Foro Bandolera
Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)
#0
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________
Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.
Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1
Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#281
02/06/2011 07:43
Voy a ser mala, muy muy mala y poneros el siguiente párrafo de la historia...
Enseguida sabréis porqué digo lo de ser mala, pero que Olmedo y martina juntos (vamos, un bicho)
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Después de un buen rato, con la deuda de Roberto pagada, una buena suma de dinero en efectivo en el bolso y toda la documentación sobre la cuenta abierta en aquel banco a nombre de ambos, Natalia y Roberto salieron a la calle. A pesar de que disimulaba su enfado, a Roberto se le veía irritado.
- ¿Por qué lo has hecho? – dijo – Ya te dije que con que me prestaras el dinero para el pago de los impuestos era más que suficiente; esto es como… como pagar mis servicios.
- ¿Tus servicios? ¿A qué te refieres? ¿Crees que he puesto el dinero a nombre de los dos porque te acostaste conmigo? – dijo ella muy dolida.
- Si
- Pues yo tenía entendido que las que cobraban eran las mujeres… - dijo ella muy enfadada y colocando los brazos en jarras. Le daba igual que estuvieran en medio de la calle, ¿cómo podía pensar eso de ella?
- Te equivocas, quien paga es quien está necesitado.
______________________________________________________________________
A la tarde la continuación.
¿Veis como soy mala?
Enseguida sabréis porqué digo lo de ser mala, pero que Olmedo y martina juntos (vamos, un bicho)
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Después de un buen rato, con la deuda de Roberto pagada, una buena suma de dinero en efectivo en el bolso y toda la documentación sobre la cuenta abierta en aquel banco a nombre de ambos, Natalia y Roberto salieron a la calle. A pesar de que disimulaba su enfado, a Roberto se le veía irritado.
- ¿Por qué lo has hecho? – dijo – Ya te dije que con que me prestaras el dinero para el pago de los impuestos era más que suficiente; esto es como… como pagar mis servicios.
- ¿Tus servicios? ¿A qué te refieres? ¿Crees que he puesto el dinero a nombre de los dos porque te acostaste conmigo? – dijo ella muy dolida.
- Si
- Pues yo tenía entendido que las que cobraban eran las mujeres… - dijo ella muy enfadada y colocando los brazos en jarras. Le daba igual que estuvieran en medio de la calle, ¿cómo podía pensar eso de ella?
- Te equivocas, quien paga es quien está necesitado.
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A la tarde la continuación.
¿Veis como soy mala?
#282
02/06/2011 08:53
Despues de la pelea
una buena reconciliacion ¿no? Roberta
una buena reconciliacion ¿no? Roberta
#283
02/06/2011 09:12
Me encanta, Roberta.
Roberto se va a comer lo de estar necesitado, vamos, seguro.
Roberto se va a comer lo de estar necesitado, vamos, seguro.
#284
02/06/2011 11:36
muchacha como eres capaz de dejarnos asii
jeejjeej sigue cuando puedas
jeejjeej sigue cuando puedas
#285
02/06/2011 20:37
¿Qué cómo os dejo así....?
Muy sencillo porque soy mala.
Si me conoce Olmedo, me ficha pero a la voz de ya; lo que no sabe es que en cuanto me enviase a detener a "ese maldito anarquista que no hace más que tocarle las albaidas al Chalequitos", vamos a Roberto; lo iba a detener, lo iba a secuestrar y no iba a dejar de él ni las manchas...
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La bofetada sonó en toda la calle, la gente se paró a mirar alertada por el fuerte sonido. Sin mirar atrás, Natalia comenzó a caminar, necesitaba alejarse de Roberto lo antes posible. No podía pensar, no quería pensar, no quería sentir; cómo había podido estar tan equivocada, Roberto había jugado con ella, había conseguido de ella el dinero que no había conseguido en ninguna otra parte, y además la había engañado. La había hecho creer que le importaba, que le gustaba, pero tan solo le había hecho el amor para pasar el rato.
Una vez más no la había dejado explicarse, ya en una ocasión le llamó acomplejado… y tenía razón, le dolía tener que recurrir al dinero de otro para poder seguir adelante y mucho más le dolía que ese otro fuese la mujer de la que se había enamorado y a la que perdería en pocos días. Natalia no le había prestado el dinero por ninguna otra razón que no fuese el querer ayudar, se lo ofreció estando aún en Arazana durante los días en los que no se hablaban porque, una vez más, él la había ofendido. ¡Cómo había sido tan cruel de decirle que se habían acostado porque ella estaba necesitada! Era él quien la necesitaba, era él quien no podía vivir sin ella, era él quien vivía por y para verla. Él era el culpable de aquella situación, fue él quien empezó, fue él quien fingió estar dormido para sentir a Natalia durante un poco más de tiempo entre sus brazos, fue él quien la besó bajo el árbol en la tormenta y fue él quien la besó al llegar a la habitación. Natalia lo había correspondido, sí, pero no lo había buscado, al menos no conscientemente; no era necesidad de estar con un hombre lo que sentía por él, era… ¿qué era? Amor no, desde luego; si lo fuera no se marcharía dejándolo atrás, lucharía por ese amor y no huiría poniendo como excusa que debía volver a su casa. Él si que la amaba, pero era incapaz de decírselo, no tenía el valor suficiente como para ponerse delante de ella y decirle: Natalia, te amo, te necesito, no te vayas…, no me abandones; no tenía el valor suficiente para escuchar su respuesta o su falta de respuesta. Ahora tan solo necesitaba que lo perdonase, que olvidase todo aquel daño que la había hecho y después, alejarse de ella para siempre ya que sabía que no iba a ser capaz de permanecer a su lado sin volver a buscarla.
Natalia caminaba por las calles de Sevilla, estaba aturdida, no podía creer lo que Roberto le había dicho. ¿Cómo podía pensar que quería pagarle por…? No valía la pena, se había ilusionado con la posibilidad de que alguien la amara de verdad, de que alguien se olvidara de la señorita Reeves y la viera como Natalia, tan solo Natalia, tan solo una mujer, pero parecía que era imposible. Había vuelto a apostar su corazón y había vuelto a perderlo; la diferencia con la vez anterior era que ya no habría más oportunidades, no estaba dispuesta a arriesgar de nuevo su corazón, un corazón que ya no le pertenecía, se lo había entregado a Roberto y él lo había hecho pedazos. Casi sin darse cuenta cumplió con todas las tareas que tenía pensadas: comprar libros y material escolar para la escuela de Flor, un precioso chal para Sara, unas blusas muy elegantes y recatadas para la Maña y sus chicas, un compendio de las obras de Edgar Allan Poe para el teniente… detalles para todo el mundo, o casi; tan solo faltaba Roberto, ¿cómo iba a comprarle algo?¿después de todo el daño que la había hecho iba ella a…? pero no pudo evitarlo, sus ojos se posaron en aquel presente y cayó en la tentación. Cuando salió de la tienda, el dependiente se la quedó mirando, aquella jovencita había hecho un pedido muy extraño, había comprado muchas cosas y muy diversas, y con una condición muy explícita: debían envolverse unitariamente, adjuntar las notas que ella había dejado y entregarse en un pueblo llamado Arazana diez días después. Natalia siguió caminando, sus pasos la llevaron hasta la estación del tren; allí se informó sobre la posibilidad de viajar desde Sevilla a Bilbao, dónde debería hacer los correspondientes transbordos y si era posible adquirir los imprescindibles billetes en aquel momento.
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...
Muy sencillo porque soy mala.
Si me conoce Olmedo, me ficha pero a la voz de ya; lo que no sabe es que en cuanto me enviase a detener a "ese maldito anarquista que no hace más que tocarle las albaidas al Chalequitos", vamos a Roberto; lo iba a detener, lo iba a secuestrar y no iba a dejar de él ni las manchas...
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La bofetada sonó en toda la calle, la gente se paró a mirar alertada por el fuerte sonido. Sin mirar atrás, Natalia comenzó a caminar, necesitaba alejarse de Roberto lo antes posible. No podía pensar, no quería pensar, no quería sentir; cómo había podido estar tan equivocada, Roberto había jugado con ella, había conseguido de ella el dinero que no había conseguido en ninguna otra parte, y además la había engañado. La había hecho creer que le importaba, que le gustaba, pero tan solo le había hecho el amor para pasar el rato.
Una vez más no la había dejado explicarse, ya en una ocasión le llamó acomplejado… y tenía razón, le dolía tener que recurrir al dinero de otro para poder seguir adelante y mucho más le dolía que ese otro fuese la mujer de la que se había enamorado y a la que perdería en pocos días. Natalia no le había prestado el dinero por ninguna otra razón que no fuese el querer ayudar, se lo ofreció estando aún en Arazana durante los días en los que no se hablaban porque, una vez más, él la había ofendido. ¡Cómo había sido tan cruel de decirle que se habían acostado porque ella estaba necesitada! Era él quien la necesitaba, era él quien no podía vivir sin ella, era él quien vivía por y para verla. Él era el culpable de aquella situación, fue él quien empezó, fue él quien fingió estar dormido para sentir a Natalia durante un poco más de tiempo entre sus brazos, fue él quien la besó bajo el árbol en la tormenta y fue él quien la besó al llegar a la habitación. Natalia lo había correspondido, sí, pero no lo había buscado, al menos no conscientemente; no era necesidad de estar con un hombre lo que sentía por él, era… ¿qué era? Amor no, desde luego; si lo fuera no se marcharía dejándolo atrás, lucharía por ese amor y no huiría poniendo como excusa que debía volver a su casa. Él si que la amaba, pero era incapaz de decírselo, no tenía el valor suficiente como para ponerse delante de ella y decirle: Natalia, te amo, te necesito, no te vayas…, no me abandones; no tenía el valor suficiente para escuchar su respuesta o su falta de respuesta. Ahora tan solo necesitaba que lo perdonase, que olvidase todo aquel daño que la había hecho y después, alejarse de ella para siempre ya que sabía que no iba a ser capaz de permanecer a su lado sin volver a buscarla.
Natalia caminaba por las calles de Sevilla, estaba aturdida, no podía creer lo que Roberto le había dicho. ¿Cómo podía pensar que quería pagarle por…? No valía la pena, se había ilusionado con la posibilidad de que alguien la amara de verdad, de que alguien se olvidara de la señorita Reeves y la viera como Natalia, tan solo Natalia, tan solo una mujer, pero parecía que era imposible. Había vuelto a apostar su corazón y había vuelto a perderlo; la diferencia con la vez anterior era que ya no habría más oportunidades, no estaba dispuesta a arriesgar de nuevo su corazón, un corazón que ya no le pertenecía, se lo había entregado a Roberto y él lo había hecho pedazos. Casi sin darse cuenta cumplió con todas las tareas que tenía pensadas: comprar libros y material escolar para la escuela de Flor, un precioso chal para Sara, unas blusas muy elegantes y recatadas para la Maña y sus chicas, un compendio de las obras de Edgar Allan Poe para el teniente… detalles para todo el mundo, o casi; tan solo faltaba Roberto, ¿cómo iba a comprarle algo?¿después de todo el daño que la había hecho iba ella a…? pero no pudo evitarlo, sus ojos se posaron en aquel presente y cayó en la tentación. Cuando salió de la tienda, el dependiente se la quedó mirando, aquella jovencita había hecho un pedido muy extraño, había comprado muchas cosas y muy diversas, y con una condición muy explícita: debían envolverse unitariamente, adjuntar las notas que ella había dejado y entregarse en un pueblo llamado Arazana diez días después. Natalia siguió caminando, sus pasos la llevaron hasta la estación del tren; allí se informó sobre la posibilidad de viajar desde Sevilla a Bilbao, dónde debería hacer los correspondientes transbordos y si era posible adquirir los imprescindibles billetes en aquel momento.
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#286
02/06/2011 21:15
Ups, vaya !
Me imagino que no era esa la despedida que queria Natalia. Pobrecita. Pobre Roberto tambien. No nos dejes mucho tiempo con las ganas, Roberta. Esta muy interesante
Me imagino que no era esa la despedida que queria Natalia. Pobrecita. Pobre Roberto tambien. No nos dejes mucho tiempo con las ganas, Roberta. Esta muy interesante
#287
02/06/2011 23:22
Se marcha a Bilbao??? Ya sé qué vas a hacerle tú a Natalia, la vas a encerrar y te vas a ir pitando a consolar al "probe Rober" eres muy pillina...
#288
03/06/2011 01:15
¿pero no se despiden natalia y roberto?
no nos dejes con la incertidumbre Roberta mucho tiempo
no nos dejes con la incertidumbre Roberta mucho tiempo
#289
03/06/2011 06:16
Vaya, otro corazón roto ¡¡¡¡
Entre unas y otras no ganamos para loctite, eh?
Lo que sufren estas parejas para poder acabar juntos a pesar de lo que se aman desde el principio. ¡¡ Ay, el amor ¡¡
Entre unas y otras no ganamos para loctite, eh?
Lo que sufren estas parejas para poder acabar juntos a pesar de lo que se aman desde el principio. ¡¡ Ay, el amor ¡¡
#290
03/06/2011 20:09
Subo el post
#291
03/06/2011 21:17
Roberta, ¿necesitas alguna indirecta?
Cuando tu puedas, muchas gracias.
Cuando tu puedas, muchas gracias.
#292
03/06/2011 22:10
Esta la dejo para terminar de leerla este finde, no doy mas de si y me quito el mono bandoleril de 2 dias de abstinencia
#293
03/06/2011 23:52
¿Se irá?¿No se irá?
¿Harán las paces? ¿No haran las paces?
¿Habrá waka-waka? ¿No habrá waka-waka?
...
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- Perdóname.
Natalia llegó al hotel a recoger sus pertenencias y pagar la habitación para después tomar la diligencia de vuelta a Arazana. Si, a ella le tocaba pagar la habitación, era lo más lógico, ¿no?, ella era la que estaba necesitada, por eso le sorprendió encontrar a Roberto cuando abrió la puerta.
- Natalia, perdóname – repitió Roberto acercándose a ella.
No lo mires, no lo mires o volverás a caer, se repetía ella una y otra vez mientras mantenía la mirada baja. Su voz denotaba arrepentimiento, o tal vez era eso lo que ella necesitaba pensar: arrepentimiento por todas las necedades que él le había dicho, por aquella estupidez de que estaba necesitada de un hombre, ella no necesitaba un hombre… lo necesitaba a él y solo a él, no a cualquier otro. Pero Roberto había sido un estúpido, no había dejado que le explicara el porqué de la cuenta conjunta, la había ofendido.
- Lo siento, lo siento muchísimo, en realidad no pienso lo que dije, no creo lo que dije, Natalia, por favor mírame.
Ella mantenía la cabeza baja, sabía que si lo miraba creería en sus palabras, olvidaría todo lo ocurrido y volvería a ilusionarse; y no podía ser. Los casi dos meses que había pasado en Arazana habían supuesto un descalabro en sus emociones y siempre a causa de Roberto; desde su primer encuentro hasta aquella misma mañana habían discutido y habían arreglado sus diferencias tan solo para volver a discutir, y cada día, en el camino, ella perdía un pedacito de su corazón.
Roberto siguió acercándose hasta colocarse justo frente a ella, Natalia mantenía la cabeza baja, sin querer mirarlo, no podía mirarlo, si lo hacía olvidaría todo lo que había ocurrido entre ellos en las últimas horas y volvería a entregarse a él; a pesar de todo, lo necesitaba tanto…Cerró los ojos, Roberto se había arrodillado frente a ella, se había abrazado a su cintura y apoyaba la cara contra su vientre.
- Natalia, créeme, te lo ruego. – Estaba desesperado, se aferraba a ella como un náufrago a una tabla en medio del océano – Tienes razón, soy un acomplejado que no ve más allá de sus narices, te he juzgado y condenado sin permitir que te explicaras, soy un egoísta, un estúpido, un… - Roberto calló y Natalia sintió como su cuerpo había comenzado a agitarse mientras se aferraba, aún con más fuerza, a ella. Roberto estaba llorando. Debía mantenerse firme, no podía flaquear, apretó los puños con fuerza… pero, instantes después, sus dedos se enredaban en el cabello de él, acariciándolo, intentando calmarlo como lo haría con un niño, con ternura, con cariño, con amor. Su cuerpo se inclinó sobre el de él, sus brazos lo apretaron contra ella. Roberto giró la cabeza en dirección al rostro de la mujer que amaba y, entre lágrimas, pudo comprobar que ella también lloraba.
- Por favor, no llores Natalia, no llores. – dijo poniéndose en pie.
- No puedo… ¿Por qué, Roberto? ¿Por qué nos hacemos esto? – preguntó abrazándolo con fuerza.
- Soy yo Natalia, solo yo. Tú eres maravillosa, eres perfecta. Yo te … - comenzó a decir Roberto mientras tomaba el rostro de ella en sus manos e intentaba borrar las lágrimas con sus dedos.
- ¿Por qué no podemos hablar como dos personas normales? ¿Por qué malinterpretamos todo lo que el otro dice? ¿Por qué no permitimos que el otro se explique? Roberto, yo no quiero hacerte daño…
- Tú no me has hecho daño, tú jamás me harías daño, Natalia. Soy yo, que no… no quiero perderte. – Por fin lo había dicho, por fin dijo con palabras lo que su corazón y su mente le gritaban desde hacía semanas. – Cada vez que pienso que te vas, que vuelves a tu casa, a tu vida de siempre, me vuelvo loco. La idea de no volver a verte va a acabar conmigo, Natalia. El tenerte entre mis brazos es una maravillosa tortura que no deseo que acabe jamás.
- Yo,… - jamás hubiera imaginado Natalia escuchar semejantes palabras de labios de Roberto; en cierto modo, no esperaba escucharlas jamás de labios de nadie, ¿pero de Roberto? – yo tampoco quiero irme, pero debo hacerlo. Debo volver, - Natalia bajó la mirada, no podía seguir mirando a Roberto a los ojos – están esperándome, me necesitan, tengo muchas responsabilidades, no soy libre de hacer lo que realmente quiero. Me comprendes, ¿verdad?
- No, no te comprendo – Roberto le tomó del mentón con suavidad obligándola a mirarlo. - ¿Tan importantes son esas obligaciones como para irte y dejar esto que tenemos?
- ¿Qué es lo que tenemos? – Al ver que Roberto no respondía prosiguió – Tú deberías comprenderme mejor que nadie, nos parecemos tanto. ¿Serías capaz de dejar a tus padres, a tu abuelo y a tu hermano por irte conmigo? – Él apartó la cara, pero la joven tomó su rostro entre las manos y le obligó a mirarla de nuevo – Ahora que tienes las tierras por las que tanto has luchado, ¿serías capaz de dejarlas por irte conmigo? ¿Serías capaz de dejar a tus compañeros anarquistas por irte conmigo?
- Pero toda tu familia es Sara, no tienes padres ni hermanos – dijo desesperado – y ella está aquí, en Arazana.
- Familia no son solo aquellas personas de tu misma sangre, son quienes están contigo en los malos momentos, son quienes te apoyan pase lo que pase, son quienes cuentan contigo. No puedo fallarles, no puedo.
Roberto comprendió perfectamente lo que sentía Natalia, a él le ocurría lo mismo. Adoraba a su familia, ellos eran lo primero, no le había importado trabajar hasta la extenuación para que su hermano pudiese estudiar, necesitaba los consejos de su abuelo y el cariño de sus padres. Tampoco podría ser feliz dejando atrás su trabajo, su modo de vida; a pesar de que era duro, no sabía hacer otra cosa y el mundo de Natalia era muy distinto del suyo, jamás se adaptaría.
- Y ¿qué vamos a hacer?
Natalia se encogió de hombros.
- No lo sé. No pensar en el futuro, vivir cada instante como si fuera el último y después… no lo sé.
Permanecieron abrazados durante unos minutos más, con los ojos cerrados, sintiendo el llanto del otro y, cuando consiguieron reunir las fuerzas suficientes como para afrontar que todo su futuro se reducía a poco más de una semana, recogieron sus cosas y abandonaron el hotel cogidos de la mano.
¿Harán las paces? ¿No haran las paces?
¿Habrá waka-waka? ¿No habrá waka-waka?
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- Perdóname.
Natalia llegó al hotel a recoger sus pertenencias y pagar la habitación para después tomar la diligencia de vuelta a Arazana. Si, a ella le tocaba pagar la habitación, era lo más lógico, ¿no?, ella era la que estaba necesitada, por eso le sorprendió encontrar a Roberto cuando abrió la puerta.
- Natalia, perdóname – repitió Roberto acercándose a ella.
No lo mires, no lo mires o volverás a caer, se repetía ella una y otra vez mientras mantenía la mirada baja. Su voz denotaba arrepentimiento, o tal vez era eso lo que ella necesitaba pensar: arrepentimiento por todas las necedades que él le había dicho, por aquella estupidez de que estaba necesitada de un hombre, ella no necesitaba un hombre… lo necesitaba a él y solo a él, no a cualquier otro. Pero Roberto había sido un estúpido, no había dejado que le explicara el porqué de la cuenta conjunta, la había ofendido.
- Lo siento, lo siento muchísimo, en realidad no pienso lo que dije, no creo lo que dije, Natalia, por favor mírame.
Ella mantenía la cabeza baja, sabía que si lo miraba creería en sus palabras, olvidaría todo lo ocurrido y volvería a ilusionarse; y no podía ser. Los casi dos meses que había pasado en Arazana habían supuesto un descalabro en sus emociones y siempre a causa de Roberto; desde su primer encuentro hasta aquella misma mañana habían discutido y habían arreglado sus diferencias tan solo para volver a discutir, y cada día, en el camino, ella perdía un pedacito de su corazón.
Roberto siguió acercándose hasta colocarse justo frente a ella, Natalia mantenía la cabeza baja, sin querer mirarlo, no podía mirarlo, si lo hacía olvidaría todo lo que había ocurrido entre ellos en las últimas horas y volvería a entregarse a él; a pesar de todo, lo necesitaba tanto…Cerró los ojos, Roberto se había arrodillado frente a ella, se había abrazado a su cintura y apoyaba la cara contra su vientre.
- Natalia, créeme, te lo ruego. – Estaba desesperado, se aferraba a ella como un náufrago a una tabla en medio del océano – Tienes razón, soy un acomplejado que no ve más allá de sus narices, te he juzgado y condenado sin permitir que te explicaras, soy un egoísta, un estúpido, un… - Roberto calló y Natalia sintió como su cuerpo había comenzado a agitarse mientras se aferraba, aún con más fuerza, a ella. Roberto estaba llorando. Debía mantenerse firme, no podía flaquear, apretó los puños con fuerza… pero, instantes después, sus dedos se enredaban en el cabello de él, acariciándolo, intentando calmarlo como lo haría con un niño, con ternura, con cariño, con amor. Su cuerpo se inclinó sobre el de él, sus brazos lo apretaron contra ella. Roberto giró la cabeza en dirección al rostro de la mujer que amaba y, entre lágrimas, pudo comprobar que ella también lloraba.
- Por favor, no llores Natalia, no llores. – dijo poniéndose en pie.
- No puedo… ¿Por qué, Roberto? ¿Por qué nos hacemos esto? – preguntó abrazándolo con fuerza.
- Soy yo Natalia, solo yo. Tú eres maravillosa, eres perfecta. Yo te … - comenzó a decir Roberto mientras tomaba el rostro de ella en sus manos e intentaba borrar las lágrimas con sus dedos.
- ¿Por qué no podemos hablar como dos personas normales? ¿Por qué malinterpretamos todo lo que el otro dice? ¿Por qué no permitimos que el otro se explique? Roberto, yo no quiero hacerte daño…
- Tú no me has hecho daño, tú jamás me harías daño, Natalia. Soy yo, que no… no quiero perderte. – Por fin lo había dicho, por fin dijo con palabras lo que su corazón y su mente le gritaban desde hacía semanas. – Cada vez que pienso que te vas, que vuelves a tu casa, a tu vida de siempre, me vuelvo loco. La idea de no volver a verte va a acabar conmigo, Natalia. El tenerte entre mis brazos es una maravillosa tortura que no deseo que acabe jamás.
- Yo,… - jamás hubiera imaginado Natalia escuchar semejantes palabras de labios de Roberto; en cierto modo, no esperaba escucharlas jamás de labios de nadie, ¿pero de Roberto? – yo tampoco quiero irme, pero debo hacerlo. Debo volver, - Natalia bajó la mirada, no podía seguir mirando a Roberto a los ojos – están esperándome, me necesitan, tengo muchas responsabilidades, no soy libre de hacer lo que realmente quiero. Me comprendes, ¿verdad?
- No, no te comprendo – Roberto le tomó del mentón con suavidad obligándola a mirarlo. - ¿Tan importantes son esas obligaciones como para irte y dejar esto que tenemos?
- ¿Qué es lo que tenemos? – Al ver que Roberto no respondía prosiguió – Tú deberías comprenderme mejor que nadie, nos parecemos tanto. ¿Serías capaz de dejar a tus padres, a tu abuelo y a tu hermano por irte conmigo? – Él apartó la cara, pero la joven tomó su rostro entre las manos y le obligó a mirarla de nuevo – Ahora que tienes las tierras por las que tanto has luchado, ¿serías capaz de dejarlas por irte conmigo? ¿Serías capaz de dejar a tus compañeros anarquistas por irte conmigo?
- Pero toda tu familia es Sara, no tienes padres ni hermanos – dijo desesperado – y ella está aquí, en Arazana.
- Familia no son solo aquellas personas de tu misma sangre, son quienes están contigo en los malos momentos, son quienes te apoyan pase lo que pase, son quienes cuentan contigo. No puedo fallarles, no puedo.
Roberto comprendió perfectamente lo que sentía Natalia, a él le ocurría lo mismo. Adoraba a su familia, ellos eran lo primero, no le había importado trabajar hasta la extenuación para que su hermano pudiese estudiar, necesitaba los consejos de su abuelo y el cariño de sus padres. Tampoco podría ser feliz dejando atrás su trabajo, su modo de vida; a pesar de que era duro, no sabía hacer otra cosa y el mundo de Natalia era muy distinto del suyo, jamás se adaptaría.
- Y ¿qué vamos a hacer?
Natalia se encogió de hombros.
- No lo sé. No pensar en el futuro, vivir cada instante como si fuera el último y después… no lo sé.
Permanecieron abrazados durante unos minutos más, con los ojos cerrados, sintiendo el llanto del otro y, cuando consiguieron reunir las fuerzas suficientes como para afrontar que todo su futuro se reducía a poco más de una semana, recogieron sus cosas y abandonaron el hotel cogidos de la mano.
#294
03/06/2011 23:56
Jo, Roberta, ¡qué bonito! Me ha encantado señora ingeniero.
#295
04/06/2011 00:05
Muy bueno, roberta.
Como siempre, genial
Como siempre, genial
#296
04/06/2011 00:06
¡Qué bonito Roberta!!!
¿Cuándo vamos a ver a Roberto así en la serie???
Al ver las fotos que has colgado de Isak en Serrallonga en el post de las fotos de Roberto (por cierto, pásate que acabo de hacerle mi pequeño homenaje a Cosme) me ha entrado la curiosidad de ver cómo estaba Isak en ella y he de decir que está de toma pan y moja con el pelo largo ¡guapérrimo!!!
¿Cuándo vamos a ver a Roberto así en la serie???
Al ver las fotos que has colgado de Isak en Serrallonga en el post de las fotos de Roberto (por cierto, pásate que acabo de hacerle mi pequeño homenaje a Cosme) me ha entrado la curiosidad de ver cómo estaba Isak en ella y he de decir que está de toma pan y moja con el pelo largo ¡guapérrimo!!!
#297
04/06/2011 00:14
Ya he visto tú homenaje, muy bueno, pásate por allí.
Gracias a todas por los ánimos, se hace lo que se puede.
Gracias a todas por los ánimos, se hace lo que se puede.
#298
04/06/2011 00:28
sigue cuando puedas
esta genial
esta genial
#299
04/06/2011 00:55
Muy bien Roberta
genial roberto
gracias
genial roberto
gracias
#300
04/06/2011 15:24
Roberta, cómo me gusta esta historia.
siempre me sorprendes.
Y me encanta, Natalia, ahí, con un par de ovarios, poniendo a los banqueros de las narices (por no decir algo más fuerte), en su sitio.
porfa, no hagas sufrir mucho a Natalia y el rober, no seas mala...
siempre me sorprendes.
Y me encanta, Natalia, ahí, con un par de ovarios, poniendo a los banqueros de las narices (por no decir algo más fuerte), en su sitio.
porfa, no hagas sufrir mucho a Natalia y el rober, no seas mala...