Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#501
30/06/2011 00:08
Sara ¡cierra la puerta y tira la llave! y hasta que esta no confiese encerradas a cal y canto, jajaja.
Ay qué difícil disimular un amor como el de estos dos...
Ay qué difícil disimular un amor como el de estos dos...
#502
30/06/2011 00:11
¿No hay nada que confesar? Jajajajaa, a ver si va a resultar que la última noche Miguel salió por la puerta a la misma hora qe Roberto por la ventana y se fueron juntos a tomar unos churros con chocolate, que es lo uqe toca de madrugada tardía, jajajajjajajja, estos más de una noche se van a ir de parranda juntos después de dejar a sus respectivas novias en la posada........
#503
30/06/2011 00:14
Gracias Roberta.
#504
30/06/2011 00:19
Roberta:
Hace tiempo que no puedo leer todo el foro como antes, así que no sé si ya lo habrás dicho por ahí, pero es que leyendo el título del post "Como no me gusta la historia...", yo me pregunto:
¿Qué te parece la historia de Roberto ahora?, a mí me encanta. Ahora me gustan las escenas de Miguel y Sara, como siempre, pero cuando sale Roberto, me encanta tb.
Hace tiempo que no puedo leer todo el foro como antes, así que no sé si ya lo habrás dicho por ahí, pero es que leyendo el título del post "Como no me gusta la historia...", yo me pregunto:
¿Qué te parece la historia de Roberto ahora?, a mí me encanta. Ahora me gustan las escenas de Miguel y Sara, como siempre, pero cuando sale Roberto, me encanta tb.
#505
30/06/2011 00:21
esta genial roberta jejej q ganas de q natalia se confiese con sara
#506
30/06/2011 00:40
Roberta me encanta tu relato, las confidencias entre primas... pero como apunta Ficha Roja habrá una noche en que se cuenten las desventuras causadas por las Reeves, entre Miguel y Roberto?
#507
30/06/2011 01:32
Gracias roberta
sara que es muy impulsiva, llora por miguel
y natalia que le confiese su felicidad a sara
sara que es muy impulsiva, llora por miguel
y natalia que le confiese su felicidad a sara
#508
30/06/2011 07:36
Ayyyyyyyyyyyyyy chicas qué de cosas, ayer me desconecté nada más colgar la historieta porque tuve un problema con ella.
No me dejaba abrir el word donde lo escribo y creí que lo había perdido todo, pero NO, lo he recuperado aunque tengo que leermela entera porque me aparecen más hojas de las que tenía antes del fallo....
Vamos por partes:
- Mantecao, tus deseos son órdenes, estarán encerraditas un buen rato.
- Ficha Roja, no creo que Miguel y Roberto se vayan por ahí a desayunar, por ahora (hay que ser discretitos... si total a Natalia le queda menos de una semana en Arazana. Segun mi calendario es lunes y el sábado sale la diligencia...)
- Turia, gracias a vosotras por tomaros un ratito y leerla
- Julieta, me gusta mucho más ahora, pero hemos cambiado de seguir a Sara cual perrito faldero y arengar a las masas, a suspirar por Eugenia y cavar medio metro de surco. Este chico tiene abandonados a sus anarquistas, un mitin de vez en cuando no viene mal señores guionistas, no se les olvide que es el jornalero revolucionario de Arazana...
- Fandemi, ¿se confesará o no? Natalia no es de hablar mucho de sus sentimientos...
- Caleiro, en este caso Miguel y roberto no tienen tanta complicidad como para hablar tan abiertamente de lo que les hacen "de sufrir y de sufrir" sus chicas, pero más adelante... seguramente. Ya tenía en mente, y en alguna anotación, alguna cosilla tipo: "Pero, tío, espabila..."
- Arunda, se hará lo que se pueda.
y a todas,....
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y POR LOS ÁNIMOS
No me dejaba abrir el word donde lo escribo y creí que lo había perdido todo, pero NO, lo he recuperado aunque tengo que leermela entera porque me aparecen más hojas de las que tenía antes del fallo....
Vamos por partes:
- Mantecao, tus deseos son órdenes, estarán encerraditas un buen rato.
- Ficha Roja, no creo que Miguel y Roberto se vayan por ahí a desayunar, por ahora (hay que ser discretitos... si total a Natalia le queda menos de una semana en Arazana. Segun mi calendario es lunes y el sábado sale la diligencia...)
- Turia, gracias a vosotras por tomaros un ratito y leerla
- Julieta, me gusta mucho más ahora, pero hemos cambiado de seguir a Sara cual perrito faldero y arengar a las masas, a suspirar por Eugenia y cavar medio metro de surco. Este chico tiene abandonados a sus anarquistas, un mitin de vez en cuando no viene mal señores guionistas, no se les olvide que es el jornalero revolucionario de Arazana...
- Fandemi, ¿se confesará o no? Natalia no es de hablar mucho de sus sentimientos...
- Caleiro, en este caso Miguel y roberto no tienen tanta complicidad como para hablar tan abiertamente de lo que les hacen "de sufrir y de sufrir" sus chicas, pero más adelante... seguramente. Ya tenía en mente, y en alguna anotación, alguna cosilla tipo: "Pero, tío, espabila..."
- Arunda, se hará lo que se pueda.
y a todas,....
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y POR LOS ÁNIMOS
#509
30/06/2011 10:09
Muchas gracias a tí por escribirla y compartirla con nosotras.
GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
#510
30/06/2011 12:05
Hola Roberta, queria comentarte que hasta la semana pasado no habia leido ninguna de las foronovelas que pululan por aqui, entro poco en el foro por falta de tiempo y ahora me estoy poniendo al dia de todo lo que colgais y quiero que sepas que estoy superenganchadisima a tu historia, me gusta como lo relatas y como van las cosas.... asi que felicitarte por lo bien que lo haces y el rato tan bueno que nos haces pasar, animarte a que sigas aunque ya veo que tienes tu super club de fans que no te faltan animadoras, pero yo me uno tambien!!!
Gracias!!
Gracias!!
#511
30/06/2011 12:33
Graaaaaaaaaaaaaciiiiiiaaaaaaaaasssssssssss Robertaaaaaaaaaa!!! MENCANTAAAAAA!
Ea, cerrojazo y no se salen hasta que desembuche todo, toito, todo!!!
Ea, cerrojazo y no se salen hasta que desembuche todo, toito, todo!!!
#512
30/06/2011 17:25
Lo subo para que no haya post que "no interesan y descalifican" , a mi entender, en primera linea.
#513
30/06/2011 21:05
Bueno, bueno, bueno, bueno. Soplan malos vientos por la serranía Arazanera, los meteorólogos han comunicado que se acerca el Huracán Lola.
No sabemos si traerá lluvias; yo creo que no, que Arazana está situada en el centro del Sáhara... y parece que la tormenta tropical Jorge no le va a andar a la zaga, en ambos casos se esperan truenos y relámpagos.
Así que yo, siguiendo mi caracter atravesado, voy a intentar que os riais un poquito, eso sí, a costa de que dejemos la conversación de las sitas para mañana.
(Dos mensajes, no cabe en uno)
________________________________________________________________________
Natalia seguía balanceando los pies, nerviosa, segura de que su prima no cerraría la puerta; si lo hacía sería complicado explicar el porqué de que la imprenta y el dispensario estuviesen cerrados aquella mañana. Sara continuó avanzando hacia la puerta, era un duelo de voluntades comprobar cuál de las dos finalmente se salía con la suya. Sara estaba decidida, Natalia no saldría de allí sin explicarle qué era lo que había entre ella y Roberto. Natalia era su prima, su único familiar… aunque en realidad tampoco lo fuese y Roberto era un gran amigo; estaba completamente segura de que juntos serían muy felices. Viendo que Natalia aún permanecía callada, Sara cerró la puerta con llave.
- ¿Qué haces? – Natalia no había creído a Sara cuando ésta dijo que cerraría con llave.
- Ya lo ves – dijo guardándose la llave en el corpiño – mientras no hables, ésta se queda aquí a buen recaudo – dijo Sara colocándose el escote.
- Estas loca – Natalia seguía reacia a hablar de sus sentimientos, su prima desistiría en cuanto alguien llamase a la puerta.
- Como quieras… Sara volvió detrás del mostrador y siguió trabajando.
Pasaron varios minutos. Nadie había llamado aún a la puerta, Sara seguía organizando la correspondencia y consultando sus notas para enviar su próxima crónica y Natalia permanecía sentada en el mostrador, balanceando los pies como si nada ocurriese. De repente llamaron a la puerta, Natalia se giró hacia Sara, pero ella seguía trabajando como si no hubiese oído nada. Volvieron a llamar, tal vez fuese algo importante, quizá alguien que necesitaba de los servicios de Marcial… él no estaba, pero tendrían que avisar al menos de que el doctor no se encontraba en aquellos momentos. Tocaron a la puerta por tercera vez, Sara seguía impasible pero Natalia estaba cada vez más nerviosa.
- ¿Hay alguien ahí? – se oyó al otro lado de la puerta.
- ¿No vas a abrir? – Natalia no pudo permanecer por más tiempo callada.
- No, ya te he dicho que hasta que no me cuentes qué es lo que tienes con Roberto no pienso abrir la puerta – replicó Sara sin levantar siquiera la mirada.
- Milady – se oyó al otro lado de la puerta – soy el sargento Morales. ¿Está usted ahí?
- Tal vez te traiga noticias de tu teniente… - dijo Natalia con deje burlón. Si ni aún escuchando esas palabras Sara abría la puerta, no habría manera de que la abriese antes de que Natalia tuviese que confesar sus sentimientos por Roberto.
Sara supo que Natalia la estaba desafiando, su prima sabía que Miguel era para ella lo más importante del mundo y por eso creía jugar con ventaja; pero no se dejaría convencer. Un rato antes, la misma Natalia le había dicho que para que Miguel perdonase sus palabras debería dar ella el primer paso, pedir ayuda al gobernador y demostrar así que ella estaba equivocada y él tenía la razón y eso era precisamente lo que iba a hacer; pero más tarde, en aquellos momentos tenia una misión más importante que cumplir.
Natalia vio como Sara salía de detrás del mostrador y se acercaba a la puerta, un sentimiento de satisfacción la embargó, había ganado; Sara se había dejado convencer por la idea de que Morales traería noticias de Miguel e iba a abrir. Estaba feliz por partida doble, por un lado porque se había acabado el encierro y ella aprovecharía la entrada de Morales para poder salir y por el otro porque aquello significaban buenas noticias para Sara, Miguel quería hablar con ella.
- ¿Qué desea sargento? – dijo Sara desde el otro lado de la puerta.
- Milady, por favor déjeme pasar – se oía decir a Morales. Sara se había acercado a la puerta pero seguía sin abrir.
- Lo siento sargento, pero me es totalmente imposible.
¡Maldita sea! - pensó Natalia. Sara estaba totalmente decidida a no dejarla salir.
- Pero Milady, necesito pasar. Por favor, ábrame. Necesito… - la voz de Morales dejó de oírse.
- ¿Qué ha dicho? – preguntó Sara.
- Que necesito…- y la voz de Morales dejó de oírse de nuevo.
- Sargento. ¿Quiere hacer el favor de hablar más alto?
- Vas a tener que abrir… – dijo Natalia canturreando risueña desde lo alto del mostrador.
- Ni lo sueñes, no te vas a salir con la tuya. – y volvió a la conversación con el guardia civil – Sargento, lo siento pero como ya le he dicho me es del todo imposible abrir. Estoy…preparando un tipo de tinta especial para la imprenta y necesito estar sola.
- Pues si tienes que estar sola, no te molesto más y me voy – dijo Natalia.
Sara la apuntó con el dedo queriéndola decir que ni se le ocurriese moverse de donde estaba o hacer cualquier ruido.
- ¿Y cuánto cree que va a tardar en hacer esa tinta? – la voz de Morales sonaba angustiada.
- Sargento, por favor dígame que es lo que le trae por aquí de una vez. – lo cierto es que Sara estaba comenzando a cansarse del misterio que el sargento se traía entre manos.
- Milady, es algo… sumamente embarazoso, el doctor me dijo que viniera – Morales hablaba en voz baja, tan baja que Sara apenas podía oírle.
No sabemos si traerá lluvias; yo creo que no, que Arazana está situada en el centro del Sáhara... y parece que la tormenta tropical Jorge no le va a andar a la zaga, en ambos casos se esperan truenos y relámpagos.
Así que yo, siguiendo mi caracter atravesado, voy a intentar que os riais un poquito, eso sí, a costa de que dejemos la conversación de las sitas para mañana.
(Dos mensajes, no cabe en uno)
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Natalia seguía balanceando los pies, nerviosa, segura de que su prima no cerraría la puerta; si lo hacía sería complicado explicar el porqué de que la imprenta y el dispensario estuviesen cerrados aquella mañana. Sara continuó avanzando hacia la puerta, era un duelo de voluntades comprobar cuál de las dos finalmente se salía con la suya. Sara estaba decidida, Natalia no saldría de allí sin explicarle qué era lo que había entre ella y Roberto. Natalia era su prima, su único familiar… aunque en realidad tampoco lo fuese y Roberto era un gran amigo; estaba completamente segura de que juntos serían muy felices. Viendo que Natalia aún permanecía callada, Sara cerró la puerta con llave.
- ¿Qué haces? – Natalia no había creído a Sara cuando ésta dijo que cerraría con llave.
- Ya lo ves – dijo guardándose la llave en el corpiño – mientras no hables, ésta se queda aquí a buen recaudo – dijo Sara colocándose el escote.
- Estas loca – Natalia seguía reacia a hablar de sus sentimientos, su prima desistiría en cuanto alguien llamase a la puerta.
- Como quieras… Sara volvió detrás del mostrador y siguió trabajando.
Pasaron varios minutos. Nadie había llamado aún a la puerta, Sara seguía organizando la correspondencia y consultando sus notas para enviar su próxima crónica y Natalia permanecía sentada en el mostrador, balanceando los pies como si nada ocurriese. De repente llamaron a la puerta, Natalia se giró hacia Sara, pero ella seguía trabajando como si no hubiese oído nada. Volvieron a llamar, tal vez fuese algo importante, quizá alguien que necesitaba de los servicios de Marcial… él no estaba, pero tendrían que avisar al menos de que el doctor no se encontraba en aquellos momentos. Tocaron a la puerta por tercera vez, Sara seguía impasible pero Natalia estaba cada vez más nerviosa.
- ¿Hay alguien ahí? – se oyó al otro lado de la puerta.
- ¿No vas a abrir? – Natalia no pudo permanecer por más tiempo callada.
- No, ya te he dicho que hasta que no me cuentes qué es lo que tienes con Roberto no pienso abrir la puerta – replicó Sara sin levantar siquiera la mirada.
- Milady – se oyó al otro lado de la puerta – soy el sargento Morales. ¿Está usted ahí?
- Tal vez te traiga noticias de tu teniente… - dijo Natalia con deje burlón. Si ni aún escuchando esas palabras Sara abría la puerta, no habría manera de que la abriese antes de que Natalia tuviese que confesar sus sentimientos por Roberto.
Sara supo que Natalia la estaba desafiando, su prima sabía que Miguel era para ella lo más importante del mundo y por eso creía jugar con ventaja; pero no se dejaría convencer. Un rato antes, la misma Natalia le había dicho que para que Miguel perdonase sus palabras debería dar ella el primer paso, pedir ayuda al gobernador y demostrar así que ella estaba equivocada y él tenía la razón y eso era precisamente lo que iba a hacer; pero más tarde, en aquellos momentos tenia una misión más importante que cumplir.
Natalia vio como Sara salía de detrás del mostrador y se acercaba a la puerta, un sentimiento de satisfacción la embargó, había ganado; Sara se había dejado convencer por la idea de que Morales traería noticias de Miguel e iba a abrir. Estaba feliz por partida doble, por un lado porque se había acabado el encierro y ella aprovecharía la entrada de Morales para poder salir y por el otro porque aquello significaban buenas noticias para Sara, Miguel quería hablar con ella.
- ¿Qué desea sargento? – dijo Sara desde el otro lado de la puerta.
- Milady, por favor déjeme pasar – se oía decir a Morales. Sara se había acercado a la puerta pero seguía sin abrir.
- Lo siento sargento, pero me es totalmente imposible.
¡Maldita sea! - pensó Natalia. Sara estaba totalmente decidida a no dejarla salir.
- Pero Milady, necesito pasar. Por favor, ábrame. Necesito… - la voz de Morales dejó de oírse.
- ¿Qué ha dicho? – preguntó Sara.
- Que necesito…- y la voz de Morales dejó de oírse de nuevo.
- Sargento. ¿Quiere hacer el favor de hablar más alto?
- Vas a tener que abrir… – dijo Natalia canturreando risueña desde lo alto del mostrador.
- Ni lo sueñes, no te vas a salir con la tuya. – y volvió a la conversación con el guardia civil – Sargento, lo siento pero como ya le he dicho me es del todo imposible abrir. Estoy…preparando un tipo de tinta especial para la imprenta y necesito estar sola.
- Pues si tienes que estar sola, no te molesto más y me voy – dijo Natalia.
Sara la apuntó con el dedo queriéndola decir que ni se le ocurriese moverse de donde estaba o hacer cualquier ruido.
- ¿Y cuánto cree que va a tardar en hacer esa tinta? – la voz de Morales sonaba angustiada.
- Sargento, por favor dígame que es lo que le trae por aquí de una vez. – lo cierto es que Sara estaba comenzando a cansarse del misterio que el sargento se traía entre manos.
- Milady, es algo… sumamente embarazoso, el doctor me dijo que viniera – Morales hablaba en voz baja, tan baja que Sara apenas podía oírle.
#514
30/06/2011 21:06
- Vuelva más tarde, el doctor no se encuentra en estos momentos.
- Lo sé, estuve con él antes y me dijo que me pasara por el dispensario, que había dejado algo para mí – el sargento Morales remarcó la palabra algo. Sara sospecho que se traía algún asunto extraño entre manos.
- Si me dice lo que es…. – comentó Sara sin abrir la puerta. Natalia seguía sentada en el mostrador, se enteraba de la conversación a medias, ya que las palabras de Morales llegaban muy entrecortadas a sus oídos; eso sí, le había quedado bien claro que Sara no iba a abrir la puerta.
- Es un… ungüento, dijo que lo iba a dejar en el dispensario.
- ¿Y no puede volver más tarde? – dijo Sara – La verdad es que no me atrevo a darle nada del dispensario, temo equivocarme y que el remedio sea peor que la enfermedad…
- Peor no va a ser Milady, créame, peor no – Morales se estaba impacientando – ya no puedo aguantar los picores.
- ¿Picores? – preguntó Sara en voz baja.
- Sí, picores – hasta Natalia oyó el grito que dio Morales y después tan solo cuchicheos mientras Sara se iba poniendo colorada. Tras pocos segundos Sara se alejó de la puerta, cruzó la imprenta hasta llegar al dispensario y entro en él; allí permaneció pocos segundos y salió envolviendo una botellita en un pedazo de tela. Sacó la llave de donde la tenía escondida y, abriendo la puerta tan solo una rendija, se la pasó a Morales quien se la arrebató al instante; después volvió a cerrar la puerta y a guardar la llave.
- ¿Qué ha…? – preguntó Natalia - ¿El sargento se encuentra bien? – Natalia estaba preocupada, el rostro de Sara había pasado del rojo más encendido a la palidez extrema, ni siquiera se había planteado el intentar escapar con la ayuda de Morales - ¿Sara?
- Si…, ehhh…, supongo que se aliviará… - Sara llegó hasta donde estaba Natalia y colocó las manos sobre las rodillas de su prima.
- Sara…- Natalia estaba preocupada, Sara mantenía la cabeza baja, por lo que la tomó del mentón e hizo que la mirara. Cuando pudo verla bien, comprobó que estaba intentando aguantarse la risa. - ¿Me vas a explicar qué es lo que le pasaba a Morales?
- No puedo, es algo privado, relación médico paciente, ya sabes. – Sara no podía dejar de reírse – Pobre Morales.
- Tú no eres médico, eres periodista… y los periodistas lo contáis todo. ¡Vamos, cuenta! – Natalia intentaba animarla a hablar, pero no conseguía nada – Está bien, entonces cuando vea a Morales le preguntaré.
- No – dijo alarmada, - no puedes hacerle eso. - Viendo que Natalia no cejaría en su empeño se animó a contarle – De acuerdo, te lo voy a contar, pero no puedes decírselo a nadie, absolutamente a nadie. Anda, ayúdame a subir.
Natalia la tendió la mano para ayudarla a subir hasta donde ella estaba sentada, parecían dos adolescentes contándose confidencias.
- Parece ser que Morales ha estado con Marcial antes, a primera hora, para contarle… algo que le preocupa – comenzó Sara – como el doctor tenía que ir a Villareja a visitar a una paciente, le dejó preparado el ungüento que Morales necesitaba y que acaba de recoger.
- ¿Eso es todo? ¿Tanto lío por un simple ungüento? – preguntó Natalia - ¿Qué mosca le ha picado a Morales?
- No creo que haya sido ninguna mosca, más bien alguna moscona – Sara justo tuvo tiempo de decir estas palabras antes de volver a echarse a reír.
- ¿Qué estás diciendo? Anda, explícate, ya te he prometido que no voy a decir nada, de verdad, lo juro – dijo Natalia poniendo la mano sobre el pecho.
- Parece ser que hace unas semanas Morales tuvo una pelea con su mujer, Paca, ya la conoces, ¿no es así? – Natalia hizo un gesto afirmativo con la cabeza instándola a continuar – Pues bien, el sargento aprovechó que tenía que ir a Villareja a realizar un servicio, para hacer una visita a una amiga, creo que la ha llamado “La Melones”.
- ¿Y? – preguntó Natalia intrigada, - ¿qué tiene que ver eso con los picores?
- Pues que desde entonces tiene esos picores tan molestos, o como él mismo dice: ¡Es un sin vivir, leches!
- Pobre Morales – exclamó Natalia. Habían mantenido toda la conversación con seriedad, pero en aquel momento se miraron la una a la otra y no pudieron evitar el ataque de risa.
- ¿Se habrá enterado Paca de los picores de su marido? – preguntó Natalia.
- No lo creo, menuda es Paca. El pobre Morales estaba demasiado preocupado en conseguir la medicación cuanto antes, seguramente más interesado en conseguir que su esposa no se entere que en librarse de la molestia en sí. – Sara y Natalia siguieron riéndose sin poder parar.
- Eso le pasa por ir haciendo visitas de cortesía – dijo Natalia secándose las lágrimas que brotaban de sus ojos. Era maravilloso poder estar así con Sara, riéndose de tonterías.
_______________________________________________________________________
Mañana la conversación de las chicas, prometido.
- Lo sé, estuve con él antes y me dijo que me pasara por el dispensario, que había dejado algo para mí – el sargento Morales remarcó la palabra algo. Sara sospecho que se traía algún asunto extraño entre manos.
- Si me dice lo que es…. – comentó Sara sin abrir la puerta. Natalia seguía sentada en el mostrador, se enteraba de la conversación a medias, ya que las palabras de Morales llegaban muy entrecortadas a sus oídos; eso sí, le había quedado bien claro que Sara no iba a abrir la puerta.
- Es un… ungüento, dijo que lo iba a dejar en el dispensario.
- ¿Y no puede volver más tarde? – dijo Sara – La verdad es que no me atrevo a darle nada del dispensario, temo equivocarme y que el remedio sea peor que la enfermedad…
- Peor no va a ser Milady, créame, peor no – Morales se estaba impacientando – ya no puedo aguantar los picores.
- ¿Picores? – preguntó Sara en voz baja.
- Sí, picores – hasta Natalia oyó el grito que dio Morales y después tan solo cuchicheos mientras Sara se iba poniendo colorada. Tras pocos segundos Sara se alejó de la puerta, cruzó la imprenta hasta llegar al dispensario y entro en él; allí permaneció pocos segundos y salió envolviendo una botellita en un pedazo de tela. Sacó la llave de donde la tenía escondida y, abriendo la puerta tan solo una rendija, se la pasó a Morales quien se la arrebató al instante; después volvió a cerrar la puerta y a guardar la llave.
- ¿Qué ha…? – preguntó Natalia - ¿El sargento se encuentra bien? – Natalia estaba preocupada, el rostro de Sara había pasado del rojo más encendido a la palidez extrema, ni siquiera se había planteado el intentar escapar con la ayuda de Morales - ¿Sara?
- Si…, ehhh…, supongo que se aliviará… - Sara llegó hasta donde estaba Natalia y colocó las manos sobre las rodillas de su prima.
- Sara…- Natalia estaba preocupada, Sara mantenía la cabeza baja, por lo que la tomó del mentón e hizo que la mirara. Cuando pudo verla bien, comprobó que estaba intentando aguantarse la risa. - ¿Me vas a explicar qué es lo que le pasaba a Morales?
- No puedo, es algo privado, relación médico paciente, ya sabes. – Sara no podía dejar de reírse – Pobre Morales.
- Tú no eres médico, eres periodista… y los periodistas lo contáis todo. ¡Vamos, cuenta! – Natalia intentaba animarla a hablar, pero no conseguía nada – Está bien, entonces cuando vea a Morales le preguntaré.
- No – dijo alarmada, - no puedes hacerle eso. - Viendo que Natalia no cejaría en su empeño se animó a contarle – De acuerdo, te lo voy a contar, pero no puedes decírselo a nadie, absolutamente a nadie. Anda, ayúdame a subir.
Natalia la tendió la mano para ayudarla a subir hasta donde ella estaba sentada, parecían dos adolescentes contándose confidencias.
- Parece ser que Morales ha estado con Marcial antes, a primera hora, para contarle… algo que le preocupa – comenzó Sara – como el doctor tenía que ir a Villareja a visitar a una paciente, le dejó preparado el ungüento que Morales necesitaba y que acaba de recoger.
- ¿Eso es todo? ¿Tanto lío por un simple ungüento? – preguntó Natalia - ¿Qué mosca le ha picado a Morales?
- No creo que haya sido ninguna mosca, más bien alguna moscona – Sara justo tuvo tiempo de decir estas palabras antes de volver a echarse a reír.
- ¿Qué estás diciendo? Anda, explícate, ya te he prometido que no voy a decir nada, de verdad, lo juro – dijo Natalia poniendo la mano sobre el pecho.
- Parece ser que hace unas semanas Morales tuvo una pelea con su mujer, Paca, ya la conoces, ¿no es así? – Natalia hizo un gesto afirmativo con la cabeza instándola a continuar – Pues bien, el sargento aprovechó que tenía que ir a Villareja a realizar un servicio, para hacer una visita a una amiga, creo que la ha llamado “La Melones”.
- ¿Y? – preguntó Natalia intrigada, - ¿qué tiene que ver eso con los picores?
- Pues que desde entonces tiene esos picores tan molestos, o como él mismo dice: ¡Es un sin vivir, leches!
- Pobre Morales – exclamó Natalia. Habían mantenido toda la conversación con seriedad, pero en aquel momento se miraron la una a la otra y no pudieron evitar el ataque de risa.
- ¿Se habrá enterado Paca de los picores de su marido? – preguntó Natalia.
- No lo creo, menuda es Paca. El pobre Morales estaba demasiado preocupado en conseguir la medicación cuanto antes, seguramente más interesado en conseguir que su esposa no se entere que en librarse de la molestia en sí. – Sara y Natalia siguieron riéndose sin poder parar.
- Eso le pasa por ir haciendo visitas de cortesía – dijo Natalia secándose las lágrimas que brotaban de sus ojos. Era maravilloso poder estar así con Sara, riéndose de tonterías.
_______________________________________________________________________
Mañana la conversación de las chicas, prometido.
#515
30/06/2011 21:32
Pobre morales encima de lo que le pica.................
el mal rato que le han hecho pasar las dos primitas
muy bueno roberta jajajaja................
el mal rato que le han hecho pasar las dos primitas
muy bueno roberta jajajaja................
#516
02/07/2011 01:15
Foroascensor
#517
02/07/2011 11:35
Jajajj, Natalia, muy bueno, picores.......................
Foroascensor.........
Foroascensor.........
#518
02/07/2011 12:33
No he cumplido mi promesa, LO SIENTO.
Pero es que ayer no era capaz de hacer otra cosa que ver "cienes y cienes" de veces los videos que colgó raulymarta; las reclamaciones a ella.
Esta noche si que lo hago, prometido.
Pero es que ayer no era capaz de hacer otra cosa que ver "cienes y cienes" de veces los videos que colgó raulymarta; las reclamaciones a ella.
Esta noche si que lo hago, prometido.
#519
02/07/2011 12:43
Hasta Natalia conoce a la Paca...!!! y nosotras ni verla.... es que... jajajajjaja
Tranquila Roberta... lo de ayer, nos ha pasado a tooooodas!
Tranquila Roberta... lo de ayer, nos ha pasado a tooooodas!
#520
02/07/2011 19:38
Con un dia de retraso debido a los sofocos y demás angustias provocadas por el hallazgo del oro... y de la noboda.
Conversación entre las primas
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- Vamos Natalia, cuéntame. – pidió Sara cuando consiguieron serenarse – Necesitas hablar de él, lo puedo ver en tus ojos.
Sara tenía razón, Natalia necesitaba hablar de Roberto, de sus sentimientos por él, aunque solo fuese por poner en palabras lo que hasta entonces tan solo eran sensaciones.
- No sé qué quieres que te diga.
- Lo que sientas, lo que te dicte tu corazón – dijo Sara. Natalia comenzó a mordisquearse una uña, estaba nerviosa… su prima nunca la había visto así. Natalia era la fuerte, la decidida, el pilar en el que todo el mundo podía apoyarse, pero en aquellos momentos tan solo era una mujer nerviosa, emocionada, asustada ante sus sentimientos; dejó escapar un suspiro y comenzó a hablar.
- Cómo si supiera lo que mi corazón… ¿Sabes?, es mejor no tener corazón, me lo rompieron una vez y…
- ¿Ahora también sientes que te lo han roto? – Sara no podía creer que Natalia se sintiera así, tan solo el día anterior los había visto juntos y era evidente que estaban muy enamorados.
- No. Ahora siento que vuelve a funcionar… y eso duele aún más. – Una lágrima se deslizó por la mejilla de Natalia – Ya te he dicho que no hay nada de lo que hablar, cuando algo, lo que sea, es imposible… ¿para qué hablar de ello?
- ¿Por qué dices que es imposible? No tiene por qué ser imposible, tan solo hace falta un poco de voluntad.
- No es bueno leer tantas novelas, Sara. – rió tristemente Natalia. - Las historias de las novelas no tienen nada que ver con la vida real. En la vida real no hay damiselas en apuros, ni ranas que se convierten en apuestos príncipes… ni nada por el estilo. En la vida real hay envidias, odios, gente que mira por encima del hombro a los que no son como ellos… - Sara no podía apartar la vista de su prima, tenía la mirada baja, triste, se sentía vencida sin haber luchado siquiera. Sin embargo, cuando Roberto estaba cerca, todo cambiaba en ella: sus ojos brillaban, su boca sonreía, incluso la postura de su cuerpo era otra, no estaba abatida como en aquellos momentos. – Desde el momento en que naces te adjudican una vida, un futuro, un camino a seguir y ¡ay de ti si te sales de él! Yo me he salido de él en muchas ocasiones, a veces tan solo por el simple placer de provocar, de no ser como el resto, pero… pero ahora no.
- ¿Qué ha cambiado?
- Que no solo yo me hundiría en el fango; - respondió Natalia - una cosa es desafiar a la gente y hacerlo sola, sin que tus actos puedan perjudicar a nadie, pero otra muy distinta es arrastrar a quien… - Natalia iba a decir a alguien a quien amas, pero se calló.
- ¿A quien qué, Natalia? ¿A quien amas?
Natalia permanecía con la cabeza gacha, si querer responder, sin poder responder.
- De verdad que no tiene caso hablar de ello – dijo Natalia bajándose del mostrador – El sábado después de comer tomaré la diligencia a Sevilla y allí cogeré el tren hasta Bilbao. Ya sabes que cuando quieras puedes ir a visitarme, aquella es tu casa.
- Espera – Sara tomó a Natalia del hombro y evitó que se alejara.
- Sara, por favor, déjame salir – Natalia seguía llorando. Silenciosas lágrimas rodaban por sus mejillas, no sollozaba, no se agitaba, pero no podía dejar de llorar, lo cual era más doloroso aún.
- Si, enseguida te dejaré salir, pero…Hace un momento has dicho que Miguel me adora, que no habías visto en tu vida un hombre más enamorado que él y que luche por él, por su amor, por un futuro juntos; pues yo conozco a un hombre aún más enamorado que Miguel y cuyo amor es además correspondido. – Sara también bajó del mostrador – Tú no eres así Natalia, no te dejes vencer sin haber presentado siquiera batalla; inténtalo al menos.
- ¿Y qué íbamos a hacer? – comenzó diciendo Natalia - ¿Quedarnos aquí y cultivar su terruño?- el tono de Natalia cambió, era más enérgico, más decidido, planteaba posibilidades. Sara se dio cuenta de que Natalia ya había pensado en cuales eras sus opciones, en si era posible o no una vida al lado de Roberto. – Yo soy capaz de adaptarme a lo que sea, pero no puedo dejar todo aquello que tengo en casa; no es por el dinero o por las comodidades, son las responsabilidades que tengo las que no me permiten siquiera plantearme una vida aquí. No puedo seguir dejando todo abandonado en manos de Luis, no tengo derecho a abusar así de él, no es su responsabilidad, es la mía. - Natalia dejó de hablar y tomó aire - ¿Irnos allí? ¿Te imaginas a Roberto en Bilbao? No digo que no se adaptase, se adaptaría sin problemas, estoy segura; pero su vida está aquí, con sus padres, su abuelo, Juanito… ¿crees que los dejaría a todos aquí por irse conmigo?
- Sí, Natalia, Roberto se iría contigo sin mirar atrás.
- ¿Y cuánto tardaría en arrepentirse? El estar a mi lado sería un arma de doble filo, le abriría puertas, le brindarían oportunidades, pero también sería el centro de las miradas, de muchas conversaciones malintencionadas. Nadie se atrevería a decir nada frente a nosotros, tengo demasiado poder, demasiadas influencias como para que lo hiciesen, pero por la espalda… ¿Cuánto crees que tardaría en odiarme? – tomando aire de nuevo prosiguió – Por favor Sara, déjame salir, necesito salir. Por favor.
Sara recuperó la llave y se la entregó. Aún abatida, Natalia la cogió y sin levantar la mirada del suelo se dirigió a la puerta, introdujo la llave en la cerradura, la giro y asió el pomo.
- ¿Desde cuándo lo sabes? – preguntó sin girar la cabeza, sin dejar de mirar la puerta.
- Desde el día de tu cumpleaños. –dijo Sara sin apartar la vista de su prima - Aunque en aquel momento ninguno de los dos os dierais cuenta, yo si pude ver cómo no erais en absoluto indiferentes a la presencia del otro.
Semanas, hacía varias semanas de aquello; fue el día en que pasó la tarde con Roberto en su terreno, cuando le confesó cómo aquel malnacido se había burlado de ella. Natalia se limpió las lágrimas con el dorso de la otra mano, echó la cabeza hacia atrás e inspiró con fuerza hasta llenar completamente los pulmones; a continuación, irguió los hombros y salió de la imprenta.
Sara se quedo pensativa, Natalia estaba equivocada. Era capaz de irse con el corazón roto, era capaz de renunciar a un amor como no había igual con tal de que Roberto no sufriese; no se había dado cuenta de que separados sufrirían aún más. Estando juntos serían capaces de enfrentar cualquier problema, cualquier habladuría, cualquier obstáculo a su amor… no se había dado cuenta de que tan solo juntos podrían ser felices.
Conversación entre las primas
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- Vamos Natalia, cuéntame. – pidió Sara cuando consiguieron serenarse – Necesitas hablar de él, lo puedo ver en tus ojos.
Sara tenía razón, Natalia necesitaba hablar de Roberto, de sus sentimientos por él, aunque solo fuese por poner en palabras lo que hasta entonces tan solo eran sensaciones.
- No sé qué quieres que te diga.
- Lo que sientas, lo que te dicte tu corazón – dijo Sara. Natalia comenzó a mordisquearse una uña, estaba nerviosa… su prima nunca la había visto así. Natalia era la fuerte, la decidida, el pilar en el que todo el mundo podía apoyarse, pero en aquellos momentos tan solo era una mujer nerviosa, emocionada, asustada ante sus sentimientos; dejó escapar un suspiro y comenzó a hablar.
- Cómo si supiera lo que mi corazón… ¿Sabes?, es mejor no tener corazón, me lo rompieron una vez y…
- ¿Ahora también sientes que te lo han roto? – Sara no podía creer que Natalia se sintiera así, tan solo el día anterior los había visto juntos y era evidente que estaban muy enamorados.
- No. Ahora siento que vuelve a funcionar… y eso duele aún más. – Una lágrima se deslizó por la mejilla de Natalia – Ya te he dicho que no hay nada de lo que hablar, cuando algo, lo que sea, es imposible… ¿para qué hablar de ello?
- ¿Por qué dices que es imposible? No tiene por qué ser imposible, tan solo hace falta un poco de voluntad.
- No es bueno leer tantas novelas, Sara. – rió tristemente Natalia. - Las historias de las novelas no tienen nada que ver con la vida real. En la vida real no hay damiselas en apuros, ni ranas que se convierten en apuestos príncipes… ni nada por el estilo. En la vida real hay envidias, odios, gente que mira por encima del hombro a los que no son como ellos… - Sara no podía apartar la vista de su prima, tenía la mirada baja, triste, se sentía vencida sin haber luchado siquiera. Sin embargo, cuando Roberto estaba cerca, todo cambiaba en ella: sus ojos brillaban, su boca sonreía, incluso la postura de su cuerpo era otra, no estaba abatida como en aquellos momentos. – Desde el momento en que naces te adjudican una vida, un futuro, un camino a seguir y ¡ay de ti si te sales de él! Yo me he salido de él en muchas ocasiones, a veces tan solo por el simple placer de provocar, de no ser como el resto, pero… pero ahora no.
- ¿Qué ha cambiado?
- Que no solo yo me hundiría en el fango; - respondió Natalia - una cosa es desafiar a la gente y hacerlo sola, sin que tus actos puedan perjudicar a nadie, pero otra muy distinta es arrastrar a quien… - Natalia iba a decir a alguien a quien amas, pero se calló.
- ¿A quien qué, Natalia? ¿A quien amas?
Natalia permanecía con la cabeza gacha, si querer responder, sin poder responder.
- De verdad que no tiene caso hablar de ello – dijo Natalia bajándose del mostrador – El sábado después de comer tomaré la diligencia a Sevilla y allí cogeré el tren hasta Bilbao. Ya sabes que cuando quieras puedes ir a visitarme, aquella es tu casa.
- Espera – Sara tomó a Natalia del hombro y evitó que se alejara.
- Sara, por favor, déjame salir – Natalia seguía llorando. Silenciosas lágrimas rodaban por sus mejillas, no sollozaba, no se agitaba, pero no podía dejar de llorar, lo cual era más doloroso aún.
- Si, enseguida te dejaré salir, pero…Hace un momento has dicho que Miguel me adora, que no habías visto en tu vida un hombre más enamorado que él y que luche por él, por su amor, por un futuro juntos; pues yo conozco a un hombre aún más enamorado que Miguel y cuyo amor es además correspondido. – Sara también bajó del mostrador – Tú no eres así Natalia, no te dejes vencer sin haber presentado siquiera batalla; inténtalo al menos.
- ¿Y qué íbamos a hacer? – comenzó diciendo Natalia - ¿Quedarnos aquí y cultivar su terruño?- el tono de Natalia cambió, era más enérgico, más decidido, planteaba posibilidades. Sara se dio cuenta de que Natalia ya había pensado en cuales eras sus opciones, en si era posible o no una vida al lado de Roberto. – Yo soy capaz de adaptarme a lo que sea, pero no puedo dejar todo aquello que tengo en casa; no es por el dinero o por las comodidades, son las responsabilidades que tengo las que no me permiten siquiera plantearme una vida aquí. No puedo seguir dejando todo abandonado en manos de Luis, no tengo derecho a abusar así de él, no es su responsabilidad, es la mía. - Natalia dejó de hablar y tomó aire - ¿Irnos allí? ¿Te imaginas a Roberto en Bilbao? No digo que no se adaptase, se adaptaría sin problemas, estoy segura; pero su vida está aquí, con sus padres, su abuelo, Juanito… ¿crees que los dejaría a todos aquí por irse conmigo?
- Sí, Natalia, Roberto se iría contigo sin mirar atrás.
- ¿Y cuánto tardaría en arrepentirse? El estar a mi lado sería un arma de doble filo, le abriría puertas, le brindarían oportunidades, pero también sería el centro de las miradas, de muchas conversaciones malintencionadas. Nadie se atrevería a decir nada frente a nosotros, tengo demasiado poder, demasiadas influencias como para que lo hiciesen, pero por la espalda… ¿Cuánto crees que tardaría en odiarme? – tomando aire de nuevo prosiguió – Por favor Sara, déjame salir, necesito salir. Por favor.
Sara recuperó la llave y se la entregó. Aún abatida, Natalia la cogió y sin levantar la mirada del suelo se dirigió a la puerta, introdujo la llave en la cerradura, la giro y asió el pomo.
- ¿Desde cuándo lo sabes? – preguntó sin girar la cabeza, sin dejar de mirar la puerta.
- Desde el día de tu cumpleaños. –dijo Sara sin apartar la vista de su prima - Aunque en aquel momento ninguno de los dos os dierais cuenta, yo si pude ver cómo no erais en absoluto indiferentes a la presencia del otro.
Semanas, hacía varias semanas de aquello; fue el día en que pasó la tarde con Roberto en su terreno, cuando le confesó cómo aquel malnacido se había burlado de ella. Natalia se limpió las lágrimas con el dorso de la otra mano, echó la cabeza hacia atrás e inspiró con fuerza hasta llenar completamente los pulmones; a continuación, irguió los hombros y salió de la imprenta.
Sara se quedo pensativa, Natalia estaba equivocada. Era capaz de irse con el corazón roto, era capaz de renunciar a un amor como no había igual con tal de que Roberto no sufriese; no se había dado cuenta de que separados sufrirían aún más. Estando juntos serían capaces de enfrentar cualquier problema, cualquier habladuría, cualquier obstáculo a su amor… no se había dado cuenta de que tan solo juntos podrían ser felices.