La transicion en los paises del Magret

De poco tiempo acá, los pueblos musulmanes del norte de áfrica se están alzando contra los gobiernos corruptos, donde el pueblo vive en la miseria y los jefes de estado amasan grandes fortunas. A lo mejor los países occidentales, en vez de pagar el petróleo en dólares, debería de invertirlos en el levantamiento de empresas en estos países, con trabajadores de la tierra. Dirección propia, pero con supervisión financiera de los inversionistas extranjeros.
En cualquier caso, con el derrocamiento del tirano explotador, no basta para lanzar las campanas al vuelo. Recordemos que Bush tenía una obsesión especial en el derrocamiento de Saddam Husein; con el bulo de la existencia de armas de destrucción masiva, el presidente americano arrastró en su proyecto a otros países europeos. Husein fue detenido y ahorcado.
Pero la desaparición de Husein, no descubrió armas de destrucción masiva, si no que abrió la caja de Pandora, y dejó tras de sí una muy peligrosa herencia; un terrorismo islámico con incursiones criminales de grandes daños y salvajes masacres. Una lacra de cáncer social cuyo peligro se extiende y propaga por todos los países por donde pueden burlar los controles de seguridad.
El objetivo de estos países del norte de África, no consiste únicamente en derrocar a los dictadores que los tenían sometidos, explotados y en un estado de gran pobreza. Se debe establecer unos protocolos de seguridad y orden que evite lacras como el terrorismo, el aumento de la delincuencia o la posibilidad de que un tirano sustituya a otro en la jefatura del estado. Debe tenerse extremo cuidado que el periodo de transición no suponga unas puertas abiertas por donde entre y se extienda el terrorismo islámico.
Personalmente, como consejo basado en las experiencias históricas, es muy aconsejable que para navegar por los mares de libertad hacia una democracia solida, es que el nuevo gobierno no sea ni religioso, ni militar.
Que Alá les guíe y les acompañe hacia el mejor de los futuros.