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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#421
Roberta72
Roberta72
21/06/2011 19:30
Capítulo 32

El resto del día transcurrió sin sobresaltos. Tras la marcha de Miguel de la imprenta, Sara y Natalia siguieron hablando sobre cómo desmantelar la partida. Ella y Marcial tenían su vida resuelta en Arazana, Juan no tendría ningún problema en seguir viviendo como hasta el momento y si surgía algún imprevisto entre Sara y el doctor podrían solucionarlo; Rafaelín no había llegado a formar parte de la partida más que en su imaginación, el problema era el Chato. Él no había conocido más familia que los miembros de la partida, ni había hecho nada en su vida más allá de ser un bandolero; sería complicarlo convencerle de cambiar de vida, pero también lo sería que se adaptase a ella.

- ¿Qué tal el día muchacho? – preguntó Cosme a su nieto durante la cena.
- Bien abuelo, sin nada nuevo que contar – era cierto, para él la visita de las señoritas Guerra y Montoro no había pasado de una anécdota. Lo que realmente había estado esperando era la visita de Natalia, visita que no se produjo. – He pasado el día en el terruño, que por cierto lo han cuidado muy bien, muchas gracias. ¡Ah! Y otra cosa, casi lo había olvidado; – dijo al descuido –esta mañana he recibido una visita.
- ¿De quién? ¿De los Montoro buscando pleito? – preguntó Tomás.
- Casi, - dijo entre bocado y bocado – se han pasado por allí Eugenia Montoro y Margarita Guerra.
- Pero, ¿qué hacían esas chiquillas por allí? – preguntó Carmen. – No deberían alejarse tanto del pueblo, puede ocurrirles cualquier cosa, no están acostumbradas a moverse por los campos. – Carmen estaba realmente preocupada por si a las jóvenes les sucedía cualquier cosa. Eugenia era como la hija que no había tenido y a Margarita también la había tomado cariño después de tantos años.
- La señorita Eugenia – comenzó a explicar Roberto – quería hablar conmigo sobre… lo que pasó. Vino a disculparse por no haber hablado a mi favor.
- Entonces es cuando debió haber hablado, cuando estuviste encerrado. – Tomás estaba furioso, su hijo había pasado días y días encerrado siendo inocente, mientras toda la familia estaba en un sin vivir – Lo único que puede traerte esa niña es problemas, ya verás cuando se entere su hermano, ese si que va a ir a hacerte una visita.
- Tomás, tranquilízate; – dijo Carmen – yo hablaré con Eugenia para que esto no se repita. Hijo, tu padre tiene razón. No está bien que esas señoritas te anden buscando. La gente puede hablar.
- ¿Pero se está usted oyendo, madre? – dijo Roberto entre risas - ¿Qué va a pensar la gente? ¿Que…?
- Ni lo digas, Roberto – Carmen estaba escandalizada. - Una señorita no debe ir buscando a un hombre para nada. Ya hablaré yo con esa chiquilla.
- Lo que usted diga, madre, lo que usted diga. – comentó Roberto entre risas.
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A ver si más tarde puedo poner un poco más
#422
FichaRoja
FichaRoja
21/06/2011 21:34
Que bueno Roberta, anda que no sabe la Carmen ni na´lo que buscan los Montoro de los Perez, jajjjajajja, me parto....
#423
juicetv
juicetv
21/06/2011 22:54
Ya se agobió toa la Carmen, que el niño se líe con la hermanísima no lo puede permitir! jajajaja
Genial Roberta, calcas las maneras de hablar a la perfección!
#424
Roberta72
Roberta72
21/06/2011 23:22
- Te he echado de menos.
Natalia estaba sentada frente al espejo, en camisón, cepillándose el cabello cuando Roberto, al igual que hizo la noche anterior, se coló por la ventana. Acercándose a ella, se puso a su espalda, se arrodilló y la abrazó, enterrando la cara junto a su cuello, oliendo su cabello limpio. Natalia dejó el cepillo sobre el tocador y levantó una mano para acariciar la cara de su amante. Durante un instante se deleitó en la visión que el espejo le mostraba: el hombre colocado tras ella, protegiéndola, sus brazos rodeándola con firmeza, su mentón apoyado en el hombro de ella, buscando su cuello con los labios y la mano de ella enredada en el cabello de él. Natalia giró la cabeza y buscó su boca.
- Yo también te he echado de menos – le dijo cuando sus bocas se liberaron. Natalia enmarcaba el rostro de Roberto con las manos, sus dedos acariciaban las sienes de él siguiendo un ritmo seductor, entonces él relajó el abrazo y colocó sus manos en la cintura de ella. Con suavidad, Roberto hizo girar a Natalia en su asiento hasta ponerla frente a él, se colocó entre sus piernas y se acercó hasta apoyar su rostro en el pecho de ella. Las manos de Natalia dejaron el cabello de él para bajar por el cuello hasta sus hombros y estrecharlo contra ella; mientras tanto, la boca de Roberto depositaba suaves besos sobre el pecho de la joven. Natalia podía sentir el aliento de Roberto a través de la tela del camisón, aquel aliento que le quemaba la piel, traspasaba su carne y le llegaba al corazón y a las entrañas; sentía como su estómago se hacía un nudo, sus sentidos se embotaban y el mundo dejaba de existir a su alrededor quedando tan solo Roberto para amarla.

Roberto se aferraba al camisón de Natalia, bajo él podía sentir la piel de la joven, las curvas femeninas que le volvían loco; pasaba todas y cada una de las horas del día pensando en reunirse con ella, en volver a besarla, en tomarla, en entregarse a ella en cuerpo y alma. Su vida giraba en torno a aquella mujer que lo tenía trastornado, que se había convertido en el centro de su vida; ya tendría tiempo de dedicarse a sus tierras y a sus ideas políticas cuando ella ya no estuviese, cuando ya no pudiera perderse en su cuerpo, cuando ya no pudiera hacerla vibrar. Todos esos pensamientos aceleraron su corazón, su boca subió por el escote de la joven hasta su cuello; ella, suspirando, echó la cabeza hacia atrás y Roberto siguió derramando besos por su piel hasta que sus bocas volvieron a unirse.

- Roberto, – dijo Natalia suspirando – ya no puedo más. – Apenas una semana antes, Natalia desconocía casi por completo lo que era sentir los labios de un hombre sobre los suyos; sin embargo, en aquel momento, su cuerpo buscaba, anhelaba, necesitaba las caricias de Roberto. Necesitaba volver a ser suya, volver a perderse en sus brazos, volver a sentirlo en su interior.
- Yo tampoco – aseguró él.
Tras un apasionado beso que dejó a Natalia sin aliento, la boca de Roberto volvió a descender por el cuello de la joven; apartándose ligeramente de ella, Roberto continuó dejando un camino de besos entre sus pechos y bajo hasta su vientre. El cuerpo de Natalia caía hacia atrás expuesto, ofreciéndose al hombre que la llevaba al borde de la locura. En aquel momento las manos del joven dejaron la cintura de ella para seguir la curva de sus nalgas y guió sus piernas de modo que lo rodeasen; en aquella postura, Roberto se puso en pie lentamente. Natalia nunca había experimentado algo así, se abrazaba su amante con la desesperación de la necesidad; con sus brazos lo asía por los hombros, mientras que sus piernas lo rodeaban por la cintura. Sus bocas se habían encontrado de nuevo prodigándose caricias. Natalia sentía uno de los brazos de Roberto sujetarla por la cintura, mientras que la otra mano recorría suavemente uno de sus muslos. Casi sin darse cuenta llegaron a la cama y Roberto se sentó en ella sin soltar ni por un instante a la joven. Los besos se habían vuelto aún más apremiantes, los abrazos se estrechaban aún más, los cuerpos se mecían intentando acercarse aún más al otro.

Natalia deslizó sus manos por el pecho de Roberto e introduciéndolas entre la camisa y la chaqueta le despojó de ésta última, la cual con un rápido movimiento fue a caer lejos de donde ellos se encontraban. Mientras tanto, las manos de él se habían colado por debajo del camisón de ella y recorrían su piel bajando por la espalda hasta llegar a sus nalgas y siguiendo por sus piernas. Aquella sensación hipnótica hizo que el instinto animal de Natalia aflorase y sus manos fueron directas a la cintura de Roberto. Aflojó la faja que llevaba anudada a la cintura tan solo lo indispensable para poder acceder a la pretina del pantalón y desabrocharla, a continuación introdujo su mano en el interior de la ropa de él. Roberto seguía los movimientos de la mujer que tenía sobre él con asombro, la primera vez que hicieron el amor descubrió que Natalia era una mujer apasionada, valiente, decidida, que tomaba lo que necesitaba cuando lo necesitaba; pero el descaro que demostraba en aquellos momentos lo tenía fascinado. Las caricias que Natalia le prodigaba lo volvían loco de pasión y deseo, pero la dejó seguir, la dejó continuar a su ritmo; ya le había dicho en una ocasión anterior que le gustaba verla disfrutar, verla sentir placer, que aquello le llenaba de felicidad, pero también necesitaba hacerla suya, tomarla de una vez.

Natalia siguió acariciándole, deleitándose con el tacto de su piel, sintiendo la excitación que embargaba a Roberto y provocaba en ella aquellas reacciones tan apasionadas. Jamás hubiese pensado que ella sería capaz de desnudar a un hombre, de acariciarlo y provocarlo como lo estaba haciendo, pero era real, aquello estaba sucediendo. Pronto descubrió que Roberto estaba listo para ella; entonces, y sin dejar de besarlo, sus manos comenzaron a abrir paso entre la ropa para liberarlo del todo. Roberto supo lo que Natalia estaba haciendo y, colocando sus brazos bajo las piernas de ella la izó lo suficiente como para poder entrar en ella con facilidad. La urgencia había sido tan grande que no se habían desvestido, tan solo se habían abierto paso entre la ropa para poder entregarse el uno al otro. Roberto, aún sentado, veía como Natalia se mecía adelante y atrás buscándole, sentada aún en sus piernas. Las manos de Roberto volvieron a las caderas de ella para poder guiar sus movimientos y ella, a su vez, colocó sus manos encima de las de él. Era un verdadero deleite sentir aquellas fuertes manos guiándola. Sus bocas habían dejado de prodigar besos, suficiente tenían con tomar aliento y cuando por fin, al mismo tiempo alcanzaron las cimas de la pasión, volvieron a abrazarse, dejando descansar la cabeza en el cuello del otro.
- Te amo – creyó oír Roberto, pero no estaba seguro de que Natalia lo hubiese dicho. Tal vez había sido su propia mente la que le gritaba lo que su boca no se atrevía a confesar por temor a no ser correspondido. Hasta el momento no se habían intercambiado palabras de amor, se limitaban a expresar con sus cuerpos lo que no se atrevían a decir con palabras. Un beso era un “te amo”, una caricia un “te quiero”, un suspiro un “te necesito”, un gemido un “te deseo”. Pero Roberto había oído bien, Natalia no había podido seguir callando y le había dicho lo que sentía, que lo amaba. A ella no le importaba no haber recibido respuesta alguna a su confesión, tal vez Roberto no la amase, tal vez aquellos momentos robados a la noche eran para él tan solo un pasatiempo, tal vez estuviese pagando su deuda, tal vez… Pero no, no tenía dudas. Roberto la amaba. Era imposible que se entregara de aquel modo, que se dejase llevar por la pasión, por el deseo, si tan solo sentía atracción física por ella. Estaba segura, él la amaba.
#425
Roberta72
Roberta72
21/06/2011 23:23
¡Cachis la mar!
¡Que no me dejaba el foro poner el trocito!
¿Por qué será?????
#426
caleiro
caleiro
21/06/2011 23:31
Así me gusta, eso sí es dar rienda suelta a la pasión!!!
#427
Campanillanj
Campanillanj
21/06/2011 23:36
Pedazo de relato. Pasión, deseo, sentimientos
Bravo Roberta. BRAVO
#428
juicetv
juicetv
21/06/2011 23:45
bravo bravo bravo bravo bravo
#429
Allana
Allana
21/06/2011 23:47
Roberta hija mía. Los vecinos van a reñirme por hacer ruido con la ducha a estas horas, pero necesito una, necesito una.... y bien fría!!!!!!!!!!!!!!!!!

Pero hay algo que no entiendo.... ¿Como descubre Natalia que Roberto ya está listo para ella??? No lo entendí carcajadacarcajadacarcajada
#430
turia70
turia70
21/06/2011 23:53
Ay Roberta............que se me ha quitado el dolor de cabeza jamíaaaaaa
#431
Roberta72
Roberta72
22/06/2011 00:00
Allana.... creo que caleiro y turia lo han descubierto... pregúntales a ver si te lo explican... yo lo dejo a la imaginación de cada cual.
Besitos
#432
Campanillanj
Campanillanj
22/06/2011 00:01
carcajadacarcajadacarcajadacarcajadacarcajada
#433
arunda
arunda
22/06/2011 00:02
Roberta bravobravobravobravobravo
#434
Allana
Allana
22/06/2011 00:07
Entonces me quedaré con lo que intuye mi imaginación jejejejeje

Cuando Sara se entere será la monda...
#435
pituii
pituii
22/06/2011 00:35
Ozúú q calores me han entrado!!!

Roberta la frase de: se limitaban a expresar con sus cuerpos lo que no se atrevían a decir con palabras. Un beso era un “te amo”, una caricia un “te quiero”, un suspiro un “te necesito”, un gemido un “te deseo” ... Es increíble. Me ha encantado.
#436
FichaRoja
FichaRoja
22/06/2011 14:17
Roberta, me has matao, del todo, completamente muerta......................

Menos mal que en el curro el aire está a tope porque me acaba de entrar un calor que pa´que.

Y la frasecita de marras, madre mía que frase, medallas deberíamos darte.
#437
Roberta72
Roberta72
22/06/2011 16:38
Ficha Roja, a tí quien te manda leer estas cosas en la oficina.... A la oficina se va a trabajar y no a leer cochinadas....

Os dejo, que tengo a la jefa detrás, jejejeje
#438
Roberta72
Roberta72
22/06/2011 20:06
Que conste que yo pregunté antes de empezar...
que me dijisteis que queríais temita...
que yo de mil amores les había puesto a pasear a la luz de la luna...
pero queríais hot, hot, hot ...
y en lugar de mirar las estrellas les he puesto a mirar a Cuenca... por cierto muy bonitas las casas colgadas.

Sigamos con la historieta.
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Roberto estrechaba a Natalia contra él con uno de sus brazos. Con ternura y suavidad, habían comenzado a despojarse el uno al otro de la ropa. Tras los apasionados momentos vividos, tan solo pensaban en abrazarse y dormir juntos, pero el roce de sus cuerpos desnudos provocó que una vez más volvieran a hacer el amor. Acostados y satisfechos, al menos por el momento, Natalia se cobijaba en el pecho de Roberto y él la acariciaba con amor.
- Al final no viniste al terruño
- No pude, – contestó Natalia – estuve todo el día con Sara, en la imprenta. – Natalia hablaba mientras seguía absorta con la mirada el movimiento de una de sus manos. Sus dedos se entrelazaban con los de la mano que Roberto tenía libre, las manos se abrían y se cerraban la una sobre la otra, las yemas de los dedos seguían líneas imaginarias en las palmas. - ¿Me echaste de menos? – preguntó ella mimosa.
Al decir estas últimas palabras, Natalia cambió ligeramente de postura, clavando el mentón en el pecho de Roberto y frunciendo los labios.
- No, la verdad es que no – mintió él. Estaba tan adorable que no pudo resistir la tentación de molestarla un poco; la realidad era que había pasado todo el día pensando en ella, anhelando su visita y contando los minutos que faltaban para volver a entrar por aquella ventana. – Estuve muy distraído, tuve una visita… muy interesante – en ningún momento había pensado ocultarle la visita de las señoritas Montoro y Guerra, aunque tampoco había pensado en el modo en que se lo iba a contar.
- ¿Quién? ¿Alguno de tus compañeros? – preguntó ella realmente interesada.
- No, jamás lo imaginarías…
- ¿Estamos jugando y yo no me he enterado? – preguntó ella sonriente.
- Eugenia Montoro y Margarita Guerra – dijo Roberto acariciando la espalda de ella.
- ¿Y qué hacían ellas en tu terruño? – preguntó Natalia intrigada. En su interior algo se había movido, algo que hizo que su cuerpo se estremeciera ligeramente, movimiento que Roberto sintió. Era algo más que curiosidad lo que había sentido al escuchar a Roberto nombrarlas, era un sentimiento de posesión, de alerta, de miedo, de pérdida. A pesar de todo Natalia intentó permanecer tranquila y serena.
- Eugenia quería hablar conmigo, por lo de su asalto, ¿sabes? y la verdad es que yo también quería hablar con ella. La señorita Guerra simplemente la acompañaba – Roberto estrechó aún más el abrazo para demostrarle, sin palabras, que no tenía nada que temer, que ella era la única mujer en el mundo para él. – De niños éramos amigos – comenzó a explicar él para tranquilizarla – Álvaro y yo tenemos casi la misma edad, yo soy unos meses mayor que él… y cuando éramos niños jugábamos juntos; Eugenia nos seguía a todas partes, nos gustaba hacerla rabiar, pero era una niña muy divertida. Después, no sé qué paso pero un día dejamos de jugar juntos, incluso de hablarnos y ahora… bueno, qué quieres que te diga que no sea de dominio público.

Roberto hablaba con frases entrecortadas, al principio su voz expresaba cariño, nostalgia por los buenos tiempos pasados, pero después su tono se entristeció. Natalia sabía de los enfrentamientos que Álvaro y él habían tenido, era lógico entonces que Roberto sintiese dolor al recordar, ¿qué habría pasado para que su relación cambiara tan diametralmente?
- ¿Y tenías muchas amiguitas cuando eras niño? – Natalia intuyó que no era el mejor momento para que Roberto le contara sus sentimientos hacia Álvaro, por ello intentó cambiar el tono de la conversación.
- Bueno… alguna que otra – dijo él poniendo cara de estar concentrado recordando. En realidad todas las niñas, jovencitas y mujeres que había conocido en su vida se habían borrado de su mente en el preciso instante en que vio a Natalia flotando en el río.
- Cuenta, cuenta... - Natalia se abrazó a él y le miró a los ojos esperando que se explicase.
- Pues… - Roberto comenzó a pensar en algo que contarle. Sabía que Natalia estaba de broma, que intentaba hacerle reír de nuevo, hacerle olvidar lo que había hablado de Álvaro… aunque a ella le molestase, como había podido comprobar cuando le había contado acerca de la visita de Eugenia – … por ejemplo, Clara. Su padre era el anterior dueño de mis tierras, era una niña muy guapa y muy simpática, lástima que se marchó a vivir a otra parte… y María… también era muy guapa, rubia, el pelo le brillaba cuando los rayos del sol se reflejaban en él… – Roberto suspiró y Natalia se revolvió incómoda entre sus brazos, sabía que él estaba de broma, que hablaba de su pasado, un pasado en el que ella no existía, pero aún así no pudo evitar sentirse mal. - ¿Y tú?
- Yo también tenía muchas amiguitas, estuve cinco años en un internado para señoritas…
- ¿Y amiguitos? – preguntó él haciéndola cosquillas
- ¿En un internado femenino?- dijo ella correspondiendo a las cosquillas.
- ¿Luis? – preguntó él. Aquel nombre se le había quedado grabado en la mente desde que lo oyó nombrar en la imprenta. Debía ser alguien muy importante para Natalia por la atención que puso en las noticias que le llegaron de él.
#439
arunda
arunda
22/06/2011 20:28
Roberta una noche completa
roberto y natalia se estan conociendo en cuerpo y alma..........................hayyyyyyyyyyyyyyy
#440
juicetv
juicetv
22/06/2011 22:23
Uuuy q se nos ponen celosotes... carcajada carcajada
Q malamente lo van a pasar si se tienen que separar.... triste
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