Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#301
04/06/2011 23:18
roberta lo subo como una forma indirecta muy directa jeje
#302
05/06/2011 01:04
Capítulo 25
Esperaban tener en el viaje de vuelta la misma suerte que en el de ida y poder hacerlo solos en la diligencia, pero no fue así, cuando llegaron había una pareja ya instalada en el carruaje. Se trataba de un matrimonio maduro, se les veía muy nerviosos, comprobando que todo el equipaje estaba correctamente colocado y no se habían dejado nada en su casa. Ellos ya se habían acomodado en uno de los asientos, por lo que Natalia y Roberto se sentaron en el asiento de enfrente.
- ¿Has visto qué bonita pareja hacen? – decía, en susurros, la mujer a su esposo – Se nota que están muy enamorados.
- Calla, que te van a oír.
- No, no me oirían aunque les gritase. Para estos dos no hay nada ni nadie en el mundo más que ellos. ¡Hace años que tú no me miras así! – dijo con fingido reproche.
- Llevamos treinta años casados, ya veremos si dentro de treinta años ellos se siguen mirando así. – Bromeaba el marido.
- Estos dos… seguro que sí. ¡Hola, buenas tardes! Me llamo Ángela y él es mi esposo Pedro.
- Buenas tardes, - dijo Roberto saliendo de su aturdimiento, no estaba seguro de si aquella mujer acababa de hablarles por primera vez o llevaba un buen rato haciéndolo; para él solo existía Natalia en el mundo – Yo soy Roberto y ella es Natalia.
- Natalia, ¡qué bonito nombre! Pedro, ¿crees que le gustaría a la niña como nombre para el bebé?
- Discúlpenla, por favor. – y volviéndose hacia su esposa le dijo: - No sabes si va a ser niño o niña, ¿a qué viene lo del nombre? Además, tú no vas a elegirlo.
- Pero puedo dar ideas. ¿Saben?, - dijo volviéndose hacia los jóvenes - nuestra hija va a tener un bebé en los próximos días y vamos a acompañarla, es su primer hijo… nuestro primer nieto.
- Muchas felicidades, – dijo Natalia – el traer un hijo al mundo es algo maravilloso.
- Ustedes no tienen hijos aún, ¿verdad?
- ¡Ángela, por favor!
- No, no tenemos hijos. – Natalia se quedó sin habla ante semejante pregunta, pero Roberto respondió por los dos rápidamente, pensando en lo maravilloso que sería formar una familia junto a Natalia.
- Pues no esperen mucho, nosotros esperamos unos años y después no tuvimos más que una hija. Estamos felices con ella, es una joven encantadora y nos quiere muchísimo, pero yo hubiese preferido tener más hijos.
- Gracias por el consejo, - le dijo Roberto tomando la mano de Natalia y besándola – lo tendremos en cuenta. – Ya en la Feria no sacaron de su error a las gentes que los tomaban por un matrimonio, ¿por qué habrían de hacerlo entonces? Además, aquella confusión les permitía tomarse de las manos y mirarse a los ojos durante todo el trayecto sin ningún reparo. Sus acompañantes tan solo pensarían que estaban recién casados y no podían evitar demostrarse su amor aún no estando a solas.
Las casi dos horas que permanecieron en el carruaje hasta que la otra pareja se apeó pasaron rápidamente, Ángela les estuvo contando historias de cómo había sido su vida en común con su esposo y él se pasó el tiempo reprendiéndola. Formaban una bonita pareja, sus discusiones eran muy cómicas y se notaba a la legua que estaban tan enamorados como el día en que se conocieron.
- Felicidades de nuevo y cuídense. –les dijo Natalia cuando se bajaron.
- Gracias, querida – dijo Ángela tomándola de la mano – Espero que sean muy felices, hacía mucho tiempo que no veía una pareja tan enamorada como la que forman ustedes. Adiós.
Aquellas palabras llegaron hasta el fondo de sus almas, ¿tan evidente era el amor que sentían el uno por el otro? ¿Cómo iban a disimularlo entonces cuando llegaran a Arazana? Lo último que deseaban era tener que dar explicaciones a sus familias y amigos, sobre todo, porque no tenían la menor idea de cómo explicar su situación.
_____________________________________________________________________
Ya estamos camino de Arazana, Natalia tiene el billete de tren comprado y comienza la cuenta atrás...
Esperaban tener en el viaje de vuelta la misma suerte que en el de ida y poder hacerlo solos en la diligencia, pero no fue así, cuando llegaron había una pareja ya instalada en el carruaje. Se trataba de un matrimonio maduro, se les veía muy nerviosos, comprobando que todo el equipaje estaba correctamente colocado y no se habían dejado nada en su casa. Ellos ya se habían acomodado en uno de los asientos, por lo que Natalia y Roberto se sentaron en el asiento de enfrente.
- ¿Has visto qué bonita pareja hacen? – decía, en susurros, la mujer a su esposo – Se nota que están muy enamorados.
- Calla, que te van a oír.
- No, no me oirían aunque les gritase. Para estos dos no hay nada ni nadie en el mundo más que ellos. ¡Hace años que tú no me miras así! – dijo con fingido reproche.
- Llevamos treinta años casados, ya veremos si dentro de treinta años ellos se siguen mirando así. – Bromeaba el marido.
- Estos dos… seguro que sí. ¡Hola, buenas tardes! Me llamo Ángela y él es mi esposo Pedro.
- Buenas tardes, - dijo Roberto saliendo de su aturdimiento, no estaba seguro de si aquella mujer acababa de hablarles por primera vez o llevaba un buen rato haciéndolo; para él solo existía Natalia en el mundo – Yo soy Roberto y ella es Natalia.
- Natalia, ¡qué bonito nombre! Pedro, ¿crees que le gustaría a la niña como nombre para el bebé?
- Discúlpenla, por favor. – y volviéndose hacia su esposa le dijo: - No sabes si va a ser niño o niña, ¿a qué viene lo del nombre? Además, tú no vas a elegirlo.
- Pero puedo dar ideas. ¿Saben?, - dijo volviéndose hacia los jóvenes - nuestra hija va a tener un bebé en los próximos días y vamos a acompañarla, es su primer hijo… nuestro primer nieto.
- Muchas felicidades, – dijo Natalia – el traer un hijo al mundo es algo maravilloso.
- Ustedes no tienen hijos aún, ¿verdad?
- ¡Ángela, por favor!
- No, no tenemos hijos. – Natalia se quedó sin habla ante semejante pregunta, pero Roberto respondió por los dos rápidamente, pensando en lo maravilloso que sería formar una familia junto a Natalia.
- Pues no esperen mucho, nosotros esperamos unos años y después no tuvimos más que una hija. Estamos felices con ella, es una joven encantadora y nos quiere muchísimo, pero yo hubiese preferido tener más hijos.
- Gracias por el consejo, - le dijo Roberto tomando la mano de Natalia y besándola – lo tendremos en cuenta. – Ya en la Feria no sacaron de su error a las gentes que los tomaban por un matrimonio, ¿por qué habrían de hacerlo entonces? Además, aquella confusión les permitía tomarse de las manos y mirarse a los ojos durante todo el trayecto sin ningún reparo. Sus acompañantes tan solo pensarían que estaban recién casados y no podían evitar demostrarse su amor aún no estando a solas.
Las casi dos horas que permanecieron en el carruaje hasta que la otra pareja se apeó pasaron rápidamente, Ángela les estuvo contando historias de cómo había sido su vida en común con su esposo y él se pasó el tiempo reprendiéndola. Formaban una bonita pareja, sus discusiones eran muy cómicas y se notaba a la legua que estaban tan enamorados como el día en que se conocieron.
- Felicidades de nuevo y cuídense. –les dijo Natalia cuando se bajaron.
- Gracias, querida – dijo Ángela tomándola de la mano – Espero que sean muy felices, hacía mucho tiempo que no veía una pareja tan enamorada como la que forman ustedes. Adiós.
Aquellas palabras llegaron hasta el fondo de sus almas, ¿tan evidente era el amor que sentían el uno por el otro? ¿Cómo iban a disimularlo entonces cuando llegaran a Arazana? Lo último que deseaban era tener que dar explicaciones a sus familias y amigos, sobre todo, porque no tenían la menor idea de cómo explicar su situación.
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Ya estamos camino de Arazana, Natalia tiene el billete de tren comprado y comienza la cuenta atrás...
#303
05/06/2011 02:18
Roberta ¿la cuenta atras para que?
la cortinilla nos a dejado con muchas dudas
la cortinilla nos a dejado con muchas dudas
#304
05/06/2011 11:43
La cuenta atrás para que se separen, Natalia vuelva a su vida de siempre y Roberto también. EStos dos tienen muy claro que su historia es como los yogures, tiene fecha de caducidad.
#305
05/06/2011 11:54
No noooooooooooooo Roberta con la compenetracion que tienen roberto y natalia,
no los separes
Roberta tu lo que quieres es a roberto para ti y para mantecao
no los separes
Roberta tu lo que quieres es a roberto para ti y para mantecao
#306
05/06/2011 13:11
roberta genial como siempre sigue cuando puedas pliss
#307
05/06/2011 20:54
Nos hemos convertido (yo la primera) en unas yonkis de las historias paralelas.
En un rato pongo la continuación
En un rato pongo la continuación
#308
05/06/2011 21:26
Estoy deseándolo.
#309
05/06/2011 21:32
Ahí va... lo prometido es deuda.
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- Me apuesto lo que quieras a que como sea niña se llama Natalia. – dijo Roberto intentando romper el hielo. No habían intercambiado ni una sola palabra desde el momento en que se quedaron solos y de aquello hacia casi una hora – cualquiera le lleva la contraria a la señora.
- Si, pero es una buena mujer y su marido la adora.
- Es su yerno el que no sé si la adorará – dijo Roberto sonriente.
- No digas eso, - Natalia le clavó un dedo en las costillas y se echó a reír – seguro que la quiere mucho. Formarán una bonita familia. – Natalia se quedó pensativa.
- Es muy importante para ti, ¿verdad? Me refiero a la familia – Natalia asintió con la cabeza - ¿perdiste a tus padres muy pronto? – Natalia se revolvió ligeramente en el asiento – Perdón… otra vez estoy haciéndote recordar malos momentos. Yo…
- No, no importa, - Natalia depositó un dulce beso en sus labios – lo que ocurre es que con el paso del tiempo se van borrando los pocos recuerdos que tengo y tengo miedo de que llegue el día en que ya no los recuerde en absoluto.
- Háblame de ellos, háblame de vuestra vida juntos. – Roberto la tomó en brazos y la sentó sobre sus rodillas. Era una postura muy incómoda, pero quería tenerla cerca, sentirla cerca y que ella también lo sintiese a su lado.
- Bueno, ya te conté cómo se conocieron, que se casaron y que nací yo.
- Algo por lo que les estaré eternamente agradecido – dijo besándola en la punta de la nariz. Aquel gesto hizo que Natalia se relajase un poco y comenzase con su relato.
- Bueno, pues eso, nací yo y éramos muy felices. Mi abuelo estaba un poco delicado de salud y comenzó a introducir a papá en los negocios, pensando en retirarse lo antes posible; pero no pudo disfrutar demasiado de su merecido descanso, murió muy pronto.
- ¿Qué edad tenías?
- Unos dos años. Tengo muy pocos recuerdos de entonces, más bien son sensaciones… Como estar sentada en las rodillas de alguien mientras esa persona revisaba documentos, - Roberto movió las piernas sobre las que ella se sentaba y la hizo sonreír – estoy convencida de que era mi abuelo, pero no estoy segura. Recuerdo pasear por la orilla de la playa de la mano de mi padre mientras mamá nos esperaba sentada en al arena; yo quería mojarme, sentir las olas, saltarlas y papá siempre acababa con los zapatos mojados. – Una lágrima brotó de los ojos de Natalia, suspirando se la secó y prosiguió – Volar una cometa; yo no era capaz de hacerla despegar, lo hacía él y después me la cedía. Un día de mucho viento tropecé y la cometa me arrastró varios metros antes de que mi padre pudiera detenerme. Cuando me puso en pie y tras comprobar que no me había hecho nada, ¿sabes qué le dije?
- Tú… cualquier cosa.
- ¿Podemos hacerlo otra vez? Ha sido muy divertido – dijo Natalia imitando la voz de una niña, Roberto estalló en carcajadas – Sí, tú ríete, pero a mi padre no le hizo ninguna gracia. Me prohibió decirle nada a mi madre, me dijo que si se enteraba nos quitaría la cometa.
- ¿Qué paso?
- Que en cuanto llegué a casa le conté a mi madre lo divertido que había sido ser arrastrada por la playa con la ayuda de una cometa; por supuesto, no volví a ver aquella cometa nunca más.
-¿Por eso tienes tantas marcas?
- ¿Marcas? ¿A qué marcas te refieres?
- A ésta – dijo Roberto señalando una en el brazo izquierdo de Natalia y depositando un beso sobre ella, - a esta otra – señaló otra en el otro brazo e hizo lo mismo – y a alguna otra más que he descubierto por aquí – y subiendo ligeramente el vestido de ella colocó la mano en una de sus rodillas mientras besaba sus labios.
- Fui una niña traviesa, - dijo ella sonriente tras el beso – muy traviesa. Me subía a los árboles, trepaba por las rocas, tenía una forma muy personal de bajarme del caballo… de cabeza – aclaró.
- ¿Traviesa o torpe? – dijo bromeando.
- Seguro que tú eras un niño muy bueno que se quedaba sentadito donde le decían…
- ¿Yo? Por supuesto… que no. Vamos continúa – la animó.
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- Me apuesto lo que quieras a que como sea niña se llama Natalia. – dijo Roberto intentando romper el hielo. No habían intercambiado ni una sola palabra desde el momento en que se quedaron solos y de aquello hacia casi una hora – cualquiera le lleva la contraria a la señora.
- Si, pero es una buena mujer y su marido la adora.
- Es su yerno el que no sé si la adorará – dijo Roberto sonriente.
- No digas eso, - Natalia le clavó un dedo en las costillas y se echó a reír – seguro que la quiere mucho. Formarán una bonita familia. – Natalia se quedó pensativa.
- Es muy importante para ti, ¿verdad? Me refiero a la familia – Natalia asintió con la cabeza - ¿perdiste a tus padres muy pronto? – Natalia se revolvió ligeramente en el asiento – Perdón… otra vez estoy haciéndote recordar malos momentos. Yo…
- No, no importa, - Natalia depositó un dulce beso en sus labios – lo que ocurre es que con el paso del tiempo se van borrando los pocos recuerdos que tengo y tengo miedo de que llegue el día en que ya no los recuerde en absoluto.
- Háblame de ellos, háblame de vuestra vida juntos. – Roberto la tomó en brazos y la sentó sobre sus rodillas. Era una postura muy incómoda, pero quería tenerla cerca, sentirla cerca y que ella también lo sintiese a su lado.
- Bueno, ya te conté cómo se conocieron, que se casaron y que nací yo.
- Algo por lo que les estaré eternamente agradecido – dijo besándola en la punta de la nariz. Aquel gesto hizo que Natalia se relajase un poco y comenzase con su relato.
- Bueno, pues eso, nací yo y éramos muy felices. Mi abuelo estaba un poco delicado de salud y comenzó a introducir a papá en los negocios, pensando en retirarse lo antes posible; pero no pudo disfrutar demasiado de su merecido descanso, murió muy pronto.
- ¿Qué edad tenías?
- Unos dos años. Tengo muy pocos recuerdos de entonces, más bien son sensaciones… Como estar sentada en las rodillas de alguien mientras esa persona revisaba documentos, - Roberto movió las piernas sobre las que ella se sentaba y la hizo sonreír – estoy convencida de que era mi abuelo, pero no estoy segura. Recuerdo pasear por la orilla de la playa de la mano de mi padre mientras mamá nos esperaba sentada en al arena; yo quería mojarme, sentir las olas, saltarlas y papá siempre acababa con los zapatos mojados. – Una lágrima brotó de los ojos de Natalia, suspirando se la secó y prosiguió – Volar una cometa; yo no era capaz de hacerla despegar, lo hacía él y después me la cedía. Un día de mucho viento tropecé y la cometa me arrastró varios metros antes de que mi padre pudiera detenerme. Cuando me puso en pie y tras comprobar que no me había hecho nada, ¿sabes qué le dije?
- Tú… cualquier cosa.
- ¿Podemos hacerlo otra vez? Ha sido muy divertido – dijo Natalia imitando la voz de una niña, Roberto estalló en carcajadas – Sí, tú ríete, pero a mi padre no le hizo ninguna gracia. Me prohibió decirle nada a mi madre, me dijo que si se enteraba nos quitaría la cometa.
- ¿Qué paso?
- Que en cuanto llegué a casa le conté a mi madre lo divertido que había sido ser arrastrada por la playa con la ayuda de una cometa; por supuesto, no volví a ver aquella cometa nunca más.
-¿Por eso tienes tantas marcas?
- ¿Marcas? ¿A qué marcas te refieres?
- A ésta – dijo Roberto señalando una en el brazo izquierdo de Natalia y depositando un beso sobre ella, - a esta otra – señaló otra en el otro brazo e hizo lo mismo – y a alguna otra más que he descubierto por aquí – y subiendo ligeramente el vestido de ella colocó la mano en una de sus rodillas mientras besaba sus labios.
- Fui una niña traviesa, - dijo ella sonriente tras el beso – muy traviesa. Me subía a los árboles, trepaba por las rocas, tenía una forma muy personal de bajarme del caballo… de cabeza – aclaró.
- ¿Traviesa o torpe? – dijo bromeando.
- Seguro que tú eras un niño muy bueno que se quedaba sentadito donde le decían…
- ¿Yo? Por supuesto… que no. Vamos continúa – la animó.
#310
05/06/2011 21:34
no me entraba todo en uno y quería terminar el capítulo
______________________________________________________________________
- No sé…Todo era maravilloso, a papá le iba bien en los negocios, mamá seguía con sus cosas, la escuela, el dispensario, no sé; yo estaba aprendiendo a leer… lo normal. Una mañana de sábado decidimos salir a pasear a caballo, mamá prefirió no acompañarnos y salimos los dos solos. – el tono de voz de Natalia cambió, se hizo más triste. – No sé cuanto tiempo llevaríamos fuera de casa, más de una hora seguramente, cuando el caballo de papá se asustó y lo tiró. Y no volvió a levantarse. Me bajé y lo zarandeé, pero no se movió, yo le pedía que despertase, que teníamos que volver a casa, pero no se movía… así que comencé a tirar de él.
- ¿Qué edad tenías?
- Cuatro – respondió con un sollozo. – Nos encontraron varias horas después, dicen que lo arrastré más de trescientos metros… - Natalia no puso seguir hablando y escondió la cara en el pecho de Roberto. Él la abrazó para que se desahogara, pero Natalia continuó – Nos quedamos solas. En aquellos momentos, mis tíos vivían en Río Tinto, y mis abuelos paternos en Inglaterra, aunque de todos modos no teníamos demasiada relación con ellos; y mi madre no tenía familia. Mamá intentó que mi vida no se viese demasiado afectada, desde el primer día quiso que volviera a mis estudios y a mis juegos, pero…Ella, con ayuda de los abogados, se puso al frente de los negocios; creo que sobre todo para no perder del todo a papá… - aquella conversación estaba sirviendo de terapia para Natalia, solo había otra persona con la que había hablado de ese tema en toda su vida, y en aquel momento él estaba muy lejos, estaba en Bilbao al cargo de los negocios – no quería que todo por lo que habían luchado papá y el abuelo se perdiera. Cuando estábamos juntas estaba alegre, jugábamos, me ayudaba con las lecciones… ¿Sabes? mientras ella revisaba contratos yo me sentaba a su lado en el despacho y hacía mis tareas. A mamá le hacía gracia que yo también quisiera ser una mujer de negocios como ella… pero por las noches la oía llorar hasta quedarse dormida. Creo que lloró por él hasta el último día.
Natalia se movió ligeramente en los brazos de Roberto, estaba segura de que él debía de estar cansado de tenerla sobre sus piernas, pero necesitaba tenerlo cerca, sentir cómo la abrazaba, de otro modo no podría proseguir.
- Así pasamos varios años, mi madre se puso al frente de todo y en poco tiempo era tan respetada como cualquiera de los hombres con los que trataba y que, a su vez, habían tratado de negocios con mi padre o con mi abuelo. Sacó adelante el trabajo que hasta entonces habían llevado tanto papá como ella, mantuvo la empresa a flote y mejoró las condiciones de trabajo de la gente…te hubiera gustado.
- Ya me gusta, aunque solo sea porque es tu madre. – comentó acariciando el rostro de la muchacha.
- Un día – continuó Natalia acurrucándose en brazos de Roberto – mamá no bajó a desayunar, fui a su habitación y me dijo que no pasaba nada, que no me preocupara, que tan solo tenía un poco de dolor de cabeza. Al día siguiente sucedió lo mismo, y al siguiente también – Natalia interrumpió su relato para tomar aire – Mariana, la mujer que ayudaba a mi madre a cuidarme, me dijo que mamá estaba enferma y que tenía algo contagioso, por lo que no podría jugar conmigo en unos días. Durante varias semanas ella me veía jugar en el jardín asomada a una ventana, y yo me escapaba todas las noches, cuando todo el mundo dormía, para poder verla desde la puerta de su habitación. Una noche – Natalia se estremeció al recordarlo – debí de hacer ruido, porque se despertó y me pidió que me fuera, yo intenté acercarme pero me gritó que me fuera – Natalia comenzó a llorar – debido al esfuerzo sufrió un ataque de tos, la gente comenzó a llegar para atenderla y me sacaron de allí. Nunca me había gritado.
- Shhhh, cariño, ya pasó – Roberto no sabía qué decir para tranquilizarla, así que continuó acunándola.
- Al día siguiente me sacaron de la casa y me llevaron a un colegio para señoritas, me dijeron que en cuanto mamá se pusiera bien, ella misma iría a buscarme. Dos semanas más tarde llegó mi tío Richard y me llevó a Inglaterra, a un internado. Sara y él eran la única familia que me quedaba y no los conocía en absoluto… y allí pasé cinco años, de los once a los dieciséis, cuando le pedí a mi tío que me dejara volver a casa. No hay mucho más que contar.
- Ahora entiendo lo importante que es para ti la familia – Roberto había cambiado a Natalia de posición de modo que pudieran mirarse a los ojos con comodidad. En ese momento comprendió porque siempre estaba ella a la defensiva, había pasado casi toda su vida sola, había sufrido lo indecible en sus primeros años de vida y aquello la había marcado irremediablemente. La vida de Natalia estaba plagada de dolor, de pérdida, de abandono, de soledad: primero su abuelo, después su padre y su madre, más tarde aquel desengaño y ahora… ¿podría llegar a ser feliz alguna vez? ¿Por qué el destino les había asignado caminos tan distintos? Caminos que convergían en un punto para después separarse irremediablemente. Él sabría cómo desterrar el dolor y la soledad de su vida, ¿por qué no les daban esa oportunidad?
- Si, te envidio. Tienes a tus padres, a tu abuelo, a tu hermano… A pesar de las dificultades seguís unidos, a pesar de las estrecheces económicas os apoyáis los unos a los otros. El dinero no es más que dinero, Roberto. El dinero no te acompaña cuando estás solo, no te cuida cuando estás enfermo… no te acaricia cuando la tristeza amenaza con acabar contigo. La familia, al final, es lo único que realmente importa, lo único que no se puede comprar con dinero y si se puede… no se trata de una familia.
- Natalia, tú y yo…
- No sigas, por favor – dijo ella colocando un dedo sobre sus labios para hacerlo callar – mejor no hablar siquiera de lo que no puede ser. Si nos hubiésemos conocido en otro tiempo, en otro lugar, quién sabe pero…aquí y ahora deberíamos sacrificar demasiadas cosas para poder estar juntos y acabaríamos odiándonos por ello.
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Ahora, sed valiented y confesad si he conseguido arrancar alguna lagrimilla.
Buenas noches, y soñad con quien más os apetezca.
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- No sé…Todo era maravilloso, a papá le iba bien en los negocios, mamá seguía con sus cosas, la escuela, el dispensario, no sé; yo estaba aprendiendo a leer… lo normal. Una mañana de sábado decidimos salir a pasear a caballo, mamá prefirió no acompañarnos y salimos los dos solos. – el tono de voz de Natalia cambió, se hizo más triste. – No sé cuanto tiempo llevaríamos fuera de casa, más de una hora seguramente, cuando el caballo de papá se asustó y lo tiró. Y no volvió a levantarse. Me bajé y lo zarandeé, pero no se movió, yo le pedía que despertase, que teníamos que volver a casa, pero no se movía… así que comencé a tirar de él.
- ¿Qué edad tenías?
- Cuatro – respondió con un sollozo. – Nos encontraron varias horas después, dicen que lo arrastré más de trescientos metros… - Natalia no puso seguir hablando y escondió la cara en el pecho de Roberto. Él la abrazó para que se desahogara, pero Natalia continuó – Nos quedamos solas. En aquellos momentos, mis tíos vivían en Río Tinto, y mis abuelos paternos en Inglaterra, aunque de todos modos no teníamos demasiada relación con ellos; y mi madre no tenía familia. Mamá intentó que mi vida no se viese demasiado afectada, desde el primer día quiso que volviera a mis estudios y a mis juegos, pero…Ella, con ayuda de los abogados, se puso al frente de los negocios; creo que sobre todo para no perder del todo a papá… - aquella conversación estaba sirviendo de terapia para Natalia, solo había otra persona con la que había hablado de ese tema en toda su vida, y en aquel momento él estaba muy lejos, estaba en Bilbao al cargo de los negocios – no quería que todo por lo que habían luchado papá y el abuelo se perdiera. Cuando estábamos juntas estaba alegre, jugábamos, me ayudaba con las lecciones… ¿Sabes? mientras ella revisaba contratos yo me sentaba a su lado en el despacho y hacía mis tareas. A mamá le hacía gracia que yo también quisiera ser una mujer de negocios como ella… pero por las noches la oía llorar hasta quedarse dormida. Creo que lloró por él hasta el último día.
Natalia se movió ligeramente en los brazos de Roberto, estaba segura de que él debía de estar cansado de tenerla sobre sus piernas, pero necesitaba tenerlo cerca, sentir cómo la abrazaba, de otro modo no podría proseguir.
- Así pasamos varios años, mi madre se puso al frente de todo y en poco tiempo era tan respetada como cualquiera de los hombres con los que trataba y que, a su vez, habían tratado de negocios con mi padre o con mi abuelo. Sacó adelante el trabajo que hasta entonces habían llevado tanto papá como ella, mantuvo la empresa a flote y mejoró las condiciones de trabajo de la gente…te hubiera gustado.
- Ya me gusta, aunque solo sea porque es tu madre. – comentó acariciando el rostro de la muchacha.
- Un día – continuó Natalia acurrucándose en brazos de Roberto – mamá no bajó a desayunar, fui a su habitación y me dijo que no pasaba nada, que no me preocupara, que tan solo tenía un poco de dolor de cabeza. Al día siguiente sucedió lo mismo, y al siguiente también – Natalia interrumpió su relato para tomar aire – Mariana, la mujer que ayudaba a mi madre a cuidarme, me dijo que mamá estaba enferma y que tenía algo contagioso, por lo que no podría jugar conmigo en unos días. Durante varias semanas ella me veía jugar en el jardín asomada a una ventana, y yo me escapaba todas las noches, cuando todo el mundo dormía, para poder verla desde la puerta de su habitación. Una noche – Natalia se estremeció al recordarlo – debí de hacer ruido, porque se despertó y me pidió que me fuera, yo intenté acercarme pero me gritó que me fuera – Natalia comenzó a llorar – debido al esfuerzo sufrió un ataque de tos, la gente comenzó a llegar para atenderla y me sacaron de allí. Nunca me había gritado.
- Shhhh, cariño, ya pasó – Roberto no sabía qué decir para tranquilizarla, así que continuó acunándola.
- Al día siguiente me sacaron de la casa y me llevaron a un colegio para señoritas, me dijeron que en cuanto mamá se pusiera bien, ella misma iría a buscarme. Dos semanas más tarde llegó mi tío Richard y me llevó a Inglaterra, a un internado. Sara y él eran la única familia que me quedaba y no los conocía en absoluto… y allí pasé cinco años, de los once a los dieciséis, cuando le pedí a mi tío que me dejara volver a casa. No hay mucho más que contar.
- Ahora entiendo lo importante que es para ti la familia – Roberto había cambiado a Natalia de posición de modo que pudieran mirarse a los ojos con comodidad. En ese momento comprendió porque siempre estaba ella a la defensiva, había pasado casi toda su vida sola, había sufrido lo indecible en sus primeros años de vida y aquello la había marcado irremediablemente. La vida de Natalia estaba plagada de dolor, de pérdida, de abandono, de soledad: primero su abuelo, después su padre y su madre, más tarde aquel desengaño y ahora… ¿podría llegar a ser feliz alguna vez? ¿Por qué el destino les había asignado caminos tan distintos? Caminos que convergían en un punto para después separarse irremediablemente. Él sabría cómo desterrar el dolor y la soledad de su vida, ¿por qué no les daban esa oportunidad?
- Si, te envidio. Tienes a tus padres, a tu abuelo, a tu hermano… A pesar de las dificultades seguís unidos, a pesar de las estrecheces económicas os apoyáis los unos a los otros. El dinero no es más que dinero, Roberto. El dinero no te acompaña cuando estás solo, no te cuida cuando estás enfermo… no te acaricia cuando la tristeza amenaza con acabar contigo. La familia, al final, es lo único que realmente importa, lo único que no se puede comprar con dinero y si se puede… no se trata de una familia.
- Natalia, tú y yo…
- No sigas, por favor – dijo ella colocando un dedo sobre sus labios para hacerlo callar – mejor no hablar siquiera de lo que no puede ser. Si nos hubiésemos conocido en otro tiempo, en otro lugar, quién sabe pero…aquí y ahora deberíamos sacrificar demasiadas cosas para poder estar juntos y acabaríamos odiándonos por ello.
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Ahora, sed valiented y confesad si he conseguido arrancar alguna lagrimilla.
Buenas noches, y soñad con quien más os apetezca.
#311
05/06/2011 21:44
Uff, roberta. La verdad que sí. ha sido muy emotivo.
Muchas gracias por continuar.
Genial
Muchas gracias por continuar.
Genial
#312
05/06/2011 21:44
Joe, Roberta, no ha sido una lagrimilla, ha sido un río. ¡¡Pobre criatura¡¡ Vamos a ver, que entonces no había medios como ahora, pero, ¿no podría la muchacha encargarse de sus negocios desde Andalucía? Aunque tuviera que viajar de vez en cuando al País Vasco, pero en fin, ¿no hay ninguna manera de que estos estén juntos? Y si no, Roberto que deje el terruño y se vaya con ella y de vez en cuando que vuelva a ver a los suyos.
Anda, porfa, que Natalia se merece ser feliz..... Roberto también, eh, que si el de la serie fuera como este, Todas seríamos robertistas y Mantecao y tú tendriáis muchísima competencia.
Gracias, guapa.
Anda, porfa, que Natalia se merece ser feliz..... Roberto también, eh, que si el de la serie fuera como este, Todas seríamos robertistas y Mantecao y tú tendriáis muchísima competencia.
Gracias, guapa.
#313
05/06/2011 22:02
Si roberta alguna lagrimilla
no dejes que robberto se aleje de natalia
no dejes que robberto se aleje de natalia
#314
05/06/2011 23:26
Q bonito!
Natalia tiene q formar una familia con Roberto para compensar la infancia tan dura q ha pasado
Natalia tiene q formar una familia con Roberto para compensar la infancia tan dura q ha pasado
#315
05/06/2011 23:30
esta genial sigue cuando puedas, maravilloso
#316
06/06/2011 00:21
Robertaaaaaaaaa claro que me has emocionado... qué bonita la escena, ella sobre sus rodillas abriéndole el corazón y él tan tierno, qué bonito...
Ficharoja en cuanto los guionistas empiecen a desarrollar el verdadero potencial del Rober más de una se va a plantear su "no robertismo". Tiempo al tiempo...
Roberta ¡GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS! por hacerme disfrutar de un relato tan precioso. te has ganado una fotito del gran Isak haciendo teatro, si es que se nota que este chico tiene tablas. Para mí, el mejor actor del trío protagonista.
Ficharoja en cuanto los guionistas empiecen a desarrollar el verdadero potencial del Rober más de una se va a plantear su "no robertismo". Tiempo al tiempo...
Roberta ¡GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS! por hacerme disfrutar de un relato tan precioso. te has ganado una fotito del gran Isak haciendo teatro, si es que se nota que este chico tiene tablas. Para mí, el mejor actor del trío protagonista.
#317
06/06/2011 00:46
Precioso Roberta.
#318
06/06/2011 07:38
Es un placer ver cómo Roberto os hace llorar .
¡Ay Mantecao, gracias por la fotito!
Este chico cada vez me gusta más, y no hablo del físico, con respecto al físico es imposible que me guste más; cada vez me gusta más cómo trabaja, se nota a la legua las tablas que tiene y que no solo ha estado delante de las cámaras, sino detrás también.
Suscribo 100% lo que dices, para mí también sin duda el mejor de los tres.
¡Ay Mantecao, gracias por la fotito!
Este chico cada vez me gusta más, y no hablo del físico, con respecto al físico es imposible que me guste más; cada vez me gusta más cómo trabaja, se nota a la legua las tablas que tiene y que no solo ha estado delante de las cámaras, sino detrás también.
Suscribo 100% lo que dices, para mí también sin duda el mejor de los tres.
#319
06/06/2011 15:41
roberta cuando usted quiera puede continuar q nos morimos de ganas de seguir leyendote jeje
#320
06/06/2011 20:14
Ay marre y para que he puesto yo a leer tb ésta foronovela.... me la he leído hoy del tirón... he pasado por tantos estados de ánimo, que ya no sé ni como me siento... risas, calores, lagrimas... joooo que bonita! me ENCANTA!!!