Durante unos instantes se quedó mirando el papel, sonriendo. Roberto, él llenaba toda su vida tal y como su nombre llenaba todo el espacio en aquel papel, no había conseguido pensar el modo de abordar la cuestión ante él, tal vez porque no había un modo de expresar racionalmente sus irracionales sentimientos. No pensaba en él, lo sentía; lo sentía en su corazón, en sus entrañas, en cada poro de su piel, con cada poro de su piel. Tomó el papel cuidadosamente entre sus manos, se levantó de la silla y se acercó al armario, allí lo guardó en el fondo de su maleta, no quería perderlo, pero tampoco quería que la Maña lo viese, quería que su amor por Roberto, que su ilusión por él, aún permaneciese siendo solo suya.
- Hola – había dejado el caballo atado entre unos árboles y se había acercado hasta Roberto sigilosamente por la espalda, tratando de que él no la viese para poder sorprenderle con su abrazo; pero él sí que la había oído, o más bien sentido. Sabía que alguien rondaba su terruño, no había visto acercarse a nadie, ni había oído nada, tan solo sabía que alguien se acercaba a donde él se encontraba; minutos después, a lo lejos, vio que se trataba de Natalia. Había intuido su llegada mucho antes de que realmente pudiera saber que ella estaba allí, tal era la conexión con aquella mujer, la necesidad de aquella mujer.
- Al fin has venido – le gustaba sentir los brazos de ella alrededor de su cintura, sus pechos apretados contra su espalda, su rostro descansando contra su hombro – desde que volvimos de Sevilla no me has visitado ni una sola vez… cuando yo te visito cada noche – Roberto se giró y vio que aquella última frase había provocado que Natalia se sonrojase; estaba tan bonita. Cada noche entraba en su dormitorio donde ella lo esperaba para hacer el amor, la piel de Natalia, su cabello, sus ojos, su boca tenían un precioso brillo a la luz de las velas, brillo que quedaba eclipsado al verla a la luz del sol. Lentamente, sus bocas se acercaron y comenzaron a besarse con dulzura, Roberto estrechaba a Natalia con firmeza entre sus brazos, protegiéndola, sosteniéndola, acariciándola mientras que las manos de ella recorrían la espalda de él dejando caricias tan tiernas y sensuales como el joven jamás pudo pensar que existieran. - Si sigues haciendo eso – dijo Roberto contra la boca de ella – vamos a acabar en una situación comprometida.
- ¿Te importaría mucho? – dijo ella sonriente, se estaban provocando mutuamente, se deseaban con locura, pero el lugar en el que estaban no era el más adecuado para dar rienda suelta a su pasión. Más allá de la incomodidad del terreno, cualquiera podría verles.
- Cuando estás conmigo nada me importa – dijo Roberto deteniendo sus besos y mirándola a los ojos. Natalia bajó la cabeza, no pudo sostener la mirada de Roberto, aquella mirada la traspasaba, llegaba hasta el fondo de su ser y la hacía sentir amada, querida, respetada y, sobre todo, deseada. Se acurrucó en los brazos de Roberto, escondió la cabeza bajo el mentón de él y cerró los ojos; de pronto, notó como él se movía y la liberaba del abrazo para izarla en sus brazos. Natalia permaneció con los ojos cerrados, acurrucada contra su pecho, sintiendo que se alejaban del lugar, pero sin importarle a dónde iba…, no le importaba si era Roberto quien la llevaba.
_________________________________________________________________________
EDITO: con respecto a los médicos... nos han atendido solo doctoras ¡mecagüen la mar! Ni Rai, ni Roberto, ni un George Clooney al que echar el ojo
Que no se me ofenda nadie del gremio, POR FAVOR pero es un coñazo tener a alguien en el hospital; porque para vosotras un paciente es uno entre todos los que teneis a vuestro cuidado, pero para la familia es UNO, UNICO y muchas veces sentimos que pasais de ellos.
Un ejemplo: ayer, el compañero de habitación de mi familiar estuvo llamando porque le habían dicho que controlase el final del goteo (que no sé hasta que punto un paciente encamado debe preocuparse por eso) y la responsable de ir a verlo tardo más de cinco minutos desde que la llamaron. Puede estar atendiendo a cualquier otro paciente, de acuerdo, pero lo que pasa es que mientras estaban esperando que alguien llegase pasé yo por la zona de enfermería y estaban tres señoritas (una de ellas fue la que finalmente cambió el goteo) comentando las fotos de las vacaciones que otra les había mandado por mail.
Y después del desahogo, lo siento pero el despertador me ha sonado a las 5 y lo que me queda todavía... un mini trocito, ni la cabeza ni el tiempo me han dado para más. Besos.
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Capitulo 37
Tras dejar a su prima en la imprenta, Natalia se dirigió a la posada, subió a su habitación y se sentó a la mesa que le servía de escritorio. Desde siempre, emborronar hojas con un carboncillo o con un lápiz le había servido para relajarse y poder pensar, nunca dibujaba nada en concreto, tan solo líneas rectas y curvas, espirales que se entrelazaban, extraños dibujos geométricos que se repetían una y otra vez… pero aquel día era distinto, ni siquiera era capaz de garabatear, se quedó frente a la página en blanco, indecisa de por dónde empezar. Si embargo, cuando quiso darse cuenta, su mano involuntariamente ya comenzaba a realizar movimientos sobre el papel dibujando una palabra, un nombre… Roberto. En pocos minutos no había espacio para seguir escribiendo nada, el nombre de Roberto se repetía decenas de veces en aquella cuartilla; en mayúsculas, en minúsculas, en letra de imprenta, con florituras, letras grandes, pequeñas, de trazo grueso, más fino, en horizontal, en vertical, en diagonal…, de todas las maneras posibles. Durante unos instantes se quedó mirando el papel, sonriendo. Roberto, él llenaba toda su vida tal y como su nombre llenaba todo el espacio en aquel papel, no había conseguido pensar el modo de abordar la cuestión ante él, tal vez porque no había un modo de expresar racionalmente sus irracionales sentimientos. No pensaba en él, lo sentía; lo sentía en su corazón, en sus entrañas, en cada poro de su piel, con cada poro de su piel. Tomó el papel cuidadosamente entre sus manos, se levantó de la silla y se acercó al armario, allí lo guardó en el fondo de su maleta, no quería perderlo, pero tampoco quería que la Maña lo viese, quería que su amor por Roberto, que su ilusión por él, aún permaneciese siendo solo suya.
- Hola – había dejado el caballo atado entre unos árboles y se había acercado hasta Roberto sigilosamente por la espalda, tratando de que él no la viese para poder sorprenderle con su abrazo; pero él sí que la había oído, o más bien sentido. Sabía que alguien rondaba su terruño, no había visto acercarse a nadie, ni había oído nada, tan solo sabía que alguien se acercaba a donde él se encontraba; minutos después, a lo lejos, vio que se trataba de Natalia. Había intuido su llegada mucho antes de que realmente pudiera saber que ella estaba allí, tal era la conexión con aquella mujer, la necesidad de aquella mujer.
- Al fin has venido – le gustaba sentir los brazos de ella alrededor de su cintura, sus pechos apretados contra su espalda, su rostro descansando contra su hombro – desde que volvimos de Sevilla no me has visitado ni una sola vez… cuando yo te visito cada noche – Roberto se giró y vio que aquella última frase había provocado que Natalia se sonrojase; estaba tan bonita. Cada noche entraba en su dormitorio donde ella lo esperaba para hacer el amor, la piel de Natalia, su cabello, sus ojos, su boca tenían un precioso brillo a la luz de las velas, brillo que quedaba eclipsado al verla a la luz del sol. Lentamente, sus bocas se acercaron y comenzaron a besarse con dulzura, Roberto estrechaba a Natalia con firmeza entre sus brazos, protegiéndola, sosteniéndola, acariciándola mientras que las manos de ella recorrían la espalda de él dejando caricias tan tiernas y sensuales como el joven jamás pudo pensar que existieran. - Si sigues haciendo eso – dijo Roberto contra la boca de ella – vamos a acabar en una situación comprometida.
- ¿Te importaría mucho? – dijo ella sonriente, se estaban provocando mutuamente, se deseaban con locura, pero el lugar en el que estaban no era el más adecuado para dar rienda suelta a su pasión. Más allá de la incomodidad del terreno, cualquiera podría verles.
- Cuando estás conmigo nada me importa – dijo Roberto deteniendo sus besos y mirándola a los ojos. Natalia bajó la cabeza, no pudo sostener la mirada de Roberto, aquella mirada la traspasaba, llegaba hasta el fondo de su ser y la hacía sentir amada, querida, respetada y, sobre todo, deseada. Se acurrucó en los brazos de Roberto, escondió la cabeza bajo el mentón de él y cerró los ojos; de pronto, notó como él se movía y la liberaba del abrazo para izarla en sus brazos. Natalia permaneció con los ojos cerrados, acurrucada contra su pecho, sintiendo que se alejaban del lugar, pero sin importarle a dónde iba…, no le importaba si era Roberto quien la llevaba.
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EDITO: con respecto a los médicos... nos han atendido solo doctoras ¡mecagüen la mar! Ni Rai, ni Roberto, ni un George Clooney al que echar el ojo
#572
12/07/2011 22:26
Ay, Roberta, cuanta dulzura entre estos dos, se me cae la baba a chorros, por Dios...............
En cuanto a los de mi profesión, joder, a veces somos un poco "deshumanizados" y perdón por la expresión. Es solo un mecanismo de defensa, porque si nos involucramos emocionalmente con todos los pacientes estamos perdidos, aunque a veces no puedes evitarlo y acabas llorando por las esquinas. Yo entiendo quue para un familiar, que pasen cinco minutos sin atender al paciente le puede parecer una barbaridad, intentamos hacerlo lo mejor que podemos, pero no somos perfectos, es imposible. De todos modos, yo nunca querría ser otra cosa que médico, si viviera cien veces, cien veces sería lo mismo, reconozco que me encanta mi profesión, aunque a veces los demás piensen que somos un poco "dejados" con los pacientes, pero no es verdad, nos preocupamos mucho por ellos, aunque a veces no lo parezca, y que conste que no soy nada corporativista y que me peleo con muchos compañeros de muchas categorías porque son dejados.
Espero que tu familiar se mejore pronto.
En cuanto a los de mi profesión, joder, a veces somos un poco "deshumanizados" y perdón por la expresión. Es solo un mecanismo de defensa, porque si nos involucramos emocionalmente con todos los pacientes estamos perdidos, aunque a veces no puedes evitarlo y acabas llorando por las esquinas. Yo entiendo quue para un familiar, que pasen cinco minutos sin atender al paciente le puede parecer una barbaridad, intentamos hacerlo lo mejor que podemos, pero no somos perfectos, es imposible. De todos modos, yo nunca querría ser otra cosa que médico, si viviera cien veces, cien veces sería lo mismo, reconozco que me encanta mi profesión, aunque a veces los demás piensen que somos un poco "dejados" con los pacientes, pero no es verdad, nos preocupamos mucho por ellos, aunque a veces no lo parezca, y que conste que no soy nada corporativista y que me peleo con muchos compañeros de muchas categorías porque son dejados.
Espero que tu familiar se mejore pronto.
#573
13/07/2011 00:56
Gracias roberta
bonito abrazo........aaaaaayyyyyyyyy
bonito abrazo........aaaaaayyyyyyyyy
#574
13/07/2011 19:41
FichaRoja, con lo de los 5 minutos no me refería a tener que esperar; comprendo perfectamente que en un hospital hay cosas mil veces más importantes y urgentes que cambiar un goteo, me refería a que la razón de la espera era ver las fotos de las vacaciones de una compañera.
Y ahora sigamos con lo que importa en este post... la parejita, que ayer los dejé colgados. Más bien a ella la dejé colgada y Roberto tiene que estar agotado... desde ayer con la niña en brazos...
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Poco después se detuvieron, Natalia sintió cómo Roberto se agachaba y se sentaba en el suelo bajo los árboles que rodeaban el campo, apoyando la espalda en uno de ellos, manteniéndola a ella siempre entre sus brazos. El brazo que Roberto había colocado bajo las piernas de Natalia cambió de lugar y la mano subió hasta el rostro de Natalia.
- Estás sonriendo, ¿sabes que estás preciosa cuando sonríes? – dijo Roberto. El muchacho se había dado cuenta de que ella no había dejado de sonreír en ningún momento desde que llegó al terruño. Natalia, al darse cuenta de que Roberto tenía razón, no pudo evitar que se le escapase una risita - ¿Y ahora de qué te ríes? – continuó él. La sonrisa de Natalia era contagiosa y él también estaba sonriendo.
- No lo sé, de nada, simplemente no puedo evitarlo – Natalia finalmente abrió los ojos y dijo – soy feliz, ¿y tú? Tú también estás sonriendo.
- Porque tú me haces feliz. – Roberto, recorrió los rasgos de Natalia con las yemas de los dedos. La mano delineó suavemente las cejas de Natalia para bajar por los ojos, detenerse en la punta de la graciosa naricilla y descender hasta la boca. Cuando Natalia sintió los dedos de Roberto sobre sus labios, no pudo evitar entreabrirlos y responder a la caricia, provocando que a Roberto se le escapase un suspiro. Después los dedos siguieron bajando hasta el mentón y bordearon su contorno hasta la oreja de Natalia. La muchacha, a diferencia de las demás jóvenes de Arazana, llevaba el cabello suelto, retirado del rostro tan solo con una cinta azul que conjuntaba con el resto de su atuendo, lo que le daba un aire dulce y casi infantil. Tan solo en una ocasión la había visto con el cabello recogido, el día que tomaron la diligencia en su viaje a Sevilla, aquel viaje en el que habían comenzado una historia que aún no sabían cuándo ni cómo iba a terminar. Roberto acercó su rostro al cabello de Natalia y aspiró su aroma.
- ¿Qué haces? – preguntó ella
- Me encanta como hueles, - susurró él a su oído – es el olor del jabón que me diste el día que nos conocimos. – Suavemente, Roberto retiró la cinta que Natalia llevaba en el pelo y la dejó a un lado; a continuación, tomó un mechón de cabello y dejó que se deslizase suavemente entre sus dedos. Después, la mano volvió a la cabeza de Natalia y la sostuvo mientras su boca buscaba la de la muchacha. Ella devolvió el beso y su mano bajó de la mejilla de Roberto, por su rostro, sintiendo el tacto de su barba, hasta llegar al cuello antes de descender a su pecho. Natalia había descubierto que le gustaba besar apasionadamente a Roberto y sentir en su cuerpo también los besos apasionados de él, pero besos como el que estaba dando y recibiendo en aquel momento, dulces y tiernos, eran tan excitantes o más. Casi prefería aquel sosiego, aquella paz que sentía entre los brazos de Roberto a la locura de sentirse poseída. Durante minutos siguieron prodigándose besos y caricias, abrazados, Natalia sentada en las piernas de Roberto, hasta que quedaron saciados, satisfechos.
- ¿Qué tal van tus tierras? – preguntó Natalia acurrucándose entre sus brazos.
- Bien – dijo él echando la cabeza hacia atrás – no, no es cierto – y comenzó a reír – lo cierto es que va a costarme hacer que sean productivas y no solo es culpa del terreno.
- ¿De qué más depende? – preguntó Natalia interesada, mirándole a los ojos.
- De que les ponga atención, de que piense en ellas tanto como pienso en ti.
- Tonto, - Natalia no pudo evitar sonreír – no digas eso. Te preocupas mucho por tus tierras, lo sé.
- Pero no tanto como debiera, me tienes absorbido el seso – y volvió a buscar su boca. – Hablemos de otra cosa, porque creo que pueda conformarme con besarte tan solo – dijo sonriente - ¿Cómo está Sara?
- Mejor, aunque sigue sin hablarse con Miguel. Espero que se arreglen pronto, no me gustaría que siguiesen enfadados… mucho tiempo - iba a continuar diciendo que no le gustaría que siguiesen enfadados cuando ella se marchara, pero se abstuvo por dos razones: no era el mejor momento para hablar de despedidas y además mantenía la esperanza de no marcharse o de al menos no marcharse sola.
Roberto detectó la mínima parada que Natalia realizó al hablar, pero no dijo nada; aún no estaba preparado para pedirle que no se fuera.
- ¿Qué estabas haciendo cuando he llegado? ¿Arar? – Natalia volvió a cambiar de tema - ¡Cuéntamelo todo sobre tus tierras, qué vas a hacer, qué planes tienes, todo!
Así pasaron el resto de la mañana, hablando de las tierras, de Sara, de los vecinos de Arazana, de cosas intrascendentes para ellos, mientras pensaban en cómo plantearle al otro que la vida separados no tenía ningún sentido.
Y ahora sigamos con lo que importa en este post... la parejita, que ayer los dejé colgados. Más bien a ella la dejé colgada y Roberto tiene que estar agotado... desde ayer con la niña en brazos...
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Poco después se detuvieron, Natalia sintió cómo Roberto se agachaba y se sentaba en el suelo bajo los árboles que rodeaban el campo, apoyando la espalda en uno de ellos, manteniéndola a ella siempre entre sus brazos. El brazo que Roberto había colocado bajo las piernas de Natalia cambió de lugar y la mano subió hasta el rostro de Natalia.
- Estás sonriendo, ¿sabes que estás preciosa cuando sonríes? – dijo Roberto. El muchacho se había dado cuenta de que ella no había dejado de sonreír en ningún momento desde que llegó al terruño. Natalia, al darse cuenta de que Roberto tenía razón, no pudo evitar que se le escapase una risita - ¿Y ahora de qué te ríes? – continuó él. La sonrisa de Natalia era contagiosa y él también estaba sonriendo.
- No lo sé, de nada, simplemente no puedo evitarlo – Natalia finalmente abrió los ojos y dijo – soy feliz, ¿y tú? Tú también estás sonriendo.
- Porque tú me haces feliz. – Roberto, recorrió los rasgos de Natalia con las yemas de los dedos. La mano delineó suavemente las cejas de Natalia para bajar por los ojos, detenerse en la punta de la graciosa naricilla y descender hasta la boca. Cuando Natalia sintió los dedos de Roberto sobre sus labios, no pudo evitar entreabrirlos y responder a la caricia, provocando que a Roberto se le escapase un suspiro. Después los dedos siguieron bajando hasta el mentón y bordearon su contorno hasta la oreja de Natalia. La muchacha, a diferencia de las demás jóvenes de Arazana, llevaba el cabello suelto, retirado del rostro tan solo con una cinta azul que conjuntaba con el resto de su atuendo, lo que le daba un aire dulce y casi infantil. Tan solo en una ocasión la había visto con el cabello recogido, el día que tomaron la diligencia en su viaje a Sevilla, aquel viaje en el que habían comenzado una historia que aún no sabían cuándo ni cómo iba a terminar. Roberto acercó su rostro al cabello de Natalia y aspiró su aroma.
- ¿Qué haces? – preguntó ella
- Me encanta como hueles, - susurró él a su oído – es el olor del jabón que me diste el día que nos conocimos. – Suavemente, Roberto retiró la cinta que Natalia llevaba en el pelo y la dejó a un lado; a continuación, tomó un mechón de cabello y dejó que se deslizase suavemente entre sus dedos. Después, la mano volvió a la cabeza de Natalia y la sostuvo mientras su boca buscaba la de la muchacha. Ella devolvió el beso y su mano bajó de la mejilla de Roberto, por su rostro, sintiendo el tacto de su barba, hasta llegar al cuello antes de descender a su pecho. Natalia había descubierto que le gustaba besar apasionadamente a Roberto y sentir en su cuerpo también los besos apasionados de él, pero besos como el que estaba dando y recibiendo en aquel momento, dulces y tiernos, eran tan excitantes o más. Casi prefería aquel sosiego, aquella paz que sentía entre los brazos de Roberto a la locura de sentirse poseída. Durante minutos siguieron prodigándose besos y caricias, abrazados, Natalia sentada en las piernas de Roberto, hasta que quedaron saciados, satisfechos.
- ¿Qué tal van tus tierras? – preguntó Natalia acurrucándose entre sus brazos.
- Bien – dijo él echando la cabeza hacia atrás – no, no es cierto – y comenzó a reír – lo cierto es que va a costarme hacer que sean productivas y no solo es culpa del terreno.
- ¿De qué más depende? – preguntó Natalia interesada, mirándole a los ojos.
- De que les ponga atención, de que piense en ellas tanto como pienso en ti.
- Tonto, - Natalia no pudo evitar sonreír – no digas eso. Te preocupas mucho por tus tierras, lo sé.
- Pero no tanto como debiera, me tienes absorbido el seso – y volvió a buscar su boca. – Hablemos de otra cosa, porque creo que pueda conformarme con besarte tan solo – dijo sonriente - ¿Cómo está Sara?
- Mejor, aunque sigue sin hablarse con Miguel. Espero que se arreglen pronto, no me gustaría que siguiesen enfadados… mucho tiempo - iba a continuar diciendo que no le gustaría que siguiesen enfadados cuando ella se marchara, pero se abstuvo por dos razones: no era el mejor momento para hablar de despedidas y además mantenía la esperanza de no marcharse o de al menos no marcharse sola.
Roberto detectó la mínima parada que Natalia realizó al hablar, pero no dijo nada; aún no estaba preparado para pedirle que no se fuera.
- ¿Qué estabas haciendo cuando he llegado? ¿Arar? – Natalia volvió a cambiar de tema - ¡Cuéntamelo todo sobre tus tierras, qué vas a hacer, qué planes tienes, todo!
Así pasaron el resto de la mañana, hablando de las tierras, de Sara, de los vecinos de Arazana, de cosas intrascendentes para ellos, mientras pensaban en cómo plantearle al otro que la vida separados no tenía ningún sentido.
#575
13/07/2011 20:33
que bonito roberta, es muy dulce, ¡me encanta! GRACIAS
#576
13/07/2011 20:37
Por que no se dicen con palabras
lo que ya hacen con sus cuerpos
no los separes roberta por favorrrrrrrrrrrr
lo que ya hacen con sus cuerpos
no los separes roberta por favorrrrrrrrrrrr
#577
13/07/2011 20:47
Arunda... lo siento, pero tengo alma de lionista.
Además, me cuesta Dios y ayuda escribir escenitas románticas, mi velocidad punta en estas escenas es tres lineas a la hora.
Además, me cuesta Dios y ayuda escribir escenitas románticas, mi velocidad punta en estas escenas es tres lineas a la hora.
#578
13/07/2011 21:12
Pues para costarte escribirlas te salen de película, vaya escenas nos estás brindando últimamente, se me cae la baba y pongo cara de idiota cada vez que las leo.
Muchisimas gracias.
Muchisimas gracias.
#579
14/07/2011 20:11
Gracias por tus halagos FichaRoja, totalmente inmerecidos (con lo humilde y maravillosa que soy, no sé cómo el Rober no ha dejado plantada a la Montorito ya y se ha venido pal foro)
No sé que me pasa pero estos últimos días en casa soy incapaz de escribir casi nada, y luego me viene la inspiración en el curro.
Sin ir más lejos, hoy mismo me he escrito una escenita mientras estaba en una reunión con otros dos compañeros y un proveedor, lo divertido va a ser cuando mañana me pidan las notas de la reunión... como he estado casi una hora escribiendo. Yo creo que se han dado cuenta de que estaba en otra cosa, porque mi carita no era de estar atenta en una reunión sobre prototipos de tarjetas electrónicas, no que no.... Lástima que esta escenita no pegue ni con cola con lo que pasa en estos momentos en la Arazana de mi historia. Es una escenita para cuando falte poco para acabar, la voy a llamar... "Escenita Baywacht"
Bueno, y después de rollo, vamos a ver qué pasa por aquí...
Olvidemos por un rato a Lola, Miguel y Sara que no hacen más que sufrir y sufrir...
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Capitulo 38
- Buenas tardes – Natalia entró en la imprenta muy sonriente. Pasar toda la mañana con Roberto había sido la mejor cura para su tristeza; ya no tenía ninguna duda, Roberto era el amor de su vida, el hombre con el que deseaba, con el que necesitaba, pasar el resto de sus días. – Sara, ¿estas bien?
- Si, estoy muy bien, ¿por qué lo dices? – dijo Sara mientras ordenaba unos libros en la estantería.
- Porque has colocado los libros del revés. Sara, – Natalia colocó su mano sobre la de su prima impidiendo así que prosiguiese su tarea - ¿qué ocurre?
Sara dudaba si contar o no a Natalia lo que había descubierto aquella mañana, el negocio había estado muy parado todo el día, pero aun así no había sido capaz de concentrarse en sus pensamientos. Aún no había asimilado que su verdadero padre era el gobernador de la provincia y que lo había tratado durante meses sin sospechar siquiera la relación que los unía.
- Sara…
- He descubierto quién es mi padre
La noticia pilló a Natalia totalmente de improviso, podía haberse esperado cualquier noticia menos aquella; por un instante no supo cómo reaccionar, qué decirle, cómo comportarse.
- Cuéntame – le pidió. Lo mejor era que la misma Sara fuese contando la historia desde el principio, que expusiese todo lo que había descubierto al ritmo que le dictaran sus sentimientos.
- Fue esta mañana, en casa del gobernador. – Sara miró a Natalia, esperando la reacción de ésta, pero Natalia se abstuvo de hacer ninguna pregunta.- Él es mi padre. - Sara se alejó de la estantería, se sentó en una silla y comenzó a relatar cómo había descubierto la identidad de su progenitor. - Una doncella me acompañó hasta uno de los salones y me pidió que esperara allí al gobernador, me entretuve curioseando los libros de una estantería cuando oí voces, eran el gobernador y su esposa discutiendo en otra zona de la casa, pero se los podía oír con claridad. – Sara comenzó a describir los hechos como si le hubiesen ocurrido a otra persona, como si en realidad no fueran con ella, pero pronto cambió el tono de su voz – Ella le decía que era consciente de que nunca la había amado, que se casó con ella por conveniencia, enamorado de una mujer que lo abandonó y que jamás le dijo que le había dado un hijo. ¡Natalia! Mi madre lo abandonó y no le dijo que estaba embarazada… No sabe que soy su hija. – Sara se tomó un tiempo antes de proseguir con su relato - Tiempo después se enteró de que mamá había muerto después de dar en adopción un hijo, y desde entonces lo ha estado buscando. ¿Sabes lo que significa eso? – las palabras salían atropelladamente de boca de Sara. – No solo no sabe que yo soy su hija, sino que piensa que mi madre dio a luz un niño.
- Vamos Sara, tranquilízate – la felicidad que sentía Natalia por su relación con Roberto había pasado a un segundo plano, en aquellos momentos tan solo importaba que Sara estuviese bien. – sigue contándome.
- No hay nada más que contar, no me atreví a decirle nada; simplemente le entregué la documentación y le pedí que la revisara… - Natalia se arrodilló junto a la silla que ocupaba su prima y ambas se abrazaron.
- Tranquila, no te preocupes, todo va a salir muy bien. – Natalia acariciaba la cabeza de Sara como si fuese un bebé al que hay que calmar.
- Buenas tardes.
- Buenas tardes…, Miguel – dijo Natalia. Sara reaccionó al instante al oír el nombre del hombre al que amaba y alzó el rostro surcado de lágrimas.
En aquel momento, todas y cada una de las duras palabras que salieron por sus bocas y por las cuales estaban distanciados, fueron olvidadas. Las lágrimas, el dolor que mostraba el rostro de Sara hicieron que Miguel olvidara que lo había ofendido, tan solo podía pensar que Sara, su Sara, la mujer a la que amaba, la que significaba todo para él, estaba sufriendo. Dejando el arma al descuido apoyada sobre la pared y dejando caer la capa, se arrodilló junto a la joven ocupando el lugar que hasta ese instante había ocupado Natalia, quien discretamente se retiró.
- Tranquila mi amor, tranquila, todo va a estar bien – Miguel ni siquiera sabía qué le ocurría a Sara, qué era lo que la tenía tal mal, por qué lloraba… pero tampoco le importaba; solo sabía que estaba sufriendo y eso lo desesperaba.
- Miguel yo, - dijo hipando – yo siento mucho, muchísimo, todo lo que te dije. No lo pensaba, fue un arrebato…. - Miguel no la dejó continuar y calló sus palabras con un beso.
- Ahora no importa nada de eso, olvídalo, tan solo dime qué te ocurre. – Miguel tomó la cara de Sara entre sus manos y volvió a besarla.
No sé que me pasa pero estos últimos días en casa soy incapaz de escribir casi nada, y luego me viene la inspiración en el curro.
Sin ir más lejos, hoy mismo me he escrito una escenita mientras estaba en una reunión con otros dos compañeros y un proveedor, lo divertido va a ser cuando mañana me pidan las notas de la reunión... como he estado casi una hora escribiendo. Yo creo que se han dado cuenta de que estaba en otra cosa, porque mi carita no era de estar atenta en una reunión sobre prototipos de tarjetas electrónicas, no que no.... Lástima que esta escenita no pegue ni con cola con lo que pasa en estos momentos en la Arazana de mi historia. Es una escenita para cuando falte poco para acabar, la voy a llamar... "Escenita Baywacht"
Bueno, y después de rollo, vamos a ver qué pasa por aquí...
Olvidemos por un rato a Lola, Miguel y Sara que no hacen más que sufrir y sufrir...
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Capitulo 38
- Buenas tardes – Natalia entró en la imprenta muy sonriente. Pasar toda la mañana con Roberto había sido la mejor cura para su tristeza; ya no tenía ninguna duda, Roberto era el amor de su vida, el hombre con el que deseaba, con el que necesitaba, pasar el resto de sus días. – Sara, ¿estas bien?
- Si, estoy muy bien, ¿por qué lo dices? – dijo Sara mientras ordenaba unos libros en la estantería.
- Porque has colocado los libros del revés. Sara, – Natalia colocó su mano sobre la de su prima impidiendo así que prosiguiese su tarea - ¿qué ocurre?
Sara dudaba si contar o no a Natalia lo que había descubierto aquella mañana, el negocio había estado muy parado todo el día, pero aun así no había sido capaz de concentrarse en sus pensamientos. Aún no había asimilado que su verdadero padre era el gobernador de la provincia y que lo había tratado durante meses sin sospechar siquiera la relación que los unía.
- Sara…
- He descubierto quién es mi padre
La noticia pilló a Natalia totalmente de improviso, podía haberse esperado cualquier noticia menos aquella; por un instante no supo cómo reaccionar, qué decirle, cómo comportarse.
- Cuéntame – le pidió. Lo mejor era que la misma Sara fuese contando la historia desde el principio, que expusiese todo lo que había descubierto al ritmo que le dictaran sus sentimientos.
- Fue esta mañana, en casa del gobernador. – Sara miró a Natalia, esperando la reacción de ésta, pero Natalia se abstuvo de hacer ninguna pregunta.- Él es mi padre. - Sara se alejó de la estantería, se sentó en una silla y comenzó a relatar cómo había descubierto la identidad de su progenitor. - Una doncella me acompañó hasta uno de los salones y me pidió que esperara allí al gobernador, me entretuve curioseando los libros de una estantería cuando oí voces, eran el gobernador y su esposa discutiendo en otra zona de la casa, pero se los podía oír con claridad. – Sara comenzó a describir los hechos como si le hubiesen ocurrido a otra persona, como si en realidad no fueran con ella, pero pronto cambió el tono de su voz – Ella le decía que era consciente de que nunca la había amado, que se casó con ella por conveniencia, enamorado de una mujer que lo abandonó y que jamás le dijo que le había dado un hijo. ¡Natalia! Mi madre lo abandonó y no le dijo que estaba embarazada… No sabe que soy su hija. – Sara se tomó un tiempo antes de proseguir con su relato - Tiempo después se enteró de que mamá había muerto después de dar en adopción un hijo, y desde entonces lo ha estado buscando. ¿Sabes lo que significa eso? – las palabras salían atropelladamente de boca de Sara. – No solo no sabe que yo soy su hija, sino que piensa que mi madre dio a luz un niño.
- Vamos Sara, tranquilízate – la felicidad que sentía Natalia por su relación con Roberto había pasado a un segundo plano, en aquellos momentos tan solo importaba que Sara estuviese bien. – sigue contándome.
- No hay nada más que contar, no me atreví a decirle nada; simplemente le entregué la documentación y le pedí que la revisara… - Natalia se arrodilló junto a la silla que ocupaba su prima y ambas se abrazaron.
- Tranquila, no te preocupes, todo va a salir muy bien. – Natalia acariciaba la cabeza de Sara como si fuese un bebé al que hay que calmar.
- Buenas tardes.
- Buenas tardes…, Miguel – dijo Natalia. Sara reaccionó al instante al oír el nombre del hombre al que amaba y alzó el rostro surcado de lágrimas.
En aquel momento, todas y cada una de las duras palabras que salieron por sus bocas y por las cuales estaban distanciados, fueron olvidadas. Las lágrimas, el dolor que mostraba el rostro de Sara hicieron que Miguel olvidara que lo había ofendido, tan solo podía pensar que Sara, su Sara, la mujer a la que amaba, la que significaba todo para él, estaba sufriendo. Dejando el arma al descuido apoyada sobre la pared y dejando caer la capa, se arrodilló junto a la joven ocupando el lugar que hasta ese instante había ocupado Natalia, quien discretamente se retiró.
- Tranquila mi amor, tranquila, todo va a estar bien – Miguel ni siquiera sabía qué le ocurría a Sara, qué era lo que la tenía tal mal, por qué lloraba… pero tampoco le importaba; solo sabía que estaba sufriendo y eso lo desesperaba.
- Miguel yo, - dijo hipando – yo siento mucho, muchísimo, todo lo que te dije. No lo pensaba, fue un arrebato…. - Miguel no la dejó continuar y calló sus palabras con un beso.
- Ahora no importa nada de eso, olvídalo, tan solo dime qué te ocurre. – Miguel tomó la cara de Sara entre sus manos y volvió a besarla.
#580
14/07/2011 20:30
Roberta el bloqueo de la escritora
bien miguel y sara se arreglan
y natalia feliz con roberto y sorprendida con la noticia del padre de sara
bien miguel y sara se arreglan
y natalia feliz con roberto y sorprendida con la noticia del padre de sara