Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#321
06/06/2011 20:31
Pues aún quedan risas, calores y lágrimas....
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Capítulo 26
El resto del camino transcurrió en silencio, entre tiernas caricias y besos. Ya había anochecido cuando llegaron al final del trayecto, bajaron de la diligencia y esperaron a que se alejara por el camino antes de despedirse.
- Te acompaño hasta la posada de la Maña – dijo Roberto tomando el equipaje.
- No, es mejor que no. No me gusta tener que dar explicaciones y si nos ven llegar juntos… No le dije nada a nadie, solo a Sara y porque fue ella quien recibió el telegrama del banco.
- Yo tampoco le dije nada a nadie, solo a mi abuelo y porque me vio recogiendo algunas cosas. ¿Qué vamos a hacer ahora? No quiero despedirme de ti, aquí, ahora, así… - Roberto dejó las bolsas y la tomó entre sus brazos.
- Ni yo, – afirmó Natalia correspondiendo al abrazo – tendremos que improvisar según se vayan desarrollando los acontecimientos.
- Al menos un tramo… no quiero que andes por ahí sola, de noche.
- Estaré bien, llevo mis armas – le dijo al oído.
- Entonces ¿por qué no me acompañas tú a mí? Yo no voy armado.- Natalia se rió ante la ocurrencia, por fin había conseguido despejar un poco de la tristeza que la había embargado durante las últimas horas. - ¿Nos veremos mañana?
- Eso espero.
- Estaré todo el día en el campo.
- Intentaré ir.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana.
El beso que siguió a la despedida fue el más dulce de todos los que se habían dado hasta el momento, no hubo pasión, locura, deseo o arrebato en él; solo ternura y amor, ese amor que tan solo los que tienen mucha suerte encuentran una vez en la vida.
Roberto esperó a que Natalia desapareciese por el recodo del camino para seguirla, por muy segura que estuviese y muy valiente que fuese, prefería acompañarla, aunque fuese de lejos; no se acercaría demasiado, si le descubría seguro que se enfadaba con él y eso era lo último que deseaba. Nunca había seguido a una chica hasta su casa, ni cuando era un adolescente; pero es que Natalia era distinta a las demás, ninguna mujer se le había metido en la mente y en el corazón como Natalia, ni siquiera Sara. Sara, hacía mucho tiempo que no pensaba en ella; al final ella tenía razón, su relación era tan solo de amistad, el amor era otra cosa, era lo que él sentía por Natalia. Pensando, recordando los tres últimos días, el trayecto se le hizo mucho más corto de lo que esperaba; ya se veía la posada de la Maña cuando Natalia se paró en el centro del camino, se giró, sonrió y le dijo adiós con la mano.
- Tonto, - dijo para sí Natalia, feliz de que Roberto no la hubiese hecho caso – se pensará que no me he dado cuenta de que me ha seguido todo el camino. Nos lo estamos poniendo tan difícil… pero yo al menos, no puedo evitarlo. Mañana es viernes, eso significa que nos quedan ocho días justos, ocho días – suspiró y entró en la posada.
- Buenas noches, Maña – dijo Natalia saludando a la dueña de la posada. Todo seguía igual que siempre, el mismo ajetreo de todas las noches con los mismos clientes de todas las noches.
- Buenas noches, chiquilla, ¿ya estás de vuelta? – comentó abrazándola - ¡Que tenga que enterarme por Sara de que vas a ausentarte por unos días!
- Organicé el viaje bastante precipitadamente y como salí casi al amanecer, no quise molestar. – Natalia se quedó pensando en qué excusa habría dado Sara para justificar su ausencia, no habían acordado nada antes de la partida.
- ¡Pero si vosotras no molestáis! Ya me comentó tu prima que habías recibido un telegrama y debías ausentarte por negocios, ¡qué mujeres más importantes! También me dijo que nos dejas en unos días, ¿es eso verdad? – su tono cambió y se volvió más seria, casi triste.
- Si Maña, vuelvo a casa. El próximo viernes será mi último día en Arazana. – la voz de Natalia también se había entristecido.
- Pues habrá que hacer algo para despedirte, ¿qué te parece si…?
- No Maña, no quiero que preparéis nada. Llegué sin avisar y quiero irme del mismo modo, sin celebraciones ni festejos, por favor…
- Bien, chiquilla, bien. – Rosa sintió que Natalia estaba muy apenada ante la partida, seguramente porque volvería a alejarse de Sara – De todos modos, estoy segura de que no será por mucho tiempo, todo aquel que pasa por Arazana se lleva un poquito de nosotros en su interior que le hace volver. Ya te veré por aquí de nuevo, quien sabe si en la boda de tu prima con el teniente Romero…
- ¿Boda? ¿Por fin se han decidido?- preguntó Natalia emocionada.
- ¡Qué va! Estos aún necesitan un empujoncito, pero no perdamos la esperanza… ¿Tienes hambre? – dijo acompañándola hasta una mesa. No la había dejado siquiera subir a la habitación a dejar el equipaje - Te preparo lo que te apetezca en un santiamén, ¿qué tal unos huevos estrellados?
- Muy bien Maña, pero…
- ¿Sí? – La Maña ya se alejaba hacia la cocina, pero se detuvo al escuchar a Natalia
- Nada de queso, por favor. Creo que desde que estoy aquí no he hecho más que comer queso.
- Pero si nuestro queso rondeño es…
- … muy famoso y muy bueno – terminó Natalia la frase – Ya me lo ha dicho todo el mundo, y no lo dudo, pero queso a todas horas…
- De acuerdo, nada de queso. – Rosa se alejó riéndose mientras seguía hablando – Algunas cosas no cansan aunque las tomes a todas horas, será que el queso no es una de ellas.
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Capítulo 26
El resto del camino transcurrió en silencio, entre tiernas caricias y besos. Ya había anochecido cuando llegaron al final del trayecto, bajaron de la diligencia y esperaron a que se alejara por el camino antes de despedirse.
- Te acompaño hasta la posada de la Maña – dijo Roberto tomando el equipaje.
- No, es mejor que no. No me gusta tener que dar explicaciones y si nos ven llegar juntos… No le dije nada a nadie, solo a Sara y porque fue ella quien recibió el telegrama del banco.
- Yo tampoco le dije nada a nadie, solo a mi abuelo y porque me vio recogiendo algunas cosas. ¿Qué vamos a hacer ahora? No quiero despedirme de ti, aquí, ahora, así… - Roberto dejó las bolsas y la tomó entre sus brazos.
- Ni yo, – afirmó Natalia correspondiendo al abrazo – tendremos que improvisar según se vayan desarrollando los acontecimientos.
- Al menos un tramo… no quiero que andes por ahí sola, de noche.
- Estaré bien, llevo mis armas – le dijo al oído.
- Entonces ¿por qué no me acompañas tú a mí? Yo no voy armado.- Natalia se rió ante la ocurrencia, por fin había conseguido despejar un poco de la tristeza que la había embargado durante las últimas horas. - ¿Nos veremos mañana?
- Eso espero.
- Estaré todo el día en el campo.
- Intentaré ir.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana.
El beso que siguió a la despedida fue el más dulce de todos los que se habían dado hasta el momento, no hubo pasión, locura, deseo o arrebato en él; solo ternura y amor, ese amor que tan solo los que tienen mucha suerte encuentran una vez en la vida.
Roberto esperó a que Natalia desapareciese por el recodo del camino para seguirla, por muy segura que estuviese y muy valiente que fuese, prefería acompañarla, aunque fuese de lejos; no se acercaría demasiado, si le descubría seguro que se enfadaba con él y eso era lo último que deseaba. Nunca había seguido a una chica hasta su casa, ni cuando era un adolescente; pero es que Natalia era distinta a las demás, ninguna mujer se le había metido en la mente y en el corazón como Natalia, ni siquiera Sara. Sara, hacía mucho tiempo que no pensaba en ella; al final ella tenía razón, su relación era tan solo de amistad, el amor era otra cosa, era lo que él sentía por Natalia. Pensando, recordando los tres últimos días, el trayecto se le hizo mucho más corto de lo que esperaba; ya se veía la posada de la Maña cuando Natalia se paró en el centro del camino, se giró, sonrió y le dijo adiós con la mano.
- Tonto, - dijo para sí Natalia, feliz de que Roberto no la hubiese hecho caso – se pensará que no me he dado cuenta de que me ha seguido todo el camino. Nos lo estamos poniendo tan difícil… pero yo al menos, no puedo evitarlo. Mañana es viernes, eso significa que nos quedan ocho días justos, ocho días – suspiró y entró en la posada.
- Buenas noches, Maña – dijo Natalia saludando a la dueña de la posada. Todo seguía igual que siempre, el mismo ajetreo de todas las noches con los mismos clientes de todas las noches.
- Buenas noches, chiquilla, ¿ya estás de vuelta? – comentó abrazándola - ¡Que tenga que enterarme por Sara de que vas a ausentarte por unos días!
- Organicé el viaje bastante precipitadamente y como salí casi al amanecer, no quise molestar. – Natalia se quedó pensando en qué excusa habría dado Sara para justificar su ausencia, no habían acordado nada antes de la partida.
- ¡Pero si vosotras no molestáis! Ya me comentó tu prima que habías recibido un telegrama y debías ausentarte por negocios, ¡qué mujeres más importantes! También me dijo que nos dejas en unos días, ¿es eso verdad? – su tono cambió y se volvió más seria, casi triste.
- Si Maña, vuelvo a casa. El próximo viernes será mi último día en Arazana. – la voz de Natalia también se había entristecido.
- Pues habrá que hacer algo para despedirte, ¿qué te parece si…?
- No Maña, no quiero que preparéis nada. Llegué sin avisar y quiero irme del mismo modo, sin celebraciones ni festejos, por favor…
- Bien, chiquilla, bien. – Rosa sintió que Natalia estaba muy apenada ante la partida, seguramente porque volvería a alejarse de Sara – De todos modos, estoy segura de que no será por mucho tiempo, todo aquel que pasa por Arazana se lleva un poquito de nosotros en su interior que le hace volver. Ya te veré por aquí de nuevo, quien sabe si en la boda de tu prima con el teniente Romero…
- ¿Boda? ¿Por fin se han decidido?- preguntó Natalia emocionada.
- ¡Qué va! Estos aún necesitan un empujoncito, pero no perdamos la esperanza… ¿Tienes hambre? – dijo acompañándola hasta una mesa. No la había dejado siquiera subir a la habitación a dejar el equipaje - Te preparo lo que te apetezca en un santiamén, ¿qué tal unos huevos estrellados?
- Muy bien Maña, pero…
- ¿Sí? – La Maña ya se alejaba hacia la cocina, pero se detuvo al escuchar a Natalia
- Nada de queso, por favor. Creo que desde que estoy aquí no he hecho más que comer queso.
- Pero si nuestro queso rondeño es…
- … muy famoso y muy bueno – terminó Natalia la frase – Ya me lo ha dicho todo el mundo, y no lo dudo, pero queso a todas horas…
- De acuerdo, nada de queso. – Rosa se alejó riéndose mientras seguía hablando – Algunas cosas no cansan aunque las tomes a todas horas, será que el queso no es una de ellas.
#322
06/06/2011 20:37
Ay, que tierno, siguiendola a distancia, por Dios, que cosa tan dulce, Roberta, que se me cae la baba....
¿Un poquito más, please?
¿Un poquito más, please?
#323
06/06/2011 20:40
Si si el queso rondeño no cansa para nada
no los separes que son el uno para el otro
no los separes que son el uno para el otro
#324
06/06/2011 23:30
¡¡¡Bravo Roberta, bravo!!!
#325
06/06/2011 23:44
Me encanta.
#326
06/06/2011 23:47
Muy bien, Roberta.
Me encanta. Qué dulces los dos.
Esperando la continuación ansiosa.
Me encanta. Qué dulces los dos.
Esperando la continuación ansiosa.
#327
07/06/2011 20:22
Cachis, hoy la página me anda a pedales, por Dios qué lentitud.
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Roberto volvía a su casa sonriente; Natalia se había dado cuenta de que la había estado siguiendo pero, aún así, no había dicho nada, tan solo esperó a llegar al final del trayecto para decirle adiós y dejar claro que no era fácil engañarla. ¡Qué mujer! No le extrañaba en absoluto el estar tan enamorado de ella, lo chocante era que nadie hubiese reparado antes en lo maravillosa que era. Sumido en sus pensamientos llegó por fin a su casa.
- Buenas noches, - dijo entrando por la puerta.
- Roberto, hijo, por fin estás de vuelta – Carmen, su madre, se echó en sus brazos y llenó su rostro de besos - ¿Por qué no dijiste que te ibas a esa reunión con tus compañeros del partido?
- Hija – intervino Cosme – ya te dije que el muchacho tenía prisa por salir y además ya me lo dijo a mí. No es un niño de pecho para que tengas que estar todo el día cuidando de él. ¿Todo bien, muchacho? – dijo abrazándole.
- Todo bien abuelo, gracias.- Aquella pegunta de Cosme tenía un doble significado que tan solo ellos entendieron, hablaban del dinero y de Natalia.
-¿Hay alguna novedad con respecto a nuevas acciones? – preguntó Juanito.
- No, nada importante – Roberto pensó que su abuelo había sido muy inteligente a la hora de inventar una coartada. – Por aquí, ¿alguna novedad? – Se miraron los unos a los otros sin atreverse a responder – Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estáis todos bien? – Roberto se preocupó enormemente ante la falta de respuesta de su familia.
- Tranquilo hijo, todos estamos bien – Cosme fue el único que se atrevió a contestar – Durante tu ausencia, la Mano Negra volvió a atacar. Han quemado unos pocos pastos de la hacienda de los Montoro, nada grave; pero el Capitán Olmedo, mal rayo le parta, – dijo con rabia – ha encerrado a Eustaquio y a otros cinco más diciendo que han sido ellos. Mañana los trasladan a Sevilla.
- No puede ser. - Roberto estaba indignado – Eustaquio no pertenece a la Mano Negra ni nada por el estilo, este es uno más de los abusos del capitán Olmedo. Ese maldito quiere acabar con cualquiera que se enfrente a los Montoro o cualquier otro cacique de la región. Voy a…
- Tranquilo muchacho, - Cosme no retuvo antes de que pudiese salir de la casa – no puedes hacer nada, y menos a estas horas. Hasta el gobernador ha intervenido para intentar sacar a esos hombres de la cárcel; pero le ha sido imposible, necesita más tiempo para demostrar que son inocentes. ¡Menudas leyes tenemos que tienes que demostrar que eres inocente…! Mañana por la mañana, podrás intentar hacer algo, pero a estas horas lo único que puedes hacer es enfadar más a Olmedo y conseguir que la pague con los pobres detenidos.
- Tiene usted razón abuelo, me voy a la cama; estoy agotado y no puedo pensar con claridad. Buenas noches.
- ¿No quieres cenar nada?
- No madre, gracias; solo quiero dormir un rato.
El coraje, la rabia que sentía hacia Olmedo, le iban a impedir dormir aquella noche. Si hubiera estado en Arazana aquellos días hubiese podido impedir que encarcelasen a aquellos pobres trabajadores, o al menos lo hubiese intentado. Olmedo, siempre Olmedo, seguro que Álvaro Montoro estaba detrás de todo aquello; Álvaro ordenaba y Olmedo obedecía cual marioneta. Pero algún día, alguien le pararía los pies a ese Montoro y a él le gustaría estar presente para poder verlo. Comenzó a dar vueltas y más vueltas en la cama, no podía dormir y no solo era por el problema del que acababa de enterarse, también era por Natalia, la echaba de menos. Cómo podía echarla tanto de menos, tan solo habían pasado tres noches juntos… pero su cuerpo necesitaba el de ella, sus brazos necesitaban estrecharla contra él, necesitaba tenerla a su lado, aunque solo fuese para verla un instante antes de dormir. Recordando las curvas de su cuerpo, su olor y el sabor de sus besos, llegó el amanecer sin que Roberto hubiese podido dormir ni un solo minuto
Natalia cenó sola, en una mesa apartada, pensando en lo diferentes que habían sido aquellos tres días del resto de su vida. En realidad, su vida había sido muy distinta desde que estaba en Arazana, se había olvidado de sus obligaciones, de sus negocios, de las preocupaciones que llevaban años ocupando sus días; tan solo había disfrutado de la vida intentando ser una mujer normal y corriente que visita a un familiar. Sara, tenía que estar más tiempo con ella, aprovechar los pocos días que les quedaban para estar juntas, aunque aquello significara no estar tanto con Roberto; no habían vuelto a hablar sobre la posibilidad de investigar acerca de la identidad de su padre, tal vez porque aún no estaba preparada para ello, o porque finalmente había decidido no buscarlo. Distraída en estos pensamientos, vio como Sara entraba en la posada y rápidamente subía hacia las habitaciones intentando pasar desapercibida. Natalia dejó la servilleta sobre la mesa, tomó su equipaje y la siguió escaleras arriba. Se estaba comportando de una manera muy extraña, se detuvo al llegar a la puerta de su habitación, miró a ambos lados del pasillo y entró en el cuarto abriendo la puerta lo indispensable para poder pasar. Natalia se acercó, dejó la bolsa en el suelo y se apoyó en la puerta; se oían voces en el interior, voces de varias personas que discutían intentando mantener la voz baja. No sabía si Sara estaba metida en problemas, pero lo iba a averiguar de un momento a otro; tomó aire, cuadró los hombros y abrió la puerta.
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Roberto volvía a su casa sonriente; Natalia se había dado cuenta de que la había estado siguiendo pero, aún así, no había dicho nada, tan solo esperó a llegar al final del trayecto para decirle adiós y dejar claro que no era fácil engañarla. ¡Qué mujer! No le extrañaba en absoluto el estar tan enamorado de ella, lo chocante era que nadie hubiese reparado antes en lo maravillosa que era. Sumido en sus pensamientos llegó por fin a su casa.
- Buenas noches, - dijo entrando por la puerta.
- Roberto, hijo, por fin estás de vuelta – Carmen, su madre, se echó en sus brazos y llenó su rostro de besos - ¿Por qué no dijiste que te ibas a esa reunión con tus compañeros del partido?
- Hija – intervino Cosme – ya te dije que el muchacho tenía prisa por salir y además ya me lo dijo a mí. No es un niño de pecho para que tengas que estar todo el día cuidando de él. ¿Todo bien, muchacho? – dijo abrazándole.
- Todo bien abuelo, gracias.- Aquella pegunta de Cosme tenía un doble significado que tan solo ellos entendieron, hablaban del dinero y de Natalia.
-¿Hay alguna novedad con respecto a nuevas acciones? – preguntó Juanito.
- No, nada importante – Roberto pensó que su abuelo había sido muy inteligente a la hora de inventar una coartada. – Por aquí, ¿alguna novedad? – Se miraron los unos a los otros sin atreverse a responder – Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estáis todos bien? – Roberto se preocupó enormemente ante la falta de respuesta de su familia.
- Tranquilo hijo, todos estamos bien – Cosme fue el único que se atrevió a contestar – Durante tu ausencia, la Mano Negra volvió a atacar. Han quemado unos pocos pastos de la hacienda de los Montoro, nada grave; pero el Capitán Olmedo, mal rayo le parta, – dijo con rabia – ha encerrado a Eustaquio y a otros cinco más diciendo que han sido ellos. Mañana los trasladan a Sevilla.
- No puede ser. - Roberto estaba indignado – Eustaquio no pertenece a la Mano Negra ni nada por el estilo, este es uno más de los abusos del capitán Olmedo. Ese maldito quiere acabar con cualquiera que se enfrente a los Montoro o cualquier otro cacique de la región. Voy a…
- Tranquilo muchacho, - Cosme no retuvo antes de que pudiese salir de la casa – no puedes hacer nada, y menos a estas horas. Hasta el gobernador ha intervenido para intentar sacar a esos hombres de la cárcel; pero le ha sido imposible, necesita más tiempo para demostrar que son inocentes. ¡Menudas leyes tenemos que tienes que demostrar que eres inocente…! Mañana por la mañana, podrás intentar hacer algo, pero a estas horas lo único que puedes hacer es enfadar más a Olmedo y conseguir que la pague con los pobres detenidos.
- Tiene usted razón abuelo, me voy a la cama; estoy agotado y no puedo pensar con claridad. Buenas noches.
- ¿No quieres cenar nada?
- No madre, gracias; solo quiero dormir un rato.
El coraje, la rabia que sentía hacia Olmedo, le iban a impedir dormir aquella noche. Si hubiera estado en Arazana aquellos días hubiese podido impedir que encarcelasen a aquellos pobres trabajadores, o al menos lo hubiese intentado. Olmedo, siempre Olmedo, seguro que Álvaro Montoro estaba detrás de todo aquello; Álvaro ordenaba y Olmedo obedecía cual marioneta. Pero algún día, alguien le pararía los pies a ese Montoro y a él le gustaría estar presente para poder verlo. Comenzó a dar vueltas y más vueltas en la cama, no podía dormir y no solo era por el problema del que acababa de enterarse, también era por Natalia, la echaba de menos. Cómo podía echarla tanto de menos, tan solo habían pasado tres noches juntos… pero su cuerpo necesitaba el de ella, sus brazos necesitaban estrecharla contra él, necesitaba tenerla a su lado, aunque solo fuese para verla un instante antes de dormir. Recordando las curvas de su cuerpo, su olor y el sabor de sus besos, llegó el amanecer sin que Roberto hubiese podido dormir ni un solo minuto
Natalia cenó sola, en una mesa apartada, pensando en lo diferentes que habían sido aquellos tres días del resto de su vida. En realidad, su vida había sido muy distinta desde que estaba en Arazana, se había olvidado de sus obligaciones, de sus negocios, de las preocupaciones que llevaban años ocupando sus días; tan solo había disfrutado de la vida intentando ser una mujer normal y corriente que visita a un familiar. Sara, tenía que estar más tiempo con ella, aprovechar los pocos días que les quedaban para estar juntas, aunque aquello significara no estar tanto con Roberto; no habían vuelto a hablar sobre la posibilidad de investigar acerca de la identidad de su padre, tal vez porque aún no estaba preparada para ello, o porque finalmente había decidido no buscarlo. Distraída en estos pensamientos, vio como Sara entraba en la posada y rápidamente subía hacia las habitaciones intentando pasar desapercibida. Natalia dejó la servilleta sobre la mesa, tomó su equipaje y la siguió escaleras arriba. Se estaba comportando de una manera muy extraña, se detuvo al llegar a la puerta de su habitación, miró a ambos lados del pasillo y entró en el cuarto abriendo la puerta lo indispensable para poder pasar. Natalia se acercó, dejó la bolsa en el suelo y se apoyó en la puerta; se oían voces en el interior, voces de varias personas que discutían intentando mantener la voz baja. No sabía si Sara estaba metida en problemas, pero lo iba a averiguar de un momento a otro; tomó aire, cuadró los hombros y abrió la puerta.
#328
07/06/2011 20:31
Ay Roberta, nos dejas siempre en lo mejor. Gracias por el esfuerzo.
La página no va mal, no, va peor, que asco.
La página no va mal, no, va peor, que asco.
#329
07/06/2011 20:36
q interesante roberta jeje creo q se quienes estan en la habitación de sara jeje
me alegra saber q la culpa es del foro y no de mi ordenador ya pensaba q era problema de mi internet xq la pag me va lentisima
me alegra saber q la culpa es del foro y no de mi ordenador ya pensaba q era problema de mi internet xq la pag me va lentisima
#330
07/06/2011 20:54
¿seguro que sabéis quienes?
Sara y... más de una persona más y no es Miguel...se aceptan apuestas y prometo no cambiar la historia aunque acertéis
Sara y... más de una persona más y no es Miguel...se aceptan apuestas y prometo no cambiar la historia aunque acertéis
#331
07/06/2011 21:08
Mmmmmm.... Juan y el Chato?
Por dox! como me desespera esta página hoy... tarda un mundo hasta para responder.... aaarrrgggg
Por dox! como me desespera esta página hoy... tarda un mundo hasta para responder.... aaarrrgggg
#332
07/06/2011 23:11
Yo estoy con juice los bandoleros
roberta esperaremos, quien acertara?
roberta esperaremos, quien acertara?
#333
08/06/2011 00:20
Bravo Roberta, bravo...
#334
08/06/2011 00:31
Contando a Sara y a Natalia... 6 personas.
En una habitación tan pequeña eso es overbooking
En una habitación tan pequeña eso es overbooking
#335
08/06/2011 00:36
sara, natalia, chato, rafalin, marcial y juan
jeje son eso?¿
cuando puedas continua
jeje son eso?¿
cuando puedas continua
#336
08/06/2011 00:46
Fandemi... ¿te has metido en mi calenturienta mentecilla?
Premio para la señorita... una muñeca chochona, y un trozo de historia.
___________________________________________________________________
En el interior de la habitación vio a cinco personas: Sara, Rafaelín, Marcial, un aristócrata al que había visto en anteriores ocasiones por la posada y un quinto hombre con muy mal aspecto. Los cinco se callaron al instante al oír cómo la puerta se abría y la figura de Natalia aparecía en el umbral.
- Sara, ¿qué sucede aquí? – preguntó con voz seria.
- No creo que estés en condiciones de andar haciendo preguntitas, guapa. – dijo el desconocido cerrando la puerta. Parecía que él iba a ser el más peligroso, por lo que Natalia se alejó de él dando un paso a su izquierda.
- Natalia, por favor, no digas nada; – Sara se acercó y tomó a Natalia de las manos – deja que te explique.
- Que te explique, que te explique… ¡aquí no hay nada que explicar, inglesa! - y rápidamente se situó detrás de Natalia tomándola por la cintura. – Tranquila gatita, si no protestas no te va pasar nada.
- Suéltame, o esta gatita – dijo Natalia poniendo énfasis en la última palabra – te va a dejar la cara como si fuera un campo recién arado.
- Uy, qué miedo – se burló él.
- ¡Basta ya!- cortó Sara – Chato, suéltala, vamos suéltala.
- Vale, inglesa, vale, lo que tú digas.
A regañadientes, el Chato soltó a Natalia, no pensaba que aquella muchachita pudiera ser capaz de hacerle nada a él, un curtido bandolero; sin embargo, Rafaelín, Juan y Marcial, que ya la conocían, pensaban lo contrario y se alegraron de la intervención de su jefa.
- ¿Se puede saber qué pasa aquí? – Natalia sabía que algo estaban tramando, pero no podía ni imaginar lo que sucedía en realidad.
- ¿No te han dicho que no hay que entrar en una habitación sin llamar a la puerta? – continuó el Chato metiendo cizaña – Y encima viene con exigencias, la señorita…
- Venga Chato, ya es suficiente – Juan intentó mediar, la situación ya era lo suficientemente tensa como para que el Chato liase más la madeja.
- Natalia, - comenzó diciendo Sara – tienes ante tus ojos a la banda de Carranza. – Natalia, incrédula, fue pasando la vista por todos y cada uno de los presentes: una joven inglesa de buena familia, un doctor, el tonto del pueblo, un tahúr y un desarrapado.
- Encantada de conocerles, permitan que me presente… soy la reina de Saba – dijo irónica.
- ¿Saba? ¿Dónde queda eso? – preguntó el Chato.
- No zé, nunca he eztado máz allá de Berrocalejo – respondió Rafaelín.
Premio para la señorita... una muñeca chochona, y un trozo de historia.
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En el interior de la habitación vio a cinco personas: Sara, Rafaelín, Marcial, un aristócrata al que había visto en anteriores ocasiones por la posada y un quinto hombre con muy mal aspecto. Los cinco se callaron al instante al oír cómo la puerta se abría y la figura de Natalia aparecía en el umbral.
- Sara, ¿qué sucede aquí? – preguntó con voz seria.
- No creo que estés en condiciones de andar haciendo preguntitas, guapa. – dijo el desconocido cerrando la puerta. Parecía que él iba a ser el más peligroso, por lo que Natalia se alejó de él dando un paso a su izquierda.
- Natalia, por favor, no digas nada; – Sara se acercó y tomó a Natalia de las manos – deja que te explique.
- Que te explique, que te explique… ¡aquí no hay nada que explicar, inglesa! - y rápidamente se situó detrás de Natalia tomándola por la cintura. – Tranquila gatita, si no protestas no te va pasar nada.
- Suéltame, o esta gatita – dijo Natalia poniendo énfasis en la última palabra – te va a dejar la cara como si fuera un campo recién arado.
- Uy, qué miedo – se burló él.
- ¡Basta ya!- cortó Sara – Chato, suéltala, vamos suéltala.
- Vale, inglesa, vale, lo que tú digas.
A regañadientes, el Chato soltó a Natalia, no pensaba que aquella muchachita pudiera ser capaz de hacerle nada a él, un curtido bandolero; sin embargo, Rafaelín, Juan y Marcial, que ya la conocían, pensaban lo contrario y se alegraron de la intervención de su jefa.
- ¿Se puede saber qué pasa aquí? – Natalia sabía que algo estaban tramando, pero no podía ni imaginar lo que sucedía en realidad.
- ¿No te han dicho que no hay que entrar en una habitación sin llamar a la puerta? – continuó el Chato metiendo cizaña – Y encima viene con exigencias, la señorita…
- Venga Chato, ya es suficiente – Juan intentó mediar, la situación ya era lo suficientemente tensa como para que el Chato liase más la madeja.
- Natalia, - comenzó diciendo Sara – tienes ante tus ojos a la banda de Carranza. – Natalia, incrédula, fue pasando la vista por todos y cada uno de los presentes: una joven inglesa de buena familia, un doctor, el tonto del pueblo, un tahúr y un desarrapado.
- Encantada de conocerles, permitan que me presente… soy la reina de Saba – dijo irónica.
- ¿Saba? ¿Dónde queda eso? – preguntó el Chato.
- No zé, nunca he eztado máz allá de Berrocalejo – respondió Rafaelín.
#337
08/06/2011 00:56
Jajaja Roberta, ¡qué ingeniosa! No me digas que Natalia también va a formar parte del grupo ¿?
Ya nos contarás..................
Ya nos contarás..................
#338
08/06/2011 14:16
jejej lo he adivinado y gracias por el trozo maravilloso como siempre espero la continuacion
#339
08/06/2011 15:13
Que bueno... la prima pa la banda, eso no me lo esperaba... uuuuyy una engañando al teniente y ahora la otra la jornalero, que les habrán dado a estas chicas de desayunar en el internado! jajajja
#340
08/06/2011 20:04
¿¿¿¿¿Para desayunar????? En Inglaterra desayunan cosas muy raras, pero de lo que estoy segura es que la Maña no les pone bromuro en el café...
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- Estoy hablando en serio. – Tanto la voz como el rostro de Sara confirmaban que estaba diciendo la verdad, con voz pausada continuó – Juan, Marcial, el Chato y Rafaelín forman la banda de Carranza, o al menos lo que queda de ella; y yo estoy al frente.
- ¿Al frente de una partida de bandoleros?
Durante los minutos siguientes, le fueron poniendo al corriente a Natalia de cómo Sara había llegado a formar parte de la partida, para después convertirse en su líder. Mil ideas bullían en la cabeza de Natalia,… una partida de bandoleros y capitaneada por Sara, ¿cómo podía haber estado tan ciega como para no descubrirlo? De pronto le vino una idea a la cabeza, ¿y Miguel? Miguel no podía estar al tanto de aquello, era demasiado recto como para aceptar algo así. La vida de Sara en Arazana era una farsa.
- Zeñoita Natalia, pennmitame invitala a formá parte de tan insigne banda – dijo Rafaelín.
Todos los presentes se giraron al oír la invitación que acababa de hacer Rafaelín.
- Calla tonto, - dijo el Chato, dándole un empujón a Rafaelín.
- Zi tonto, pero la sita reina de Saba no sachanta tan fázimente, que fue ella quien cogió al Villa eze.
- Gracias por la invitación Rafaelín, pero creo que no voy a aceptar; es más creo que todos deberíais dejar la partida. – Lo de todos lo había dicho por Sara, Marcial y Rafaelín. Conocía a los tres y pensaba que deberían abandonar esa locura antes de que la Guardia Civil los capturase.
- No podemos Natalia, - comenzó a explicar Sara – en estos momentos estamos planeando la liberación de unos jornaleros.
- Eso, tú dale más detalles – intervino el Chato.
- Estos últimos días, - prosiguió Sara - el capitán Olmedo ha detenido a varios jornaleros acusándolos de estar implicados en los asaltos perpetrados por la Mano Negra; son inocentes, pero mientras se demuestra su inocencia siguen encerrados. Sabemos de fuentes fidedignas, - todos sabían que esas fuentes era el teniente Romero – que los van a trasladar mañana al mediodía. Y nosotros vamos a impedirlo.
- Maravilloso plan – afirmo Natalia – Vosotros cinco vais a asaltar un retén de la Guardia Civil que traslada unos detenidos. ¿Y qué van a hacer ellos después? ¿Formar parte también de vuestra partida? Porque si escapan se les aplicará la ley de fugas y no podrán volver a sus casas… y en cuanto a vosotros, ¿no habéis pensado que alguno puede caer herido?
- Además de bocazas también va a ser gafe, la tía – el Chato no pudo permanecer callado.
- Algo hay que hacer. – Marcial había permanecido en silencio hasta aquel momento – El capitán Olmedo hace y deshace en Arazana según le viene en gana, nadie puede oponerse a sus órdenes, aunque estas sean injustas.
- Pues atacadle a él, impedid que siga cometiendo injusticias, destapad todo lo que está haciendo en el pueblo. Seguro que si lo planteáis bien conseguís muchos apoyos, pero asaltar el retén me parece una barbaridad.
- Ya lo hemos intentado todo, pero no hay manera. El Gobernador dice que no tiene pruebas suficientes para evitar el traslado de mañana, que necesita más tiempo. – explicó Juan.
- Pues dádselo. Haced que el retén esté ocupado y no pueda trasladar a los detenidos. – expuso Natalia.
- Es una buena idea – dijo Marcial mirando a Sara.
- Lo que me faltaba, a falta de una jefa, ahora también ésta quiere mangonearnos – el fastidio del Chato iba en aumento.
- ¡Que te calles! – dijeron al unísono Sara y Natalia.
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¡Maldita sea!
¿Cuándo van a arreglar el foro? ¡¡¡¡¡Qué va a paso de tortuga con reuma y pata de palo....!!!!!
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- Estoy hablando en serio. – Tanto la voz como el rostro de Sara confirmaban que estaba diciendo la verdad, con voz pausada continuó – Juan, Marcial, el Chato y Rafaelín forman la banda de Carranza, o al menos lo que queda de ella; y yo estoy al frente.
- ¿Al frente de una partida de bandoleros?
Durante los minutos siguientes, le fueron poniendo al corriente a Natalia de cómo Sara había llegado a formar parte de la partida, para después convertirse en su líder. Mil ideas bullían en la cabeza de Natalia,… una partida de bandoleros y capitaneada por Sara, ¿cómo podía haber estado tan ciega como para no descubrirlo? De pronto le vino una idea a la cabeza, ¿y Miguel? Miguel no podía estar al tanto de aquello, era demasiado recto como para aceptar algo así. La vida de Sara en Arazana era una farsa.
- Zeñoita Natalia, pennmitame invitala a formá parte de tan insigne banda – dijo Rafaelín.
Todos los presentes se giraron al oír la invitación que acababa de hacer Rafaelín.
- Calla tonto, - dijo el Chato, dándole un empujón a Rafaelín.
- Zi tonto, pero la sita reina de Saba no sachanta tan fázimente, que fue ella quien cogió al Villa eze.
- Gracias por la invitación Rafaelín, pero creo que no voy a aceptar; es más creo que todos deberíais dejar la partida. – Lo de todos lo había dicho por Sara, Marcial y Rafaelín. Conocía a los tres y pensaba que deberían abandonar esa locura antes de que la Guardia Civil los capturase.
- No podemos Natalia, - comenzó a explicar Sara – en estos momentos estamos planeando la liberación de unos jornaleros.
- Eso, tú dale más detalles – intervino el Chato.
- Estos últimos días, - prosiguió Sara - el capitán Olmedo ha detenido a varios jornaleros acusándolos de estar implicados en los asaltos perpetrados por la Mano Negra; son inocentes, pero mientras se demuestra su inocencia siguen encerrados. Sabemos de fuentes fidedignas, - todos sabían que esas fuentes era el teniente Romero – que los van a trasladar mañana al mediodía. Y nosotros vamos a impedirlo.
- Maravilloso plan – afirmo Natalia – Vosotros cinco vais a asaltar un retén de la Guardia Civil que traslada unos detenidos. ¿Y qué van a hacer ellos después? ¿Formar parte también de vuestra partida? Porque si escapan se les aplicará la ley de fugas y no podrán volver a sus casas… y en cuanto a vosotros, ¿no habéis pensado que alguno puede caer herido?
- Además de bocazas también va a ser gafe, la tía – el Chato no pudo permanecer callado.
- Algo hay que hacer. – Marcial había permanecido en silencio hasta aquel momento – El capitán Olmedo hace y deshace en Arazana según le viene en gana, nadie puede oponerse a sus órdenes, aunque estas sean injustas.
- Pues atacadle a él, impedid que siga cometiendo injusticias, destapad todo lo que está haciendo en el pueblo. Seguro que si lo planteáis bien conseguís muchos apoyos, pero asaltar el retén me parece una barbaridad.
- Ya lo hemos intentado todo, pero no hay manera. El Gobernador dice que no tiene pruebas suficientes para evitar el traslado de mañana, que necesita más tiempo. – explicó Juan.
- Pues dádselo. Haced que el retén esté ocupado y no pueda trasladar a los detenidos. – expuso Natalia.
- Es una buena idea – dijo Marcial mirando a Sara.
- Lo que me faltaba, a falta de una jefa, ahora también ésta quiere mangonearnos – el fastidio del Chato iba en aumento.
- ¡Que te calles! – dijeron al unísono Sara y Natalia.
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¡Maldita sea!
¿Cuándo van a arreglar el foro? ¡¡¡¡¡Qué va a paso de tortuga con reuma y pata de palo....!!!!!