Foro Caiga quien caiga
El peligro de las centrales nucleares
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22/03/2011 13:51
Siempre he estado en contra de la energía nuclear por dos razones; Por el riesgo de accidentes, lo que llevaría desde la masacre directa de toda vida en una extensa área, enfermedades a largo plazo, o gestación de criaturas con deformidades entre otros desastres. La otra razón son los residuos, que tardan siglos en perder su radioactividad.
Un terremoto, un bombardeo, o cualquier acontecimiento similar pudiera destruir los silos de hormigón donde se almacenan estos residuos, o a las propias centrales nucleares.
No vamos a negar que las centrales nucleares afectadas en Japón tuvieran que soportar un terremoto de 9º y posteriormente un fuerte tsunami. “Pero pasó”. Lo que no pasa en veinte o en doscientos años, puede pasar en diez minutos, un terremoto, un tsunami y unas fugas radiactivas cuya repercusión ni sabemos ni nos lo van a contar a menos que el control se les vaya de las manos, de lo contrario, lo sufrirán los afectados a largo o corto plazo en forma de enfermedades graves, las zonas contaminadas etc. Y en este punto es donde se me plantea la pregunta del siglo; ¿Qué pinta un país de características sísmicas como Japón, con tantas centrales nucleares? ¿No es acaso una temeridad?
Japón es, o al menos era la tercera potencia económica, Francia también anda por encima de España que importa más del 80% de la energía que consume. Estamos endeudados a causa de la energía. Otros países con centrales nucleares se bastan y les sobra para exportar, pero la comodidad y el confort. El ahorro, la creación de industria y la exportación enriquece a estos estados que descansan en base al uranio y el plutonio. “Y esto es ir más allá de vivir bajo un polvorín”. Es como el sexo entre escorpiones o entre a mantis religiosas. Las centrales nucleares pueden ser cada vez más seguras, pueden pasar por estrictos controles de seguridad, pero el peligro está ahí, “a lo mejor no pasa nada malo en esos 200 años, pero si pasa, puede que el daño sea mil veces peor que un bombardeo. Una bomba mata, destruye casas, edificios y puentes, pero la radioactividad deja la zona muerta, estéril y contaminada por décadas. Ni caza, ni pesca, ni baños, ni agua potable…. Países ricos, si, ¿pero a qué precio? Y no nos olvidemos que el palo fuerte lo reciben las ciudades accidentadas, pero la radiactividad en proporciones altas viaja por el aire, y navega por los ríos y mares sin respetar fronteras. El asunto nuclear debe responder a unos protocolos de seguridad internacionales.
Las centrales nucleares pueden ser una necesidad en el presente, pero no una solución para el futuro. Llenar el planeta de centrales con uranio o plutonio supondrá un peligroso incremento de cementerios radiactivos, que a nadie agrada tener cerca de sus ciudades.
Si lo que pasó en Japón pasa en Francia o España, podríamos hablar de cientos de muertos.
Porque hasta cierto punto, Japón está preparado para movimientos sísmicos, pero Europa ya no tanto.
Un terremoto, un bombardeo, o cualquier acontecimiento similar pudiera destruir los silos de hormigón donde se almacenan estos residuos, o a las propias centrales nucleares.
No vamos a negar que las centrales nucleares afectadas en Japón tuvieran que soportar un terremoto de 9º y posteriormente un fuerte tsunami. “Pero pasó”. Lo que no pasa en veinte o en doscientos años, puede pasar en diez minutos, un terremoto, un tsunami y unas fugas radiactivas cuya repercusión ni sabemos ni nos lo van a contar a menos que el control se les vaya de las manos, de lo contrario, lo sufrirán los afectados a largo o corto plazo en forma de enfermedades graves, las zonas contaminadas etc. Y en este punto es donde se me plantea la pregunta del siglo; ¿Qué pinta un país de características sísmicas como Japón, con tantas centrales nucleares? ¿No es acaso una temeridad?
Japón es, o al menos era la tercera potencia económica, Francia también anda por encima de España que importa más del 80% de la energía que consume. Estamos endeudados a causa de la energía. Otros países con centrales nucleares se bastan y les sobra para exportar, pero la comodidad y el confort. El ahorro, la creación de industria y la exportación enriquece a estos estados que descansan en base al uranio y el plutonio. “Y esto es ir más allá de vivir bajo un polvorín”. Es como el sexo entre escorpiones o entre a mantis religiosas. Las centrales nucleares pueden ser cada vez más seguras, pueden pasar por estrictos controles de seguridad, pero el peligro está ahí, “a lo mejor no pasa nada malo en esos 200 años, pero si pasa, puede que el daño sea mil veces peor que un bombardeo. Una bomba mata, destruye casas, edificios y puentes, pero la radioactividad deja la zona muerta, estéril y contaminada por décadas. Ni caza, ni pesca, ni baños, ni agua potable…. Países ricos, si, ¿pero a qué precio? Y no nos olvidemos que el palo fuerte lo reciben las ciudades accidentadas, pero la radiactividad en proporciones altas viaja por el aire, y navega por los ríos y mares sin respetar fronteras. El asunto nuclear debe responder a unos protocolos de seguridad internacionales.
Las centrales nucleares pueden ser una necesidad en el presente, pero no una solución para el futuro. Llenar el planeta de centrales con uranio o plutonio supondrá un peligroso incremento de cementerios radiactivos, que a nadie agrada tener cerca de sus ciudades.
Si lo que pasó en Japón pasa en Francia o España, podríamos hablar de cientos de muertos.
Porque hasta cierto punto, Japón está preparado para movimientos sísmicos, pero Europa ya no tanto.