Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#341
08/06/2011 20:22
Natalia tambien se unira a la partida?
estas niñas no paran
supongo que miguel estara en el traslado y roberto aparecera en algun momento
y las niñas de bandoleras
estas niñas no paran
supongo que miguel estara en el traslado y roberto aparecera en algun momento
y las niñas de bandoleras
#342
08/06/2011 20:32
Para desayunar, para comer, para cenar... algo les debían dar porque esto no es normal... q salgo uno "raro" en la familia, vale... pero 2?! y no son los genes, q no los comparten... ajjajajaja
Yo ya desisto, el foro me tiene amargada, tarda más que el caballo del malo... estaba esperando esta pedazo de historia y me retiro hasta mañana.
Ya me las veo a las 2 winchester en mano disparando pa tos lados... jajajaja
Yo ya desisto, el foro me tiene amargada, tarda más que el caballo del malo... estaba esperando esta pedazo de historia y me retiro hasta mañana.
Ya me las veo a las 2 winchester en mano disparando pa tos lados... jajajaja
#343
09/06/2011 19:36
Así da gusto....
Por fin se puede trastear sin problema.
En cuanto a la historia, ya veremos si aumenta el número de componentes de la partida.
_______________________________________________________________________
El mejor modo de demostrar que aquellas personas no estaban detrás de los asaltos de la Mano Negra era que la organización delictiva volviese a atacar cuanto antes, mientras los sospechosos estuviesen aún detenidos. Necesitaban planear dónde y cómo atacar de modo que la Guardia Civil cambiase sus planes; finalmente decidieron que, para despejar totalmente las sospechas de los detenidos, uno de ellos debía ser la víctima del incendio que iban a provocar.
Con la ayuda de Rafaelín escogieron un campo lo suficientemente cercano al pueblo como para que el humo se viese perfectamente, pero lo suficientemente alejado como para que tuviesen el tiempo suficiente de escapar. El toque final lo daría la nota firmada por la Mano Negra que aparecería junto al terreno, Sara y Natalia serían las encargadas de redactar aquella nota. Con los papeles que todos debían interpretar bien definidos, se despidieron hasta el día siguiente.
- Tiene que ser algo escueto, – dijo Natalia apoyada en el mostrador de la imprenta – impersonal, que no deje pistas.
- ¿Cuántos anónimos has escrito en tu vida? – preguntó Sara.
- Alguno que otro, pero desde que salí del internado ninguno, así que estoy un poco desentrenada.
- Ya lo tengo. ¿Qué te parece poner la imagen de la mano y debajo…Con la mano negra no se juega?
- Que parece una madre diciendo a su hijo que se lave las manos antes de ir a jugar a la plaza – dijo Natalia sonriendo - ¿Cómo te has podido meter en esto Sara?
- ¿Desde el internado? No, no podías ser tú, después de que te fueras siguieron llegándoles anónimos a las profesoras cuando querían castigarnos por alguna tontería.
- Dejé trabajo hecho para que no sospecharan de mí… pero no me cambies de conversación. Ya me habéis contado por qué y cómo acabaste al frente de la partida, pero ¿por qué continúas? ¿Y Miguel? ¿No has pensado en Miguel?
- Por supuesto que he pensado en Miguel – dijo Sara dejando de lado la redacción de la nota – lo que ocurre es que no sé cómo explicárselo, no lo va a entender… es tan recto.
- Pues simplemente deja la partida; déjala y reza porque pase mucho tiempo antes de que se entere Miguel, porque puedes estar segura de que se enterará, y para ese momento deberás tener preparadas dos muy buenas excusas, una por ser bandolera y otra por habérselo ocultado. IMPOSTORES. Corto y conciso, ¿qué te parece?
- Qué deberías dejar de regañarme y unirte a nosotros. – Sara comenzó a componer el panfleto siguiendo el recuerdo de uno que Miguel le mostró en una ocasión.
- Imposible. Lo primero porque estoy loca, pero no tanto – dijo sonriendo – y lo segundo… porque ya tengo el pasaje de tren.
-¿Al fin te vas?
- Sí, - dijo Natalia. Disimuló su tristeza siguiendo con la mirada los movimientos que Sara hacía en la realización del panfleto.
- ¡Oh! – Sara tenía la ilusión de que Natalia se quedara, no sabía muy bien por qué pero se había acostumbrado a tenerla cerca y deseaba que las cosas siguieran así. Además, aún no había perdido la esperanza de que entre ella y Roberto surgiera algo. - ¿Qué tal en Sevilla? ¿Solucionasteis el asunto del dinero?
- Sí. – contestó escuetamente.
- Pero… habéis tardado varios días, ¿hubo algún problema? – dijo Sara con voz pícara.
- No, simplemente estaban celebrando la Feria y por esa razón estaban los bancos cerrados, tuvimos que esperar a que abrieran de nuevo.
- Natalia… ¿todo bien? – la voz de Sara denotaba preocupación.
- Todo bien – contestó su prima con una sonrisa de circunstancias.
Natalia no pudo dormir en toda la noche, el hecho de que Sara fuese el jefa de la partida de bandoleros era algo que jamás hubiese podido imaginar Le preocupaba mucho el hecho de que estuviese involucrada en asuntos tan peligrosos, pero aún más le preocupaba Miguel. El teniente Romero idolatraba a Sara, pero el saber que era una delincuente sería un golpe muy duro para él. La cuestión era si su amor por Sara sería más fuerte que su amor por la justicia y la verdad; esperaba que sí, porque Sara necesitaba a Miguel más de lo que ella misma pensaba. No habían vuelto a hablar de la posibilidad de buscar a ese padre desconocido, eso era algo que también debían hablar en los pocos días que le quedaban en Arazana. El recuerdo de su marcha, hizo que sus pensamientos volaran irremediablemente hasta Roberto. Veinticuatro horas antes estaban el uno en brazos del otro, amándose, buscándose, deseándose hasta la locura y desde entonces habían tenido una terrible pelea, lo había abofeteado, se habían reconciliado y habían vuelto a Arazana. ¿Qué estaría haciendo él? ¿Dormiría plácidamente o permanecería como ella, mirando la luna a través de la ventana ya que no podía dormir pensando en lo mucho que lo echaba de menos?
Por fin se puede trastear sin problema.
En cuanto a la historia, ya veremos si aumenta el número de componentes de la partida.
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El mejor modo de demostrar que aquellas personas no estaban detrás de los asaltos de la Mano Negra era que la organización delictiva volviese a atacar cuanto antes, mientras los sospechosos estuviesen aún detenidos. Necesitaban planear dónde y cómo atacar de modo que la Guardia Civil cambiase sus planes; finalmente decidieron que, para despejar totalmente las sospechas de los detenidos, uno de ellos debía ser la víctima del incendio que iban a provocar.
Con la ayuda de Rafaelín escogieron un campo lo suficientemente cercano al pueblo como para que el humo se viese perfectamente, pero lo suficientemente alejado como para que tuviesen el tiempo suficiente de escapar. El toque final lo daría la nota firmada por la Mano Negra que aparecería junto al terreno, Sara y Natalia serían las encargadas de redactar aquella nota. Con los papeles que todos debían interpretar bien definidos, se despidieron hasta el día siguiente.
- Tiene que ser algo escueto, – dijo Natalia apoyada en el mostrador de la imprenta – impersonal, que no deje pistas.
- ¿Cuántos anónimos has escrito en tu vida? – preguntó Sara.
- Alguno que otro, pero desde que salí del internado ninguno, así que estoy un poco desentrenada.
- Ya lo tengo. ¿Qué te parece poner la imagen de la mano y debajo…Con la mano negra no se juega?
- Que parece una madre diciendo a su hijo que se lave las manos antes de ir a jugar a la plaza – dijo Natalia sonriendo - ¿Cómo te has podido meter en esto Sara?
- ¿Desde el internado? No, no podías ser tú, después de que te fueras siguieron llegándoles anónimos a las profesoras cuando querían castigarnos por alguna tontería.
- Dejé trabajo hecho para que no sospecharan de mí… pero no me cambies de conversación. Ya me habéis contado por qué y cómo acabaste al frente de la partida, pero ¿por qué continúas? ¿Y Miguel? ¿No has pensado en Miguel?
- Por supuesto que he pensado en Miguel – dijo Sara dejando de lado la redacción de la nota – lo que ocurre es que no sé cómo explicárselo, no lo va a entender… es tan recto.
- Pues simplemente deja la partida; déjala y reza porque pase mucho tiempo antes de que se entere Miguel, porque puedes estar segura de que se enterará, y para ese momento deberás tener preparadas dos muy buenas excusas, una por ser bandolera y otra por habérselo ocultado. IMPOSTORES. Corto y conciso, ¿qué te parece?
- Qué deberías dejar de regañarme y unirte a nosotros. – Sara comenzó a componer el panfleto siguiendo el recuerdo de uno que Miguel le mostró en una ocasión.
- Imposible. Lo primero porque estoy loca, pero no tanto – dijo sonriendo – y lo segundo… porque ya tengo el pasaje de tren.
-¿Al fin te vas?
- Sí, - dijo Natalia. Disimuló su tristeza siguiendo con la mirada los movimientos que Sara hacía en la realización del panfleto.
- ¡Oh! – Sara tenía la ilusión de que Natalia se quedara, no sabía muy bien por qué pero se había acostumbrado a tenerla cerca y deseaba que las cosas siguieran así. Además, aún no había perdido la esperanza de que entre ella y Roberto surgiera algo. - ¿Qué tal en Sevilla? ¿Solucionasteis el asunto del dinero?
- Sí. – contestó escuetamente.
- Pero… habéis tardado varios días, ¿hubo algún problema? – dijo Sara con voz pícara.
- No, simplemente estaban celebrando la Feria y por esa razón estaban los bancos cerrados, tuvimos que esperar a que abrieran de nuevo.
- Natalia… ¿todo bien? – la voz de Sara denotaba preocupación.
- Todo bien – contestó su prima con una sonrisa de circunstancias.
Natalia no pudo dormir en toda la noche, el hecho de que Sara fuese el jefa de la partida de bandoleros era algo que jamás hubiese podido imaginar Le preocupaba mucho el hecho de que estuviese involucrada en asuntos tan peligrosos, pero aún más le preocupaba Miguel. El teniente Romero idolatraba a Sara, pero el saber que era una delincuente sería un golpe muy duro para él. La cuestión era si su amor por Sara sería más fuerte que su amor por la justicia y la verdad; esperaba que sí, porque Sara necesitaba a Miguel más de lo que ella misma pensaba. No habían vuelto a hablar de la posibilidad de buscar a ese padre desconocido, eso era algo que también debían hablar en los pocos días que le quedaban en Arazana. El recuerdo de su marcha, hizo que sus pensamientos volaran irremediablemente hasta Roberto. Veinticuatro horas antes estaban el uno en brazos del otro, amándose, buscándose, deseándose hasta la locura y desde entonces habían tenido una terrible pelea, lo había abofeteado, se habían reconciliado y habían vuelto a Arazana. ¿Qué estaría haciendo él? ¿Dormiría plácidamente o permanecería como ella, mirando la luna a través de la ventana ya que no podía dormir pensando en lo mucho que lo echaba de menos?
#344
09/06/2011 19:53
Ay q gusto entrar así de rápido.... ya lió a la prima para el anónimo, si es que la sita tiene unas dotes de persuasión que ríete tu de Hitler! mencanta! jijiji
#345
09/06/2011 20:02
Muy bueno Roberta, Natalia también en el ajo bandoleril, excelente.
Me encanta la historia.
Me encanta la historia.
#346
09/06/2011 20:41
A pesar de la sorpresa de saber que sara es bandolera
en la cabeza y en el corazon de natalia esta Roberto
Roberta tardaran mucho en volver a verse?
en la cabeza y en el corazon de natalia esta Roberto
Roberta tardaran mucho en volver a verse?
#347
09/06/2011 21:13
Esta historia no deja de sorprenderme...
me encanta !!!...
me encanta !!!...
#348
09/06/2011 23:00
Bueno, si algo de positivo ha tenido el problema con la página ha sido que en estos tres días apenas he entrado y por lo tanto se me han acumulado tres episodios de la historia, lo cual es estupendo... Bravo Roberta, me voy al RINCÓN DE LOS PEREZ que lo tengo muy desatendido...
#349
10/06/2011 22:11
Rooberta,subo el post que ha caido a la pag 2, esto no puede ser.
Indirecta, indirecta, indirecta.......
Indirecta, indirecta, indirecta.......
#350
10/06/2011 22:14
maravilloso como siempre roberta
#351
11/06/2011 15:06
Cachis.... me ausento 24 horas y se revoluciona el foro al completo.
Si es que estos de A3 quieren volvernos locas.
Por cierto... visto el avance que nos han puesto sobre Roberto y Eugenia... pues voy a tener que pensar otro modo para que se descubra que Roberto es un Montoro..., ¡¡¡con lo chulo que me estaba quedando...!!! ESso significa que voy necesitar tiempo para rehacer la historia, por lo tanto o un par de día sin historia, o meter relleno. O pasar totalmente y seguir con lo que tenía pensado.
Bueno, mientras discurro algo...
______________________________________________________________________
Capítulo 27
Todo estaba preparado para el ataque, Rafaelín recogió el panfleto que Sara había preparado la noche anterior y se encontró con el Chato en la tierra de Eustaquio.
- Yas tamos aquí, zeñó Chato. Mi Mantecao y yo eztamos dizpueztisiiiisimos para comenzar con el plan planeado por la sita Sara y la sita reina.
- Trae aquí ese papel, alelao – dijo el Chato quitándole a Rafaelín la hoja de las manos – Entre esas dos van a acabar con la banda, ¡que te lo digo yo! Además, no creo que la prima de la inglesa sea reina de ningún sitio, nos estaba tomando el pelo, estoy seguro.
- Po no lo zé ciertamennte. Pero tiene un porte, una gallardía, un zabé está… que no e nomal en una sita.
- ¡Bah, tonterías! ¿Te ha dicho Sara algo más?
- Zolo que tengamos cuidau de no hacé muchoztropicio y que noz vayamoz cuannnto ante.
- Pues vamos a ello, cuanto antes empecemos, antes terminamos con esta tontería.
Mientras tanto, en el pueblo, la gente se había arremolinado en la plaza frente al cuartel de la Guardia Civil. Sara, acompañada de Natalia, se acercó a Marcial quien en aquel preciso instante salía por la puerta del acuartelamiento.
- ¿Qué puedes contarnos? – preguntó Sara.
- Están muy nerviosos, Olmedo quiere adelantar la salida – explicó Marcial – no le gusta lo más mínimo que haya tanta gente en la puerta.
- ¿Y ellos? – preguntó Natalia - ¿Los detenidos?
- Asustados, muy asustados, y no es para menos, Olmedo está loco; no hay otra explicación posible.
- Voy a intentar hablar con Miguel – dijo Sara y comenzó a acercarse a la puerta del cuartel, aunque inmediatamente retrocedió y volvió junto a sus compañeros. Comprendió perfectamente el gesto que le hizo su prima, debía evitar aprovecharse de la relación que tenía con él si quería que algún día le perdonara todas las mentiras que había estado contándole. – ¿Creéis que ya habrán…?
- Eso espero, -dijo Natalia – si como dice el doctor, el capitán Olmedo quiere partir cuanto antes, necesitamos que se forme alboroto ya.
- Parece que tus deseos se cumplen… - dijo Marcial mirando hacia la puerta del cuartel.
Sara y Natalia giraron las cabezas y pudieron ver como un grupo de gente llegaba a la plaza y se paraba frente al edificio del cuartel, al frente del grupo iba Roberto. Volvía a ser el Roberto de siempre, impulsivo, decidido, líder de los trabajadores; pero ella conocía también a otro Roberto, sabía lo tierno, cariñoso y dulce que podía ser. Al oír el alboroto, Miguel salió del cuartel, prefería ser él quien calmase a la gente antes de que Olmedo les obligase a dispersarlos.
- Buenos días, Roberto.
- Buenos días teniente, bonita mañana para cometer injusticias, ¿no cree?
- Roberto, por favor, no siga por ese camino. Es mi deber… - trató de explicar Miguel.
- ¿Desde cuándo es su deber encerrar a inocentes? Por que las personas que tiene ahí encerradas son inocentes de todo lo que se les acusa; pero claro, en este pueblo no importa si eres inocente o culpable, solo importa si molestas o no a los caciques.
- Yo tampoco estoy de acuerdo con lo que está haciendo Olmedo – dijo Miguel tomando a Roberto de un brazo y llevándoselo a unos metros de distancia. – pero estoy atado de pies y manos. Si me revelo públicamente, lo mínimo que podría pasarme es que me expedientaran y acabara yo mismo entre rejas. Para poder parar a Olmedo hay que estar cerca de él, controlar cada paso que da y anticiparse a sus fechorías.
- Pues parece que no está surtiendo el efecto deseado…
- Por el momento no – expresó Miguel con pesar – pero el gobernador también sospecha de Olmedo, es cuestión de tiempo que caiga.
- Tiempo es lo que no tenemos, en unas horas van a trasladarlos, ¿no es así?
- No, Olmedo se ha puesto nervioso con tanta gente por aquí, quiere sacarlos de Arazana ya.
Si es que estos de A3 quieren volvernos locas.
Por cierto... visto el avance que nos han puesto sobre Roberto y Eugenia... pues voy a tener que pensar otro modo para que se descubra que Roberto es un Montoro..., ¡¡¡con lo chulo que me estaba quedando...!!! ESso significa que voy necesitar tiempo para rehacer la historia, por lo tanto o un par de día sin historia, o meter relleno. O pasar totalmente y seguir con lo que tenía pensado.
Bueno, mientras discurro algo...
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Capítulo 27
Todo estaba preparado para el ataque, Rafaelín recogió el panfleto que Sara había preparado la noche anterior y se encontró con el Chato en la tierra de Eustaquio.
- Yas tamos aquí, zeñó Chato. Mi Mantecao y yo eztamos dizpueztisiiiisimos para comenzar con el plan planeado por la sita Sara y la sita reina.
- Trae aquí ese papel, alelao – dijo el Chato quitándole a Rafaelín la hoja de las manos – Entre esas dos van a acabar con la banda, ¡que te lo digo yo! Además, no creo que la prima de la inglesa sea reina de ningún sitio, nos estaba tomando el pelo, estoy seguro.
- Po no lo zé ciertamennte. Pero tiene un porte, una gallardía, un zabé está… que no e nomal en una sita.
- ¡Bah, tonterías! ¿Te ha dicho Sara algo más?
- Zolo que tengamos cuidau de no hacé muchoztropicio y que noz vayamoz cuannnto ante.
- Pues vamos a ello, cuanto antes empecemos, antes terminamos con esta tontería.
Mientras tanto, en el pueblo, la gente se había arremolinado en la plaza frente al cuartel de la Guardia Civil. Sara, acompañada de Natalia, se acercó a Marcial quien en aquel preciso instante salía por la puerta del acuartelamiento.
- ¿Qué puedes contarnos? – preguntó Sara.
- Están muy nerviosos, Olmedo quiere adelantar la salida – explicó Marcial – no le gusta lo más mínimo que haya tanta gente en la puerta.
- ¿Y ellos? – preguntó Natalia - ¿Los detenidos?
- Asustados, muy asustados, y no es para menos, Olmedo está loco; no hay otra explicación posible.
- Voy a intentar hablar con Miguel – dijo Sara y comenzó a acercarse a la puerta del cuartel, aunque inmediatamente retrocedió y volvió junto a sus compañeros. Comprendió perfectamente el gesto que le hizo su prima, debía evitar aprovecharse de la relación que tenía con él si quería que algún día le perdonara todas las mentiras que había estado contándole. – ¿Creéis que ya habrán…?
- Eso espero, -dijo Natalia – si como dice el doctor, el capitán Olmedo quiere partir cuanto antes, necesitamos que se forme alboroto ya.
- Parece que tus deseos se cumplen… - dijo Marcial mirando hacia la puerta del cuartel.
Sara y Natalia giraron las cabezas y pudieron ver como un grupo de gente llegaba a la plaza y se paraba frente al edificio del cuartel, al frente del grupo iba Roberto. Volvía a ser el Roberto de siempre, impulsivo, decidido, líder de los trabajadores; pero ella conocía también a otro Roberto, sabía lo tierno, cariñoso y dulce que podía ser. Al oír el alboroto, Miguel salió del cuartel, prefería ser él quien calmase a la gente antes de que Olmedo les obligase a dispersarlos.
- Buenos días, Roberto.
- Buenos días teniente, bonita mañana para cometer injusticias, ¿no cree?
- Roberto, por favor, no siga por ese camino. Es mi deber… - trató de explicar Miguel.
- ¿Desde cuándo es su deber encerrar a inocentes? Por que las personas que tiene ahí encerradas son inocentes de todo lo que se les acusa; pero claro, en este pueblo no importa si eres inocente o culpable, solo importa si molestas o no a los caciques.
- Yo tampoco estoy de acuerdo con lo que está haciendo Olmedo – dijo Miguel tomando a Roberto de un brazo y llevándoselo a unos metros de distancia. – pero estoy atado de pies y manos. Si me revelo públicamente, lo mínimo que podría pasarme es que me expedientaran y acabara yo mismo entre rejas. Para poder parar a Olmedo hay que estar cerca de él, controlar cada paso que da y anticiparse a sus fechorías.
- Pues parece que no está surtiendo el efecto deseado…
- Por el momento no – expresó Miguel con pesar – pero el gobernador también sospecha de Olmedo, es cuestión de tiempo que caiga.
- Tiempo es lo que no tenemos, en unas horas van a trasladarlos, ¿no es así?
- No, Olmedo se ha puesto nervioso con tanta gente por aquí, quiere sacarlos de Arazana ya.
#352
11/06/2011 15:18
Como siempre genial Roberta, aunque tengo ya ganas de miraditas entre Roberto y Natalia y como se van a comportar delante de la gente del pueblo.
Si te está quedando bien lo que tenía pensado de cómo Roberto se va a enterar de q es un Montorito, no lo cambies!!!
Besitos y muchas graciasss!
Si te está quedando bien lo que tenía pensado de cómo Roberto se va a enterar de q es un Montorito, no lo cambies!!!
Besitos y muchas graciasss!
#353
11/06/2011 15:25
Me parto... hasta natalia se corta más para mentir y utilizar a miguel que la sita jajajjaja
Roberta, genial, como siempre... tú elucubra lo que necesites... pero si te gustaba la idea que tenías ¿pq cambiarla?
Roberta, genial, como siempre... tú elucubra lo que necesites... pero si te gustaba la idea que tenías ¿pq cambiarla?
#354
11/06/2011 15:40
Muy chulo, Miguel y Roberto discutiendo por Olmedo, como siempre y las primas Reeves de la mano.
No cambies lo que tenías pensado, seguro qe es mucho mejor que lo que hagan los de A3.
¿Te impotaría mandarme en word lo que ya tienes? Es que cortar y pegar los cachitos es un coñazo, y prefiero tenerlotodo junto que ir de páina en página. Gracias.
No cambies lo que tenías pensado, seguro qe es mucho mejor que lo que hagan los de A3.
¿Te impotaría mandarme en word lo que ya tienes? Es que cortar y pegar los cachitos es un coñazo, y prefiero tenerlotodo junto que ir de páina en página. Gracias.
#355
11/06/2011 15:53
roberta para ti
#356
11/06/2011 16:44
Roberta nos dejas.............
la plaza llena de gente
miguel y roberto a ver como acaban
y sara y natalia con el plan en marcha
la plaza llena de gente
miguel y roberto a ver como acaban
y sara y natalia con el plan en marcha
#357
11/06/2011 20:30
Esperamos impacientes el siguiente trocito. Esto es como las drogas, necesitamos las siguiente dosis, jajajjaaj...
#358
12/06/2011 00:30
Gracias Roberta
Me encanta Natalia...
Me encanta Natalia...
#359
12/06/2011 01:35
Un poco más...
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Sara y Natalia no perdían de vista la conversación entre los dos hombres, ¿de qué estarían hablando durante tanto tiempo?
- ¿Qué estará pasando?- preguntó Sara.
- No lo sé, pero Roberto nos está dando el tiempo que necesitamos. Lo que temo es que él también acabe encerrado – no, Roberto no, pensó. Necesitaba verlo, estar con él, hablar con él y si lo encerraban eso ya nunca más sería posible.- Mira, – dijo Natalia señalando la entrada del cuartel – Olmedo está saliendo.
- ¿No tienen nada mejor que hacer en este maldito pueblo que venir a molestar a la autoridad? – dijo Olmedo furioso. – Dispérsense, maldita sea. ¡Romero!
Miguel, seguido por Roberto, se acercó al capitán.
- Vaya, vaya, si es el señor Roberto Pérez. ¿Dónde ha estado los últimos días? ¿Asaltando jovencitas o quemando los pastos de los Montoro?
- Creo que se demostró que soy inocente de lo primero y, con respecto a lo segundo, ¿no tiene ya encerrados a los culpables?
- Siempre hay sitio en mi calabozo para un indeseable más – respondió cruelmente Olmedo.- Y las que faltaban, si son las señoritas Reeves, ¿cuándo van a hacernos el honor de marcharse de este pueblo?
- Yo no tengo ninguna intención de privarle de mi presencia, capitán - dijo Sara - ¿Y tú, Natalia?
- ¿Quién sabe? La vida da muchas vueltas, a lo mejor decido instalarme definitivamente por aquí – Sara, Natalia y Roberto sabían que aquellas palabras no eran ciertas, que la marcha de la joven estaba cercana, muy cercana, pero era un modo de desviar la atención de Olmedo y en esos momentos les venía bien.
- ¿Pero no están ustedes ya instaladas en la posada de la Maña? Tenía entendido que las mujeres que viven en lugares de esa categoría ya estaban instaladas.
- ¿Qué es eso?- se oyó una voz en el centro de la plaza.
Aquella intervención anónima les salvó a todos de un buen problema, tanto Roberto como Miguel ardían en deseos de golpear al capitán Olmedo; aquel hombre había llamado prostitutas a las mujeres que ellos amaban. El desconcierto general fue aprovechado por Natalia y Sara para contenerlos, Sara tomó a Miguel del brazo, pero Natalia no se atrevió a hacer lo mismo con Roberto, se tuvo que limitar a mirarle a los ojos y decirle unas palabras.
- Por favor, no…– dijo Natalia en un susurro. Roberto hizo un ligerísimo gesto con la cabeza en señal de aceptación al que Natalia correspondió con una sonrisa; aquella mujer era capaz de aplacar su ira, su rabia, con tan solo una palabra. Al dirigirse hacia el lugar desde donde había partido la voz, aprovecharon el tumulto para que sus manos se rozasen aunque solo fuese durante un instante. Un simple roce, el cual provocó un escalofrío que los recorrió por completo, los hizo ser concientes de lo mucho que se necesitaban, de lo difícil que les estaba resultando permanecer alejados el uno del otro.
- ¡Mirad! - Por entre los tejados de las casas se podía observar como una columna de humo subía hacia el cielo.
- Un incendio, - gritó alguien desde alguna parte de la plaza.
Roberto inmediatamente se unió a sus compañeros anarquistas y, junto a ellos se dirigió, seguido por la mayoría de los habitantes de Arazana, hacia el lugar que el humo les indicaba.
- Voy a la imprenta a por mi libreta – dijo Sara – quiero ver qué sucede para poder escribir una crónica.
- ¿Usted no va a hacer nada, capitán? – preguntó Natalia.
- ¿Yo? ¿Qué tengo que ver yo en esto? – preguntó Olmedo mirándola de arriba abajo. – Soy el responsable de este puesto de la Guardia Civil, no sé qué puedo tener yo que ver con un incendio.
- Usted lo ha dicho, es el máximo responsable de la seguridad de los habitantes de este pueblo, por lo tanto debería ir con sus hombres a ver qué ha sucedido. – Natalia miró a Miguel, esperando oír alguna palabra de apoyo de su parte.
- La señorita Reeves tiene razón, capitán – comenzó diciendo el teniente Romero - el que se mantenga la seguridad en este pueblo depende de nosotros. Además, quién sabe si se trata de otro incendio provocado por la Mano Negra.
- Eso es imposible – respondió Olmedo.
- Es cierto teniente, no puede haber sido la Mano Negra. Los cabecillas de la organización están encerrados, ¿no es así? – dijo Natalia antes de girarse e ir al encuentro de Sara que ya salía de la imprenta.
- ¡Maldita sea! – volviéndose hacia el teniente dijo: - Romero, avise a Morales y vaya con un grupo de hombres a ver qué ha sucedido.
- A sus órdenes, capitán. – Al ver cruzar la plaza al doctor, el teniente se acercó a él – Doctor, por favor acompáñenos, parece que se ha declarado un incendio y puede que se produzca algún herido en las tareas de extinción.
- Por supuesto, teniente. Permita que vaya por mi maletín. – En la puerta de la imprenta se encontró con las señoritas Reeves, y al pasar, en voz baja comentó: - Parece que todo está saliendo según lo previsto.
- No, tan solo hemos ganado una horas, – dijo Natalia – Olmedo intentará trasladarlos en cuanto le sea posible.
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Sara y Natalia no perdían de vista la conversación entre los dos hombres, ¿de qué estarían hablando durante tanto tiempo?
- ¿Qué estará pasando?- preguntó Sara.
- No lo sé, pero Roberto nos está dando el tiempo que necesitamos. Lo que temo es que él también acabe encerrado – no, Roberto no, pensó. Necesitaba verlo, estar con él, hablar con él y si lo encerraban eso ya nunca más sería posible.- Mira, – dijo Natalia señalando la entrada del cuartel – Olmedo está saliendo.
- ¿No tienen nada mejor que hacer en este maldito pueblo que venir a molestar a la autoridad? – dijo Olmedo furioso. – Dispérsense, maldita sea. ¡Romero!
Miguel, seguido por Roberto, se acercó al capitán.
- Vaya, vaya, si es el señor Roberto Pérez. ¿Dónde ha estado los últimos días? ¿Asaltando jovencitas o quemando los pastos de los Montoro?
- Creo que se demostró que soy inocente de lo primero y, con respecto a lo segundo, ¿no tiene ya encerrados a los culpables?
- Siempre hay sitio en mi calabozo para un indeseable más – respondió cruelmente Olmedo.- Y las que faltaban, si son las señoritas Reeves, ¿cuándo van a hacernos el honor de marcharse de este pueblo?
- Yo no tengo ninguna intención de privarle de mi presencia, capitán - dijo Sara - ¿Y tú, Natalia?
- ¿Quién sabe? La vida da muchas vueltas, a lo mejor decido instalarme definitivamente por aquí – Sara, Natalia y Roberto sabían que aquellas palabras no eran ciertas, que la marcha de la joven estaba cercana, muy cercana, pero era un modo de desviar la atención de Olmedo y en esos momentos les venía bien.
- ¿Pero no están ustedes ya instaladas en la posada de la Maña? Tenía entendido que las mujeres que viven en lugares de esa categoría ya estaban instaladas.
- ¿Qué es eso?- se oyó una voz en el centro de la plaza.
Aquella intervención anónima les salvó a todos de un buen problema, tanto Roberto como Miguel ardían en deseos de golpear al capitán Olmedo; aquel hombre había llamado prostitutas a las mujeres que ellos amaban. El desconcierto general fue aprovechado por Natalia y Sara para contenerlos, Sara tomó a Miguel del brazo, pero Natalia no se atrevió a hacer lo mismo con Roberto, se tuvo que limitar a mirarle a los ojos y decirle unas palabras.
- Por favor, no…– dijo Natalia en un susurro. Roberto hizo un ligerísimo gesto con la cabeza en señal de aceptación al que Natalia correspondió con una sonrisa; aquella mujer era capaz de aplacar su ira, su rabia, con tan solo una palabra. Al dirigirse hacia el lugar desde donde había partido la voz, aprovecharon el tumulto para que sus manos se rozasen aunque solo fuese durante un instante. Un simple roce, el cual provocó un escalofrío que los recorrió por completo, los hizo ser concientes de lo mucho que se necesitaban, de lo difícil que les estaba resultando permanecer alejados el uno del otro.
- ¡Mirad! - Por entre los tejados de las casas se podía observar como una columna de humo subía hacia el cielo.
- Un incendio, - gritó alguien desde alguna parte de la plaza.
Roberto inmediatamente se unió a sus compañeros anarquistas y, junto a ellos se dirigió, seguido por la mayoría de los habitantes de Arazana, hacia el lugar que el humo les indicaba.
- Voy a la imprenta a por mi libreta – dijo Sara – quiero ver qué sucede para poder escribir una crónica.
- ¿Usted no va a hacer nada, capitán? – preguntó Natalia.
- ¿Yo? ¿Qué tengo que ver yo en esto? – preguntó Olmedo mirándola de arriba abajo. – Soy el responsable de este puesto de la Guardia Civil, no sé qué puedo tener yo que ver con un incendio.
- Usted lo ha dicho, es el máximo responsable de la seguridad de los habitantes de este pueblo, por lo tanto debería ir con sus hombres a ver qué ha sucedido. – Natalia miró a Miguel, esperando oír alguna palabra de apoyo de su parte.
- La señorita Reeves tiene razón, capitán – comenzó diciendo el teniente Romero - el que se mantenga la seguridad en este pueblo depende de nosotros. Además, quién sabe si se trata de otro incendio provocado por la Mano Negra.
- Eso es imposible – respondió Olmedo.
- Es cierto teniente, no puede haber sido la Mano Negra. Los cabecillas de la organización están encerrados, ¿no es así? – dijo Natalia antes de girarse e ir al encuentro de Sara que ya salía de la imprenta.
- ¡Maldita sea! – volviéndose hacia el teniente dijo: - Romero, avise a Morales y vaya con un grupo de hombres a ver qué ha sucedido.
- A sus órdenes, capitán. – Al ver cruzar la plaza al doctor, el teniente se acercó a él – Doctor, por favor acompáñenos, parece que se ha declarado un incendio y puede que se produzca algún herido en las tareas de extinción.
- Por supuesto, teniente. Permita que vaya por mi maletín. – En la puerta de la imprenta se encontró con las señoritas Reeves, y al pasar, en voz baja comentó: - Parece que todo está saliendo según lo previsto.
- No, tan solo hemos ganado una horas, – dijo Natalia – Olmedo intentará trasladarlos en cuanto le sea posible.
#360
12/06/2011 01:47
El plan ya esta en marcha verdad roberta
a ver que pasa
esto esta tela de emocionante
a ver que pasa
esto esta tela de emocionante