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La educación de los menores es responsabilidad de la sociedad en general

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JPC_59es
JPC_59es
15/02/2011 13:40
En algunas ocasiones, el presentador Christian Gálvez, del programa Pasa palabra, tiene que recordar a los invitados que están en horario infantil, en referencia a ciertas expresiones impropias para que las escuchen los niños. Sin embargo los encargados de seleccionar las películas de tarde de los sábados y domingos, no tienen el menor miramiento a la hora de programar temas sobre psicópatas asesino, palizas con ensañamiento, cadáveres en medio de un charco de sangre, imágenes de acuchillamiento y degüelle. Eso sin contar con demasiadas escenas de personajes bebiendo y fumando. Lo más curioso es que los padres ponen el grito en el cielo si pillan a sus hijos preadolescentes viendo imágenes o revistas pornográficas, y sin embargo a lo mejor no les traumatiza tanto otro tipo de temas que pueden suponer un daño mucho más pernicioso por tocar en lo criminalística, el sadismo o la crueldad.
La perniciosidad de ciertas imágenes está en la reiteración de los temas. Un jovencito de catorce o quince años, ve una imagen de sexo de manera casual, lo natural es que la naturaleza responda en el momento. Se podría interpretar esta situación como una reacción natural. Pero la reiteración voluntaria en las acciones subgerentes (revistas, imágenes, películas) lleva a una serie de reacciones, que en el tiempo podrían convertirse en obsesión.
Muchos psiquiatras penalistas han observado que muchos psicópatas o asesinos crueles, tenían en su casa cantidad de juegos violentos con gran contenido en armas blancas, sangre o desmembramientos. “Una barbaridad” Hay ciertos juegos, que no es cuestión de clasificarlos por edades, si no en prohibirlo directamente.
Hay quienes le tienen alergia a la palabra “prohibir”. Yo prefiero prohibir cuando se trata de salvaguardar la salud física o psíquica de los ciudadanos. No seamos tan hipócritas de estar criticando el velo islámico en las escuelas, que a nadie perjudica, y a lo mejor estamos fumando dos cajetillas diarias en casa, envenenando la salud de nuestros retoños. El humo de los cigarrillos se adhiere a la ropa, a los muebles, a las cortinas. El niño que ve a sus mayores fumando y bebiendo en casa en los bares, en la casa de los amigos. Que luego ve lo mismo en sus series y novelas preferidas, en las películas de cine, estas criaturas, cuando alcanzan la adolescencia, llegan programados para pensar que para sentirse mayores, y ser considerados como adultos , tienen que actuar como tales. ¿Pero qué modelos a imitar son los adultos en la actualidad?
La responsabilidad principal en la educación de los menores recae en la familia, en los padres. Pero la educación no estriba solo en palabras, si no principalmente en los ejemplos que los menores observan en su alrededor.
No podemos cargar toda la responsabilidad de la educación de los menores o del rumbo social que este siga, solo en los padres. Ni tampoco en la escuela… La educación del menor es competencia de padres, colegios, literatura, cine, televisión, revistas, juegos; es responsabilidad en acción conjunta de toda la sociedad. Pero quizá haya que tomar una especial precaución en series o novelas de televisión. Desde que existe el cine y luego la televisión, todos los héroes admirados por los niños vencían y siguen venciendo a los males a base de violencia… Se programa a los jóvenes a pensar que la violencia es el único medio de conseguir las cosas, o de solucionar los conflictos. Se olvida el raciocinio, la astucia; véase Sherlock Holmes, Colombo.
En cualquier caso, lo que si pediría es que se tuviese tacto con imágenes demasiado explicitas como por ejemplo degüelles, acuchillamientos, maniobras karatekas de ruptura de cuello… Estas imágenes crueles y mortales llevan su peligrosidad en la facilidad con la que se realizan.